grandes, en cambio, dejan sus alas en posición horizontal durante el reposo, siendo diferentes los dos pares de alas. También nuestro vuelo nos distingue fundamentalmente: las libélulas pequeñas son poco ágiles y no baten las alas anteriores y posteriores en el mismo sentido. Las libélulas grandes, por el contrario, son muy diestras en su vuelo y sincronizan el ritmo de sus alas con ayuda del sistema nervioso. En lo sucesivo me limitaré a hablar solamente de las libélulas grandes. Su poeta y zoólogo, Hermann Löns, estaba tan impresionado de la gran libélula real que la describió de esta manera: «Ninguna la iguala; es aún más hermosa y más rápida que las grandes aeschnas. Sus alas son de filigranas de oro, en su frente lleva adornos de color esmeralda y su cuerpo está envuelto en sedas de un azul celeste con bordados negros.» Cuerpo aerodinámico: Como en todos los insectos, nuestro cuerpo está formado por tres partes: cabeza, tórax y abdomen (Figura 1).
Figura 1: Esquema de las partes principales del cuerpo de una libélula
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