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Consejo Local de Hermandades y Cofradías

Fausto Lahoz López - Secretario

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En primera instancia, me gustaría agradecer a la Concejalía de Cultura su labor encomiable para facilitar, trasladar y poner voz a la actividad que desempeña el Consejo Local de Hermandades y Cofradías de nuestro pueblo de Lora del Río, dejándonos colaborar, un año más, en su edición de la presente Revista de Feria. Consejo este sobre el que, en nombre de su presidente D. Emilio Campos Rodríguez y su Junta Superior, me aventuro a escribir estas líneas.

Quisiera destacar la importancia que merece la voluntad de seguir promoviendo esta Revista. Haya o no haya feria, aunque vivimos tiempos convulsos, enrarecidos por una situación de pandemia que nos mantiene en guardia, es necesario llegar hasta los límites razonables y saludables en los que nos es posible movernos. Llegar justo antes de estos límites debe convertirse en una obligación, pero nunca transgredirlos, puesto que, de otra manera, nos conformaríamos con mucho menos de lo que es permisible o peor aún, traspasaríamos la línea sobre la que se impone un más que necesario límite para no facilitar la propagación de una pandemia. En esto último dicho, me gustaría destacar la buena comprensión de esta necesidad por parte de las Hermandades y Cofradías de nuestro pueblo, las cuales, a lo largo de más de un año, han ido tomado decisiones coherentes con la situación y no han puesto en peligro a Hermanos y Hermanas haciendo actos y cultos con medidas de contención muy medidas, valga la redundancia, siguiendo estrictamente las pautas marcadas por este Consejo, por las autoridades eclesiásticas, las autoridades sanitarias y el consistorio local. Las Hermandades, y los paisanos y paisanas que las hacen posible, han sido manifiesto ejemplarizante desde el comedido ámbito social que comprenden dentro de nuestra sociedad. Cabe, por tanto, darles las más extensas de las posibles “enhorabuenas”.

Y en este marco, de responsabilidad social y, por supuesto, de responsabilidad cristiana, se han ido sucediendo y adaptando a las tasas de medición nuestro Vía Crucis penitencial, nuestra presentación del Cartel de Semana Santa, nuestra colaboración en la exposición de “La Calle se hace templo”, y nuestro, finalmente suspendido, acto de Exaltación de la Semana Santa 2021. Suspendido este último en alarde de hacer un acto responsable, pero sobre el que veo necesario agradecer a D. Diego Delgado Díez, a D. Gerardo Morales Ubago, a D. Manuel Jesús Navarro García y a D. Rafael Ignacio Guerrero Asencio, quienes fueron pregoneros de nuestra localidad, el haber aceptado, con el amor y respeto que merece, la posibilidad de subirse a un atril y volver a pregonar a su pueblo con la misma maestría o mejor, con la que ya glosaran y elogiaran en su momento a nuestra Semana Santa. Animarlos, además, para que no caiga en el olvido la magnificencia de sus plumas, puesto que la esperanza de llevar a cabo este acto en cuanto sea posible, no ha decaído en interés para este Consejo.

Y, hablando de esperanza, este Consejo, aun viéndose abocado a la suspensión del ya tradicional Pregón de Semana Santa 2021, decidió renovar el nombramiento de Dña. Esperanza Risco Martín para el Pregón de Semana Santa del próximo año 2022. Aprovechamos estas líneas para agradecer nuevamente a nuestra Pregonera su disposición, y para desearle la mejor de las suertes en este día.

En lo que respecta a la línea editorial de esta Revista, la seguimos, para manifestar nuestro deseo de que esta, la feria, que es también fiesta de primavera como lo es la Semana Santa, se celebre en la mejor de las maneras, puesto que, en el momento de escribir este artículo, aún la incertidumbre se cierne sobre ella. Quiera Dios que se celebre en la mejor de las maneras posibles.

A vueltas con el signo cristiano que nos comprende, que es el que sirve de simiente para nuestro Consejo de Hermandades y Cofradías, recordar a todos, por tanto, que, aunque la Semana Santa pasada haya sido pobre en estaciones de penitencia, sí que ha sido rica en introspección, recogimiento, intimidad y valoración de aquello que verdaderamente alienta al cristiano a acercarse a Jesús y a su mensaje de verdad. Sabemos que son tiempos difíciles, en los que incluso puede costar salir adelante por motivos de distinta índole, en los que la sinrazón puede alienar el alma de todo mortal, henchir el pecho en desazón e invitar a desfallecer. Pero en este punto me veo en la imperiosa necesidad de trasladar el mensaje de resurrección de este tiempo litúrgico, y de recordar a las personas de fe que la encomienda es uno de los ejercicios más saludables para el espíritu, que ayudará a reconfortar, sobre todo, a aquellos y aquellas que de una u otra manera sufren y padecen la situación de pandemia, o incluso han llegado a perder algún ser querido a causa de esta. Dejo como colofón, para tal fin de encomienda, un soneto de Lope de Vega, llamado “Fénix de los ingenios” por el mismo Cervantes, quien fuera dramaturgo y poeta del Siglo de Oro, prolífico donde los haya con más de mil obras conocidas, quien además finalmente abrazó la fe y fue ordenado sacerdote. Con este soneto, ruego además a los lectores que se queden con el último terceto que versa: “Hablé, lloré y entré por aquel lado, / porque no tiene Dios puerta cerrada / al corazón contrito y humillado”.

Con ánimo de hablarle en confianza de su piedad entré en el templo un día, donde Cristo en la cruz resplandecía con el perdón que quien le mira alcanza.

Y aunque la Fe, el amor y la esperanza a la lengua pusieron osadía, acordéme que fue por culpa mía, y quisiera de mí tomar venganza.

Ya me volvía sin decirle nada, y como vi la llaga del costado, paróse el alma en lágrimas bañada.

Hablé, lloré y entré por aquel lado, porque no tiene Dios puerta cerrada al corazón contrito y humillado.

Lope Félix de Vega Carpio