Corona a la Virgen de los Dolores

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En el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén D: Señor, abre mis labios. R: Y mi boca proclamará tu alabanza. D: Dios mío ven en mi auxilio R: Señor, date prisa en socorrerme. D: Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo. R: Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, me pesa de todo corazón haber pecado, porque he merecido el infierno, y he perdido el cielo; y sobre todo porque te ofendí a Ti, que eres tan Bueno, y que tanto me amas. Y a quien yo quiero amar sobre todas las cosas, propongo firmemente con tu gracia enmendarme y alejarme de las ocasiones de pecar; confesarme y cumplir la penitencia. Confío me perdonarás por tu Infinita Misericordia, y me darás Gracia para no pecar más. Amén D: RECEMOS 1 PADRE NUESTRO, 3 AVE MARÍAS Y 1 GLORIA AL PADRE, POR LAS INTENCIONES DEL ROMANO PONTÍFICE.


PRIMER DOLOR

El Primer Dolor lo experimentó el Inmaculado Corazón de nuestra Madre Santísima al Presentar, en compañía de su Divino Esposo San José, a su Adorable Hijo en el templo y escuchar la profecía del Santo Simeón. ¡Oh Dueña nuestra, adorada Señora!, ¿será posible que tan pronto inicien los dolores para Vos?, ¿Ya tan cerca está la figura del Calvario para tu Divino Hijo? ¡Ah Reina y Madre nuestra en tu primera angustia, llévanos de tu Mano Poderosa para comprender éste camino de dolor y lágrimas que en honor de tu Majestad iniciamos! Amén SE REZA 1 PADRE NUESTRO, 7 AVE MARÍAS, 1 GLORIA PATRI. Jaculatorias: D: Madre llena de dolores, acuérdate que en la Cruz, te nombró tu Hijo Jesús, Madre de los pecadores. D: Por tan acerbos dolores, ¡oh Madre!, cuando expiremos. R: Haced que el alma entreguemos, por tus Manos al Señor.


SEGUNDO DOLOR El segundo Dolor lo experimentó el Sacratísimo Corazón de nuestra Madre Santísima en la Huída a Egipto, en compañía de su Divino Hijo Jesús y su Santísimo Esposo José. ¡Oh exiliada Madre!, ¡Divina errante en compañía de los Monarcas Celestiales en tu segunda angustia! Concédenos ver lo despreciable que es el mundo, lo amargo que es la satisfacción de las pasiones y la carne; y lo detestable que es servir al demonio. Para que sólo busquemos amar, servir y satisfacer lo que agrade a tu Corazón doloroso, que no busca otra cosa que nuestra eterna dicha. Amén 1 Padre nuestro, 7 Ave María, 1 Gloria Patri…etc.


TERCER DOLOR El Tercer dolor lo padeció la Madre Bondadosa y toda Misericordiosa, en la pérdida, sin culpa suya, de su Divino Hijo Jesús. ¡Oh Inmaculados Dueños de nuestro corazón, José y María!, ¿qué experimentó vuestro Corazón adorable al perder al Dueño de sus vidas?, ¿qué sintió su Alma sacratísima al no encontrar al Esposo anhelado? ¡Oh, y cuán grande lección me dais a mí, miserable pecador e indigno!, ¿cuántas veces he perdido a mi Señor y Dios, por causa de mis pecados, inclinaciones, pasiones y descuidos? ¡Y así, sin Dios, vivo en la insensata felicidad! ¡qué necia eres alma mía, que no lloras perder a tu Dios, cambiándolo por el trato con los mundanos! ¡Madre nuestra, Dueña nuestra en tu tercera angustia!, ¡déjanos consolar éste tu tercer dolor, donde te prometemos no amar ya a creatura alguna por encima de Dios, de Ti y de tu Santísimo Esposo San José! Amén 1Padre nuestro…etc.


CUARTO DOLOR El cuarto dolor de nuestra Señora y Madre fue cuando encontró a su Divina Majestad con la Cruz a cuestas camino al calvario, en la calle de la amargura. ¡Ha llegado la hora, oh Invictísima Mártir!, ¡dos miradas se encuentran y dos corazones se abrazan místicamente en tu cuarta angustia!, ¿oh Reina, ese es el más bello de los Hijos de los hombres?, ¿Ese es el Monarca supremo, con tal corona de Espinas? ¿Así es tratado el Dios y Señor de todos los Santos? Emperatriz de todo y de todos, déjanos seguir a tu lado el camino doloroso, no queremos apartarnos de Ti, pues de lo contrario, no entenderíamos tan grandes misterios, de los cuales Tú eres Fuente inagotable, concédenos ser dóciles a tu Voz, Pastora nuestra, para llegar a salvo a la patria eterna, donde adoraremos tus Dolores gloriosos que tanto te han encumbrado. Amén 1 Padre nuestro…etc.


QUINTO DOLOR El quinto dolor lo sufrió el Santísimo Corazón de Nuestra Madre cuando vio morir a su Divino Hijo en la Cruz. ¡Ésta es la hora de horas que estaba destinada a tu Corazón!, ¿quién te consolará oh Madre abandonada en tu quinta angustia?, ¡Ya está en el Altar la Víctima Divina, y en esa misma ara santa está tu crucificado Corazón! ¡Perdón Madre y Señora!, nosotros somos los causantes de tanta angustia y dolor; permítenos consolarte en ésta pena, prometiendo no ofenderte más por medio del pecado. Amén 1 Padre nuestro…etc.


SEXTO DOLOR El sexto dolor lo sufrió el compasivo Corazón crucificado de nuestra Madre al recibir en sus brazos el cadáver de su Divino Hijo. ¡Divina Señora y Emperatriz de lo creado!, ¿quién ponderará como debiera tu sexta angustia?, ¡cuán poco hemos llorado esa herida mortal que recibe tu Corazón doloroso!; Madre nuestra, ¡basta el pecado!, no más pecar, no más ofenderos, perdón, misericordia, piedad para nosotros pobres pecadores. Amén 1 Padre nuestro…etc.


SEPTIMO DOLOR El séptimo dolor lo experimentó el agonizante Corazón de nuestra Madre en la sepultura de su Divino Hijo y en su amarga Soledad. Oh Emperatriz de la Soledad, Reina nuestra y Divina Madre, ¿qué os queda ahora en el mundo pues ya has sepultado a quien es tu Vida? Déjanos vivir siempre a los pies de tu Soledad amarga, queremos estar Contigo siempre, gozándonos en tus dolores y viviendo en tu penosa soledad. Madre nuestra, al finalizar ésta tu vía de dolor, sólo te pedimos que en tu misericordia y piedad no nos mires con desprecio, antes bien, recuerda que nos aceptaste por hijos al pie de la Cruz; por tanto Madre, ejerce con nosotros tu Maternal oficio y líbranos de los males de ésta vida, para ir a alabarte eternamente en el cielo junto a la Trinidad Santísima, por siempre. En tu doloroso Corazón ponemos nuestra esperanza. Amén 1 Padre nuestro…etc.


A continuación se rezan 3 Ave Marías de la siguiente manera:

Por la necesidad de nuestra Madre de alguien que bajase el Santo Cuerpo de su Divino Hijo de la Cruz: Ave María Por la necesidad que padeció nuestra Madre de un sudario en qué envolver el Cuerpo de su Divino Hijo: Ave María. Por la necesidad que sufrió nuestra Madre al pedir un sepulcro para su Divino Hijo: Ave María. EN HONOR DE SU AMARGA SOLEDAD RECEMOS LA SALVE, FINALIZANDO CON EL HIMNO STABAT MATER.


HIMNO STABAT MATER La Madre Dolorosa estaba llorosa junto a la Cruz, de donde pendía su Hijo. Cuya alma que gemía de tristeza y dolor llena, atravesó cruel espada. ¡Oh, cuán afligida y triste, estuvo Aquella Bendita Madre de su Unigénito! Se dolía y entristecía, Madre piadosa al mirar, las penas de su Hijo Amado. ¿Y cuál hombre no llorara, al ver de Cristo a la Madre, en tan tremendo suplicio? ¿Quién sin contristarse puede, contemplar a ésta Madre, llena de Dolor con su Hijo? ¡Por pecados de su pueblo, vio a Jesús en los tormentos y sujeto a los azotes! Vio a su Dulcísimo Hijo, moribundo y desolado, cuando entregaba su Espíritu. Ea Madre, de amor fuente, del dolor sienta la fuerza para que llore Contigo. Haz que arda mi corazón en amor a Jesucristo, para que en mí se complazca.


Hagas esto, Santa Madre, que imprimas hondas las Llagas de Cristo en mi Corazón. Dame parte de las penas que tu vulnerado Hijo, por mí se dignó sufrir. Haz que mientras yo viviere, pio te acompañe en llanto, y al crucifijo en Dolor. Mi deseo es mantenerme Contigo junto a la Cruz y acompañarte en las lágrimas. Virgen Preclara entre vírgenes, me es amargo tu Dolor, mientras no llore Contigo. Porte la muerte de Cristo, en Pasión consorte sea; y me acuerde de sus Llagas. Haz que me llaguen sus Llagas y me embriague con la Cruz y la Sangre de tu Hijo. Para no ser condenado, ¡oh Virgen!, Tú me defiendas en el día del Juicio. ¡Al llegar mi muerte, Cristo, concédeme por tu Madre, la palma de la Victoria! Cuando el cuerpo se disuelva, haz que se dé a mi alma, la Gloria del Paraíso. Amén ORACIÓN FINAL Dios nuestro, que quisiste que la Madre de tu Hijo, compartiera con Él, de pie junto a la Cruz, sus sufrimientos; haz que todos nosotros, asociados con la Virgen en la Pasión de Cristo, participemos también en la Gloria de la Resurrección. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén

FIN DE LA CORONA DOLOROSA


PROMESAS DE NUESTRA MADRE SANTÍSIMA A LA GLORIOSA SANTA BRÍGIDA DE SUECIA, PARA LOS QUE REZAN LA CORONA DOLOROSA

1º Pondré paz en sus familias. 2º. Serán iluminados en los Divinos Misterios. 3º. Los consolaré en sus penas y acompañaré en sus trabajos. 4º. Les daré cuanto me pidan con tal que no se oponga a la voluntad de mi Divino Hijo y a la santificación de sus almas. 5º. Los defenderé en los combates espirituales con el enemigo infernal, y los protegeré en todos los instantes de sus vidas. 6º. Los asistiré visiblemente en el momento de su muerte: verán el rostro de su Madre. 7º. He conseguido de mi Divino Hijo que los que propaguen esta devoción (a mis lágrimas y dolores) sean trasladados de esta vida terrenal a la felicidad eterna directamente, pues serán borrados todos sus pecados, y mi Hijo y Yo seremos su eterna consolación y alegría. ¡CONSAGRADO A NUESTRO PADRE Y SEÑOR SAN JOSÉ, PARA GLORIA DE MARÍA DOLOROSA, Y DE SU DIVINO HIJO JESÚS!


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