LA MALA VIDA EN MADRID
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Tal era su concepción de la vida, y en efecto, toda su experiencia personal, pasada y presente, servía para confirmarla en ella•. El remordimiento, el pudor, la dignidad, estas tres reacciones que el hombre éticamente normal asocia a la acción de delinquir, de prostituirse y mendigar respectivamente, y que a una se comprenden en el término vergüenza, no se encuentran siempre ni fácilmente entre las gentes de mal vivir. Algunos seres profundamente degenerados, verdaderos locos morales, en los límites en que puede admitirse este concepto, (1) no las han conocido, privados ingénitamente de ellas. Otros, los más, han llegado a inhibirse de estas reacciones morales elementales. Es enteramente convencional, por automorfismo psíquico de las almas sencillas, la representación del malhechor atormentado, despierto y dormido, por los remordimientos. De Sanctis —que ha estudiado recientemente los ensueños de los delincuentes— (2) recuerda algunas frases sentimentales sobre este tema: •El tigre desgarra su presa y duerme; pero el asesino vela• (Chateau(1) V. Simarro, Concepto de la locura moral, en Anales del Laboratorio de Criminología, 1, 1899-1900, Madrid, 1900, pág. 21.3° (2) I sogni, Turín, 1900, cap. IX.
3° El Laboratorio de Criminología, fundado por Salillas en la Cátedra de Filosofía del Derecho de Giner de los Ríos, prolongó sus sesiones durante dos cursos académicos, desde el 21 de octubre de 1899, los sábados de 5 a 7 de la tarde. A él asistieron entre otros, además del doctor Simarro, el propio Giner, Quirós, Llanas, Navarro Flores, Domínguez, Fernández Villayerde y Ramón Mafia Tenreiro. En las sesiones Salillas condujo a la prudente revisión del concepto lombrosiano de criminal nato. Están recogidas sus actas en la Revista General de Legislación y jurisprudencia, números 96 y 97 (1900), 99 y 100 (1901).