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Se sitúa en un angosto solar en esquina entre la calle de Las Cortes y la costanilla de Ricafort, junto a la plaza de la Catedral. Fueron las reducidas dimensiones, la topografía y la forma irregular del solar las que propiciaron que recibiera el apelativo popular de casa de las lástimas, ya que todas estas circunstancias impedían su lucimiento. A pesar de los condicionantes dimensionales de la parcela, Beltrán sacó el máximo partido a la situación angular del edificio y realizó una propuesta ejemplar de gran rotundidad, expresividad e integración en el entorno construido. Los hermanos Ildefonso y José María San Agustín Mur confiaron al que por entonces se iba a convertir en el nuevo arquitecto de la Diputación Provincial de Huesca el «proyecto de casa-vivienda» en el pequeño solar que tenían en propiedad. El encargo se produjo a finales de 1932, mientras el propio Beltrán estaba llevando cabo la dirección de obra de la casa Polo, tal como hemos visto en el apartado anterior. Fue posiblemente esta circunstancia la que motivó el encargo al arquitecto que, por entonces, mejor estaba interpretando las modernas ideas arquitectónicas de vanguardia en la ciudad. El proyecto fue presentado en febrero de 1933 y las obras comenzaron de forma inmediata gracias a la solvencia económica que a los hermanos San Agustín les proporcionó el número 29 757 de la lotería de Navidad de 1932. 38 Estas circunstancias no solo les depararon la posibilidad de hacer frente a los gastos de construcción de la casa que habían encargado, sino también la de adquirir un coche tan moderno como la casa que les esperaba. Tanto Ildefonso como José María San Agustín trabajaban desde muy jóvenes como oficiales en la Audiencia Provincial de Huesca. Es reconocida la afición que tuvo Ildefonso, el mayor, por la fotografía, y es de suponer que captase orgulloso algunas imágenes de la casa que junto con su hermano había promovido. Desgraciadamente, debido a la pérdida de gran parte de su archivo fotográfico, no es posible contar con dicho material. Durante el asedio que sufrió Huesca en la Guerra Civil, Ildefonso San Agustín residió en la casa de las lástimas, desde donde pudo contemplar la dureza de la contienda, pues la vivienda se encuentra en la zona más alta de la ciudad. Dada su estratégica situación, fue objetivo de frecuentes bombardeos, como podemos apreciar en las fotografías de la época; al mismo tiempo, debido posiblemente a la configuración plana de su cubierta, sirvió de emplazamiento para un puesto de ametralladoras antiaéreas encargadas de defender Huesca de la aviación republicana (Abaurre, 2006: 19).
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Casa San Agustín, 1937 (Fototeca de la Diputación de Huesca, fondo Vicente Plana).
Arquitectura racionalista y ciudad: conformación de una esquina urbana Fuertemente condicionada por la configuración de la parcela, la casa San Agustín responde brillantemente al lugar donde se asienta. La solvencia de su composición deriva de haber aprovechado al máximo las posibilidades del solar sin renunciar a la adecuada integración en el entorno. Este ejemplo demuestra cómo la abstracción asociada a la arquitectura racionalista no se opone a la construcción de la ciudad. La continuidad de la trama, no desde la mímesis, sino desde la asimilación de unas relaciones de escala y visuales, supone una importante lección de este edificio. El conjunto se presenta como un volumen equilibrado que utiliza el chaflán como eje principal de simetría.
ARQUITECTURA RACIONALISTA EN L A CIUDAD CONSOLIDADA
Destrozos de la guerra en la casa de las Lástimas, 1937 (Fototeca de la Diputación de Huesca, fondo José Oltra). ARQUITECTURA RACIONALISTA EN L A CIUDAD CONSOLIDADA