"Terrazas y balcones", por Rogelio Ruiz Fernández

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Reflexiones sobre arquitectura

Terrazas y balcones

Cuando estudiaba la carrera vivíamos una época llena de tendenza, con lecciones aprendidas de cascos antiguos en los que las fachadas se tensan, y las ventanas (la relación entre el interior y el exterior del edificio) se fundaban en huecos ordenados. Los profesores nos decían que no hiciéramos balcones, que, con la dimensión diminuta que acababan teniendo aquellos pisos, iban a dedicarse a recibir, como habitantes, la aspiradora y algún que otro mueble que sobrara, como un limbo, anterior al contenedor. Ciertamente algunas vías urbanas, con contaminación, con excesivo ruido, no son lugares para tomar el sol. Y su cierre sobrevenido, ilegal, desordenaba las fachadas y buscaba un poco mas de calma en el salón propio a expensas estéticas de la calle de todos.

Pero, estos últimos meses, hemos sufrido tanto, encerrados en nuestros pisos, que la sociedad se dividió, ya no en ricos y pobres, ni en guapos ni feos. Había dos tipos de personas: las que tenían ese rincón al aire y las que no. Esa gente, que veíamos morena, cuando nunca estuvieron, son los que descubrieron que tenían un trozo de forjado suspendido del cielo, hacia afuera, o excavado en el grosor de su vivienda, y esto les permitía respirar a boca llena.

Porque aunque ventana viene de viento (como window de wind), uno no está verdaderamente a la intemperie si no sale del muro que a la casa contiene. Y así balcón, parece ser, que proviene del Persa (bālkāneh), que desde luego está más cerca, geográficamente, de lo que debieron de ser los jardines colgantes de Babilonia, jardines aterrazados (como la Isola Borromea en el Lago Maggiore), y más unidos, quizá, al concepto de terraza que tenemos, como ese plano elevado, rematado por balaustrada que da frente a una vista preciosa, como el Piazzale Michelangelo, la plaza elevada de Florencia. Ahora bien, cuando los londinenses hablan de Terraces o Frank Lloyd Wright en los de San Francisco, hablan de adosados. Para ellos, el balcón cuya barandilla no sale del plano de fachada se llama Juliete balcony1

Desde luego las terrazas de los áticos de Madrid que nos enseñó a envidiar y apreciar Almodóvar a los que somos periféricos, son un exceso: Círculo de Bellas Artes (Fig. 1), Palacio de Cibeles... pero en estas líneas no solo nos referimos a eso, sino a las que perforan fachadas, a los balcones, creando un pequeño saliente, con barandilla, las primeras castizas, con una persiana apoyada en el pasamanos

en la costa mediterránea (o cerradas por lamas), creando un espacio de corte de la solana. Estas hoy nos saben a poco, no nos cabe ni la hamaca, (¡ni la bicicleta estática!) y además, con la barandilla de barrotillo, nos dejan a la vista del que pasa. Y hablando de solana, que frecuente ese espacio, entre cortafuegos de piedra saliente, en la arquitectura montañesa de Cantabria.

El palacio del Naranco, de Ramiro I, Oviedo 842, (Fig. 2 y 3), es una muestra temprana del disfrute de los espacios exteriores y vistas (belvedere: bel vedere), protegido por la cota elevada del suelo, y nos sirve además para comentar otra de las virtudes de terrazas, como espacios de filtro solar. El ámbito intermedio que suponen entre exterior e interior nos genera un espacio con una luz, no tan intensa como la de afuera, ni tan sombría como la interna, creando así un tránsito más amable para nuestra retina, que en este caso se ilumina interiormente por la ventana trífora que aparece allí arriba2

Ejemplos como los de los palacios de Venecia que se abren a los canales (Fig. 4), habitaciones enteras que crean, con tracería, cierto intimismo, como una celosía (de celos) para mostrar el origen bizantino. O las loggias elevadas en otros palacios (Farnese a la Via Julia, Comunale di Siena hacia el mercado y paisaje trasero... y no solo en Italia, también Chatsworth en Inglaterra). Con estancias así, y buena biblioteca, te puedes confinar la vida entera.

Las terrazas de Gaudí en la Pedrera (Fig. 5), con un gran movimiento, saliendo de fachada y entrando el espacio adentro, con lucernarios de unas a otras para sentirse más al viento. Un monstruo, un escultor, un edificio que no se queda quieto... Y también, máscaras, no mascarillas, que son las barandillas de la Casa Batlló.

LAS TERRAZAS Y BALCONES DEL MOVIMIENTO MODERNO

Pasamos a un recorrido tranquilo, nada exhaustivo, dentro de la arquitectura moderna, viendo como se intentó construir “ma maison, mon jardín” en la ciudad. Auguste Perret, en su estrenado hormigón, creó terrazas sobre la Rue Franklin (1902-1904) parisina, y demostró, ya entonces, que los huecos inmensos y las fachadas hacia adentro, podrían romper las calles y su continuidad, pero mostró, además, lo que era la luz y el aire raptado en la vivienda3.

1 Madrid desde la terraza del Círculo de Bellas Artes. (foto Rogelio Ruiz).

2-3 Dos fotos manipuladas por el autor, una para quitar las ventanas de la nave, que introdujo MenéndezPidal, y otra añadiendo el balcón a Sur que el arquitecto restaurador no rehizo.

4 Los palacios venecianos, con habitaciones abiertas al Canal Grande separados por columnillas y arcos formando una celosía de tracería (foto Rogelio Ruiz.

5 Los balcones de la Pedrera de Gaudí (foto Rogelio Ruiz).

6 Novocomum, Como 1927-1928, Giuseppe Terragni (foto Rogelio Ruiz).

7 Garage de Tasa en Gandia 1934, arquitecto Alfonso Fungairiño Nebot (foto Leticia Sanz).

8 Casa en la avenida de Roma, León 1933-1939, Juan Crisóstomo Torbado Flórez, Ramón Cañas del Río y Juan Torbado Franco (foto Rogelio Ruiz).

9 Viviendas Hogar Sindical barrio las Delicias Valladolid 1937 arquitecto Jesús Carrasco (foto del Ayto. Valladolid).

Precisamente en el estudio de Perret es donde el joven Le Corbusier, que aún no se llamaba así, empezó a ver lo que era construir. Charles-Édouard Jeanneret estudió y empleó después todo tipo de terrazas y balcones: los que salen como acentos en fachadas, los que se adentran, incluso de lado a lado del edificio (que veremos luego), los rasgados, los que ocupan dos plantas (como en el Pabellón de L´Esprit Nouveau, o en las Unités) y, por supuesto, la mayor de todas el “toit jardin” que era uno de sus cinco points de la arquitectura moderna. A veces, como en la Villa Saboye, el techo jardín baja una planta y genera un vacio que desde afuera vemos, lleno de luz, dentro de la “ventana corrida”.

Desde la Bauhaus de Weimar se difundieron aquellos balcones de tubo que fueron curvos con Mendelsohn, y otros arquitectos en Alemania, y con Terragni (Fig. 6) en Italia, para venir luego hacia España. Y así tenemos, en muchas ciudades edificios que muestran esos elementos, a veces con barandillas horizontales de tubo, buscando la imagen del barco, o más bien del paquebote, y recordando tanto a las siedlungen. Suelen ser balcones pequeños, donde nunca ves a nadie disfrutando de ellos. De este tipo son las viviendas en la avenida de Roma, León (Fig. 8), 1933-39 (Juan Crisóstomo Torbado Flórez, Ramón Cañas del Río y Juan Torbado Franco); las Viviendas del Hogar Sindical en las Delicias en Valladolid (Fig. 9), 1937 (Jesús Carrasco); el Garaje de Tasa en Gandía (Fig. 7), 1934 (Alfonso Fungairiño). O las de Manuel del Busto en Asturias, con su esquina redonda que vimos demoler. También terrazas, cómo no, en la Casa Bloc en Barcelona, 1932, (Sert, Subirana, Torres Clavé) y otros ejemplos allí también como la Casa López en la Calle Muntaner (1931), también de Sert4

1 Otra curiosidad es que para anglosajones el mirador acristalado que tanto tenemos en el noroeste español es un Maltese balcony, y uno se pregunta como el delicioso calor que nos producen nuestras galerías puede ser útil entre Sicilia y África, quizá como defensa de la calima.

2 Juegos como estos, la doble fachada, eran a menudo utilizados por Louis Kahn muchos siglos después, como en el proyecto del consulado americano en Luanda.

3 Ese juego de tres habitaciones que se relacionan por las dos terrazas exteriores, lo desarrolla después muy bien Coderch en la Barceloneta. En realidad el arquitecto catalán siempre nos enseña diversas maneras de graduar la relación entre terraza y calle, por medio de lamas graduables, por medio de listones de madera...estando afuera, pero protegiéndonos del calor y las miradas.

4 Cuando visité uno de los dúplex de la Casa de la Calle Muntaner y estudié su planta, pude comprobar cómo se repite la distribución en los generosos dúplex, como si fuera una idea sobrevenida el unir las dos plantas y coserla por la doble altura, para crear esa esquina, que vemos el balcón atar con la barandilla de tubo, se forma un corredor estrecho que llega hasta esa ventana vertical.

Terrazas generosas, ¡vaya gustazo!, en Las Flores de Zuazo. Más tarde los de Gutiérrez Soto, Cano Lasso, Sáenz de Oíza... están pensados para usarlos y vivirlos. Ejemplo paradigmático, las viviendas de la Calle Espalter (Fig. 10), que ves en las fotos antiguas elevando su planta repetida, y aislado, genera, cuando todo el mundo quería casa a la calle, un alzado trasero, hacia el Jardín Botánico, con gran vuelo, que permite crear un remanso de asueto. Gutiérrez Soto, con sus edificios también de ladrillo, lograba esa sombra con los toldos verdes que son, cuando los recuerdas desde aquí, toda la esencia de Madrid. Y Oíza conseguía la mayor organicidad en los suyos de Torres Blancas (Figs. 11 y 12); Javier Carvajal utiliza los balcones como manera expresiva para crear líneas horizontales (Calle Monte Esguinza (Fig. 14) y Torre de Valencia). García Solera en Alicante también emplea muchas terrazas.

10 Viviendas en la Calle Espalter, edificio con terrazas hacia el Jardín Botánico, Julio Cano Lasso arquitecto, Madrid 1956 (foto Rogelio Ruiz).

11-12

Terrazas en torres Blancas, Sáenz de Oíza. Dibujo de Oíza (Exposición ICO 2020) e imagen (foto Rogelio Ruiz).

13 José Antonio Coderch Edificio Girasol, Madrid,1964–1966 (foto Rogelio Ruiz).

14 Viviendas en la Calle Monte Esquinza 41, Madrid 1966-68. Javier Carvajal Ferrer (foto Rogelio Ruiz).

15 Proyecto para edificio en “Nuevo Barrio Frugès” en Burdeos. Le Corbusier, en Urbanisme

16 Segundo Premio Concurso Nacional de Viviendas Sociales en Almuña, Luarca. Asturias, arquitecto José Manuel Martínez Rodríguez 1994.

17 Edificio Celosía, Sanchinarro, Madrid 2001-2008. Blanca Lleó, MVDRV (foto R. Espinosa).

18 82 Viviendas en Carabanchel, Madrid 2009, arquitectos Amann, Canovas, Maruri.

TERRAZAS QUE ATRAVIESAN

Antes vimos varias maneras de afrontar el balcón por parte de Le Corbusier. En su libro Urbanisme recoge un proyecto para Burdeos en el que los espacios exteriores de la vivienda atraviesan totalmente el edificio dejándonos ver el paisaje al otro lado y dice: “un fragmento de una urbanización ‘alveolar’ para ciudades jardín (Este Grupo iba a constituir la entrada al ‘Nuevo Barrio Frugès’ en Burdeos)”. Es decir, aquí estos espacios son burbujas de aire en la vivienda, alveolos como los de los pulmones. Y este efecto lo vemos muchas veces: fue propuesto hace tiempo por José Manuel Martínez (U. Valladolid) para un concurso nacional en Luarca (Fig. 16); fue realizado más tarde en dos obras de las más interesantes en vivienda social que se realizaron en Madrid en los últimos años, el Edificio Celosía (Fig. 17), en Sanchinarro, Madrid 2001-2008 de Blanca Lleó con MVRDV y en el de Carabanchel (Fig. 18), también en la capital del 2009, de los arquitectos Amann, Canovas, Maruri, que son punto de encuentro de grabadores de videos musicales, muy ricos de colores. Colores tambien tienen aquellos balcones del edificio WoZoCo en Amsterdam, de cristales distintos que hicieron también MVRDV. Y con los holandeses, Blanca Lleó jugó además a la perforación única, en el edificio Mirador, creando un espacio para los vecinos dentro del volumen del edificio)6. Este juego, el gran hueco interior para usos comunales, lo habian desarrollado los arquitectos de Arquitectónica en Miami, en un edificio postmoderno, de gran difusión mediatica aquellos años, que fue The Atlantis Condominiums (1980-82).

LA ABSTRACCIÓN DEL ELEMENTO VOLADO

Frank Lloyd Wright al plantear aquellos planos, que marcaban direcciones del espacio sobre la cascada, ingrávidos, planteó ya la abstracción del vuelo, como cajas vistas desde el suelo; Donald Judd, exprimió además las posibilidades estéticas y conceptuales de la seriación, y muchos arquitectos repitieron plantas en altura generando el deleite del sinfín. Recordamos aquí el Edificio Palmas 555 (Fig. 19), de Sordo Madaleno, en Ciudad de México 1975 porque plantea, ya hace cuarenta y cinco años, el edificio como un apilamiento en el que las terrazas corridas se deslizan. Es inevitable pensar en el mucho más reciente Museo de Arte Contemporáneo de Nueva York de SANAA.

En la España de los sesenta Fisac hizo en Mazarrón (Fig. 20), Murcia (1968), unos apartamentos en los que las terrazas se iban escalonando en la ladera. Para evitar esa falta de luz que provoca el vaciado, esa sombra interior al alejarnos de la barandilla hacia adentro. Eran frecuentes en esos años los ejemplos donde las terrazas van saliendo, formando zigurats. De este modo, encima de tu espacio exterior tienes el cielo.

En Inglaterra, Denys Lasdun hizo en la Universidad de East Anglia (1962-68) edificios escalonados (Fig. 22), que, en aquel enclave abierto tenían un resultado formal muy interesante, pero cuando lo llevó a Christ´s College Cambridge 1966 no fue tan acertado en el entorno urbano de la ciudad universitaria7

En la exposición que el ICO dedicó el año pasado a Fernando Higueras, podíamos ver “macrohoteles” como el de Teguise (Fig. 23), o en México, donde los aterrazamientos forman soluciones muy densas. Lo malo es que si Higueras veía el efecto arquitectonico, otros vieron en estas posibilidades, no aterrazamientos sino “aterrorizamientos” ya que se convirtieron en colmenas que tuvieron como final (que no acaba de ser final) la densidad y horror del Algarrobico.

Y así, no solo en las costas soleadas aparecen edificios que juegan al deslizamiento de forjados, en Copenhague, BIG hizo su edificio Mountain Dwelling (2008) (Fig. 24) que vuelve a jugar a ese amontomiento que genera la soledad del individuo al estar tan rodeado de lo mismo. La monotonía que es lo contrario de lo que pretende un arquitecto estrella.

Les puede parecer curioso que en estas latitudes, mucho más próximas al Polo que nosotros, aparezcan tantas terrazas, y no solo aquí en Copenhague, sino en muchas de las obras de Aalto en Finlandia, o de Erskine en Suecia8 (Fig. 21). La solución a esta pregunta, ¿para qué quieren las terrazas en la nieve, me la dio hace años un ingeniero de automóviles de Hamburgo, al preguntarle porque razón hay tantisimos descapotables en su ciudad, me contestó que cuando se tiene tan poco sol, no se puede desperdiciar ni un rayo…

19 Edificio Palmas 555, Sordo Madaleno, Ciudad de México, 1975.

20 Mazarrón, Murcia 1968, Fisac.

21 Ralph Erskine colgando las terrazas para evitar puente térmico, en Vallmon, Tibro, Suecia (1955-56).

22 Sir Denys Lasdun, Christ´s College New Court Cambridge, 1966 (foto Rogelio Ruiz).

23 Hotel en Teguise, Fernando Higueras (foto exposición ICO 2019).

24 BIG, Mountain Dwelling, Copenhagen 2008 (foto studio BIG).

6 Siendo puristas los casos de Sanchinarro y Carabanchel no son perforaciones sino “desocupaciones del espacio” y en este caso del edificio Mirador tampoco se trata de una perforacion sino del resultado de ir sumando una serie de volumenes de distintos colores que dejan sin colmatar ese centro.

7 Además en este ejemplo, no son en realidad terrazas, sino techos planos, lo que en muchas habitaciones tienes delante.

8 Ralph Erskine incluso cuelga los balcones para evitar el puente térmico del forjado en Tibro o Växjö, y en otros ejemplos, como la Villa Ström, apoya las terrazas en pilares independientes de la vivienda para separarlas totalmente de la casa).

NUEVOS (VIEJOS) BALCONES

Cerramos con esta obra de Fray Coello de Portugal, el Centro Experimental de Promoción Social (Fig. 25), Madrid (1964-1966), que ya hace cincuenta y cinco años utilizaba la vegetación como cierre de fachada, mucho antes, como vemos de que creciera en Milán la torre Bosco Verticale (2009-2014) de Stefano Boeri, Giovanni La Varra y Gianandrea Barreca (Fig. 26)

Muchos de los ejemplos se repiten, la misma idea con nuevos materiales medio siglo después, porque al final, las personas tenemos todos esa misma capacidad de recibir sensaciones: de libertad, de espacio, de verdor y los diseñadores, que son personas, sienten y devuelven lo sentido.

Creímos que podíamos acondicionar el aire, y disfrutar, como a la sombra en una estancia exterior, pero no, los rascacielos, con sus moquetas y ventanas sin manillas te meten en un mundo sin brisa. Bueno, el Empire State, se va estrechando y dejando terrazas para que suba King Kong (o Meg Ryan se encuentre con su amor). Otras pretenciosas terrazas, como la de la cubierta de la Torre de Escario en Benidorm, donde Bardem subía para ser “Huevos de Oro”. Lejos de esos gigantes de cristal, hay otras más humildes, llenas de vida y sensaciones, cómo las que servian para tender sábanas y envolver corazones como los de Sophia y de Marcelo (o las del Pajarico de Saura). Terraza inmejorable es la de Curzio Malaparte, y sublime además, si Godard nos pone allí a Brigitte Bardot, para que tome el Sol…

Espero que nos dejen en invierno salir al campo abierto, y no tener, de nuevo, que descubrir, que en nuestra casa, nos espera callada la terraza, donde se puede comer bien, hacer planchas, andar en bici estática, aplaudir, y sentir que se te encoge el alma. ¡Que no me encierren más! ¡Quiero salir de casa!

25 Centro Experimental de Promoción Social, Madrid 1964-66, arquitecto Fray Coello de Portugal.

26 Edificio Bosco Verticale, Milán 2009-2014, Boeri, La Varra y Barreca (detalle de foto Paolo Rosselli, Simón García, Divisare).

27 Sophia Loren y Marcelo Mastroianni, en Una jornada particular de Ettore Scola, 1977.

28 Fotograma de Le Mépris, de Jean Luc Godard sobre la terraza de la Casa Malaparte, 1963.

BIBLIOGRAFÍA:

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CANO LASSO ARQUITECTO, Xarait Ediciones, 1980.

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CODERCH, Gustavo Gili, Barcelona, 1989 (edición a cargo de Carles Fochs).

COLLYMORE, PETER, Ralph Erskine, GG, 1983.

LE CORBUSIER, Urbanisme, Les Editions C. Crés y Cie. París 1925.

FRAY COELLO DE PORTUGAL, dominico y arquitecto. Ed. Fund. Camuñas/San Esteban, 2001.

JUAN ANTONIO GARCÍA SOLERA 1953-2003, Edición a cargo de Justo Oliva Meyer, Ed. Colegio de Arquitectos de Alicante, 2005.

MORALES SARO, M.º CRUZ, La arquitectura de Miguel Fisac, Ed. Colegio de Arquitectos de Ciudad Real, 1979.

RUIZ FERNÁNDEZ, ROGELIO, “Asturies, memoria encesa d´un pais” nº 39, artículo “Apuntes Arquitectónicos sobre´l palaciu de Santa María del Naranco”, pp.16-25, Ed. Belenos, Oviedo. Noviembre 2019.

VV.AA. Fernando Higueras, desde el origen, Fundación ICO, Ediciones Asimétricas 2019.

VV.AA. Sáenz de Oíza, Artes y Oficios, Ed. Fundación ICO, 2020.

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