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Hdad. de Ntro. Señor Jesucristo en su Entrada en Jerusalén y Mª Stma. de la Paz

Hdad. de Ntro. Señor Jesucristo en su Entrada en Jerusalén y María Stma. de la Paz

La Junta de Gobierno

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CHICOTÁ, que en el diccionario cofrade quiere decir “trayecto que recorren durante un determinado tiempo los costaleros desde que levantan el paso hasta que lo bajan”.

CHICOTÁ, que similarmente podríamos aplicar al tiempo que ha transcurrido desde que el pasado mes de marzo de dos mil veinte levantáramos el paso de esta pandemia y que aún no hemos conseguido arriar.

CHICOTÁ, la que de nuevo tendrán que revivir los loreños el último jueves de mayo cuando en su imaginación estalle el alumbrado que enciende la alegría en el Real de nuestra Alameda del Río, del Río Guadalquivir. Esa fiesta que en primavera revienta en su aromado ambiente, en un estallido de color y de alegría, de singulares bailes y esperados reencuentros que forman parte de las más esenciales tradiciones de nuestra tierra, Andalucía.

Desde estas líneas nos gustaría desear al pueblo de Lora que disfrute de estos días de fiesta con especial responsabilidad y compromiso social. Del mismo modo, queremos transmitir esperanza a los sectores de reposteros y feriantes que están siendo afectados por la pandemia para que recuperen pronto su ritmo de trabajo normal y su economía. Que cada hogar se convierta en una caseta particular y que, junto a la familia, disfrutemos de esta celebración tan especial y genuina en la vida de todos los loreños.

Los hermanos de nuestra corporación vivirán estos días en el recuerdo de cuántos momentos hemos vivido en la caseta “LA CHICOTÁ”, ese trocito de Hermandad que se engalana de farolillos y sevillanas para revivir tantísimos momentos de confraternidad que a lo largo del año tenemos la oportunidad de experimentar junto al Señor y su bendita Madre, María Santísima de la Paz.

Pronto, muy pronto, pondremos fin a esta CHICOTÁ, con la esperanza puesta en que ningún loreño nos falte más por esta pandemia, recordando a aquellos que nos dejaron por esta enfermedad que aterrorizó al mundo entero. Entonces, y solo entonces, alzaremos la voz diciendo aquellas palabras célebres que salen de la voz sevillana y quebrantada de un capataz cuando acaba una dura chicotá… “ABAJO SIN MARTILLO”.