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DEL AULA
El cuidado parental y los CONFLICTOS ENTRE PADRES E HIJOS* Natalia Estramil** Shutterstock
Si bien todos estamos familiarizados con los conflictos entre padres e hijos, demostrar su existencia y en particular su impacto sobre la evolución de las interacciones familiares ha sido una tarea bastante difícil –especialmente en el resto de los animales, más allá de los seres humanos–. De cualquier forma, está claro que los padres garantizan su éxito reproductivo si logran transmitir sus genes a las generaciones futuras, por lo que sus hijos tendrán que sobrevivir y a su vez reproducirse. Para aumentar las probabilidades de que ello ocurra, existen dos estrategias generales: o bien producir muchas crías y no cuidarlas –especies con estrategia reproductiva del tipo r– o bien producir pocas crías y cuidarlas –especies con estrategia reproductiva del tipo K–. En este artículo, basado principalmente en el libro titulado Comportamiento animal. Un enfoque evolutivo y ecológico de Richard Maier (2001), nos centraremos en el cuidado brindado por los padres o cuidado parental, el cual representa una inversión para ellos, pero también la causa de posibles conflictos con sus hijos.
¿Qué es el cuidado parental? En un sentido amplio –aquel utilizado recientemente por N. J. Royle, P. T. Smiseth y M. Kölliker (2012)–, el cuidado parental es cualquier rasgo parental que aumente las oportunidades de que los hijos sobrevivan, se reproduzcan y por ende transmitan sus genes a las generaciones futuras, aumentando así su eficacia biológica1.
* Se agradece a Fabiana Quiroz por su lectura y sus valiosos comentarios. ** Doctora en Ciencias Biológicas por la Universidad de Amberes (Bélgica). 1 La eficacia biológica es una medida del éxito reproductivo y generalmente es igual a la proporción de genes de un individuo en los genes totales de la siguiente generación.
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Esta definición incluye tanto rasgos comportamentales –por ejemplo, brindar alimento a las crías o construir un nido– como no comportamentales –por ejemplo, asignar nutrientes a los huevos en cantidades mayores a las necesarias para que ocurra una fertilización exitosa o retener el huevo fertilizado dentro del tracto femenino (es decir, viviparidad). Sin embargo, para que se considere como una forma de cuidado parental, estos rasgos deben haber surgido y/o mantenerse actualmente con ese propósito. Es decir, defender un territorio, por ejemplo, no se consideraría una forma de cuidado parental si es que el macho lo utiliza con el fin de atraer a más hembras e –incidentalmente– las crías sobreviven mejor debido a que su territorio posee
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núm. 244 septiembre 2016