problemas SIN NÚMERO
Dime que
NO ES CIERTO,
¿o sí?
Claudia Hernández García
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Quizá el primer hombre que haya tratado de sistematizar
los pasos que debe seguir el individuo pensante para no dar un traspié haya sido Aristóteles, que al parecer todo lo dijo y todo lo hizo. La lógica aristotélica es un afán por asegurar la verdad de un enunciado: Si A y luego B, entonces C. Los silogismos, aprendimos todos en secundaria (bueno, no todos), deben cumplir ciertas reglas para asegurarnos una correcta conclusión. De otra manera vamos por ahí diciendo: Todos los perros tienen corazón, mi tío tiene corazón, luego, mi tío es un perro. O aún más socorrido en estos días: Algunos genios no sobresalieron en la escuela, yo no sobresalgo en la escuela, luego, soy un genio. Pero nadie ha levantado una catedral más fulgurante a la organización del pensamiento que Euclides. Su método consistió en escoger unas pocas afirmaciones, muy pocas, y pedir que fueran aceptadas sin prueba. Las llamamos axiomas (axíooma = ‘honor, consideración’). Luego procedió, con esos pocos ladrillos a los que se dio especial consideración eximiéndolos de prueba, a elaborar paso a paso las más sofísticas afirmaciones de la geometría. Cada nueva prueba fue empleada en posteriores argumentaciones a las que llamamos teoremas. Así se construyó la geometría sobre tan sólidas bases que durante los siguientes dos mil quinientos años fue un modelo para la ciencia.
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LUIS GONZÁLEZ DE ALBA
Tomado de La ciencia, la calle y otras mentiras, Luis González de Alba, Ediciones Cal y Arena, México, 2005, pp. 25-26. Luis González de Alba (n.1944) es un prolífico escritor mexicano. Escribió su primera novela, Los días y los años, desde su encarcelamiento a raíz del movimiento estudiantil de 1968. Su trabajo también incluye cuentos, poesía, teatro y ensayo en temas muy diversos. En particular, su labor como divulgador de la ciencia le mereció el Premio Nacional de Periodismo en 1997.
CORREO del MAESTRO
núm. 150 noviembre 2008
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