Correo del Maestro Núm. 171 - Agosto de 2010

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sentidos Y SIGNIFICADOS

Cómo contamos LOS DÍAS Arrigo Coen Anitúa (†)

Los diversos sistemas de subdivisión del tiempo en periodos fijos, así como las tablas y los libros en los que se anotan los días del año, con indicación de las celebraciones, civiles o religiosas, reciben el nombre genérico de calendarios. La palabra calendario es de origen latino: calendas (calendae) era el nombre que, en la antigua Roma, se daba al primer día de cada mes, debido a la calatio o ‘llamamiento’ ritual (del verbo calare, ‘convocar’, ‘proclamar’) que en él se hacía. Esta ceremonia se remontaba a los tiempos anteriores a la adopción del calendario solar, o sea, cuando se contaba todavía por ciclos lunares, meses de novilunio o novilunio. El latín mensis, ‘mes’, tiene el mismo origen que el griego men, ‘mes’ y ‘luna’. Pues bien; ese día, el pontífice menor, o el que más recientemente había entrado a formar parte del colegio sacerdotal de los pontífices, subía al Capitolio (una de las siete colinas de Roma), a la cresta consagrada a Júpiter (la otra, la del norte, lo estaba a Juno, en su advocación de Moneta) y allí, mediante una fórmula, anunciaba cuántos días faltaban para el primer cuarto (día llamado “de las nonas”) y, por consiguiente, también los que habían de transcurrir para el plenilunio. Acostumbrados los romanos a este lenguaje, siguieron usando los términos calendas, nonas (nonae) e idus (de iduare, ‘dividir’, voz de origen etrusco), aun después, cuando, adoptado el cómputo solar (12 meses de 30 días cada uno), ya no había relación alguna con las fases lunares. El de las nonas era el noveno día antes de los idus, y éstos correspondían al decimoquinto día de los meses de marzo, mayo, julio y octubre, o al decimotercero de cualquiera de los otros meses.) Ninguno de los sistemas calendáricos utilizados por los pueblos primitivos, incluso después de la reforma ‘juliana’ (ordenada por Julio César en el año 46 a.C.), alcanzó la perfección del calendario que en México ya usaban los nahoas y los mayas cuando llegaron los españoles: el tonalámatl (de tonal(li), ‘verano’ y ámatl, ‘papel’,‘documento’), que constaba de 13 periodos de 20 días, corregido con otro, verdaderamente preciso, pero muy complejo, que combinaba un ciclo solar (19 “meses” de 20 días cada uno, más cinco nemontemi, nombre compuesto de nen, ‘sobrante’ y temi, ‘llenar’, esto es, ‘los que comple-

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