MÉRITOS Y CRÍTICAS A LA FORMACIÓN UNIVERSITARIA Reconozco que tengo algunos sentimientos encontrados con la formación universitaria como tal. Personalmente, jamás tuve referentes universitarios y menos áun el área que decidí involucrarme. Creo que hubo varías cosas de la UTEM que desconocía hasta incluso después de egresada, quizás de ingenua o escasa comunicación de parte de la misma escuela, aunque también creo que estuve un poco absorta en la vorágine académica, siempre mirando hacia adelante y tratando de no perder más tiempo. Habría estado agradecida de que en mis tiempos hubiésemos contado con más apoyo psicológico de parte de la universidad, sobre todo recién ingresados/egresados, así también con tutores/padrinos y delegaciones o departamentos de género/disidentes que puediesen hacerte la estadía más llevadera. Seguramente en la actualidad mucho de lo que relato ya existe o se le ha tomado la debida importancia. Aún así, siento mucha gratitud con lo que la escuela me entregó, una malla diversa (que me hizo ser una diseñadora bastante integral), pero por sobre todo en relación a la calidad de docentes, tanto como profesores y seres humanos. Muchas veces sentía que había una romantización de la precariedad de manera generalizada y en otras pienso que hacían lo que mejor podían con lo que tenían. Es en este último punto en el cuál responsabilizo netamente a la UTEM, lamentablemente en los años que cursé sentia que la infrastructura (tangible y virtual) no era la óptima y carecía de ciertos aspectos (materiales, plataformas, etc.) que habrían hecho nuestra estadía mucho más llevadera. Pese a este último punto, no creo tampoco que haya sido un obstáculo, sino más bien un peso extra, pero confío que con los años el panorama haya cambiado y que la escuela también se haya ido reinventando con el tiempo.
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