PIEL DE REPTIL
Piel de reptil
Edgar Nicolás Ponce
Primera Edición
© NS Books
© 2023
Editado por NS Books
Revisado en Quito, Ecuador
Fecha de este escrito: 16/03/2023
Libro de poemas, revisado por el autor
Asfixia
El amor de tacto frío es experto en quemar el cuerpo hasta su extinción.
Ed. Nicolás
Abrazos helados
Hay situaciones que se escapan de mi vista, pero el tacto no las deja libres, las tortura e interroga hasta hacer un néctar del que puedo beber. Usualmente son sentimientos fríos con los que no he estado familiarizado porque siempre he tenido el alma en llamas; de cierto modo, el amor se siente como una revolución: destruye todo a su paso en vistas de un mundo mejor.
Me he logrado topar con situaciones que congelan cada sentido común que solía guardar en mis bolsillos, estos han caído al suelo de forma precipitada gritando de dolor, y sí, han dejado marcas en el suelo. Sin embargo, no he topado con la tristeza, no me hace daño este tipo de sensaciones, pero crea una parte de mí que me aterra.
Me niego a congelarme, a sentir como si las cosas no me importaran; no sé si me terminen ahorcando las caricias entrecortadas que me hacen dudar. Voy
brincando sobre cada sensación del pasado con cuidado, a veces no es buen día y termino por romper recuerdos. Me escucharán decir que no importa, pero mi ser se fragmenta a la vez porque, aunque no me
agrade, hay una parte antigua que me devora todos los momentos felices. Existen abrazos helados que también son cálidos, pues, aunque no exista sintonía entre acciones y sentimientos, no negaré que el amor se despega por los aires. Mis sentimientos son pesados y terminan estrellándose como ilusiones tempranas y expectativas ridículas. Ahora, tienen una coraza que los protege, una cápsula de frío eterno.
Debajo de todos los pensamientos fríos existen seres descompuestos que no saben cómo seguir el camino del desenfreno, son cuerpos gobernados por el miedo, filosofías de vida que se sitúan por encima de todo para gobernar. Estoy seguro de que el mundo es de ellos, siempre lo será.
No tengo condena, pero camino destruyendo todo lo que veo. Algún día me abriré paso entre las frías rocas, con mi corazón hirviente terminaré tocando otro mundo: el infierno, donde pertenecen los sentimientos fuertes y las pasiones desenfrenadas, allí donde viven los demonios incomprendidos que pintan corazones para decorar cualquier cielo.
Incertidumbre
No puedo pensar el amor, ¿acaso alguien sí? Todo es una incertidumbre, esta atraviesa cada situación ya sea buena o mala, es el agregado universal de la vida que juega con nosotros por diversión. Hay que aprender a resistirla porque lidiar con ella es imposible.
El destino juega con la tinta que posee para manejar a las personas, riega a propósito muchas historias sin final; entonces, las rompe, despedaza y reacomoda como un rompecabezas confuso. No se entiende porque lo que queremos con nosotros no está a nuestro lado, pero de todo lo que escapamos sí. El amor, así como la incertidumbre, bombardea cada escondite que tengamos para que nos enfrentemos a nosotros mismos.
La propia vida quiere sacarnos de nuestros mejores sitios para ponernos en otros, quiere rellenar hoyos enormes de los que no somos autores para aliviar otros mundos que nos invaden. La misma vida quiere que amemos distintos tiempos, lugares y acciones; supongo que le gustan los inicios dramáticos y los finales trágicos.
Somos espectadores de las intenciones ajenas, sin conocer las nuestras. Adueñándonos del tiempo de otros ojos, moviéndolos y trastocándolos con el fin de sentir que tenemos algo que aún no nos olvida. Nos encanta sentirnos únicos, aunque no lo seamos. Adoramos las palabras lindas que estructuran las mentiras. Nos quedamos tan cerca del dolor por gusto, y tan lejos del amor por miedo.
Como buenos artistas, queremos pintar nuestro propio paraíso. Como buenos humanos, terminamos creando un caos que se camufla como una obra de arte. Como buenas criaturas, dañamos lo que no es nuestro para sentir el calor y el frío jugando en nuestras manos.
Terminamos coloreando sin querer la incertidumbre de otros colores que no le caracteriza. Erramos de forma cruel y lo llamamos aprendizaje para consolarnos. La verdad es que somos imperfectos para sortear los vientos huracanados del destino. Esquivamos cada lugar desagradable sin conocerlo, ignoramos los detalles de las grandes dudas, nos ahogamos en un mar inexistente; pero también juramos que hemos enfrentado la incertidumbre con éxito con la vida sangrando en nuestros dedos.
Mala suerte
Soy pasajero frecuente de la mala suerte, no la elijo, pero no tengo otra estructura que me lleve lejos de las situaciones desagradables. Me traiciona, miente y desilusiona cuando choca con el afán de bromear conmigo, quema mi tiempo con una antorcha para que pierda la noción del mismo. Me obliga a tragarme mis propios errores para verme vomitar reflexiones curiosas y sanadoras.
La conozco porque nació a mi lado, es como la mascota que nunca quise tener; pero debo cuidarla de todo lo que intente afilarla, de aquello que desee entrenarla para que se independice de mí. Ella fue la que me enseñó a escaparme del miedo, ha sido quien me convirtió en la persona que nadie quiere que sea. Nunca la puedo alcanzar, está tan lejos de mí como para buscarla. Salpica mis sentimientos al vacío, buscando crear otro firmamento, allí no quiero caer, pero siempre termino visitándolo para asegurarme de que todo está en orden.
Me escudo detrás de mis momentos felices para no llamarla, evito defenderme porque siempre busca la forma de atacarme, me deja a medio morir, a falta de un golpe para derrotarme por completo.
Sin embargo, aunque sea algo indeseable, me trae de regalos grandes reflexiones y advertencias que no puedo percibir de forma clara. Es una suave destructora, pero una gran maestra. Aunque la odie, me hace sentirme vivo, con el alma en mis labios, solamente por ello la deseo a las personas que han tratado de tomar su lugar para triturarme. Por cierto, hay esa mala suerte de no encontrar a la misma persona dos veces. No hay las mismas teclas en un piano, pero eso es lo que caracteriza las singulares melodías que son agradables al oído. Quiero decir que de la mala suerte pueden nacer sucesos imposibles, creer en ellos es producto de todo lo que queremos alejar de nuestras vidas.
Deseo terminar mis prosas pronto, a fin de que mi mala suerte no las erosione. No me imagino toparme con la serendipia para sentirme como un héroe, ya no necesito ser protagonista de muchas situaciones porque son repetitivas, me enfoco en ser espectador de este caos que se autodestruye.
Ya no quiere tener mala suerte, mis miedos se pueden extinguir, ¿y qué sería yo sin mis miedos? Solamente una triste vida con buena suerte.
Poema 15: Asfixia