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Frío y abandono en Turquía y Siria tras terremoto de 7.8
Damnificados reclaman más atención gubernamental
NURDAGI, TURQUÍA. Zeliha Hisir intentó hablar, pero a duras penas se podía mover después que el martes tardaran horas en rescatarla cerca del epicentro de un poderoso sismo que ha devastado partes de Turquía y Siria.
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Los ojos de la mujer de 58 años se movían con sorpresa y alivio mientras un equipo de rescate la cubría con una suave manta rosa y verde. Vestida sólo con shorts y una camiseta, sobrevivió a las gélidas temperaturas en Kahramanmaras.
Su hijo, Mufit Hisir, le dijo a The Associated Press que los bomberos que llegaron de Antalya habían rescatado a sus familiares.

“Hace dos horas mi her- mano fue rescatado tras seis horas de trabajo. Y el rescate de mi madre tardó dos horas. Los dos están bien”, manifestó.
Multitudes de personas se reunieron en lugares en ruinas en Turquía, y se podía el vapor formándose en el aire mientras inhalaban y exhalaban con la expectativa de encontrar a más sobrevivientes.
Quienes salieron o escaparon de los derrumbes causados por el sismo de magnitud 7.8 del lunes y sus réplicas, ahora tenían que dormir en autos, al exterior o en albergues del gobierno.
Muchos se sentían abandonados.
“No tenemos una carpa, no tenemos una estufa, no tenemos nada. Nuestros hijos están en mal estado. Todos nos estamos mojando bajo la lluvia y nuestros hijos están afuera en el frío”, dijo a la AP Aysan Kurt, de 27 años. “No nos morimos de hambre ni por el temblor, pero moriremos congelados por el frío. No debe-