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“Al principio me propuse el dominio del oficio. Para ello trataba de adecuarme lo más posible al modelo, trabajando el parecido. Más tarde busqué dar rienda suelta a mi impulso estético y entonces modifiqué texturas, agilicé las líneas y si bien continué utilizando el modelo, mis figuras se apartaban de él para configurar una nueva realidad esencialmente artística.” Esta respuesta de Francisco Reyes a un periodista del diario “Clarín” –que lo entrevistó a fines de julio de 1959, a propósito del Gran Premio de Honor en Escultura que obtuvo ese mismo año por su obra “La Espera”–, puede completarse con la opinión de Amelio Ronco Ceruti, artista plástico, docente, director del Museo y Escuela de Bellas Artes de Rosario de la Frontera, Salta: “Las esculturas de Francisco Reyes son las esculturas del ayer, pero también son las esculturas del hoy y serán las del mañana, porque utilizó el idioma universal del arte. En sus obras podemos admirar su oficio de realizador, que plantea y resuelve hábilmente los problemas plásticos de composición, forma y volumen. Sus maternidades son pruebas de suficiencia, amor y ternura, donde el artista plasma con reverencia la sublime misión femenina. Sus obras atraen al contemplador para abrir el diálogo e introducir su espíritu en la atmósfera respirable de sus esculturas. El artífice va hacia lo que siente y le despierta el motivo, para despertar también en los demás las sugestiones que sintió.” El maestro escultor Francisco María Reyes nace en la primavera española el 9 de mayo de 1915 en la andaluza ciudad de Almería. Paco, como se lo conocería luego entre sus amigos, era hijo de Antonia Díaz y Pedro Reyes. Junto a sus padres y a sus hermanos –Diego, José, Antonio, María e Inés– llega a la Argentina el 1° de septiembre de 1927. Como tantos, viene en búsqueda de nuevos proyectos y posibilidades con la certeza de volver al terruño. Pero la Argentina, como una amante amorosa los gana, y se quedan para siempre en Boedo. Ya en el barrio, por aquellos años bastión de la cultura popular de la ciudad, concluye sus estudios primarios en la Escuela para Adultos “Florentino Ameghino” –hoy Plaza de los Vecinos, en avenida Independencia y Muñiz– en el turno noche. Uno de sus maestros, el profesor Orestes Assali, lo estimula para que comience a estudiar bellas artes. En tanto lo hace, trabaja como aprendiz de joyero y en una cafetería. El 30 de julio de 1932, José González Castillo crea la Peña Pacha Camac, en la que Reyes se desempeña como secretario de artes plásticas. Durante un tiempo la peña funciona en la terraza del cafe “Biarritz”, Boedo 868. En 1938, al sufrir el desalojo que le impone la venta del “Biarritz”, luego de ambular por las precariedades de un local de Carlos Calvo, recala en un sótano de la calle Loria 1536.

Superando los avatares, toma parte en sus actividades entre las que se destacan distintos talleres de arte, espectáculos y conferencias. Son años de participación activa en ese centro irradiador de cultura, pionero en su tiempo. En 1935, mientras tanto, ingresa a la Escuela Nacional de Bellas Artes donde tiene maestros tan ilustres como Lino Enea Spilimbergo, Pio Collivadino, Raúl Mazza, Lorenzo Gigli y Adolfo Montero, entre otros. En 1939 se recibe de profesor nacional de Dibujo, y ese mismo año adopta la ciudadanía argentina. En 1947 conoce y se enamora de Anita, quien lo acompañará hasta el fin de sus días. Tienen dos hijos: Rodolfo Mario y Osvaldo. Reyes, reparte sus días entre la tarea del taller, el tiempo para los suyos en el cálido almuerzo familiar, la docencia y sus múltiples actividades sociales, culturales y de beneficencia. A principio de 1953 y a instancias de tres amigos –los jóvenes pintores José Rombolá, Paulino Onorati y Héctor Fernández–, Reyes participa del nacimiento de lo que a poco de andar será uno de los pilares del movimiento de artistas plásticos de la ciudad de Buenos Aires: la agrupación de arte “Bohemia”, que cinco años más tarde, en 1958, lo elige presidente de la nueva entidad. La idea –nacida en el boliche de Lavardén y Patagones en Parque Patricios–, también se nutre de las opiniones de, entre otros, Justiniano García, Francisco López Boudón y Juan Larido. Participados los propietarios del local de la necesidad de exponer sus obras, el 8 de julio del ’53 se realiza la primera muestra; entre los expositores está Francisco Reyes. Paco, Paquito, como lo llamaban sus amigos que eran muchos, está presente en todas las actividades a favor de la comunidad del barrio de Boedo (Rotary Club, Junta Representativa Vecinal, Asociaciones Amigas del Barrio, sociedades de fomento, etc.). En sus comienzas el artista se dedica a la pintura. Al respecto, su amigo Manuel Baquera opinó: “Sus cuadros poseen trazos firmes, colores tenues y ritmo en cuanto a tonalidades y forma. Pero lo más importante de su obra como pintor fue, y continúa siéndolo ahora como escultor, su ansiada búsqueda de la verdad artística”. Fue en la escultura donde manifestó todo su caudal expresivo. El granito, el bronce, el mármol y la calidez de la madera fueron los medios de los que se valió para plasmar todas sus emociones. En este sentido el citado Baquera señaló: “No desconoce las normas del arte, pero como todo buen artista tiene las suyas propias, que son estrictas y puras, sin tendencia a la ornamentación de relleno; por eso podríamos decir que su obra no tiene ni

edad ni historia. Tiene belleza”. Reyes estableció sus talleres en los barrios de San Cristóbal y Boedo. El primero estaba ubicado en la avenida Entre Ríos y Estados Unidos. Luego se trasladó al que habían ocupado otros dos artistas plásticos –el escultor Emilio Andina y el también pintor Antonio Sassone– en la calle citada a la altura del 3475. Finalmente se estableció en Castro Barros 1560, casa que actualmente atesora gran parte de sus pinturas y esculturas. Tanto San Cristóbal como Boedo ostentan sus obras: la plaza Martín Fierro cuenta con su escultura “José Hernández”, la avenida Boedo al 700 alberga a “La Madre”. Funda con un grupo de amigos la Cofradía de la Orden del Lengue y participa como miembro en la Junta de Estudios Históricos del Barrio de Boedo. A

Cuando, ya en el taller de Francisco Reyes, Gran Premio de Honor en Escultura, observamos un rostro surgiendo de una piedra, la voz plena de simpatía del artista comenta: “Me gusta, ¿saben?, experimentar con los materiales. Este es un granito. Su forma oval me sugirió una cabeza, y comencé a tallar un rostro. Porque, para mí –recalca, al par que acaricia la obra sin terminar–, lo fundamental es el continuo diálogo con la materia. El material imprime su calidad, y la forma resultante se modifica en cada caso. Así, el bronce se presta para una mayor soltura de movimientos, para liberar las líneas, que pueden contener masas de aire. En cambio, la piedra, por ejemplo, como la que utilicé en ‘La espera’, me despertó la imagen de algo compacto en forma casi cónica.” Al ver nuestra mirada posarse en obras suyas de otra época, sonríe y dice: “Claro que no siempre cuenta el material; también el impulso del escultor es fundamental.” Al hablar del problema de la comprensibilidad del arte, que, para Reyes, “debe

esas instituciones se suman desde fines del año 1999, los Jardines Nucleados que llevan su nombre, once años después de su fallecimiento acaecido el 16 de abril de 1988. Aunque entre sus sueños quedó sin plasmarse el “Museo de Boedo”, al que imaginaba cobijando las distintas manifestaciones artísticas de un barrio tan singular, no estará lejano el día en el que ello se haga realidad. Al que brindó tanta maestría no habrá de faltarle “...un techo que pueda atesorar lo que ahora se encuentra disperso por ahí”, como él mismo solía decir. Rosa María Silva

alcanzar a todos, y no solamente a los iniciados”, nos declara: “El arte no debe perder claridad, pues es comunicación; si ésta no se posibilita, la obra de arte pierde universalidad. Por eso, para mí, las experiencias modernas deben ser eso: experiencias. Pero no obra definitiva. Actualmente se ve más obra con alambres y trozos de diversos materiales que esculturas monumentales, con lo que se está dando la espalda al oficio. Si perdemos el dominio de la piedra, del mármol, ¿quién erigirá monumentos en el futuro?”, se pregunta Reyes. El fin de nuestro diálogo con el autor de “La espera” coincide significativamente con el sostenido con Presas, otro de los premiados. ¿Habrá llegado el momento de intentar un replanteo del oficio en el arte actual? Para no pecar de extensos, dejamos planteada la pregunta, y con ella el punto final a este reportaje a un triunfador del XLVIII Salón Nacional de Artes Plásticas. DIARIO “CLARIN” 27-7-59

Homenaje a Francisco Reyes

El artista y sus obras en su casa de Castro Barros 1560

El sábado 15 a las 14 en avenida Boedo y San Ignacio se realizará una "matinée de arte infantil". Chicos de los Jardines de Infantes Nucleados "B" del 6º homenajearán a su patrono, con papel, arcilla y música, acompañados por docentes y familiares. A su finalización se procederá a reinaugurar el "Rincón Francisco Reyes" en el café "Margot". Aguardamos su compañía.


ENCUENTRO PRO TEATRO/04: Viernes 14 y sábado 15 a las 22: “Consorcio el secreto” (tragicomedia).

Domingo 15 a las 16: “El misterio del castillo encantado” (infantil).

Sábado 22 a las 21: “Flores Secas” (tangoteatro) Biblioteca “Lubrano Zas”: ver actividades de la Junta de Estudios Históricos del Barrio de Boedo.

Talleres de arte “LA VIA”. Para jóvenes y adultos: (Dibujo, pintura, objetos). Martes y/o miércoles de 18 a 20; sábados de 10 a 12. Niños: (Dibujo, pintura, escultura, cerámica, títeres ). Jueves-viernes de 17.30 a 19; Lucas Marín (4 923-3082). En horario de taller, 4 957-6702. E-mail: lucasmarin@uolsinectis.com.ar. Lunes de 20 a 24: “Milonga con traspiés”. Clases de milonga y baile. Práctica hasta las 24. Jueves de 20 a 22: “Clases grupales de TANGO”. Ernesto Balmaceda y Estella Báez.

José Muchnik

ENTRENAMIENTO - CAMARA - CASTING: (Adolescentes - Jóvenes - Adultos) 20 años formando actores - SOLICITE ENTREVISTA

La Rioja 850 (Actividades gratuitas en ambos centros) Sábado 15 a las 18.30: “INAUGURACION DEL ESPACIO GALPON” con “Alma bruja del tango” y a las 20.30: orquesta típica “El arranque”. Domingo 16 de 11 a 12: Banda sinfónica de la Ciudad y a las 15.30 Circo y Títeres. TALLERES GRATUITOS DE: “Teatro Infantil” y “Recreación y Plástica”: grupos de 6 a 8 años y de 9 a 12. Folclore, guitarra, plástica, historieta, fileteado, y otros.

TITULOS APARECIDOS

1 RUBÉN DERLIS: Tercera fundación de Buenos Aires 2 DIEGO A. RUIZ: El Parque Lezama, un jardín histórico en la zona sur

3 AGUSTÍN REMÓN: “El Farol Colorado” y la mala vida porteña en el Centenario

4 MARIO SABUGO: ¿Apenas un territorio? Conceptos y problemas en torno a la cuestión de los barrios

5 CARLOS PENELAS: Apuntes anarquistas 6 VICENTE BLASCO IBÁÑEZ: Con rumbo a la esperanza 7 ANGEL O. PRIGNANO: San Lorenzo entre Almagro, Boedo y el Bajo Flores 8 FERNANDO SÁNCHEZ-ZINNY: Huracán y Parque Patricios 9 LUIS O. CORTESE: El cementerio provisorio de La Convalecencia. Un territorio casi desconocido 10 ALFREDO L. NOCETI: El barrio de Coghlan. Breve historia testimonial

11 MARIO BELLOCCHIO: Costanera Sur.

comentarios a modo de digresión, en un ambiente de calidez y atención, el poeta magnetizó con su palabra y llevó a las lágrimas a no pocos asistentes, como pudimos observar. Luego, el coloquio que se inició tímidamente, terminó siendo un desborde de preguntas, a punto tal que muchos concurrentes quedaron sin poder hacerlas, pues se había superado la duración del espectáculo; y decimos espectáculo porque verdaderamente lo fue. Y una vez más fue el alumnado –esta vez del CENS N° 42 y de la Escuela Primaria de Adultos N° 16 del Distrito Escolar 3°– el más interesado en conocer el oficio poético del invitado. Antes del cierre, la profesora Haydée de Caffarena (“Es bueno esto de reunir en un café poesía y alumnos, muchos de los cuales viven en el barrio; es una de las tantas maneras de despertar el interés por la cultura”, dijo) llamó a uno de los alumnos para que entregara una plaqueta recordatoria al poeta, tal como se hizo la vez anterior. Tanto aquel primer encuentro como este, dada su cuidada factura e importante contenido, nos dicen de un concienzudo trabajo por parte de la Dirección General de Educación y de los muchos colaboradores –Baires Popular, entre ellos– que sin estar dentro de su marco llevan adelante este proyecto de insospechados alcances.

El 14 de abril se inició el programa “Buenos Aires lee en la voz de sus autores, Ciclo de poetas del 60”, organizado por la Secretaría de Educación del Gobierno de la Ciudad. Esta convocatoria, al igual que la del año anterior, tuvo lugar en uno de los declarados Bares notables: el café “Margot” (Boedo esq. San Ignacio). El profesor Mario Lillo, coordinador de la actividad, presentó al poeta Norberto Corti, quien acto seguido inició la lectura de sus poemas, que ganaron la atención del público por la sencillez de su palabra, claridad metafórica y contundencia de contenido. Luego abrió el diálogo con los asistentes, los que no tardaron en indagar acerca de su quehacer poético y las motivaciones que lo llevaban a la creación. Vale destacar que los alumnos y profesores del CENS (Centro Educativo Nivel Secundario) N° 18, concurrentes al recital, fueron quienes llevaron la parte viva de la informal charla. Al finalizar la reunión, la profesora Haydée Ch. de Caffarena, directora general de Educación –creadora del programa–, antes de agradecer la presencia del poeta participante, habló de la importancia del contacto de los autores con el alumnado de los niveles primario y medio para fortalecer la urdimbre del tramado social y cultural necesario a toda identidad. El segundo encuentro del ciclo se llevó a cabo el día 28 en el café Montserrat (San José 528). Participó el poeta y periodista Roberto Díaz, quien cuenta también entre su producción con invalorables tangos, y así lo demostró: con uno de ellos abrió el recital. Alternando sus versos con amenos

Recordamos los próximos encuentros: mayo 12: Marcos Silber (“Margot”, Boedo 857); mayo 26: Hugo Ditaranto (“El Federal”, Carlos Calvo 595); junio 9: Beatriz Mazliah (“Margot”); y junio 23: Víctor García Robles (“El Federal”).

Organizan: Dirección General de Museos, Comisión para la Preservación del Patrimonio Histórico-Cultural de la Ciudad de Buenos Aires, Revista Todo es Historia. El objetivo del concurso es premiar aquellos trabajos de investigación histórica que relaten el origen y trayectoria de clubes, entidades culturales y deportivas, sedes sociales de colectividades y ateneos existentes o ya extinguidos y su influencia en la historia de los barrios de la ciudad. Jurado: Prof. Lidia González, Lic. Mónica Lacarrieu, Dr. Félix Luna. El fallo del Jurado será inapelable e irrevocable.

Premios: 1er. premio: $ 1.500; 2º premio: $ 700; 3er. premio: $500; 2 menciones de $ 150 cada una. Diplomas de honor. Fecha de cierre: viernes 24 de septiembre de 2004 a las 18. Informes: Dirección General de Museos: 4 516-0941/0942 y concursoclubes@yahoo.com.ar Revista “Todo es Historia”: 4 322-4703 /4803 /4903 y buzon@todoeshistoria.com.ar. Los trabajos se recibirán en la sede de la revista Todo es Historia, Viamonte 773, piso 3 B (1053) Ciudad Autónoma de Bs. As.; de lunes a viernes entre las 10 y las 18.

Días de balneario, noches de varieté

12 MIGUEL A. RUFFO: Recuerdos de “La Alameda” 13 CARLOS A. REZZÓNICO: La llamada “Quinta de Liniers” 14 ROBERTO CUNNINGHAME-GRAHAM: Buenos Aires antaño (1870) 15 CARLOS PENELAS: Ácratas y crotos 16 ARNALDO CUNIETTI-FERRANDO: El viejo Mercado de Abasto 17 ALBERTO J. DI NARDO: Mercedes Simone. El tango y la dama 18 ANGEL. O. PRIGNANO: Pequeña historia del barrio de Flores 19 EDGARDO LOIS: Un intento de desalojo en los años 40 20 FERNANDO SÁNCHEZ-ZINNY: Conflictos y armonías en la nomenclatura porteña

Salón del restaurante “DELÚ” Boedo 787 - 4 931-3230 / 4 957-5062 Sábados de 15.30 a 22: “Milongueando en el 40” Osvaldo y Mely te invitan a bailar y te dan:“Clases de tango salón” de 15.30 a 16.30. Lunes de 17 a 22.30: Baile: “La milonga de los lunes”

CURSOS Y TALLERES AREA MUSICA: *Instrumentos, *Canto y coro. TALLERES GRUPALES: Canto (música popular),*Guitarra, *Armónica, *Ensamble. TALLERES DE ARTE: *Dibujo humorístico,*Dibujo y pintura, *Fileteado porteño. TEMA Chicos (6 a 12 años): *Iniciación musical, *Dibujo humorístico, *Instrumentos musicales. Museo “MONTE DE PIEDAD” Boedo 870 - 2º piso 4 932-4680 / 4 931-8204 E-mail: museo@bancociudad.com.ar HORARIOS DE VISITA: *Lunes, miércoles y viernes de 10 a 17. Martes y Jueves de 10 a 20. Martes 1º y jueves 3 de junio: “Arte para todos” (Seminario para la interpretación de los fenómenos artísticos) Prof.: Jorge González Perrín. Consúltenos, CUPO LIMITADO.

JUNTA DE ESTUDIOS HISTORICOS DEL BARRIO DE BOEDO Las Casas 3634 Dep. 4 / Tel.: 4 924-6858 E-mail: boedohistoria@yahoo.com

Actividades de mayo Biblioteca pública “Lubrano Zas”: en Boedo 853, piso 1º, Tel.: 4 957-1400; Horario de atención al público: Lunes, miércoles y jueves de 17 a 19.


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n una escuela secundaria de nuestra ciudad, el 23 de mayo del año pasado se desarrolló la habitual ceremonia de conmemoración del aniversario del –entonces inmediato– 25. El acto comenzó con la habitual ejecución del Himno Nacional coreado por los asistentes y a continuación el alumno de 5º año Martín de Alzaga leyó, en representación de sus compañeros de curso, las conclusiones a las que llegaron sobre la importancia que se da a los hechos históricos que deberían atesorarse para templar nuestra identidad. “Vamos a leer un texto que la verdad a pocos les importa, por no decir a nadie. Pareciera que la onda acá es perder el tiempo, pero no es así, estamos conmemorando el 25 de mayo de 1810. Hoy, 23 de mayo, a dos días de la conmemoración de los 193 años de esta fecha histórica, estamos acá parados mirando una bandera, nuestra bandera y no se nos mueve un pelo. A ver: ¿quién en este instante recuerda con el alma aquel momento? ¿Quién al izar la bandera todas las mañanas lo hace con el sentimiento que tenían aquellos? Este es uno de los tantos problemas de nuestro país: no nos importa. No nos importa la historia. No nos importan los símbolos. No nos importa el país. Nosotros, como 5º año, no estamos acá para llenarlos de palabras huecas y reiterativas; estamos para decir lo que pensamos. No sería honesto de nuestra parte decirles: ‘Hoy 25 de mayo de 2003, conmemoramos el primer gobierno patrio, bla, bla, bla... y estamos muy felices bla, bla, bla...’, y todo lo que venimos escuchando desde primer grado. Suponemos que ustedes tampoco quieren seguir escu-

El bar “La Poesía”, en la esquina de Chile y Bolívar, en una fotografía de Horacio Clemente, 1982.

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o puedo ir hacia el pasado reciente sin rememorar a los muchos amigos con los que compartí recitales, encuentros, presentaciones de libros y largas charlas acerca del país, de poesía, de literatura, en suma: la vida. Con Francisco Madariaga y Oscar Portela, poetas correntinos, íbamos a comer puchero al ya mítico restorán “La Coruña”, de Bolívar entre Carlos Calvo y Humberto I. Luego las lecturas de poemas en “El Zaguán” que promovía Jorge Propato a las que se acercaban músicos y actores. Escuché en el lugar a Mario Paolucci, Alfredo Carlino, Francisco Squeo Acuña, Marcos Silber, Carlos Patiño. Y con frecuencia, actrices como Virginia Lago y Lucrecia Capello leían allí nuestros trabajos. Entre 1982 y 1985, la cita era en “La Poesía”, en la esquina de Chile y Bolívar, lugar que tenía a Rubén Derlis como factótum mayor, y donde Rubén Chihade convocaba a jóvenes poetas, y entre estos a los hoy directores de la revista La Guacha, que entonces rompían sus primeras lanzas poéticas. Allí, el poeta paraguayo Elvio Romero leyó sus poemas, Hernán Oliva electrizó con su violín, y algunos integrantes del Grupo Espartaco, como Elena Diz, Mario Mollari y Juan M. Sánchez alumbraron de color

chándolo. Por eso, hay una sola cosa que nos gustaría dejarles: queremos un cambio. No buscamos una revolución como la de 1810, buscamos una verdadera toma de conciencia. ¿Por qué nos interesa más la historia de los faraones de Egipto que el pensamiento de Moreno y Castelli? ¿Por qué sabemos más sobre las conspiraciones alemanas y francesas de la Segunda Guerra Mundial y no tenemos ni idea de las que atentaron contra la Revolución de Mayo? A eso nos referimos cuando hablamos de una “toma de conciencia”: a informarnos. A no quedarnos en la famosa y poco verídica escena de French y Beruti repartiendo escarapelas. Ni en la cantidad de paraguas que, según se dice, había en la actual Plaza de Mayo aquel 25. Nos referimos a usar la capacidad de análisis que tenemos para entender lo que pasa ahora en nuestro país desde la historia. En dos días tendremos un nuevo presidente electo. Alguien que no había estado nunca antes cumpliendo ese rol. Algo nuevo para todos nosotros los argentinos; situación no muy distinta de la que vivió el pueblo ese mismo día casi dos siglos atrás. Demasiada casualidad, ¿no les parece? Si es que existen las casualidades. Escuchemos a la historia, algo nos quiere decir con esto. Creemos que puede ser nuestra oportunidad para dejar de ser espectadores ingenuos e ignorantes de todo lo que nos rodea. Creemos que este es el momento para tomar conciencia.” Y finalizó el alumno recordando las palabras de Mariano Moreno: “Si los pueblos no se ilustran, si cada hombre no conoce lo que vale, lo que puede, lo que debe, nuevas ilusiones sucederán a las antiguas y después de vacilar algún tiempo, será tal vez nuestra suerte mudar de tiranos sin destruir la tiranía”.

sus paredes. Por la noche se hacían presentes vecinos, músicos y trasnochadores que conformaban un conjunto heterogéneo y singular. Llegó 1983 y concretamos un encuentro nacional de poesía: Poesía `83, que reunió a numerosos escritores de todo el país junto a actores y músicos. La época perecía traer aires esperanzadores; por lo tanto había un clima solidario y expansivo. Francisco Bagalá, Rubén Chihade, Rubén Derlis, Jorge Landaburu, Beatriz Mazliah, Alberto Polat, Jorge Propato, Susy Quinteros, Marta Toiberman y quien esto escribe fueron los fundadores. Adhirieron al encuentro Teatro Abierto, Asociación Argentina de Actores, Sociedad Argentina de Artistas Plásticos, Grupo de los Siete, Septiembre Literario, MEEBA, entre otros. En Estados Unidos y Chacabuco había un boliche antiguo que a Chihade, a Ramón Plaza y mí nos resultaba fascinante. Allí nos reuníamos semanalmente para consolidar lo que luego se concretó: Poesía Blindada, antología de la poesía argentina del 60 cuyo primer volumen se editó en 1990; lamentablemente el segundo tomo no pudimos publicarlo por problemas económicos, por lo que muchos poetas de la generación quedaron pendientes. En esa época nos preguntábamos dónde estaría Nira Etchenique; hace unos años nos reencontramos y pudimos continuar un diálogo que se había interrumpido por el exilio. También en San Telmo se creó el Grupo de los Siete. Compartí su creación con Rubén Chihade, Alicia Dellepiane Rawson, Rubén Derlis, Oscar González, Rafael Alberto Vásquez y Roberto Selles. Dimos varios recitales e hicimos home-

En 1886 fue promulgada por el presidente de los Estados Unidos, Andrew Johnson, la llamada Ley Ingersoll, que establecía la jornada diaria de 8 horas de trabajo. Era la respuesta a dos años de lucha de la American Federation of Labor. Ante el incumplimiento de lo dictaminado, las organizaciones laborales y sindicales de Estados Unidos se movilizaron y paralizaron el país productivo. Las refriegas del 1º de mayo de 1886 en la Haymarket Square de Chicago –donde una bomba produjo la muerte de varios policías– provocó la detención, culpabilización nunca probada, juicio sumario y ejecución de cuatro líderes anarquistas, desde entonces, los “Mártires de Chicago”. En julio de 1889, la Segunda Internacional instituyó el “Día Internacional del Trabajador” para perpetuar la memoria de los hechos de mayo de 1886 en Chicago. Esta celebración fue gradualmente universalizándose a punto tal que hasta la Iglesia Católica dio su virtual visto bueno en 1954 al declararlo festividad de San José Obrero. “Lo difícil es lo que puede hacerse inmediatamente, lo imposible es lo que necesita un poco más de tiempo”; “Profesores: ¡nos estáis haciendo viejos!”; “Prohibido prohibir”; “La imaginación al poder”. Son las proclamas del llamado “Mayo francés”. La huelga general del 13 de mayo despabila a Charles de Gaulle, quien oscila entre hacer concesiones a los reclamos obrero-estudiantiles o complacer a una clase media burguesa asustada por la posibilidad de una “Francia roja”. En una primera instancia, esos temores dan lugar a una escueta victoria oficialista en el referéndum convocado, pero el archivo de las reivindicaciones hace reverdecer la protesta –un año después– para provocar el definitivo alejamiento de De Gaulle. Sin embargo, el resultado de las siguientes elecciones entronizaría al gaullista Pompidou. La “estirada” renuncia del virrey no llega. Belgrano y Saavedra se constituyen en diputados ante el Cabildo y transmiten la inquietud popular por la tardanza. Hay firmeza y determinación en sus voces. Así logran que de inmediato se publique el bando de destitución. Informado Cisneros, no se hace rogar y entrega el mando con las primeras luces –nubladas y lluviosas– del 25 de mayo. French y Beruti acaudillan la congregación popular frente al Cabildo y reparten las famosas cintas que aún hoy se discute si ya llevaban los colores patrios, disquisición mínima comparada con la consagración de la Primera Junta. Falta todavía para la Independencia y más aún para la unión del territorio y la paz interior, pero por primera vez se puede oír claramente “el ruido de rotas cadenas”. Tres hechos de mayo: uno entrañablemente nuestro, los restantes universales, unidos en las luchas populares en pos de la utopía. Batallas icónicas que ostentan la paternidad de logros libertarios esenciales que no pueden ser sometidas al descuido o al olvido. El acecho retardatario aguarda permanentemente su oportunidad tras un burgués asustado, un explotador desmedido o un entreguista trasculturizado. La identidad nacional, los derechos laborales e individuales, no son bienes a negociar. Mario Bellocchio

najes a importantes figuras de nuestra cultura, entre ellos a Raúl González Tuñón y Carlos Gardel con plaquetas ilustradas por importante plásticos: Basia Kuperman, Carlos Terribili, entre otros, que tuvieron amplia difusión. Eramos los integrantes de la generación del 60 que habían querido silenciar, pero que persistía en la resistencia de la poesía y los valores de libertad y democracia. No puedo dejar de mencionar los recitales en “La Peluquería” de Bolívar al 900, en “El Viejo Almacén”, en la pizzería “Tío Mario” de Balcarce y la cortada San Lorenzo. Finalmente terminábamos recalando en el bar de Perú y Chile “Cometa”, que permanecía abierto las veinticuatro horas. Y debo mencionar también las lecturas que realizamos en el Centro de Colectividades Gallegas, sitio muy frecuentado por el poeta español Arturo Cuadrado. En 1990, Ramón Plaza escribió: “Frente a la suma de negaciones, los poetas del 60 existen, están vivos. La mayoría sigue escribiendo, aunque se les niegue la posibilidad de publicación y de lectura de sus textos. Es una generación que no tuvo poderes oficiales ni privados. Casi ninguno, salvo las públicas evidencias, eligió la carrera literaria tan en boga hoy nuevamente”. Desde el corazón de San Telmo, que es mi lugar desde hace muchísimos años, mi homenaje a Rubén Chihade, Jorge Propato, Francisco Bagalá, Ramón Plaza y Francisco Madariaga, poetas entrañables que ya no están entre nosotros físicamente, aunque viven en la memoria de sus amigos. María del Carmen Suárez

La nueva agrupación que reúne a Papeles de Boedo, Círculo de amigos del café “Margot”, Espacio de Teatro Boedo XXI y los periódicos Desde Boedo y ABC intenta revivir con nuevas propuestas la mística del Grupo Boedo, sus novelistas y poetas; la de los pintores, escultores y grabadores que constituyeron los “Artistas del Pueblo”; la del teatro, la Peña Pacha Camac y la Universidad Popular, movimientos que dieron forma a la primera experiencia colectiva de arte social en nuestro país. ACTIVIDADES Sábado 8, a las 17: 2º encuentro de “Buenos Aires esquina Boedo”: “¿Donde estás, corazón?” (Marta Albanese y Cony Vera). Café “Esquina Osvaldo Pugliese” (Boedo y Carlos Calvo).

Sábado 15, a partir de las 14: Los chicos de los Jardines de Infantes Nucleados B recordarán al escultor Francisco Reyes pintando en la esquina de Boedo y San Ignacio.

A continuación: reinauguración del llamado “Rincón de Francisco Reyes”, en el interior del café “Margot”.

Lunes 17, a las 19: Inauguración de la 1ra. Exposición plástica: “Los Artistas del Pueblo”, grabados de Guillermo Facio Hébequer, Adolfo Bellocq, Abraham Vigo y José Arato. (Café “Margot”, Boedo 857).

Buenos Aires lee en la voz de sus autores: Ciclo de recitales poéticos y literarios en los cafés de Buenos Aires, organizado por la Secretaría de Educación del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Próximos encuentros: Miércoles 12, a las 19: Marcos Silber (“Margot”, Boedo 857). Miércoles 26, a las 19: Hugo Ditaranto (“El Federal”, Carlos Calvo 595).

Todos los sábados de 10 a 14:_Mesa de publicaciones, juntamente con Desde Boedo y Papeles de Boedo. En la vereda del café “Margot”.


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omo librero ya sé que las palabras definen una sociedad: las que se usan conversando, las que emite el televisor, las que se comen (las que se leen), anotó el recientemente desaparecido Héctor Yánover, librero y poeta, en su libro Memorias de un librero escritas por él mismo. Luego de mi experiencia como estudiante de librero durante diez años (nunca recibido), entendí que la librería es una especie de barómetro que sirve para medir la presión del aire cuando arrastra las ideas, los interrogantes, las pulsaciones de las personas que forman una sociedad. En una librería puede obtenerse una clara sospecha sobre qué es lo que ocurre en la cabeza de un amplio mosaico ciudadano. La librería no es cualquier otro negocio; en las librerías de Buenos Aires las lenguas se sueltan y hablan, y pronuncian una palabra de más, dos palabras de más; esas palabras que quedan a la sombra cuando de comprar una remera se trata. Ahora bien, ¿por qué sucede lo que sucede?, porque el porteño entra a la librería a comprar libros, o sea cultura, y a no joder, que el porteño bien sabe que la cultura es una cuestión seria. Así, ante su verdad, el porteño se pone serio y encara, y habla, y pronuncia la primera palabra de más buscando la cubierta apropiada, la cáscara culta que le permita ser la persona indicada en el lugar indicado. Cuando esto sucede, cuando la sociedad se muestra gratis, ahí, al frente del espectáculo, es necesario alguien con capacidad para mirar, para escuchar, alguien que sepa de libros, que entienda exactamente la diferencia entre lectura o desierto; ¿para qué hace falta la figura del librero?, es muy simple,

para que funcione el barómetro, ese reducto donde todo puede suceder (bienvenidos los nuevos lectores) y donde todo puede ser medido por la sospecha; digamos que en una librería todo puede suceder como todo sucede alrededor de una mesa de café. Eso sí, la librería y el café deben estar en Buenos Aires. Pero es aquí donde comienzan los problemas con estos días extraños, donde tanta falta hace encontrar aunque más no sea la primera hilacha del hilo que revele el secreto de la madeja; sí, gatitos míos, parece que se están acabando los libreros. Las canas en el pelo y la globalización al trote flexibilizador casi se han llevado los últimos ejemplares de una raza de pensadores, de escrutadores de la vida y del sano consejo de lectura. Chau, qué lástima, es el saludo para aquellos hombres libreros que conocían el territorio por donde caminaban; esos tipos que se delataban en el mismo momento de tomar el libro entre las manos. Lectores amigos que sabían de literatura, de historia, de psicología; que sabían sobre sus propios temas, sus preferencias, pero que además conocían otros contenidos y entonces informaban, charlaban, se apasionaban entrando en sintonía con aquellos que buscaban libros. Hombres aquellos que sabían puntualmente dónde paraba el bondi buscado. Hombres que no erraban el estante, que no erraban en el stock que sólo mostraba la pantalla de su memoria. Jamás una computadora, así era antes; pero después sí, un poco, un poquito, y estaba bien porque era necesario. Los últimos veinte años, nada más que por poner una marca temporal aproximada, la cantidad de títulos editados, la cantidad de libros que empezaron a

entrar a los locales, hizo imposible que el librero conociera todo. Así la sociedad empujaba una marea, muchas veces, o casi todas, de papel picado sobre sorprendidos estantes que ya no supieron de siestas, reposos, y buenas cosechas. Yánover, en el libro citado, escribió, Un librero es un hombre que cuando descansa lee. Y aquí otro invitado a la fiesta, cuándo, en estos tiempos de locura y explotación laboral, y ya no un librero, sino una persona a quien le interesan los libros, un simple estudiante como fui yo, y no uno más de esos empleados, baratos de contratar, y a los que les da lo mismo vender libros o papas, digo, cuándo es que descansa el aspirante. Cuándo estará en condiciones de detectar las anécdotas, las frases que delatarán nuestra altura como seres pensantes, como seres que en sus manos tienen la posibilidad de un futuro sustancioso, si el aspirante no puede formarse. Alguna vez me pidieron, ¿Tenés Quién mató al Pato Donald o al Pato Lucas?, o a alguno de los dos..., no es para chicos, el pedido estaba referido al libro de Ariel Dorfman y Armand Mattelart, Para leer al Pato Donald, sociología y política. Otra vez sucedió que una señora dijo, Tenés el libro sobre el holocausto judío escrito por Ana Kare-nina..., es una chica que vivía en un sótano; sin palabras. Anécdotas que divierten y no tanto, depende desde dónde se las mire, y por eso hace falta que alguien las mire, alguien las anote, ahí el librero que hoy está desapareciendo. Hoy en las librerías se puede encontrar un empleado que no sabe cómo es un libro de editorial Losada, o alguien que pregunta cómo se escribe Rilke mientras sus deditos ansiosos sobrevuelan el

teclado de la computadora. Pero hay más, doy fe de que en algunas librerías en Buenos Aires el aspirante a librero se ve obligado a ciertas cuestiones que poco tienen que ver con una concepción mínima del buen librero. La librería posmo está dividida en corralitos, y aquel que vende novelas pues no podrá vender un libro infantil; el cliente podrá pedir Peter Handke, pero una vez que cumplió con el pedido, el aspirante debe indefectiblemente ofrecer el libro que el local tiene en promoción (entiéndase el título de la editorial con la arreglaron mejores condiciones, así la disputa en el mundillo editor), y que en ese momento puede ser un libro de Bucay; la negativa a ofrecer el libro adicional trae aparejado un problema para todo aspirante que todavía tenga alguna reserva de lógica y ética, entiéndase, al final del día se da un ranking sobre quiénes en el local hicieron bien los deberes y quiénes no; el aspirante está obligado a vender un cupo de ejemplares diarios del libro marcado y está obligado a sonreír; el aspirante deberá rotar entre los distintos locales de la firma, así nadie logra reeditar el contacto humano, la visita, el saludo, que es uno de los premios que gana el librero. En estos días la flecha del tiempo apunta a aparentar; aparenta y serás. Podés estar parado en el salón de ventas de una librería e intentar, pero va a estar difícil porque tenés las manos llenas de planillas para afiliar clientes a la tarjeta del club de la librería (no te olvides, 15 por día, de lo contrario..., a cucha), y porque al parecer Buenos Aires pretende arreglárselas sin barómetros. Ahora que escribo pienso que quizá sea lo correcto, porque hay tan poca idea, tan poca charla, qué triste, tan poco aire.

Edgardo Lois

Los invita al 2º encuentro de su ciclo:

“Buenos Aires esquina Boedo” ¿DONDE ESTAS, CORAZON?

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uenta la tradición que cuando Joaquín V. González, flamante primer presidente de la Universidad Nacional de La Plata, convocó a Enrique del Valle Iberlucea en 1906 para ser secretario general de la misma éste le inquirió, entre curioso y extrañado: “Pero doctor, ¿no teme usted ser cuestionado por designar a un socialista?” A lo que el gran riojano (Joaquín V., por supuesto, jamás se nos ocurriría dar ese título a otro, salvo quizás a Facundo) le respondió con su habitual parsimonia: “Mire, doctor, para esta nueva Universidad yo quiero a los mejores. No me interesan las banderías políticas, sino la calidad”. Y para rematar, también lo invitó a colaborar en el proyecto de la Ley Nacional del Trabajo, que pretendía perfeccionar el primer Código que el mismo González había elaborado y puesto en vigencia siendo ministro del Interior del presidente Roca. Lo cierto es que “calidad” sobraba pues el “gallego” Iberlucea, a los 29 años, era doctor en Jurisprudencia y en Filosofía y Letras; había fundado en Rosario, en 1896, el periódico Fiat Lux y formado parte de la redacción de La Revista; colaboraba en La Capital y en La Prensa, había fundado el “Centro de Antropología y Sociología Criminal” de la Facultad de Derecho de Buenos Aires que auspició las conferencias de Pietro Gori; era profesor en el Colegio Nacional Central (actual Buenos Aires) y en las facultades de Derecho de La Plata y de Filosofía y Letras de nuestra ciudad; había publicado Derecho Político (1901), La Ley de Residencia (1903), Expulsión de extranjeros (1903), Teoría materialista

de la historia (1906) y Fundamentos científicos del divorcio, trabajo éste que leyó en 1902 en el Centro Socialista Femenino y derivó en su afiliación al partido fundado por Juan B. Justo. Había, pues, recorrido mucho camino desde su nacimiento en Castro Urdiales, provincia de Santander (España), el 18 de abril de 1877 y mucho le quedaba por hacer antes de morir a los 44 años. A sus múltiples actividades agregó, en 1910, la dirección de la Revista Socialista Internacional, que al fundarse el mismo año el Ateneo Popular pasó a ser su órgano con el título Humanidad Nueva; dirigió La Vanguardia entre 1916 y 1917, publicó infinidad de artículos y numerosos libros de historia, jurisprudencia y política, entre los que cabe citar por su importancia Industrialismo y socialismo en la Argentina (1909), Nacionalismo e internacionalismo (1913), Jornada legal de trabajo (1913), La cuestión internacional y el Partido Socialista (1917), El divorcio y la emancipación civil de la mujer (1919), La doctrina socialista y los consejos de obreros (1920), etc. En 1913 fue elegido senador por la Capital como candidato del Partido Socialista tras sortear en la Cámara –como no podía ser de otra manera– una impugnación. Allí desplegó una enorme labor parlamentaria centrada tanto en la defensa de la clase obrera –con proyectos sobre la reglamentación de horas de trabajo y del trabajo a domicilio, prohibición del empleo de fósforo blanco en la industria, salario mínimo, etc.– como en aspectos más generales pero no menos importantes como el Código Penal, derogación de leyes de excepción, reformas a la Constitución Nacional, alcoholismo, emancipación civil de la mujer y otros. A lo largo de sus publicaciones, antes citadas,

se advierte la evolución política de Iberlucea –quizás a trasmano de su propio partido– desde su internacionalismo frente a la Guerra Mundial hasta su decidida defensa de los “consejos de obreros” (soviets) en Rusia. Y por esta última posición, enarbolada en el Congreso Socialista de Bahía Blanca de 1921, lo procesó el juez federal de dicha ciudad, motivo por el cual el Senado –ni lerdo ni perezoso– votó su desafuero. La reacción popular fue masiva e inmediata, culminando en dos grandes actos en los teatros Coliseo y Nuevo. Una última publicación basada en sus discursos de defensa en la Cámara, La libertad de pensar. Mi desafuero, fue su testamento político, pues falleció el 20 de agosto del mismo año.

Este año 2004 se cumple el centenario de la primera elección de Alfredo Palacios, justamente llamado “el primer diputado socialista de América”, por lo que hemos creído un pequeño acto de reparación histórica recordar también –en este mes de mayo– al “primer senador socialista”, tal vez un poco olvidado pero presente en una calle del proletario barrio de La Boca. Diego Ruiz

(El amor con humor en la mitad de la vida).

Marta Albanese y Cony Vera, con la dirección de María Rosa Gallo. Presenta: Rosa María Silva. El sábado 8 de mayo a las 17 en el café “Esquina Osvaldo Pugliese”, Boedo esquina Carlos Calvo. Entrada libre y gratuita sin obligatoriedad de consumición.

ECOS DE LA PRIMERA REUNION De haberse requerido entrada para la reunión inaugural del 17 de abril, deberíamos haber recurrido al consabido “no hay más localidades”. Tal fue la respuesta a la convocatoria que brilló con dos figuras consagradas de la actualidad –Esteban Morgado y Lidia Borda– y la inmanente presencia de la estrella homenajeada: Mercedes Simone. Alberto Di Nardo dosificó con maestría sus evocaciones y conducción de lo que se constituyó en un espectáculo ovacionado por los presentes. La producción y presentación tuvieron la jerarquía que Rosa María Silva acostumbra volcar en sus trabajos.


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