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Entrevista a Beatriz Ramo López de Angulo, STAR strategies + architecture

Estrategias (para) más Arquitectura

st-ar.nl

STAR strategies + architecture es una oficina que se interesa por todos los temas directa o indirectamente relacionados con la arquitectura y trabaja en proyectos e investigaciones de cualquier escala en los ámbitos de la arquitectura y el urbanismo. Fue fundada por Beatriz Ramo en Róterdam en 2006.

STAR asume la responsabilidad de todas las fases del proyecto. Desde 2006, varios premios en concursos internacionales (Francia, Países Bajos, China, Islandia, Líbano, Noruega y España) para el desarrollo de proyectos de vivienda, edificios públicos o planificación urbana, han otorgado a STAR reconocimiento internacional.

El trabajo de STAR ha sido publicado en la prensa general a nivel mundial en medios como The New York Times, de Volkskrant, Corriere della Sera, El País, El Mundo, Libération, Humanité, Vogue, Elle, etc.; en publicaciones de arquitectura como Casabella, AA Files, Arch+, Le Moniteur, Domus, Abitare, Architectural Review, A+U, Deutsche Bauzeitung, entre otras, y ha sido exhibido en prestigiosos centros como el NAi en Róterdam, la Storefront Gallery en Nueva York, el Pavillon de l’Arsenal en París o el Ludwig Forum en Aquisgrán.

Beatriz Ramo es invitada regularmente a impartir conferencias en instituciones como la Galería Nacional de Arte en Vilna, el Pavillon de l’Arsenal en París, la SCA en Buenos Aires, el Architecture Club en Kiev, el Museo de Arquitectura en Breslavia, la Independent School for the City en Róterdam o la Rietveld Academy en Ámsterdam.

STAR mantiene una actividad constante en investigación y textos y colabora regularmente con la revista MONU sobre urbanismo, donde Beatriz Ramo es editora colaboradora desde 2008. Desde 2007, STAR desarrolla actividades académicas en varias escuelas e instituciones en los Países Bajos como extensión de los proyectos de estudio de la oficina, a través de cursos y talleres de investigación sobre tipología arquitectónica, urbanismo, arquitectura de interiores y crítica. Beatriz Ramo ha dirigido cursos en el Sandberg Institute y la Academia de Arquitectura de Ámsterdam, así como en la Academia de Arquitectura de Tilburg, donde también fue crítica invitada en StadslabEuropean Urban Design Laboratory.

El pasado Noviembre Beatriz Ramo recibió el premio nacional francés ARVHA 2024 a mujeres arquitectas por su proyecto START de viviendas experimentales en Ivry, al sur de Paris.

Enrique Sanz: Te agradezco especialmente que tengamos esta conversación, porque hay varios temas en los que creo que puedes dar un punto de vista muy interesante: eres zaragozana y graduada en la ETSA de Valencia en 2002, y resides hace unos veinte años en Países Bajos. Has participado en debates y proyectos urbanos, centrados en nuevas soluciones de vivienda. Me gustaría que habláramos sobre tus experiencias, pero también sobre tu trabajo como arquitecta joven europea, colaborando en iniciativas grandes o pequeñas y en general muy transversales.

Empecemos hablando de vivienda; yo creo que son necesarias ideas nuevas, ahora más que nunca. Desde la creación de STAR, la vivienda ha sido uno de tus principales campos de investigación y experimentación. Habéis explorado el tema a través de múltiples proyectos, que van desde la teoría hasta la escala real (1:1). Se ha abordado la adaptación de la vivienda a los estilos de vida cambiantes de los hogares actuales, la optimización de los espacios “servidores” y la escalabilidad de los apartamentos. Los ejemplos son diversos: desde The Cabanon en Róterdam (un apartamento de 7 m²) hasta el proyecto de Ivry-sur-Seine, con más de 23.000 m² de vivienda innovadora, flexible, asequible y resiliente, además de espacios comunitarios. STAR también desarrolló su investigación en vivienda como miembro del Consejo Científico de la AIGP (Atelier International du Grand Paris), donde creó entre otros el concepto de “Co-Residence”. Estos proyectos y obras los explicamos en estas páginas; recomiendo que los interesados en vuestras propuestas visiten la web de STAR (st-ar.nl), pero tengo muchas preguntas sobre este tema que hacerte:

¿Crees que los problemas de definición/acceso/promoción de vivienda y sus soluciones son más o menos iguales en toda Europa o aún las diferentes regiones exigirán diferentes planteamientos? Quizá los dos extremos sobre este tema sean España y Países Bajos. En Alemania aproximadamente el 54% de los alemanes viven en viviendas de alquiler. En Berlín, alrededor del 84% de los residentes alquilan sus viviendas. En España, el 75% de la población es propietaria de su vivienda (en el 2022, pero en el 2011 era el 84%). Y el porcentaje es mucho menor entre los jóvenes de menos de 35 años (55%) mientras que los mayores de 74 ronda el 84%.

¿A escala macro (o política) crees que hay que definir una directriz europea o mantenerla a escala regional, como hasta ahora? ¿Puede venir Bruselas a salvar a los jóvenes españoles?

Beatriz Ramo: La crisis de la vivienda es un problema multifactorial y complejo, que requiere compromiso y acción desde todos los frentes: política, promoción, instituciones, arquitectos e incluso ciudadanía. Aunque el problema afecta a muchas ciudades europeas, las diferencias entre países son enormes, y no sólo por cuestiones económicas, sino por décadas de políticas de vivienda diferentes y contextos culturales muy distintos. Este tema da para hablar horas.

1. “O´Mighty Green” (2011); 2. START, Ivry-sur-Seine, Greater Paris (2015-2024); 3. AIGP-Atelier International du Grand Paris (2012-2016); 4. Mirador y Paseo de la Estación de Elche (2009-2011); 5. Le Cabanon (2014-2024); 6. Revista MONU desde 2004 www.monu-magazine.com.

Un dato revelador en relación al porcentaje que describes de vivienda social en España frente a Holanda: si en España no se hubiesen vendido en las últimas décadas, las VPO hoy podríamos contar con un parque de vivienda pública cercano al 40%, situándonos a la cabeza de Europa en vivienda social de alquiler. Esto habría cambiado radicalmente la situación actual. España no sufriría una crisis de acceso tan aguda. Habría un colchón que amortiguaría la subida de precios y daría estabilidad al mercado de alquiler. Un parque público de esa magnitud habría contenido la presión especulativa y garantizado el derecho a la vivienda como un derecho real, no como una promesa constitucional incumplida.

Ante esta falta de equilibrio estructural, no me parecería descabellado que desde Bruselas se fijase un porcentaje mínimo reglamentario de vivienda social, para presionar a los Estados y corregir estas desigualdades. Eso sí: dicho mínimo debería entenderse como una garantía de base, no como un techo. De lo contrario, los países que ya lo han alcanzado –como Países Bajos o Austria– podrían desincentivar nuevos esfuerzos. En estos casos, sería necesario pensar en mecanismos de incentivo que premien el esfuerzo adicional y fomenten modelos aún más ambiciosos, sostenibles o innovadores. Hay cuestiones como la superficie mínima legal de la vivienda que, en mi opinión, sí deberían establecerse a escala nacional, al menos en España, donde las cifras varían de forma exagerada: en Andalucía es de 24 m², en Murcia de 40 m². En Francia se habla de 14 m² y en Países Bajos de 18 m², con excepciones posibles. En España, me parece necesario revisar estos mínimos y legalizar a escala nacional nuevas tipologías de vivienda alternativa. Insisto: hablo de alternativas, no de sustituciones del modelo tradicional. Se necesitan nuevas soluciones específicas para nuevas realidades sociales: jóvenes solteros, estudiantes, trabajadores temporales o personas que viven solas, por elección o por circunstancias.

En España existe una fuerte reticencia hacia la microvivienda, porque se asocia automáticamente a precariedad o infravivienda. Pero no hablamos de eso. Las microviviendas, bien diseñadas, bien reguladas y bien gestionadas, pueden ser una herramienta valiosa para avanzar hacia una vivienda más justa, diversa y sostenible

Por último, el hecho de que la política de vivienda en España esté en manos de las comunidades autónomas tiene luces y sombras. Por un lado, permite una mayor agilidad y una mejor adaptación al contexto local: no es lo mismo regular el centro de Barcelona que una zona despoblada de Teruel. Pero al mismo tiempo, genera una fragmentación normativa muy problemática: cada comunidad tiene su propio marco legal, sin coordinación ni criterios comunes. Esto dificulta enormemente el trabajo de promotores, técnicos, cooperativas o ciudadanos, y bloquea cualquier posibilidad de estrategia nacional coherente.

Pero la crisis de la vivienda no es solo una cuestión de cifras, sino también de calidad. No basta con contar cuántas viviendas hace falta construir, sino preguntarse para quién están pensadas, cómo se habitan y a qué formas de vida responden. Hoy en día, en muchos países europeos, asistimos a una desincronización profunda entre las unidades familiares y la vivienda

Por un lado, las estructuras familiares se diversifican: familias monoparentales, reconstituidas, pisos compartidos, convivencia intergeneracional, redes de apoyo no familiares, jóvenes que regresan a casa tras un periodo de independencia, personas mayores que necesitan cuidados… La vida se vuelve más compleja, más fluida, más imprevisible.

Pero la vivienda, en cambio, permanece rígida, uniforme, moldeada por un número creciente de normativas, limitaciones de los promotores y estándares heredados. El resultado son pisos estandarizados que ya no responden a la realidad de quienes los habitan

Con nuestros estudios sobre vivienda –que se han materializado en el proyecto STARTIvry, al sur de París– hemos querido desafiar esta tendencia, confrontar dogmas obsoletos del diseño y situar al habitante y sus modos de vida en el centro del proyecto Sorprendentemente, el habitante es la gran dimensión olvidada del diseño residencial. Hoy, un edificio puede obtener certificaciones medioambientales de alto nivel y, sin embargo, no adaptarse en absoluto a las realidades cotidianas de quienes viven en él. Un nacimiento, un divorcio, una familia reconstituida, el teletrabajo, un hijo adulto que regresa, la necesidad de acoger a una cuidadora, o habitaciones vacías tras la marcha de los hijos… son situaciones reales, frecuentes, que exigen viviendas evolutivas, pero que durante décadas han sido sistemáticamente ignoradas.

Las viviendas de START-Ivry están concebidas para acompañar el cambio, y se centran especialmente en los hogares más vulnerables: familias monoparentales, jóvenes, personas en transición. Este enfoque ha sido descrito por la prensa francesa como “revolucionario”… Lo cual, más que un elogio, debería ser una señal de alarma sobre el estado actual del diseño residencial. Porque lo verdaderamente revolucionario hoy, parece ser simplemente tener en cuenta a quienes habitan

Has participado en el consejo del Grand Paris (AIGP), entre 2012 y 2016. Cuéntanos cómo se organizó desde la administración esta consulta a los arquitectos, y cuáles han sido los resultados, viendo todo con una cierta distancia. El concepto de

Co-Residencia lo intentasteis implementar, y hay algunas experiencias en Cataluña (Cooperativa de vivienda La Borda en Barcelona, que incluso ha sido Premio Emergente Mies van der Rohe 2022. Yo diría que es un camino).

El Atelier International du Grand Paris (AIGP) fue creado en 2010 por iniciativa de Nicolas Sarkozy, quien invitó a equipos pluridisciplinares liderados por arquitectos y urbanistas de prestigio internacional para reflexionar sobre el futuro del Gran París.

La primera edición reunió a 10 equipos (todos dirigidos por hombres, y en general bastante veteranos): Jean Nouvel, Christian de Portzamparc, Richard Rogers... Para la segunda edición se decidió ampliar a 14 equipos para introducir algo más de diversidad. Para ello se organizó un concurso en el que se pedía una nota metodológica muy extensa, portafolio, artículos, investigaciones y la composición de un equipo multidisciplinar. Así fue cómo nos seleccionaron allí. Fue toda una sorpresa: éramos el único equipo dirigido por una oficina fundada por una mujer, y también el más joven.

Tuve que aprender francés en tres meses. Esa fue la puerta de entrada de STAR al territorio francés, donde trabajamos desde entonces.

El tema central de esta segunda etapa del AIGP era “Habiter le Grand Paris”. Para mí fue ideal: la vivienda es un tema que me fascina y en el que había muchísimo por hacer en este territorio.

El AIGP era un espacio de experimentación total, casi utópico. Cada equipo recibía un presupuesto fijo para pensar, imaginar y proponer estrategias para el desarrollo del Gran París. Me pareció fascinante esa confianza institucional y esas expectativas tan altas puestas en los arquitectos. Organizábamos numerosos debates públicos, estábamos en contacto con personas clave de las administraciones e instituciones. Teníamos la sensación de que podíamos marcar una diferencia real, porque nuestras ideas llegaban directamente a quienes tenían el poder de aplicarlas. Un sueño.

Con el tiempo, los resultados fueron diversos. Algunos enfoques eran más aplicables que otros, pero todos ayudaron a mantener un debate necesario en una metrópolis completamente desarticulada. Lo que me sorprendió fue que la mayoría de los equipos abordaron el tema de la vivienda desde una perspectiva meramente urbanística: ¿dónde construir? Por supuesto, esa pregunta es importante, pero deja de lado algo esencial. Nosotros fuimos el único equipo que asumió una actitud crítica frente a la bajísima calidad de la vivienda contemporánea en el Gran París, sobre todo en lo que respecta a planos y distribuciones. Espacios totalmente desadaptados a las formas de vida actuales, diseñados únicamente bajo la lógica de la normativa y del mercado. Adoptamos una mirada más arquitectónica que urbanística, pero también más cercana a la sociología que a la zonificación.

Yo tenía claro que no quería quedarme en el plano especulativo. Pedí una reunión con la Ministra de Vivienda para presentarle mi visión sobre varios problemas estructurales. Uno de ellos era el caos normativo que ahogaba el diseño de viviendas en Francia, especialmente la obligación de cumplir al 100% con las normativas de accesibilidad en todas las unidades, una imposición sin sentido si se compara con el porcentaje real de personas con discapacidad. En un contexto donde la superficie mínima ya era reducida, esta normativa tuvo efectos devastadores: planos estandarizados, disfuncionales, sin ninguna lógica espacial, que hoy se repiten por todo el país. Es un condicionante asumido sin cuestionamiento. Muchos arquitectos ni se lo plantean: reciben un encargo y se limitan a diseñar la fachada. Me parece una aberración.

En esa reunión con la Ministra expuse los conflictos y, sobre todo, una serie de soluciones. No me gusta criticar si no tengo algo concreto que proponer. Unos años después, la normativa cambió: se hizo más razonable y adaptada a la realidad. Me gusta pensar que aquella conversación tuvo algo que ver.

Nuestra primera propuesta fue el concepto de Co-Residencia: una tipología de vivienda basada en la economía colaborativa, algo así como un piso compartido mejorado, pensado no solo para estudiantes, sino para todas aquellas personas que podrían beneficiarse de compartir el espacio y generar un capital social: personas mayores que viven solas, familias monoparentales, jóvenes adultos, etc. Esta tipología podía suponer una reducción de hasta un 35-40% en costes y superficies, en comparación con su equivalente en estudios individuales. Además, proponíamos su desarrollo bajo un modelo cooperativo (inspirados en los modelos de Zurich, como Kraftwerk), como alternativa al modelo clásico de propiedad.

Hoy, más de una década después, vemos que el co-living ha emergido como una tendencia en París y en muchas otras ciudades europeas, con principios similares a los de la Co-Residencia. También se va normalizando el modelo cooperativo, como bien ejemplifica La Borda en Barcelona, que mencionas. Pero en 2012-2013, cuando propusimos esto, se nos tachó de comunistas. Algunos llegaron a decir que queríamos imponer las kommunalkas soviéticas en el Gran París...

Las alternativas generan siempre resistencia. Y es natural: a menudo la reacción inicial es fruto del desconocimiento o del miedo a lo nuevo. Pero con el tiempo, las ideas se digieren. Lo importante es tener la paciencia –y la determinación– de seguir proponiéndolas.

LA CO-RESIDENCIA

La Co-Residencia es una alternativa a la estrategia actual en Francia que intenta hacer más asequibles las viviendas reduciendo su tamaño. Una «Co-Residencia» es un vivienda cuyos elementos básicos son compartidos por dos o más «unidades privadas».

La Co-Residencia aplica a la vivienda el espíritu contemporáneo de «compartir» que cada vez se adopta más en nuestra cultura en forma de co-working, sistemas de bicicletas compartidas o coches compartidos. Hemos diseñado 8 modelos diferentes de Co-Residencias.

La Co-Residencia representa una reducción del 20 al 40% del tiempo de construcción, del espacio, la energía y el presupuesto en relación a un proyecto estándar. Aborda la triple disfuncionalidad de la vivienda: producción, asequibilidad y calidad. ¿Cómo construir viviendas de calidad duradera, en mayor número, más asequibles para los habitantes, capaces de crear cohesión social y, al mismo tiempo, respetuosos con el medio ambiente, y todo ello durante una crisis económica? La Co-Residencia es una solución.

Co-residencia n°4: “La Caravana”

La Co-Residencia n°4 introduce una organización y gestión del espacio muy diferente. Se inspira en la forma en que los veraneantes abren sus tiendas de campaña o autocaravanas para extender las funciones a las zonas comunes. Los dormitorios y los cuartos de baño se agrupan en una «caja» privada; el resto de las funciones se «guarda» en un anillo de servicios/almacenes alrededor de la caja, y se «expandirá» sobre espacio compartido cuando sea necesario. Cada «familia» es «propietaria» de una caja (privada) y es «usuaria» del espacio que la rodea (común). Cada habitante decide cuánto espacio puede colonizar y cuándo. Se creará entre los vecinos una forma básica de «gobierno» basada en el respeto y el sentido común. Cada habitante es dueño de sus muebles y tiene una cocina privada. Puede compartirla con su vecino para crear una «comunidad temporal voluntaria» para cocinar juntos, ver un partido de fútbol, crear una «sala de estar» más grande o un «gimnasio» temporal...

Fecha: Septiembre 2012 – June 2013

Situación: Región Parisina

Programa: Propuesta de vivienda compartida para el Gran París

Cliente: AIGP (Atelier International du Grand Paris)

En lo micro hablando de vivienda, nunca mejor utilizada esta expresión, os felicito por el reconocimiento que ha tenido “The Cabanon”1. Obviamente es una intervención arquitectónica de gran densidad por dm3. Y la entiendo como un manifiesto. No sé si preguntarte por opiniones críticas, que no sé si se han producido, sobre lo que supone intentar hacer un experimento de vivienda en un espacio tan reducido. Pienso que lo extremo puede malinterpretarse.

Desde luego. El Cabanon es un experimento radical sobre la optimización del espacio, no sobre su reducción.

Nuestra intención inicial –como arquitectos y propietarios del espacio– no fue diseñar el apartamento más pequeño del mundo. Simplemente formulamos e implementamos nuestros deseos y expectativas para ese lugar concreto, y de ahí nació El Cabanon. Yo quería una sauna de infrarrojos; mi pareja, también arquitecto del proyecto, quería una bañera de hidromasaje. Pero siendo pragmáticos, lo que realmente necesitábamos era una habitación de invitados, algo que no tenemos en nuestro piso, que está unas plantas más abajo. Así que decidimos priorizar el spa, y el resto del espacio debía adaptarse a esa decisión.

No concebimos The Cabanon como una vivienda principal. Lo que ocurrió fue que, al dotar a esta habitación de invitados de cocina y un pequeño salón, se volvió autónoma. Entonces, sí, técnicamente se puede considerar una “vivienda”, pero desde luego es una vivienda atípica. No solo por su reducida superficie, sino también por la distribución de usos: la mitad del espacio está dedicada al spa.

Si el objetivo hubiera sido vivir ahí de forma permanente, seguramente habríamos favorecido un salón-cocina más generoso en lugar de una bañera y dos saunas. Pero como ya he dicho, ese nunca fue el objetivo.

Sobre su repercusión, seguimos sorprendidos. El Cabanon ha sido publicado en más de 150 medios en unos cuarenta países, incluidos varios periódicos nacionales. Ha recibido seis premios y está nominado a otros tantos. Ha aparecido en televisión, ha protagonizado documentales... y a día de hoy seguimos recibiendo, cada semana, nuevas solicitudes de medios. Intento entender por qué ha generado tanto interés. Creo que es un proyecto con soluciones inesperadas, presentado de una forma atípica, y que no deja indiferente.

Estar tan presente en redes y publicaciones conlleva, inevitablemente, exposición a la crítica. Y yo agradezco las críticas constructivas, incluso cuando no son elogiosas. Me interesa lo que venga de personas que se han tomado el tiempo de leer, entender y reflexionar y escribir algo con contenido.

Se nota enseguida cuándo un comentario negativo proviene de alguien informado, y cuándo viene de alguien que no ha leído el artículo y solo busca opinar con agresividad. No le damos mayor importancia. Es inevitable.

Por ejemplo hay comentarios como: “¡Esto es inaceptable! ¡Quieren imponernos viviendas del tamaño de una caja de zapatos!”. Y yo me pregunto: ¿de dónde sacan que El Cabanon es una propuesta para resolver la crisis de la vivienda? Nunca lo hemos presentado así. Al contrario: siempre dejamos claro que se trata de un proyecto personal, deliberadamente radical, que no pretende ser replicado, ni ofrecer soluciones generalizables. No es la casa del futuro. No defendemos la reducción de superficies como única vía posible ante la crisis habitacional.

Ahora bien, entiendo que la gente esté preocupada –y con razón– por la crisis de vivienda. Por eso, cuando se topan con titulares como “un apartamento de menos de 7 metros cuadrados”, reaccionan con hostilidad. Les inquieta la situación, y es normal. Pero también es cierto que muchas veces esas reacciones se basan en titulares descontextualizados, sin haber leído el artículo o comprendido el proyecto. Por eso insisto: la crítica solo es útil cuando se hace desde el conocimiento, cuando se juzga el proyecto por lo que es, y no por lo que nunca ha pretendido ser

Como dices, El Cabanon puede leerse como un manifiesto, aunque nunca lo formulamos así de forma explícita. Es un proyecto que parte de una posición radical sobre el espacio: cómo organizarlo desde el deseo y la necesidad reales, no desde la norma ni desde la lógica del mercado. Cuestiona muchas convenciones de la vivienda contemporánea –desde la distribución hasta la jerarquía de funciones– y propone la intensidad espacial por encima de la superficie. Confronta el cliché de que lo reducido es necesariamente precario, y plantea, de forma silenciosa pero firme, una crítica al consumismo y a la obsesión por acumular. The Cabanon convierte la restricción en una herramienta de invención.

También hace visible algo que parece obvio pero que rara vez se aplica: no todos los espacios necesitan la misma altura. Este principio fue clave para poder integrar todo lo que queríamos en un volumen mínimo. Permite liberar espacio donde realmente se necesita, y reducirlo donde no hace falta. Una idea muy sencilla, sí, pero olvidada por la estandarización normativa que homogeneiza todo sin matices.

Cambiando un poco de tercio, me pareció muy oportuno el ensayo “O Mighty Green” (2011) en el que señalabas la sacralización banal de la sostenibilidad. Por creencias y por buenas influencias, siempre he pensado que la arquitectura está

El Cabanon: el mini apartamento más grande del mundo. Por STAR strategies + architecture y BOARD (Bureau of Architecture, Research, and Design)

El Cabanon es un apartamento completamente equipado de 6,89 m² de superficie que incluye una sauna de infrarrojos y una bañera de hidromasaje. Acoge cuatro espacios radicalmente diferentes en cuanto a materiales y alturas y es probablemente el apartamento más pequeño del mundo.

El Cabanon es un templo de las medidas de sus propietarios. El Cabanon es una pequeñez “lujosa”, una “reducción epicúrea”.

más cómoda en la contención que en el exceso. Lo que no tiene que ver especialmente con el presupuesto de ejecución material, sino más bien con una economía basada en utilizar lo que se tiene a mano y de pensar en el gasto futuro (uso, mantenimiento, conservación). Ya casi con diez años vista, creo que la crisis de 2008 ha sido más responsable de algunas tendencias arquitectónicas que los 17 ODS de la agenda 2030. ¿Adivinas una sacralización de nuevas estéticas o sigue siendo lo verde la gran impostura?

Después de la caída de la arquitectura del espectáculo vemos cómo fantasías high-tech revestidas de hojas se convierten en los nuevos grandes iconos de la “buena arquitectura” del siglo XXI. Pero su valor reside una vez más en la imagen, en su capacidad de ofrecer una estética, esta vez lo “sostenible”, la Naturaleza como espectáculo, la vegetación como ornamento.

Yo siempre suelo desconfiar de los símbolos demasiado obvios y “perfectos”; la verdadera sostenibilidad no necesita hacerse notar. Actúa, transforma, se infiltra –sin ser vista–.

Este era el mensaje principal de O’Mighty Green (Oh Verde todopoderoso). Escribí esta crítica con una mezcla de enfado y lucidez, una reacción a esa euforia indiscriminada que envolvía todo en “verde” para venderlo como sostenible.

1. Ver conarquitectura 91_13.

Ville Savoye ecológica, Poissy. Central nuclear ecológica, Dukovany. Il Monumento Continuo e Sostenibile, Nueva York. Eco-Pantheon, Roma

El discurso no ha desaparecido; ha mutado. La ‘sacralización’ que evocas sigue presente, pero ahora con narrativas más pulidas, estéticas más controladas... Son las retórica de los materiales ‘bio-sourced’, las certificaciones energéticas, los discursos de circularidad, las estrategias participativas, los proyectos inclusivos... convertidos en etiquetas de marketing. A menudo no hay reflexión crítica ni conocimiento profundo de lo que estos materiales, procesos o nociones implican técnica, cultural o territorialmente. Basta con nombrarlos. La presencia del término ya valida el proyecto.

A esto se le suma una competición de testosterona ecológica, una especie de carrera “alfa-male” de superlativos: el edificio que menos consume, el más sostenible de su categoría, la estructura de madera más alta del 2025, de la región, del país... Un fetichismo de la cifra y el récord que recuerda demasiado al viejo espectáculo formal de los arquitectos estrella, solo que ahora con retorica “sostenible”. El ansia por ser el más ecológico, el más responsable, el más consciente produce arquitecturas tan vanidosas como las de antes, pero con mejor prensa.

En efecto, más que los ODS, fue la crisis económica la que obligó a revisar prioridades y retoricas. No tanto por conciencia, sino por necesidad. Fue el límite económico –más que la preocupación ecológico– lo que detuvo la fiesta formal. A partir de ahí surgieron otras estrategias, más humildes y más afinadas, porque las del arquitecto super-estrella y el despilfarro ya no iban a vender.

Para que no se malinterprete: no critico los conceptos en sí –todo lo contrario. La sostenibilidad –incluida su dimensión económica y social–, la inclusividad o la integración real de las necesidades de los habitantes deberían ser el punto de partida de cualquier proyecto serio. Lo que critico es su uso oportunista, convertido en receta moral, discurso vacío o envoltorio de marketing.

Incluso entre arquitectos serios y comprometidos, persiste el malentendido: estas nociones acaban convirtiéndose en “el objetivo” cuando en realidad deberían ser simplemente “la base”. Son el punto de partida, no la meta. Uno no proclama con orgullo que su objetivo es construir un edificio estructuralmente estable, bien ventilado o higiénico, porque eso es lo mínimo, lo obvio, lo innegociable. El día en que dejemos de señalar estos principios como logros, y empecemos a asumirlos como condiciones previas, habremos –por fin– entendido algo.

OH VERDE TODOPODEROSO (O’MIGHTY GREEN)

POR BEATRIZ RAMO

Actualmente la ‘sostenibilidad’ comparte muchas atributos divinos con Dios: ser supremo, omnipotente, omnipresente, y omnisciente; creador y juez, protector, y (…) salvador del universo y de la humanidad. Y al igual que Dios, cuenta con millones de creyentes. Como nosotros, los humanos, somos seres simples y desconfiados y necesitamos de imágenes para poder afirmar nuestras creencias, el Verde (lo Eco, lo Green), se nos ha aparecido para personificar la sostenibilidad, para convertirse en su encarnación en el mundo real. Aunque puede que la sostenibilidad, al igual que Dios, no tenga una forma concreta, ni siquiera un color…

1. Emancipación / En este intento desesperado de dar forma a toda una ideología lo Verde ha resultado ser la representación más rápida y simple de la sostenibilidad. Lo Verde es el único símbolo capaz de mantener el ritmo frenético, la impaciencia y la sed por imágenes de la sociedad actual; una sostenibilidad a lo Lady Gaga: efectista, indiscreta, gráfica, sensacionalista… En este duro esfuerzo por alegorizar a la sostenibilidad, lo Verde se ha emancipado como su caricatura.

2. Función / Si los edificios icónicos simplemente tenían que ser icónicos, los edificios verdes simplemente han de ser Verdes. El Verde como función. El Verde permite que la sostenibilidad pueda comprarse por metro cuadrado, pueda pintarse en una pared, o pegarse a un muro. La sostenibilidad es un filtro de Photoshop: Ctrl+Green.

3. Estilo / Movimiento Moderno, Postmodernismo, Deconstructivismo… Definitivamente nos encontramos ahora en el Sostenibilismo. A diferencia de los estilos anteriores, todos los arquitectos puedes ser Sostenibilistas: los vanguardistas, los comerciales, los jóvenes, los establecidos… Además el Sostenibilismo puede ser combinado con los otros estilos: Eco-Deconstructivismo, etc. Las revistas de arquitectura y los folletos comerciales han encontrado un lenguaje común: el Verde. El Verde es también el punto común entre el arquitecto, el cliente, el promotor, y el usuario. Por primera vez nos encontramos ante un verdadero Estilo Internacional.

- Los edificios Verdes pueden ser Tinglados Decorados o Edificios Pato, y simultáneamente ambos dando lugar al Pato Decorado.

- El Verde deberá incorporarse como el sexto principio dentro de los cinco puntos de la arquitectura de Le Corbusier, y como cuarto pilar a la terna de Vitruvio: Venustas, Utilitas, Firmitas + Sustenabilitas.

- El producto construido (…) de la Sostenibilidad no es la arquitectura sostenible, sino lo Verde. Lo Verde es lo que queda después que la sostenibilidad haya seguido su curso o, más concretamente, lo que se coagula mientras la Sostenibilidad está ocurriendo: su secuela (Tomado de Junkspace-Espacio Basura de Rem Koolhaas: Substituyendo Espacio Basura por Verde y Modernidad por Sostenibilidad).

- Green is the new Black.

4. Religión /

- El Verde funciona como la fe. San Verde protege a los arquitectos verdes y les guía en la dirección sostenible.

- El Verde ha adquirido carácter confesional. Cuanto más culpables seamos, más Verde lo intentamos. El Verde ha conseguido reducir todo lo que importa a un solo problema, y a una sola solución: Verde.

- El Verde es doblemente milagroso. Como si pretendiéramos curar el cáncer con aspirinas, el Verde funciona como fórmula prodigiosa que convierte en sostenible todo lo que toca. Además puede camuflar los diseños más desafortunados. Una fachada Verde fea será siempre mejor aceptada que un edificio feo.

5. Ambigüedad / Sin embargo el Verde esconde una dimensión perversa… Como en una película de David Lynch, todo parece estar en perfecta calma, pero hay algo inquietante… pudriéndose… Lo Verde es la mentira compartida, el consenso secreto, el crimen perfecto. Todos sabemos que no puede ser tan bueno, ni tan fácil, pero ¿qué más da? El Verde vende, y hay suficiente para todos.

START, IVRY-SUR-SEINE, GRAN PARÍS

Una nueva generación de vivienda social y privada en Francia; cuando la vivienda se adapta a sus habitantes y no al revés. En la confluencia del Sena y el Marne, START pretende crear un nuevo ‘skyline’ para Ivry y cumplir un doble objetivo: reinventar la torre residencial y crear viviendas innovadores, una alternativa urgente a la actual y paradójica estandarización de la vivienda en un momento en el que asistimos a la mayor diversificación de las unidades familiares.

La sociedad actual -con todas sus contradicciones y su gran diversidad- no puede representarse en la homogeneidad de un plano estandarizado. Esta convicción inspiró START: un proyecto que toma como punto de partida a los habitantes y sus estilos de vida para desarrollar viviendas que se adapten a su situación y desarrollo particulares, especialmente para los más vulnerables. Este proyecto ideal también favorece las interacciones entre sus residentes ofreciéndoles varios espacios compartidos: el edificio se convierte en el sistema de apoyo de una vida social reactivada. START se compone de 5 edificios (de 12 a 18 plantas), todos ellos siguiendo los mismos principios conceptuales y mezclando apartamentos sociales y privados, a veces en la misma planta. START alberga 288 viviendas y 14 locales comerciales. El presupuesto de construcción es de 43,3 millones de euros (sin IVA). Los volúmenes siguen un meticuloso diseño para maximizar la luz, multiplicar las orientaciones y las vistas y permitir numerosas configuraciones de viviendas. La división de cada volumen en tres partes genera tres lecturas de las alturas: la calle, la ciudad y el cielo.

START representa una estrategia totalmente sostenible, sin olvidar los aspectos sociales y económicos que afectan a los habitantes y combinándolos con un fuerte enfoque medioambiental, consiguiendo una reducción del 20% del estándar energético actual.

Te han concedido el Premio Nacional Francés ARVHA de Mujeres Arquitectas. Creo que quien ejerce la arquitectura debe compartir el sentido común y la sensibilidad creativa al 50%. Las personas con más sentido común que conozco son mujeres, así que la ecuación históricamente no ha funcionado por injusticias evidentes, que no sé si has experimentado personalmente. Cuéntanos sobre la Iniciativa de ARVHA y cual es la motivación de la institución que lo promueve para organizar este reconocimiento.

El Premio Nacional Francés ARVHA de Mujeres Arquitectas fue creado en 2013 por la Asociación para la Investigación sobre la Ciudad y el Hábitat (ARVHA) con un objetivo muy claro: visibilizar el trabajo y las trayectorias de mujeres arquitectas en un campo donde su reconocimiento ha sido históricamente limitado. La iniciativa no solo celebra obras y carreras, sino que también busca ofrecer referentes concretos a las nuevas generaciones y contribuir activamente a una mayor equidad en la profesión. ARVHA trabaja de forma continuada para corregir desigualdades de género y promover una representación más equilibrada en el ámbito profesional.

Recibir este reconocimiento fue un verdadero honor, especialmente tras haber vivido en primera persona muchas de las dificultades –y desigualdades– que aún supone ser una mujer en esta profesión, particularmente en las fases técnicas y de ejecución de los proyectos.

No creo en una igualdad basada en cifras (una vez más, hay una obsesión peligrosa con los porcentajes), ni en la necesidad de forzar una repartición del 50% de premios, encargos o puestos entre hombres y mujeres. Creo, en cambio, en una igualdad real de condiciones, de trato y de oportunidades. Pero que, al final, gane el mejor proyecto y la persona más competente

Lo que sí es absolutamente inaceptable son los comportamientos discriminatorios, paternalistas o directamente violentos hacia las arquitectas. Afortunadamente, no son generalizados. La mayoría de los hombres con los que he trabajado eran profesionales razonables, capaces de trabajar con mujeres sin conflictos. Pero también me he cruzado con tres individuos –de edades muy distintas– que claramente tenían dificultades para aceptar a una mujer en una posición de responsabilidad. No tenían problema alguno con mujeres en roles subordinados (secretarias, asistentes,...), pero no soportaban (o entendían) la idea de una mujer dirigiendo un proyecto. Uno de ellos era conocido en su entorno como “misógino”, una descripción literal que me transmitieron dos arquitectas que habían trabajado con él anteriormente. Entre las situaciones que me tocó vivir: interrupciones sistemáticas cuando hablaba, cuestionamientos constantes a cada decisión técnica que tomaba, necesidad de una validación masculina para que mis propuestas se consideraran “serias”; ausencia deliberada de contacto visual, evasión de llamadas o negativa a tener reuniones a solas conmigo, a pesar de ser la arquitecta responsable del proyecto. En una ocasión, uno de ellos repitió varias veces, con tono burlón, una frase que yo acababa de decir en una reunión. Otro –urbanista jefe– intentó convencer al ayuntamiento de que el proyecto era “demasiado grande para una mujer”. Y, en general, lo que peor llevaban todos era que yo detectara errores en su trabajo.

Principios de Adaptabilidad:

1. Viviendas “divisibles” de 3 o 4 dormitorios.

2. Viviendas “super-adaptables” de 2 dormitorios.

3. Estudios o unidades de 1 dormitorio “agrupables”.

4. “Alcoba”: habitación pequeña adicional.

5. Salón modular: espacio adicional temporal.

6. “Plug”: balcón que se puede cerrar.

7. Co-Residencia - solución de vivienda compartida.

8. Cocina móvil: para crear una habitación adicional.

9. Futura kitchenette - añade autosuficiencia.

10. Usos futuros: WC, ducha, lavadora, etc.

Principios de Calidad:

1. Doble o triple orientación de los viviendas.

2. Luz y ventilación natural en las cocinas.

3. Luz y ventilación naturales en los cuartos de baño.

4. Distribución flexible de las cocinas: abiertas, cerradas o semiabiertas.

5. Soluciones de almacenamiento maximizadas.

6. Pasillos mínimos o «activos».

7. Riqueza espacial: múltiples perspectivas, espacios continuos, vistas amplias.

8. Balcones o terrazas privados.

No podía dejar pasar esas actitudes. En cada caso intenté, al principio, abrir un diálogo directo. Pensaba: ¿quizá no son conscientes? Pero dos de ellos ni siquiera aceptaron concederme cinco minutos para hablar. El tercero negó todo y me acusó de imaginar cosas. Como los comportamientos continuaban, decidí tomar medidas. Se organizó una reunión de crisis. El abogado de la empresa que empleaba a dos de esos individuos admitió, literalmente, que “tenían dificultades para trabajar con una mujer”, y propuso como solución... que me reemplazara un hombre. Increíble. Hoy me río por lo patético de la escena, pero en su momento fue doloroso y muy violento. Fue la gota que colmó el vaso. A la semana, uno de ellos fue despedido, el segundo fue reasignado a otro proyecto, y en el caso del equipo de urbanismo, el ayuntamiento decidió rescindir sus contratos y reemplazarlos por un equipo más diverso y contemporáneo.

No sé si el sentido común es más común entre las mujeres, como sugieres, pero lo que me parece realmente de sentido común es no discriminar a nadie, ni por ser mujer, ni por ser hombre

La discriminación de género en arquitectura no es uniforme, y su intensidad varía según el contexto. En otros ámbitos –como la docencia o las conferencias– ocurre algo diferente: a veces me contactan para proponerme un puesto o una intervención y me dicen abiertamente que “tendría muchas posibilidades porque están buscando a una mujer arquitecta”. Eso también me incomoda. No quiero favores. Si consigo algo, quiero que sea porque lo merezco, no porque equilibro una estadística. Creo profundamente en el mérito, no en el género. De la misma forma que exijo igualdad de trato en obra, no quiero favoritismos en otros contextos. Ni techos de cristal ni cuotas simbólicas. Simplemente, condiciones justas. Igualdad real.

Otra particularidad del trabajo del arquitecto durante el segundo cuarto del siglo XXI será conectar disciplinas muy transversales. Si Javier Carvajal ya anunciaba la muerte del estudio de arquitecto francotirador español hace unos 50 años, ahora hablar de profesionales individuales suena a raro. Por otro lado, hay muchos arquitectos graduados cada año, y poco trabajo para tantos2, por lo que empezar a trabajar en un estudio pequeño con encargos pequeños, no será tan anacrónica. A modo de muestra, ¿cómo tenéis organizado el estudio, por perfil y especialidades de las personas que lo forman?

Esa figura del “arquitecto francotirador” –solitaria, independiente, casi heroica, con una fuerte carga de autoría personal– se queda corta en el panorama actual. La arquitectura contemporánea requiere estructuras más abiertas, trabajo en equipo y capacidad real para conectar disciplinas diversas. Aunque comparto parte del diagnóstico de Carvajal, no estoy del todo de acuerdo con la deriva actual, en la que el arquitecto corre el riesgo de diluirse en un rol exclusivamente mediador: alguien que ya no propone, no diseña, no toma posición, sino que simplemente traduce los deseos de los demás. Entiendo –y defiendo– la escucha, el trabajo colectivo y la sensibilidad frente a las complejidades del contexto, pero sigo creyendo que el arquitecto debe tener una voz, una capacidad de imaginar, de cuestionar, de articular una visión crítica. Lo contrario sería renunciar a lo que todavía hace que esta profesión tenga algo que decir.

STAR es un estudio quizás atípico, si lo comparo con los estudios de otros colegas que empezaron en el mismo periodo o con las oficinas consolidadas de generaciones anteriores. Por el momento el equipo está formado por arquitectos con perfiles versátiles. Todos deben ser capaces de asumir tareas diversas. Aunque hay especializaciones internas –por ejemplo, una persona domina Revit mejor que el resto y se encarga de crear las bases de los archivos, las familias, etc.–, cada miembro del equipo debe poder trabajar en cualquier fase del proyecto: desde las perspectivas hasta el desarrollo técnico. La talla reducida del estudio no permite compartimentar el saber ni las tareas. En estos casi 20 años desde que fundé STAR, he tenido la suerte –gracias sobre todo a concursos, tanto abiertos como restringidos– de acceder a proyectos de envergadura, con presupuestos suficientes como para poder dedicarme a cada uno casi en exclusividad. En ese sentido, he funcionado más como una directora de cine o una escritora –trabajando en una única obra a la vez– que como una oficina convencional de arquitectura que gestiona 10 o 15 proyectos simultáneos. Ya sea porque necesita alimentar a un equipo grande, o porque trabaja con encargos pequeños (reformas, viviendas unifamiliares, etc.) y necesita cantidad para sobrevivir. Para mí, cada proyecto es un viaje, una experiencia compartida en profundidad.

En 2012, cuando empezamos a trabajar en Francia, el estudio podría haberse duplicado en tamaño. Decidí conscientemente no hacerlo, y no puedo estar más contenta con esa elección. Tuvimos que rechazar varios encargos, sí, pero eso me permitió seguir siendo arquitecta: diseñar, pensar, dedicar tiempo real a cada proyecto. No convertirme en la gestora de una empresa. Esa decisión me ha permitido seguir creciendo como profesional, algo que sería imposible con una estructura de 30 personas. No digo que otros no puedan; sólo que à mi no me funcionaria. Varios colegas que abrieron sus estudios al mismo tiempo que yo son hoy “empresarios”. Yo no comparto esa vertiente; todavía quiero poder profundizar e investigar cada proyecto. Y para eso necesito tiempo, atención y proyectos con sentido.

Prefiero elegir bien los encargos y asegurarme de que el cliente comparte ambiciones conmigo. No me interesa producir arquitectura en cadena. Tampoco quiero estar dentro de una lógica donde, para mantener la oficina, hay que hacer diez proyectos mediocres para financiar uno bueno. Yo prefiero un estudio más pequeño que me permita concentrarme en ese único proyecto excepcional y hacerlo con sentido.

En relación con este escenario, el de los primeros trabajos de una carrera profesional, y para terminar, quería volver a tus comienzos. ¿Qué supuso (inyección de energía y posible frustración) la experiencia de los proyectos del palmeral de Elche (Mirador y Paseo de la Estación)?

El concurso del Mirador del Palmeral en Elche, que ganamos en 2009, fue, en efecto, un momento especial. El planteamiento del concurso no resultaba precisamente alentador. Se organizaba en dos fases: una primera abierta y una segunda restringida, en la que dos equipos seleccionados de la primera fase competirían contra cinco estudios invitados de reconocido prestigio internacional: MVRDV, SANAA, Ábalos + Sentkiewicz, Torres& La Peña, Foster & Partners.

Como te puedes imaginar, nadie tenía la más mínima esperanza de que uno de los equipos “desconocidos” de la fase abierta pudiese ganar. ¿Qué sentido tendría invitar –y pagar– a los “famosos” si no fuera para que ganase uno de ellos? Y sobre todo –como dejaron caer algunos miembros arquitectos del jurado–, Elche no podía dejar escapar la oportunidad de contar con una obra “icónica” firmada por una “estrella”.

Y sin embargo, contra todo pronóstico, ganamos. No solo sin ser una de las “estrellas” (a pesar del nombre de mi estudio...), sino con un proyecto que no podía estar más lejos del susodicho “icono arquitectónico”: una noria. Un elemento clásico, más una estrategia que una pieza de arquitectura en sí.

Ganar un concurso internacional abierto ya es de por sí una gran victoria. Pero en este caso lo fue aún más. No sólo por haber ganado frente a esos estudios “estrella” –que también– sino por haberlo hecho con una estrategia, no con un icono a la vieja usanza, en una época en la que las ciudades aún soñaban con su “momento Guggenheim”. Incluso propusimos reurbanizar y mejorar el Paseo de la Estación en lugar de destinar todo el presupuesto exclusivamente al Mirador. En ese momento pensé que todavía había esperanza para la profesión...

Durante los dos años siguientes trabajamos como locos para sacar el proyecto adelante –o, mejor dicho, para mantenerlo vivo–. Y yo pensaba que lo más duro (ganar el concurso) ya había pasado... Pero no. El Palmeral, al ser un bien cultural protegido por la UNESCO, generaba incomprensión (o demagogia) entre varios grupos opositores.

Nos enfrentamos a múltiples resistencias. Lo hicimos siempre desde la pedagogía y la paciencia. Contábamos con el apoyo total del alcalde. Fuimos superando una a una todas las dificultades: organizamos reuniones, nos entrevistamos con ICOMOS (el organismo consultivo de la UNESCO), y conseguimos convencer y sumar apoyos clave.

Incluso logramos obtener 3,5 millones de financiación del Plan E para comenzar las obras del Paseo, donde propusimos un mosaico a escala urbana representando ocho palmeras del Palmeral. El resultado era espectacular, bellísimo... y devolvía este espacio a la ciudad, después de décadas transformado en una avenida de tráfico intenso.

Nuestro sueño comenzaba a materializarse. Las dificultades se iban resolviendo, una tras otra... Pero entonces pasó lo impensable.

Las elecciones municipales de 2011 en Elche dieron la victoria al PP, que ganó por primera vez desde la instauración de la democracia. La nueva alcaldesa, enfrentada políticamente (y personalmente) con su predecesor del PSOE, hizo lo que hacen tantos en política: cancelar el proyecto bandera del anterior gobierno. Y el Mirador fue lo primero que cayó.

Yo, todavía creyendo en la posibilidad del diálogo, pensé que podríamos presentarle el proyecto, al menos asegurar el Paseo, ya que contábamos con un proyecto ejecutivo terminado y con la financiación lista. Pero no. No hubo ningún interés en escuchar. Y los 3,5 millones desaparecieron. Nos hicieron una “oferta” que ningún arquitecto con un mínimo de ética profesional habría aceptado. Buscamos un abogado, tuvimos reuniones tensas con el Ayuntamiento... La situación era tan podrida (por no usar otro sinónimo más fuerte) que nos enfrentábamos a facturas legales exorbitantes, imposibles de asumir para el estudio en ese momento.

Y así terminó esta historia.

Fue increíble mientras duró. Ver cómo el dialogo y la razón transformaban la oposición en apoyo, y cómo el trabajo riguroso y comprometido hacía avanzar y consolidar un proyecto, fue profundamente gratificante –a nivel profesional, pero también humano. Ver cómo los caprichos políticos, la mediocridad y el comportamiento abusivo lo destruyeron fue doloroso. Y sí, muy frustrante.

Hoy, con catorce años más de experiencia, creo que habríamos ido a juicio.

2. Rafael Moneo dimensiona recientemente (acto de su colegiación de honor, COAM 6/03/2025) en un factor de x4 la cantidad de arquitectos por habitante en Madrid, con respecto a cuando se tituló en 1961. No hay trabajo para todos aquí, obviamente.

MIRADOR DEL PALMERAL, ELCHE. DISEÑO DE UN OXÍMORON

El concurso recibió mucha atención, no sólo por la participación de firmas prestigiosas, sino porque nuestro estudio —joven y “desconocido”— lo ganó, y lo hicimos con una estrategia más que con un diseño. Confiamos en la simplicidad de una noria para responder al pliego —y más—, lo que convenció al jurado y al alcalde, su mayor defensor. Esta victoria demostró que el pensamiento arquitectónico puede ser más poderoso que la arquitectura en sí.

El alcalde de Elche convocó el concurso con el requisito de que el proyecto debía «dotar a la ciudad de un elemento EMBLEMÁTICO para promocionar el Palmeral de Elche» (cita del briefing del concurso). Esto planteaba el reto de diseñar un icono humilde, y un icono que desviara la atención hacia otra cosa, lo cual es un verdadero oxímoron.

El paisaje cultural de palmeras que constituye el Palmeral de Elche se remonta al siglo X, cuando gran parte de la Península Ibérica estaba bajo dominio árabe. Este gran mosaico de parcelas agrícolas (huertos) fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 2000. Con la construcción de este mirador, turistas y habitantes podrán entender por primera vez el Palmeral de Elche como sistema de huertos, y reconocer su fuerte presencia en la ciudad.

Propusimos una noria para Elche. La noria es una estrategia; es resistente a la moda, al estilo y al tiempo; es un emblema intemporal. Y su montaje es totalmente reversible (por si algún día deja de ser útil). La noria es una estructura inteligente y racional: representativa y bella, potente y transparente. La Noria es la unión perfecta entre FORMA y FUNCIÓN.

Información del proyecto: Concurso en dos fases, Organizado por OCOA - Oficina de Concursos Comunidad Valenciana. Primera fase: Concurso Internacional Abierto, selección de dos equipos entre 56 participantes (145 inscripciones). Segunda fase: Concurso por invitación (2 equipos de la primera fase + 5 equipos invitados: SANAA, MVRDV, Foster & Partners, Lapeña & Torres, Ábalos & Sentkiewicz + Beth Galí). PRIMER PREMIO: STAR.

Fechas: Primera fase: febrero de 2009 – resultados el 23 de marzo de 2009. Segunda fase: mayo de 2009 – resultados el 17 de julio de 2009. Estado: CANCELADO en junio de 2011.

REURBANIZACIÓN DE LA AVENIDA DE LA ESTACIÓN, ELCHE

¿Cómo regenerar la imagen de Elche a través de un espacio público? ¿Cómo diseñar un espacio público emblemático sin limitar su funcionalidad? Como parte del encargo tras ganar el primer premio en el concurso del Mirador, nuestra oficina recibió el encargo de rediseñar el entorno del actual Paseo de la Estación. Esto fue posible porque no consumimos todo el presupuesto en el elemento «icónico» (el Mirador) y conseguimos liberar más de 3 millones de euros para la muy necesaria regeneración de los espacios públicos. Hasta los años 60 el Paseo era un espacio público donde a la gente le gustaba pasear y reunirse. En los años 60 se transformó en una carretera de tres carriles y perdió su carácter de espacio público. Reorganizamos y desviamos el tráfico actual del Paseo para permitir su peatonalización, y sólo permitir la circulación de los autobuses públicos y las bicicletas. La rotonda al final del Paseo se transformará en una gran plaza pública, destacando la futura Noria Mirador y la estación de trenes. El diseño intenta ser lo más simple posible para no cortar ningún potencial de uso del espacio. Pretendemos reunir los dos parques de palmeras (a derecha e izquierda del Paseo) y diseñamos un mosaico urbano retratando las ocho palmeras más bellas de Elche. El material elegido son baldosas de cerámica, típicas de la zona. El Paseo pretende regenerar la imagen de la ciudad a través de una rica secuencia de espacios públicos. La rica y cautivadora vista del mosaico a escala urbana podrá apreciarse plenamente desde la futura Noria Mirador, al final de la avenida, y a través de Google Earth.

Información del proyecto: Programa: Secuencia de Espacio Público: zona de paseo + nueva plaza + zonas verdes Encargo tras Concurso Abierto, PRIMER PREMIO

Fechas: Marzo – junio de 2011: Supervisión patrimonial. Febrero – julio de 2010: Fase de dibujos de construcción. Diciembre de 2009: Fase conceptual. 2011: Diseño aprobado + Licitación. Primavera de 2011: Construcción prevista Estado: CANCELADO en junio de 2011

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