
4 minute read
Síndrome de fatiga democrática
Cristóbal Rodríguez Gómez
Uruguay (59%) y de El Salvador (64%). En resumen, en este renglón, cinco países cuentan con un nivel de satisfacción ciudadana con la democracia superior al nuestro, mientras que once se encuentran por debajo, en un hemisferio donde la media, en este indicador es de apenas un 28%.
Advertisement
Pongamos esta cuestión en perspectiva. Según el informe Latinobarómetro 2018, el año 1997 marcó el más alto nivel de apoyo ciudadano a la democracia en un lapso de 23 años en el hemisferio: alcanzó un 63%. Las repercusiones hemisféricas de la crisis asiática de 2001 indujeron un descenso de ese apoyo, llevándolo a un 48%, su punto más bajo hasta entonces. Para el año 2010, se consolidó una recuperación de ese apoyo al alcanzar un 61%, en gran medida por efecto del “rezago de la bonanza del quinquenio virtuoso que siguió a la crisis asiática” y por las “políticas contracíclicas que se aplicaron al inicio de la crisis del subprime en 2008/2009.”
Pero a partir del año 2010, empieza un proceso de sistemático declive del apoyo ciudadano a la democracia que, para el año 2018 nos retornó a la media hemisférica de 17 años antes: un 48%. Esa suerte de “síndrome de fatiga de- mocrática”, como denominó en 2013 a este fenómeno el arqueólogo belga David Van Reybrouck (Contra las elecciones, Taurus, 2017), era apenas el síntoma de una enfermedad que el informe de 2018 calificaba de “diabetes democrática”. Y en su pronóstico, se trataba no solo de una crónica anunciada, sino de una crónica “que lamentablemente continúa su escritura.”
República Dominicana, que empezó a ser medida en los estudios de Latinobarómetro en 2004, alcanzó su pico de apoyo ciudadano a la democracia en 2008, con un 73%. En los diez años transcurridos entre 2010 y 2018 ese apoyo declinó a 44%, es decir: i) 29 puntos porcentuales menos que en 2008 y, ii) un 4% por debajo que la media latinoamericana, que era de 48%.
Mientras tanto, en paralelo al declive del apoyo a la democracia, en América Latina se evidenció, durante el período 20102018, un aumento sistemático la población que se declaraba indiferente: pasó 16% a 28% en ese lapso. Entre el declive democrático y el correlativo aumento de la indiferencia ciudadana, se puso de manifiesto un hecho políticamente significativo por la aparente paradoja que encerraba: el porcentaje de quienes prefieren un régimen autoritario “no presenta variaciones muy significativas a lo largo del tiempo, permaneciendo entre un máximo de 17% en siete años diferentes a un mínimo de 13% en
2017, recuperándose a 15% en 2018.”
Al decir de los analistas que trabajaron el informe, lo que se estaba produciendo era una especie de “declive por indiferencia”, no tanto por la búsqueda preponderante de una alternativa autoritaria. Esto se ha expresado en un movimiento pendular del comportamiento del voto, en la correlativa disminución de las lealtades partidarias, en la profundización de la búsqueda de opciones y soluciones individuales a cuestiones eminentemente colectivas, entre otros fenómenos.
Pero según la radiografía del informe 2023, parece que repunta la inclinación ciudadana por los regímenes autoritarios. El 8% de incremento en nuestro país, respecto de 2020, es más que significativo. Este resultado debe llamarnos a una reflexión seria Paradójicamente, según el último reporte de Latinobarómetro, el 48% de la ciudadanía en nuestro país apoya la democracia como forma de gobierno. Si bien este dato representa un 2% menos que el 50% de 2020, mantiene cuatro puntos porcentuales por encima del 44% a que llegamos en 2018. Pero lo cierto es que entre 2008 y 2023 el apoyo a la democracia ha perdido un robusto 25% de apoyo democrático, mientras en paralelo crecen la indiferencia y la inclinación al autoritarismo que, en conjunto, suman un 48% de nuestros ciudadanos.
La historia política está llena de lecciones sobre la fragilidad de construcciones institucionales como la democracia; la facilidad con que, en una circunstancia de crisis, el espectro político pasa de un extremo a otro; y la frecuencia con que los eventos críticos detonantes de esos saltos mortales se materializan o, al menos, amenazan con hacerlo.
Ante esta realidad, uno de los grandes desafíos que señalan los analistas para conjurar esta situación, apunta a la necesidad de combatir la cruda realidad de privaciones materiales objetivas que supone la enorme brecha de la desigualdad y la consiguiente exclusión social. Pero como señalan los profesores Roger Eatwell y Matthew Goodwin, esas privaciones no se refieren solo a realidades objetivas como “vivir con unos ingresos bajos, perder el trabajo o sobrellevar un crecimiento económico lento.” Tiene que ver, en su manifestación extrema, con los “grandes temores entre las personas que, tanto ellas como su grupo, salen perdiendo en comparación con los demás en la sociedad, para quienes un mundo de prosperidad en aumento y una movilidad social ascendente ha llegado a su fin, y con ello no solo la esperanza, sino también el respeto” (Nacionalpopulismo. Porqué está triunfando y de qué es un reto para la democracia. Península, 2019). La historia política está llena de lecciones sobre la fragilidad de construcciones institucionales como la democracia; la facilidad con que, en una circunstancia de crisis, el espectro político pasa de un extremo a otro; y la frecuencia con que los eventos críticos detonantes de esos saltos mortales se materializan o, al menos, amenazan con hacerlo.
Ojalá podamos hacer consciencia de la magnitud de lo que está en juego, y tomar las medidas correspondientes para intentar conjurar los peligros que nos asechan, antes de que la siempre tozuda realidad nos imponga la tarea de rescatar la democracia de las fauces de un autoritarismo de cualquier signo que pueda sobrevenirnos.
Agenda
11:30 am. Asociación Cibao de Ahorros y Préstamos invita al almuerzoconferencia “El periodismo en tiempos de cólera e inteligencia artificial”, por Miguel Ángel Ordóñez. Lugar: Salón Embassy Garden, del Hotel Embajador.
Caliente
Este lunes DL dio en primicia la información de que la comunicadora Luz García se había declarado no culpable, luego de ser acusada de conducir bajo la influencia del alcohol en el condado de Collier, Florida, por lo que tendrá que ir a juicio. A raíz de esta información, decidió dar su versión sobre su decisión. “Desde el pri- mer momento en el que se dieron los hechos, he asumido con entereza y total transparencia todo lo acontecido. Este próximo 23 de agosto estaré representada en la audiencia por mi abogada, ya que no estoy obligada a comparecer personalmente. Este es un proceso normal en este tipo de casos”, declaró.
Industria del cine y su impacto
La industria cinematográfica del país ha vivido un crecimiento exponencial en los últimos años; en 2022 se rodaron 125 películas en escenarios de la isla, 60 de ellas criollas.