Suplemento 42º Aniversario

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EL OBSERVADOR

Reportajes - 27

Viernes 28 de septiembre de 2012

La comprometida vida política y cultural del inspirador de “¿Quién mató a Gaete?” Pedro Gaete Soto era amigo del cantautor Mauricio Redolés, se crió en Maitencillo y quería ser concejal por Puchuncaví Por Gustavo Rodríguez Catalán

“¿Quién mató a Gaete? Los cuetes, los cuetes. ¿Quién mató a Gaete? El copete, el copete. ¿Quién mató a Gaete? ¡El carrete!”

É

se es el estribillo de la hilarante sátira musical que da título a la cuarta producción del cantautor y poeta Mauricio Redolés Bustos. Según una votación de especialistas, publicada por la Revista Billboard el 2008, “¿Quién mató a Gaete?” se ubica 36 en el ránking de los 50 mejores discos de la historia de la música chilena. Redolés era estudiante de Derecho en la Universidad de Chile sede Valparaíso -actual Universidad de Valparaísopara el golpe de Estado de 1973. Entonces fue detenido por la Inteligencia Naval y deambuló por el buque Lebu y varios centros de detención, para partir finalmente exiliado a Inglaterra en 1975, donde estudió Sociología y se dedicó a la música y la poesía. Regresó a Chile en 1985, iniciando una importante carrera artística, que incluye ocho producciones musicales -las primeras en cassette- hasta el disco “Cachai Reolé” del 2008, que le valió un Premio Altazor a la Música Rock. También ha editado siete libros de poemas y se ha dedicado a la gestión cultural y a impartir talleres literarios. “¿QUIÉN MATÓ A GAETE?” Ligado a la izquierda y al circuito underground, pese a su prolífica trayectoria, Mauricio Redolés nunca tuvo una difusión masiva en los medios. Y las pocas oportunidades que tuvo de aparecer en televisión, su

Pedro Gaete Soto, gestor cultural y activista de izquierda, inspirador de la canción “¿Quién mató a Gaete?”.

habitual transgresión solía ser censurada, como aquella vez en que fue invitado al “liberal” programa de humor “El Desjueves” de La Red. Su participación duró tensos dos minutos y 43 segundos y una semana después, los comediantes hicieron leña con su performance, basada en el texto “El Poeta y la Muerte” de Nicanor Parra, tildándolo de “desatinado” y “boquisuelta”. Quizás en ello radique la importancia de “¿Quién mató a Gaete?”, la canción que da nombre al álbum de Redolés de 1996. En 6 minutos y 47 segundos, llenos de quiebres y diversos estilos musicales como el funk, la cumbia, el pop y hasta la “Marsellesa Socialista”, esta pieza analiza con el humor e ironía propios del poeta la realidad política nacional desde la Unidad Popular hasta los gobiernos de la Concertación. Y fue el tema que, en definitiva, proyectó a Redolés hacia los públicos masivos. La singularidad de este tema no se reduce a su forma y contenido. También está en su origen. Corría 1993 y Redolés iba a ensayar a La Casona de San Isidro, recinto fundado por Pedro Gaete Soto, hombre de izquierda, exonerado del Servicio de Impuestos Internos, quien dedicó su vida -además de la resistencia al régimen- a desarrollar la cultura en ese lugar junto a su esposa Pamela Helguero. “El Chico” Solís, productor de Redolés en aquellos años, gestionó el recinto. “Yo iba a ensayar a unas piezas que tenía Gaete en su local, al lado del Cine Arte Alameda y había una canción de moda en aquellos tiempos en las peñas, que se llamaba ‘Quién Mató a Solís’. Entonces cuando yo los veía, le decía a uno ‘¿Quién mató a Solís?’ y posteriormente, para no dejar solo a Gaete con el saludo, le decía ‘¿…y quién mató a Gaete?’. Fue quedando en la memoria el saludo ese y yo le fui inventando versos con mi hijo (Sebastián, hoy músico de su banda), que en aquella época tenía cinco años”, recuerda el cantautor. “¿Quién mató a Gaete?” terminó siendo una creación colectiva, porque según agrega Redolés, “muchos amigos me sugerían rimas, como ‘aguardiente’ con ‘disidente’ y de a

poco, con estos versos la fui completando, probándola. Al final, la escuchó Álvaro Henríquez (de Los Tres), se interesó, la llevó a la Sony y ellos me pidieron que la grabara”. ¿Y QUIÉN ERA GAETE? Pese a que la partida de bautismo de la Parroquia de Puchuncaví lo nombra como Isidro Pedro Fabriciano Gaete Soto, en su carné figura sólo por Isidro. Nació el 2 de noviembre de 1938 en Santiago, como el menor de los nueve hijos del matrimonio que formaron la viñamarina Elsa Soto Veas y el arquitecto e ingeniero naval Isidro Gaete Escobar, responsable de la construcción de muchas casas de distinguidas familias de la localidad de Maitencillo. En reconocimiento, la Municipalidad de Puchuncaví dio su nombre a una avenida del balneario. Pedro Gaete se crió en el seno de una familia que, pese a ser numerosa, nunca dejó de acoger a quienes lo necesitaran. Quizás de ahí venga su condición de “solidario in extremis”, como lo definen algunos amigos y su incansable deseo de luchar por la equidad, que manifestó en su participación protagónica en diversos organismos de defensa de los Derechos Humanos. Mauricio Redolés destaca precisamente su calidad humana, pues lo conoció varios años antes de escribir la canción. Según recordó, “fui a tocar a La Casona de San Isidro en 1987 por primera vez y con el tiempo nos fuimos haciendo conocidos, amigos y yo lo quise mucho. Era una persona muy sensible y además un muy buen amigo, muy atento siempre. Una persona única, con un cariño fantástico por lo que hacía. Y después supe en sus funerales que era un hombre con una consecuencia y pensamiento de izquierda muy grandes, hasta el final de su vida”. La Casona nació como un restaurante que Pedro Gaete instaló junto a unos socios en calle San Isidro de Santiago, en 1978. El local no dio los frutos esperados y sus compañeros abortaron rápidamente, por lo que con su amigo Manuel Acuña lo convirtieron en una peña. Con Acuña también compartió su militancia en el Movimiento de Acción Popular Unitaria, Mapu y el haber sido impulsores del Comité de Defensa de los Derechos Humanos y Sindicales, Codehs, creado por el inolvidable Clotario Blest Riffo, fundador de la Central Unitaria de Trabajadores, CUT, de quien Gaete fue un cercano colaborador. Su esposa Pamela Helguero, con quien estuvo unido en forma ininterrumpida desde el golpe de Estado, dice que “lo que más destaco de él fue su gran lucha por los Derechos Humanos y en La Casona funcionaron, en principio, casi todas estas agrupaciones”. Con Pamela tuvo una hija, la periodista Paula Gaete, que se suma al hijo mayor de Pedro,

El poeta y cantautor Mauricio Redolés conoció a Gaete en La Casona de San Isidro, activo centro cultural que el puchuncavino instaló en Santiago. Alfredo. Ya convertida en peña, La Casona de San Isidro -que luego se trasladó a la Alameda- se instaló como uno de los epicentros de la actividad artística opositora al régimen durante los años 80. Pamela recuerda que en ella se realizó el primer homenaje a Pablo Neruda, se montó la Cantata a los Derechos Humanos y desfilaron grandes artistas, como Quelentaro, Jorge Yáñez, Benedicto “Piojo” Salinas y “el tío” Roberto Parra, quien se despidió de la actividad artística con una presentación en este local. Ahí también se formó la banda Sol y Lluvia. “La Casona fue muy importante para muchos, porque ahí Pedro desarrolló talleres de poesía, de cultura y por qué no decirlo, de política. Pero nunca se pudo reponer, era un proyecto cultural no negociable, no era negocio para nadie, ni para los artistas ni menos para nosotros”, sentenció. En paralelo, Pedro Gaete participaba como dirigente del Comité Memoria Mapu, que se formó para recordar a las víctimas de ese partido durante la dictadura y que instaló testimonios en lugares simbólicos, como Villa Grimaldi o en Valparaíso, en recuerdo del sacerdote Miguel Woodward. Además, integró la organización Furiosos Ciclistas, que una vez al mes sesionaba en su casa y nunca dejó de estudiar, al punto que hace sólo tres años terminó un magister en Ciencias Políticas en la Universidad de Chile. “MURIÓ CUANDO LLEGÓ LA ALEGRÍA…” Sin embargo, a diferencia de las esperanzas de Pedro Gaete, toda esta historia de compromiso cultural y político terminó con la llegada de la democracia. Tal como la canción de Redolés, que expresa en diferentes versos que Gaete “murió cuando llegó la alegría”, porque “no tenía pituto” y “no cachó los nuevos vientos”, la Casona de San Isidro debió cerrar, pese a los esfuerzos del dirigente por postular proyectos y mantenerla viva. Según Pamela Helguero, quizás esa sea la gran aproximación de esta singular canción a la vida de su marido.

“Al principio como que no nos cayó muy bien, por la letra. Pedro jamás probó alcohol, era casi vegetariano y después de hacer yoga, tomaba jugos de frutas. Era una persona bastante tranquila, fuimos una pareja muy unida y la verdad es que presentaban a un personaje un poco loco. Pero después comprendimos que era una crítica a que, cuando llegó la democracia, todos estos grupos rebeldes, folclóricos y todo lo cultural, pasó a segundo plano definitivamente. Él presentó proyectos en diferentes instancias y nunca fue escuchado. Ese fue un dolor que se llevó, su deseo de continuar haciendo cultura popular, al alcance de todos y en la segunda parte de la canción dice que lo mató la democracia”, criticó. Redolés complementa brevemente que no podría asegurar las coincidencias o diferencias de su canción con la verdadera vida de Pedro Gaete, por la forma en que fue escrita. “La verdad, no sé qué tanto. No podría decir que está dedicada a Gaete, es más que nada el verso inicial y lo demás tiene que ver con situaciones generales”, considerando que cualquier alcance fue sólo coincidencia. Casualmente había una forma de morir que Redolés no mencionó para Gaete y que fue la que, en definitiva, terminó costándole la vida, a las 18:30 horas del pasado 31 de marzo. Pamela Helguero relata que “por una molestia de una gastroenteritis le pidieron más exámenes y apareció un cáncer que ya estaba demasiado avanzado. No hubo posibilidad de hacer nada, ya había invadido el hígado y el páncreas y él decidió que quería venirse a su casa. Pasó rodeado de sus amigos y compañeros, porque era un hombre muy querido y en enero se hizo un espectáculo en el Teatro Municipal de Ñuñoa, donde dicen que habrían asistido mil personas. Él ya estaba muy mal, lo llevamos en silla de ruedas, porque había perdido toda la musculatura y en tres meses se fue apagando como una luz”.

Redolés agrega que Pedro Gaete hasta el final seguía preocupado de los demás y “era una persona muy íntegra. Yo lo fui a ver cuando ya estaba con el cáncer declarado, ya sin vuelta y él estaba ahí firme. Lo había visto como un año antes. Estaba preocupado por el hijo de un amigo, que era poeta, entonces vino a pedirme que le diera alguna opinión sobre los textos de él”. El adiós a Gaete se realizó el 2 de abril en la Iglesia de la Plaza Ñuñoa, donde cientos de personas se dieron cita y hubo sentidas despedidas ante su féretro –cubierto por las banderas del Mapu y el Partido Socialista- a cargo de los folcloristas Jorge Yáñez, Catalina Rojas y María Eugenia Zúñiga; los dirigentes políticos Óscar Guillermo Garretón y Osvaldo Puccio y su hija Paula Gaete. CONCEJAL DE PUCHUNCAVÍ Su viuda recuerda que -pese a desarrollar toda su vida pública, cultural y política en Santiago- Pedro Gaete nunca se alejó de Puchuncaví, hasta donde viajaba constantemente y contaba con el reconocimiento de los vecinos. Incluso confidenció que uno de los proyectos que más atesoraba y que truncó su sorpresiva muerte fue postularse al Concejo Municipal de esta comuna en las próximas elecciones municipales de octubre. “Hacía más de 30 años que íbamos a Maitencillo, entusiasmados por la idea de hacer algo en el tema medioambiental, que para nosotros ha sido siempre una gran preocupación. Teniendo tan cerca Ventanas, donde se ha usado y abusado del medio ambiente, siempre nos llegaban reclamos de la gente, que los niños estaban enfermos y el aire cada vez más enrarecido. Una de sus grandes motivaciones para aceptar ser candidato a concejal por el Partido Socialista fue trabajar en el tema medioambiental y en vivienda, porque a pesar de que esos balnearios parecieran ser de gente muy pudiente, hay un pueblo detrás de Maitencillo, donde vive la gente que trabaja en las casas de estas personas”, concluyó la viuda de Gaete.


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