Vínculo n°28

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ABRIL 2018

N° 28

Bendición Urbi et Orbi

Diócesis de San Cristóbal celebró la Pascua Vocacional Del 20 al 22 de abril se efectuó la Pascua Vocacional 2018 organizada por la Pastoral Vocacional de la Diócesis de San Cristóbal, las jornadas se desarrollaron en el municipio Guásimos con la participación de las diversas casas de sacerdotal y congregaciones religiosas. AÑOformación 2017 - ENERO “El Objetivo fue promover la cultura vocacional en el Táchira, somos una Iglesia donde caminamos junto anunciando el Evangelio”.

Declaración de los Obispos ante la crisis humanitaria y política

Domingo de Pascua Vocaciones sacerdotales y religiosas Para dar fruto abundante

Fallecen dos sacerdotes de la Diócesis de San Cristóbal Obispo Moronta: “los sacerdotes somos pueblo” Encuentro sacerdotal para la “Revisión de Vida”


La oración del Papa Francisco por los países en conflicto

Con motivo de la Pascua, este domingo, 1 de abril de 2018, el Papa Francisco pidió “frutos de paz para el mundo entero”. Al dar la bendición ‘Urbi et Orbi’, a la ciudad y al mundo, desde la logia central de la basílica, el Papa oró especialmente por los países en conflicto: Siria, Tierra Santa, Yemen, Oriente Medio, Sudán del Sur, República Democrática del Congo, Corea, Ucrania y Venezuela. Citando “la amada y atormentada Siria, con una población agotada por una guerra que no ve el fin”, el Papa deseó que “la luz de Cristo resucitado ilumine las conciencias de todos los líderes políticos y militares, para poner fin de inmediato al exterminio en curso”. Invocando “frutos de reconciliación para Tierra Santa, todavía herida en estos días por conflictos abiertos que no perdonan a los indefensos”, el Papa también rezó “por Yemen y por todo el Oriente Medio, para que el diálogo y el respeto mutuo prevalezcan sobre las divisiones y la violencia”. “Que nuestros hermanos en Cristo, que a menudo sufren persecución y hostigamiento, sean testigos luminosos del Resucitado y de la victoria del bien sobre el mal”, añadió.

“¡No olvidemos a las víctimas de estos conflictos, especialmente a los niños! Que no falte la solidaridad por las muchas personas obligadas a abandonar sus tierras y privadas del mínimo necesario para vivir”, insistió. El Papa ha pedido “frutos de paz para Ucrania, para que se tomen medidas a favor de la concordia y (que) se faciliten las iniciativas humanitarias que la población necesita”. Por último, ha deseado “frutos de consolación para el pueblo venezolano”: “Que él, por el poder de la resurrección del Señor Jesús, pueda encontrar el camino correcto, pacífico y humano para salir lo más rápido de la crisis política y humanitaria, que le atenaza, y que la acogida y la asistencia no falten a todos aquellos de sus hijos que se ven obligados a abandonar su patria”. En cuanto a los que tienen responsabilidades políticas, alentó: “que siempre respeten la dignidad humana y se prodiguen con dedicación al servicio del bien común y garanticen el desarrollo y la seguridad de sus propios ciudadanos”. (Zenit)


Declaración de los Obispos Venezolanos ante la crisis Política y Humanitaria

1.- Como pastores urgidos por el amor de Cristo y ciudadanos de esta patria Venezuela, nos dirigimos nuevamente al pueblo católico y a los hombres y mujeres de buena voluntad para compartir nuestras preocupaciones. Comprobamos alarmados, cómo los males señalados en nuestra Exhortación Pastoral de enero de este año se han agravado: La hiperinflación ha acrecentado el empobrecimiento general de la población, con la descomposición de la calidad de vida de todos. La carencia generalizada de los servicios públicos de Luz eléctrica, agua, gas, en todo el país que hace más difícil la vida. Todo ello ante la sorprendente indiferencia de los responsables gubernamentales de estas áreas para solventar estos problemas. 2.- El Estado ve cada día más comprometido su rol sustitutivo para asegurar los insumos básicos para la subsistencia del pueblo. Todo esto se traduce en más hambre y desempleo. A

ello se suma el aumento de la insalubridad por la aparición incontrolable de epidemias y de enfermedades en las poblaciones más vulnerables, con el agravante de la carencia de medicamentos para los tratamientos. Toda esta problemática está generando un gran número de protestas a lo largo y ancho de todo el país, que, aunque silenciadas por los medios de comunicación, se van acrecentando. 3.- La emigración está tomando cada día mayores proporciones. Afecta a todos los niveles sociales. Se realiza en condiciones cada vez más precarias. Rompe los lazos familiares, trae consigo desolación y abandono de los mayores y de los niños. Las muertes, que ya comienzan a producirse de hermanos emigrantes, siembran mayor dolor en sus familias. Agradecemos a los países que han acogido, a través de sus organizaciones de ayuda humanitaria, a los venezolanos que se han


visto obligados a salir del país. De igual forma a las instituciones eclesiales que trabajan con migrantes, a las Caritas, por la atención brindada a los hermanos venezolanos. 4.- Ante problemas humanos de tal magnitud, se deslegitima la realización de las elecciones presidenciales, convocadas para el próximo 20 de mayo. Tal como están concebidas, sin las suficientes garantías que identifican todo proceso electoral libre, confiable, transparente, con innumerables inhabilitaciones de posibles candidatos, lejos de aportar una solución a la crisis que vive el país, pueden agravarla y conducirlo a una catástrofe humanitaria sin precedentes. Por tanto, es urgente su postergación para el último trimestre del año. 5.- Hacemos nuevamente un apremiante llamado, en primer lugar a los gobernantes y responsables de la nación, a tomar conciencia de su responsabilidad en todos estos males, a escuchar al pueblo y a abocarse, sin más dilación, con la ayuda y colaboración de la empresa privada, e incluso de países hermanos, si hace falta, a controlar la hiperinflación, a facilitar la búsqueda de soluciones políticas que detengan estos males, antes de que alcancen proporciones incontrolables y cotas dolorosas de destrucción y muerte.

6.-En segundo lugar, todos los venezolanos, hemos de tomar conciencia que está en juego en estos momentos no solamente la realización de un evento comicial más o la merma transitoria de la calidad de vida de un pueblo, sino su misma existencia como nación libre, fraterna y democrática. 7.- Los creyentes en Jesucristo, vivo y resucitado tenemos la fe y la convicción de que la última palabra no la tiene ni la soledad, ni el sufrimiento ni la desesperanza que sufrimos cada uno y nuestras comunidades, sino la fuerza transformadora de la vida de Dios, en Cristo resucitado. Con la fuerza de la fe y el empuje de la esperanza, es posible asumir valientes y decididas actitudes de solidaridad y darle un rumbo distinto a esta historia de muerte. Cristo quiere nuestra conversión personal y comunitaria. Con este sólido fundamento, en Dios, siempre hemos actuado los creyentes. Allí se apoya nuestra fe en el cambio y la transformación de Venezuela y de sus habitantes. Caracas, 23 de abril de 2018. Con nuestra bendición. Los Arzobispos y Obispos de Venezuela.


Mensaje de los Obispos de Venezuela en ocasión de la Beatificación de Madre Carmen Rendiles

A los venerables sacerdotes y diáconos, a los miembros de Institutos de Vida Consagrada, y a todos los fieles católicos de Venezuela 1. Queridos hermanos: el próximo 16 de junio, una insigne venezolana, la Madre Carmen Rendiles Martínez, será elevada a los altares como “beata” de la Iglesia. Ella será así presentada a los fieles católicos como ejemplo de santidad, de virtudes y perfección humana y cristiana. Esta beatificación será presidida en Caracas por el Emmo. Cardenal Angelo Amato, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, quien estará acompañado por todos los obispos de Venezuela y una gran cantidad de sacerdotes, diáconos, miembros de institutos de vida consagrada y fieles laicos. 2. El 21 de diciembre de 2017 el Papa Francisco, al reconocer la autenticidad de un milagro realizado por intercesión de la Madre Carmen, afirmó que ella goza ya de la felicidad eterna, y ordenó la beatificación de nuestra compatriota que desde joven consagró su vida al Señor y a servir a la iglesia y a Venezuela en la vida religiosa, distinguiéndose como fundadora de la Congregación de las Siervas de Jesús. 3. El milagro aprobado por el Santo Padre ocurrió en Caracas, el día 18 de julio de 2003 y consistió en la curación instantánea de una grave lesión en el brazo derecho de una médico venezolano que había pedido al Señor

su curación por la intercesión de la Madre Carmen. Sin necesidad de intervención quirúrgica, esta persona recuperó la salud total de su brazo. Fue un hecho histórico y comprobado, una curación instantánea sin necesidad de intervención médica. 4. Nacida el día 11 de agosto de 1903, la joven Carmen Rendiles Martínez sintió una vocación especial a consagrar su existencia a Dios en la vida religiosa. Para ello, en 1927 ingresó en la Congregación francesa de las “Siervas de Jesús en el Santísimo Sacramento” recién establecida entonces en Caracas. Allí creció en su vida cristiana, especialmente en su sólido amor y devoción a Jesucristo presente en el Santísimo Sacramento del Altar, así como en el resto de las virtudes. Además, se distinguió por su clara inteligencia, su inmensa bondad y su sabia prudencia, por lo cual en el Instituto le fue encomendando oficios importantes a lo largo de los años. Ahora bien: en los años 50 se inició un proceso de refundación de la Congregación en Venezuela, guiado por la Madre Carmen, con la asesoría y el apoyo del Cardenal José Humberto Quintero, entonces Arzobispo de Caracas. Su anhelo de mantener el espíritu inicial de la Congregación se hizo realidad y, a fines de 1965, la Santa Sede aprobó la nueva fundación venezolana con el nombre de “Siervas de Jesús”. 5. Nombrada Superiora General, se dedicó entonces a fomentar un intenso espíritu


religioso entre sus hermanas, de manera particular el amor a la Santa Misa y a Cristo en el Santísimo Sacramento del Altar, así como la devoción a la Santísima Virgen María, la estima del sacerdocio católico, y la atención y educación religiosa de la niñez y juventud. Gracias a ella la Congregación siguió creciendo y se consolidó en Venezuela y Colombia. Luego de una vida consagrada a Dios y al servicio de la humanidad, Madre Carmen murió en olor de santidad el 9 de mayo de 1977. 6. Queridos hermanos: La vida ejemplar de la nueva beata, con su entrega generosa a Dios por la salvación del mundo, nos alienta y nos hace ver que, aun en las circunstancias de penuria y angustia que vive el pueblo venezolano, podemos ser buenos, y tener la seguridad de que Dios nos ama. Ella, que superó la carencia del brazo izquierdo, nos indica que, aun con limitaciones, podemos llegar a grandes realizaciones humanas, y especialmente, a la santidad. . Su ejemplo es, hoy más que nunca, un reclamo a todos los venezolanos a acercarnos a Dios, a hacer siempre el bien, y a vivir en la solidaridad y en la fraternidad. 7. Esta beatificación nos recuerda que todos los cristianos podemos y debemos ser santos, siguiendo el llamado de Jesús: “sean perfectos como su Padre celestial es perfecto” (Mt 5,48). En efecto: en su reciente Exhortación Apostólica Gaudete et Exsultate, el Papa Francisco nos recuerda el mandato divino: «Sean santos, porque yo soy santo» (Lv 11,45; cf. 1 P 1,16). El Concilio Vaticano II lo destacó con fuerza: «Todos los fieles, cristianos, de cualquier condición y estado, fortalecidos con tantos y tan poderosos medios de salvación, son llamados por el Señor, cada uno por su camino, a la perfección de aquella santidad con la que es perfecto el mismo Padre»[10]. CONCLUSIÓN Amadísimos hermanos: 8. Los invitamos a festejar con alegría la beatificación de la Madre Carmen Rendiles, ya participar en las actividades que se celebrarán en las próximas semanas. Invitamos a los que puedan, a hacerse presentes en la ceremonia solemne y festiva que tendrá lugar en el Estadio de Béisbol de la UCV, el sábado 16 de junio a las10 a.m. 9. Exhortamos a las parroquias, a las escuelas católicas, a las comunidades eclesiales, a

organizar actividades en torno a la beatificación de Madre Carmen. Especialmente exhortamos a los sacerdotes y a los miembros de los Institutos de vida consagrada a realizar actividades que muestren la belleza y la utilidad para Venezuela de la vocación sacerdotal a la vida consagrada. En efecto, la beatificación de la Madre Carmen proclama la grandeza de la vida entregada a Dios, y enaltece y fortalece la ofrenda generosa que los sacerdotes, diáconos y miembros de Institutos de vida consagrada hacen todos los días para gloria de Dios y bien del pueblo cristiano, más aún, de toda la humanidad 10. Damos gracias a Dios por este regalo a nuestra Iglesia. Esta beatificación se añade a la de nuestras compatriotas María de San José y Candelaria de San José. Recordamos a los venezolanos cuyas causas de beatificación se encuentran actualmente en proceso: entre ellos recordamos de manera especial al Venerable Dr. José Gregorio Hernández, la Madre Emilia de San José, fundadora de las Hermanitas de los pobres; la Madre Marcelina, fundadora de las Hermanas de los Pobres de San Pedro Claver; la Hna. María Bogotá Baquero, la Madre Ysabel Lagrange, fundadora de las Hnas. Franciscanas del Sagrado Corazón de Jesús, la Madre Georgina, fundadora de las Dominicas Venezolanas, Sor Inés, Madre Lucía de la Santa Faz; los Obispos Sixto Sosa, Arturo Celestino Álvarez, Eduardo Boza Masvidal, Tomás San Miguel, Miguel Antonio Salas y Salvador Montes de Oca; sacerdotes como el P. Zapico, y Mons. Rafael Tinoco y seglares como los esposos Calvani, María Geralda de Piñero, Lucio León, Martín Martínez y Amanda Ruiz 11. Reafirmemos nuestra fe y nuestra alegría de ser hijos de Dios, y miembros de nuestra Santa Iglesia Católica llamados a la santidad. Para ello invoquemos la amorosa protección de Nuestra Señora de Coromoto, Patrona de Venezuela y pidámosle además que podamos alcanzar el progreso de nuestra querida Patria sin violencia y por caminos de justicia y de paz. AMÉN. Con nuestra afectuosa bendición episcopal, Caracas, 26 de abril de 2018. LOS ARZOBISPOS VENEZUELA

Y

OBISPOS

DE


DOMINGO DE PASCUA “Este es el día en el que actuó el Señor, sea nuestra alegría y nuestro gozo”. Para eso nos vinimos preparando durante la cuaresma y para ello también acabamos de celebrar la semana santa. Ahora comienza un tiempo muy peculiar, el de la pascua, durante el cual hemos de manifestar nuestra alegría y gozo por la resurrección del Señor. Pero ¿cómo vamos a hacerlo cuando tenemos ante nuestros ojos un panorama salpicado de tristeza y cuando sufrimos los embates de una crisis que rebaja la dignidad de los seres humanos? Aún así, no podemos dejarnos arrebatar la alegría y lo que ella conlleva: dignificación del ser humano, esperanza y novedad. La novedad es la salvación que nos ha traído Jesús y con la cual podemos vivir en la libertad de los hijos de Dios. Esperanza que es diversa a la que tenía el pueblo de Israel: es la capacidad –don de Dios recibido en el bautismo- para ir siempre adelante y edificar el Reino de Dios. Dignificación del ser humano, porque, gracias a la redención y pascua de Jesús, hemos sido revestidos del hombre nuevo, hemos subido en condición al ser convertidos en hijos del Padre Dios. Esto lo debemos manifestar en todo momento y con ello luchar para que la situación de grave crisis no nos separe del amor de Dios, ni tampoco nos aleje de la condición propia de personas humanas. Con la Vigilia pascual hemos celebrado la derrota de la oscuridad y de la muerte. Y aunque haya quienes apuesten a la muerte y al

pecado, aunque haya quienes prefieran llenar de oscuridad nuestras comunidades y personas, tenemos la certeza de la Resurrección de Jesús: con ella podemos tener la capacidad para vencer esa oscuridad. No se trata de hacer una acción socio-política. Nuestra acción va mucho más allá: es la gracia de Dios la que nos acompaña para eliminar la vieja levadura del pecado, con sus secuelas de muerte y corrupción, para colocar la levadura que hace sabroso el pan de la vida; la levadura del amor de un Dios que se entregó por nosotros para liberarnos. Además es la nueva condición de hijos de Dios, con la cual podemos buscar las cosas de arriba; es decir las de Dios. Pero no en forma de distraernos, sino las que nos enriquecen en nuestra dignidad: la justicia, la libertad, la perseverancia, la fraternidad…. Todo se resume en el amor. Para ello, como nos lo recuerda la Palabra de Dios, con la acción del Espíritu, somos capaces de ser discípulos de Jesús y testigos de su resurrección. Ser testigo de la resurrección no es sólo decir que Él ha resucitado; es algo mucho más profundo que eso. Es confesar de manera pública, con nuestras palabras y actos, que estamos en plena comunión con Él. Que esa comunión nos permite reconocerlo en el ardor de su Palabra y en la fracción del pan para ir a anunciarlo. En estos tiempos de crisis que golpea nuestra nación y de la que no escapamos, la fiesta de la resurrección del Señor no nos puede alejar


del sufrimiento propio y del de nuestros hermanos. Pero sí nos tienen que llevar a ser testigos de la resurrección en todo este ambiente pesado en el que vivimos. Ser testigo de la resurrección o del Resucitado no es otra cosa sino seguir metiendo en nuestros ambientes la fuerza liberadora del Evangelio de Jesucristo. Ser testigo del Resucitado es ser capaces de vencer la desesperanza, de ir al encuentro del hermano con nuestras alegrías y sufrimientos para llenarlo de la dignidad de los hijos de Dios y animarlo a ver hacia el horizonte del reino, que es el horizonte de justicia, de esperanza de crecimiento. Ser testigo del Resucitado es decirle, con nuestras palabras y actos, a quienes oprimen, a quienes han optado por la corrupción, o a quienes nos quieren hundir en la oscuridad, que se conviertan; que se unan a nosotros para que puedan salir de esa “oscurana” que los envuelve y con la cual destruyen las ilusiones y esperanzas de tanta gente. Ser testigo del resucitado es mostrarles a todos que somos capaces de no dejarnos robar ni la alegría, ni la esperanza, ni el futuro. En las próximas semanas, hasta Pentecostés, estamos invitados a hacer de este tiempo

pascual la hermosa ocasión para dar a conocer los efectos de ser testigos del resucitado: salir al encuentro de quienes más lo necesitan para así contagiarles de nuestra vivencia de la pascua, para compartir con ellos lo que tenemos, mucho o poco, y así hacerles sentir que, de verdad, entre nosotros no hay quien pase necesidad. Serán días para ir a encontrarnos con quienes sienten hambre y darles algo de comer o compartir nuestro pan con ellos. Entonces descubrirán también al Señor en ese compartir nuestros alimentos. Será una ocasión para hacerles sentir el ardor de la Palabra que transforma porque vamos a ofrecerles la compañía de nuestro amor fraterno. No será fácil, pero con Cristo hemos vencido el miedo y los obstáculos. Tenemos que hacerles sentir que la grandiosa acción de la pascua salvadora nos ayudará a vencer lo que nos desune o lo que nos separa o lo que nos divide… Con la pascua ha surgido la nueva condición que nos debe distinguir: la del amor de ser hermanos, porque somos hijos de Dios. Con nuestro testimonio de vida, al mostrar la fuerza de la liberación pascual de Cristo, quienes sufren, o están alejados, o han roto con Dios y la Iglesia, o quienes han optado por la oscuridad…con la ayuda de Dios, reconocerán al Resucitado y se animarán a seguirlo y dejarse llenar de su gracia para ser “hombres nuevos”. ALELUYA. +Mons. Mario Cristóbal 01 de abril 2018

Moronta,

Obispo

de

San


Sobre las vocaciones sacerdotales y religiosas

Instituida por Pablo VI, cada año el domingo IV de Pascua se celebra en la Iglesia la JORNADA MUNDIAL DE ORACIÓN POR LAS VOCACIONES. Es una hermosa oportunidad para orar por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas. Esta Jornada se suele iluminar con un mensaje del Santo Padre que nos permite orientar tanto la oración como la acción pastoral para promover las vocaciones. Recientemente, algunos episcopados han hablado acerca de la grave crisis vocacional que golpea a las comunidades eclesiales. En un mundo descristianizado y donde campea el secularismo, no resulta fácil conseguir jóvenes que se arriesguen a decirle que sí a la llamada de Dios. A esto se une la triste realidad de escándalos que han minado la confianza de muchos creyentes en la misma Iglesia, con sus severas consecuencias tanto en la práctica religiosa como en lo referente al tema vocacional. Es necesario fortalecer la oración. Pero ésta no debe limitarse sólo a un día al año o a alguna que otra petición en las oraciones de los

fieles de nuestras comunidades. Se requiere una acción continua que invita cotidianamente a la oración por las vocaciones. Si pedimos, el señor nos concederá lo que pedimos. Pero, a veces uno experimenta que cuando se ora por las vocaciones se siente que es porque hay que hacerlo, o se hace con desgano. Pareciera que el tema vocacional es urgente de vez en cuando, pero no está presente de manera permanente y con la intensidad que se requiere. No hay que pensar que todo se va a solucionar con la oración. Esta debe ir acompañada por una decidida acción pastoral para hablar, promover, motivar a los adolescentes y jóvenes, así como a muchos adultos, a que se animen a dar una respuesta positiva si son llamados por Dios a la vida sacerdotal o religiosa. Y aquí es donde nos encontramos con otro escollo. Generalmente se reduce la pastoral vocacional a algunos momentos del año litúrgico. Debe ser una acción continua que, además involucre la catequesis, la pastoral familiar, la pastoral educativa, la pastoral juvenil y todo lo que tenga que ver con la atención de los niños y


adolescentes. Diera la impresión que la pastoral vocacional es un ente aislado que se realiza de vez en cuando.

“emergencia educativa” encierra el aspecto vocacional y el del compromiso testimonial de los estudiantes católicos.

Es verdad que todos los miembros del pueblo de Dios deben tener esta conciencia de promover las vocaciones. El Obispo es el primero de todos los responsables de esta acción en su diócesis. Junto a él, los sacerdotes. Nos preguntamos ¿cuántos sacerdotes dedican tiempo para hablar de las vocaciones en sus homilías y enseñanzas? Todavía más ¿cuántos entusiasman a adolescentes y jóvenes a imitarlos y comenzar a discernir acerca de su vocación? Las familias cristianas juegan un papel muy importante, porque son la primera escuela de la fe y el primer ambiente donde se puede empezar a sentir la llamada de Dios. Y los laicos también tienen una tremenda responsabilidad: ¿por qué, sea desde las parroquias o desde los movimientos apostólicos, los laicos no salen a las escuelas, a los grupos de adolescentes y jóvenes para hablar acerca de la vocación a la vida sacerdotal y religiosa? Si hay preocupación, urge que esto se dé.

Urge orar con intensidad pidiendo al Señor que envíe obreros a su campo. Pero, de igual manera es urgente también que a esas campañas de oración se una el esfuerzo y las acciones de promoción vocacional que permitan a muchos comenzar a discernir sobre la posible llamada de Dios a ellos. El Papa Francisco, en una oportunidad, nos indicó que Dios sigue llamando y que hay muchos jóvenes que pueden sentir la llamada de Dios… entonces hay que salir a su encuentro y buscarlos para acompañarlos y ayudarlos a un discernimiento concreto que pueda desembocar en su opción por la vida sacerdotal o religiosa. Hay que hacerlo.

De igual modo, otro ámbito importante para la pastoral vocacional son las escuelas. De modo particular las escuelas católicas. Llama la atención la crítica que se hace a las escuelas públicas, señalando que la educación es deficiente: pero de allí es de donde están saliendo las vocaciones al sacerdocio y a la vida religiosa. ¿Por qué de las escuelas católicas no surgen vocaciones? ¿Por qué incluso de las escuelas católicas un altísimo número de sus alumnos terminan por prescindir de la Iglesia? Se habla de “emergencia educativa”. En nuestras escuelas católicas esa

Con ocasión del Domingo del Buen Pastor, unidos a toda la Iglesia en la oración por las vocaciones, nos corresponde también tomar conciencia de que se debe ir a buscar a tantos jóvenes que son llamados por Dios al servicio de su Iglesia. No debería ser una asignatura pendiente, sino un compromiso que asumimos con alegría, esperanza y decisión.

+Mario Moronta R., Obispo de San Cristóbal. 22 de abril 2018


Para dar fruto abundante

La alegoría de la vid y los sarmientos, propuesta por Jesús, en el marco de la Última Cena, es una invitación a dos cosas importantes: a permanecer unidos a Él y a dar fruto abundante. El evangelista Juan relata, al presentar dicha alegoría, cómo la vid produce los sarmientos. Éstos no pueden crecer ni madurar si no están unidos y nutridos por la vid. Este ejemplo le sirve al Maestro para hablar de la necesaria y estrecha comunión que ha de existir entre sus discípulos y Él. Sólo así, ellos podrán dar fruto abundante: YO SOY LA VID Y USTEDES LOS SARMIENTOS, QUIEN PERMANECE EN MI Y YO EN EL, ESE DA FRUTO ABUNDANTE. Esta enseñanza, ofrecida ya antes de la Pasión, no sólo es una invitación a los discípulos, sino una seria advertencia para ellos: están llamados a dar fruto, pero esto exige la comunión con Él. Quien no permanece unido a Él será echado fuera. Para los discípulos que van a experimentar la tragedia de la Pasión y luego el gozo de la Resurrección, esta enseñanza conlleva un desafío que ser vivido, sobre todo, luego de la Ascensión. Entonces podrán pedir al Padre lo que necesiten y les será concedido, pues permanecen unidos a Él.

Es necesario tener muy en cuenta la gran conclusión de esta alegoría: el creyente en Cristo, si lo es auténticamente, debe ser una persona que permanezca de manera permanente unido a Él; en comunión con Él. Entonces producirá el fruto abundante. Este fruto es la salvación que recibe del mismo Señor y que influirá en la conducta y testimonio del mismo creyente. En este sentido, la comunión, simbolizada en la unión de la vid y los sarmientos, no puede reducirse a un mero acto intelectual o a una que otra manifestación religiosa. Va mucho más allá, pues se trata de una opción de vida pedida por el mismo Señor que alimenta la vida del creyente. Entonces, no sólo podrá mantenerse en vida, sino que producirá el fruto requerido. La salvación, que es como la savia de la vid transmitida a los sarmientos, se expresa en la santidad del creyente. Es lógico, pues está recibiendo del gran Santo la santidad que orienta toda su existencia, como creyente. Todo bautizado, cualquiera que sea su condición y responsabilidad dentro de la Iglesia, está llamado a ser santo. Para serlo recibe la gracia del mismo Dios. Y esa santidad se nutre en el encuentro continuo y vivo con su Señor. Aún con las deficiencias que pueda tener, el creyente en su vida cotidiana ha de vivir santamente. Así manifiesta de manera


testimonial la unión con Cristo y la santidad a la que ha sido llamado. Dará fruto abundante, pues todo lo que haga lo hará en el nombre del Señor y lo hará impulsado por la fuerza del amor de Dios mismo presente en él.

Una de las exigencias de esta enseñanza es la urgencia que se le presenta al creyente de permanecer siempre unido al Señor. Ser cristiano no es sólo decirlo, sino darlo a conocer, precisamente con los frutos en abundancia que va produciendo. Por eso, los cristianos mediocres, los que no se terminan de arriesgar a estar en comunión con Cristo, no darán fruto abundante. Su sarmiento será débil y casi listo para caerse de la vid. La mediocridad hace que la vida del creyente no dé fruto, aunque pueda tener la apariencia de santidad. Peor sucederá con quienes de una manera radical optan por la oscuridad y por la muerte. El Papa Francisco advierte que hay quienes pueden caer en este campo: quien se dedica a la corrupción como estilo de vida. Aparenta

tener mucho poder y muchas cosas y en el fondo termina siendo un “anti-sarmiento”, porque desde hace tiempo rompió la comunión con el señor. El pecador puede convertirse. Al corrupto le cuesta mucho más, porque se ha olvidado de la vid y se ha convertido en su propio dios o ídolo. Y hay corruptos de muchos tipos: no hay que pensar sólo en los de la política. Los hay de toda clase en la sociedad:

sencillamente son quienes prefieren realizar obras de oscuridad y creerse que ellos son la vid que produce sus sarmientos. El evangelista Juan concluye la alegoría presentada por el Maestro con un indicativo muy directo: quien permanece unido al Señor da gloria a Dios Padre. Y, por dar fruto abundante, dice Jesús: USTEDES ASÍ SERÁN MIS DISCÍPULOS. Es un desafío para todos y cada uno de nosotros. +Mario Moronta R., Obispo de San Cristóbal 25 de abril 2018.


Fallecen dos sacerdotes de la Diócesis de San Cristóbal El Obispo de la Diócesis de San Cristóbal, monseñor Mario Moronta, ha informado sobre el lamentable fallecimiento de dos sacerdotes de su presbiterio: José Luis Jaimes González y José Roberto García Zambrano. La iglesia del Táchira ha pedido oraciones por el eterno descanso de estos insignes ministros de Dios. El presbítero José Luis Jaimes González, falleció la noche del jueves 5 de abril en el Hospital Universitario Erasmo Meoz, de la ciudad de Cúcuta (Colombia). Lamentablemente desde hace tiempo padecía una enfermedad crónica. El acto velatorio se efectuará en su casa paterna en San Antonio del Táchira, Barrio Miranda, calle 6 entre carreras 18 y 19. Y la misa exequial será celebrada este sábado 7 de abril en la Basílica San Antonio de Padua, de esta localidad, a la 1:00 pm. El presbítero José Roberto García Zambrano falleció la mañana del viernes 6 de abril en la población de Pregonero, debido a un repentino y fulminante paro cardiaco. Sus restos serán velados en el templo de la Parroquia María Reina de Todos los Santos, en la comunidad de Santa Eduviges – Municipio Cárdenas- donde se desempeñaba como párroco. Allí mismo será celebrada la misa de exequias el domingo 8 de abril a las 10:00 Am.

Pbro. José Luis Jaimes González Nació en San Antonio, Municipio Bolívar, el 21 de mayo de 1971. Fue ordenado sacerdote el 15 de marzo de 1997. Desarrolló su ministerio sacerdotal como Vicario de la parroquia Nuestra Señora de Los Ángeles en La Grita, Vicario de la parroquia Sagrado Corazón de Jesús en La Fría, Vicario de la Parroquia San Antonio del Táchira, Formador del Seminario Santo Tomás de Aquino, Párroco de la parroquia Santísimo Sacramento de Rubio, y Párroco de la parroquia Nuestra Señora de la Luz en San Antonio del Táchira. Pbro. José Roberto García Zambrano Nació en Pregonero, Municipio Uribante, el 26 de marzo de 1961. Recibió la ordenación sacerdotal el 26 de Julio de 1986. Durante su ministerio pastoral trabajó como Párroco en la parroquia San Isidro Labrado en Orope, Vicario en la parroquia Sagrado Corazón en La Fría, Profesor en el Instituto Universitario Eclesiástico Santo Tomás de Aquino y en la Universidad Católica del Táchira, Párroco de la parroquia San Antonio de Padua en Pregonero, y Párroco en la parroquia María Reina de Todos los Santos en el Municipio Cárdenas. La Diócesis de San Cristóbal agradece los gestos de fraternidad y cercanía con los familiares de los sacerdotes fallecidos, y exhortan a elevar oraciones por estos pastores de almas que ya viven la Pascua eterna. (Prensa DiócesisSC)


Obispo Moronta: “los sacerdotes somos pueblo y sufrimos los mismos dolores del pueblo”

Con profundo tristeza por la pérdida física de un ser querido, pero con la alegría de la Pascua y la esperanza de la resurrección, el clero diocesano, familiares y amigos dieron el último adiós al sacerdote José Luis Jaimes González+, en la misa exequial presidida por el Obispo Mario Moronta en la Basílica de San Antonio del Táchira, el sábado7 de abril en horas de la tarde.

“Si Venezuela no viviera esta crisis, el padre José Luis no hubiera muerto en este momento. Él sufrió la misma situación que estás viviendo tantas personas del pueblo venezolano. Hay quienes quieren ocultar la realidad, pero ustedes son testigos de cómo un sacerdote es víctima un mal sistema de gobierno”, expresó el Obispo durante la ceremonia.

“Los sacerdotes somos pueblo y sufrimos los mismos dolores del pueblo”, expresó el Obispo de San Cristóbal colocando el ejemplo del padre José Luis Jaimes, quien en el padecimiento de su enfermedad crónica no conseguía en Venezuela los medicamentos ni la atención médica adecuada.

Monseñor Moronta también elevó una oración pidiendo a “Dios que toque el corazón de quienes tienen que tomar decisiones por el bien del pueblo venezolano”.

El sacerdote falleció el pasado 5 de abril en un hospital de la ciudad de Cúcuta (Colombia), al que tuvo que recurrir para recibir los últimos cuidados médicas ante la gravedad de la enfermedad.

El Obispo agradeció a las personas e instituciones que realizaron gestos de solidaridad con el padre José Luis Jaimes durante su enfermedad. Y dirigió palabras de consuelo a sus familiares exhortándolos a vivir este difícil momento con fe, comunión y esperanza en Cristo resucitado. (Prensa DiocesisSC)


Comunidad de Santa Eduviges dio su último adiós al padre Roberto García

Con una emotiva ceremonia exequial la comunidad de Santa Eduviges, dio su último adiós al sacerdote José Roberto García Zambrano, quien fuera su párroco los últimos años de su ministerio pastoral. La Eucaristía fue celebrada en el templo de la parroquia María Reina de Todos los Santos, el domingo 8 de abril en horas de la mañana. La ceremonia la presidió el Obispo Luis Alfonso Márquez, en representación del Obispo de San Cristóbal quien por compromisos urgentes no pudo asistir. También acompañaron sacerdotes, religiosas, familiares, amigos y fieles de diversas parroquias que compartieron con el padre Roberto García su ministerio. El Obispo Márquez transmitió a los presentes el saludo de consuelo y acompañamiento espiritual de monseñor Mario Moronta. Y también en la homilía exhortó a los fieles a “contemplar la Resurrección de Cristo, en el

paso de la muerte a la verdadera vida que ha dado el padre Roberto García”. “Recordemos la resurrección en el encuentro del padre Roberto García con Jesús de la Divina Misericordia. Hoy no celebramos la muerte sino la vida de este sacerdote que sirvió a Dios y a su pueblo”, dijo monseñor Márquez. El Obispo agradeció a Dios por el ministerio sacerdotal del presbítero Roberto García. Y encomendó a sus familiares a la maternal protección de la Santísima Virgen María para que sean consolados en la tristeza. Los rezos del novenario por el padre Roberto García se efectuarán en el templo de la parroquia María Reina de Todos los Santos, en la comunidad Santa Eduviges, los siguientes días a las 5 de la tarde. (Prensa DiócesisSC)


Primer encuentro sacerdotal para la “revisión de vida pastoral”

El presbiterio de la Diócesis de San Cristóbal comenzó las jornadas de revisión de vida pastoral y evangelización en esta Iglesia local. La actividad se desarrolló en las instalaciones del Seminario Diocesano en Palmira el miércoles, 18 de abril, bajo la guía de su obispo Mario Moronta. “Debemos dejarnos guiar por el Espíritu Santo para implementar la creatividad en la vida pastoral de la Iglesia, en las actuales circunstancias del país”, manifestó el Obispo Moronta durante la plenaria. Motivando a los sacerdotes a mantener la unidad, valorar la religiosidad popular, y promover el compromiso misionero de cada bautizado. Los sacerdotes de los Arciprestazgos San Pedro, San Pablo, Santa María y la Vicaria Santo Cura de Ars, evaluaron el trabajo pastoral que se efectúa actualmente y, la misión que se debería realizar para mayor efectividad, tenido en cuenta de las

limitaciones que enfrenta la feligresía con la crisis en Venezuela. El próximo Encuentro Sacerdotal se efectuará el miércoles 25 de abril, en la parroquia Sagrado Corazón de Jesús en La Fría, a las 8 de la mañana. Con la participación de los sacerdotes de las parroquias de las Vicarias Espíritu Santo, Encarnación del Señor y, Natividad del Señor. Y el 28 de abril, también se reunirán para la evaluación los laicos animadores de las Comunidades Eclesiales de Base de cada parroquia, en las respectivas zonas pastorales indicadas por la Vicaria de Pastoral. Al final del encuentro los seminaristas del “Coro y Orquesta Alma Llanera”, del Sistema Nacional de Orquestas – Núcleo Musical Palmira 2, rindieron un homenaje al Obispo Mario Moronta quien este 19 de abril, celebra 43 años de vida sacerdotal. (Prensa DiócesisSC)


Diócesis de San Cristóbal celebró la Pascua Vocacional en comunidades de Guásimos

Del 20 al 22 de abril se efectuó la Pascua Vocacional 2018 organizada por la Pastoral Vocacional de la Diócesis de San Cristóbal, las jornadas se desarrollaron en el municipio Guásimos con la participación de las diversas casas de formación sacerdotal y congregaciones religiosas. “El Objetivo fue promover la cultura vocacional en el Táchira, somos una Iglesia donde caminamos junto anunciando el Evangelio”, expresó Ángel Pérez, coordinar de la Pascua Vocacional 2018. Las Pascua Vocacional comenzó el viernes, 20 de abril, con una jornada de reflexión y oración en la Casa de Retiros Espirituales “El Sembrador” en Patiecitos. El día sábado, se

llevó a cabo una jornada de evangelización en las comunidades de la Parroquia San Agatón de Palmira. Y el domingo, concluyó la jornada con la peregrinación y Eucaristía en el Seminario Mercedario, en El Abejal. Indicó Pérez que la actividad sirvió también para fortalecer los lazos de comunión entre las diversas congregaciones religiosas que trabajan en conjunto en la Pastoral Vocacional. Entre las próximas actividades organizadas por la pastoral vocacional se encuentra el “Festival de la canción vocacional”, que se realizará el próximo 27 de mayo en el auditorio del Seminario Diocesano Santo Tomás de Aquino. (Prensa DiócesisSC)


Comienza nuevo ciclo de conferencias para laicos en la UCAT

La Facultad de Ciencias de la Religión de la Universidad Católica del Táchira presenta un nuevo ciclo de conferencias, con la finalidad de ofrecer espacios de formación al público en general. La primera disertación se realizará el miércoles 25 de abril, en el auditorio de la UCAT –sede Barrio Obrero- a la 5:00 pm sobre el tiempo litúrgico de la Pascua.

La conferencia de éste miércoles estará a cargo del presbítero Gustavo Alexander Roa Ramírez, el título de su ponencia es: “El sepulcro está vacío: No está aquí. Resucitó” (Lc 24,6). La disertación comenzará a las 5 de la tarde en el Audito de la UCAT, en su sede de Barrio Obrero, y la participación no tiene ningún costo.

Informó el presbítero Ricardo Casanova, coordinador de la Faculta de Ciencias de la Religión, que “el tiempo de Pascua, estallido de alegría, se extiende desde la vigilia Pascual hasta el Domingo de Pentecostés. En estos cincuenta días la Iglesia nos envuelve en su alegría por la victoria del Señor sobre la muerte. Cristo vive, y viene a nuestro encuentro”, dijo.

Otras conferencias se efectuarán, el 2 de mayo sobre la “Iconología de Nuestra Señora de la Consolación de Táriba”; el 16 de mayo sobre el fenómeno comunicación de las “Fake News”; y el 06 de junio sobre el proceso de las “Las causas de los Santos”. (Prensa DiócesisSC)


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