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trabajadores mantiene actualmente el Gran Hotel Bolívar.
4,000
metros cuadrados tiene el área donde se levanta el hospedaje.
EL OTRORA LUJOSO HOTEL DE LIMA, HOY
Los hijos del Bolívar Un hotel que, a pesar de sus problemas, conserva algo de la pomposidad de sus años de esplendor. Así luchan por mantenerlo los trabajadores que hasta hoy permanecen. eduardo amat y león
Así luce hoy. Los descendientes de esta joya de la Plaza San Martín se resisten a creer que no volverá a lucir como en su mejor pasado.
Por Iana Málaga*
A
dvierte que han pasado muchos años y que hay muchos recuerdos mezclados en su cabeza. Aunque esta aclaración no impide que Néstor Pérez, anfitrión de la puerta principal del Gran Hotel Bolívar, se emocione cuando se le pregunta por la historia del lugar al que le ha dedicado más de 34 años de vida laboral. “Tengo compañeros que ya llevan más de 50 años en su mismo puesto”, dice para precisar que él no es el más viejo de los que quedan. Y quedan varios. Gente dispuesta a relatar a los visitantes y huéspedes
las mejores anécdotas ocurridas en este emblemático hospedaje limeño ubicado en la Plaza San Martín. “Por aquí he visto transitar a presidentes y embajadores de distintas partes del mundo”, sostiene. Pero de los políticos, Pérez no recuerda un nombre. Ningún nombre. Eso sí: cuando habla de los íconos de la farándula internacional de antaño a los que tuvo ocasión de estrechar la mano, la cosa cambia. “Uno de ellos fue Pedro Infante, quien tenía que entrar y salir por la puerta falsa para no ser asediado por sus fans”. Aunque para el anfitrión no hubo artista más simpático que Julio Iglesias, quien se hospe-
dó en el hotel en 1982 y 1985. “La segunda vez que vino a Lima, yo me encargué de movilizarlo por la capital. Cuando su visita ya estaba por terminar, me regaló S/. 2,500 de propina”, señala entre sonrisa y nostalgia. Víctor Rodríguez, recepcionista, guarda bajo la mesa del lobby un gran álbum con las fotos de todos los reyes, presidentes y actores que pisaron el hospedaje. Eduardo II, Robert Kennedy, John Wayne y Ava Gardner sonríen en blanco y negro. “Dicen que esta actriz se volvía loca por el pisco sour del hotel y que cada vez que se emborrachaba salía de su cuarto y se paseaba desnuda por lo
pasillos”. Cuánto más tendrá el Bolívar para contar. SUS ORÍGENES En 1920, el presidente Augusto B. Leguía quiso celebrar a lo grande la conmemoración de los 100 años de la independencia del Perú. Así que se alió con un grupo de inversionistas —el empresario Augusto Wiese, entre ellos—, quienes lo ayudaron a levantar un hotel que alojaría a cuanta personalidad internacional viniera a visitarnos. El arquitecto Rafael Marquina se encargó de dotar a sus paredes de un estilo neocolonial y de importar lujosos muebles de la casa Waring