La Jaula de Hierro Nro 4 Año 2015

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más del 50% de asistencias. * A partir de este análisis estadístico, del que acá citamos sólo lo que consideramos más relevante, sumado a una serie de entrevistas a ingresantes y a partir de la experiencia de estos años, pudimos dar cuenta de que la mayoría de los ingresantes se acercan alguna vez al curso de ingreso, pero lo abandonan o concurren de forma intermitente. Es a partir de este análisis que se propone un curso de ingreso obligatorio no eliminatorio. Esto quiere decir, que para ser estudiante de la carrera de Sociología a partir del 2016, es necesario acreditar el Curso de Ingreso. No existe el concepto de aprobar el curso, ya que no se tomarán evaluaciones y nadie quedará afuera de la carrera. No se trata de un curso restrictivo en absoluto, se trata de hacer que todxs lxs que ingresen a la carrera tengan una instancia previa de incorporación a la disciplina y ambientación a la vida universitaria. Existen excepciones para aquellxs que por razones de fuerza mayor no puedan asistir o para aquellxs que cuenten con experiencia universitaria previa. En estos casos tendrán que, previa solicitud de excepción, realizar un trabajo práctico específico

para acreditar el CI. Se suma además la posibilidad de asistir a un taller de acompañamiento durante los primeros meses de cursada. Es importante resaltar que NADIE se va a quedar afuera de nuestra carrera. Es una preocupación que impulsamos como claustro estudiantil y que fue compartida por los distintos claustros en la Junta Asesora Departamental. Esta medida busca garantizar todos los recursos necesarios para que el ingreso a nuestra carrera se de de la mejor manera posible. Nos interesa remarcar también, que en este nuevo proyecto de CI se especifica el rol de lxs colaboradorxs alumnxs, cuestión que también nos tenía preocupados. Logramos que quede explicitado que el objetivo de su participación en el CI está vinculada a tener una experiencia docente inicial, que están habilitados para dar una o dos clases y que tienen que ser participes de los encuentros del equipo docente para planificar y evaluar el curso. Despegamos así su función de la mera colaboración para “ayudar”, “dar una mano”, “hacerse amigxs de lxs pibxs”. Creemos que esto es un paso fundamental en nuestra formación pedagógica y un avance como claustro estudiantil.

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Editorial Nuevamente acá estamos, tarde quizás, pero siempre presentes. No nos caracteriza la puntualidad pero sí la confianza de que más rápido o más lento salimos a jugar el partido. Quizás porque somos un poco caracoles que van lento, pero siempre avanzando; quizás porque nos gusta el misterio y generar expectativa; o quizás simplemente porque somos sociólogxs. Pero acá estamos, siempre en proceso, siempre volviéndonos a ver, a criticar, a cuestionar, y queremos generar eso también en ustedes. Y este número no es la excepción. Esta vez salimos a la cancha con un equipazo, con un número que es un golazo. Elegimos sociología del deporte porque tenemos algo que decir sobre todo eso que pasa. Sobre todo porque escindir la sociología del deporte sería seguir separando lo que hacemos de lo que pasa en la vida cotidiana. Los deportes nos atraviesan en cada momento, y muchas veces crean espacios de empoderamiento popular y también acumulan poder para los grandes capitales. Pero no es sólo sobre las estructuras económicas, sino también sobre las prácticas de lxs deportistas, las experiencias exitosas y las frustradas, lxs campeonxs y lxs últimxs. Todo esto que nos pasa cuando hablamos de los deportes que tan felices nos hacen, y tantas canas verdes nos sacan, lo tratamos de plasmar acá, con un poco de desfachatez, un poco de cabeza, pero sobretodo mucho cuerpo en juego.

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un curso de ingreso renovado Comisión de Estudiantes de Sociología Una de las problemáticas que nos mantiene ocupadxs desde hace más de un año es la que tiene que ver con las políticas de ingreso a nuestra carrera. Entendemos que empezar a estudiar una carrera universitaria es un desafío enorme que muchas veces se ve dificultado por obstáculos de diversa índole. En nuestra carrera, y en general en toda la Facultad, la mayor deserción es durante el primer año, y sobre todo alrededor de la fecha del primer parcial. Es en este momento cuando un gran número de estudiantes dejan de cursar, abandonan, se alejan de la universidad. Esto se debe en gran medida a las desigualdades con las que ingresamos a la facultad, desigualdades económicas, sociales y culturales que hacen que mientras para algunxs la adaptación a la vida universitaria sea amena, para otrxs sea muy cuesta arriba. Es por esto que creemos que desde la facultad es necesario brindar todas las herramientas posibles para hacer que estas desigualdades no sean un impedimento para la permanencia en la universidad. Uno de los mecanismos con los que contamos, es el Curso de Ingreso. El Curso de Ingreso de nuestra carrera surge hace varios años a partir de una demanda de lxs estudiantes, que peleamos para que haya una instancia intermedia que haga que el tránsito entre la secundaria y la universidad no

sea tan abrupto. Desde el año 2011 se implementa un curso de ingreso optativo durante el mes de febrero, cuyos objetivos son principalmente la introducción a la vida universitaria, y el trabajo sobre la lecto-escritura vinculada a las nociones básicas de la sociología. Este año, surge desde el Departamento la propuesta de que el curso de ingreso que tenemos pase a ser de carácter obligatorio. Insistimos como claustro estudiantil en que para tomar esta decisión era necesario contar con más datos y conocimiento sobre los ingresantes de nuestra carrera, y sobre su perfil, sus dificultadles, sus posibilidades. A partir de estos datos que creímos indispensables, pudimos dar cuenta de varios ejes interesantes para problematizar la discusión. En el año 2015: * Ingresaron a las carreras de Profesorado y Licenciatura 210 estudiantes * El promedio de edad del/la ingresante es de 27 años. El 60% de lxs ingresantes tienen entre 17 y 25 años. * Más del 60% vienen de escuelas secundarias públicas. * De lxs 210 ingresantes, el 60% asistió alguna vez al curso de ingreso, y sólo el 22% cumplió con

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como estudiantes, que nos impliquemos en nuestra formación para problematizarla, y que construyamos en la teoría y en la práctica un conocimiento verdaderamente crítico. Ahora el ENES viene creciendo, y es con la participación de todxs que podemos hacer que crezca mucho más, que se sumen más regionales y que sea un espacio de reflexión, debate y organización para todxs lxs estudiantes de Sociología del país. Pudimos debatir sobre nuestra carrera y las carreras de otros lugares del país, y ver que cada lugar tiene problemáticas particulares, pero también muchas cosas en común, y que juntxs tenemos mucha más fuerza para cuestionar(nos) nuestra formación y construir colectivamente una alternativa. Venimos intentando sistematizar los debates que nos damos, para que el ENES crezca año a año cualitativamente, para que nuestra acumulación histórica pueda quedar para las nuevas generaciones de estudiantes que quieran organizarse con otrxs compañerxs del país, y por eso hacemos balances que nos permitan recuperar las cosas positivas y corregir los errores. En la regional La Plata, donde nos organizamos todo el año, y hacemos talleres, debates (¡y fiestas también!), veníamos esperando nuestra oportunidad para recibir a todxs nuestrxs compañerxs, y por eso nos da mucha alegría decir que el X ENES será el año que viene en nuestra facultad. Tenemos una oportunidad enorme para que se acerquen muchxs más estudiantes de nuestra facultad, y para que le mostremos a nuestrxs compañerxs que en La

Pero como aunque no parezca somos humanos, y la revista sale en un momento tan particular como inédito (por si alguien no se dio cuenta estamos hablando del ballotage), tuvimos que encarar el tema. Pensamos mucho cómo tratar de ser polémicxs, pero no dejar a nadie afuera, porque siempre nos gustó quedar un poco bien con el diablo y otro poco bien con Dios. Así que decidimos ser más democráticxs que internet (algunxs dicen que es lo más democratizante, nosotrxs lo ponemos en duda) y tomar un poco de todo lo que nuestrxs compañerxs publicaron en relación al ballotage y tiPlata somos muchísimxs quienes queremos construir una sociología crítica, a través de talleres que se organicen en la lógica de la educación popular. Por eso, queremos invitar a todxs a participar del ENES, que ya desde los primeros días del año que viene empezamos a juntarnos, para que el próximo Encuentro sea aún más grande que el del año pasado, para que tengamos debates cada vez más ricos y productivos, y para que la sociología crítica crezca y llegue a todos lados. Somos un espacio abierto, democrático, donde todxs pueden participar, sin importar si están o no en una agrupación, y somos lxs estudiantes quienes hacemos posible el ENES. Así que acercate, sumate, movete, que si nos organizamos, ¡debatimos todxs!

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rarlo sobre la revista. No buscamos ser más populistas que el Papa, ni ser más sociólogxs que Bourdieu, sino traer acá lo que varixs de lxs futurxs sociólogxs han compartido sobre el tema. Después como siempre vamos a tener algunas sorpresas, algunas cosas no tan originales pero siempre renovadas, y un poco de las cosas lindas y locas que nos gustan de la revista. Así que si tienen ganas de pensar los próximos números ¡la Jaula está abierta para todxs!. En este número somos el Diego haciéndole el gol a los ingleses; Lucha Aymar siendo la mejor jugadora del mundo; los Pumas dejando todo en cada derrota digna; los Murciélagos dejándola chiquitita; somos el Fuerte Apache de Tévez; Mascherano convirtiéndonos en héroes y heroínas. Pero también somos lxs que no llegan; los clubes de barrio; los sueños frustrados por las injusticias; los proyectos deportivos populares que transforman las pequeñas realidades; la magia de los potreros; el amor a la camiseta. Por todo esto y mucho más, ¡la sociología no se mancha!

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Realpolitik

Si nos organizamos, ¡debatimos todxs! EENES Elepé

En nuestra sección de notas de coyuntura, les traemos algunas novedades y otras continuidades: en cuanto a las primeras, inauguramos una sub-sección de opiniones acerca del ballotage; con respecto a las segundas: vuelve el famoso “ping-pong a profesorxs”. Esperamos que disfruten con los análisis y opiniones de compañerxs y docentes de la carrera sobre los temas más resonantes del año.

El kirchnerismo y el consenso de derecha Geremías Seminaroti El año político en Argentina comenzó con de la muerte del Fiscal Nisman, que desató una profunda crisis de régimen y desnudó a los servicios de inteligencia, que aparecieron como una organización mafiosa enquistada en el poder. Las movilizaciones opositoras posteriores (18F) fracasaron en su intento de desplazar al gobierno del centro de la escena política, mientras que el acto de apoyo al gobierno (1M) le devolvió cierta estabilidad al régimen político. El impacto de esta crisis sobre los planes de “sucesión” y las perspectiva de todos los candidatos es un tema de debate. Scioli, Randazzo, el relegado Massa y Macri comparten mucho en común: el “ajuste”, el pago a los fondos buitres, la “normalización” de las relaciones con EE.UU, etc. Con la foto de hoy, sin embargo, se va perfilando un escenario que intenta ser presentado desde el

kirchnerismo como la alternativa entre consolidar un proyecto progresista o la llegada de la derecha del ajuste. Si miramos la política en la ciudad de Buenos Aires, la política privatista se ha expresado de forma más o menos solapada con el ritmo más bien negligente con el que se sostuvieron los fondos para numerosas políticas sociales, que no se desmontaron pero tampoco se vigorizaron desde la llegada amarilla a la ciudad. Más allá de este aggiornamiento de las derechas, la falsedad de la polarización –lo que el francotirador peronista/menemista Jorge Asís define como la “radicalización del centro”– es un producto de lo que podríamos llamar un espíritu de época. Pero por fuera de la vocación de los candidatos, en la Argentina actual las políticas de favoritismo a los empresarios y la desregulación económica no recuperaron ni

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Este 30 y 31 de octubre y 1° de noviembre, se realizó el IX Encuentro Nacional de Estudiantes de Sociología, en la Universidad de Cuyo, Mendoza. Desde la regional La Plata, nos organizamos como todos los años para viajar y participar de este espacio de debate y organización que hace nueve años tenemos lxs estudiantes de Sociología del país. Nos encontramos alrededor de cien compañerxs de cinco regionales: La Plata, Mendoza, Mar del Plata, Litoral (Santa Fe) y Buenos Aires, que durante esos tres días realizamos talleres sobre distintas temáticas, como Género, Educación, Situación Nacional, entre otras. Estos espacios los organizamos lxs mismxs estudiantes, porque estamos convencidxs de que tenemos las herramientas para producir conocimiento, y que tanto desde la forma como desde

el contenido podemos poner en crisis las lógicas de producción que priman en la Academia, y contraponerles espacios colectivos y democráticos. También creemos que la Sociología no nace en los libros, no es puro debatir, sino ponerle el cuerpo y problematizar cómo nos vinculamos. Además, todos los años nos damos la tarea de pensar en cómo fortalecer esta perspectiva, buscándole la vuelta para que todos los talleres alienten a la participación de todxs y que el debate no quede entre unxs pocxs, y con orgullo podemos decir que hemos ido avanzando en ese sentido. No es una tarea fácil, requiere que reflexionemos profundamente sobre nuestro quehacer sociológico y nuestro rol

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tivo: violencias (en todas sus formas), desigualdades de clase, de género, discriminación, entre otras. Siguiendo la tradición abierta en los años ´80 por Archetti, sostenemos que a partir del análisis del deporte, podemos abordar teóricamente problemas sociales, o sociológicos. Así, nuestras investigaciones recorren una heterogeneidad de objetos, entre los que encontramos deportes más populares y masivos como el fútbol, hasta aquellos que pueden pensarse como prácticas de las elites, como el rugby o el golf, pasando por otro tipo de deportes como la natación, los gimnasios, la esgrima, las prácticas deportivas en los espacios públicos, o tendencias “de moda” como son el running o el crossfit. Estudiando y comprendiendo estos deportes, y los sentidos que quienes los practican elaboran en torno a ellos, es que podemos discutir y pensar nociones sociológicas como son las de género,

clase social, generaciones, los vínculos entre deporte, estado y mercado, que nos permitan discutir con nociones del sentido común, con preconceptos y prejuicios (de los cuales incluso nosotros mismos éramos portadores) para comprender los fenómenos sociales en toda su complejidad, condición necesaria si queremos comenzar a pensar programas de acción y políticas públicas tendientes a lograr una sociedad más igualitaria. Los miembros del seminario somos: Dr. Juan Branz, Lic. Javier Bundio, Dr. Ramón Burgos, Lic. Nicolás Cabrera, Lic. Federico Czesli, Lic. Rodrigo Daskal, Lic. Hernán D’Alessio, Prof. Emmanuel Ferretty, Dr. José Garriga Zucal, Lic. Julia Hang, Lic. Nemesia Hijós, Mg. Rodolfo Iuliano, Mg. Alejo Levoratti, Dra. Verónica Moreira, Mg. Diego Murzi, Mg. Alejandro Rodríguez, Lic. Javier Slizfman.

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por asomo la legitimidad que tuvieron en los 90, como resultado de la desembozada fiesta menemista y la crisis de 2001. Por supuesto hoy, a diferencia de los comienzos del período K, el kirchnerismo acumula una sumatoria de fracasos que echó un manto de desprestigio también sobre la mayor intervención pública en la economía que dice reivindicar. El gobierno que pretendió estar imponiendo una mayor regulación sobre los servicios públicos permitió que bajo su mirada se degradara al máximo el sistema ferroviario hasta llegar al crimen social de Once (seguido por otros episodios también graves). Permitió también el descalabro de la matriz energética, que todos los veranos e inviernos queda al borde del colapso. Ambos casos exponen una incapacidad estatal que no se soluciona con obsoletos trenes chinos. Aunque el kirchnerismo habló hasta el hartazgo de un “modelo de crecimiento con inclusión social”, mantiene al 34 % de los trabajadores empleados en la total ilegalidad, y entre los trabajadores que están registrados muestran hoy que las condiciones son mucho más flexibles (es decir, precarias) que 20 años atrás. Si bien el gobierno pretendió estar aplicando una política redistributiva, llega al final del mandato sin haber impulsado una reforma tributaria, sin siquiera hacer

cambios importantes en el impuesto a las ganancias –no lo son los ajustes anunciados el pasado 4 de mayo–, a la vez que los salarios se deterioran desde 2012 por paritarias con techos inferiores a la inflación. Estos son solo algunos de los muchos ejemplos del choque entre el “relato” y la realidad. Aún así, algunas conquistas obtenidas durante esta década son defendidas por parte de los trabajadores y sectores populares, mostrando grandes expectativas que tienen que ser tomadas hasta por el candidato más derechista. Roma no se hizo en un día; tampoco los rasgos de mayor intervención estatal se van a desmantelar de la noche a la mañana. La “nueva derecha” tiene por delante todavía una larga “batalla cultural” para poder desplegar de forma plena políticas liberales. Mientras tanto, convivirá con una fórmula de compromiso: “El mercado hasta donde sea posible; el Estado hasta donde sea necesario”, como reza el documento programático “La vía PRO. Una aproximación a lo que somos”, presentado el año pasado, citando explícitamente al presidente de Colombia Juan Manuel Santos. El gobierno y su aporte al consenso conservador El kirchnerismo termina su ciclo siendo parte del nuevo consenso derechista que impulsa la clase dominante. En sus inicios, la política K obedeció a la estrategia de pasivizar al movimiento de masas luego de la crisis de hegemonía que se expresó con toda su agude-

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za en diciembre de 2001. Para ganar legitimidad tuvo que levantar algunas de las banderas sostenidas por los movimientos de lucha de los trabajadores y el pueblo, y borrar toda huella de su pasado como parte del mismo esquema de poder menemista en los ‘90. Tuvo éxito en esta empresa a partir de contar con una situación económica privilegiada que hasta el 2008 creó la ilusión de un modelo donde todos ganaban. Cooptó a una parte del progresismo y al movimiento de derechos humanos y estableció una alianza con la burocracia sindical (diez años con Moyano), permitiendo una recuperación del salario real de los trabajadores bajo convenio a los niveles previos a la devaluación del 2002, mientras la tasa de ganancia de los distintos sectores empresarios tiene una fuerte suba, con las exportaciones agrarias y la industria automotriz como motores, a los que después se sumó la alta rentabilidad del negocio bancario y financiero. Su base de poder territorial fue la misma

que utilizó Menem, los gobernadores e intendentes “pejotistas”, ayer aliados a la Ucedé de los Alsogaray y en el kirchnerismo a la centroizquierda frepasista. A esto hay que agregar, sobre todo a partir de 2010 tras la muerte de Néstor Kirchner, la organización de un aparato más directamente “cristinista”, expresado en Unidos y Organizados (La Cámpora, Nuevo Encuentro, Kolina, Frente Transversal, etc.), y la consolidación de un sector con algo más de autonomía y juego propio como el Movimiento Evita, con estructuración territorial aunque en todos los casos sin presencia en el movimiento obrero y sin lograr peso decisivo en el movimiento estudiantil (no llegaron nunca a la dirección de ningún centro de estudiantes en la UBA). Luego de la caída electoral en las elecciones legislativas de 2013, el gobierno parecía encaminado a tomar el programa que venían pregonando sus opositores de derecha. Devaluación en enero, acuerdos con Repsol, las empresas con juicios en

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A n ia id t o C a id v La última sección de La Jaula de Hierro la dedicamos a darles la voz a diferentes espacios creados, protagonizados o integrados por estudiantes de la carrera. En esta oportunidad, les presentamos al Seminario Permanente de Estudios Sociales del Deporte, y esciben, como todos los números, el ENES elepé y la Comisión de Estudiantes de Sociología.

seminario permanente de estudios sociales del deporte: un espacio de discusión y trabajo interdisciplinario El Seminario Permanente de Estudios Sociales del Deporte es un espacio de análisis, discusión y producción de materiales académicos y de divulgación vinculados a temas y problemas asociados a los fenómenos deportivos. Surgió en el año 2013, por la necesidad que teníamos de comenzar a discutir sistemáticamente y de manera grupal, los avances de nuestras investigaciones individuales, y al mismo tiempo generar propuestas de trabajo y proyectos de investigación como colectivo. Durante el 2013, los encuentros mensuales se llevaron a cabo en el IDAES, para pasar a desarrollarse en el 2014 en el Instituto Gino Germani de la UBA, y actualmente funciona en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Edu-

cación de la UNLP. Las reuniones se realizan una vez por mes, fomentando el debate y la participación activa de sus miembros, de la comunidad académica y diversos actores de otros espacios sociales. El seminario se presenta como un espacio interdisciplinario, integrado por investigadores/as, docentes y alumnos de grado y posgrado de diversas unidades académicas y organismos de investigación de Argentina. El propósito del grupo radica en entender sucesos contemporáneos asociados al deporte, produciendo documentos que atienden a la necesaria comprensión de problemas que exceden al campo depor-

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equipo-es-el-otro/ - Ibañez, Verónica. “Falta mucho más apoyo para los deportistas olímpicos”. Portal de Notas. org. 23 de septiembre de 2014 - Notas.org. “Queremos garantizar el acceso al deporte como herramienta de inclusión social”. Portal de Notas.Periodismo popular. 12 de agosto de 2015. - Página 12. “Las cartas entre Diego y Fidel”. Página 12. Últimas noticias. 3 de marzo de 2015. Disponible en: http:// www.pagina12 .com.ar/diario/ultimas/20-267286-2015-03-03.html - Rodino, Ana María (2012). “Educación en derechos humanos para una ciudadanía democrática e inclusiva. Trabajar en la escuela y desde la educación física”. Revista Ensaio.

Avaliação e Políticas Publicas em Educação, N° 74, Vol. 20, Enero-Marzo. Fundação Cesgranrio, Río de Janeiro, Brasil - Tavosnanska, Pedro. “El deporte y el ballottage”. Página 12, Suplemento Deportes. 12 de noviembre de 2015 - UNESCO. Carta Internacional de la Educación Física y el Deporte (1978) - Veiga Gustavo. “El fútbol argentino bajo la lupa”. Página 12. Suplemento Deportes. 14 de diciembre de 2014 - Veiga, Gustavo. “El fútbol y el 17 de octubre del 45”. Página 12. Suplemento Deportes. 18 de octubre de 2015 - Veiga, Gustavo. “El fútbol es un espacio de lucha”. Entrevista a Diego Marin Verdugo. Página 12. Suplemento Deportes. 7 de julio de 2015

el Ciadi y con el Club de París, aumentos salariales por debajo de la inflación, entrega de los hidrocarburos en Vaca Muerta… El insólito fallo del juez Griesa obligó a dar un rodeo a la perspectiva de un nuevo ciclo de endeudamiento y permitió al gobierno una puja donde se reubicaba discursivamente en defensa de la “patria” contra los “buitres”. Ganó apoyo en las encuestas a la vez que abonaba con sus planteos al nuevo consenso derechista que están tratando de imponer las clases dominantes. Por eso pasó de la imagen de Kirchner descolgando el cuadro de Videla a Cristina subiendo el del genocida Milani. Del discurso (no la práctica) de la “no represión” a Berni con los gendarmes tirando balas de goma y gas pimienta a los trabajadores de Lear y a quienes los apoyamos solidariamente. Los intelectuales kirchneristas de “Carta Abierta” y el discurso de los primeros años de los Kirchner que tomaba banderas populares y hasta de “izquierda” era algo producto de las circunstancias.

Ahora sostienen una lógica inversa. El derechismo que conduce a Scioli como el candidato presidencial más probable del FPV, discursos xenófobos y los millones de pesos a la creación de más policía, sería una imposición “de la sociedad”. Lo cierto es que los Kirchner, como buenos peronistas, siempre fueron políticos pragmáticos, que supieron estar con Menem y Cavallo en su momento y luego despotricar contra los ‘90 como si nada hubiera pasado. La pelea con los “fondos buitre” solamente disimuló un poco que Cristina es activa constructora de este nuevo sentido común reaccionario, que no es una imposición del destino sino una voluntad política para hacer pagar la crisis en curso al pueblo trabajador. Massa, Macri, Sanz, Scioli son los nombres propios con los cuales el poder económico se prepara a reemplazar a Cristina. Pero el derechismo de estas figuras y los programas que plantean son los mismos y todos chocan con las expectativas de la clase obrera.

desde el facebook Después de conocidos los resultados de las elecciones generales del 25 de octubre y ante la noticia del ballotage entre los candidatos presidenciales del Frente para la Victoria, Daniel Scioli, y de Cambiemos, Mauricio Macri, muchxs compañerxs de la carrera han expresado sus opiniones y sentimientos a través de la red social Facebook. Es por eso que desde “La Jaula de Hierro” se nos ocurrió trasladar esos debates a nuestra revista. Acá les dejamos, con el permiso de lxs compañerxs, algunas publicaciones que se pudieron leer por aquellos días, algunas más reflexivas, otras más “sanguíneas”, pero todas muy interesantes. - 78 -

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natalia ainora Estaba pensando en un debate con alguien que vota al Pro, y realmente se me hace muy difícil. Primero porque no se trata de K o anti K, se trata de vos, de tus condiciones de vida, de tus derechos, de tu país. Muchxs se reían de la gente que votó a Menem, el tipo dijo “si decía lo que iba a hacer no me votaba nadie”… y Macri? Macri sí dijo lo que va a hacer… y lo vas a votar. Mi miedo, y el de muchos, no se basa en suposiciones… el pánico es que haga justamente lo que dijo que va a hacer. Pero cómo te explico lo importante que es la Asignación Universal por Hijo, si para vos quienes reciben ese “plan” son unos negros de mierda vagos que no les gusta laburar. Cómo te hago ver la Ley de Matrimonio Igualitario y la Ley de Identidad de género, si para vos y para Macri “son enfermos y desviados”. Y de última te parece una cuestión menor que puedan tener los mismos derechos que vos. Qué te importa la inversión en Ciencia y Tecnología, los investigadores del Conicet, el Arsat. Si para vos y él siempre lo que viene de afuera es mejor. “Que nuestros investigadores se pongan a lavar los platos”. Ni hablar de Aerolíneas Argentinas e YPF, también te lo pasas por el culo. Total para vos y para él, todo lo que sea estatal siempre

funciona mal. Cómo te explico la Ley de Medios, si para vos los grandes grupos concentrados de medios de comunicación son unas víctimas de este gobierno, son quienes transmiten información objetiva, sin intereses políticos.… Grupo Clarín contiene nada más que dos o tres medios para lavarte la cabecita (TN, CANAL 13, DIARIO CLARÍN, RADIO MITRE, LA 100, TYC solo por nombrar algunos) y te hicieron creer que no hay libertad de expresión, y te la comés de que son medios de información independientes, sin intereses políticos. Conocé la historia, conocé sus vínculos con la dictadura, y su apoyo constante a los candidatos de la derecha. Cómo hablo con vos de Tecnópolis, canal Encuentro, de los Centros Culturales. Si te encanta a vos y a él Disney. Si Tecnópolis te parece una mierda destinada a los negros. Y si Macri cerró casas de la cultura y a vos eso ni te interesa. Distinguió a Tinelli y Violetta como símbolos de la cultura. Igual lo votás. Y del machismo? Si tu candidato dijo que a las mujeres nos encanta que nos miren el orto, si en su spot del impresentable de Del Sel decía “querés que traiga putas”, si Macri cerró centros de atención a víctimas de violencia de género porque creía que esa plata debía ir a cosas más importantes. Y la campaña protegete? Una concha cerrada con un cierre, ah.. y depilada y bien blanquita. Obvio. Que te hablo de salud pública, si reprimió a los trabajadores pacientes y médicos de un neuropsiquiatrico. Además le recortó el presupuesto al Hospital Garrahan, igual no importa total capaz

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ve necesario prestar atención al modo en que los proyectos políticos permean al ámbito deportivo de manera estructural. Pero también hay que mencionar los modos en que, desde las prácticas deportivas, en muchos casos se instalan determinadas formas de vínculo social, de valores, normas y principios morales afines a la modelación de unx sujetx predispuestx a desenvolverse, sin sobresaltos, en una sociedad que precisamente nutre y refuerza su propia lógica a través de estos mecanismos. Con esto estoy pensando en elementos como el individualismo, las relaciones de autoridad en los deportes grupales, la competencia desenfrenada, las violencias como “partes constitutivas” del espéctaculo, etc. De esta manera, una apuesta genuina por un deporte popular necesariamente debe, también, atender a esta cuestión, en pos de generar relaciones sociales consecuentes con dicha propuesta política. Es así que, en esencia, un deporte popular supone, por un lado, dejar asentada la posibilidad concreta de que la niñez y la juventud goce del derecho al deporte en los mismos “términos y condiciones” y por otro lado, la constitución de un espacio social y simbólico de encuentro, de pertenencia, de vínculo colectivo, de identificación,

es decir, de reconstrucción de un lazo social que en la sociedad contemporánea tiende a demostrarse endeble. “Las actividades lúdicas y deportivas de carácter colectivo, (...) son instancias donde se aprenden pautas de reconocimiento y valorización de los otros, códigos de relacionamiento y criterios de cohesión e intercambio grupal que se transferirán a otros espacios de la convivencia social.” (Rodino, 2012) Desde mi punto de vista, universalizar este derecho supone eminentemente romper progresiva pero radicalmente con las restricciones y exclusiones ocultas a la “ciudadanía deportiva” en su sentido más pleno, algo que solo puede concretarse en la medida en que se proponga no solo como proyecto político de esta esfera sino como parte de un proyecto político más integral, punto también señalado por Rodino (2012) cuando afirma que el deporte puede aportar a la ampliación de una ciudadanía democrática en la medida en que aparezca la voluntad-sociopolítica- por disponer de esa potencialidad. Queda claro entonces que una recuperación del sentido político del deporte viene a cuento porque también ahí se prefigura-prefiguramos- la transformación social.

Fuentes: - Bruschtein, Luis. “Fútbol y mujeres”. Página 12. Suplemento El país. 6 de junio de 2015 - Grimson, Alejandro. “El equipo es el otro”. Revista Anfibia. Disponible en: http://www.revistaanfibia.com/ensayo/el-

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en una política deportiva global, de mediano y largo plazo, que pueda a su vez complementarse con otro tipo de políticas, como las sociales y fiscales. Hoy el sistema de becas para deportistas es un gran avance, pero la demanda de logros y marcas merma la posibilidad de promover a los principiantes en las especialidades deportivas. Pero volviendo a lo anterior, es necesario considerar que la posibilidad de universalizar un derecho se vincula con la capacidad de que el mismo se convierta en una herramienta de inclusión efectiva, para lo cual, en el caso del deporte, este debe ser utilizado como una herramienta más dentro de un abordaje integral de las vulnerabilidades de la niñez y la juventud, fundamentalmente. Para clarificar este punto, cabe señalar el hecho de que no hay posibilidad de un desarrollo deportivo saludable y potenciador del conjunto de las capacidades de lxs niñxs cuando ni siquiera tienen acceso

a una buena alimentación, ni tampoco pueden trascenderse las divisiones sociales cuando niñas, jóvenes y mujeres son permanentemente expuestas a la normativización de sus cuerpos, consecuentemente al imperativo patriarcal de “mantener” una suerte de “estilo femenino” al realizar deporte y con ello, deben adecuarse a una división sexual del mismo, que al tiempo que las recluye a ciertas disciplinas también impide el desarrollo de una pluralidad de masculinidades en el ámbito deportivo. Desde mi punto de vista -y lejos de abogar por una mera homogeneización de prácticas-, si el alto entrenamiento, los deportes más caros en equipamiento, las mejores instalaciones y condiciones de infraestructura, la vida saludable, la posibilidad de pagar la entrada a un estadio para ver un partido en vivo y en directo, entre otros, son elementos desde los cuales continúa la reproducción de la desigualdad y la diferencia social, entonces se vuel-

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que con las tapitas que juntas mientras votás a Macri te lavás la culpa. Cómo te explico los avances en materia de Derechos Humanos, si no se te puso la piel de gallina y no se te cayeron las lágrimas de emoción por cada Nieto o Nieta recuperada por Abuelas de Plaza de Mayo. Total eso quedó en la historia lejana, y como dijo tu amigo Lanata, “me tienen harto con la Dictadura” y para Mauri, tu candidato, los derechos humanos son un curro. Qué te interesa el desendeudamiento, el plantársele a los fondos buitres si vivís en argentina pero tu corazón es Yanki. Como el de Macri. Ponele que no te interesa nada de esto, tampoco te asusta que el posible presidente haya dicho que los salarios son un costo más y hay que bajarlos? Tampoco te aterra que haya cambiado su discurso hace unos meses, diciendo que va a dejar “las cosas que están bien” cuando el Pro votó en contra de todo lo antes mencionado? No te da miedo pensar en los 90 y la

crisis 2001, que fue consecuencia de un gobierno con ideología Neoliberal? Ideología que también tiene tu candidato. No te asusta que la mujer esté acusada de talleres clandestinos y trabajo esclavo en la realización de su ropita de marca. No te indigna que la familia Macri haya sido una de las más enriquecidas por la Dictadura? Me podrás decir que no estás de acuerdo con muchas cosas de este gobierno, y sí, seguro en algunas coincidamos en otras no. Pero si tu discurso es “no la voto a esta yegua K porque se roba todo y hace cadenas nacionales”. Primero lamento informarte que tu candidato también se robó todo. Y segundo, si votás a Macri no me vengas a correr por izquierda con que te interesan los pueblos originarios, la pobreza del norte o lo que sea. Y tampoco me vengas con la fotito de Nestor y Cristina con Menem, porque con sus gobiernos han mostrado bastantes rupturas respecto a los 90. Eso es lo que importa. Lo hecho. Y Macri además de tener la fotito, sus políticas son de caracter neoliberales. Porque claro que falta muuuuucho, pero retroceder... JAMÁS. Como dijo María Eugenia Vidal en sus primeras palabras al ganar la gobernación de la provincia de Buenos Aires: “CAMBIEMOS FUTURO POR PASADO”. Ella misma lo dijo, eso es el PRO.

camila stimbaum Ante semejante convulsión por el próximo ballotage y como no me siento ajena a nada de lo que se esta viviendo en estos momentos, siento

la necesidad de expresar mi opinión por este medio (aunque muchxs no concuerden). Lo

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cierto es que siempre suelo votar con total convicción y siéndome fiel a mi misma y a mis ideas, pero en estas instancias uno se da cuenta que a veces el voto tiene que ser mas “pragmático” y menos “ético”, porque eso solo implicaría ser totalmente individualista y votar solo para tener mi consciencia tranquila y no pensando en lo que sería mas “conveniente”. Todavía sigo pivoteando entre el voto en blanco y el voto a Scioli (aunque la sola idea de tener que meter su cara en el sobre me repugna), así que no viene por acá mi reflexión, no pienso ponerme a convencer a nadie de que vote de cual o tal manera y mucho menos me van a ver resaltando todo lo “positivo” del actual gobierno tan solo para hacerle la contra a Macri.. en eso sí me quedo con mis convicciones y mi sentido crítico. Lo que pienso es que hay que ampliar los horizontes de nuestra mirada, dejar de pensar simplemente en “la” política, en cuestiones político-institucionales, electorales, de procedimiento y fijarse también en “lo” político, lo extrainstitucional, lo que el sistema no puede regular o encauzar dentro de él, la di-

mensión conflictiva de la vida social. Ahí radica para mi el potencial del cambio y también las mayores dificultades que hay para comprender realmente la realidad. Entonces a la hora de votar o pronunciarnos seamos responsables, no hagamos un análisis unilateral o egoísta, informémonos, analicemos las múltiples variables en juego, las coyunturas económicas y políticas, las correlaciones de fuerza, dejemos de difundir información de “sentido común” por las redes por que lo único que hace es confundir. Delegarle el poder a uno u otro candidato no va a representar ni la salvación, ni el infierno, esta claro que las estructuran no se van a tocar y que se esta dando un giro de derecha importante.. solo pensemos si podemos encontrar algún resquicio, alguna grieta para organizarnos y dar pelea, dejar las cuestiones “públicas” al azar o en manos de la clase política no es una buena idea . Seamos estrategas en eso. Y para todxs lxs que leí con comentarios como: “no me interesa la política”, “ya me tienen hartx con las opiniones en Facebook”, etc dejenme decirles que como bien dicen las feministas “lo personal es político” y que no interesarse en política es también una postura política. No hay forma de salirse muchachxs estamos todos involucrados. Esta fue mi intervención mas diplomática de hoy, advierto que va a ser un poco mas combativa a medida que se acerquen las elecciones. Cambio y fuera.

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social, cultural, y económicamente los sectores sociales; es entonces que las condiciones de acceso y práctica del mismo, en el marco de una sociedad capitalista, indudablemente dan cuenta de la marca de la clasificación social, es decir, de las desigualdades, diferencias y vulneraciones que lxs sujetxs, en particular la niñez y la juventud, experimentan, en paralelo, en otros ámbitos por los que transitan cotidianamente. En este sentido, coincido con Rodino (2012), cuando indica que la educación física (y el deporte en general) “se vincula de manera directa y práctica con el reconocimiento y ejercicio de una cantidad de DDHH, tanto civiles y políticos como económicos, sociales y culturales, y colectivos”. En este punto me parece oportuno plantear un caso ilustrativo a la vez que provocador: entiendo que no se garantiza un derecho cuando el deporte, y el fútbol acá vale como el mejor ejemplo, es una de las pocas alternativas de ascenso social para pibxs de sectores populares, quedando en el terreno del “azar de lo biológico” la posibilidad de concretar el sueño del/de la pibx. En este punto, podríamos decir que actualmente, el centro de la cuestión, y del acceso al derecho al deporte en particular, es, efectivamente, si hay un camino trazado hacia una conquista definitiva de ese derecho -lo cual debe medirse por su ejercicio- pero fundamentalmente, la pregunta que nos debemos plantear pasa por los términos de esa democratización, desde el momento en que se inicia un trabajo político por hacer de esa práctica una apropiación popular, hasta la elaboración

de un programa o una política pública en la que se evidencian los alcances de la misma. Siguiendo en esta línea, está claro que si bien el deporte nunca fue “negado”, en gran medida gracias a la popularidad y facilidad de acceso del fútbol, las condiciones de la práctica tendieron a ser muy desiguales, así como también históricamente cobró peso la distribución de distintos deportes de acuerdo a la extracción social. Afortunadamente, en un recorrido de larga data, se ha iniciado un proceso paulatino pero progresivo de reversión de esta “división social” excluyente de las posibilidades de acceso a distintos deportes, a partir de distintas experiencias de deporte popular, gestadas desde organizaciones sociales, vecinxs y clubes barriales, y también desde el Estado, con el peronismo como gran precedente (Veiga, 2015). En la actualidad, el Programa de la Subsecretaría de Juventud del Ministerio de desarrollo social (propuesta desde el Movimiento Evita), “Sin potreros no hay Diez”, constituye una experiencia que entre sus objetivos, aspira a generar organización popular a partir de la recuperación colectiva de espacios deportivos. El gran desafío es el de enmarcar este tipo de programas

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mente escindido del aspecto anterior, por dimensiones de esta relación me refiero a la multiplicidad de núcleos temáticos que podemos distinguir en el vínculo política-deporte, desde una perspectiva sociológica. Esto nos introduce en un recorrido que va desde la existencia de una “micropolítica” depositada en los cuerpos así como también en las relaciones sociales entre pares, como en los planteles de deportes en equipo (donde se juega poder, referencias y reconocimientos simbólicos, entre otras cosas), hasta las políticas estatales en materia deportiva, pasando por las dinámicas y proyectos de los clubes-tanto de los “grandes” como de los barriales-, las experiencias deportivas como puntapié a formas de organización barrial, las modalidades

dominantes o “exitosas” de actividad deportiva, etc. Es decir, en relación a este punto podríamos pensar en una multiplicidad de niveles de análisis y de formas en que se expresa la relación entre el deporte y la política. Hecha la aclaración, me propongo pensar políticamente el deporte hoy, desde el punto de vista de las proyecciones políticas que en él se ponen en juego y de la posición del Estado-en conjunto y en conflicto con otros actores- frente a las mismas, para lo cual debemos recordar el status de derecho que el mismo detenta. Pero... ¿por qué pensar al deporte en estos términos? Como anticipaba más arriba, el deporte es un espacio de la vida social donde se modelan estilos de vida y por ende, se configuran y reproducen

miguel reartes Amigo, amiga kirchnerista. No tenemos la culpa. No sólo porque los números globales de la izquierda y el progresismo fueron horribles. Fue un gran error político pensar que un candidato tibio y mojigato era la mejor encarnación del “proyecto nacional y popular”, sólo por caerle mejor a las gorilas clases medias que el domingo se volcaron en masa por Macri. Ojalá el 23 comience una profunda autocrítica de cómo hemos llegado acá, del papel de las organizaciones kirchneristas y las organizaciones del campo popular en general. Ojalá sea posible visibilizar el derrotero que llevó al gobierno recostarse cada vez más en las hasta ayer infalibles estructuras del Partido Justicialista, lo que culminó en la coronación del sapo mayor como encarnación de las grandes causas sociales de los últimos años, y relegó cada vez más a un papel marginal a la organización y movilización popular, a los que deben ser los verdaderos agentes del cambio social. Ojalá suceda todo eso, pero hasta entonces, concentremos nuestras municiones en sumar voluntades, en revertir la catástrofe. Amigo, amiga de izquierda. Hay que dejarse de joder. Sabemos que Scioli nos revuelve el estómago. Deprime profundamente imaginar a Scioli declarando ante Naciones Unidas. Sabemos que con Scioli se viene un período cargado de incertidumbres, con un abordaje más conservador de las cuestiones sociales y económicas. Sabemos que con Scioli las organizacio-

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nes del campo popular vamos a pasar a estar en plena alerta, atentos y dispuestos a movilizarnos ante cualquier embate sobre las conquistas alcanzadas. La diferencia es que con Macri no hay incertidumbre, sino un conjunto de certezas. Certeza de que se levantan las barreras arancelarias, las restricciones cambiarias, certeza de que se devalúa el peso y por consiguiente el bolsillo de los sectores populares. Certeza de una apertura a los mercados internacionales y por tanto certeza de una nueva destrucción de la industria nacional, hipoteca total de nuestro futuro como país soberano. Certeza del endeudamiento y estrangulamiento de nuestra economía. Certeza de TLCs con EEUU y Europa, de nuevas relaciones carnales. Del fin de la integración latinoamericana, porque Argentina va a ser el bastión de una contraofensiva de EEUU en América Latina (bastión que quisieron construir en países como Chile y Colombia pero no lo lograron por la menor gravitación geopolítica que esos países tienen). Y contra esa certeza hay que luchar con uñas y dientes por pura vocación lationoamericanista e internacionalista. Certeza del fin de los juicios a los genocidas, de volver a los años de la impunidad. De la vuelta al discurso del perdón y la conciliación con los carniceros del pueblo. Certeza del fin del financiamiento a los organismos de DDHH, y por ende de la búsqueda de los nie-

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tos (¿no se llenan de alegría ustedes cada vez que un nuevo compañero es recuperado de su origen arrancado? ¿no nos reconocemos cada vez más como país cuando eso sucede?). Certeza del del advenimiento de una cultura política apática, misógina, homofóbica, transfóbica y tantas fobias más (porque “a las mujeres les encanta que le digan qué culo que tenés”, y “la homosexualidad es una enfermedad” entre otras perlitas). Certeza de la criminalización de la protesta social, de que la represión, que hoy existe pero es vista con vergüenza y censurada, se convierta abiertamente en una política sistemática del Estado. Certeza de finalmente Clarín ganó. Ni siquiera hace falta derogar la ley de medios (algo que probablemente se haga), sino simplemente apelar al “derecho adquirido” del grupo y abolir el artículo 161, que obliga a la desinversión. Certeza de que Magnetto va a seguir condicionando la política durante las próximas décadas. Certeza del vaciamiento del Estado en todas sus áreas. Y también una larga lista de probables: del fin de la jubilación estatal, de YPF del Estado, de la

asignación universal por hijo (porque como dicen los racistas estos días “ahora la gente se va a poner trabajar”), de aerolíneas argentinas y unos cuantos más. No nos tiene que gustar Scioli (y a muchos nos descompone). Pero elegir en una votación no nos hace menos de izquierda. La postura de “los dos son lo mismo” no sólo parte de un balance errado que no contempla realidades históricas, relaciones de fuerza y las bases sociales de legitimidad de ambos bandos. También es irresponsable, es desentenderse de las condiciones de vida de los sectores populares y de su futuro. El cambio social al que aspiramos todavía está muy lejos, pero para poder plantear alguna vez en nuestra vida la pregunta por el socialismo se precisan pisos sociales básicos que permitan generar una disputa real por mejores condiciones de vida y mayores niveles de organización de los sectores populares. Preocupémonos por preservar el hoy, porque sino vamos a cambiar mañana por ayer, como dijo Maru Vidal. Los que se preocupan más en ser revolucionarios que en hacer la revolución volverán a ser enterrados por la historia.

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¿Pan y circo?: “dentro y fuera de la cancha”, la relación del deporte con la(s) política(s) Magdalena Tóffoli Yo confío en la recuperación del fútbol como expresión de los pueblos, de sus identidades, del juego y la creatividad. Diego Marín Verdugo

La relación entre política y deporte está fuertemente atravesada por innumerables disputas y dimensiones posibles de ser analizadas. Hablo de disputas porque las formas de pensar y practicar el deporte nunca estuvieron ni estarán libradas de concepciones y prácticas sociales y políticas en principio no “estrictamente” propias de este campo (tal como sucede en ámbitos como la ciencia o la educación); en este sentido el ámbito deportivo es un lugar más donde la sociedad-incluyendo allí al Estado- nos pone de manifiesto el conflicto entre sus modelos posibles. Podemos reconocer esto en aspectos como la reproducción-y tam-

bién la puesta en cuestión- de estereotipos de género en el deporte, el perfil inclusivo o excluyente de la construcción de ciudadanía cristalizado-una vez más- al momento de pensar el acceso a este ámbito, el rol del Estado, los proyectos políticos expresados en políticas públicas específicas o indirectamente vinculadas, la construcción histórica y simbólica del vínculo entre clases sociales y la práctica de determinados deportes (la popularidad del fútbol, el elitismo del rugby y el hockey, etc), la permeabilidad del ámbito deportivo a las lógicas del capital o la búsqueda por prácticas deportivas alternativas y afincadas en nuevas formas de vínculos y valores, la utilización de figuras y eventos deportivos como mecanismo de legitimación y producción de legitimidad de gobiernos, o a la inversa, el acompañamiento de estas personalidades distinguidas a líderes y referentes políticxs, por nombrar solo algunos ejemplos. Si bien no completa-

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tiones que a veces no pueden elegirse, sino que simplemente deben hacerse si se pretende buscar mejorar tiempos personales. Conocer miedos, deseos máximos, nuestro entorno que rodea, recursos que dispone y los que no, todo esto requiere trabajar la mente, un esfuerzo por aprender día a día, aprender a conocerse. Poder dar cuenta de qué herramientas disponemos desde lo material hasta el conocimiento que nos permite comprender la realidad en la que estamos, las condiciones que se nos presentan y nos permiten actuar, qué potencialidades nos dan y cómo a su vez estructuran nuestras ambiciones, deseos y pasiones. El aquí y el ahora es el único momento en donde somos capaces de intervenir la realidad que vivimos, de transformarla y transformarnos. Pero de nada sirve sin un plan a futuro, sin una proyección previa, sin una motivación o deseo que nos impulse hacia ello, sin voluntad para llevar a

cabo lo que busquemos, la responsabilidad ante la tarea, de comprender lo que es necesario hacer y cómo hacerlo para alcanzar la meta. El límite está en la persona, el límite lo pone la persona, no perder de vista esto, que para poder conocerse, para poder aprender, tenemos que tener presente que las cosas no pueden salir siempre como se busca. Poseer voluntad para aprender, ser perseverantes, por esto iniciar brazadas, patadas, realizar gestos técnicos de manera incorrecta, que el estilo no salga como se busca, no puede ser motivo de no seguir intentándolo, porque si para algo vinimos es para aprender. Por último, muy breve, invito a que puedan comparar este relato con sus propias experiencias junto a la reflexión, les sirva para ponerlas en dialogo y ayude a conocer a través de una experiencia más, una porción de muchas otras que componen esta gran totalidad que se nos presenta.

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ricardo climent ¿Votar al mal menor? Falsas antinomias Sin duda atravesamos un momento crítico, propio de un momento histórico en donde la derecha extrema resurge, amenaza y pone en riesgo el proyecto de unión de la Patria Grande. Desde nuestro campo científico social esto merece un análisis a la altura de los acontecimientos en pleno desarrollo, que pueda poner en juego todo el conjunto o entramado de relaciones y las dimensiones que operan en la misma. ¿En qué podría aportar un Karl Marx, o un Max Weber, entre otros en esta coyuntura? La campaña política trajo en sus resultados aquello inesperado por sectores diversos. Esto se refleja en el malestar, que no es simplemente político-electoral, sino también de índole sociológico. Debemos tamizar lo que es esencial de lo que es anecdótico. Captar lo que se esconde detrás de conceptos mediáticos, que se presentan de manera particular como la “campaña del miedo”, por ejemplo, utilizado incluso por aquellas corrientes políticas que aspiran a ser críticas, en conexión a un arsenal de contenido ideológico, es poder comprender que el uso del lenguaje con el que nos manejamos no es tan neutral como creemos y aun a pesar de saberlo, naturalizamos en la práctica aquello que criticamos teóricamente. ¿Acaso no cabe la posibilidad de preguntarnos por su origen, más no presuponer que lo sabemos?, ¿qué papel juega este aparato mediatico? Todas estas nuevas formulaciones

surgen en contexto de campaña política. Como tal, su uso legitima la posición de quienes tendenciosamente lo viralizan por las redes y utilizan a los sujetos-consumidores como vehículos difusores de su ideologia, sin evidenciar que esos mismos son quienes afirman, desde la dimensión de su plataforma económica, que las paritarias son un instrumento fascista. Importa además de la fortaleza del sindicato la del Estado (en contraposición con la idea liberal del mismo reducido al medio específico como monopolizador de la violencia legítima). La “campaña del miedo” junto con el eufemismo del “cambio”, la “revolución de la alegría”, etc, se inscriben en la estrategia de un posible escenario oscuro posterior al 22 N. En ese hipotético caso ¡qué me-

jor excusa para reprimir sectores populares organizados, bajo la premisa de los “subversivos, rebeldes que se resisten al cambio”!. Y en tal caso, dudo que haya una diferencia de cuántos palazos o balas de goma correspondan para los trotskistas, o kirchneristas. Desde la perspectiva macrista, todos se opo-

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nen potencialmente al “cambio”. La premisa del cambio construye la identidad misma de Cambiemos. Ésta aparece bajo un manto de sospechosa. Si “proyecto nacional y popular” implica industrialización por sustitución de importaciones, la política interviniendo en la economía, políticas de inclusión social como la asignación universal por hijos que asegura como objetivos irrefutables dos aspectos fundamentales: tanto asegurarse de la escolaridad como de las vacunas al dia, etc. La pregunta que cabe hacerse es ¿qué implica la idea de “cambio” en que está pensando Cambiemos? Si la posición es el voto a favor del FPV, la tarea que cabe asignar como premisa mayor es defender y profundizar aquello que con tanta sangre se pagó. Por un lado sabemos qué implicaría un capitalismo salvaje (el mal mayor). Por otro lado, el capitalismo neo-keynessiano, de Estado de Bienestar es el mal menor, y sabemos también lo que implica, todo está dicho. Maquiavelo pone de manifiesto algo que aún hoy sigue teniendo vigencia: lejos de la visión de sentido común que se tiene sobre la mal interpretada frase “el fin justifica los medios”, lo importante aquí es entender que la política se rige por reglas específicas, exige una moral específica. Retomo a Weber, ¿Cuándo un fin << bueno>> es justificado por medios moralmente dudosos? Ningún fin “bueno” justifica por sí mismo los medios o consecuencias éticamente peligrosas ¿cuándo sostener un fin tan noble como la Revolución Proletaria, justifica un dudoso medio que puede poner en peligro la integridad de los sujetos que se exponen, por

ejemplo? Y en tal caso que se asuma una “ética de los fines últimos” ¿se asume asi mismo en cada acto político la responsabilidad que implica la toma de decisión sobre los medios empleados? Si votar en blanco es un medio para el fin que es la Revolución Proletaria, en el caso hipotético del peor escenario posible: ¿se harán cargo de ello los promotores de tales decisiones?

Sea cual sea el resultado, la responsabilidad politica no está eximida. Si no somos capaces de llevar adelante con éxito (real, objetivo) la lucha contra ese “mal”, será hora de ser críticos con nosotros mismos, y asumir la responsabilidad, no recayendo en la ridiculez de sostener que “ellos fueron los estúpidos, yo tuve la razón”, porque nadie pondrá en nuestra lápida el dia de nuestro fallecimiento “tenía razón”. Sin duda admito que el sentido por el que se orientan las corrientes de izquierda trotskista es noble, y lo respeto. Pero de lo que se trata aquí es del sentido de la responsabilidad que implica la praxis política. En sí mismo el voto en blanco no ofrece una resistencia verdadera, sino una formalidad que peca por superficial. El campo nacional y popular debe asumir también las responsabilidades, aquí no se trata de “yo tengo el panorama claro, pero la clase media

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realizar en la próxima competencia importante. El tiempo acá es todo, dependiendo de qué tipo de trabajo se esté realizando el tiempo de entrenamiento va variando, pero sigue siendo importante porque entrenar 1 segundo mas rápido o 1 segundo menos en las series de entrenamiento puede alterar el proceso. Esto se debe a que al ser el ámbito competitivo medido solo por tiempo con cronómetro, donde la meta es recorrer a partir de la señal de largada una distancia nadando cierto estilo en el menor tiempo posible, tocando la pared marcando el final del recorrido, por esto, en el entrenamiento también requiere ser preciso respecto al tiempo que se nada. La paciencia, la tranquilidad son factores importantes, no hundirse, respirar regularmente, esforzarse más, relajarse más, todo a la vez, ese punto medio que otorga la constancia, el equilibrio necesario, lo difícil de hallar en ese momento presente. Una vez que termina la sesión de entrenamiento se sale de la pileta, a estirar en parejas entre 15-20 minutos, respirar profundo, estirar, relajarse y esforzarse a la vez, lo mismo, equilibrio. Músculos más importantes y algunos específicos, prácticamente casi todos, entre 2 o 3 series, entre 15-30 segundos cada serie. Cada segundo incluso fuera del agua importa, ayuda a que la recuperación sea más rápida para estar listo y recuperado para la próxima sesión de entrenamiento. Puede ser a la tarde en horas, o al día siguiente, dependiendo de la etapa. Se termina de estirar, se saluda o a veces se queda hablando sobre el entrenamiento o cualquier otra cosa. Que el ámbito de entrenamiento sea positivo es fundamental porque en

los momentos más difíciles el apoyo colectivo es un factor más que empuja adelante, construir ese ambiente es tarea que se da a nivel grupal. Es hora de ir a ducharse, cambiarse y volver a casa para recuperarse. Aprendizaje y pequeña invitación Se repite el proceso, durante horas, días, semanas, a veces pueden ser años, dependiendo de las proyecciones que la persona posea. La constancia junto a la paciencia es una llave que permite ir aprendiendo durante el proceso mismo, las modificaciones se van realizando acorde a cada etapa, a cada momento, evaluando constantemente la situación, al cuerpo y la mente misma. La reflexión juega un papel central, conocerse permite junto a la ayuda de pares, las amistades que se van forjando, entrenadores y familiares el poder dar cuenta aspectos que pueden trabajarse o deben ser descartados por no ser el momento de trabajarlos o porque directamente no ayudan. Dar cuenta de nuestras potencialidades, partir de un análisis minucioso que incluye muchas dimensiones respecto a la persona, y el entorno que puede formar parte para llevar a cabo lo que se busque, es una tarea que debe ser realizada en conjunto, una tarea colectiva. No son sólo aspectos físicos los que se trabajan, como la fuerza, velocidad, resistencia o técnicas del nado. La dimensión del conocimiento también implica ser consiente de gustos. Es decir, qué estilo gusta más o menos, qué trabajos se prefieren antes que otros, cues-

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contactan los dedos de los pies, tobillo, tibia, rodilla, cuádriceps. Despacio, constante, haciendo fuerza pero no del todo, equilibrio, tranquilidad y pasión, todo en un mismo momento, en la misma acción, en ese presente. Llego a la pared, los pares esperando, entrenador nos da indicaciones para realizar un trabajo, escuchamos, preguntamos en caso que no hayamos comprendido algo, responde rápido y claro, si no hay mas preguntas, se dispone: “en 15 seg salimos...”. Toma el cronómetro, nos ordenamos en fila para salir con distancia y no chocarnos, se escucha: “10”…”5”… 3”… va!. Y repite: …10”… 5”… 3”… va!. Y repite”. Salimos individualmente ante la señal, nadando por un lado del andarivel y volviendo por el otro lado. Llega mi turno, salgo ante la orden. Un instante antes de sumergirme apreto el botón para iniciar el cronómetro del reloj que tengo en muñeca. Me indica horas, minutos, segundos y centési-

mas de segundo. Comienzo a nadar, voy sintiendo y pensando, lo difícil es saber reconocerlo. Intento sentir que fluyo con y en el medio, a medida que va pasando el tiempo y repetimos las series, se comienza a sentir el cansancio, el cuerpo comienza a decir basta, pide descanso, la mente calma, busca no perder su propio equilibrio para que domine el cuerpo y pare, estar tranquilo es la llave, continuar dirigiendo la tarea y terminarla, que el fluir siga siendo constante, que no se detenga, que no se produzca desequilibrio. Cada vez que se llega a la pared, se va completando parte del trabajo, se escucha al entrenador alentando pacientemente, con cronómetro en mano, corrigiendo aspectos técnicos, marcando el tiempo, marcando cuánto resta de descanso para volver a salir. Continuás, sentís, el cansancio aumenta, buscás mantener el ritmo, ritmo ya pautado, planificado en relación a cuánto tiempo se desea

ahora piensa como oligarca”, eso tampoco es sostener una ética de responsabilidad y lo hace análogo a la crítica anterior. Ahora es momento de establecer diálogo con aquellos que no se sienten sintetizados o interpelados con este gran proceso de unión latinoame-

ayelén obladi ¿Qué pelea es mi pelea o cómo escapar del eterno retorno del mal? “A primera vista, la historia argentina parece signada por la lucha inconclusa entre dos proyectos políticos. Uno, liberal, agroexportador, abierto al capital extranjero. El otro, popular, industrialista, de autonomía nacional. Ora, un proyecto avanza y parece arrollar al otro; ora, la situación se invierte, en un vaivén en el que ninguno de los dos logra el nocaut. Pero de tanto repetirse la escena, surge la pregunta: ¿y si la historia argentina no fuera una pelea de box, sino la unidad coreográfica de los dos que hacen falta para un tango?” (Iñigo Carrera y Grinberg) Ya no discutimos ni eso, nos acomodamos y miramos este nuevo tango como si fuese box, y lo peor es que ahora ni siquiera se “pelean” dos proyectos que al menos en apariencia sean antagónicos, ahora se discute quien tiene menos amigos de la oligarquía más recalcitrante, esa que “se la llevó con pala” durante el Kirchnerismo. Y así seguimos, en un eterno retorno, o en palabras de Iñigo, en un 2x4, en el que nos obligan a votar por

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ricana bajo la forma de la CELAC. Del otro lado está el ALCA. Pregunto: Macri y Scioli ¿son lo mismo? ¡Por supuesto que no! Macri puede darse el lujo de volver al ALCA y no encontrar rispideces internas. Scioli se las vería difícil.

alguno de los dos bailarines que serán nuestro verdugos, te obligan con palabras democráticas, te extorsionan con el catastrofismo, “dale, dale, decidí quién querés que te corte la cabeza ¿el que lo hará más lento y con palabras un poco más lindas o el que lo hará de una; el que reprime a los pueblos originarios o el que reprime en el borda?” Lo mismo nos decían allá, a principios del siglo XXI, ¿Menem o De la Rua?. Un pueblo que no tiene memoria está destinado a repetir... ¿Qué paso con la batalla cultural? Ni me lo digan... Pero digo yo, ¿y si mejor escapamos?. Y si mejor empezamos a construir otros caminos. De los laberintos se sale por arriba, o mejor dicho, por abajo. Mientras construimos otros caminos, en lo inmediato hay que decirle al mundo entero que de los laberintos se sale por abajo si no queremos seguir bailando este tango, que es muy lindo mirándolo desde la butaca, pero ya me está mareando, a los pobres matando, y a los trabajadores explotando y des-humanizando. Nos acusarán de moralistas, de principistas, de utopistas, pero cuando hablamos de “construir

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otros caminos” estamos hablando de preparar la gran pelea de box, la estrategia. Porque sin estrategia nuestro momento táctico no sería más que una gota desorientada en un océano, porque vemos “las diferencias” pero a la luz de un proyecto de largo alcance. ¿Qué quiero decir con esto? Simplemente que a cada paso que damos tenemos que ir construyendo “esa otra cosa”. ¿Qué -otra- cosa estamos construyendo si votamos al “menos malo”? Veamos: Los trabajadores de Lear y Gestamp, las luchadoras en contra de los femicidios y violadores, los pueblos originarios, a fuerza de lucha, y no del manual del buen marxista o peronista, fueron comprendiendo que su enemigo es el Estado y sus patrones; lo comprendieron, digo, en cuerpo y alma, a fuerza de explotación, balas y amenazas “nacional-populares”. Ellos en la lucha aprendieron a desconfiar de sus opresores, ¿nosotros les tenemos que enseñar a amarlo hoy, a cambio de “mañana salir a luchar”? Es que estos tontos “no entienden (?!) las diferencias” ¿no se dan cuenta que hay que votar a Scioli ya que por la base social, por el sector de la burguesía en que se apoya, tendríamos “un mejor terreno para luchar”? NO. Si hoy llamas a votar a Scioli ¿cómo le vas a decir al pueblo que mañana hay que luchar, si estás contribuyendo a legitimar a la derecha, si estás diciendo que “tácticamente hay que ser conformista”? Porque siempre va a haber un “mal mayor” al que temer, y así no hacemos más que envolvernos en una lógica paralizante. Y así vamos, a paso de miedo y resignación, a paso de “pre-

parar el mejor terreno” perdiendo cada vez más terreno. Katz lo dice claro: “El mal menor es el camino de una capitulación progresiva, se va bajando una bandera tras otra, primero había que sostener a Randazzo, después “el candidato es el proyecto”, ahora a Scioli, ¿y mañana qué?”. Hoy, votar al mal menor es desmovilizador, fomenta la resignación, el conformismo y las ilusiones en quienes nos explotan. Por surte será difícil convencer a esos poquitos nuestros que “de lo que se trata es de elegir al candidato que nos reprimirá de manera más selectiva”, porque esos pocos no quieren más represión ni ajuste, ni siquiera del menos malo. Porque esos pocos locos, que algún día serán millones, están construyendo la salida del laberinto circular, están dando la verdadera pelea de box: la de los explotadores contra los explotados, porque sólo esa pelea podrá poner fin a todas las peleas, y ahí sí podremos finalmente disfrutar de un buen tango y, quizás, ponernos todos a bailar.

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cansancio, saber que lo que se espera es dolor de todo tipo: físico, mental, es el desafío, el motivo es claro, lo que resta es comenzar, saltar y dejarse llevar, auto superación, no pensar por momentos, sólo hacerlo, ponerlo en marcha a través del medio, fluir en y con el medio. Cerca del borde de la pileta, sin pensarlo, las piernas se flexionan y dan un salto dentro del agua. Sentir el cambio de temperatura, sentir choque contra el agua, caer, sumergirse. Comienzan a presentarse las sensaciones, desde la temperatura del agua, hasta nuestra propia temperatura. Sentir con el cuerpo, manos, pies, cabeza, ya sumergido, comenzar a soplar suavemente y sentir las burbujas que generamos, ese cosquilleo que nos vuelven a la cara, nuestro cuerpo comienza a comunicarnos qué tan conectados estamos con el medio. Sólo podremos saberlo si estamos dispuestos a escucharlo, a sentirlo. Aquí se nos evidencia esta fuerte relación entre cómo nos sentimos en y con el medio, la regularidad con la que venimos concurriendo, ya que si un día no asistimos a un espacio donde nos desplacemos por el agua, al día siguiente cuando retome-

mos, la falta de contacto con el agua, esa falta de conexión y sentimiento que veníamos teniendo se hará notar, ni hablar si ese periodo de tiempo es mas extenso, como días, semanas o meses. Fluir en y con el agua (o hacer el intento), implica una búsqueda de acompañar, buscar unirse, conectarse, conocer el medio para fluir en y con, en otras palabras, generar un vínculo. Para esto es imprescindible sentir y poner la atención hacia ello, conocer y conocerse. Inicias el nado, repetís, de a poco, brazadas, patadas en simultaneo, relajarse, sentir el fluir, llegando a la pared giro, me empujo, lo mismo, brazadas, patadas en simultáneo, respiro, constante, repito, giro, lo mismo, cambio de estilo. Sucede que simplemente es, se hace, el cuerpo y mente se conectan con el medio, sienten el desplazamiento, apoyo en pies y manos, como si empujara una pared con los dedos, manos, muñeca, antebrazo, brazo, o le pegara a una pelota con e l pié aunque muy lejos de ser esto (simplemente el gesto técnico). Sentir cómo fluye el agua y

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de partida son amplios o altos, o si son de ultima generación, si el natatorio dispone de una pileta secundaria para realizar ejercicios de entrada en calor o recuperación. Estos detalles pueden parecer menores pero construyen las condiciones en que se desarrollará la competencia, lo cual en nuestro país cada pileta presenta sus condiciones particulares, condiciones que cada persona se puede adaptar rápidamente o no. Es decir, no es garantía el poseer todos los recursos, pero sí ayuda en gran parte al proceso de entrenamiento. Por ello, que no es casual que a nivel internacional se requieren ciertas condiciones a cumplir para que un natatorio pueda ser considerado como posible lugar a desarrollarse una competencia de nivel internacional. Rutina, conexión y 10”…5”…3”…va! Suena el despertador, se siente el cansancio del cuerpo, éste dice: “basta, hoy quedate…”. La mente le contesta: “dale, hoy es otra oportunidad para superarte, hoy, ahora, no mañana, no la dejes pasar…”. El cansancio se hace presente respondiendo: “¡No! Debés estar bien físicamente para continuar, podes lastimarte y no poder seguir en un futuro, dormí y recuperate…”. Siguen discutiendo hasta que uno gana: “Persistí, sé constante, al menos andá, recuperate en la misma práctica, buscá equilibrio, superate hoy… no te detengas, ahí está la llave para cultivar tu propia superación, disciplina…”. Concluido el debate, me levanto, desayuno, higienizo, preparo el bolso y a entrenar. El sol aún no se ha puesto, llego a la pileta, saludo a los pares, guardavidas y entrena-

dor. Nos disponemos a entrar en calor mientras percibo el lugar alrededor de la pileta, cada rincón, cada baldosa, cada pared, cada escalón, su color, sentir la textura en los pies y manos, el orden de los objetos, llegar a conocer tanto un lugar, de tanto haberlo concurrido, al punto de poder percibir la alteración del lugar mismo si algo no está en su lugar donde comúnmente está, si algo cambió, si el nivel del agua esta 1 cm más alto o 1 cm más bajo (lo cual influye). Obviamente la pileta siempre en el mismo lugar (aún nadie pudo moverla), distinta al agua, nuestro medio que nos permite realizar la actividad, se nos presenta igual que siempre, mismo lugar, misma quietud, misma adaptación por la estructura de la pileta, nadie dentro, plena quietud, plena calma, como si le dijeran a una persona que esté tranquila, que se adaptara al lugar donde se encuentra, que busque el equilibrio, que fluya donde sea que se encuentre. Así se nos presenta el medio cuando aún nadie está dentro.

Inicia la hora de entrenar, nuestro guía mientras entramos en calor fuera del agua, nos explica en líneas generales cómo será el día de hoy y con qué trabajo comenzaremos para entrar en calor en el agua. Cuesta meterse, frío,

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Leonel del Negro Despertar Por primera vez en la historia Argentina, una alianza de diversos espacios de derechas y sectores ultraconservadores, encabezada por Mauricio Macri, tiene reales chances de alcanzar el poder por la vía democrática. No fueron necesarias las armas o la desestabilización de un partido militar, un golpe de mercado con corridas bancarias, mucho menos una galopante crisis económica, de esas que generan un consenso de disponibilidad en la sociedad para aceptar radicales cambios, como lo fue vivir la hiperinflación. El estupor me duró casi una semana. No era el único, se percibía en el aire. ¿Por qué una alianza con un claro programa neoliberal pudo llegar hasta donde llegó? No fue magia. La derecha se dio cuenta que para gobernar tenía que gustar a la mayoría. No había que plantear desde el vamos la restauración conservadora que pretende llevar a cabo. Aprovechó cada uno de los errores estratégicos del FPV con un despliegue marketinero tan perverso, como colosal y astuto. Entendió que tenía que decir lo que la mayoría quiere escuchar, discutir de política con otros candidatos es contraproducente; hay que vender propuestas, de “sentido común” y de fácil digestión. La formula sintetizadora: “Vamos a conservar lo bueno que se hizo en estos años y cambiar todo lo malo” es clave. Bajo esa premisa, se articula la palabra cambio. No importa la incon-

sistencia de su programa económico con el hipotético programa de políticas sociales que dicen proteger, esto de ninguna manera sale a la luz si no es por la denuncia ajena. Se corrieron del lugar “anti” (ideológico, que a muchos les cuesta disimular). Apuestan a ganar como sea y gobernar: voluntad de gobierno pura y dura, algo que hasta ahora se lo atribuíamos solo al Peronismo. Le hablan propositivamente a todos y no solo a los suyos, corren el eje cuando lo político surge y amenaza con desnudar sus groseras contradicciones: es la política de la despolitización. Esta artimaña se llevó puesto todos los análisis políticos electorales. Caló tan fuerte, que hasta el candidato del FPV, Daniel Scioli, hoy recupera esa poderosa palabra en los últimos spots publicitarios por sobre su ya clásicos “fe, esperanza, optimismo”. “La autocrítica después del 22, ahora hay que ganar” se decía en la facultad, lo cual es lógico pensando en los que tienen responsabilidad militante, pero personalmente no me incluyó. Hay preguntas que me dolían en los huesos después

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de esos resultados. ¿Dónde estuve yo este tiempo? ¿Qué hice para que esto sea diferente? Me sentí parte del problema, uno de los responsables. Por primera vez en mi vida me sentí completamente interpelado por la realidad. Si bien hay grandes discusiones de conducción política, de dirigentes que tienen que darse, la responsabilidad de que, personalmente, delegué a otros el cuidar mis derechos sin siquiera pensarlo se me marcó a fuego. Hoy siento que hay algo que se nos quiere arrebatar. La autocrítica me salvó, me devolvió la imagen de muchos que estábamos cómodos en nuestra casa,

viviendo una vida “normal”. Esa vida de consumo, individual, preocupada por lo colectivo pero no comprometida. Nuestro destino no puede volver a quedar ciegamente en manos de nuestros representantes. La autocrítica es ahora, el tiempo de la acción también; hay que meter los pies en el barro de la historia, como podamos, con las armas que tenemos y decir presente. Transformar esta democracia delegativa en una cada vez más participativa será el inicio de todo proceso real de emancipación, y depende de nosotros llevar a cabo esa gesta.

Enzo Vaccaro Parar la pelota y levantar la cabeza En las postrimetrías del mandato de Cristina Fernández, lxs compañerxs que adscriben a la política del gobierno nacional debieran de haberse llamado a la reflexión, más que despotricar contra todxs lxs que no apoyamos a Scioli, lxs que no lo votamos ayer y no lo vamos a votar en noviembre. Sin embargo, ni bien definida la tendencia en el escrutinio, comenzaron a derramarse los balances presurosos de esxs compañerxs. Quisiera referirme a dos cuestiones que, con preocupación, veo que al constituirse como un discurso común poco aportan a transformar la realidad. Por un lado, me llama mucho la atención la alusión a la “clase media” como la “culpable” del crecimiento de Macri.

Sinceramente, no entiendo cómo definen en términos estructurales a ese sector social, puesto que la realidad es que al PRO lo votó una amplia capa de la clase trabajadora. Creo que ahí no hay que mentir(se), sino que hay que hacerse cargo de la situación: al PRO no lo votó sólo la clase media, lo votaron muchxs trabajadorxs. Incluso, lo votaron muchxs que en 2011 habrán aportado al 54% de CFK. Lo cierto es que el FPV pasó de casi 12 millones de votos a menos de 9, y decir que hay 3 millones de “medio pelo argentinos” (o peor aún, 8 millones) es negar la realidad. Por el contrario, insisto en que hay que hacerse cargo, parar la pelota, hacer balance y autocrítica, y afinar en la perspectiva. Párrafo aparte merecemos quienes nos reivindicamos clasistas y revolu-

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a sentir, actuar y conceptualizar acerca de alguna experiencia tan particular pueden variar. A pesar de esto, sí creo que mediante el diálogo e intercambio se puede llegar a puntos en comunes con algunas cuestiones básicas, como también podemos invitar a preguntarnos por diferencias respecto a otros deportes o actividades que no se desarrollan en el agua. En primer lugar las exigencias económicas que vinculan todo tipo de recursos, desde lo material como los instrumentos necesarios para nadar, capacitaciones para el cuerpo técnico, hasta consultas médicas para evitar lesiones, hacer chequeos e incluso sesiones de kinesiología para acelerar el proceso de recuperación y poder exigirse más en entrenamiento. Si podemos asistir periódicamente a un kinesiólogo o médico que realice chequeos sanguíneos o recomiende determinado tipo de alimentación previa competencia o diferentes etapas del entrenamiento, esto también permite recuperarse más rápido en una competencia que se desarrolla durante días. Sabemos que esto no es menor porque centésimas de segundo en una competencia pueden estar contenidas en el acceso a ciertos recursos. Además de esto podemos mencionar algunas diferencias respecto a la infraestructura en los distintos lugares del país, por ejemplo, la cantidad de piletas olímpicas de 50 mts de largo es algo necesario para poder prepararse cuando hay una competencia a nivel nacional ya que si es clasificatorio para otra instancia internacional, ya sea Sudamericana o Mundial, la mayoría se realizan en piletas de 50 mts y las menos en pile-

tas de 25 mts (aunque siguen teniendo gran relevancia). Dicho esto puede surgir el interrogante: ¿Tanta diferencia puede existir cuando se entrena periódicamente en un natatorio de 25 mts de largo a entrenar en uno de 50 mts? Para el ámbito competitivo casi todo puede ser considerado como un factor que permita mejorar una marca personal en alguna distancia y estilo, en este caso la diferencia puede ser mucha, el cuerpo, la mente, se estructuran acorde al ámbito en donde uno realiza la preparación, no por ello es casual que la pileta en donde uno entrena es el lugar que más conoce, el lugar donde realiza día a día cada gesto técnico, cuántas brazadas por largo, cuántas patadas, cuántas respiraciones, cuántas patadas después de un giro, todo es contable, y si tenemos regularidad en este conteo más facilidad pueden presentarnos si competimos en el mismo lugar que entrenamos o en alguno similar. Sumado a esto, consideremos el ambiente en donde se encuentra, es decir, si hace mucho calor, si hace frío, si está al aire libre, si la luz es clara, si el agua se presenta cristalina o no, si el piso de la pileta es muy bajo, si la pared se compone de azulejos, si los cajones

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nota sin título Juan Tocho

“ Swimming is normal for me. I’m relaxed. I’m comfortable, and I know my surroundings. It’s my home…“ ( Nadar es normal para mí. Estoy relajado. me siento cómodo, y sé lo que me rodea. Es mi casa…”) M.F.Phelps Años, meses, semanas, días, horas, minutos, segundos, centésimas de segundo, milésimas de segundo, tiempo. El ciclo continúa, el proceso que nunca para, “es parte del proceso…no te preocupes, ya va a salir el tiempo que buscamos…”. Otras veces puede ser “¡Bien! Buena marca salió, hicimos un tiempo mas rápido, ahora desde este tiempo vamos a seguir trabajando a futuro…”. Frases comunes en el ámbito de la competición en las piletas. De distinta forma pero ambas marcando la importancia de cada momento, el aquí y ahora que se conecta con un pasado junto a sus acciones, horas de dedicación, de entrenamiento, de práctica, y que continúan proyectando hacia un futuro. Se necesita ser constante durante el proceso para alcanzar lo que se propone, ser regular en la práctica misma, patada por patada, brazada por brazada, la disciplina requiere no sólo entrenar el cuerpo, estructurarlo para incorporar gestos técnicos, sino también la mente debe dirigir el proceso de aprendizaje en la búsqueda de aquello que se anhela, lo cual lleva a la repetición de los mismos pensamientos en la mente…”Estoy tranquilo, 1, 2, 3 respiro, 1, 2, 3, respiro, giro, me empujo, cuento…1, 2, 3,

y sigo…”, así se traslada al centro motor, al cuerpo y se aplica. A veces funciona e incorpora como se pretende, otras veces por falta de capacidad o porque se requiere mas práctica. Para esto es necesario de otras personas que nos ayudan, observando y guiando a quien pretende aprender, ser un guía en dicho aprendizaje. Salpicándonos un poco Introduciéndonos levemente en el ámbito de las competencias de natación en piletas, estas líneas intentarán realizar un pequeño acercamiento respecto al tema para comprender al menos de qué trata la cosa, es decir, conocer cómo se presentan las condiciones en que se da dicha actividad y acercar algunas reflexiones a partir de la experiencia personal, reflexión trabajada muchas veces no sólo a nivel individual sino a partir del diálogo con pares, relaciones de amistad, familiares. Para esto creo que estaría bueno, tener presente a la hora de leerlo que no considero que esta reflexión deba ser tomada como una verdad absoluta acerca de lo que dice, ya que las estructuras cognitivas que nos disponen

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cionarixs, donde nuestro balance no puede ser que el FIT sacó un par de diputadxs, sino que cerca de 24 millones de personas depositan sus expectativas en gente de derecha, del régimen, y que el resultado electoral de la izquierda es paupérrimo frente a las enormes tareas que tenemos. Evidentemente, aún no hemos podido constituirnos como alternativa de poder para nuestra clase, y esa limitación también nos quita margen de acción para construir procesos de lucha en el marco del ajuste que se viene. El segundo elemento es el reclamo de lxs compañerxs kirchneristas a la izquierda, respecto del voto en el ballotage. ¡Parece joda! Ahora resulta que si gana Macri es culpa de “la izquierda que nunca gestionó”, “la izquierda marginal”, “la izquierda que no entiende a lxs trabajadorxs”, todas frases que textualmente han dicho algunxs de lxs que ahora esperan que votemos al menemista Scioli contra el menemista Macri. Es menester aclarar nuevamente lo dicho en el párrafo anterior: las elecciones también demuestran nuestra debilidad como espacio político. Sin embargo, ningunx compañerx de izquierda carga con la responsabilidad de llevarnos a un ballotage entre Scioli

y Macri, dos candidatos de la más rancia derecha, y mucho menos tendríamos que hacernos cargo de que gane una de esas dos expresiones, que para nada representan los intereses de lxs trabajadorxs, los mismos que muchxs compañerxs kirchneristas dicen representar. Por eso, hay dos cuestiones que me parece importante destacar: una, Argentina es un país con una economía dependiente, lo que implica que el margen de acción del Estado nacional está dado por las condiciones internacionales. Sea Macri o Scioli, lo cierto es que los bienes que exporta este país han sufrido una caída, por lo que al margen de quien gane, las tareas para quienes queremos, como dijo Rosa Luxemburgo, “un mundo donde seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres” son similares. Dos, en ese mismo sentido, hasta lxs compañerxs kirchneristas reconocen que la única garantía para que el pueblo defienda sus intereses es la organización popular y la lucha. Sea Scioli o Macri, quienes apostamos por un mundo sin explotación y sin opresión (o, por caso, por un país con justicia social), tenemos que recuperar la movilización, la organización en nuestros lugares de trabajo y estudio, en nuestros barrios. Ningún dirigente político va a defender nuestros propios intereses, sino los suyos, y por eso la salida nunca puede ser por arriba, nunca puede estar resuelta en una elección, nunca puede depositarse en las instituciones del Estado,

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sino en la capacidad de la clase trabajadora y el pueblo en general de reconocernos como actorxs políticxs con capacidad de decidir sobre nuestros destinos, con capacidad de intervenir en la realidad para transformarla. Lejos de cualquier forma de idealismo, la historia demuestra que todos los grandes cambios han sido protagonizados por el pueblo movilizado. Entonces, desde mi criterio, desde este acotado lugar,

creo que la orientación de todxs lxs que apostamos a una verdadera transformación social, debiera ser la de ir hacia las bases, la de aportar a la constitución de una fuerza social que no dependa de ningún poder político de turno, sino de lxs trabajadorxs mismxs. Así no dependeremos de un ballotage, no dependeremos ni de Scioli ni de Macri, sino de nuestra propia capacidad creativa y transformadora.

competencia por no ser lo suficientemente buenxs como para ejercer el deporte como profesión, sino que les permite continuar en ambientes de menor exigencia. Podría cuestionarse en este punto que lo que permite que estxs jugadorxs continúen desempeñándose en su club es el dinero que deben pagar en razón de cuota socetaria. Los gastos que conlleva el deporte (cuota, vestimenta, viajes, comidas, etc.) pueden constituirse como un factor prohibitivo para los sectores sociales más desfavorecidos, si es lo que se pretende. Aquí radica una de las diferencias que existen entre un circuito que se manifiesta visiblemente como excluyente, y un circuito mayoritariamente abierto, en búsqueda de ampliar constantemente la cantidad de jugadores. En este segundo grupo podemos encontrar un fuerte arraigo de ideas similares con las que nos tropezamos en clubes o

asociaciones barriales, tales como el sacrificio, el esfuerzo y el trabajo en conjunto en pos de lograr las metas de la institución. Es común observar así que muchos renieguen de los obstáculos económicos tan habituales en otros

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establecimientos (por ejemplo con cuotas bajas, becas, exenciones, disminuciones o tareas dentro de la institución a modo de reemplazo) y generen actividades en conjunto para recaudar fondos, promocionar el deporte y promover el crecimiento del club. Nos encontramos entonces con que la visión típica y extendida del rugbier, es solo una dentro de las múltiples identidades existentes. Los ámbitos cerrados y elitistas que conforman el núcleo de la práctica, asociados fuertemente a esta figura dominante, coexisten y confrontan con clubes más humildes que se esfuerzan día a día por ser espacios heterogéneos de integración. Es cierto que quedan pendientes temáticas que revisten una gran importancia en relación a las identidades y significaciones asociadas al rugby, como la sólida pervivencia de discursos y prácticas tanto homofóbicas como machistas. Las dificultades que se presentan para la superación de estas nefastas costumbres parecieran mucho mayores que las vinculadas a la apertura social del deporte, en tanto la exaltación de lo “masculino” perviva como una pauta interna homogeinizadora, y lo “masculino” siga asociándose a cuestiones como la agresividad, la superioridad y la dominación. Queda en suspenso cierta posibilidad de cambio y reestructuración a través de las consecuencias generadas por la reciente irrupción de las mujeres y los sectores populares, específicamente en cuanto a la disputa de espacios, identidades y significantes dentro del rugby.

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ping pong a profesorxs SANTIAGO GALAR -PROFE DE SOCIOLOGÍA DE LAS ORGANIZACIONES1) De cara al ballotage que se viene, y que está en boca de todo el mundo… ¿qué análisis hacés de esta coyuntura tan particular? ¿Cómo caracterizarías a los candidatos? ¿Voto a Macri, a Scioli o en blanco?

tencia centrado en las mujeres como jugadoras. Por supuesto, sería ingenuo pensar que no existen conflictos e impedimentos dentro de los propios clubes producto de dicha incorporación a un juego tradicionalmente masculino. Una propuesta interesante radicaría en observar los procesos que se han dado y continúan dándose en otros deportes históricamente practicados por hombres, en los cuales las mujeres, a pesar de la segregación y el menosprecio persistentes, han logrado adueñarse de un valioso lugar. Aludo aquí, principalmente, a lo que ocurre en el fútbol, donde los aciertos y desaciertos en relación a la igualdad de género podrían constituirse como punto de referencia. Lo que pretendo dejar en claro exponiendo estos dos casos ejemplificadores es la creciente diversidad que existe a nivel social e identitario. La imagen que se maneja públicamente no se condice con la realidad, sino con una fracción de la misma. Como mencioné anteriormente, las grandes insti-

tuciones inscriptas en el circuito de los barrios residenciales, los colegios privados y los clubes tradicionales de la Argentina, constituyen la porción más poderosa y centralizada del rugby. Localizadas principalmente en las grandes ciudades, con epicentro en Buenos Aires, Córdoba, Rosario, Tucumán y otras pobladas urbes del país, presentan grandes diferencias a otros clubes radicados en localidades más pequeñas del interior o de los cordones metropolitanos. El hecho de que el deporte se desenvuelva de manera amateur (es decir que no se les paga a los jugadores, sino que es a la inversa, estos deben contribuir con una cuota social al club donde juegan) implica ciertas cuestiones que varían dependiendo los propósitos que se tengan. En primer lugar, el amateurismo posibilita la inclusión de personas de distintas capacidades físicas, ya que, dejando de lado las características del juego que requiere de jugadorxs altxs, pequeñxs, rápidxs, livianxs y pesadxs, no lxs expulsa de la

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El balotaje no es una elección, es una opción: hay que optar entre dos modelos de país. Uno basado en la lógica neoliberal que fomenta la individualización así como la primarización, extranjerización y concentración de la economía, representado por M. Macri y otros/as porteños/as egresados/as de universidades privadas. El otro modelo, encabezado por D. Scioli, puede ser criticado por diversos motivos pero sin dudas habilita un margen de maniobra mayor para resguardar los derechos logrados en los últimos años. Por eso la decisión me parece fácil, voy a votar por Scioli, porque los matices son importantes. 2) Pensando en la perspectiva de género…. ¿Cómo se aborda en nuestra facultad y particularmente en sociología? ¿Aceptarías trabajos escritos con x? ¿Cómo redactas vos escritos informales y cómo textos académicos? ¿Preferís la x, @, los/las, otros…? La perspectiva es central porque a través del sistema de géneros se produce y legitima mucho sufrimiento social. Pertenezco a la generación que trabajó para que esta perspectiva sea tenida en cuenta en la facultad. No considero que haya obtenido todavía el lugar que merece, cuestión que depende de que los diferentes actores de la facultad sigamos trabajando para jerarquizar al tema. Acepto trabajos escritos con Xs, claro. En mis escritos académicos utilizo la finalización “/a” (aunque dicotomice al género) y en las comunicaciones informales la letra x. El arroba me jode un poco, lo reconozco, y además no resuelve la división taxativa entre lo femenino y lo masculino porque en su trazo incluye la a y la o. En todo caso me parece que los/as sociólogos/as tenemos la obligación de interpelar e interpelarnos a través de la deconstrucción de sentidos e instituciones. En este camino, esforzarnos por adoptar un lenguaje no sexista que aporte a la más amplia lucha por la eliminación del patriarcado, me parece importante.

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3) ¿Qué opinás de la carta de lxs becadxs del Conicet? ¿El año que viene se vuelve a “lavar platos”? ¿Sos becadx del Conicet? ¿Cómo está la situación ahí, cómo la ves? Soy becario del CONICET, adherí a la solicitada y apoyo todas las iniciativas que diferentes grupos vienen organizando desde las elecciones de octubre. Estamos defendiendo nuestro trabajo y el sentido de nuestro trabajo como investigadores/as. El neoliberalismo no sólo desfinancia a la educación pública sino que también pone la agenda de investigación y sus recursos (humanos y económicos) a disposición de la rentabilidad del sector privado. Además, más allá de las implicancias directas que tiene para los/as investigadores/as, la situación es preocupante en tanto el desarrollo de la ciencia se sostuvo hasta ahora en el marco de un proyecto de país industrialista y soberano, dos cuestiones que interesan poco al eventual gobierno de M. Macri. El desfinanciamiento, además, es acompañado de la explícita intención de reformular los criterios de evaluación, priorizando, por ejemplo, las publicaciones en inglés y por ende las investigación sobre temas que interesan en los países centrales. Las consecuencias de estos cambios serían, entre otras, investigadores/as sociales desligados de los problemas locales y de los grupos excluidos, trabajando en mayor competencia con sus propios/as compañeros/as, con más control y menos tiempo para la docencia y la extensión. Creo que, en todo caso, la universidad pública constituye una muy buena trinchera para resistir los embates del neoliberalismo y que es nuestra obligación moral y profesional hacernos cargo, dar las discusiones y poner el cuerpo en la nueva etapa que se abre a partir de diciembre de este año. 4) Sobre el dossier de esta revista…. ¿hacés deportes? ¿Te gusta mucho, poco, nada? ¿Algo para decir de la sociología del deporte? No tengo nada interesante que aportar sobre la sociología del deporte, así como de otros temas y perspectivas de las cuales la hiper-especialización me distancia. Sobre mi relación con los deportes debo decir que en 1998 llegué a la final de los Torneos Juveniles Bonaerenses en la disciplina mural y que este año casi me anoto en los Torneos Deportivos del Conicet (aquella Olimpiada nerdy) en la categoría caminata. Tomen esto como indicadores. Jugué hasta hace un tiempo al futbol mixto, pero ya no tengo el gusto. En la actualidad tengo una vida que privilegia el movimiento (como diferente al sedentarismo) y el paradigma de la vida sana, aunque más por miedo a sufrir un ACV derivado del stress que por el amor al deporte.

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secuentes impulsos a la profesionalización del juego, particularmente en relación a la conformación de seleccionados de jugadorxs rentadxs. En este contexto de crecimiento general, el rugby femenino, de mayor desarrollo en países donde el deporte se practica masivamente (Nueva Zelanda, Australia, Sudáfrica, etc.) comenzó a progresar en función de impulsos autogestionados de las mujeres. En diversos casos, las rugbiers se organizaron de manera independiente, entrenando en espacios públicos y sin poseer ningún tipo de estructura, para luego incorporarse a clubes que les ofrecieron dichas facilidades y posibilitaron el nacimiento de algunas competencias formales. Dicho esto, los obstáculos que existen para las mujeres dentro del ambiente no son menores. Escasos clubes abren las puertas para su incorporación, menos aún los más tradicionales y poderosos del país, lo cual mantiene al rugby femenino en una posición de lucha constante por posicionarse

estructuralmente dentro de los organismos institucionales. Sin embargo, la progresiva integración a competencias internacionales a través del seleccionado femenino de rugby seven (modalidad que utiliza menor cantidad de jugadorxs), conjuntamente con la conformación de reducidos campeonatos locales, conceden espacios de participación estables y duraderos sobre los cuales es posible construir. Como corolario, la imagen que usualmente se asocia a las mujeres dentro del rugby como esposas, novias, madres o hermanas de, encargadas de alentar incondicionalmente, cocinar previamente al partido, fregar la ropa de entrenamiento, comprender al chico u hombre que lo juega y respetar sus espacios (en algunos clubes era usual que en ciertas habitaciones recreativas o de reunión estuviera prohibido el ingreso de mujeres), encuentra un reducido pero creciente punto de resis-

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pos dentro del rugby. En el primer caso, nos encontramos con la fundación de numerosos clubes que tomaron como punto de partida el proyecto de Virreyes R.C., institución surgida en el 2002 en el partido de San Fernando, provincia de Buenos Aires. Enmarcadas en una corriente comúnmente denominada “rugby social”, estas instituciones pretenden generar ámbitos de inclusión y educación a través del deporte. Entre ellos es posible nombrar clubes como Mataderos R.C. (2005), Floresta R.C. (2005), Ensenada R.C. (2009)*, y demás ejemplos que refuerzan la intención de ampliar las fronteras de la práctica. Sin perder de vista que las estrategias parten desde acciones un tanto “evangelizadoras”, en el sentido que pretenden “llevar” los tan mentados valores del rugby (compromiso, respeto, solidaridad, humildad, compañerismo) hacia sectores sociales vulnerables que carecerían de ellos, es imprescindible observar cómo se constituyen en espacios de integración social capaces de generar lazos comunitarios en base a un deporte

que históricamente se percibía como excluyente. Estos proyectos, impulsados principalmente por ex-jugadores de clubes tradicionales cercanos a las zonas marginales, implican un gran desafío y un proceso de aprendizaje para los diversos actores que lo construyen, ya que parten desde una confluencia de realidades, costumbres y visiones muy distantes entre sí. A pesar de las dificultades que se plantean a nivel institucional para ingresar a la competencia oficial (primordialmente limitaciones materiales en relación a exigencia de instalaciones), los nuevos clubes comienzan a ganar legitimidad dentro del ambiente a fuerza de número. Su incorporación permite así que se generen relaciones, más de una vez en forma de conflicto, entre los grupos sociales dominantes y los emergentes dentro del juego. Ligado a este proceso, y en relación con el crecimiento tanto mediático como cuantitativo del deporte, (producto en parte de los logros deportivos a nivel internacional) es posible remarcar la significatividad de la apertura gradual a grupos de mujeres, ávidas de iniciarse en el rugby y trocar así el papel que les era asignado. El desarrollo acelerado del rugby en la Argentina a partir del siglo XXI fue encadenándose mediante diversos logros y posibilitantes, entre los cuales podemos remarcar el tercer puesto del seleccionado mayor masculino en el Mundial 2007, el aumento de la visibilidad mediática (conjuntamente con la afluencia de financiamiento publicitario), y los con-

* Información extraída de la página oficial de la Unión de Rugby de Buenos Aires (www. urba.org.ar)

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magalí turkenich

-profe de teoría social clásica i-

1) De cara al ballotage que se viene, y que está en boca de todo el mundo… ¿qué análisis hacés de esta coyuntura tan particular? ¿Cómo caracterizarías a los candidatos? ¿Voto a Macri, a Scioli o en blanco? Bueno, son varias preguntas que me resultan complejas contestar en el marco de un ping-pong, pero voy a intentar una síntesis. Las preguntas que todos los días me hago son ¿cómo llegamos a esto? ¿y hacia dónde vamos? ¿cómo es posible que el kirchnerismo no haya podido construir en todo este tiempo un/a candidatx que exprese a los sectores populares? Hoy estamos ante una interna donde diferentes sectores del capital se disputan el poder y todxs nosotrxs de una u otra manera, terminamos legitimando. Entiendo de todos modos que los sectores que están detrás de cada candidato no son idénticos y en este punto, creo que Macri expresa intereses un poco más homogéneos y que internamente no tendría resistencias para avanzar en el ajuste. Por su parte Scioli llegaría al gobierno con varios “diques contenedores” que quizás puedan “suavizar” el próximo ciclo. En uno y otro caso, tenemos que estar listxs para defender lo conquistado en materia de ampliación de derechos y pelear por lo que estructuralmente no ha cambiado en todos estos años: la concentración económica, las alianzas con gobernadores y otros dirigentes feudales, el capitalismo de amigos, la distancia entre el discurso y la realidad. 2) Pensando en la perspectiva de género…. ¿Cómo se aborda en nuestra facultad y particularmente en sociología? ¿Aceptarías trabajos escritos con x? ¿Cómo redactas vos escritos informales y cómo textos académicos? ¿Preferís la x, @, los/las, otros…? Debo ser honesta y decir que no conozco como se aborda la perspectiva de género en las distintas carreras de la facultad. En cuanto a nuestra carrera, aún es una deuda. Creo que es importante incorporar a la oferta académica un espacio de reflexión y producción sobre las problemáticas de género. Luego, pienso que el mayor desafío es lograr que la perspectiva de género sea transversal y que podamos desde allí enriquecer cada núcleo. Para dar un ejemplo solamente: es notable que si observamos en el canon de la teoría social clásica y contemporánea, la voz de las mujeres sociólogas está casi ausente. Parafraseando a Nisbet y en clave de humor, podríamos decir que la gran paradoja de la sociología es que si por su pronombre parece femenina, por sus padres y sus problemáticas es masculina.

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Un aspecto no menor que merece ser resaltado es el interés y el empuje que la perspectiva de género tiene de parte de las y los estudiantes. Respecto al uso de x, @ y demás recursos, distingo claramente entre los escritos informales y los académicos: para los primeros generalmente uso la x y para los segundos las/los a riesgo de caer en una mirada binaria que el lenguaje aún no ha podido sortear. De los escritos académicos de mis alumnos espero el mismo criterio. 3) ¿Qué opinás de la carta de lxs becadxs del Conicet? ¿El año que viene se vuelve a “lavar platos”? ¿Sos becadx del Conicet? ¿Cómo está la situación ahí, cómo la ves? En términos generales acuerdo con el contenido de la carta. No soy becaria de Conicet y nunca lo fui, pero una de mis áreas de trabajo tiene que ver justamente con las políticas de ciencia y tecnología. Tal como los becarios enuncian, los últimos doce años fueron muy significativos para el desarrollo del sector: un gran impulso a la formación de recursos humanos, aumento del presupuesto destinado a la ciencia y a la educación, repatriación de científicos. Un claro movimiento opuesto al ciclo de larga duración que había comenzado con la fuga de cerebros luego de la noche de los bastones largos en el 66 y que el neoliberalismo profundizó. De todos modos y también como reconocen los propios becarios, aún queda mucho por hacer y nuevos problemas han comenzado a surgir. En la actualidad y gracias al estímulo para la formación de doctores, hay un problema de demanda de mano de obra calificada. Este panorama precisa un modelo de desarrollo que apueste a la tríada ciencia, tecnología e industria local. No creo que el año que viene se vuelva a “lavar los platos”, pero sí en el corto plazo si la opción es endeudamiento, ajuste e importación.

¿en quién pensamos cuando hablamos de rugby? Federico Komañsky Repetidas veces oímos hablar del rugby como un deporte de élite, caracterizado por representar a los sectores medios y altos de la sociedad argentina. Su origen inglés y caballeresco, sumado al anclaje en nuestro país en grandes colegios privados y destacados clubes vinculados a las clases potentadas, contribuyeron a conformarlo en clave de exclusividad y distinción, proyectando desde temprano las disparidades que lo alejaban de los deportes populares, especialmente del fútbol. En la actualidad asistimos a una construcción considerablemente extendida, desde el sentido común, acerca de qué es el rugby y quiénes lo practican. Procuro poner en discusión, desde la experiencia personal que implica haber sido jugador por varios años, la generalidad de esta visión.

4) Sobre el dossier de esta revista…. ¿haces deportes? ¿te gusta mucho, poco, nada? ¿Algo para decir de la sociología del deporte? Siempre me gustó el movimiento, me mantengo en actividad pero nunca fui “deportista”. Hace un tiempo que estoy entrenando con cierta regularidad, empecé a correr (¡esto sí que fue magia!). Por ahora lo hago de forma individual, es decir no participo de ningún grupo de corredores, ni nada por el estilo. Lo único que puedo decir sobre la sociología del deporte, ¡es que me va a venir muy bien leer el dossier de esta revista! La asociación del deporte a la violencia, al consumo desmedido de alcohol, a lo “macho” y lo “careta”, engloba un

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imaginario que invisibiliza prácticas, características y actores que se distancian de este primer acercamiento. Sería absurdo considerar que el rugby se juega de la misma manera, con las mismas posibilidades, y por los mismos individuos a lo largo y ancho del país. Los clubes más tradicionales y poderosos, ubicados en extensos countries o relacionados a colegios de larga data, por lo general se encuentran en las zonas más adineradas de las capitales y grandes ciudades. Las disparidades que existen -tanto entre las instituciones como entre los grupos sociales que las integran- con respecto a clubes más pequeños y jóvenes, emplazados en ciudades del interior o zonas menos acaudaladas de las capitales, nos permiten visualizar la heterogeneidad hacia el interior del deporte. Me parece interesante presentar dos procesos que, a pesar de ser recientes, aportan en el sentido de ampliar la base social del juego y deconstruir la perspectiva del sentido común. Me refiero, específicamente, a la conformación de diversos clubes o actividades en zonas de bajos ingresos y a la paulatina inclusión de las mujeres a la práctica del juego. Ambos caminos, con sus limitaciones, han puesto en discusión los tradicionales papeles que tenían asignados dichos gru-

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tienen la capacidad de democratizar en algún sentido los discursos, permitiendo que otras voces que nunca o casi nunca llegan a los diarios o TV entren en juego, también es cierto que su alcance es menor que el de los discursos hegemónicos sobre la violencia. La muerte Así y todo, aún en este contexto existe un dato que empaña más todo este circo. También este jueves, por la mañana, falleció Emanuel Ortega, jugador de San Martín de Burzaco, de la primera C. El domingo tres de mayo había golpeado con una pared de cemento ubicada a pocos centímetros del campo de juego y sufrió heridas graves en el cráneo y luego de once días en coma falleció. Esto demuestra las pésimas condiciones de los estadios que implican, para jugadores e hinchas, un grave peligro. Recordemos que en noviembre murió un hincha de Belgrano al caer del estado Mundialista de Córdoba y en marzo de este año un seguidor de San Lorenzo por la misma razón en el Nuevo Gasómetro. Y como vemos, la gravedad de esta situación es aún mayor en las canchas del ascenso. Sin embargo el gran escándalo que fue tapa de todos los medios de comunicación y debate en todas las mesas de bar del país fue el “bochorno del superclásico”. Muy claro fue Pablo Alabarces cuando nos dijo en estos días que “Ya no queda el argumento de que “están esperando que se muera alguien”, después de casi trescientos muertos” (http://www.revistaanfibia.com/ensayo/gas-pimien-

ta-drone-misiles/). Lo que nos queda Nos queda lo peor, la resignación de saber que esto trae sólo una oleada de represión y mano dura que aparenta buscar un cambio. Mientras las barras seguirán estando y continuaran legitimadas por la cultura del aguante y por los políticos y dirigentes que las protegen. El resto de los hinchas seguirá sufriendo el ir a la cancha y seguirá indignado mientras grita que matará al rival o se lo va a coger porque son todos putos y cagones. Los jugadores, técnicos y periodistas seguirán cómplices, vendiendo el negocio del espectáculo y viviendo de él. La policía seguirá reprimiendo, incluso con gas pimienta, cada vez que tenga la oportunidad de demostrar que se la aguanta más que cualquier otra hinchada y liberando zonas con complicidad con las barras bravas. Los estadios seguirán inseguros, trampas mortales que auguran una tragedia más. Los organismos de seguridad seguirán trabajando, inoperantes, indiferentes. La justicia deportiva seguirá siendo cuestionada con mil cámaras cada fin de semana que no cobre ese faul en mitad de cancha que pudo o no ser amarilla por jueces investigados por la AFIP por irregularidades en sus cuentas. Y en no muchos días escribiremos otra vez lamentando la muerte número nosecuanto que se cobra la violencia en el fútbol.

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Habitus ACadémicus Esta sección está dedicada a la socialización de trabajos e investigaciones realizadas en el marco de la facultad. Varixs compañerxs nos acercan cada año trabajos realizados para una materia o inlcuso algunas que son producto de intereses propios. En este número les compartimos tres artículos bien diferentes entre sí... ¡que los disfruten!

los elementos constitutivos del estado Sofía Paleo, Micaela Suárez y Maitena Urcola El presente trabajo pretende abordar la cuestión compleja de la naturaleza del Estado, a partir de la perspectiva marxista. Esta complejidad viene dada por la forma en que los autores tomados como referencia (Marx, Gramsci, Althusser, Lenin) interpretan a la teoría marxista –la base común de la cual parten- y le agregan elementos en función de las condiciones históricas bajo las cuales cada uno desarrolla su teoría. Por un lado puede entenderse una fuerte crítica de estos autores al marxismo ortodoxo en algunos de sus elementos centrales: a la idea de la plena determinación de la estructura sobre la

superestructura, y cómo los elementos materiales determinan directamente los elementos ideológicos. O puede plantearse la visión del cambio de condiciones en las relaciones de producción que implica necesariamente un cambio en los elementos centrales capaces de explicar la naturaleza y las características del Estado. En el desarrollo marxista, si bien se reconocen varios elementos definitorios del Estado, se preponderaba la versión de que el Estado era en esencia coerción y fuerza. El Estado como reflejo de una

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estructura social de explotación. Marx en su obra consideraba el cambio de condiciones de producción como algo inevitable, consecuencia de la reproducción de las fuerzas productivas, por lo cual no creía que pudiera formularse una teoría general del Estado de una vez y para siempre, que no implique modificaciones de acuerdo al contexto histórico. En el resto de los autores, aparecen otros elementos que empiezan a ganar terreno, tales como los aparatos ideológicos del Estado. Estos refieren a los aparatos que sostienen y legitiman el uso de la fuerza por parte del Estado, y que buscan ampliar el consenso en detrimento de la coerción directa. Los autores comparten, en su intento de análisis de la sociedad y en particular del Estado, una visión desde la totalidad, conformada por elementos estructurales y súper-estructurales; desde Marx en adelante van a compartir la idea de la existencia de una sociedad desigual, en la que el Estado ocupa el lugar de un instrumento utilizado en función de conservar, legitimar, ampliar consensos o imponer la fuerza en torno a los sectores subordina-

dos-mayoritarios. Por lo tanto, algunos pondrán el acento en la utilización de elementos coercitivos como la fuerza material, y la violencia para conservar una situación de dominación y otros harán hincapié en la construcción de hegemonía, consensos, la ideología y demás, donde toma un peso preponderante la superestructura para pensar el sostenimiento y legitimación de una situación de dominación, y el Estado como instrumento para la misma. En este sentido es que autores como Althusser y Gramsci van a desarrollar su teoría no como oposición al marxismo, sino evidenciando los cambios en las estrategias de legitimación propias del capitalismo. Donde es la fuerza entendida de manera material y simbólica-es decir, de la imposición de lo ideológico, por ejemplo- lo que va a caracterizar al Estado, un Estado que es un instrumento redefinido por sus actores en busca de mejores estrategias para la conservación de un status quo, que sin embargo cambia históricamente. Fuerza e identidad = Estado Esta fórmula expresada por muchos autores nos invita a pensar a su vez, ¿De qué tipo de fuerza estamos hablando? ¿Existen fuerzas cualitativamente distintas en las cuales se apoya la construcción del Estado? ¿Acaso se puede pensar que la fuerza sostiene a la identidad? ¿O a la inversa? ¿Cuál es el elemento que relaciona ambos conceptos? Tomando las obras de autores como Marx, Lenin, Gramsci y Althusser, podemos observar, como ya se mencionó,

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de condiciones de posibilidad de las distintas formas de violencia sino que dan por presupuesto la irracionalidad violenta desde un razonamiento claramente elitista y punitivista, generando demandas en ese sentido. El drone, el folklore, las redes sociales y las cargadas Es indudable la ilegalidad del ingreso de un drone a la tribuna, si incluso un encendedor o pilas para la radio son objetos prohibidos. Sin embargo esto nos lleva a cuestionarnos y pensar el rol de esas prohibiciones, el papel de la cargada, el tan mentado “folklore”. La cargada por el descenso de River se refiere a un hecho específicamente deportivo y, seguramente en un ambiente que diferenciara la esfera de lo deportivo con la de la puesta en juego de la propia masculinidad y el aguante esto no sería tomado como algo agresivo. Sin embargo, en las condiciones actuales este tipo de broma es considerada una ofensa y es leída por distintos sectores protagonistas como algo que debe ser contestado demostrando más aguante, más hombría, más violencia. Si a esto sumamos que el tan mentado drone tuvo su momento de fama exactamente después de la agre-

sión a los jugadores de River se suma un elemento más para reforzar esta idea: nunca menos oportuno. En un fútbol con condiciones que posibilitan y multiplican tantas formas de violencia parece irresponsable desconocer las consecuencias de una provocación. Entiendo que esto refleja distintos niveles de responsabilidad, pero en este contexto hay que tener en cuenta todos esos niveles y trabajar sobre ellos. Esto se produce también en el caso de las redes sociales. La posibilidad de que toda persona con acceso a internet se exprese instantáneamente ante el mundo virtual abre el juego a la demostración del aguante en un nuevo lenguaje. En ese marco la multiplicación de memes, imágenes, videos con cargadas van preparando el ambiente en un espacio en el que el límite entre lo deportivo y la lisa y llana discriminación es prácticamente nulo: pareciera lo mismo decir te fuiste a la B que amargo, cagón, puto, negro o boliviano. A su vez, en las propias redes se disparó un fuerte sentido agresivo y racista hacia la hinchada de Boca (son negros villeros, bolitas y paraguayos que no razonan) en particular, como si esto fuese una manifestación específicamente xeneize, y millones de diagnósticos que nada tienen que ver con el estudio pormenorizado sino con la reproducción de los propios prejuicios que la cultura del aguante masificó y que se encuentran en los medios de comunicación.. Si era malo tener un Niembro en la tv, imaginemos miles o millones a través de las redes sociales. Y aunque también estos medios

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medianamente normal es sinónimo de victoria. “No hubo bengalas” dijo, negando la realidad. “La culpa es de la CONMEBOL, de la Ciudad de Buenos Aires y de Boca” agregó, en una clara muestra de su intención de adjudicarle el hecho al macrismo que gobierna la ciudad y el club xeneize y proteger al Gobierno Nacional. Es el ejemplo de una parodia en la que los miembros de poder político estatal y los partidos tradicionales son parte fundamental por un lado por sus íntimos vínculos con las barras bravas y por su responsabilidad por no haber realizado una política a largo plazo que no sea represiva. Hasta el día de hoy todas han sido consecuencia directa de un hecho particular de violencia que implicó acting-out, que buscó más mostrar efectos a corto plazo que trabajar sobre los problemas estructurales que generan estas condiciones de posibilidad. Sin embargo se patean la pelota con acusaciones cruzadas de un sector y otro del poder político, hoy Macri o Cristina Kirchner, mañana quien sea. No solo son responsables, son cómplices. Los medios de comunicación Son los supuestos expertos en todo

saber y materia. Los que durante la semana nos venden “la guerra del superclásico” desde el “bunker” de los equipos y hablan de fracaso, humillación, vergüenza, sobre el trabajo de jugadores y técnicos (este se tiene que ir, aquel no puede jugar más). Son los que legitiman y masifican la cultura del aguante. Los que después explican la violencia, sin ningún fundamento o estudio previo, a través de metáforas organicistas que hablan del cáncer de la sociedad, una enfermedad terminal, culpa de los inadaptados, salvajes, bestias que encima (vaya contradicción) son maquiavélicamente los ladrones de la pasión, que trabajan de violentos entonces no entienden al hincha común que nada tiene que ver con todo esto. Así lo hace Olé cada día, como cuando condena el drone con el fantasma de la B y muestra en otra nota “El color del superclásico” apelando a montones de fantasmas, o cuando reproduce las peores convenciones machistas, como su tapa previa a un superclásico de verano: “Tu culichi me suena”. O lo hace Martín Souto condenando la violencia mientras organiza un ranking de las hinchadas que más y mejor cantan, las que tienen más aguante, como el nombre de su antiguo programa lo demostrara. Volviendo al jueves, Niembro nos explicó como un soplete o soldador que nunca existió estaba siendo claramente utilizado, nos mostró que son los violentos de siempre y que nuestra imagen ante el mundo se derrumba con estos actos, y para finalizar nos aclaró que estas bestias existen por una crisis moral en los valores del país. Estos discursos que apelan a reclamos de mano dura y seguridad no piensan en este conjunto

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que en un primer momento aparece el concepto de fuerza asociado al aspecto violento y coercitivo del Estado como su rasgo distintivo. Partiendo de una hipótesis construida para abordar la cuestión de la naturaleza del Estado, vamos a caracterizar al mismo como resultado de la fuerza. Ahora bien, a la fuerza la vamos a entender como un concepto que articula dos aspectos cualitativamente distintos, cumpliendo la misma función. Por un lado, la fuerza material es la capacidad de monopolizar los elementos que hacen posible la vigilancia y amenaza de los sujetos que se encuentran dentro de un Estado. Es también la capacidad de contar con un número de hombres que están siempre atentos a reprimir físicamente sobre los comportamientos que atenten contra el equilibrio de las relaciones sociales en un momento determinado; “El Estado es producto y manifestación del carácter irreconciliable de las contradicciones de clase. Surge cuando las contradicciones de clase no pueden conciliarse” (Lenin). Es decir surge para mantener el orden dominante; “Marx dice que el Estado es un órgano de dominación de clase, un órgano de opresión, es la creación del orden”. Lenin nos muestra que la necesidad de cambiar y transformar un régimen establecido viene de la mano con la construcción de una revolución violenta y feroz, que rompa con lo establecido a partir de la fuerza, para tomar el control del Estado y volverlo un Estado proletario. Con esto se pone de manifiesto el carácter esencialmente violento y coercitivo con el que el aparato estatal es concebido desde la teoría

marxista. No alcanza con tomar el poder del Estado, sino que se debe penetrar en el aparato del mismo, que está formado por instituciones específicas que lo contienen (entre las que se asocian a la utilización de la fuerza material y física podemos identificar: destacamentos de hombres armados, el ejército, la policía, aditamentos materiales, las cárceles y las instituciones coercitivas de todo género, etc. que forman lo que se denomina “el aparato represivo del Estado”).

A la clase dominante burguesa, le es necesario creer que el Estado tiene como función articular la desigualdad, y equilibrar las injusticias sociales, por eso se esfuerza por conservar su posición; para que esta idea sea extendida, no alcanza con los medios coercitivos (pues no se puede vivir en una guerra constante y violenta, porque esta situación afectaría a los intereses socioeconómico de los poderosos). Fue necesario reconocer y construir otro tipo de fuerza, que forma social, moral y éticamente a los individuos como sujetos sociales: es la fuerza de la ideología, de lo simbólico, lo ideal, y superestructural. Este otro tipo de fuerza, que ubicamos en otro plano, articulado

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dos) - AIE sindical - AIE información (prensa, radio, tv, etc.) - AIE cultural (arte, literatura, deportes, etc.)

con la fuerza material, se torna mucho más imperceptible, pero opera de manera más sistemática y extendida. Su función no se centra en las instituciones coercitivas, sino que se apoya en otras más específicas y distintas, que articulan de determinada manera la cotidianeidad de los sujetos en formación. Althusser va a definir a las mismas como AIE (Aparatos Ideológicos del Estado) siendo los siguientes: - AIE religiosos (el sistema de las distintas iglesias) - AIE escolar (el sistema de las distintas “escuelas” públicas y privadas) - AIE familiar - AIE jurídico - AIE político (el sistema político del cual forman parte los distintos parti-

“Lo que se aprende en estos nuevos espacios, son habilidades y reglas de comportamiento y moral. Se busca construir un sujeto medio que se adapta fácilmente a las necesidades de la división social- técnica del trabajo (sostenido por reglas de moral cívica y profesional). La reproducción de la fuerza de trabajo necesita ser sumisa frente al orden establecido (ideología dominante) y dejarse moldear” (Althusser en “Ideología y aparatos ideológicos del Estado”) Los aparatos ideológicos del Estado se diferencian del aparato represivo del Estado, en tanto su fuerza no proviene de la violencia, sino que es ideológica; no por esta razón es más débil; por el contrario su consistencia viene dada por la legitimidad que construye en el ámbito donde domina. Althusser establece el concepto de ideología, y lo relaciona con el concepto gramsciano de hegemonía. Si bien la hegemonía en Gramsci está en última instancia determinada por fuerzas políticas, el concepto althusseriano de ideología se apoya sobre “lo imaginario”. Es bajo la influencia de Lacan que define la ideología como la representación de una relación imaginaria con las condiciones reales de existencia. Para el autor, la ideología es ahistórica es decir, que siempre habrá ideología. Como mencionábamos anteriormente, otro de los autores que retomamos

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podido realizar el intento de quemar la manga con bengalas tienen que haber contado como mínimo con el aval de la barra y de los miles de otros hinchas que viendo eso, sea por compartir el gesto o por miedo a represalias si se metían, no lo frenaron. La policía Sea responsable directo del gas pimienta o no, queda claro que el accionar policial no tiene otra herramienta que la represión. La institución en su conjunto es vista por todos los hinchas como un enemigo y que ante ellos deben sostener su “hombría” demostrando aguante, de la misma manera que la propia policía disputa su aguante frente a ellos. Para la policía, para más problemas, todo hincha es visto como potencialmente peligroso y se los trata como potenciales delincuentes, de manera violenta y agresiva, atacándolos, y ante el mínimo impulso la respuesta inmediata es represión. Pero no sólo eso, sino que además se asocian al pacto de barras, dirigentes y políticos en generando zonas liberadas que permiten el negocio. Los organismos de seguridad deportiva La seguridad deportiva está constantemente sospechada. El pésimo arbitraje de Delfino en el partido de ida de esta serie es un claro ejemplo. De esta manera existe un consenso generalizado en el cual todos los hinchas sufren una paranoia excesiva que les asegura que su club es el más perjudicado,

siempre de manera intencional y premeditada, tanto por la AFA como por los arbitrajes, la CONMEBOL, la FIFA o quien sea. Esos mismos organismos tardaron más de setenta minutos en definir la suspensión del partido, teniendo a más de cuarenta y cinco mil personas esperando en el estadio y millones pendientes por televisión de una resolución que no llegaba. Hoy mismo, por estas horas, la CONMEBOL estaría resolviendo el resultado del partido y las sanciones del caso, aún antes de que se esclarezca el tema. En el marco de la justicia occidental, en la que la inocencia hasta que se demuestre lo contrario como garantía de justicia y de que no se atropellen los derechos del acusado, esto resulta totalmente incoherente. Sin embargo para el organismo de seguridad es más importante resolver el caso con urgencia, no comprometer el negocio de la Copa Libertadores y mostrar al mundo una “medida ejemplificadora” que no aporta soluciones al problema antes que garantizar un proceso justo, buscar causas y pensar un proyecto de solución. Cualquier sanción punitiva, si no va ligada con un trabajo para solucionar estas condiciones de posibilidad de la violencia será no sólo insuficiente sino insignificante. Los organismos de seguridad Sergio Berni, el Ministro de seguridad de la nación destacó que el operativo fue un éxito. Bajo su lógica, que ante semejante situación se haya controlado la salida de una manera

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gadores de ambos equipos esperaban en el centro de la cancha en conjunto con decenas de policías, miles de hinchas (plateistas, barras, de la popular, en los palcos, etc.) hayan realizado su propio espectáculo de demostración de aguante: acá estamos nosotros, los que no somos amedrentados, los que no tenemos miedo, los que mantenemos la fidelidad ante cualquier circunstancia, los que le demostramos a la policía, a River y a todo el mundo por televisión que somos más machos que nadie. La autoridad de las barras bravas A esto se suma que la autoridad sobre lo que sucede en la tribuna popular de los estadios es absoluto control de las barras bravas. Aquí tenemos que distinguir dos círculos. Por un lado núcleo duro que se vincula de manera mercantil con el club, que mantiene relaciones económicas y políticas con los dirigentes de los clubes y con dirigentes polí-

ticos, para los que actúan como fuerza de choque, como aparato político y en muchos casos como punteros barriales. Por el otro un centenar (y en el caso de Boca y River hasta miles) de hinchas que en muchos casos reciben de algún modo ciertos beneficios como micros para ir a los estadios, entradas, etc., y que se vinculan con el núcleo duro como parte de las barras en los distintos grupos que los acompañan, reforzando su capacidad de movilización y de “aguante”. Justamente, para estos grupos, el aguante se configura como la capacidad de poner el cuerpo por la causa, soportar cualquier tipo de violencia, pelearse y mantenerse en pie bajo cualquier circunstancia, y debe ser probado constantemente, tanto ante otras hinchadas como ante la policía. En este juego el reconocimiento de los medios de comunicación funcionan como prueba de ese aguante, mostrando a los “peligrosos” y sus acciones, documentando sus demostraciones. Entonces, para que estos hinchas hayan

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para pensar la naturaleza del Estado es Antonio Gramsci, quien dedica especial atención a la distinción marxista entre los conceptos de infraestructura (base real del orden social; incluye las fuerzas de producción y las relaciones sociales de producción) y superestructura (los aspectos culturales, los sistemas de ideas imperantes en una sociedad), mediante el concepto de “bloque hegemónico”. Cuando Gramsci habla de “bloque hegemónico”, se refiere justamente a que el poder que las clases dominantes detentan sobre las clases dominadas en el modo de producción capitalista, no se explica sólo por su control sobre los aparatos represivos del Estado, sino por los diversos mecanismos –como lo son las instituciones religiosas, el sistema educativo, etc.- que constituyen la hegemonía cultural que las clases dominantes ejercen sobre las demás. Esta idea que pondera la importancia de la llamada superestructura se ve perfectamente ilustrada cuando hace alusión al Estado ético y de cultura: “… cada Estado es ético en cuanto una de sus funciones más importantes es la de elevar a la gran masa de la población a determinado nivel cultural o moral,

nivel (o tipo) que corresponde a las necesidades de desarrollo de las fuerzas productivas, y por consiguiente, a los intereses de las clases dominantes. Es decir, el Estado como el instrumento en manos de la clase dominante, necesita del consenso, por lo que desarrolla estrategias para construirlo a lo largo de la vida social del individuo. A través de estos medios con los que el sujeto se encuentra en contacto desde el inicio de su vida (la escuela, los medios de comunicación, la religión), las clases dominantes “educan” a los dominados para que consideren su sometimiento como algo naturalmente dado, anulando así la potencialidad revolucionaria de la que hablaba Marx. Este concepto de hegemonía implica un desarrollo del aspecto de la fuerza que identificamos como simbólica o ideológica mediante la cual se construye el consenso o la legitimidad de la clase dominante. Conclusiones Ante los aportes centrales de la teoría marxista, la cual creemos de fundamental importancia y vigencia para pensar la sociedad actual y el Estado, queremos hacer especial hincapié en dos cuestiones que desarrollamos a lo largo del trabajo. En primer lugar, queremos volver al concepto de fuerza que utilizamos como característico del Estado; este concepto es tomado por muchos autores en su versión restringida, es decir en asociación directa con la violencia y la coerción ejercidas

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desde un otro dominante hacia el/los dominados. A su vez, se escindía todo aspecto relacionado con la legitimidad con que esa dominación se ejercía y el proceso de construcción de esa legitimidad. Lo que proponemos a lo largo de la investigación, es el concepto de fuerza como articulador de dos aspectos cualitativamente distintos que vienen a cumplir con la misma función: la de conservar una estructura social de dominación y explotación. Por un lado la coerción directa, y por otro el consenso, la construcción de legitimidad en función a determinada forma de sociedad, son las dos caras de una misma moneda. En segundo lugar, nos interesa destacar que la forma en que cada autor se apropia de la teoría marxista y la reformula, no responde a una mera crítica hacia la misma, sino que se vincula con el tiempo histórico de cada uno, con la

manera en que fueron cambiando las condiciones materiales de producción y las relaciones sociales de producción. El mismo Marx no creía que se pudiera formular una teoría general del Estado de una vez y para siempre, sino que constituía un producto histórico. En la actualidad es de fundamental importancia poder pensar al Estado en su complejidad, teniendo en cuenta el cambio de condiciones que se fueron produciendo en las sociedades desde la primera formulación de la teoría marxista hasta hoy. Resulta imprescindible tomar las líneas generales provistas por dicha teoría; pero los cambios de condiciones nos obligan a plantear estrategias diferentes que tengan en consideración la proliferación de aparatos ideológicos, tanto públicos como privados, que moldean y determinan las matrices ideológicas de cada elemento de la sociedad.

la teoría de los dos demonios Camila Stimbaum En este trabajo me interesa tomar uno de los sentidos en torno a la dictadura, que describen explícitamente tanto Alonso (2009) y Canelo (2011) como Castillo (2004): el de la tan aceptada “Teoría de los dos Demonios”, relato oficial durante el periodo alfonsinista. Cabe destacar que no solo se instaló en el sentido común de ciertos actores,

sino también en el campo académico que debería indagarlo. Esta teoría, básicamente, se basa en repartir responsabilidades entre los “dos demonios” que vendrían a ser el Estado dictatorial del ’76 y las guerrillas urbanas y rurales que se venían desplegando desde la década del ’60 y, sobre todo, en los primeros años de la

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superclásico, un día de violencias Sebastián G. Rosa

Las hipótesis

Hinchas de la hinchada

Muchas dudas quedan sobre lo que sucedió en la noche del jueves en la Bombonera. Parece irresponsable abogar o apostar desde un escritorio de manera terminante por una teoría que explique quién, cómo y por qué los jugadores de River fueron atacados con gas pimienta. No podemos descartar que un hincha de Boca lo haya hecho. Y en ese caso tampoco sabemos su intención: miembro de la barra oficial, barra disidente para perjudicar políticamente a la dirigencia actual, nada queda claro. También parece probable que un policía, intentando reprimir a los hinchas que buscaban abrir la manga con bengalas haya tirado el gas. Sin embargo, y a pesar de los escepticismos que tengamos para con la justicia, tanto la ordinaria como la deportiva, debemos esperar los resultados y las respuestas de una y de otra. Tanto una hipótesis como otra nos dejan muchas certezas. La primera es que existen en el fútbol argentino las condiciones de posibilidad para que las múltiples violencias que lo rodean existan y se reproduzcan. En este superclásico todas o casi todas tuvieron lugar juntas en el mismo momento. Y la muerte de Emanuel Ortega terminó de completar un día de violencias.

Por un lado un grupo reducido de hinchas de Boca intentó romper la manga con bengalas y atacar a los jugadores de River y a un miembro de su comitiva que insultó a esa parte específica de la tribuna. Esa actitud, en el mismo rumbo que la bandera que enunciaba “Si nos cagan otra vez, de la Boca no se ba nadie”, responde a la lógica según la cual los hinchas asumen un rol protagónico como parte, ya no sólo del espectáculo, sino también del juego. En el marco de la pérdida de las identidades tradicionales la identidad territorial y ligada el barrio y al club de fútbol se ve exacerbada, y ese “ser hincha de la hinchada” implica también adjudicarse la capacidad de influir drásticamente sobre el resultado. En ese marco está legitimado que cualquier medio, sobre todo los vinculados al amedrentamiento (como tirar piedras a los micros visitantes) o los que buscan obtener una ventaja deportiva (como buscar lastimar al rival, el famoso bidón, o torcer la decisión de un árbitro) tanto por parte de los jugadores como de los hinchas, y pareciera que el que no lo hace es bobo. No parece raro entonces, que una vez conocida la suspensión, y mientras los ju-

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entradas gratis para los partidos entre otras cosas. Las barras-bravas, son, en primera persona, los protagonistas de los hechos de violencia dentro y fuera de la cancha. Estos episodios no son propiciados por causa del espectáculo que el fútbol brinda, si no a cuestiones relacionadas entre disputas que las barras de cada club tienen entre si y que exceden al fútbol. Estas organizaciones operan de tal forma que buscan alcanzar el poder y no miden consecuencias: si hay que amenazar a dirigentes, directores técnicos o jugadores, lo hacen sin culpa, es parte de su tarea. Las barras-bravas se consideran como “un mal necesario” y creen que el matonismo mantiene la vitalidad del negocio, asegura el periodista español Jon Sustiaga, quien viajó a la Argentina y se entrevistó con barras de diferentes clubes que contaron sus experiencias sobre ser barra-brava. El problema que esto conlleva es el de generar miedo, no sólo a las personas que asisten a ver un partido (los hinchas o simpatizantes, también), sino para toda la sociedad que lo observa y lo asimila como parte de la cultura del

fútbol pero opta por no asistir a los partidos por temor a un trágico episodio. La violencia se da del fútbol hacia afuera, es exógena, beneficia a dirigentes, medios de comunicación y a los propios barras-bravas. Por dicho motivo, este asunto debe ser tratado por quienes la alimentan: los directivos de cada club que año a año siguen reproduciendo y fomentando el poder y enriquecimiento de estos grupos ilícitos. A nivel sociedad, y en palabras del reconocido periodista deportivo especializado en el tema, Amílcar Romero: “ya no hay tantos clásicos organizados, como clásicos hay entre hinchadas”. El deporte debería tener su lugar: el de brindar un espectáculo al espectador que paga por ver el juego, y no que la violencia sea la protagonista del espectáculo, teniendo entonces el espectador que pagar con su propia vida cada vez que asiste a un estadio de fútbol. Para cerrar, sólo resta agregar un dato contundente: Argentina es el país con más muertes provocadas por el fútbol que en países centrales, en donde si bien existe la violencia, sólo es entre hinchadas.

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década del ’70. La violencia estatal y paraestatal habría sido una respuesta, aunque desmedida y “poco correcta”, al terrorismo subversivo encarnado por la extrema izquierda. En este sentido, Alonso (2009) refuta esta interpretación hegemónica en su momento, cuestionando la real “amenaza subversiva” en tanto que la fuerza y las capacidades organizativas y militares de las organizaciones guerrilleras ya venían declinando. Esto debido a dos razones: la primera tuvo que ver con la incapacidad de ajustar las tácticas y estrategias a la nueva situación, caracterizada por la instalación de un gobierno constitucional en 1973. La segunda está relacionada con la política de represión estatal y paraestatal (dirigida tanto a los grupos guerrilleros como a aquellos que le eran afines) que ya se había desarrollado durante el peronismo. Siguiendo la misma línea, Canelo (2011) sostiene que la lucha contra la subversión con la que el régimen pretendía legitimar la toma de poder y además generar cohesión entre los militares, había perdido su eficacia tempranamente. Destaca la contradicción fundamental en torno a esta justificación: para demostrar la eficacia de su

actuación, las Fuerzas Armadas debían ser capaces de terminar con la amenaza subversiva lo más rápido posible. Sin embargo, si lo hacían se terminaba el principal motivo que justificaba su presencia en el gobierno. Además, estas contradicciones se potenciaban por el diseño institucional basado en el reparto tripartito del poder y la primacía de la Junta Militar sobre el presidente. Aunque podría decirse que este argumento “se mordía la cola”, las fuerzas armadas no dudaron en utilizar la estrategia de que el enemigo subversivo estuviese en todas partes. Extendiendo esta lógica más allá de los grupos guerrilleros, podía acusarse a cualquier actor social que pusiera (a los ojos de los militares) en riesgo el orden institucional. La frase pronunciada por el entonces gobernador de la provincia de Buenos Aires, Ibérico Saint Jean lo ilustra perfectamente: “Primero mataremos a todos los subversivos, luego mataremos a sus colaboradores, después a sus simpatizantes, enseguida a aquellos que permanecen indiferentes y, finalmente, mataremos a los tímidos” (Alonso, 2009, p.187). Lo anterior no significa decir que la legitimación provino exclusivamente de este argumento pues también se apeló a la construcción de consensos dentro de la sociedad. Castillo (2004), por su parte, agrega un nuevo matiz a esta crítica que consiste en que la idea detrás de la teoría reprocha, fundamentalmente, el hecho de que la represión estatal no haya seguido los marcos jurídicos de la democracia formal, pero no ahonda en el

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significado social y político que esta implicaba. Pero además de las falencias en la conclusión misma de la teoría, hay errores en las premisas de las que parte. Y estas premisas son básicamente los “dos demonios”. En primer lugar, si se define un “demonio” como un ser sobrenatural considerado como algo que no es humano y que usualmente resulta malévolo, entraríamos en lo que Hanna Arendt (1963) denominó la “banalidad del mal”. Es decir, estaríamos deshumanizando, deshistorizando y hasta considerando patológico a actores que en realidad formaban parte de instituciones, prácticas y relaciones que operaban de ese modo. En ese sentido, la dictadura concretó una sistematización a escala nacional de lo que ya se venía desarrollando por parte de la Triple A y otros grupos parapoliciales En segundo lugar, esta idea no es capaz de ver la heterogeneidad al interior de los “demonios” mismos. Como bien lo explica Canelo (2011), al interior mismo de las fuerzas armadas existían diversas posiciones que pugnaban por imponer sus directivas. En tercer lugar, esta interpretación parecería situar al mismo nivel a ambos “contendientes”. Esta olvida el mayor arsenal con el que contaban aquellos actores que podían controlar los recursos y las fuerzas represivas estatales y también paraestatales. Como sostiene Alonso (2009), las fuerzas consideradas “subversivas” por los militares provocaron menor cantidad de hechos armados y menor cantidad de víctimas, en comparación con las fuerzas del régimen.

En cuarto lugar, olvida esencialmente que no es posible polarizar la gran cantidad de actores que intervinieron en dos extremos opuestos pues esto “invisibiliza” a todos los demás actores intervinientes y a los complejos vínculos entre ellos (iglesia, prensa, intelectuales, sociedad civil, etc.). Por último, puede agregarse que esta teoría presenta a la gran mayoría de los desaparecidos como “víctimas ingenuas” de alguno de los dos demonios, “despolitizando” el sentido de sus luchas y ocultando sus pertenencias políticas y su accion militante. En este sentido, tanto el texto de Dandan y Franzki (2013) como el de Castillo (2004), rescatan otros “demonios”. Por un lado, el primero muestra la relación entre actores económicos y militares en los crímenes cometidos durante la dictadura y lo ejemplifica a partir del caso del ingenio azucarero Ledesma. Esta empresa estaba acusada de utilizar vehículos para el secuestro y detención de varios dirigentes y trabajadores y de ejercer un papel represivo, comparable al de la gendarmería (que incluso operaba en terrenos del propio ingenio). Pero incluso, desempeñaba tareas de asistencia y desarrollo social (construcción de viviendas y urbaniza-

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la violencia en el fútbol Trabajo integrador de cierre de Curso de Ingreso

Karina Soria Al escuchar la palabra futbol, las personas lo asocian a partido, pelota, arco, césped, jugadores e hinchada alentando. Pero al parecer, la palabra no está sola, forma una oración: el fútbol, mejor dicho, el universo del fútbol, lo que implica pensar en una serie de grandes componentes que hacen al fútbol, a su universo, a su cultura. El fútbol considerado como deporte nacional, encierra muchas cosas más que partidos, ascenso de categorías, trofeos ganados, pase de jugadores al exterior, etc. Lo que este deporte encierra o transmite es VIOLENCIA. Sí, violencia, un mal tan conocido como naturalizado (concepto utilizado por A. Giddens, al referirse a ciertas situaciones que los ciudadanos dan por sentadas) por los argentinos.

La violencia no es un fenómeno del siglo XXI. Tiene sus orígenes desde principios del siglo XX pero empezó a tomar forma a partir de 1960 con la

HIPERMERCANTILIZACIÓN del fútbol: pase de jugadores al exterior y torneos internacionales que comenzaron a cambiar el perfil de los clubes y llenando las arcas de los mismos (en palabras del periodista Amílcar Romero). Esto generó la aparición de nuevos personajes que empezaron a darse cuenta del capital que los clubes estaban generando. Estos grupos conocidos en ese entonces como “barras-fuertes”, son el antecedente de lo que hoy conocemos como “barras-bravas” (A. Romero). Estas agrupaciones que se han ido popularizando y tomando protagonismo a lo largo de estas décadas, pueden ser conceptualizadas (según P. Alabarces) como organizaciones “mafiosas” lideradas por un jefe el cual llega al poder por tener conexiones con la policía y la política de turno. A su vez está acompañado por un consejo honorario y un montón de soldados que responden al líder. Esta organización obtiene beneficios por parte de la dirigencia de los clubes a cambio de ser custodios de la identidad del club, de dar aliento al equipo y de realizar un servicio psicológico sobre el rival. Como compensación por sus servicios, reciben puestos laborales en empresas de la dirigencia del club, comida y

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El juego es un estímulo corporal que ayuda a despejar la mente y a perder la vergüenza en un grupo dejamos de lado los prejuicios y es el momento que aprovechaos para desestructurarnos y sentirnos libres, el juego se configura como nuestro espacio de libertad. El juego se configura como un acto colectivo de creación, los sujetos son los propios protagonistas: cambian las reglas, las aceptan o reinventan el juego, donde predomina el modo lúdico con sus características permiso, confianza, ficción. En este sentido rompe por lo tanto con las lógicas carcelarias que pretenden un cuerpo inanimado, disciplinado y sujeto a las reglas. El cuerpo que se pone en juego se dispone como un espacio de resistencia contra las relaciones individualizantes y alienantes dentro del sistema. La subjetividad que se produce al jugar implica un ser lúdico, que no es natural y que se construye social y culturalmente, siendo propio de cada contexto. En este sentido, los escritos también dan cuenta de trayectorias de vida previas al encierro donde el juego ha brillado por su ausencia. Desde mi punto de vista el juego dentro del sistema penitenciario es muy importante porque nos permite des-

pejarnos y tener un poco de libertad corporal. Muchas veces nos cuesta desarrollar algunos tipos de juegos por el hecho de que ninguno viene a la cárcel con el pensamiento de jugar. Pero nosotros tuvimos la suerte de conocer a Atrapamuros que nos permitió desarrollar juegos como el juego de la silla, la mancha y otro tipo de juegos los cuales no son tan comunes de jugar dentro del sistema, y cuando digo dentro del sistema no me refiero al sistema carcelario solo, sino a todo el sistema. Creo que en la calle también el sistema nos oprime a no dejarnos desarrollar tales tipos de actividades por el hecho o de que la clase baja no tiene tiempo de pensar en jugar. Por ejemplo mi caso y el de muchos que en vez de poder jugar una mancha o un juego de la silla en nuestra niñez, tuvimos que optar en trabajo o en trabajar ya que la necesidad te lleva a muchas cosas sin darte cuenta terminamos en este lugar. La conformación de un grupo estable, el trabajo de la confianza y los contenidos que se abordan en el taller han ido gestando un núcleo de organización que, aunque incipiente, posee un gran potencial centrípeto. El desafío y el verdadero contenido político del taller quedaría incompleto si la puesta en tensión de la construcción de la subjetividad (en especial de estas subjetividades atravesadas por el patriarcado, la violencia y el encierro) no derivara en un acto reflexivo colectivo sobre las prácticas cotidianas y, a la vez, en una acción conjunta que permitiera concatenar demandas individuales convirtiéndolas en demandas colectivas.

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ción o la contribución económica a instituciones sanitarias y educativas) que se correspondía más con la función del Estado. Además, el texto nos permite pensar en las complicidades del sistema judicial reflejadas en la dilación de los juicios y sus vínculos con grupos de poder. Por otro lado, el texto de Castillo trata de reivindicar el papel que la clase obrera y las acciones de masas cumplieron en la resistencia a la dictadura. Aunque sobrestimando en cierto sentido el papel de estos sectores, destaca la resistencia sistemática y las formas de lucha clandestina que llevaron a cabo los trabajadores para enfrentarse al régimen y que, según el autor, terminaron por socavar las bases del proyecto dictatorial. Para concluir con lo desarrollado a lo largo de este trabajo, podría pensarse que sostener la existencia de una “respuesta desmedida” por parte de las fuerzas militares es suponer, a su vez, que previamente hubo una provocación y que, de no haber existido, la dictadura nunca hubiera ocurrido. Este argumento se corresponde poco con los hechos y más bien abona la idea claramente expresada por el general Diaz Bessone en 1982 de que “(...) Nada impedía eliminar a la subversión bajo un gobierno constitucional... La justificación de la toma del poder por las fuerzas armadas fue clausurar un ciclo histórico” (Alonso, 2009, p.111)

Bibliografía ALONSO, Luciano (2009). “En torno al sentido de la dictadura”. En: Alonso, Luciano; Falchini Alonso, Adriana, ed., Memoria e Historia del pasado reciente. Problemas didácticos y disciplinares, Santa Fe, Universidad Nacional del Litoral. CANELO, Paula (2011). “El sentido común sobre la última dictadura militar argentina y los desafíos de las ciencias sociales”. En: Germán Pérez, Oscar Aelo y Gustavo Salerno, ed., Todo aquel fulgor. La política argentina después del neoliberalismo, Buenos Aires, Nueva Trilce. CASTILLO, Christian (2004). “Elementos para un ‘cuarto relato’ sobre el proceso revolucionario de los setenta y la dictadura militar”. Lucha de clases. Revista Marxista de Teoría y Política, no. 4 DANDAN, Alejandra y Hannah Franzki (2013). “Entre análisis histórico y responsabilidad jurídica: el caso Ledesma”. En: Verbitsky, Horacio y Juan Pablo Bohoslavsky, ed. Cuentas pendientes. Los cómplices económicos de la dictadura. Buenos Aires, Siglo XXI.

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Tiempos impersonales: identidad laboral e invisibilidad del antagonismo Jessica Miño Chiappino

En la actualidad la nueva organización del trabajo no sólo se sustenta en las técnicas de las ejecuciones, sino también en las “técnicas simbólicas”, las cuales han jugado históricamente, y por sobre todo estratégicamente en la actualidad, un papel importante en la conformación de la identidad laboral. Estas técnicas simbólicas están conformadas por un entramado complejo de estrategias que impactan en la construcción de la subjetividad por medio de la creación de una amplia gama de valores sociales que imperan e impactan fuertemente en la construcción de la identidad laboral. Al mismo tiempo, esta nueva organización rompe con la rigidez formalista y estática de la estructura organizacional tradicional del trabajo.

El modo operativo en la actualidad de la organización laboral se manifiesta de manera crecientemente fragmentada, por medio de cambios continuos y un tiempo de trabajo con duración determinada. Esto genera dos tipos distintos de organización laboral y por ende, dos tipos distintos de subjetividades que conviven en una misma realidad: los trabajadores de “elite” dotados de identidad laboral definida, fija, permanente y generalmente invariable; y por otro lado una población cada vez mayor de asalariados “externos” o “independientes”, sometidos a las nuevas lógicas organizacionales del mercado laboral versátil, cuyo tiempo de trabajo es inestable y totalmente variable a las condiciones y necesidades del mercado. Hablaremos ahora sobre los primeros. Los trabajadores pertenecientes al circulo “elite” manifiestan la potencialidad de un valor de uso de su fuerza de trabajo, que excede la creación de valor y materialidad: su potencialidad identitaria, la fuerza de lo simbólico. “La empresa compra ante todo a la persona y su devoción y no desarrolla sino a continuación la capacidad de trabajo abstracto de ella” (Gorz, “Miserias del presente, riqueza de lo posible”, pag.48). De esta manera se genera

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ria, los participantes del taller son categóricos: se juega en el taller, no en el pabellón. El estado de alerta constante frente a la percepción de los demás respecto del cuerpo propio hizo que el trabajo corporal requiriera la construcción de confianza dentro del grupo. En el taller tomamos mate y nos hace sentir en la calle nos permite interactuar con otros individuos y poder expresarnos con libertad y que, por las condiciones en las cuales estamos, debemos ser prudentes y reservados por las repercusiones de los otros internos que en muchos casos se puede derivar en un problema. En este espacio salimos del interno y en sí, volvemos a ser niños de vuelta y, a la vez, podemos reflexionar y analizar este contexto y podemos decir lo que sentimos sin represión. La lógica machista de la construcción de los sujetos se hace presente en la cárcel en su forma más extrema y, en el caso del juego, se vuelve aún más palpable. Participar o no de determinados juegos puede significar una modificación insalvable en el status del detenido. Dentro del espacio carcelario parece haber juegos permitidos y juegos no permitidos. El juego en la cárcel es una dispersión y una distracción para donde estamos. Podemos jugar pero en espacios reducidos por lo que dirán o cómo actuarán los otros internos hacia nosotros. Por cómo nos vieran. Más prejuicios que otra cosa, porque estos juegos como la mancha, el juego de la silla, etc. son normales jugarlos con hijos, sobrinos etc.

como jugamos en nuestros hogares y plazas. Aquí adentro están mal vistos como si fueran juegos de nenas y producen choque con otros internos. Todo esto lleva a un conflicto. Los juegos más frecuentes aquí adentro son futbol, paleta y tejo, de ahí no pasa, son los más populares y bien vistos. El juego como liberación Jugar también fue un desafío para lxs talleristas. Hasta aquí, el contenido de los talleres siempre había estado vinculado a materias de la carrera de sociología e historia, a la producción de contenidos comunicacionales o al debate. El uso del cuerpo siempre había estado presente como herramienta (utilizamos muchas dinámicas de educación popular), pero el cuerpo como eje organizador y la reflexión sobre el mismo era algo completamente nuevo. La posibilidad de realización de un taller de expresión corporal en un espacio que produce y reproduce cuerpos estáticos y monitorea los movimientos constantemente, fue desde el principio una incógnita para nosotrxs. Sin embargo, en poco tiempo los participantes se apropiaron completamente del taller.

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jugando a la mancha en el penal (eh! eh! nosotros también participamos) la experiencia de un taller de expresión corporal en una unidad penitenciaria

Taller de la Unidad 9 Este año nos propusimos por primera vez crear un taller que tuviera como eje el trabajo del cuerpo dentro de la cárcel y la producción de subjetividades a partir de lo corpóreo. A dos meses de comenzado el taller, nos hemos topado con una serie de reflexiones, así como con códigos y concepciones emicas que no imaginábamos encontrar. Les pedimos a los participantes del taller que escribieran de manera colectiva sobre el cuerpo y el juego. A continuación les presentamos algo de lo que surgió en este ejercicio. Los usos del cuerpo En el mundo carcelario la burla y el etiquetamiento parecen ser los mecanismos mediante los cuales la población regula los usos del cuerpo, las posturas y las miradas. Todo lo que ocurre en un pabellón en términos físicos tiene un significado. Los cánones de masculinidad y de dureza deben ser seguidos a rajatabla. Quienes se aparten de los mismos serán colocados en los escalafones más bajos de la jerarquía carcelaria. En palabras de los pibes: La mirada dentro de la cárcel puede jugarte a favor o en contra, porque los de-

más internos también están mirando, a la defensiva. Decimos a favor, porque nos permite tener un panorama dentro de nuestro entorno y adaptarnos a cualquier tipo de situaciones. Decimos en contra porque te puede generar todo tipo de conflictos. La vestimenta también te puede jugar a favor o en contra. A favor, porque dentro de este entorno la ropa identifica al tipo de persona. En contra, porque algunos no tienen para acceder a la ropa de marca. En un lugar donde la comunicación verbal está altamente controlada, los cuerpos son los que hablan. Hablan sus marcas, sus tatuajes, sus cicatrices, sus ropas y formas de usar las mismas. Pero también hablan las miradas, las posturas y los gestos. Por esto, en la cárcel, el cuerpo es el espacio de la comunicación, del etiquetamiento y de la identidad imputada más que en ningún otro lado. El cuerpo condena, informa a todos los demás detenidos quién es uno, de donde viene, si amerita una paliza o el respeto de sus pares. La mirada de los otros A la hora de explicar los límites del juego dentro de la unidad penitencia-

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una apropiación por parte del capital no sólo del excedente generado por el trabajador durante la jornada laboral sino de la misma mercancía-trabajor en su total esencia, en cuerpo y alma. La empresa y el capital compran ante todo su potencialidad identitaria con los valores de la empresa. El consumo de esta mercancía fuerza de trabajo, no sólo supera los límites del mercado para trasladar su consumo a la esfera de la producción, sino que da un paso más: traspasa el ámbito de la producción para regir en todos los ámbitos de la vida y tiene una cualidad más, la del autoconsumirse a sí misma. El trabajo, así deja de ser una parte de nuestras vidas, para pasar a ser nuestra vida, a serlo todo. En cuanto al segundo tipo de subjetividad laboral, pertenece a aquellos trabajadores que no tienen el privilegio de pertenecer al mundo laboral “elite”, sino que responden a la versatilidad de los requisitos del mercado; el factor tiempo, pasa a ser una categoría rupturista, que divide un pasado de tiempo rígido, definido, continuo, rutinario, a un presente fluido, versátil, fragmentado y cambiante. Pero al perder la continuidad rutinaria no perdemos solo una rutina definida, implica perder una amplia gama de factores que dependían de esa continuidad. Este sector mayoritario de trabajadores se ven excluidos de la posibilidad de su identificación laboral con los valores empresariales. La continuidad definida es requisito para la constitución de nuestra identidad laboral fija, invariable, como para la conformación de un “otro” y de los lazos de confianza que se establecen

intersubjetivamente. El presente cambiante y su requisito versátil implica el desarrollo de la capacidad de un multifuncionalismo en los individuos, donde somos todo y nada al mismo tiempo. Nada, nada que pueda definirse y arraigarse rígidamente en la conformación identitaria de la actualidad. Los roles y funciones conforman una identidad pequeña y pasajera, no se encuentran ancladas en el tiempo. Pero con el carácter difuso de la identidad del trabajo se vuelven difusos al mismo tiempo los lazos que coordinan y estructuran a estas actividades. ¿Qué es lo que ocurre con el poder y la autoridad en el presente? El poder sigue operando por medio de diversos mecanismos, pero el dominio se vuelve crecientemente difuso e invisible, y en la mera apariencia la autoridad tiende a desaparecer. Esto puede verse expresado en los trabajadores de “elite” y la fuerza simbólica identitaria que esto conlleva. La creciente autonomía relativa que se les otorga a estos trabajadores, producto de las nuevas formas organizacionales del mundo del tra-

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bajo, genera la pérdida de la existencia de un “otro responsable” por su capacidad y liderazgo otorgado por su poder; esto genera la desaparición (aparente) de la figura rígida del patrón. El nuevo liderazgo deja de actuar en base a la autoridad definida, deja de ser un patrón o “jefe” para pasar a ser un guía, un compañero de trabajo en conjunto en dirección a un objetivo productivo. El trabajador no puede así reconocer a su enemigo, y por lo tanto reconocerse así mismo como antagónico. Ahora el trabajador desconoce las condiciones estructurales de su existencia. Su identidad ya no se define en antagonismo a la del capital, desconoce a su enemigo, ni siquiera sabe si posee un enemigo. Así la responsabilidad rige a través de un sistema impersonalizado, gobernado por normativas estadarizadas y culpas personalizadas; donde se haya vigente un nuevo tipo de control, el control impersonalizado. La creciente creencia en la libertad opera más fuerte que nunca, y las cadenas que la obstaculizan son más re-

sistentes que nunca. Los intereses del capital no son vistos desde esta perspectiva como antagónicos, “El amo ya no dice: Pensad como yo o moriréis. Dice: Sois libres de pensad como yo” (A. Tocqueville, De la democracia en Amérique, París, 1864, 151). Pero, no olvidemos de que los trabajadores seguimos siendo libres, libres de toda posesión mercantil que no sea nada más que la venta de nuestra fuerza de trabajo en el mercado. La invisibilidad del antagonismo entre capital-trabajo no equivale a una igualdad en torno a las decisiones de dirección y poder, sino por el contrario a una reinante perpetuación de enemistad de estos dos actores (capital-trabajo/capitalista-trabajador), a partir de la imposibilidad de nuestro autoreconocimiento que refuerza una vieja creencia: la creencia de que somos libres cuanto más sometidos nos encontramos. El nuevo esclavo, juega así a ser amo. De esta manera en la sociedad del pospanóptico el control no vigila desde la institución de donde reposa. El control traspasa los límites de las fábricas e instituciones para controlar los flujos intercomunicacionales y personales, para regir en la vida misma. El poder sigue vigente en la posibilidad de acortar los tiempos y vínculos del ciclo productivo y laboral. El obrero no puede así reconocerse en el trabajo. De esta manera, el resultado del ciclo productivo y jornal no sólo pertenece en términos cuantitativos al capitalista, sino también en términos cualitativos: la simbología. El mundo simbólico de las prácticas

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tiempo, aun usándose en diferentes campos de la danza. Este Habitus es generado por el disciplinamiento de nuestra mente y nuestro cuerpo, necesariamente entrelazados en la danza. La mente y el alma, los sentimientos, son una necesidad para el bailarín, que permiten distinguir internamente los diferentes movimientos corporales (velocidad, rapidez, suavidad y ternura) a través de una expresión específica. Sin embargo la perfección en el mundo de la danza no requiere solamente de un cuerpo disciplinado con base técnica bajo control. La película del Cisne Negro nos dice “La perfección no es solamente el control, también requiere que te dejes ir”. La destreza, base técnica aprendida, es guardada por nuestra memoria muscular pero, otra cosa diferente es lo que se requiere y pretende del bailarín como personaje. En el escenario, por el contrario, lo requerido de un bailarín es que se despojen del control y se “dejen ir”, que no piensen en sus movimientos, sino que los sientan a través de la interpretación. En cuanto a la vestimenta y la apariencia de un bailarín clásico, deben estar formalmente peinados, las mujeres con el pelo tirante atado generalmente con moños de bailarina (rodetes) y generalmente polleras de tul infladas y los varones peinados hacia atrás bien tirantes también generalmente vestidos con pantalones y calzas. Pero como dije anteriormente han surgido y quebrantado el orden distintas apropiaciones y formas de bailar que han socavado las bases de la hegemonía única del ballet, aunque nunca

haya dejado de tener su estatus simbólico. En este caso Isadora Duncan, fue conocida por su innovadora técnica en el mundo de la danza, y su revolución hacia el orden establecido de las danzas clásicas de la época. Ella ha establecido las bases para la generación de las danzas contemporáneas del siglo XX.

Su baile cargado de movimientos libres, fluidos con gran pasión, han terminado con la rigidez del ballet. Isadora Duncan, fue pionera de un estilo revolucionario, bailando con su pelo suelto, sin maquillaje y descalza, algo inaudito para los protagonistas de aquella época. Ella rechazó las técnicas formales, abocándose a un estilo libre y natural, casi improvisado. Isadora convencida de que quien bailaba no era su cuerpo, sino su alma, el cuerpo proyectaba nada más que la sensibilidad de su alma y espíritu.

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mónica se ha proclamado dueña de los medios técnicos y fundamentales de los demás estilos de baile, desde las danzas jazz, hasta los ritmos urbanos como el Hip Hop, entre otros. Aun así a lo largo del transcurso del tiempo, si bien el ballet no perdió su posición privilegiada, han surgido diferentes apropiaciones, estilos y formas de mover nuestros cuerpos a ritmos musicales que han generado rupturas con el orden establecido. En la naciente modernidad se comienza a concebirse al cuerpo, a través de distintas teorías y concepciones, como una estructura rígida, sistematizada y organizada; donde el cuerpo era pensado meramente como herramienta o máquina, dotado por una mente pensante (alma). La era de la industrialización respondió en parte a esta concepción mecánica corporal.

La danza nos permitirá la generación de un lenguaje no verbal, que el movimiento corporal contiene. A través de su hegemonía y estructura sistemática y rígida del cuerpo, el Ballet se hará de distintas reglamentaciones, sobre todo en sus comienzos, de ciertas vestimentas, formas de actuar, gesticular, posicionarse corporalmente y moverse, fuertemente rígidas y estructurales: piernas rectas (o dobladas) pero siempre en posturas rígidas, espalda erecta, hombros bajos, cuellos estirado, brazos a la altura (estirados pero no mucho), como una figura geométrica. El rostro de los bailarines deben parecer “naturales” y rostros “sin esfuerzos”, es decir que, pese a las posiciones antinaturales o dolorozas y forzadas de los bailarines clásicos, como los pies en punta que son posiciones antinaturales del cuerpo, el rostro y espíritu deben permanecer intactos. Un día mi profesora me dijo: “No frunzas la boca y no mires hacia abajo, tenés que elevar la respiración hacia arriba del pecho mirando hacia delante y lo único que tiene que moverse son tus piernas, del torso hacia arriba como si fueras una roca”; pero que difícil se me hizo (se me hace), porque donde logro controlar una parte de mi cuerpo, otra parte de desvía de la regla. Sin embargo, es real que la danza clásica es impuesta como la base técnica, ya que sus formas estructurales, aun cambiando de baile, en muchos de ellos siguen presentes. De aquí que la educación corporal en la danza ha de generar en nuestra “memoria muscular”, una experiencia determinada de nuestro cuerpo que queda arraigada, más allá de sus cambios, a lo largo del

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habituales se abstrae de sus condiciones estructurantes, del habitudines que lo produce. En el terreno de los intercambios simbólicos se oculta el carácter estructurante de lo simbólico, el cual es indisociable del mismo. De esta manera de difumina el origen del antagonismo inherente a la identidad (trabajo-capital), se invisibiliza el conflicto y el origen de la dominación simbólica y su imposición violenta. Pero el mundo simbólico no es solamente un reflejo de las estructuras materiales. Esta perspectiva ignora cómo las producciones materiales, es decir sus producciones simbólicas, operan en sus efectos reales. De aquí que la riqueza de esta ten-

sión radique en desmitificar el carácter aparente y natural bajo el cual se presentan (es decir que no se presentan) las condiciones estructurales de la dominación. Estas estructuras moldean nuestras creencias, actitudes y cuerpos. Es un requisito dar cuenta del carácter social y simbólico en su producción material y estructural del antagonismo como arbitrariamente histórico. Dar cuenta de la dominación simbólica no indica olvidar sus condiciones estructurales de producción al mismo tiempo que, no olvidar las condiciones materiales estructurantes no implica olvidar el aspecto simbólico de la dominación, ambos son mutuamente inseparables.

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el mundo de la danza: ¿arte o deporte? ¿cuerpo o alma? Jessica Sheila Miño Chiappino La sensibilidad…debe ser la base de toda ciencia (C. Marx)

El análisis de una sociología deportiva implica también llevarnos a reflexionar sobre nuestros cuerpos. El cuerpo suele tomarse como un recipiente, una herramienta o medio en desconexión con nuestros sentimientos y mente. Y viceversa, solemos utilizar continuamente, sobre todo en los ámbitos académicos y cotidianos nuestra mente por separado de nuestro cuerpo. Suele pensarse una sociología de los cuerpos, aunque no posee mucha existencia analítica en los ámbitos académicos, por separado a la sociología de las emociones. Quizá esto nos ha llevado a muchos de nosotros a indagar y buscar diversos ámbitos que nos permitan una plena y mayor expresión corporal, un lenguaje corporal. Existe un dualismo entre mente y cuerpo, que el capitalismo ha sabido utilizar en su disociación a través del “secuestro de los cuerpos” por medio de la mente y el trabajo inmaterial. Este “secuestro corporal” permite una manera de gestionar individualidades por medio del manejo de los cuerpos. De aquí su necesidad de la creación de diversos dispositivos que produzcan determinadas prácticas, a través de la vigilancia continua de nuestros cuerpos y su castigo y sanción; surge así la necesidad de una “educación y

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disciplina corporal”. La expresión nos permite de esta manera un canal conductor entre nuestro estado y mundo interno con el afuera, a través de su exteriorización. La expresión es la ruta, la cual el cuerpo permite hacer visible un estado interno y subjetivo que en su esencia es invisible. En esta división entre cuerpo/alma, el mundo de la danza nos permite unirlos, a través de la conjunción de las sensibilidades y sentimientos artísticos por medio de acciones de destreza especificas realizadas con el cuerpo. ¿Arte o deporte? ¿Ambos?... Pero el mundo de la danza, es también un campo constituido por diferentes capitales culturales. En este sentido el capitalismo no sólo centra su actividad desde los cuerpos, sino sobre los mismos, para la generación del orden moral que debe construir. En este sentido el Ballet o danzas clásicas, ha cumplido al igual que la música clásica un papel histórico y dominante en el mundo simbólico del baile. El ballet se postula como la base técnica requerida de los conocimientos fundamentales y, por lo tanto, base de la mayoría de los estilos y diversos tipos de danza. El ballet, así, como una danza hege-

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Sin embargo, estudiosos del tema señalan, que como espectáculo y mercancía, el campeón es un artículo más que se fabrica, se comercializa e intercambia cuando ya no produce las ganancias requeridas. Cabe destacar que los máximos rendimientos de estos campeones son cortos, “su vida útil” es corta, aumentando el nivel de riesgo. Por otro lado, se le exigen al campeón nuevas jugadas, nuevos movimiento nuevos riesgos, por encima de lo humano, que pone en peligro su propia vida. El deporte suscita, emociones, entusiasmo y pasión, el espectáculo deportivo alberga también muchos símbolos con los cuales los seguidores y fanáticos se identifican y los idolatran. Todos los equipos tienen sus emblemas, escudos, banderines, cánticos, y según su nivel de popularidad, hay empresas que adquieren los derechos de su comercialización. Los estadios, las camisetas de los deportistas, los suelos de los gimnasios, los instrumentos deportivos, todos o casi todos, son adquiridos por las empresas, las cuales no escatiman el más mínimo esfuerzo para colocar sus fir-

mas en cualquier espacio que le genere alguna ganancia. Bajo el capitalismo, el deportista se aliena, los espectadores se alienan, aparecen las apuestas, dónde los simpatizantes se endeudan y los deportistas son enfrentados como gladiadores en el circo romano. Al generalizarse y extenderse la producción y circulación de las mercancías, crece el poder del dinero. Todo se puede comprar y vender, el deportista, su actividad, su producto se convierten en mercancías, valores y plusvalía, su energía, su fuerza de trabajo, es productora de cuantiosas ganancias, que van a parar al bolsillo de los capitalistas. Como lo expresara acertadamente, Eduardo Galeano: “Los empresarios lo compran, lo venden, lo prestan; y él se deja llevar a cambio de la promesa de más fama y más dinero. Cuanto más éxito tiene, y más dinero gana, más preso está. Sometido a una disciplina militar, sufre cada día el castigo de los entrenamientos feroces y se somete a los bombardeos de analgésicos y las infiltraciones de cortisona que olvidan el dolor y mienten la salud…”. (“El fútbol a sol y sombra”, 1995).

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ser hincha en la modernidad líquida Sebastián G. Rosa La modernidad líquida Lo que desata este artículo es una pregunta, la pregunta por la identidad. Y sobre la identidad en el fútbol en la argentina actual. Y lo que intentaré es desandar sobre esta pregunta e intentar encontrar algunas ideas que colaboren para encontrar una respuesta. Lo primero que surge entonces es reflexionar sobre la identidad, pero no cualquier identidad, sino la identidad en lo que Bauman denomina modernidad líquida. Retomamos este concepto que identifica la modernidad posterior a los años ochenta como un momento signado por lo cambiante. La característica esencial de los fluidos, y por ende de este tipo social es la de sufrir un cambio continuo, su movilidad, el hecho de no permanecer sino transitar. En lo que al individuo en particular y la identidad se refiere entendemos que “en este momento salimos de la época de los grupos de referencia preasignados para desplazarnos hacia una era de comparación universal en la que el desino de la labor de construcción individual está endémica e irremediablemente indefinido, no dado de antemano y tiende a pasar por numerosos y profundos cambios antes de alcanzar su único final verdadero: el final de la vida del individuo” (Z. Bauman, 2000, p.). Se destaca entonces la idea de la existencia en tiempos pasados (los que referiremos en términos de Bauman

como modernidad sólida) de una identidad individual conformada por una multiplicidad de identidades que confluyen, entendiendo sin embargo que entre éstas tiene un rol central aquella ligada a la identidad laboral. Así, era fácil reconocerse como trabajador de la industria textil, contador, dentista o sastre, y todo ello vinculado a un territorio (conurbano bonaerense, ciudad de La Plata, San Salvador de Jujuy, Junín, etc.), una ideología política generalmente ligada a un partido (PJ, UCR), a tradiciones (culturales, propias de los padres/abuelos inmigrantes), un pasado, un futuro (como promesa, como estabilidad) y a un equipo de fútbol. Eran estas afirmaciones, de las que uno formaba parte, las que definían el ser o no ser. Sin embargo los cambios impulsados desde los años setenta y exacerbados por el modelo neoliberal de los años noventa, trastocaron esta forma de concebir la identidad, dando paso a un proceso que Maristella Svampa marca como “descolectivización”, una etapa marcada por la “pérdida de los soportes colectivos que configuraban la identidad del sujeto (sobre todo referidos al mundo del trabajo y la política)” (M. Svampa, 2005, p.47), como máxima expresión de la experiencia de esa modernidad líquida. Es ésta la característica esencial en el fin de la era del pleno empleo y las nuevas reglas del mercado laboral y

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de la vida, signadas por el trabajo precarizado, en negro y principalmente temporal, la de no-ser sino estar, la del cambio permanente, impredecible. Allí donde el empleo no es seguro ni fijo tampoco lo es el territorio, con migraciones provocadas por las crisis económicas. Ni la ideología política, ya que la imposibilidad del contacto a largo plazo y la competencia atentan contra el poder de establecimiento de los sindicatos, centrales en la formación y militancia política de la clase trabajadora en las décadas anteriores. De la mano del cambio territorial se produce un cambio en algunas costumbres y tradiciones ajironándose a las nuevas latitudes. El pasado es nostalgia, el futuro es incertidumbre y lo único que queda allí donde las identidades se pierden en la liquidez de lo dinámico es el club de fútbol. “En una sociedad absolutamente desintegrada (…) un equipo de fútbol es una de las pocas cosas que se comparten todavía.” Nos remarca Caparrós. Y agrega: “los argentinos, que nunca hemos tenido tantas diferencias como ahora, nos hacemos hinchas de un club para conseguir un espacio de identidad” (M. Caparrós, 2004, p.38). El fútbol líquido El mundo del fútbol sin embargo, no es una isla que exista por fuera de esta realidad social. Podemos ver, entonces, que este campo concentra un sinnúmero de elementos líquidos y cambiantes. Vamos a lo primero y fundamental de este juego que son los jugadores. Las demandas del mercado internacional provocan una sangría total de talentos. Cualquier joven que lle-

el deporte, en tiempos del capitalismo Myrian Núñez

ga a primera división tiene la intención inmediata de inmigrar hacia el viejo continente o en su defecto a México, Brasil, Arabia Saudita u otro destino que les garantice bienestar económico y que los “salve” a ellos y sus familias. Aquí encontramos dos elementos. El primero es el estructural, y es el que se establece en una relación dependiente de nuestros clubes para con el exterior. Acá los clubes siguen siendo asociaciones sin fines de lucro y le pertenecen a sus socios, permanece la misma estructura que hace poco más de un siglo cuando surgían los primeros equipos, y sobre esto ahondaremos luego. Pero vale la comparación con los cuadros del exterior (incluyendo Brasil y algunos chilenos) que son instituciones privadas cuyos dueños muchas veces poseen millones de millones y los utilizan para jerarquizar sus planteles a base de comprar jugadores de lo que sigue siendo el granero del mundo, Sudamérica. Esta diferencia resulta fundamental, y se suma a la distancia elemental que se configura a través partir de la desigualdad de caudales económicos entre los quipos locales y los Europeos, principalmente a partir de los contratos de merchandising, de publicidades y de televisación. Todo esto posiciona a los clubes locales ante la obligación de vender para equilibrar las cuentas, y de esto no escapa ningún conjunto

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Las actividades deportivas han acompañado la historia de las diferentes sociedades. Tanto las antiguas civilizaciones de oriente, como la europea y los pueblos aborígenes americanos han tenido dentro de sus culturas, prácticas deportivas. El deporte, en sus inicios, consistía en actividades para el ocio y la recreación, sin embargo, desde fines del siglo XIX, con el avance del capitalismo se produjo un cambio en las diferentes competencias deportivas. El deporte pasó a profesionalizarse. La profesionalidad en el deporte se convirtió en algo común, conforme aumentaba la popularidad de los mismos, aumentaba el número de seguidores de los atletas. Los medios de comunicación contribuyeron a que el fenómeno deportivo tenga un alcance global. Conjuntamente con ese crecimiento global del deporte, se fue dando el progreso de los medios de comunicación a la par de la instauración y consolidación del capitalismo como sistema económico hegemónico. Esos dos factores fueron sin duda los principales detonadores de un fenómeno, mediático y consumista, que hasta hoy en día se encuentra en su total apogeo. En la sociedad capitalista el deporte se convierte en una mercancía más, los atletas son mercancías, todos los implementos deportivos como la ropa, el calzado, las instalaciones deportivas, etc. son mercancías, el espectáculo de-

portivo en sí mismo es una mercancía. Por lo tanto, si son mercancías tienen una utilidad (valores de uso) y además poseen valor (valor de cambio) y son susceptibles de ser cambiadas por otras mercancías, o sea, de ser comercializados La estrella deportiva, el campeón, en su origen no es nada más que un individuo cualquiera, que se destaca del resto de los mortales por una habilidad excepcional, los campeones son héroes populares porque, salvo raras excepciones, proceden de un origen modesto. Además, triunfan, alcanzan el éxito por procedimientos leales y que parecen posibles para todos: un buen físico, destreza, rapidez, fuerza, tenacidad y, también una dosis de suerte. Esta élite es tomada como punto de referencia, el magnetismo, la seducción que ejerce sobre las multitudes es de tan gran magnitud que se les observa, se les sigue, se les imita en sus gestos, en sus palabras y hasta en su forma de vestir. Para que el deportista se transforme en un estereotipo del héroe popular ha sido necesario que su imagen se cristalice en una historia que todos puedan contar, las proezas de un hombre ordinario, de un hombre anónimo que, careciendo de todo privilegio de nacimiento, logra escapar al destino colectivo de sus semejantes, para construirse una historia por sí mismo.

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Pero este esquema que nos plantea es sólo a modo teórico, y nos propone luego hacer una visión de los partidos políticos más importantes del país para encontrar que no son los que tienen una de las anteriores características, sino los que pudieron reunir el conjunto de ellas, permaneciendo estrategias y estructuras propias de la modernidad en la época posmoderna. De esto último se desprende que existe la posibilidad de la presencia de estructuras sólidas en un contexto líquido. Podemos pensar por lo tanto que los clubes de fútbol manteniendo la estructura que los vincula con sus socios atesoran una estructura moderna o sólida que se vincula con estrategias posmodernas o líquidas (las ventas de jugadores, el cobro por los derechos televisivos, etc.). Lo permanente, lo fijo, lo invariable para los hinchas del fútbol argentino es el club que, sienten, les pertenece, generando un espacio donde la identidad no corre los riesgos cambiantes de lo impredeciblemente variable. Allí conviven a su vez el mecanismo de asociación propia de una época de identidades firmes que implicaban la adhesión e incluso la financiación de una estructura institucional con la masividad de los medios de comunicación que transmiten los partidos en vivo y en directo. Comparten el rito de comunión de asistencia al estadio, similar a los actos masivos propios de los partidos de masas, con la difusión a través de las redes sociales y la conexión interactiva que permite internet. En esta supervivencia y complementariedad de experiencias que combina elementos sólidos con propuestas líquidas y veloces encontramos una clave para la comprensión de la particularidad

que ofrecen los clubes de fútbol como reserva y persistencia de la identidad, adaptándose a la modernidad líquida sin dejar de lado las formas tradicionales y brindando una oferta de un marco identitario inclusivo y de masas que no se encuentra en otros colectivos. Esto posibilita la continuidad y la intensidad de un fenómeno particular que exacerba los rasgos identitarios en un país donde ser hincha de un equipo de fútbol es una de las pocas formas de identidad que aseguran un futuro en las buenas y en las malas mucho más. Bibliografía: Alabarces, P. (2004). Crónicas del Aguante. Fútbol, Violencia y Política. Buenos Aires: Capital Intelectual. Alabarces, Pablo (2014). Heroes, machos y patriotas. El fútbol entre la violencia y los medios. Buenos Aires: Aguilar, Altea, Taurus, Alfaguara, S.A. Alabarces, P. (2002/2006). Fútbol y Patria (2° ed.). Buenos Aires: Prometeo Libros. Bauman Z. (2000). “Acerca de lo leve y lo líquido” en La Modernidad Líquida. Buenos Aires. Ed F.C.E. Caparrós, M. (2004). Boquita. Buenos Aires: Planeta. Pousadella, I. (2004). “Los partidos políticos han muerto. ¡Larga vida a los partidos!” en Cheresky, I. y Pousadella I., ¿Qué cambió en la política argentina? Elecciones, institucionesy ciudadanía en perspectiva comparada. Buenos Aires: Homos Sapiens. Svampa M. (2005). La sociedad excluyente. La Argentina bajo el signo del neoliberalismo. Buenos Aires: Taurus. Cap. 1.

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argentino. Sólo a modo de ejemplo, en la Copa del Mundo de 1978 sólo un jugador del plantel seleccionado jugaba en el exterior (Mario Kempes, en el Valencia de España), mientras que en el campeonato de año 2002 la cifra se invierte y sólo dos jugadores trabajaban en el fútbol local (Ariel Ortega y Claudio Husaín, ambos en River Plate), número que se confirma con sólo tres jugadores del fútbol argentino en los seleccionados de 2006 y 2014 y seis en 2010, destacando que en la mayoría de los casos estos fueron suplentes y no vieron minutos de juegos durante la Copa. Esta reducción simplificada (sumada a la generalmente a la mala administración de los clubes en estos los últimos años) es la base sobre la cual los equipos cambian constantemente de jugadores, perdiendo el trabajo a largo plazo y el establecimiento de una base sólida. Situación que difiere mucho con aquella vivenciada en una época donde muy pocos jugadores emigraban y los cambios internos eran mucho menores, siendo costumbre los equipos que permanecían a través de los años y los jugadores que jugaban toda su carrera en la misma institución (pensemos en Bochini, Rattín, etc.). Pero a su vez existe un fenómeno subjetivo que lleva a esta dinámica y que es tanto producto como causa, en forma de la más pura dialéctica, de esta fluidez contractual. Este es el de la intensión del jugador, provocada generalmente por la necesidad de escapar de un futuro de miseria, el apuro ante la inseguridad que generan las lesiones (que pueden terminar una carrera en cualquier momento) y una vanagloria que nos llega principalmente desde los

medios sobre los propios jugadores de fútbol. Con esto queremos decir una puesta en escena del jugador de club europeo co1mo modelo a seguir socialmente, como ejemplo del éxito (las mujeres los desean, los hombres los envidian, tienen fama, dinero, autos y son grandes jugadores de futbol, algo así como la idealización del hombre que nos presenta la sociedad moderna). Una idea de que consiguieron ese éxito por mérito propio y sin causales externos o estructurales y la posibilidad a través de la televisión e internet de llegar a todo el mundo y multiplicar año a año el mercado que posiciona a los deportistas en un pedestal: son los nuevos modelos, los líderes de las marcas y su imagen recorre el planeta en la promoción de todo tipo de productos. Por todo esto nuestros jóvenes buscan la posibilidad de la emigración antes incluso de llegar a primera división. Tan perverso es el negocio que niños y adolescentes de doce o trece años ya cuentan con su propio representante, ya se compran o venden sus pases, a pesar de cualquier prohibición que rija sobre el trabajo infantil.

Pero hay mucho más que lo que atañe a lo estrictamente a los jugadores. Están los periodistas, las cadenas de noticias

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(que en la Argentina incluye varios canales dedicados estrictamente al deporte y particularmente al fútbol) y su necesidad de contar ayer lo que sucederá mañana porque “se deben al público” y no al capital que los sustenta. Incluimos también a las grandes empresas de indumentaria deportiva que promueven el cambio constante. Las camisetas de los clubes se renuevan cada temporada y sólo vale tener la última, los botines nuevos son los mejores y estás obligado a tenerlos ya. Y son muchos más los negocios que rodean al fútbol y dejan mucha tela para cortar: representantes, empresarios, intermediarios, casas de apuestas y otros tantos. Por lo que vemos lo variable y cambiante excede enormemente lo deportivo, creándose así una liquidez total por sobre todo lo que incluye al mundo del fútbol, liquidez que es a su vez punto de partida y de llegada de su propia reproducción, profundizando sus consecuencias y sus causas. Hinchas de la hinchada Sin embargo, ante semejante panorama desolador, cambiante, en el que los expertos nos dicen día a día (irónicamente por TV) que el fútbol nuestro es el peor que hemos visto y auguran una regresión constante, los estadios se llenan todos los domingos y es cada vez más la gente que sigue a sus equipos y más fervorosa la pasión del hincha. En Europa, por ejemplo, se vive como un espectáculo: en tanto se disfrute ver el “buen juego” del equipo se va al estadio, cuando el equipo juega mal no. En Italia, por caso, los estadios están cada vez más vacíos. El propio Barce-

lona sufrió a comienzos de 2015 una crisis por la poca presencia de público en el Camp Nou que, con capacidad para más de ochenta mil personas no superaba en promedio a las veintisiete mil por partido.

En contraposición, en nuestro país, hemos escuchado en numerosas oportunidades que ante equipos que no obtienen buenos resultados ni despliegan buen futbol los fanáticos se vuelven “hinchas de la hinchada”. Un término que refiere a la exaltación del elemento que encuentran como identificación, aquello que, a pesar de tantos cambios no pueden perder. En el contexto de la incertidumbre de lo fluido los simpatizantes destacan aquello que les permite permanecer ligados a una identidad, aquello invariable frente a los cambios del flexible presente. “Las hinchadas se perciben a sí mismas como el único custodio de la identidad; como el único actor que no produce ganancias económicas, pero que produce ganancias simbólicas y pasionales.” (P. Alabarces, 2004, 79) nos remarca Pablo Alabarces, especialista en estudios al respecto. En este marco los hinchas, como guardianes de esa identidad, recrean ritos y fórmulas. Generan de ese modo

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un mito que asume, en primer lugar, la influencia indiscutible de su accionar sobre el resultado y, especialmente, el aumento de la autopercepción de una responsabilidad militante que remarca la obligación de ir a la cancha como afirmación de ese pacto pasional que garantiza la pureza de la identidad. Alabarces presenta algunas propuestas para comprender la razón por la que esta identidad se ve reforzada aún en los momentos en que las identidades tradicionales perdieron la fuerza de identificación en el fluir de una modernidad líquida. En principio la facilidad del sacrificio que requiere (como mínimo) sólo una inversión de pasión y asegura miles e incluso millones de compañeros de manera instantánea. Sumado a esto la cultura del aguante como cultura hegemónica en el fútbol argentino remarca la fidelidad como prueba de la posesión del capital aguante para la gran mayoría de los hinchas. Entendiendo además a esa fidelidad como capacidad para soportar cualquier condición o sufrimiento. Se crean relatos en torno a ello como forma de certificar un capital que debe ser constantemente revalidado, por lo que una sola ausencia en la cancha podría probar la falta de aguante y fanatismo, reforzando el mito de presencia e identidad. El aguante no basta “tenerlo”, debe ser reconocido y por ello probado frente a los demás. La popularización de videos o fotos en los estadios a través de las redes sociales, por ejemplo, juga el rol de demostración pública de ese capital. A su vez, la narración periodística por la que pasa la centralidad de la identidad futbolera corre el eje del deporte en sí mismo y se enfoca

en el relato del público, sus acciones, sus prácticas. Realza, de esa manera, el papel de los mismos reproduciendo el lugar de los hinchas como figura idealizada que resguarda la pureza y la supuesta esencia de un fútbol desintegrado por la lógica mercantil. Al mismo tiempo repite la lógica hegemónica del aguante, incluso situándose en muchos casos como jurado, reconociendo el aguante o la falta de este en cada uno de los casos. Convivencia de estrategias Me parece interesante retomar para complejizar esta idea una propuesta de Inés Pousadela (I. Pousadela, 2004). Ella sugiere que los partidos políticos en la argentina reúnen distintas estrategias que identifica principalmente ligadas a distintos períodos históricos. Entre los años 1830 y 1890 aproximadamente habrían existido partidos de notables. A mediados del Siglo XX, en cambio, los partidos priorizarían una organización de masas, sólida, territorial, programática, con líderes carismáticos. Y por último en la actualidad primarían los partidos de cartel, con una gran construcción a través de los medios.

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(que en la Argentina incluye varios canales dedicados estrictamente al deporte y particularmente al fútbol) y su necesidad de contar ayer lo que sucederá mañana porque “se deben al público” y no al capital que los sustenta. Incluimos también a las grandes empresas de indumentaria deportiva que promueven el cambio constante. Las camisetas de los clubes se renuevan cada temporada y sólo vale tener la última, los botines nuevos son los mejores y estás obligado a tenerlos ya. Y son muchos más los negocios que rodean al fútbol y dejan mucha tela para cortar: representantes, empresarios, intermediarios, casas de apuestas y otros tantos. Por lo que vemos lo variable y cambiante excede enormemente lo deportivo, creándose así una liquidez total por sobre todo lo que incluye al mundo del fútbol, liquidez que es a su vez punto de partida y de llegada de su propia reproducción, profundizando sus consecuencias y sus causas. Hinchas de la hinchada Sin embargo, ante semejante panorama desolador, cambiante, en el que los expertos nos dicen día a día (irónicamente por TV) que el fútbol nuestro es el peor que hemos visto y auguran una regresión constante, los estadios se llenan todos los domingos y es cada vez más la gente que sigue a sus equipos y más fervorosa la pasión del hincha. En Europa, por ejemplo, se vive como un espectáculo: en tanto se disfrute ver el “buen juego” del equipo se va al estadio, cuando el equipo juega mal no. En Italia, por caso, los estadios están cada vez más vacíos. El propio Barce-

lona sufrió a comienzos de 2015 una crisis por la poca presencia de público en el Camp Nou que, con capacidad para más de ochenta mil personas no superaba en promedio a las veintisiete mil por partido.

En contraposición, en nuestro país, hemos escuchado en numerosas oportunidades que ante equipos que no obtienen buenos resultados ni despliegan buen futbol los fanáticos se vuelven “hinchas de la hinchada”. Un término que refiere a la exaltación del elemento que encuentran como identificación, aquello que, a pesar de tantos cambios no pueden perder. En el contexto de la incertidumbre de lo fluido los simpatizantes destacan aquello que les permite permanecer ligados a una identidad, aquello invariable frente a los cambios del flexible presente. “Las hinchadas se perciben a sí mismas como el único custodio de la identidad; como el único actor que no produce ganancias económicas, pero que produce ganancias simbólicas y pasionales.” (P. Alabarces, 2004, 79) nos remarca Pablo Alabarces, especialista en estudios al respecto. En este marco los hinchas, como guardianes de esa identidad, recrean ritos y fórmulas. Generan de ese modo

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un mito que asume, en primer lugar, la influencia indiscutible de su accionar sobre el resultado y, especialmente, el aumento de la autopercepción de una responsabilidad militante que remarca la obligación de ir a la cancha como afirmación de ese pacto pasional que garantiza la pureza de la identidad. Alabarces presenta algunas propuestas para comprender la razón por la que esta identidad se ve reforzada aún en los momentos en que las identidades tradicionales perdieron la fuerza de identificación en el fluir de una modernidad líquida. En principio la facilidad del sacrificio que requiere (como mínimo) sólo una inversión de pasión y asegura miles e incluso millones de compañeros de manera instantánea. Sumado a esto la cultura del aguante como cultura hegemónica en el fútbol argentino remarca la fidelidad como prueba de la posesión del capital aguante para la gran mayoría de los hinchas. Entendiendo además a esa fidelidad como capacidad para soportar cualquier condición o sufrimiento. Se crean relatos en torno a ello como forma de certificar un capital que debe ser constantemente revalidado, por lo que una sola ausencia en la cancha podría probar la falta de aguante y fanatismo, reforzando el mito de presencia e identidad. El aguante no basta “tenerlo”, debe ser reconocido y por ello probado frente a los demás. La popularización de videos o fotos en los estadios a través de las redes sociales, por ejemplo, juga el rol de demostración pública de ese capital. A su vez, la narración periodística por la que pasa la centralidad de la identidad futbolera corre el eje del deporte en sí mismo y se enfoca

en el relato del público, sus acciones, sus prácticas. Realza, de esa manera, el papel de los mismos reproduciendo el lugar de los hinchas como figura idealizada que resguarda la pureza y la supuesta esencia de un fútbol desintegrado por la lógica mercantil. Al mismo tiempo repite la lógica hegemónica del aguante, incluso situándose en muchos casos como jurado, reconociendo el aguante o la falta de este en cada uno de los casos. Convivencia de estrategias Me parece interesante retomar para complejizar esta idea una propuesta de Inés Pousadela (I. Pousadela, 2004). Ella sugiere que los partidos políticos en la argentina reúnen distintas estrategias que identifica principalmente ligadas a distintos períodos históricos. Entre los años 1830 y 1890 aproximadamente habrían existido partidos de notables. A mediados del Siglo XX, en cambio, los partidos priorizarían una organización de masas, sólida, territorial, programática, con líderes carismáticos. Y por último en la actualidad primarían los partidos de cartel, con una gran construcción a través de los medios.

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Pero este esquema que nos plantea es sólo a modo teórico, y nos propone luego hacer una visión de los partidos políticos más importantes del país para encontrar que no son los que tienen una de las anteriores características, sino los que pudieron reunir el conjunto de ellas, permaneciendo estrategias y estructuras propias de la modernidad en la época posmoderna. De esto último se desprende que existe la posibilidad de la presencia de estructuras sólidas en un contexto líquido. Podemos pensar por lo tanto que los clubes de fútbol manteniendo la estructura que los vincula con sus socios atesoran una estructura moderna o sólida que se vincula con estrategias posmodernas o líquidas (las ventas de jugadores, el cobro por los derechos televisivos, etc.). Lo permanente, lo fijo, lo invariable para los hinchas del fútbol argentino es el club que, sienten, les pertenece, generando un espacio donde la identidad no corre los riesgos cambiantes de lo impredeciblemente variable. Allí conviven a su vez el mecanismo de asociación propia de una época de identidades firmes que implicaban la adhesión e incluso la financiación de una estructura institucional con la masividad de los medios de comunicación que transmiten los partidos en vivo y en directo. Comparten el rito de comunión de asistencia al estadio, similar a los actos masivos propios de los partidos de masas, con la difusión a través de las redes sociales y la conexión interactiva que permite internet. En esta supervivencia y complementariedad de experiencias que combina elementos sólidos con propuestas líquidas y veloces encontramos una clave para la comprensión de la particularidad

que ofrecen los clubes de fútbol como reserva y persistencia de la identidad, adaptándose a la modernidad líquida sin dejar de lado las formas tradicionales y brindando una oferta de un marco identitario inclusivo y de masas que no se encuentra en otros colectivos. Esto posibilita la continuidad y la intensidad de un fenómeno particular que exacerba los rasgos identitarios en un país donde ser hincha de un equipo de fútbol es una de las pocas formas de identidad que aseguran un futuro en las buenas y en las malas mucho más. Bibliografía: Alabarces, P. (2004). Crónicas del Aguante. Fútbol, Violencia y Política. Buenos Aires: Capital Intelectual. Alabarces, Pablo (2014). Heroes, machos y patriotas. El fútbol entre la violencia y los medios. Buenos Aires: Aguilar, Altea, Taurus, Alfaguara, S.A. Alabarces, P. (2002/2006). Fútbol y Patria (2° ed.). Buenos Aires: Prometeo Libros. Bauman Z. (2000). “Acerca de lo leve y lo líquido” en La Modernidad Líquida. Buenos Aires. Ed F.C.E. Caparrós, M. (2004). Boquita. Buenos Aires: Planeta. Pousadella, I. (2004). “Los partidos políticos han muerto. ¡Larga vida a los partidos!” en Cheresky, I. y Pousadella I., ¿Qué cambió en la política argentina? Elecciones, institucionesy ciudadanía en perspectiva comparada. Buenos Aires: Homos Sapiens. Svampa M. (2005). La sociedad excluyente. La Argentina bajo el signo del neoliberalismo. Buenos Aires: Taurus. Cap. 1.

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argentino. Sólo a modo de ejemplo, en la Copa del Mundo de 1978 sólo un jugador del plantel seleccionado jugaba en el exterior (Mario Kempes, en el Valencia de España), mientras que en el campeonato de año 2002 la cifra se invierte y sólo dos jugadores trabajaban en el fútbol local (Ariel Ortega y Claudio Husaín, ambos en River Plate), número que se confirma con sólo tres jugadores del fútbol argentino en los seleccionados de 2006 y 2014 y seis en 2010, destacando que en la mayoría de los casos estos fueron suplentes y no vieron minutos de juegos durante la Copa. Esta reducción simplificada (sumada a la generalmente a la mala administración de los clubes en estos los últimos años) es la base sobre la cual los equipos cambian constantemente de jugadores, perdiendo el trabajo a largo plazo y el establecimiento de una base sólida. Situación que difiere mucho con aquella vivenciada en una época donde muy pocos jugadores emigraban y los cambios internos eran mucho menores, siendo costumbre los equipos que permanecían a través de los años y los jugadores que jugaban toda su carrera en la misma institución (pensemos en Bochini, Rattín, etc.). Pero a su vez existe un fenómeno subjetivo que lleva a esta dinámica y que es tanto producto como causa, en forma de la más pura dialéctica, de esta fluidez contractual. Este es el de la intensión del jugador, provocada generalmente por la necesidad de escapar de un futuro de miseria, el apuro ante la inseguridad que generan las lesiones (que pueden terminar una carrera en cualquier momento) y una vanagloria que nos llega principalmente desde los

medios sobre los propios jugadores de fútbol. Con esto queremos decir una puesta en escena del jugador de club europeo co1mo modelo a seguir socialmente, como ejemplo del éxito (las mujeres los desean, los hombres los envidian, tienen fama, dinero, autos y son grandes jugadores de futbol, algo así como la idealización del hombre que nos presenta la sociedad moderna). Una idea de que consiguieron ese éxito por mérito propio y sin causales externos o estructurales y la posibilidad a través de la televisión e internet de llegar a todo el mundo y multiplicar año a año el mercado que posiciona a los deportistas en un pedestal: son los nuevos modelos, los líderes de las marcas y su imagen recorre el planeta en la promoción de todo tipo de productos. Por todo esto nuestros jóvenes buscan la posibilidad de la emigración antes incluso de llegar a primera división. Tan perverso es el negocio que niños y adolescentes de doce o trece años ya cuentan con su propio representante, ya se compran o venden sus pases, a pesar de cualquier prohibición que rija sobre el trabajo infantil.

Pero hay mucho más que lo que atañe a lo estrictamente a los jugadores. Están los periodistas, las cadenas de noticias

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de la vida, signadas por el trabajo precarizado, en negro y principalmente temporal, la de no-ser sino estar, la del cambio permanente, impredecible. Allí donde el empleo no es seguro ni fijo tampoco lo es el territorio, con migraciones provocadas por las crisis económicas. Ni la ideología política, ya que la imposibilidad del contacto a largo plazo y la competencia atentan contra el poder de establecimiento de los sindicatos, centrales en la formación y militancia política de la clase trabajadora en las décadas anteriores. De la mano del cambio territorial se produce un cambio en algunas costumbres y tradiciones ajironándose a las nuevas latitudes. El pasado es nostalgia, el futuro es incertidumbre y lo único que queda allí donde las identidades se pierden en la liquidez de lo dinámico es el club de fútbol. “En una sociedad absolutamente desintegrada (…) un equipo de fútbol es una de las pocas cosas que se comparten todavía.” Nos remarca Caparrós. Y agrega: “los argentinos, que nunca hemos tenido tantas diferencias como ahora, nos hacemos hinchas de un club para conseguir un espacio de identidad” (M. Caparrós, 2004, p.38). El fútbol líquido El mundo del fútbol sin embargo, no es una isla que exista por fuera de esta realidad social. Podemos ver, entonces, que este campo concentra un sinnúmero de elementos líquidos y cambiantes. Vamos a lo primero y fundamental de este juego que son los jugadores. Las demandas del mercado internacional provocan una sangría total de talentos. Cualquier joven que lle-

el deporte, en tiempos del capitalismo Myrian Núñez

ga a primera división tiene la intención inmediata de inmigrar hacia el viejo continente o en su defecto a México, Brasil, Arabia Saudita u otro destino que les garantice bienestar económico y que los “salve” a ellos y sus familias. Aquí encontramos dos elementos. El primero es el estructural, y es el que se establece en una relación dependiente de nuestros clubes para con el exterior. Acá los clubes siguen siendo asociaciones sin fines de lucro y le pertenecen a sus socios, permanece la misma estructura que hace poco más de un siglo cuando surgían los primeros equipos, y sobre esto ahondaremos luego. Pero vale la comparación con los cuadros del exterior (incluyendo Brasil y algunos chilenos) que son instituciones privadas cuyos dueños muchas veces poseen millones de millones y los utilizan para jerarquizar sus planteles a base de comprar jugadores de lo que sigue siendo el granero del mundo, Sudamérica. Esta diferencia resulta fundamental, y se suma a la distancia elemental que se configura a través partir de la desigualdad de caudales económicos entre los quipos locales y los Europeos, principalmente a partir de los contratos de merchandising, de publicidades y de televisación. Todo esto posiciona a los clubes locales ante la obligación de vender para equilibrar las cuentas, y de esto no escapa ningún conjunto

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Las actividades deportivas han acompañado la historia de las diferentes sociedades. Tanto las antiguas civilizaciones de oriente, como la europea y los pueblos aborígenes americanos han tenido dentro de sus culturas, prácticas deportivas. El deporte, en sus inicios, consistía en actividades para el ocio y la recreación, sin embargo, desde fines del siglo XIX, con el avance del capitalismo se produjo un cambio en las diferentes competencias deportivas. El deporte pasó a profesionalizarse. La profesionalidad en el deporte se convirtió en algo común, conforme aumentaba la popularidad de los mismos, aumentaba el número de seguidores de los atletas. Los medios de comunicación contribuyeron a que el fenómeno deportivo tenga un alcance global. Conjuntamente con ese crecimiento global del deporte, se fue dando el progreso de los medios de comunicación a la par de la instauración y consolidación del capitalismo como sistema económico hegemónico. Esos dos factores fueron sin duda los principales detonadores de un fenómeno, mediático y consumista, que hasta hoy en día se encuentra en su total apogeo. En la sociedad capitalista el deporte se convierte en una mercancía más, los atletas son mercancías, todos los implementos deportivos como la ropa, el calzado, las instalaciones deportivas, etc. son mercancías, el espectáculo de-

portivo en sí mismo es una mercancía. Por lo tanto, si son mercancías tienen una utilidad (valores de uso) y además poseen valor (valor de cambio) y son susceptibles de ser cambiadas por otras mercancías, o sea, de ser comercializados La estrella deportiva, el campeón, en su origen no es nada más que un individuo cualquiera, que se destaca del resto de los mortales por una habilidad excepcional, los campeones son héroes populares porque, salvo raras excepciones, proceden de un origen modesto. Además, triunfan, alcanzan el éxito por procedimientos leales y que parecen posibles para todos: un buen físico, destreza, rapidez, fuerza, tenacidad y, también una dosis de suerte. Esta élite es tomada como punto de referencia, el magnetismo, la seducción que ejerce sobre las multitudes es de tan gran magnitud que se les observa, se les sigue, se les imita en sus gestos, en sus palabras y hasta en su forma de vestir. Para que el deportista se transforme en un estereotipo del héroe popular ha sido necesario que su imagen se cristalice en una historia que todos puedan contar, las proezas de un hombre ordinario, de un hombre anónimo que, careciendo de todo privilegio de nacimiento, logra escapar al destino colectivo de sus semejantes, para construirse una historia por sí mismo.

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Sin embargo, estudiosos del tema señalan, que como espectáculo y mercancía, el campeón es un artículo más que se fabrica, se comercializa e intercambia cuando ya no produce las ganancias requeridas. Cabe destacar que los máximos rendimientos de estos campeones son cortos, “su vida útil” es corta, aumentando el nivel de riesgo. Por otro lado, se le exigen al campeón nuevas jugadas, nuevos movimiento nuevos riesgos, por encima de lo humano, que pone en peligro su propia vida. El deporte suscita, emociones, entusiasmo y pasión, el espectáculo deportivo alberga también muchos símbolos con los cuales los seguidores y fanáticos se identifican y los idolatran. Todos los equipos tienen sus emblemas, escudos, banderines, cánticos, y según su nivel de popularidad, hay empresas que adquieren los derechos de su comercialización. Los estadios, las camisetas de los deportistas, los suelos de los gimnasios, los instrumentos deportivos, todos o casi todos, son adquiridos por las empresas, las cuales no escatiman el más mínimo esfuerzo para colocar sus fir-

mas en cualquier espacio que le genere alguna ganancia. Bajo el capitalismo, el deportista se aliena, los espectadores se alienan, aparecen las apuestas, dónde los simpatizantes se endeudan y los deportistas son enfrentados como gladiadores en el circo romano. Al generalizarse y extenderse la producción y circulación de las mercancías, crece el poder del dinero. Todo se puede comprar y vender, el deportista, su actividad, su producto se convierten en mercancías, valores y plusvalía, su energía, su fuerza de trabajo, es productora de cuantiosas ganancias, que van a parar al bolsillo de los capitalistas. Como lo expresara acertadamente, Eduardo Galeano: “Los empresarios lo compran, lo venden, lo prestan; y él se deja llevar a cambio de la promesa de más fama y más dinero. Cuanto más éxito tiene, y más dinero gana, más preso está. Sometido a una disciplina militar, sufre cada día el castigo de los entrenamientos feroces y se somete a los bombardeos de analgésicos y las infiltraciones de cortisona que olvidan el dolor y mienten la salud…”. (“El fútbol a sol y sombra”, 1995).

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ser hincha en la modernidad líquida Sebastián G. Rosa La modernidad líquida Lo que desata este artículo es una pregunta, la pregunta por la identidad. Y sobre la identidad en el fútbol en la argentina actual. Y lo que intentaré es desandar sobre esta pregunta e intentar encontrar algunas ideas que colaboren para encontrar una respuesta. Lo primero que surge entonces es reflexionar sobre la identidad, pero no cualquier identidad, sino la identidad en lo que Bauman denomina modernidad líquida. Retomamos este concepto que identifica la modernidad posterior a los años ochenta como un momento signado por lo cambiante. La característica esencial de los fluidos, y por ende de este tipo social es la de sufrir un cambio continuo, su movilidad, el hecho de no permanecer sino transitar. En lo que al individuo en particular y la identidad se refiere entendemos que “en este momento salimos de la época de los grupos de referencia preasignados para desplazarnos hacia una era de comparación universal en la que el desino de la labor de construcción individual está endémica e irremediablemente indefinido, no dado de antemano y tiende a pasar por numerosos y profundos cambios antes de alcanzar su único final verdadero: el final de la vida del individuo” (Z. Bauman, 2000, p.). Se destaca entonces la idea de la existencia en tiempos pasados (los que referiremos en términos de Bauman

como modernidad sólida) de una identidad individual conformada por una multiplicidad de identidades que confluyen, entendiendo sin embargo que entre éstas tiene un rol central aquella ligada a la identidad laboral. Así, era fácil reconocerse como trabajador de la industria textil, contador, dentista o sastre, y todo ello vinculado a un territorio (conurbano bonaerense, ciudad de La Plata, San Salvador de Jujuy, Junín, etc.), una ideología política generalmente ligada a un partido (PJ, UCR), a tradiciones (culturales, propias de los padres/abuelos inmigrantes), un pasado, un futuro (como promesa, como estabilidad) y a un equipo de fútbol. Eran estas afirmaciones, de las que uno formaba parte, las que definían el ser o no ser. Sin embargo los cambios impulsados desde los años setenta y exacerbados por el modelo neoliberal de los años noventa, trastocaron esta forma de concebir la identidad, dando paso a un proceso que Maristella Svampa marca como “descolectivización”, una etapa marcada por la “pérdida de los soportes colectivos que configuraban la identidad del sujeto (sobre todo referidos al mundo del trabajo y la política)” (M. Svampa, 2005, p.47), como máxima expresión de la experiencia de esa modernidad líquida. Es ésta la característica esencial en el fin de la era del pleno empleo y las nuevas reglas del mercado laboral y

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el mundo de la danza: ¿arte o deporte? ¿cuerpo o alma? Jessica Sheila Miño Chiappino La sensibilidad…debe ser la base de toda ciencia (C. Marx)

El análisis de una sociología deportiva implica también llevarnos a reflexionar sobre nuestros cuerpos. El cuerpo suele tomarse como un recipiente, una herramienta o medio en desconexión con nuestros sentimientos y mente. Y viceversa, solemos utilizar continuamente, sobre todo en los ámbitos académicos y cotidianos nuestra mente por separado de nuestro cuerpo. Suele pensarse una sociología de los cuerpos, aunque no posee mucha existencia analítica en los ámbitos académicos, por separado a la sociología de las emociones. Quizá esto nos ha llevado a muchos de nosotros a indagar y buscar diversos ámbitos que nos permitan una plena y mayor expresión corporal, un lenguaje corporal. Existe un dualismo entre mente y cuerpo, que el capitalismo ha sabido utilizar en su disociación a través del “secuestro de los cuerpos” por medio de la mente y el trabajo inmaterial. Este “secuestro corporal” permite una manera de gestionar individualidades por medio del manejo de los cuerpos. De aquí su necesidad de la creación de diversos dispositivos que produzcan determinadas prácticas, a través de la vigilancia continua de nuestros cuerpos y su castigo y sanción; surge así la necesidad de una “educación y

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disciplina corporal”. La expresión nos permite de esta manera un canal conductor entre nuestro estado y mundo interno con el afuera, a través de su exteriorización. La expresión es la ruta, la cual el cuerpo permite hacer visible un estado interno y subjetivo que en su esencia es invisible. En esta división entre cuerpo/alma, el mundo de la danza nos permite unirlos, a través de la conjunción de las sensibilidades y sentimientos artísticos por medio de acciones de destreza especificas realizadas con el cuerpo. ¿Arte o deporte? ¿Ambos?... Pero el mundo de la danza, es también un campo constituido por diferentes capitales culturales. En este sentido el capitalismo no sólo centra su actividad desde los cuerpos, sino sobre los mismos, para la generación del orden moral que debe construir. En este sentido el Ballet o danzas clásicas, ha cumplido al igual que la música clásica un papel histórico y dominante en el mundo simbólico del baile. El ballet se postula como la base técnica requerida de los conocimientos fundamentales y, por lo tanto, base de la mayoría de los estilos y diversos tipos de danza. El ballet, así, como una danza hege-

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mónica se ha proclamado dueña de los medios técnicos y fundamentales de los demás estilos de baile, desde las danzas jazz, hasta los ritmos urbanos como el Hip Hop, entre otros. Aun así a lo largo del transcurso del tiempo, si bien el ballet no perdió su posición privilegiada, han surgido diferentes apropiaciones, estilos y formas de mover nuestros cuerpos a ritmos musicales que han generado rupturas con el orden establecido. En la naciente modernidad se comienza a concebirse al cuerpo, a través de distintas teorías y concepciones, como una estructura rígida, sistematizada y organizada; donde el cuerpo era pensado meramente como herramienta o máquina, dotado por una mente pensante (alma). La era de la industrialización respondió en parte a esta concepción mecánica corporal.

La danza nos permitirá la generación de un lenguaje no verbal, que el movimiento corporal contiene. A través de su hegemonía y estructura sistemática y rígida del cuerpo, el Ballet se hará de distintas reglamentaciones, sobre todo en sus comienzos, de ciertas vestimentas, formas de actuar, gesticular, posicionarse corporalmente y moverse, fuertemente rígidas y estructurales: piernas rectas (o dobladas) pero siempre en posturas rígidas, espalda erecta, hombros bajos, cuellos estirado, brazos a la altura (estirados pero no mucho), como una figura geométrica. El rostro de los bailarines deben parecer “naturales” y rostros “sin esfuerzos”, es decir que, pese a las posiciones antinaturales o dolorozas y forzadas de los bailarines clásicos, como los pies en punta que son posiciones antinaturales del cuerpo, el rostro y espíritu deben permanecer intactos. Un día mi profesora me dijo: “No frunzas la boca y no mires hacia abajo, tenés que elevar la respiración hacia arriba del pecho mirando hacia delante y lo único que tiene que moverse son tus piernas, del torso hacia arriba como si fueras una roca”; pero que difícil se me hizo (se me hace), porque donde logro controlar una parte de mi cuerpo, otra parte de desvía de la regla. Sin embargo, es real que la danza clásica es impuesta como la base técnica, ya que sus formas estructurales, aun cambiando de baile, en muchos de ellos siguen presentes. De aquí que la educación corporal en la danza ha de generar en nuestra “memoria muscular”, una experiencia determinada de nuestro cuerpo que queda arraigada, más allá de sus cambios, a lo largo del

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habituales se abstrae de sus condiciones estructurantes, del habitudines que lo produce. En el terreno de los intercambios simbólicos se oculta el carácter estructurante de lo simbólico, el cual es indisociable del mismo. De esta manera de difumina el origen del antagonismo inherente a la identidad (trabajo-capital), se invisibiliza el conflicto y el origen de la dominación simbólica y su imposición violenta. Pero el mundo simbólico no es solamente un reflejo de las estructuras materiales. Esta perspectiva ignora cómo las producciones materiales, es decir sus producciones simbólicas, operan en sus efectos reales. De aquí que la riqueza de esta ten-

sión radique en desmitificar el carácter aparente y natural bajo el cual se presentan (es decir que no se presentan) las condiciones estructurales de la dominación. Estas estructuras moldean nuestras creencias, actitudes y cuerpos. Es un requisito dar cuenta del carácter social y simbólico en su producción material y estructural del antagonismo como arbitrariamente histórico. Dar cuenta de la dominación simbólica no indica olvidar sus condiciones estructurales de producción al mismo tiempo que, no olvidar las condiciones materiales estructurantes no implica olvidar el aspecto simbólico de la dominación, ambos son mutuamente inseparables.

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bajo, genera la pérdida de la existencia de un “otro responsable” por su capacidad y liderazgo otorgado por su poder; esto genera la desaparición (aparente) de la figura rígida del patrón. El nuevo liderazgo deja de actuar en base a la autoridad definida, deja de ser un patrón o “jefe” para pasar a ser un guía, un compañero de trabajo en conjunto en dirección a un objetivo productivo. El trabajador no puede así reconocer a su enemigo, y por lo tanto reconocerse así mismo como antagónico. Ahora el trabajador desconoce las condiciones estructurales de su existencia. Su identidad ya no se define en antagonismo a la del capital, desconoce a su enemigo, ni siquiera sabe si posee un enemigo. Así la responsabilidad rige a través de un sistema impersonalizado, gobernado por normativas estadarizadas y culpas personalizadas; donde se haya vigente un nuevo tipo de control, el control impersonalizado. La creciente creencia en la libertad opera más fuerte que nunca, y las cadenas que la obstaculizan son más re-

sistentes que nunca. Los intereses del capital no son vistos desde esta perspectiva como antagónicos, “El amo ya no dice: Pensad como yo o moriréis. Dice: Sois libres de pensad como yo” (A. Tocqueville, De la democracia en Amérique, París, 1864, 151). Pero, no olvidemos de que los trabajadores seguimos siendo libres, libres de toda posesión mercantil que no sea nada más que la venta de nuestra fuerza de trabajo en el mercado. La invisibilidad del antagonismo entre capital-trabajo no equivale a una igualdad en torno a las decisiones de dirección y poder, sino por el contrario a una reinante perpetuación de enemistad de estos dos actores (capital-trabajo/capitalista-trabajador), a partir de la imposibilidad de nuestro autoreconocimiento que refuerza una vieja creencia: la creencia de que somos libres cuanto más sometidos nos encontramos. El nuevo esclavo, juega así a ser amo. De esta manera en la sociedad del pospanóptico el control no vigila desde la institución de donde reposa. El control traspasa los límites de las fábricas e instituciones para controlar los flujos intercomunicacionales y personales, para regir en la vida misma. El poder sigue vigente en la posibilidad de acortar los tiempos y vínculos del ciclo productivo y laboral. El obrero no puede así reconocerse en el trabajo. De esta manera, el resultado del ciclo productivo y jornal no sólo pertenece en términos cuantitativos al capitalista, sino también en términos cualitativos: la simbología. El mundo simbólico de las prácticas

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tiempo, aun usándose en diferentes campos de la danza. Este Habitus es generado por el disciplinamiento de nuestra mente y nuestro cuerpo, necesariamente entrelazados en la danza. La mente y el alma, los sentimientos, son una necesidad para el bailarín, que permiten distinguir internamente los diferentes movimientos corporales (velocidad, rapidez, suavidad y ternura) a través de una expresión específica. Sin embargo la perfección en el mundo de la danza no requiere solamente de un cuerpo disciplinado con base técnica bajo control. La película del Cisne Negro nos dice “La perfección no es solamente el control, también requiere que te dejes ir”. La destreza, base técnica aprendida, es guardada por nuestra memoria muscular pero, otra cosa diferente es lo que se requiere y pretende del bailarín como personaje. En el escenario, por el contrario, lo requerido de un bailarín es que se despojen del control y se “dejen ir”, que no piensen en sus movimientos, sino que los sientan a través de la interpretación. En cuanto a la vestimenta y la apariencia de un bailarín clásico, deben estar formalmente peinados, las mujeres con el pelo tirante atado generalmente con moños de bailarina (rodetes) y generalmente polleras de tul infladas y los varones peinados hacia atrás bien tirantes también generalmente vestidos con pantalones y calzas. Pero como dije anteriormente han surgido y quebrantado el orden distintas apropiaciones y formas de bailar que han socavado las bases de la hegemonía única del ballet, aunque nunca

haya dejado de tener su estatus simbólico. En este caso Isadora Duncan, fue conocida por su innovadora técnica en el mundo de la danza, y su revolución hacia el orden establecido de las danzas clásicas de la época. Ella ha establecido las bases para la generación de las danzas contemporáneas del siglo XX.

Su baile cargado de movimientos libres, fluidos con gran pasión, han terminado con la rigidez del ballet. Isadora Duncan, fue pionera de un estilo revolucionario, bailando con su pelo suelto, sin maquillaje y descalza, algo inaudito para los protagonistas de aquella época. Ella rechazó las técnicas formales, abocándose a un estilo libre y natural, casi improvisado. Isadora convencida de que quien bailaba no era su cuerpo, sino su alma, el cuerpo proyectaba nada más que la sensibilidad de su alma y espíritu.

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jugando a la mancha en el penal (eh! eh! nosotros también participamos) la experiencia de un taller de expresión corporal en una unidad penitenciaria

Taller de la Unidad 9 Este año nos propusimos por primera vez crear un taller que tuviera como eje el trabajo del cuerpo dentro de la cárcel y la producción de subjetividades a partir de lo corpóreo. A dos meses de comenzado el taller, nos hemos topado con una serie de reflexiones, así como con códigos y concepciones emicas que no imaginábamos encontrar. Les pedimos a los participantes del taller que escribieran de manera colectiva sobre el cuerpo y el juego. A continuación les presentamos algo de lo que surgió en este ejercicio. Los usos del cuerpo En el mundo carcelario la burla y el etiquetamiento parecen ser los mecanismos mediante los cuales la población regula los usos del cuerpo, las posturas y las miradas. Todo lo que ocurre en un pabellón en términos físicos tiene un significado. Los cánones de masculinidad y de dureza deben ser seguidos a rajatabla. Quienes se aparten de los mismos serán colocados en los escalafones más bajos de la jerarquía carcelaria. En palabras de los pibes: La mirada dentro de la cárcel puede jugarte a favor o en contra, porque los de-

más internos también están mirando, a la defensiva. Decimos a favor, porque nos permite tener un panorama dentro de nuestro entorno y adaptarnos a cualquier tipo de situaciones. Decimos en contra porque te puede generar todo tipo de conflictos. La vestimenta también te puede jugar a favor o en contra. A favor, porque dentro de este entorno la ropa identifica al tipo de persona. En contra, porque algunos no tienen para acceder a la ropa de marca. En un lugar donde la comunicación verbal está altamente controlada, los cuerpos son los que hablan. Hablan sus marcas, sus tatuajes, sus cicatrices, sus ropas y formas de usar las mismas. Pero también hablan las miradas, las posturas y los gestos. Por esto, en la cárcel, el cuerpo es el espacio de la comunicación, del etiquetamiento y de la identidad imputada más que en ningún otro lado. El cuerpo condena, informa a todos los demás detenidos quién es uno, de donde viene, si amerita una paliza o el respeto de sus pares. La mirada de los otros A la hora de explicar los límites del juego dentro de la unidad penitencia-

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una apropiación por parte del capital no sólo del excedente generado por el trabajador durante la jornada laboral sino de la misma mercancía-trabajor en su total esencia, en cuerpo y alma. La empresa y el capital compran ante todo su potencialidad identitaria con los valores de la empresa. El consumo de esta mercancía fuerza de trabajo, no sólo supera los límites del mercado para trasladar su consumo a la esfera de la producción, sino que da un paso más: traspasa el ámbito de la producción para regir en todos los ámbitos de la vida y tiene una cualidad más, la del autoconsumirse a sí misma. El trabajo, así deja de ser una parte de nuestras vidas, para pasar a ser nuestra vida, a serlo todo. En cuanto al segundo tipo de subjetividad laboral, pertenece a aquellos trabajadores que no tienen el privilegio de pertenecer al mundo laboral “elite”, sino que responden a la versatilidad de los requisitos del mercado; el factor tiempo, pasa a ser una categoría rupturista, que divide un pasado de tiempo rígido, definido, continuo, rutinario, a un presente fluido, versátil, fragmentado y cambiante. Pero al perder la continuidad rutinaria no perdemos solo una rutina definida, implica perder una amplia gama de factores que dependían de esa continuidad. Este sector mayoritario de trabajadores se ven excluidos de la posibilidad de su identificación laboral con los valores empresariales. La continuidad definida es requisito para la constitución de nuestra identidad laboral fija, invariable, como para la conformación de un “otro” y de los lazos de confianza que se establecen

intersubjetivamente. El presente cambiante y su requisito versátil implica el desarrollo de la capacidad de un multifuncionalismo en los individuos, donde somos todo y nada al mismo tiempo. Nada, nada que pueda definirse y arraigarse rígidamente en la conformación identitaria de la actualidad. Los roles y funciones conforman una identidad pequeña y pasajera, no se encuentran ancladas en el tiempo. Pero con el carácter difuso de la identidad del trabajo se vuelven difusos al mismo tiempo los lazos que coordinan y estructuran a estas actividades. ¿Qué es lo que ocurre con el poder y la autoridad en el presente? El poder sigue operando por medio de diversos mecanismos, pero el dominio se vuelve crecientemente difuso e invisible, y en la mera apariencia la autoridad tiende a desaparecer. Esto puede verse expresado en los trabajadores de “elite” y la fuerza simbólica identitaria que esto conlleva. La creciente autonomía relativa que se les otorga a estos trabajadores, producto de las nuevas formas organizacionales del mundo del tra-

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Tiempos impersonales: identidad laboral e invisibilidad del antagonismo Jessica Miño Chiappino

En la actualidad la nueva organización del trabajo no sólo se sustenta en las técnicas de las ejecuciones, sino también en las “técnicas simbólicas”, las cuales han jugado históricamente, y por sobre todo estratégicamente en la actualidad, un papel importante en la conformación de la identidad laboral. Estas técnicas simbólicas están conformadas por un entramado complejo de estrategias que impactan en la construcción de la subjetividad por medio de la creación de una amplia gama de valores sociales que imperan e impactan fuertemente en la construcción de la identidad laboral. Al mismo tiempo, esta nueva organización rompe con la rigidez formalista y estática de la estructura organizacional tradicional del trabajo.

El modo operativo en la actualidad de la organización laboral se manifiesta de manera crecientemente fragmentada, por medio de cambios continuos y un tiempo de trabajo con duración determinada. Esto genera dos tipos distintos de organización laboral y por ende, dos tipos distintos de subjetividades que conviven en una misma realidad: los trabajadores de “elite” dotados de identidad laboral definida, fija, permanente y generalmente invariable; y por otro lado una población cada vez mayor de asalariados “externos” o “independientes”, sometidos a las nuevas lógicas organizacionales del mercado laboral versátil, cuyo tiempo de trabajo es inestable y totalmente variable a las condiciones y necesidades del mercado. Hablaremos ahora sobre los primeros. Los trabajadores pertenecientes al circulo “elite” manifiestan la potencialidad de un valor de uso de su fuerza de trabajo, que excede la creación de valor y materialidad: su potencialidad identitaria, la fuerza de lo simbólico. “La empresa compra ante todo a la persona y su devoción y no desarrolla sino a continuación la capacidad de trabajo abstracto de ella” (Gorz, “Miserias del presente, riqueza de lo posible”, pag.48). De esta manera se genera

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ria, los participantes del taller son categóricos: se juega en el taller, no en el pabellón. El estado de alerta constante frente a la percepción de los demás respecto del cuerpo propio hizo que el trabajo corporal requiriera la construcción de confianza dentro del grupo. En el taller tomamos mate y nos hace sentir en la calle nos permite interactuar con otros individuos y poder expresarnos con libertad y que, por las condiciones en las cuales estamos, debemos ser prudentes y reservados por las repercusiones de los otros internos que en muchos casos se puede derivar en un problema. En este espacio salimos del interno y en sí, volvemos a ser niños de vuelta y, a la vez, podemos reflexionar y analizar este contexto y podemos decir lo que sentimos sin represión. La lógica machista de la construcción de los sujetos se hace presente en la cárcel en su forma más extrema y, en el caso del juego, se vuelve aún más palpable. Participar o no de determinados juegos puede significar una modificación insalvable en el status del detenido. Dentro del espacio carcelario parece haber juegos permitidos y juegos no permitidos. El juego en la cárcel es una dispersión y una distracción para donde estamos. Podemos jugar pero en espacios reducidos por lo que dirán o cómo actuarán los otros internos hacia nosotros. Por cómo nos vieran. Más prejuicios que otra cosa, porque estos juegos como la mancha, el juego de la silla, etc. son normales jugarlos con hijos, sobrinos etc.

como jugamos en nuestros hogares y plazas. Aquí adentro están mal vistos como si fueran juegos de nenas y producen choque con otros internos. Todo esto lleva a un conflicto. Los juegos más frecuentes aquí adentro son futbol, paleta y tejo, de ahí no pasa, son los más populares y bien vistos. El juego como liberación Jugar también fue un desafío para lxs talleristas. Hasta aquí, el contenido de los talleres siempre había estado vinculado a materias de la carrera de sociología e historia, a la producción de contenidos comunicacionales o al debate. El uso del cuerpo siempre había estado presente como herramienta (utilizamos muchas dinámicas de educación popular), pero el cuerpo como eje organizador y la reflexión sobre el mismo era algo completamente nuevo. La posibilidad de realización de un taller de expresión corporal en un espacio que produce y reproduce cuerpos estáticos y monitorea los movimientos constantemente, fue desde el principio una incógnita para nosotrxs. Sin embargo, en poco tiempo los participantes se apropiaron completamente del taller.

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El juego es un estímulo corporal que ayuda a despejar la mente y a perder la vergüenza en un grupo dejamos de lado los prejuicios y es el momento que aprovechaos para desestructurarnos y sentirnos libres, el juego se configura como nuestro espacio de libertad. El juego se configura como un acto colectivo de creación, los sujetos son los propios protagonistas: cambian las reglas, las aceptan o reinventan el juego, donde predomina el modo lúdico con sus características permiso, confianza, ficción. En este sentido rompe por lo tanto con las lógicas carcelarias que pretenden un cuerpo inanimado, disciplinado y sujeto a las reglas. El cuerpo que se pone en juego se dispone como un espacio de resistencia contra las relaciones individualizantes y alienantes dentro del sistema. La subjetividad que se produce al jugar implica un ser lúdico, que no es natural y que se construye social y culturalmente, siendo propio de cada contexto. En este sentido, los escritos también dan cuenta de trayectorias de vida previas al encierro donde el juego ha brillado por su ausencia. Desde mi punto de vista el juego dentro del sistema penitenciario es muy importante porque nos permite des-

pejarnos y tener un poco de libertad corporal. Muchas veces nos cuesta desarrollar algunos tipos de juegos por el hecho de que ninguno viene a la cárcel con el pensamiento de jugar. Pero nosotros tuvimos la suerte de conocer a Atrapamuros que nos permitió desarrollar juegos como el juego de la silla, la mancha y otro tipo de juegos los cuales no son tan comunes de jugar dentro del sistema, y cuando digo dentro del sistema no me refiero al sistema carcelario solo, sino a todo el sistema. Creo que en la calle también el sistema nos oprime a no dejarnos desarrollar tales tipos de actividades por el hecho o de que la clase baja no tiene tiempo de pensar en jugar. Por ejemplo mi caso y el de muchos que en vez de poder jugar una mancha o un juego de la silla en nuestra niñez, tuvimos que optar en trabajo o en trabajar ya que la necesidad te lleva a muchas cosas sin darte cuenta terminamos en este lugar. La conformación de un grupo estable, el trabajo de la confianza y los contenidos que se abordan en el taller han ido gestando un núcleo de organización que, aunque incipiente, posee un gran potencial centrípeto. El desafío y el verdadero contenido político del taller quedaría incompleto si la puesta en tensión de la construcción de la subjetividad (en especial de estas subjetividades atravesadas por el patriarcado, la violencia y el encierro) no derivara en un acto reflexivo colectivo sobre las prácticas cotidianas y, a la vez, en una acción conjunta que permitiera concatenar demandas individuales convirtiéndolas en demandas colectivas.

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ción o la contribución económica a instituciones sanitarias y educativas) que se correspondía más con la función del Estado. Además, el texto nos permite pensar en las complicidades del sistema judicial reflejadas en la dilación de los juicios y sus vínculos con grupos de poder. Por otro lado, el texto de Castillo trata de reivindicar el papel que la clase obrera y las acciones de masas cumplieron en la resistencia a la dictadura. Aunque sobrestimando en cierto sentido el papel de estos sectores, destaca la resistencia sistemática y las formas de lucha clandestina que llevaron a cabo los trabajadores para enfrentarse al régimen y que, según el autor, terminaron por socavar las bases del proyecto dictatorial. Para concluir con lo desarrollado a lo largo de este trabajo, podría pensarse que sostener la existencia de una “respuesta desmedida” por parte de las fuerzas militares es suponer, a su vez, que previamente hubo una provocación y que, de no haber existido, la dictadura nunca hubiera ocurrido. Este argumento se corresponde poco con los hechos y más bien abona la idea claramente expresada por el general Diaz Bessone en 1982 de que “(...) Nada impedía eliminar a la subversión bajo un gobierno constitucional... La justificación de la toma del poder por las fuerzas armadas fue clausurar un ciclo histórico” (Alonso, 2009, p.111)

Bibliografía ALONSO, Luciano (2009). “En torno al sentido de la dictadura”. En: Alonso, Luciano; Falchini Alonso, Adriana, ed., Memoria e Historia del pasado reciente. Problemas didácticos y disciplinares, Santa Fe, Universidad Nacional del Litoral. CANELO, Paula (2011). “El sentido común sobre la última dictadura militar argentina y los desafíos de las ciencias sociales”. En: Germán Pérez, Oscar Aelo y Gustavo Salerno, ed., Todo aquel fulgor. La política argentina después del neoliberalismo, Buenos Aires, Nueva Trilce. CASTILLO, Christian (2004). “Elementos para un ‘cuarto relato’ sobre el proceso revolucionario de los setenta y la dictadura militar”. Lucha de clases. Revista Marxista de Teoría y Política, no. 4 DANDAN, Alejandra y Hannah Franzki (2013). “Entre análisis histórico y responsabilidad jurídica: el caso Ledesma”. En: Verbitsky, Horacio y Juan Pablo Bohoslavsky, ed. Cuentas pendientes. Los cómplices económicos de la dictadura. Buenos Aires, Siglo XXI.

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significado social y político que esta implicaba. Pero además de las falencias en la conclusión misma de la teoría, hay errores en las premisas de las que parte. Y estas premisas son básicamente los “dos demonios”. En primer lugar, si se define un “demonio” como un ser sobrenatural considerado como algo que no es humano y que usualmente resulta malévolo, entraríamos en lo que Hanna Arendt (1963) denominó la “banalidad del mal”. Es decir, estaríamos deshumanizando, deshistorizando y hasta considerando patológico a actores que en realidad formaban parte de instituciones, prácticas y relaciones que operaban de ese modo. En ese sentido, la dictadura concretó una sistematización a escala nacional de lo que ya se venía desarrollando por parte de la Triple A y otros grupos parapoliciales En segundo lugar, esta idea no es capaz de ver la heterogeneidad al interior de los “demonios” mismos. Como bien lo explica Canelo (2011), al interior mismo de las fuerzas armadas existían diversas posiciones que pugnaban por imponer sus directivas. En tercer lugar, esta interpretación parecería situar al mismo nivel a ambos “contendientes”. Esta olvida el mayor arsenal con el que contaban aquellos actores que podían controlar los recursos y las fuerzas represivas estatales y también paraestatales. Como sostiene Alonso (2009), las fuerzas consideradas “subversivas” por los militares provocaron menor cantidad de hechos armados y menor cantidad de víctimas, en comparación con las fuerzas del régimen.

En cuarto lugar, olvida esencialmente que no es posible polarizar la gran cantidad de actores que intervinieron en dos extremos opuestos pues esto “invisibiliza” a todos los demás actores intervinientes y a los complejos vínculos entre ellos (iglesia, prensa, intelectuales, sociedad civil, etc.). Por último, puede agregarse que esta teoría presenta a la gran mayoría de los desaparecidos como “víctimas ingenuas” de alguno de los dos demonios, “despolitizando” el sentido de sus luchas y ocultando sus pertenencias políticas y su accion militante. En este sentido, tanto el texto de Dandan y Franzki (2013) como el de Castillo (2004), rescatan otros “demonios”. Por un lado, el primero muestra la relación entre actores económicos y militares en los crímenes cometidos durante la dictadura y lo ejemplifica a partir del caso del ingenio azucarero Ledesma. Esta empresa estaba acusada de utilizar vehículos para el secuestro y detención de varios dirigentes y trabajadores y de ejercer un papel represivo, comparable al de la gendarmería (que incluso operaba en terrenos del propio ingenio). Pero incluso, desempeñaba tareas de asistencia y desarrollo social (construcción de viviendas y urbaniza-

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la violencia en el fútbol Trabajo integrador de cierre de Curso de Ingreso

Karina Soria Al escuchar la palabra futbol, las personas lo asocian a partido, pelota, arco, césped, jugadores e hinchada alentando. Pero al parecer, la palabra no está sola, forma una oración: el fútbol, mejor dicho, el universo del fútbol, lo que implica pensar en una serie de grandes componentes que hacen al fútbol, a su universo, a su cultura. El fútbol considerado como deporte nacional, encierra muchas cosas más que partidos, ascenso de categorías, trofeos ganados, pase de jugadores al exterior, etc. Lo que este deporte encierra o transmite es VIOLENCIA. Sí, violencia, un mal tan conocido como naturalizado (concepto utilizado por A. Giddens, al referirse a ciertas situaciones que los ciudadanos dan por sentadas) por los argentinos.

La violencia no es un fenómeno del siglo XXI. Tiene sus orígenes desde principios del siglo XX pero empezó a tomar forma a partir de 1960 con la

HIPERMERCANTILIZACIÓN del fútbol: pase de jugadores al exterior y torneos internacionales que comenzaron a cambiar el perfil de los clubes y llenando las arcas de los mismos (en palabras del periodista Amílcar Romero). Esto generó la aparición de nuevos personajes que empezaron a darse cuenta del capital que los clubes estaban generando. Estos grupos conocidos en ese entonces como “barras-fuertes”, son el antecedente de lo que hoy conocemos como “barras-bravas” (A. Romero). Estas agrupaciones que se han ido popularizando y tomando protagonismo a lo largo de estas décadas, pueden ser conceptualizadas (según P. Alabarces) como organizaciones “mafiosas” lideradas por un jefe el cual llega al poder por tener conexiones con la policía y la política de turno. A su vez está acompañado por un consejo honorario y un montón de soldados que responden al líder. Esta organización obtiene beneficios por parte de la dirigencia de los clubes a cambio de ser custodios de la identidad del club, de dar aliento al equipo y de realizar un servicio psicológico sobre el rival. Como compensación por sus servicios, reciben puestos laborales en empresas de la dirigencia del club, comida y

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entradas gratis para los partidos entre otras cosas. Las barras-bravas, son, en primera persona, los protagonistas de los hechos de violencia dentro y fuera de la cancha. Estos episodios no son propiciados por causa del espectáculo que el fútbol brinda, si no a cuestiones relacionadas entre disputas que las barras de cada club tienen entre si y que exceden al fútbol. Estas organizaciones operan de tal forma que buscan alcanzar el poder y no miden consecuencias: si hay que amenazar a dirigentes, directores técnicos o jugadores, lo hacen sin culpa, es parte de su tarea. Las barras-bravas se consideran como “un mal necesario” y creen que el matonismo mantiene la vitalidad del negocio, asegura el periodista español Jon Sustiaga, quien viajó a la Argentina y se entrevistó con barras de diferentes clubes que contaron sus experiencias sobre ser barra-brava. El problema que esto conlleva es el de generar miedo, no sólo a las personas que asisten a ver un partido (los hinchas o simpatizantes, también), sino para toda la sociedad que lo observa y lo asimila como parte de la cultura del

fútbol pero opta por no asistir a los partidos por temor a un trágico episodio. La violencia se da del fútbol hacia afuera, es exógena, beneficia a dirigentes, medios de comunicación y a los propios barras-bravas. Por dicho motivo, este asunto debe ser tratado por quienes la alimentan: los directivos de cada club que año a año siguen reproduciendo y fomentando el poder y enriquecimiento de estos grupos ilícitos. A nivel sociedad, y en palabras del reconocido periodista deportivo especializado en el tema, Amílcar Romero: “ya no hay tantos clásicos organizados, como clásicos hay entre hinchadas”. El deporte debería tener su lugar: el de brindar un espectáculo al espectador que paga por ver el juego, y no que la violencia sea la protagonista del espectáculo, teniendo entonces el espectador que pagar con su propia vida cada vez que asiste a un estadio de fútbol. Para cerrar, sólo resta agregar un dato contundente: Argentina es el país con más muertes provocadas por el fútbol que en países centrales, en donde si bien existe la violencia, sólo es entre hinchadas.

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década del ’70. La violencia estatal y paraestatal habría sido una respuesta, aunque desmedida y “poco correcta”, al terrorismo subversivo encarnado por la extrema izquierda. En este sentido, Alonso (2009) refuta esta interpretación hegemónica en su momento, cuestionando la real “amenaza subversiva” en tanto que la fuerza y las capacidades organizativas y militares de las organizaciones guerrilleras ya venían declinando. Esto debido a dos razones: la primera tuvo que ver con la incapacidad de ajustar las tácticas y estrategias a la nueva situación, caracterizada por la instalación de un gobierno constitucional en 1973. La segunda está relacionada con la política de represión estatal y paraestatal (dirigida tanto a los grupos guerrilleros como a aquellos que le eran afines) que ya se había desarrollado durante el peronismo. Siguiendo la misma línea, Canelo (2011) sostiene que la lucha contra la subversión con la que el régimen pretendía legitimar la toma de poder y además generar cohesión entre los militares, había perdido su eficacia tempranamente. Destaca la contradicción fundamental en torno a esta justificación: para demostrar la eficacia de su

actuación, las Fuerzas Armadas debían ser capaces de terminar con la amenaza subversiva lo más rápido posible. Sin embargo, si lo hacían se terminaba el principal motivo que justificaba su presencia en el gobierno. Además, estas contradicciones se potenciaban por el diseño institucional basado en el reparto tripartito del poder y la primacía de la Junta Militar sobre el presidente. Aunque podría decirse que este argumento “se mordía la cola”, las fuerzas armadas no dudaron en utilizar la estrategia de que el enemigo subversivo estuviese en todas partes. Extendiendo esta lógica más allá de los grupos guerrilleros, podía acusarse a cualquier actor social que pusiera (a los ojos de los militares) en riesgo el orden institucional. La frase pronunciada por el entonces gobernador de la provincia de Buenos Aires, Ibérico Saint Jean lo ilustra perfectamente: “Primero mataremos a todos los subversivos, luego mataremos a sus colaboradores, después a sus simpatizantes, enseguida a aquellos que permanecen indiferentes y, finalmente, mataremos a los tímidos” (Alonso, 2009, p.187). Lo anterior no significa decir que la legitimación provino exclusivamente de este argumento pues también se apeló a la construcción de consensos dentro de la sociedad. Castillo (2004), por su parte, agrega un nuevo matiz a esta crítica que consiste en que la idea detrás de la teoría reprocha, fundamentalmente, el hecho de que la represión estatal no haya seguido los marcos jurídicos de la democracia formal, pero no ahonda en el

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desde un otro dominante hacia el/los dominados. A su vez, se escindía todo aspecto relacionado con la legitimidad con que esa dominación se ejercía y el proceso de construcción de esa legitimidad. Lo que proponemos a lo largo de la investigación, es el concepto de fuerza como articulador de dos aspectos cualitativamente distintos que vienen a cumplir con la misma función: la de conservar una estructura social de dominación y explotación. Por un lado la coerción directa, y por otro el consenso, la construcción de legitimidad en función a determinada forma de sociedad, son las dos caras de una misma moneda. En segundo lugar, nos interesa destacar que la forma en que cada autor se apropia de la teoría marxista y la reformula, no responde a una mera crítica hacia la misma, sino que se vincula con el tiempo histórico de cada uno, con la

manera en que fueron cambiando las condiciones materiales de producción y las relaciones sociales de producción. El mismo Marx no creía que se pudiera formular una teoría general del Estado de una vez y para siempre, sino que constituía un producto histórico. En la actualidad es de fundamental importancia poder pensar al Estado en su complejidad, teniendo en cuenta el cambio de condiciones que se fueron produciendo en las sociedades desde la primera formulación de la teoría marxista hasta hoy. Resulta imprescindible tomar las líneas generales provistas por dicha teoría; pero los cambios de condiciones nos obligan a plantear estrategias diferentes que tengan en consideración la proliferación de aparatos ideológicos, tanto públicos como privados, que moldean y determinan las matrices ideológicas de cada elemento de la sociedad.

la teoría de los dos demonios Camila Stimbaum En este trabajo me interesa tomar uno de los sentidos en torno a la dictadura, que describen explícitamente tanto Alonso (2009) y Canelo (2011) como Castillo (2004): el de la tan aceptada “Teoría de los dos Demonios”, relato oficial durante el periodo alfonsinista. Cabe destacar que no solo se instaló en el sentido común de ciertos actores,

sino también en el campo académico que debería indagarlo. Esta teoría, básicamente, se basa en repartir responsabilidades entre los “dos demonios” que vendrían a ser el Estado dictatorial del ’76 y las guerrillas urbanas y rurales que se venían desplegando desde la década del ’60 y, sobre todo, en los primeros años de la

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superclásico, un día de violencias Sebastián G. Rosa

Las hipótesis

Hinchas de la hinchada

Muchas dudas quedan sobre lo que sucedió en la noche del jueves en la Bombonera. Parece irresponsable abogar o apostar desde un escritorio de manera terminante por una teoría que explique quién, cómo y por qué los jugadores de River fueron atacados con gas pimienta. No podemos descartar que un hincha de Boca lo haya hecho. Y en ese caso tampoco sabemos su intención: miembro de la barra oficial, barra disidente para perjudicar políticamente a la dirigencia actual, nada queda claro. También parece probable que un policía, intentando reprimir a los hinchas que buscaban abrir la manga con bengalas haya tirado el gas. Sin embargo, y a pesar de los escepticismos que tengamos para con la justicia, tanto la ordinaria como la deportiva, debemos esperar los resultados y las respuestas de una y de otra. Tanto una hipótesis como otra nos dejan muchas certezas. La primera es que existen en el fútbol argentino las condiciones de posibilidad para que las múltiples violencias que lo rodean existan y se reproduzcan. En este superclásico todas o casi todas tuvieron lugar juntas en el mismo momento. Y la muerte de Emanuel Ortega terminó de completar un día de violencias.

Por un lado un grupo reducido de hinchas de Boca intentó romper la manga con bengalas y atacar a los jugadores de River y a un miembro de su comitiva que insultó a esa parte específica de la tribuna. Esa actitud, en el mismo rumbo que la bandera que enunciaba “Si nos cagan otra vez, de la Boca no se ba nadie”, responde a la lógica según la cual los hinchas asumen un rol protagónico como parte, ya no sólo del espectáculo, sino también del juego. En el marco de la pérdida de las identidades tradicionales la identidad territorial y ligada el barrio y al club de fútbol se ve exacerbada, y ese “ser hincha de la hinchada” implica también adjudicarse la capacidad de influir drásticamente sobre el resultado. En ese marco está legitimado que cualquier medio, sobre todo los vinculados al amedrentamiento (como tirar piedras a los micros visitantes) o los que buscan obtener una ventaja deportiva (como buscar lastimar al rival, el famoso bidón, o torcer la decisión de un árbitro) tanto por parte de los jugadores como de los hinchas, y pareciera que el que no lo hace es bobo. No parece raro entonces, que una vez conocida la suspensión, y mientras los ju-

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gadores de ambos equipos esperaban en el centro de la cancha en conjunto con decenas de policías, miles de hinchas (plateistas, barras, de la popular, en los palcos, etc.) hayan realizado su propio espectáculo de demostración de aguante: acá estamos nosotros, los que no somos amedrentados, los que no tenemos miedo, los que mantenemos la fidelidad ante cualquier circunstancia, los que le demostramos a la policía, a River y a todo el mundo por televisión que somos más machos que nadie. La autoridad de las barras bravas A esto se suma que la autoridad sobre lo que sucede en la tribuna popular de los estadios es absoluto control de las barras bravas. Aquí tenemos que distinguir dos círculos. Por un lado núcleo duro que se vincula de manera mercantil con el club, que mantiene relaciones económicas y políticas con los dirigentes de los clubes y con dirigentes polí-

ticos, para los que actúan como fuerza de choque, como aparato político y en muchos casos como punteros barriales. Por el otro un centenar (y en el caso de Boca y River hasta miles) de hinchas que en muchos casos reciben de algún modo ciertos beneficios como micros para ir a los estadios, entradas, etc., y que se vinculan con el núcleo duro como parte de las barras en los distintos grupos que los acompañan, reforzando su capacidad de movilización y de “aguante”. Justamente, para estos grupos, el aguante se configura como la capacidad de poner el cuerpo por la causa, soportar cualquier tipo de violencia, pelearse y mantenerse en pie bajo cualquier circunstancia, y debe ser probado constantemente, tanto ante otras hinchadas como ante la policía. En este juego el reconocimiento de los medios de comunicación funcionan como prueba de ese aguante, mostrando a los “peligrosos” y sus acciones, documentando sus demostraciones. Entonces, para que estos hinchas hayan

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para pensar la naturaleza del Estado es Antonio Gramsci, quien dedica especial atención a la distinción marxista entre los conceptos de infraestructura (base real del orden social; incluye las fuerzas de producción y las relaciones sociales de producción) y superestructura (los aspectos culturales, los sistemas de ideas imperantes en una sociedad), mediante el concepto de “bloque hegemónico”. Cuando Gramsci habla de “bloque hegemónico”, se refiere justamente a que el poder que las clases dominantes detentan sobre las clases dominadas en el modo de producción capitalista, no se explica sólo por su control sobre los aparatos represivos del Estado, sino por los diversos mecanismos –como lo son las instituciones religiosas, el sistema educativo, etc.- que constituyen la hegemonía cultural que las clases dominantes ejercen sobre las demás. Esta idea que pondera la importancia de la llamada superestructura se ve perfectamente ilustrada cuando hace alusión al Estado ético y de cultura: “… cada Estado es ético en cuanto una de sus funciones más importantes es la de elevar a la gran masa de la población a determinado nivel cultural o moral,

nivel (o tipo) que corresponde a las necesidades de desarrollo de las fuerzas productivas, y por consiguiente, a los intereses de las clases dominantes. Es decir, el Estado como el instrumento en manos de la clase dominante, necesita del consenso, por lo que desarrolla estrategias para construirlo a lo largo de la vida social del individuo. A través de estos medios con los que el sujeto se encuentra en contacto desde el inicio de su vida (la escuela, los medios de comunicación, la religión), las clases dominantes “educan” a los dominados para que consideren su sometimiento como algo naturalmente dado, anulando así la potencialidad revolucionaria de la que hablaba Marx. Este concepto de hegemonía implica un desarrollo del aspecto de la fuerza que identificamos como simbólica o ideológica mediante la cual se construye el consenso o la legitimidad de la clase dominante. Conclusiones Ante los aportes centrales de la teoría marxista, la cual creemos de fundamental importancia y vigencia para pensar la sociedad actual y el Estado, queremos hacer especial hincapié en dos cuestiones que desarrollamos a lo largo del trabajo. En primer lugar, queremos volver al concepto de fuerza que utilizamos como característico del Estado; este concepto es tomado por muchos autores en su versión restringida, es decir en asociación directa con la violencia y la coerción ejercidas

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dos) - AIE sindical - AIE información (prensa, radio, tv, etc.) - AIE cultural (arte, literatura, deportes, etc.)

con la fuerza material, se torna mucho más imperceptible, pero opera de manera más sistemática y extendida. Su función no se centra en las instituciones coercitivas, sino que se apoya en otras más específicas y distintas, que articulan de determinada manera la cotidianeidad de los sujetos en formación. Althusser va a definir a las mismas como AIE (Aparatos Ideológicos del Estado) siendo los siguientes: - AIE religiosos (el sistema de las distintas iglesias) - AIE escolar (el sistema de las distintas “escuelas” públicas y privadas) - AIE familiar - AIE jurídico - AIE político (el sistema político del cual forman parte los distintos parti-

“Lo que se aprende en estos nuevos espacios, son habilidades y reglas de comportamiento y moral. Se busca construir un sujeto medio que se adapta fácilmente a las necesidades de la división social- técnica del trabajo (sostenido por reglas de moral cívica y profesional). La reproducción de la fuerza de trabajo necesita ser sumisa frente al orden establecido (ideología dominante) y dejarse moldear” (Althusser en “Ideología y aparatos ideológicos del Estado”) Los aparatos ideológicos del Estado se diferencian del aparato represivo del Estado, en tanto su fuerza no proviene de la violencia, sino que es ideológica; no por esta razón es más débil; por el contrario su consistencia viene dada por la legitimidad que construye en el ámbito donde domina. Althusser establece el concepto de ideología, y lo relaciona con el concepto gramsciano de hegemonía. Si bien la hegemonía en Gramsci está en última instancia determinada por fuerzas políticas, el concepto althusseriano de ideología se apoya sobre “lo imaginario”. Es bajo la influencia de Lacan que define la ideología como la representación de una relación imaginaria con las condiciones reales de existencia. Para el autor, la ideología es ahistórica es decir, que siempre habrá ideología. Como mencionábamos anteriormente, otro de los autores que retomamos

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podido realizar el intento de quemar la manga con bengalas tienen que haber contado como mínimo con el aval de la barra y de los miles de otros hinchas que viendo eso, sea por compartir el gesto o por miedo a represalias si se metían, no lo frenaron. La policía Sea responsable directo del gas pimienta o no, queda claro que el accionar policial no tiene otra herramienta que la represión. La institución en su conjunto es vista por todos los hinchas como un enemigo y que ante ellos deben sostener su “hombría” demostrando aguante, de la misma manera que la propia policía disputa su aguante frente a ellos. Para la policía, para más problemas, todo hincha es visto como potencialmente peligroso y se los trata como potenciales delincuentes, de manera violenta y agresiva, atacándolos, y ante el mínimo impulso la respuesta inmediata es represión. Pero no sólo eso, sino que además se asocian al pacto de barras, dirigentes y políticos en generando zonas liberadas que permiten el negocio. Los organismos de seguridad deportiva La seguridad deportiva está constantemente sospechada. El pésimo arbitraje de Delfino en el partido de ida de esta serie es un claro ejemplo. De esta manera existe un consenso generalizado en el cual todos los hinchas sufren una paranoia excesiva que les asegura que su club es el más perjudicado,

siempre de manera intencional y premeditada, tanto por la AFA como por los arbitrajes, la CONMEBOL, la FIFA o quien sea. Esos mismos organismos tardaron más de setenta minutos en definir la suspensión del partido, teniendo a más de cuarenta y cinco mil personas esperando en el estadio y millones pendientes por televisión de una resolución que no llegaba. Hoy mismo, por estas horas, la CONMEBOL estaría resolviendo el resultado del partido y las sanciones del caso, aún antes de que se esclarezca el tema. En el marco de la justicia occidental, en la que la inocencia hasta que se demuestre lo contrario como garantía de justicia y de que no se atropellen los derechos del acusado, esto resulta totalmente incoherente. Sin embargo para el organismo de seguridad es más importante resolver el caso con urgencia, no comprometer el negocio de la Copa Libertadores y mostrar al mundo una “medida ejemplificadora” que no aporta soluciones al problema antes que garantizar un proceso justo, buscar causas y pensar un proyecto de solución. Cualquier sanción punitiva, si no va ligada con un trabajo para solucionar estas condiciones de posibilidad de la violencia será no sólo insuficiente sino insignificante. Los organismos de seguridad Sergio Berni, el Ministro de seguridad de la nación destacó que el operativo fue un éxito. Bajo su lógica, que ante semejante situación se haya controlado la salida de una manera

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medianamente normal es sinónimo de victoria. “No hubo bengalas” dijo, negando la realidad. “La culpa es de la CONMEBOL, de la Ciudad de Buenos Aires y de Boca” agregó, en una clara muestra de su intención de adjudicarle el hecho al macrismo que gobierna la ciudad y el club xeneize y proteger al Gobierno Nacional. Es el ejemplo de una parodia en la que los miembros de poder político estatal y los partidos tradicionales son parte fundamental por un lado por sus íntimos vínculos con las barras bravas y por su responsabilidad por no haber realizado una política a largo plazo que no sea represiva. Hasta el día de hoy todas han sido consecuencia directa de un hecho particular de violencia que implicó acting-out, que buscó más mostrar efectos a corto plazo que trabajar sobre los problemas estructurales que generan estas condiciones de posibilidad. Sin embargo se patean la pelota con acusaciones cruzadas de un sector y otro del poder político, hoy Macri o Cristina Kirchner, mañana quien sea. No solo son responsables, son cómplices. Los medios de comunicación Son los supuestos expertos en todo

saber y materia. Los que durante la semana nos venden “la guerra del superclásico” desde el “bunker” de los equipos y hablan de fracaso, humillación, vergüenza, sobre el trabajo de jugadores y técnicos (este se tiene que ir, aquel no puede jugar más). Son los que legitiman y masifican la cultura del aguante. Los que después explican la violencia, sin ningún fundamento o estudio previo, a través de metáforas organicistas que hablan del cáncer de la sociedad, una enfermedad terminal, culpa de los inadaptados, salvajes, bestias que encima (vaya contradicción) son maquiavélicamente los ladrones de la pasión, que trabajan de violentos entonces no entienden al hincha común que nada tiene que ver con todo esto. Así lo hace Olé cada día, como cuando condena el drone con el fantasma de la B y muestra en otra nota “El color del superclásico” apelando a montones de fantasmas, o cuando reproduce las peores convenciones machistas, como su tapa previa a un superclásico de verano: “Tu culichi me suena”. O lo hace Martín Souto condenando la violencia mientras organiza un ranking de las hinchadas que más y mejor cantan, las que tienen más aguante, como el nombre de su antiguo programa lo demostrara. Volviendo al jueves, Niembro nos explicó como un soplete o soldador que nunca existió estaba siendo claramente utilizado, nos mostró que son los violentos de siempre y que nuestra imagen ante el mundo se derrumba con estos actos, y para finalizar nos aclaró que estas bestias existen por una crisis moral en los valores del país. Estos discursos que apelan a reclamos de mano dura y seguridad no piensan en este conjunto

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que en un primer momento aparece el concepto de fuerza asociado al aspecto violento y coercitivo del Estado como su rasgo distintivo. Partiendo de una hipótesis construida para abordar la cuestión de la naturaleza del Estado, vamos a caracterizar al mismo como resultado de la fuerza. Ahora bien, a la fuerza la vamos a entender como un concepto que articula dos aspectos cualitativamente distintos, cumpliendo la misma función. Por un lado, la fuerza material es la capacidad de monopolizar los elementos que hacen posible la vigilancia y amenaza de los sujetos que se encuentran dentro de un Estado. Es también la capacidad de contar con un número de hombres que están siempre atentos a reprimir físicamente sobre los comportamientos que atenten contra el equilibrio de las relaciones sociales en un momento determinado; “El Estado es producto y manifestación del carácter irreconciliable de las contradicciones de clase. Surge cuando las contradicciones de clase no pueden conciliarse” (Lenin). Es decir surge para mantener el orden dominante; “Marx dice que el Estado es un órgano de dominación de clase, un órgano de opresión, es la creación del orden”. Lenin nos muestra que la necesidad de cambiar y transformar un régimen establecido viene de la mano con la construcción de una revolución violenta y feroz, que rompa con lo establecido a partir de la fuerza, para tomar el control del Estado y volverlo un Estado proletario. Con esto se pone de manifiesto el carácter esencialmente violento y coercitivo con el que el aparato estatal es concebido desde la teoría

marxista. No alcanza con tomar el poder del Estado, sino que se debe penetrar en el aparato del mismo, que está formado por instituciones específicas que lo contienen (entre las que se asocian a la utilización de la fuerza material y física podemos identificar: destacamentos de hombres armados, el ejército, la policía, aditamentos materiales, las cárceles y las instituciones coercitivas de todo género, etc. que forman lo que se denomina “el aparato represivo del Estado”).

A la clase dominante burguesa, le es necesario creer que el Estado tiene como función articular la desigualdad, y equilibrar las injusticias sociales, por eso se esfuerza por conservar su posición; para que esta idea sea extendida, no alcanza con los medios coercitivos (pues no se puede vivir en una guerra constante y violenta, porque esta situación afectaría a los intereses socioeconómico de los poderosos). Fue necesario reconocer y construir otro tipo de fuerza, que forma social, moral y éticamente a los individuos como sujetos sociales: es la fuerza de la ideología, de lo simbólico, lo ideal, y superestructural. Este otro tipo de fuerza, que ubicamos en otro plano, articulado

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estructura social de explotación. Marx en su obra consideraba el cambio de condiciones de producción como algo inevitable, consecuencia de la reproducción de las fuerzas productivas, por lo cual no creía que pudiera formularse una teoría general del Estado de una vez y para siempre, que no implique modificaciones de acuerdo al contexto histórico. En el resto de los autores, aparecen otros elementos que empiezan a ganar terreno, tales como los aparatos ideológicos del Estado. Estos refieren a los aparatos que sostienen y legitiman el uso de la fuerza por parte del Estado, y que buscan ampliar el consenso en detrimento de la coerción directa. Los autores comparten, en su intento de análisis de la sociedad y en particular del Estado, una visión desde la totalidad, conformada por elementos estructurales y súper-estructurales; desde Marx en adelante van a compartir la idea de la existencia de una sociedad desigual, en la que el Estado ocupa el lugar de un instrumento utilizado en función de conservar, legitimar, ampliar consensos o imponer la fuerza en torno a los sectores subordina-

dos-mayoritarios. Por lo tanto, algunos pondrán el acento en la utilización de elementos coercitivos como la fuerza material, y la violencia para conservar una situación de dominación y otros harán hincapié en la construcción de hegemonía, consensos, la ideología y demás, donde toma un peso preponderante la superestructura para pensar el sostenimiento y legitimación de una situación de dominación, y el Estado como instrumento para la misma. En este sentido es que autores como Althusser y Gramsci van a desarrollar su teoría no como oposición al marxismo, sino evidenciando los cambios en las estrategias de legitimación propias del capitalismo. Donde es la fuerza entendida de manera material y simbólica-es decir, de la imposición de lo ideológico, por ejemplo- lo que va a caracterizar al Estado, un Estado que es un instrumento redefinido por sus actores en busca de mejores estrategias para la conservación de un status quo, que sin embargo cambia históricamente. Fuerza e identidad = Estado Esta fórmula expresada por muchos autores nos invita a pensar a su vez, ¿De qué tipo de fuerza estamos hablando? ¿Existen fuerzas cualitativamente distintas en las cuales se apoya la construcción del Estado? ¿Acaso se puede pensar que la fuerza sostiene a la identidad? ¿O a la inversa? ¿Cuál es el elemento que relaciona ambos conceptos? Tomando las obras de autores como Marx, Lenin, Gramsci y Althusser, podemos observar, como ya se mencionó,

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de condiciones de posibilidad de las distintas formas de violencia sino que dan por presupuesto la irracionalidad violenta desde un razonamiento claramente elitista y punitivista, generando demandas en ese sentido. El drone, el folklore, las redes sociales y las cargadas Es indudable la ilegalidad del ingreso de un drone a la tribuna, si incluso un encendedor o pilas para la radio son objetos prohibidos. Sin embargo esto nos lleva a cuestionarnos y pensar el rol de esas prohibiciones, el papel de la cargada, el tan mentado “folklore”. La cargada por el descenso de River se refiere a un hecho específicamente deportivo y, seguramente en un ambiente que diferenciara la esfera de lo deportivo con la de la puesta en juego de la propia masculinidad y el aguante esto no sería tomado como algo agresivo. Sin embargo, en las condiciones actuales este tipo de broma es considerada una ofensa y es leída por distintos sectores protagonistas como algo que debe ser contestado demostrando más aguante, más hombría, más violencia. Si a esto sumamos que el tan mentado drone tuvo su momento de fama exactamente después de la agre-

sión a los jugadores de River se suma un elemento más para reforzar esta idea: nunca menos oportuno. En un fútbol con condiciones que posibilitan y multiplican tantas formas de violencia parece irresponsable desconocer las consecuencias de una provocación. Entiendo que esto refleja distintos niveles de responsabilidad, pero en este contexto hay que tener en cuenta todos esos niveles y trabajar sobre ellos. Esto se produce también en el caso de las redes sociales. La posibilidad de que toda persona con acceso a internet se exprese instantáneamente ante el mundo virtual abre el juego a la demostración del aguante en un nuevo lenguaje. En ese marco la multiplicación de memes, imágenes, videos con cargadas van preparando el ambiente en un espacio en el que el límite entre lo deportivo y la lisa y llana discriminación es prácticamente nulo: pareciera lo mismo decir te fuiste a la B que amargo, cagón, puto, negro o boliviano. A su vez, en las propias redes se disparó un fuerte sentido agresivo y racista hacia la hinchada de Boca (son negros villeros, bolitas y paraguayos que no razonan) en particular, como si esto fuese una manifestación específicamente xeneize, y millones de diagnósticos que nada tienen que ver con el estudio pormenorizado sino con la reproducción de los propios prejuicios que la cultura del aguante masificó y que se encuentran en los medios de comunicación.. Si era malo tener un Niembro en la tv, imaginemos miles o millones a través de las redes sociales. Y aunque también estos medios

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tienen la capacidad de democratizar en algún sentido los discursos, permitiendo que otras voces que nunca o casi nunca llegan a los diarios o TV entren en juego, también es cierto que su alcance es menor que el de los discursos hegemónicos sobre la violencia. La muerte Así y todo, aún en este contexto existe un dato que empaña más todo este circo. También este jueves, por la mañana, falleció Emanuel Ortega, jugador de San Martín de Burzaco, de la primera C. El domingo tres de mayo había golpeado con una pared de cemento ubicada a pocos centímetros del campo de juego y sufrió heridas graves en el cráneo y luego de once días en coma falleció. Esto demuestra las pésimas condiciones de los estadios que implican, para jugadores e hinchas, un grave peligro. Recordemos que en noviembre murió un hincha de Belgrano al caer del estado Mundialista de Córdoba y en marzo de este año un seguidor de San Lorenzo por la misma razón en el Nuevo Gasómetro. Y como vemos, la gravedad de esta situación es aún mayor en las canchas del ascenso. Sin embargo el gran escándalo que fue tapa de todos los medios de comunicación y debate en todas las mesas de bar del país fue el “bochorno del superclásico”. Muy claro fue Pablo Alabarces cuando nos dijo en estos días que “Ya no queda el argumento de que “están esperando que se muera alguien”, después de casi trescientos muertos” (http://www.revistaanfibia.com/ensayo/gas-pimien-

ta-drone-misiles/). Lo que nos queda Nos queda lo peor, la resignación de saber que esto trae sólo una oleada de represión y mano dura que aparenta buscar un cambio. Mientras las barras seguirán estando y continuaran legitimadas por la cultura del aguante y por los políticos y dirigentes que las protegen. El resto de los hinchas seguirá sufriendo el ir a la cancha y seguirá indignado mientras grita que matará al rival o se lo va a coger porque son todos putos y cagones. Los jugadores, técnicos y periodistas seguirán cómplices, vendiendo el negocio del espectáculo y viviendo de él. La policía seguirá reprimiendo, incluso con gas pimienta, cada vez que tenga la oportunidad de demostrar que se la aguanta más que cualquier otra hinchada y liberando zonas con complicidad con las barras bravas. Los estadios seguirán inseguros, trampas mortales que auguran una tragedia más. Los organismos de seguridad seguirán trabajando, inoperantes, indiferentes. La justicia deportiva seguirá siendo cuestionada con mil cámaras cada fin de semana que no cobre ese faul en mitad de cancha que pudo o no ser amarilla por jueces investigados por la AFIP por irregularidades en sus cuentas. Y en no muchos días escribiremos otra vez lamentando la muerte número nosecuanto que se cobra la violencia en el fútbol.

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Habitus ACadémicus Esta sección está dedicada a la socialización de trabajos e investigaciones realizadas en el marco de la facultad. Varixs compañerxs nos acercan cada año trabajos realizados para una materia o inlcuso algunas que son producto de intereses propios. En este número les compartimos tres artículos bien diferentes entre sí... ¡que los disfruten!

los elementos constitutivos del estado Sofía Paleo, Micaela Suárez y Maitena Urcola El presente trabajo pretende abordar la cuestión compleja de la naturaleza del Estado, a partir de la perspectiva marxista. Esta complejidad viene dada por la forma en que los autores tomados como referencia (Marx, Gramsci, Althusser, Lenin) interpretan a la teoría marxista –la base común de la cual parten- y le agregan elementos en función de las condiciones históricas bajo las cuales cada uno desarrolla su teoría. Por un lado puede entenderse una fuerte crítica de estos autores al marxismo ortodoxo en algunos de sus elementos centrales: a la idea de la plena determinación de la estructura sobre la

superestructura, y cómo los elementos materiales determinan directamente los elementos ideológicos. O puede plantearse la visión del cambio de condiciones en las relaciones de producción que implica necesariamente un cambio en los elementos centrales capaces de explicar la naturaleza y las características del Estado. En el desarrollo marxista, si bien se reconocen varios elementos definitorios del Estado, se preponderaba la versión de que el Estado era en esencia coerción y fuerza. El Estado como reflejo de una

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Un aspecto no menor que merece ser resaltado es el interés y el empuje que la perspectiva de género tiene de parte de las y los estudiantes. Respecto al uso de x, @ y demás recursos, distingo claramente entre los escritos informales y los académicos: para los primeros generalmente uso la x y para los segundos las/los a riesgo de caer en una mirada binaria que el lenguaje aún no ha podido sortear. De los escritos académicos de mis alumnos espero el mismo criterio. 3) ¿Qué opinás de la carta de lxs becadxs del Conicet? ¿El año que viene se vuelve a “lavar platos”? ¿Sos becadx del Conicet? ¿Cómo está la situación ahí, cómo la ves? En términos generales acuerdo con el contenido de la carta. No soy becaria de Conicet y nunca lo fui, pero una de mis áreas de trabajo tiene que ver justamente con las políticas de ciencia y tecnología. Tal como los becarios enuncian, los últimos doce años fueron muy significativos para el desarrollo del sector: un gran impulso a la formación de recursos humanos, aumento del presupuesto destinado a la ciencia y a la educación, repatriación de científicos. Un claro movimiento opuesto al ciclo de larga duración que había comenzado con la fuga de cerebros luego de la noche de los bastones largos en el 66 y que el neoliberalismo profundizó. De todos modos y también como reconocen los propios becarios, aún queda mucho por hacer y nuevos problemas han comenzado a surgir. En la actualidad y gracias al estímulo para la formación de doctores, hay un problema de demanda de mano de obra calificada. Este panorama precisa un modelo de desarrollo que apueste a la tríada ciencia, tecnología e industria local. No creo que el año que viene se vuelva a “lavar los platos”, pero sí en el corto plazo si la opción es endeudamiento, ajuste e importación.

¿en quién pensamos cuando hablamos de rugby? Federico Komañsky Repetidas veces oímos hablar del rugby como un deporte de élite, caracterizado por representar a los sectores medios y altos de la sociedad argentina. Su origen inglés y caballeresco, sumado al anclaje en nuestro país en grandes colegios privados y destacados clubes vinculados a las clases potentadas, contribuyeron a conformarlo en clave de exclusividad y distinción, proyectando desde temprano las disparidades que lo alejaban de los deportes populares, especialmente del fútbol. En la actualidad asistimos a una construcción considerablemente extendida, desde el sentido común, acerca de qué es el rugby y quiénes lo practican. Procuro poner en discusión, desde la experiencia personal que implica haber sido jugador por varios años, la generalidad de esta visión.

4) Sobre el dossier de esta revista…. ¿haces deportes? ¿te gusta mucho, poco, nada? ¿Algo para decir de la sociología del deporte? Siempre me gustó el movimiento, me mantengo en actividad pero nunca fui “deportista”. Hace un tiempo que estoy entrenando con cierta regularidad, empecé a correr (¡esto sí que fue magia!). Por ahora lo hago de forma individual, es decir no participo de ningún grupo de corredores, ni nada por el estilo. Lo único que puedo decir sobre la sociología del deporte, ¡es que me va a venir muy bien leer el dossier de esta revista! La asociación del deporte a la violencia, al consumo desmedido de alcohol, a lo “macho” y lo “careta”, engloba un

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imaginario que invisibiliza prácticas, características y actores que se distancian de este primer acercamiento. Sería absurdo considerar que el rugby se juega de la misma manera, con las mismas posibilidades, y por los mismos individuos a lo largo y ancho del país. Los clubes más tradicionales y poderosos, ubicados en extensos countries o relacionados a colegios de larga data, por lo general se encuentran en las zonas más adineradas de las capitales y grandes ciudades. Las disparidades que existen -tanto entre las instituciones como entre los grupos sociales que las integran- con respecto a clubes más pequeños y jóvenes, emplazados en ciudades del interior o zonas menos acaudaladas de las capitales, nos permiten visualizar la heterogeneidad hacia el interior del deporte. Me parece interesante presentar dos procesos que, a pesar de ser recientes, aportan en el sentido de ampliar la base social del juego y deconstruir la perspectiva del sentido común. Me refiero, específicamente, a la conformación de diversos clubes o actividades en zonas de bajos ingresos y a la paulatina inclusión de las mujeres a la práctica del juego. Ambos caminos, con sus limitaciones, han puesto en discusión los tradicionales papeles que tenían asignados dichos gru-

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pos dentro del rugby. En el primer caso, nos encontramos con la fundación de numerosos clubes que tomaron como punto de partida el proyecto de Virreyes R.C., institución surgida en el 2002 en el partido de San Fernando, provincia de Buenos Aires. Enmarcadas en una corriente comúnmente denominada “rugby social”, estas instituciones pretenden generar ámbitos de inclusión y educación a través del deporte. Entre ellos es posible nombrar clubes como Mataderos R.C. (2005), Floresta R.C. (2005), Ensenada R.C. (2009)*, y demás ejemplos que refuerzan la intención de ampliar las fronteras de la práctica. Sin perder de vista que las estrategias parten desde acciones un tanto “evangelizadoras”, en el sentido que pretenden “llevar” los tan mentados valores del rugby (compromiso, respeto, solidaridad, humildad, compañerismo) hacia sectores sociales vulnerables que carecerían de ellos, es imprescindible observar cómo se constituyen en espacios de integración social capaces de generar lazos comunitarios en base a un deporte

que históricamente se percibía como excluyente. Estos proyectos, impulsados principalmente por ex-jugadores de clubes tradicionales cercanos a las zonas marginales, implican un gran desafío y un proceso de aprendizaje para los diversos actores que lo construyen, ya que parten desde una confluencia de realidades, costumbres y visiones muy distantes entre sí. A pesar de las dificultades que se plantean a nivel institucional para ingresar a la competencia oficial (primordialmente limitaciones materiales en relación a exigencia de instalaciones), los nuevos clubes comienzan a ganar legitimidad dentro del ambiente a fuerza de número. Su incorporación permite así que se generen relaciones, más de una vez en forma de conflicto, entre los grupos sociales dominantes y los emergentes dentro del juego. Ligado a este proceso, y en relación con el crecimiento tanto mediático como cuantitativo del deporte, (producto en parte de los logros deportivos a nivel internacional) es posible remarcar la significatividad de la apertura gradual a grupos de mujeres, ávidas de iniciarse en el rugby y trocar así el papel que les era asignado. El desarrollo acelerado del rugby en la Argentina a partir del siglo XXI fue encadenándose mediante diversos logros y posibilitantes, entre los cuales podemos remarcar el tercer puesto del seleccionado mayor masculino en el Mundial 2007, el aumento de la visibilidad mediática (conjuntamente con la afluencia de financiamiento publicitario), y los con-

* Información extraída de la página oficial de la Unión de Rugby de Buenos Aires (www. urba.org.ar)

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magalí turkenich

-profe de teoría social clásica i-

1) De cara al ballotage que se viene, y que está en boca de todo el mundo… ¿qué análisis hacés de esta coyuntura tan particular? ¿Cómo caracterizarías a los candidatos? ¿Voto a Macri, a Scioli o en blanco? Bueno, son varias preguntas que me resultan complejas contestar en el marco de un ping-pong, pero voy a intentar una síntesis. Las preguntas que todos los días me hago son ¿cómo llegamos a esto? ¿y hacia dónde vamos? ¿cómo es posible que el kirchnerismo no haya podido construir en todo este tiempo un/a candidatx que exprese a los sectores populares? Hoy estamos ante una interna donde diferentes sectores del capital se disputan el poder y todxs nosotrxs de una u otra manera, terminamos legitimando. Entiendo de todos modos que los sectores que están detrás de cada candidato no son idénticos y en este punto, creo que Macri expresa intereses un poco más homogéneos y que internamente no tendría resistencias para avanzar en el ajuste. Por su parte Scioli llegaría al gobierno con varios “diques contenedores” que quizás puedan “suavizar” el próximo ciclo. En uno y otro caso, tenemos que estar listxs para defender lo conquistado en materia de ampliación de derechos y pelear por lo que estructuralmente no ha cambiado en todos estos años: la concentración económica, las alianzas con gobernadores y otros dirigentes feudales, el capitalismo de amigos, la distancia entre el discurso y la realidad. 2) Pensando en la perspectiva de género…. ¿Cómo se aborda en nuestra facultad y particularmente en sociología? ¿Aceptarías trabajos escritos con x? ¿Cómo redactas vos escritos informales y cómo textos académicos? ¿Preferís la x, @, los/las, otros…? Debo ser honesta y decir que no conozco como se aborda la perspectiva de género en las distintas carreras de la facultad. En cuanto a nuestra carrera, aún es una deuda. Creo que es importante incorporar a la oferta académica un espacio de reflexión y producción sobre las problemáticas de género. Luego, pienso que el mayor desafío es lograr que la perspectiva de género sea transversal y que podamos desde allí enriquecer cada núcleo. Para dar un ejemplo solamente: es notable que si observamos en el canon de la teoría social clásica y contemporánea, la voz de las mujeres sociólogas está casi ausente. Parafraseando a Nisbet y en clave de humor, podríamos decir que la gran paradoja de la sociología es que si por su pronombre parece femenina, por sus padres y sus problemáticas es masculina.

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3) ¿Qué opinás de la carta de lxs becadxs del Conicet? ¿El año que viene se vuelve a “lavar platos”? ¿Sos becadx del Conicet? ¿Cómo está la situación ahí, cómo la ves? Soy becario del CONICET, adherí a la solicitada y apoyo todas las iniciativas que diferentes grupos vienen organizando desde las elecciones de octubre. Estamos defendiendo nuestro trabajo y el sentido de nuestro trabajo como investigadores/as. El neoliberalismo no sólo desfinancia a la educación pública sino que también pone la agenda de investigación y sus recursos (humanos y económicos) a disposición de la rentabilidad del sector privado. Además, más allá de las implicancias directas que tiene para los/as investigadores/as, la situación es preocupante en tanto el desarrollo de la ciencia se sostuvo hasta ahora en el marco de un proyecto de país industrialista y soberano, dos cuestiones que interesan poco al eventual gobierno de M. Macri. El desfinanciamiento, además, es acompañado de la explícita intención de reformular los criterios de evaluación, priorizando, por ejemplo, las publicaciones en inglés y por ende las investigación sobre temas que interesan en los países centrales. Las consecuencias de estos cambios serían, entre otras, investigadores/as sociales desligados de los problemas locales y de los grupos excluidos, trabajando en mayor competencia con sus propios/as compañeros/as, con más control y menos tiempo para la docencia y la extensión. Creo que, en todo caso, la universidad pública constituye una muy buena trinchera para resistir los embates del neoliberalismo y que es nuestra obligación moral y profesional hacernos cargo, dar las discusiones y poner el cuerpo en la nueva etapa que se abre a partir de diciembre de este año. 4) Sobre el dossier de esta revista…. ¿hacés deportes? ¿Te gusta mucho, poco, nada? ¿Algo para decir de la sociología del deporte? No tengo nada interesante que aportar sobre la sociología del deporte, así como de otros temas y perspectivas de las cuales la hiper-especialización me distancia. Sobre mi relación con los deportes debo decir que en 1998 llegué a la final de los Torneos Juveniles Bonaerenses en la disciplina mural y que este año casi me anoto en los Torneos Deportivos del Conicet (aquella Olimpiada nerdy) en la categoría caminata. Tomen esto como indicadores. Jugué hasta hace un tiempo al futbol mixto, pero ya no tengo el gusto. En la actualidad tengo una vida que privilegia el movimiento (como diferente al sedentarismo) y el paradigma de la vida sana, aunque más por miedo a sufrir un ACV derivado del stress que por el amor al deporte.

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secuentes impulsos a la profesionalización del juego, particularmente en relación a la conformación de seleccionados de jugadorxs rentadxs. En este contexto de crecimiento general, el rugby femenino, de mayor desarrollo en países donde el deporte se practica masivamente (Nueva Zelanda, Australia, Sudáfrica, etc.) comenzó a progresar en función de impulsos autogestionados de las mujeres. En diversos casos, las rugbiers se organizaron de manera independiente, entrenando en espacios públicos y sin poseer ningún tipo de estructura, para luego incorporarse a clubes que les ofrecieron dichas facilidades y posibilitaron el nacimiento de algunas competencias formales. Dicho esto, los obstáculos que existen para las mujeres dentro del ambiente no son menores. Escasos clubes abren las puertas para su incorporación, menos aún los más tradicionales y poderosos del país, lo cual mantiene al rugby femenino en una posición de lucha constante por posicionarse

estructuralmente dentro de los organismos institucionales. Sin embargo, la progresiva integración a competencias internacionales a través del seleccionado femenino de rugby seven (modalidad que utiliza menor cantidad de jugadorxs), conjuntamente con la conformación de reducidos campeonatos locales, conceden espacios de participación estables y duraderos sobre los cuales es posible construir. Como corolario, la imagen que usualmente se asocia a las mujeres dentro del rugby como esposas, novias, madres o hermanas de, encargadas de alentar incondicionalmente, cocinar previamente al partido, fregar la ropa de entrenamiento, comprender al chico u hombre que lo juega y respetar sus espacios (en algunos clubes era usual que en ciertas habitaciones recreativas o de reunión estuviera prohibido el ingreso de mujeres), encuentra un reducido pero creciente punto de resis-

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ping pong a profesorxs SANTIAGO GALAR -PROFE DE SOCIOLOGÍA DE LAS ORGANIZACIONES1) De cara al ballotage que se viene, y que está en boca de todo el mundo… ¿qué análisis hacés de esta coyuntura tan particular? ¿Cómo caracterizarías a los candidatos? ¿Voto a Macri, a Scioli o en blanco?

tencia centrado en las mujeres como jugadoras. Por supuesto, sería ingenuo pensar que no existen conflictos e impedimentos dentro de los propios clubes producto de dicha incorporación a un juego tradicionalmente masculino. Una propuesta interesante radicaría en observar los procesos que se han dado y continúan dándose en otros deportes históricamente practicados por hombres, en los cuales las mujeres, a pesar de la segregación y el menosprecio persistentes, han logrado adueñarse de un valioso lugar. Aludo aquí, principalmente, a lo que ocurre en el fútbol, donde los aciertos y desaciertos en relación a la igualdad de género podrían constituirse como punto de referencia. Lo que pretendo dejar en claro exponiendo estos dos casos ejemplificadores es la creciente diversidad que existe a nivel social e identitario. La imagen que se maneja públicamente no se condice con la realidad, sino con una fracción de la misma. Como mencioné anteriormente, las grandes insti-

tuciones inscriptas en el circuito de los barrios residenciales, los colegios privados y los clubes tradicionales de la Argentina, constituyen la porción más poderosa y centralizada del rugby. Localizadas principalmente en las grandes ciudades, con epicentro en Buenos Aires, Córdoba, Rosario, Tucumán y otras pobladas urbes del país, presentan grandes diferencias a otros clubes radicados en localidades más pequeñas del interior o de los cordones metropolitanos. El hecho de que el deporte se desenvuelva de manera amateur (es decir que no se les paga a los jugadores, sino que es a la inversa, estos deben contribuir con una cuota social al club donde juegan) implica ciertas cuestiones que varían dependiendo los propósitos que se tengan. En primer lugar, el amateurismo posibilita la inclusión de personas de distintas capacidades físicas, ya que, dejando de lado las características del juego que requiere de jugadorxs altxs, pequeñxs, rápidxs, livianxs y pesadxs, no lxs expulsa de la

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El balotaje no es una elección, es una opción: hay que optar entre dos modelos de país. Uno basado en la lógica neoliberal que fomenta la individualización así como la primarización, extranjerización y concentración de la economía, representado por M. Macri y otros/as porteños/as egresados/as de universidades privadas. El otro modelo, encabezado por D. Scioli, puede ser criticado por diversos motivos pero sin dudas habilita un margen de maniobra mayor para resguardar los derechos logrados en los últimos años. Por eso la decisión me parece fácil, voy a votar por Scioli, porque los matices son importantes. 2) Pensando en la perspectiva de género…. ¿Cómo se aborda en nuestra facultad y particularmente en sociología? ¿Aceptarías trabajos escritos con x? ¿Cómo redactas vos escritos informales y cómo textos académicos? ¿Preferís la x, @, los/las, otros…? La perspectiva es central porque a través del sistema de géneros se produce y legitima mucho sufrimiento social. Pertenezco a la generación que trabajó para que esta perspectiva sea tenida en cuenta en la facultad. No considero que haya obtenido todavía el lugar que merece, cuestión que depende de que los diferentes actores de la facultad sigamos trabajando para jerarquizar al tema. Acepto trabajos escritos con Xs, claro. En mis escritos académicos utilizo la finalización “/a” (aunque dicotomice al género) y en las comunicaciones informales la letra x. El arroba me jode un poco, lo reconozco, y además no resuelve la división taxativa entre lo femenino y lo masculino porque en su trazo incluye la a y la o. En todo caso me parece que los/as sociólogos/as tenemos la obligación de interpelar e interpelarnos a través de la deconstrucción de sentidos e instituciones. En este camino, esforzarnos por adoptar un lenguaje no sexista que aporte a la más amplia lucha por la eliminación del patriarcado, me parece importante.

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sino en la capacidad de la clase trabajadora y el pueblo en general de reconocernos como actorxs políticxs con capacidad de decidir sobre nuestros destinos, con capacidad de intervenir en la realidad para transformarla. Lejos de cualquier forma de idealismo, la historia demuestra que todos los grandes cambios han sido protagonizados por el pueblo movilizado. Entonces, desde mi criterio, desde este acotado lugar,

creo que la orientación de todxs lxs que apostamos a una verdadera transformación social, debiera ser la de ir hacia las bases, la de aportar a la constitución de una fuerza social que no dependa de ningún poder político de turno, sino de lxs trabajadorxs mismxs. Así no dependeremos de un ballotage, no dependeremos ni de Scioli ni de Macri, sino de nuestra propia capacidad creativa y transformadora.

competencia por no ser lo suficientemente buenxs como para ejercer el deporte como profesión, sino que les permite continuar en ambientes de menor exigencia. Podría cuestionarse en este punto que lo que permite que estxs jugadorxs continúen desempeñándose en su club es el dinero que deben pagar en razón de cuota socetaria. Los gastos que conlleva el deporte (cuota, vestimenta, viajes, comidas, etc.) pueden constituirse como un factor prohibitivo para los sectores sociales más desfavorecidos, si es lo que se pretende. Aquí radica una de las diferencias que existen entre un circuito que se manifiesta visiblemente como excluyente, y un circuito mayoritariamente abierto, en búsqueda de ampliar constantemente la cantidad de jugadores. En este segundo grupo podemos encontrar un fuerte arraigo de ideas similares con las que nos tropezamos en clubes o

asociaciones barriales, tales como el sacrificio, el esfuerzo y el trabajo en conjunto en pos de lograr las metas de la institución. Es común observar así que muchos renieguen de los obstáculos económicos tan habituales en otros

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establecimientos (por ejemplo con cuotas bajas, becas, exenciones, disminuciones o tareas dentro de la institución a modo de reemplazo) y generen actividades en conjunto para recaudar fondos, promocionar el deporte y promover el crecimiento del club. Nos encontramos entonces con que la visión típica y extendida del rugbier, es solo una dentro de las múltiples identidades existentes. Los ámbitos cerrados y elitistas que conforman el núcleo de la práctica, asociados fuertemente a esta figura dominante, coexisten y confrontan con clubes más humildes que se esfuerzan día a día por ser espacios heterogéneos de integración. Es cierto que quedan pendientes temáticas que revisten una gran importancia en relación a las identidades y significaciones asociadas al rugby, como la sólida pervivencia de discursos y prácticas tanto homofóbicas como machistas. Las dificultades que se presentan para la superación de estas nefastas costumbres parecieran mucho mayores que las vinculadas a la apertura social del deporte, en tanto la exaltación de lo “masculino” perviva como una pauta interna homogeinizadora, y lo “masculino” siga asociándose a cuestiones como la agresividad, la superioridad y la dominación. Queda en suspenso cierta posibilidad de cambio y reestructuración a través de las consecuencias generadas por la reciente irrupción de las mujeres y los sectores populares, específicamente en cuanto a la disputa de espacios, identidades y significantes dentro del rugby.

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nota sin título Juan Tocho

“ Swimming is normal for me. I’m relaxed. I’m comfortable, and I know my surroundings. It’s my home…“ ( Nadar es normal para mí. Estoy relajado. me siento cómodo, y sé lo que me rodea. Es mi casa…”) M.F.Phelps Años, meses, semanas, días, horas, minutos, segundos, centésimas de segundo, milésimas de segundo, tiempo. El ciclo continúa, el proceso que nunca para, “es parte del proceso…no te preocupes, ya va a salir el tiempo que buscamos…”. Otras veces puede ser “¡Bien! Buena marca salió, hicimos un tiempo mas rápido, ahora desde este tiempo vamos a seguir trabajando a futuro…”. Frases comunes en el ámbito de la competición en las piletas. De distinta forma pero ambas marcando la importancia de cada momento, el aquí y ahora que se conecta con un pasado junto a sus acciones, horas de dedicación, de entrenamiento, de práctica, y que continúan proyectando hacia un futuro. Se necesita ser constante durante el proceso para alcanzar lo que se propone, ser regular en la práctica misma, patada por patada, brazada por brazada, la disciplina requiere no sólo entrenar el cuerpo, estructurarlo para incorporar gestos técnicos, sino también la mente debe dirigir el proceso de aprendizaje en la búsqueda de aquello que se anhela, lo cual lleva a la repetición de los mismos pensamientos en la mente…”Estoy tranquilo, 1, 2, 3 respiro, 1, 2, 3, respiro, giro, me empujo, cuento…1, 2, 3,

y sigo…”, así se traslada al centro motor, al cuerpo y se aplica. A veces funciona e incorpora como se pretende, otras veces por falta de capacidad o porque se requiere mas práctica. Para esto es necesario de otras personas que nos ayudan, observando y guiando a quien pretende aprender, ser un guía en dicho aprendizaje. Salpicándonos un poco Introduciéndonos levemente en el ámbito de las competencias de natación en piletas, estas líneas intentarán realizar un pequeño acercamiento respecto al tema para comprender al menos de qué trata la cosa, es decir, conocer cómo se presentan las condiciones en que se da dicha actividad y acercar algunas reflexiones a partir de la experiencia personal, reflexión trabajada muchas veces no sólo a nivel individual sino a partir del diálogo con pares, relaciones de amistad, familiares. Para esto creo que estaría bueno, tener presente a la hora de leerlo que no considero que esta reflexión deba ser tomada como una verdad absoluta acerca de lo que dice, ya que las estructuras cognitivas que nos disponen

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cionarixs, donde nuestro balance no puede ser que el FIT sacó un par de diputadxs, sino que cerca de 24 millones de personas depositan sus expectativas en gente de derecha, del régimen, y que el resultado electoral de la izquierda es paupérrimo frente a las enormes tareas que tenemos. Evidentemente, aún no hemos podido constituirnos como alternativa de poder para nuestra clase, y esa limitación también nos quita margen de acción para construir procesos de lucha en el marco del ajuste que se viene. El segundo elemento es el reclamo de lxs compañerxs kirchneristas a la izquierda, respecto del voto en el ballotage. ¡Parece joda! Ahora resulta que si gana Macri es culpa de “la izquierda que nunca gestionó”, “la izquierda marginal”, “la izquierda que no entiende a lxs trabajadorxs”, todas frases que textualmente han dicho algunxs de lxs que ahora esperan que votemos al menemista Scioli contra el menemista Macri. Es menester aclarar nuevamente lo dicho en el párrafo anterior: las elecciones también demuestran nuestra debilidad como espacio político. Sin embargo, ningunx compañerx de izquierda carga con la responsabilidad de llevarnos a un ballotage entre Scioli

y Macri, dos candidatos de la más rancia derecha, y mucho menos tendríamos que hacernos cargo de que gane una de esas dos expresiones, que para nada representan los intereses de lxs trabajadorxs, los mismos que muchxs compañerxs kirchneristas dicen representar. Por eso, hay dos cuestiones que me parece importante destacar: una, Argentina es un país con una economía dependiente, lo que implica que el margen de acción del Estado nacional está dado por las condiciones internacionales. Sea Macri o Scioli, lo cierto es que los bienes que exporta este país han sufrido una caída, por lo que al margen de quien gane, las tareas para quienes queremos, como dijo Rosa Luxemburgo, “un mundo donde seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres” son similares. Dos, en ese mismo sentido, hasta lxs compañerxs kirchneristas reconocen que la única garantía para que el pueblo defienda sus intereses es la organización popular y la lucha. Sea Scioli o Macri, quienes apostamos por un mundo sin explotación y sin opresión (o, por caso, por un país con justicia social), tenemos que recuperar la movilización, la organización en nuestros lugares de trabajo y estudio, en nuestros barrios. Ningún dirigente político va a defender nuestros propios intereses, sino los suyos, y por eso la salida nunca puede ser por arriba, nunca puede estar resuelta en una elección, nunca puede depositarse en las instituciones del Estado,

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de esos resultados. ¿Dónde estuve yo este tiempo? ¿Qué hice para que esto sea diferente? Me sentí parte del problema, uno de los responsables. Por primera vez en mi vida me sentí completamente interpelado por la realidad. Si bien hay grandes discusiones de conducción política, de dirigentes que tienen que darse, la responsabilidad de que, personalmente, delegué a otros el cuidar mis derechos sin siquiera pensarlo se me marcó a fuego. Hoy siento que hay algo que se nos quiere arrebatar. La autocrítica me salvó, me devolvió la imagen de muchos que estábamos cómodos en nuestra casa,

viviendo una vida “normal”. Esa vida de consumo, individual, preocupada por lo colectivo pero no comprometida. Nuestro destino no puede volver a quedar ciegamente en manos de nuestros representantes. La autocrítica es ahora, el tiempo de la acción también; hay que meter los pies en el barro de la historia, como podamos, con las armas que tenemos y decir presente. Transformar esta democracia delegativa en una cada vez más participativa será el inicio de todo proceso real de emancipación, y depende de nosotros llevar a cabo esa gesta.

Enzo Vaccaro Parar la pelota y levantar la cabeza En las postrimetrías del mandato de Cristina Fernández, lxs compañerxs que adscriben a la política del gobierno nacional debieran de haberse llamado a la reflexión, más que despotricar contra todxs lxs que no apoyamos a Scioli, lxs que no lo votamos ayer y no lo vamos a votar en noviembre. Sin embargo, ni bien definida la tendencia en el escrutinio, comenzaron a derramarse los balances presurosos de esxs compañerxs. Quisiera referirme a dos cuestiones que, con preocupación, veo que al constituirse como un discurso común poco aportan a transformar la realidad. Por un lado, me llama mucho la atención la alusión a la “clase media” como la “culpable” del crecimiento de Macri.

Sinceramente, no entiendo cómo definen en términos estructurales a ese sector social, puesto que la realidad es que al PRO lo votó una amplia capa de la clase trabajadora. Creo que ahí no hay que mentir(se), sino que hay que hacerse cargo de la situación: al PRO no lo votó sólo la clase media, lo votaron muchxs trabajadorxs. Incluso, lo votaron muchxs que en 2011 habrán aportado al 54% de CFK. Lo cierto es que el FPV pasó de casi 12 millones de votos a menos de 9, y decir que hay 3 millones de “medio pelo argentinos” (o peor aún, 8 millones) es negar la realidad. Por el contrario, insisto en que hay que hacerse cargo, parar la pelota, hacer balance y autocrítica, y afinar en la perspectiva. Párrafo aparte merecemos quienes nos reivindicamos clasistas y revolu-

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a sentir, actuar y conceptualizar acerca de alguna experiencia tan particular pueden variar. A pesar de esto, sí creo que mediante el diálogo e intercambio se puede llegar a puntos en comunes con algunas cuestiones básicas, como también podemos invitar a preguntarnos por diferencias respecto a otros deportes o actividades que no se desarrollan en el agua. En primer lugar las exigencias económicas que vinculan todo tipo de recursos, desde lo material como los instrumentos necesarios para nadar, capacitaciones para el cuerpo técnico, hasta consultas médicas para evitar lesiones, hacer chequeos e incluso sesiones de kinesiología para acelerar el proceso de recuperación y poder exigirse más en entrenamiento. Si podemos asistir periódicamente a un kinesiólogo o médico que realice chequeos sanguíneos o recomiende determinado tipo de alimentación previa competencia o diferentes etapas del entrenamiento, esto también permite recuperarse más rápido en una competencia que se desarrolla durante días. Sabemos que esto no es menor porque centésimas de segundo en una competencia pueden estar contenidas en el acceso a ciertos recursos. Además de esto podemos mencionar algunas diferencias respecto a la infraestructura en los distintos lugares del país, por ejemplo, la cantidad de piletas olímpicas de 50 mts de largo es algo necesario para poder prepararse cuando hay una competencia a nivel nacional ya que si es clasificatorio para otra instancia internacional, ya sea Sudamericana o Mundial, la mayoría se realizan en piletas de 50 mts y las menos en pile-

tas de 25 mts (aunque siguen teniendo gran relevancia). Dicho esto puede surgir el interrogante: ¿Tanta diferencia puede existir cuando se entrena periódicamente en un natatorio de 25 mts de largo a entrenar en uno de 50 mts? Para el ámbito competitivo casi todo puede ser considerado como un factor que permita mejorar una marca personal en alguna distancia y estilo, en este caso la diferencia puede ser mucha, el cuerpo, la mente, se estructuran acorde al ámbito en donde uno realiza la preparación, no por ello es casual que la pileta en donde uno entrena es el lugar que más conoce, el lugar donde realiza día a día cada gesto técnico, cuántas brazadas por largo, cuántas patadas, cuántas respiraciones, cuántas patadas después de un giro, todo es contable, y si tenemos regularidad en este conteo más facilidad pueden presentarnos si competimos en el mismo lugar que entrenamos o en alguno similar. Sumado a esto, consideremos el ambiente en donde se encuentra, es decir, si hace mucho calor, si hace frío, si está al aire libre, si la luz es clara, si el agua se presenta cristalina o no, si el piso de la pileta es muy bajo, si la pared se compone de azulejos, si los cajones

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de partida son amplios o altos, o si son de ultima generación, si el natatorio dispone de una pileta secundaria para realizar ejercicios de entrada en calor o recuperación. Estos detalles pueden parecer menores pero construyen las condiciones en que se desarrollará la competencia, lo cual en nuestro país cada pileta presenta sus condiciones particulares, condiciones que cada persona se puede adaptar rápidamente o no. Es decir, no es garantía el poseer todos los recursos, pero sí ayuda en gran parte al proceso de entrenamiento. Por ello, que no es casual que a nivel internacional se requieren ciertas condiciones a cumplir para que un natatorio pueda ser considerado como posible lugar a desarrollarse una competencia de nivel internacional. Rutina, conexión y 10”…5”…3”…va! Suena el despertador, se siente el cansancio del cuerpo, éste dice: “basta, hoy quedate…”. La mente le contesta: “dale, hoy es otra oportunidad para superarte, hoy, ahora, no mañana, no la dejes pasar…”. El cansancio se hace presente respondiendo: “¡No! Debés estar bien físicamente para continuar, podes lastimarte y no poder seguir en un futuro, dormí y recuperate…”. Siguen discutiendo hasta que uno gana: “Persistí, sé constante, al menos andá, recuperate en la misma práctica, buscá equilibrio, superate hoy… no te detengas, ahí está la llave para cultivar tu propia superación, disciplina…”. Concluido el debate, me levanto, desayuno, higienizo, preparo el bolso y a entrenar. El sol aún no se ha puesto, llego a la pileta, saludo a los pares, guardavidas y entrena-

dor. Nos disponemos a entrar en calor mientras percibo el lugar alrededor de la pileta, cada rincón, cada baldosa, cada pared, cada escalón, su color, sentir la textura en los pies y manos, el orden de los objetos, llegar a conocer tanto un lugar, de tanto haberlo concurrido, al punto de poder percibir la alteración del lugar mismo si algo no está en su lugar donde comúnmente está, si algo cambió, si el nivel del agua esta 1 cm más alto o 1 cm más bajo (lo cual influye). Obviamente la pileta siempre en el mismo lugar (aún nadie pudo moverla), distinta al agua, nuestro medio que nos permite realizar la actividad, se nos presenta igual que siempre, mismo lugar, misma quietud, misma adaptación por la estructura de la pileta, nadie dentro, plena quietud, plena calma, como si le dijeran a una persona que esté tranquila, que se adaptara al lugar donde se encuentra, que busque el equilibrio, que fluya donde sea que se encuentre. Así se nos presenta el medio cuando aún nadie está dentro.

Inicia la hora de entrenar, nuestro guía mientras entramos en calor fuera del agua, nos explica en líneas generales cómo será el día de hoy y con qué trabajo comenzaremos para entrar en calor en el agua. Cuesta meterse, frío,

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Leonel del Negro Despertar Por primera vez en la historia Argentina, una alianza de diversos espacios de derechas y sectores ultraconservadores, encabezada por Mauricio Macri, tiene reales chances de alcanzar el poder por la vía democrática. No fueron necesarias las armas o la desestabilización de un partido militar, un golpe de mercado con corridas bancarias, mucho menos una galopante crisis económica, de esas que generan un consenso de disponibilidad en la sociedad para aceptar radicales cambios, como lo fue vivir la hiperinflación. El estupor me duró casi una semana. No era el único, se percibía en el aire. ¿Por qué una alianza con un claro programa neoliberal pudo llegar hasta donde llegó? No fue magia. La derecha se dio cuenta que para gobernar tenía que gustar a la mayoría. No había que plantear desde el vamos la restauración conservadora que pretende llevar a cabo. Aprovechó cada uno de los errores estratégicos del FPV con un despliegue marketinero tan perverso, como colosal y astuto. Entendió que tenía que decir lo que la mayoría quiere escuchar, discutir de política con otros candidatos es contraproducente; hay que vender propuestas, de “sentido común” y de fácil digestión. La formula sintetizadora: “Vamos a conservar lo bueno que se hizo en estos años y cambiar todo lo malo” es clave. Bajo esa premisa, se articula la palabra cambio. No importa la incon-

sistencia de su programa económico con el hipotético programa de políticas sociales que dicen proteger, esto de ninguna manera sale a la luz si no es por la denuncia ajena. Se corrieron del lugar “anti” (ideológico, que a muchos les cuesta disimular). Apuestan a ganar como sea y gobernar: voluntad de gobierno pura y dura, algo que hasta ahora se lo atribuíamos solo al Peronismo. Le hablan propositivamente a todos y no solo a los suyos, corren el eje cuando lo político surge y amenaza con desnudar sus groseras contradicciones: es la política de la despolitización. Esta artimaña se llevó puesto todos los análisis políticos electorales. Caló tan fuerte, que hasta el candidato del FPV, Daniel Scioli, hoy recupera esa poderosa palabra en los últimos spots publicitarios por sobre su ya clásicos “fe, esperanza, optimismo”. “La autocrítica después del 22, ahora hay que ganar” se decía en la facultad, lo cual es lógico pensando en los que tienen responsabilidad militante, pero personalmente no me incluyó. Hay preguntas que me dolían en los huesos después

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otros caminos” estamos hablando de preparar la gran pelea de box, la estrategia. Porque sin estrategia nuestro momento táctico no sería más que una gota desorientada en un océano, porque vemos “las diferencias” pero a la luz de un proyecto de largo alcance. ¿Qué quiero decir con esto? Simplemente que a cada paso que damos tenemos que ir construyendo “esa otra cosa”. ¿Qué -otra- cosa estamos construyendo si votamos al “menos malo”? Veamos: Los trabajadores de Lear y Gestamp, las luchadoras en contra de los femicidios y violadores, los pueblos originarios, a fuerza de lucha, y no del manual del buen marxista o peronista, fueron comprendiendo que su enemigo es el Estado y sus patrones; lo comprendieron, digo, en cuerpo y alma, a fuerza de explotación, balas y amenazas “nacional-populares”. Ellos en la lucha aprendieron a desconfiar de sus opresores, ¿nosotros les tenemos que enseñar a amarlo hoy, a cambio de “mañana salir a luchar”? Es que estos tontos “no entienden (?!) las diferencias” ¿no se dan cuenta que hay que votar a Scioli ya que por la base social, por el sector de la burguesía en que se apoya, tendríamos “un mejor terreno para luchar”? NO. Si hoy llamas a votar a Scioli ¿cómo le vas a decir al pueblo que mañana hay que luchar, si estás contribuyendo a legitimar a la derecha, si estás diciendo que “tácticamente hay que ser conformista”? Porque siempre va a haber un “mal mayor” al que temer, y así no hacemos más que envolvernos en una lógica paralizante. Y así vamos, a paso de miedo y resignación, a paso de “pre-

parar el mejor terreno” perdiendo cada vez más terreno. Katz lo dice claro: “El mal menor es el camino de una capitulación progresiva, se va bajando una bandera tras otra, primero había que sostener a Randazzo, después “el candidato es el proyecto”, ahora a Scioli, ¿y mañana qué?”. Hoy, votar al mal menor es desmovilizador, fomenta la resignación, el conformismo y las ilusiones en quienes nos explotan. Por surte será difícil convencer a esos poquitos nuestros que “de lo que se trata es de elegir al candidato que nos reprimirá de manera más selectiva”, porque esos pocos no quieren más represión ni ajuste, ni siquiera del menos malo. Porque esos pocos locos, que algún día serán millones, están construyendo la salida del laberinto circular, están dando la verdadera pelea de box: la de los explotadores contra los explotados, porque sólo esa pelea podrá poner fin a todas las peleas, y ahí sí podremos finalmente disfrutar de un buen tango y, quizás, ponernos todos a bailar.

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cansancio, saber que lo que se espera es dolor de todo tipo: físico, mental, es el desafío, el motivo es claro, lo que resta es comenzar, saltar y dejarse llevar, auto superación, no pensar por momentos, sólo hacerlo, ponerlo en marcha a través del medio, fluir en y con el medio. Cerca del borde de la pileta, sin pensarlo, las piernas se flexionan y dan un salto dentro del agua. Sentir el cambio de temperatura, sentir choque contra el agua, caer, sumergirse. Comienzan a presentarse las sensaciones, desde la temperatura del agua, hasta nuestra propia temperatura. Sentir con el cuerpo, manos, pies, cabeza, ya sumergido, comenzar a soplar suavemente y sentir las burbujas que generamos, ese cosquilleo que nos vuelven a la cara, nuestro cuerpo comienza a comunicarnos qué tan conectados estamos con el medio. Sólo podremos saberlo si estamos dispuestos a escucharlo, a sentirlo. Aquí se nos evidencia esta fuerte relación entre cómo nos sentimos en y con el medio, la regularidad con la que venimos concurriendo, ya que si un día no asistimos a un espacio donde nos desplacemos por el agua, al día siguiente cuando retome-

mos, la falta de contacto con el agua, esa falta de conexión y sentimiento que veníamos teniendo se hará notar, ni hablar si ese periodo de tiempo es mas extenso, como días, semanas o meses. Fluir en y con el agua (o hacer el intento), implica una búsqueda de acompañar, buscar unirse, conectarse, conocer el medio para fluir en y con, en otras palabras, generar un vínculo. Para esto es imprescindible sentir y poner la atención hacia ello, conocer y conocerse. Inicias el nado, repetís, de a poco, brazadas, patadas en simultaneo, relajarse, sentir el fluir, llegando a la pared giro, me empujo, lo mismo, brazadas, patadas en simultáneo, respiro, constante, repito, giro, lo mismo, cambio de estilo. Sucede que simplemente es, se hace, el cuerpo y mente se conectan con el medio, sienten el desplazamiento, apoyo en pies y manos, como si empujara una pared con los dedos, manos, muñeca, antebrazo, brazo, o le pegara a una pelota con e l pié aunque muy lejos de ser esto (simplemente el gesto técnico). Sentir cómo fluye el agua y

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contactan los dedos de los pies, tobillo, tibia, rodilla, cuádriceps. Despacio, constante, haciendo fuerza pero no del todo, equilibrio, tranquilidad y pasión, todo en un mismo momento, en la misma acción, en ese presente. Llego a la pared, los pares esperando, entrenador nos da indicaciones para realizar un trabajo, escuchamos, preguntamos en caso que no hayamos comprendido algo, responde rápido y claro, si no hay mas preguntas, se dispone: “en 15 seg salimos...”. Toma el cronómetro, nos ordenamos en fila para salir con distancia y no chocarnos, se escucha: “10”…”5”… 3”… va!. Y repite: …10”… 5”… 3”… va!. Y repite”. Salimos individualmente ante la señal, nadando por un lado del andarivel y volviendo por el otro lado. Llega mi turno, salgo ante la orden. Un instante antes de sumergirme apreto el botón para iniciar el cronómetro del reloj que tengo en muñeca. Me indica horas, minutos, segundos y centési-

mas de segundo. Comienzo a nadar, voy sintiendo y pensando, lo difícil es saber reconocerlo. Intento sentir que fluyo con y en el medio, a medida que va pasando el tiempo y repetimos las series, se comienza a sentir el cansancio, el cuerpo comienza a decir basta, pide descanso, la mente calma, busca no perder su propio equilibrio para que domine el cuerpo y pare, estar tranquilo es la llave, continuar dirigiendo la tarea y terminarla, que el fluir siga siendo constante, que no se detenga, que no se produzca desequilibrio. Cada vez que se llega a la pared, se va completando parte del trabajo, se escucha al entrenador alentando pacientemente, con cronómetro en mano, corrigiendo aspectos técnicos, marcando el tiempo, marcando cuánto resta de descanso para volver a salir. Continuás, sentís, el cansancio aumenta, buscás mantener el ritmo, ritmo ya pautado, planificado en relación a cuánto tiempo se desea

ahora piensa como oligarca”, eso tampoco es sostener una ética de responsabilidad y lo hace análogo a la crítica anterior. Ahora es momento de establecer diálogo con aquellos que no se sienten sintetizados o interpelados con este gran proceso de unión latinoame-

ayelén obladi ¿Qué pelea es mi pelea o cómo escapar del eterno retorno del mal? “A primera vista, la historia argentina parece signada por la lucha inconclusa entre dos proyectos políticos. Uno, liberal, agroexportador, abierto al capital extranjero. El otro, popular, industrialista, de autonomía nacional. Ora, un proyecto avanza y parece arrollar al otro; ora, la situación se invierte, en un vaivén en el que ninguno de los dos logra el nocaut. Pero de tanto repetirse la escena, surge la pregunta: ¿y si la historia argentina no fuera una pelea de box, sino la unidad coreográfica de los dos que hacen falta para un tango?” (Iñigo Carrera y Grinberg) Ya no discutimos ni eso, nos acomodamos y miramos este nuevo tango como si fuese box, y lo peor es que ahora ni siquiera se “pelean” dos proyectos que al menos en apariencia sean antagónicos, ahora se discute quien tiene menos amigos de la oligarquía más recalcitrante, esa que “se la llevó con pala” durante el Kirchnerismo. Y así seguimos, en un eterno retorno, o en palabras de Iñigo, en un 2x4, en el que nos obligan a votar por

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ricana bajo la forma de la CELAC. Del otro lado está el ALCA. Pregunto: Macri y Scioli ¿son lo mismo? ¡Por supuesto que no! Macri puede darse el lujo de volver al ALCA y no encontrar rispideces internas. Scioli se las vería difícil.

alguno de los dos bailarines que serán nuestro verdugos, te obligan con palabras democráticas, te extorsionan con el catastrofismo, “dale, dale, decidí quién querés que te corte la cabeza ¿el que lo hará más lento y con palabras un poco más lindas o el que lo hará de una; el que reprime a los pueblos originarios o el que reprime en el borda?” Lo mismo nos decían allá, a principios del siglo XXI, ¿Menem o De la Rua?. Un pueblo que no tiene memoria está destinado a repetir... ¿Qué paso con la batalla cultural? Ni me lo digan... Pero digo yo, ¿y si mejor escapamos?. Y si mejor empezamos a construir otros caminos. De los laberintos se sale por arriba, o mejor dicho, por abajo. Mientras construimos otros caminos, en lo inmediato hay que decirle al mundo entero que de los laberintos se sale por abajo si no queremos seguir bailando este tango, que es muy lindo mirándolo desde la butaca, pero ya me está mareando, a los pobres matando, y a los trabajadores explotando y des-humanizando. Nos acusarán de moralistas, de principistas, de utopistas, pero cuando hablamos de “construir

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nen potencialmente al “cambio”. La premisa del cambio construye la identidad misma de Cambiemos. Ésta aparece bajo un manto de sospechosa. Si “proyecto nacional y popular” implica industrialización por sustitución de importaciones, la política interviniendo en la economía, políticas de inclusión social como la asignación universal por hijos que asegura como objetivos irrefutables dos aspectos fundamentales: tanto asegurarse de la escolaridad como de las vacunas al dia, etc. La pregunta que cabe hacerse es ¿qué implica la idea de “cambio” en que está pensando Cambiemos? Si la posición es el voto a favor del FPV, la tarea que cabe asignar como premisa mayor es defender y profundizar aquello que con tanta sangre se pagó. Por un lado sabemos qué implicaría un capitalismo salvaje (el mal mayor). Por otro lado, el capitalismo neo-keynessiano, de Estado de Bienestar es el mal menor, y sabemos también lo que implica, todo está dicho. Maquiavelo pone de manifiesto algo que aún hoy sigue teniendo vigencia: lejos de la visión de sentido común que se tiene sobre la mal interpretada frase “el fin justifica los medios”, lo importante aquí es entender que la política se rige por reglas específicas, exige una moral específica. Retomo a Weber, ¿Cuándo un fin << bueno>> es justificado por medios moralmente dudosos? Ningún fin “bueno” justifica por sí mismo los medios o consecuencias éticamente peligrosas ¿cuándo sostener un fin tan noble como la Revolución Proletaria, justifica un dudoso medio que puede poner en peligro la integridad de los sujetos que se exponen, por

ejemplo? Y en tal caso que se asuma una “ética de los fines últimos” ¿se asume asi mismo en cada acto político la responsabilidad que implica la toma de decisión sobre los medios empleados? Si votar en blanco es un medio para el fin que es la Revolución Proletaria, en el caso hipotético del peor escenario posible: ¿se harán cargo de ello los promotores de tales decisiones?

Sea cual sea el resultado, la responsabilidad politica no está eximida. Si no somos capaces de llevar adelante con éxito (real, objetivo) la lucha contra ese “mal”, será hora de ser críticos con nosotros mismos, y asumir la responsabilidad, no recayendo en la ridiculez de sostener que “ellos fueron los estúpidos, yo tuve la razón”, porque nadie pondrá en nuestra lápida el dia de nuestro fallecimiento “tenía razón”. Sin duda admito que el sentido por el que se orientan las corrientes de izquierda trotskista es noble, y lo respeto. Pero de lo que se trata aquí es del sentido de la responsabilidad que implica la praxis política. En sí mismo el voto en blanco no ofrece una resistencia verdadera, sino una formalidad que peca por superficial. El campo nacional y popular debe asumir también las responsabilidades, aquí no se trata de “yo tengo el panorama claro, pero la clase media

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realizar en la próxima competencia importante. El tiempo acá es todo, dependiendo de qué tipo de trabajo se esté realizando el tiempo de entrenamiento va variando, pero sigue siendo importante porque entrenar 1 segundo mas rápido o 1 segundo menos en las series de entrenamiento puede alterar el proceso. Esto se debe a que al ser el ámbito competitivo medido solo por tiempo con cronómetro, donde la meta es recorrer a partir de la señal de largada una distancia nadando cierto estilo en el menor tiempo posible, tocando la pared marcando el final del recorrido, por esto, en el entrenamiento también requiere ser preciso respecto al tiempo que se nada. La paciencia, la tranquilidad son factores importantes, no hundirse, respirar regularmente, esforzarse más, relajarse más, todo a la vez, ese punto medio que otorga la constancia, el equilibrio necesario, lo difícil de hallar en ese momento presente. Una vez que termina la sesión de entrenamiento se sale de la pileta, a estirar en parejas entre 15-20 minutos, respirar profundo, estirar, relajarse y esforzarse a la vez, lo mismo, equilibrio. Músculos más importantes y algunos específicos, prácticamente casi todos, entre 2 o 3 series, entre 15-30 segundos cada serie. Cada segundo incluso fuera del agua importa, ayuda a que la recuperación sea más rápida para estar listo y recuperado para la próxima sesión de entrenamiento. Puede ser a la tarde en horas, o al día siguiente, dependiendo de la etapa. Se termina de estirar, se saluda o a veces se queda hablando sobre el entrenamiento o cualquier otra cosa. Que el ámbito de entrenamiento sea positivo es fundamental porque en

los momentos más difíciles el apoyo colectivo es un factor más que empuja adelante, construir ese ambiente es tarea que se da a nivel grupal. Es hora de ir a ducharse, cambiarse y volver a casa para recuperarse. Aprendizaje y pequeña invitación Se repite el proceso, durante horas, días, semanas, a veces pueden ser años, dependiendo de las proyecciones que la persona posea. La constancia junto a la paciencia es una llave que permite ir aprendiendo durante el proceso mismo, las modificaciones se van realizando acorde a cada etapa, a cada momento, evaluando constantemente la situación, al cuerpo y la mente misma. La reflexión juega un papel central, conocerse permite junto a la ayuda de pares, las amistades que se van forjando, entrenadores y familiares el poder dar cuenta aspectos que pueden trabajarse o deben ser descartados por no ser el momento de trabajarlos o porque directamente no ayudan. Dar cuenta de nuestras potencialidades, partir de un análisis minucioso que incluye muchas dimensiones respecto a la persona, y el entorno que puede formar parte para llevar a cabo lo que se busque, es una tarea que debe ser realizada en conjunto, una tarea colectiva. No son sólo aspectos físicos los que se trabajan, como la fuerza, velocidad, resistencia o técnicas del nado. La dimensión del conocimiento también implica ser consiente de gustos. Es decir, qué estilo gusta más o menos, qué trabajos se prefieren antes que otros, cues-

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tiones que a veces no pueden elegirse, sino que simplemente deben hacerse si se pretende buscar mejorar tiempos personales. Conocer miedos, deseos máximos, nuestro entorno que rodea, recursos que dispone y los que no, todo esto requiere trabajar la mente, un esfuerzo por aprender día a día, aprender a conocerse. Poder dar cuenta de qué herramientas disponemos desde lo material hasta el conocimiento que nos permite comprender la realidad en la que estamos, las condiciones que se nos presentan y nos permiten actuar, qué potencialidades nos dan y cómo a su vez estructuran nuestras ambiciones, deseos y pasiones. El aquí y el ahora es el único momento en donde somos capaces de intervenir la realidad que vivimos, de transformarla y transformarnos. Pero de nada sirve sin un plan a futuro, sin una proyección previa, sin una motivación o deseo que nos impulse hacia ello, sin voluntad para llevar a

cabo lo que busquemos, la responsabilidad ante la tarea, de comprender lo que es necesario hacer y cómo hacerlo para alcanzar la meta. El límite está en la persona, el límite lo pone la persona, no perder de vista esto, que para poder conocerse, para poder aprender, tenemos que tener presente que las cosas no pueden salir siempre como se busca. Poseer voluntad para aprender, ser perseverantes, por esto iniciar brazadas, patadas, realizar gestos técnicos de manera incorrecta, que el estilo no salga como se busca, no puede ser motivo de no seguir intentándolo, porque si para algo vinimos es para aprender. Por último, muy breve, invito a que puedan comparar este relato con sus propias experiencias junto a la reflexión, les sirva para ponerlas en dialogo y ayude a conocer a través de una experiencia más, una porción de muchas otras que componen esta gran totalidad que se nos presenta.

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ricardo climent ¿Votar al mal menor? Falsas antinomias Sin duda atravesamos un momento crítico, propio de un momento histórico en donde la derecha extrema resurge, amenaza y pone en riesgo el proyecto de unión de la Patria Grande. Desde nuestro campo científico social esto merece un análisis a la altura de los acontecimientos en pleno desarrollo, que pueda poner en juego todo el conjunto o entramado de relaciones y las dimensiones que operan en la misma. ¿En qué podría aportar un Karl Marx, o un Max Weber, entre otros en esta coyuntura? La campaña política trajo en sus resultados aquello inesperado por sectores diversos. Esto se refleja en el malestar, que no es simplemente político-electoral, sino también de índole sociológico. Debemos tamizar lo que es esencial de lo que es anecdótico. Captar lo que se esconde detrás de conceptos mediáticos, que se presentan de manera particular como la “campaña del miedo”, por ejemplo, utilizado incluso por aquellas corrientes políticas que aspiran a ser críticas, en conexión a un arsenal de contenido ideológico, es poder comprender que el uso del lenguaje con el que nos manejamos no es tan neutral como creemos y aun a pesar de saberlo, naturalizamos en la práctica aquello que criticamos teóricamente. ¿Acaso no cabe la posibilidad de preguntarnos por su origen, más no presuponer que lo sabemos?, ¿qué papel juega este aparato mediatico? Todas estas nuevas formulaciones

surgen en contexto de campaña política. Como tal, su uso legitima la posición de quienes tendenciosamente lo viralizan por las redes y utilizan a los sujetos-consumidores como vehículos difusores de su ideologia, sin evidenciar que esos mismos son quienes afirman, desde la dimensión de su plataforma económica, que las paritarias son un instrumento fascista. Importa además de la fortaleza del sindicato la del Estado (en contraposición con la idea liberal del mismo reducido al medio específico como monopolizador de la violencia legítima). La “campaña del miedo” junto con el eufemismo del “cambio”, la “revolución de la alegría”, etc, se inscriben en la estrategia de un posible escenario oscuro posterior al 22 N. En ese hipotético caso ¡qué me-

jor excusa para reprimir sectores populares organizados, bajo la premisa de los “subversivos, rebeldes que se resisten al cambio”!. Y en tal caso, dudo que haya una diferencia de cuántos palazos o balas de goma correspondan para los trotskistas, o kirchneristas. Desde la perspectiva macrista, todos se opo-

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tos (¿no se llenan de alegría ustedes cada vez que un nuevo compañero es recuperado de su origen arrancado? ¿no nos reconocemos cada vez más como país cuando eso sucede?). Certeza del del advenimiento de una cultura política apática, misógina, homofóbica, transfóbica y tantas fobias más (porque “a las mujeres les encanta que le digan qué culo que tenés”, y “la homosexualidad es una enfermedad” entre otras perlitas). Certeza de la criminalización de la protesta social, de que la represión, que hoy existe pero es vista con vergüenza y censurada, se convierta abiertamente en una política sistemática del Estado. Certeza de finalmente Clarín ganó. Ni siquiera hace falta derogar la ley de medios (algo que probablemente se haga), sino simplemente apelar al “derecho adquirido” del grupo y abolir el artículo 161, que obliga a la desinversión. Certeza de que Magnetto va a seguir condicionando la política durante las próximas décadas. Certeza del vaciamiento del Estado en todas sus áreas. Y también una larga lista de probables: del fin de la jubilación estatal, de YPF del Estado, de la

asignación universal por hijo (porque como dicen los racistas estos días “ahora la gente se va a poner trabajar”), de aerolíneas argentinas y unos cuantos más. No nos tiene que gustar Scioli (y a muchos nos descompone). Pero elegir en una votación no nos hace menos de izquierda. La postura de “los dos son lo mismo” no sólo parte de un balance errado que no contempla realidades históricas, relaciones de fuerza y las bases sociales de legitimidad de ambos bandos. También es irresponsable, es desentenderse de las condiciones de vida de los sectores populares y de su futuro. El cambio social al que aspiramos todavía está muy lejos, pero para poder plantear alguna vez en nuestra vida la pregunta por el socialismo se precisan pisos sociales básicos que permitan generar una disputa real por mejores condiciones de vida y mayores niveles de organización de los sectores populares. Preocupémonos por preservar el hoy, porque sino vamos a cambiar mañana por ayer, como dijo Maru Vidal. Los que se preocupan más en ser revolucionarios que en hacer la revolución volverán a ser enterrados por la historia.

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¿Pan y circo?: “dentro y fuera de la cancha”, la relación del deporte con la(s) política(s) Magdalena Tóffoli Yo confío en la recuperación del fútbol como expresión de los pueblos, de sus identidades, del juego y la creatividad. Diego Marín Verdugo

La relación entre política y deporte está fuertemente atravesada por innumerables disputas y dimensiones posibles de ser analizadas. Hablo de disputas porque las formas de pensar y practicar el deporte nunca estuvieron ni estarán libradas de concepciones y prácticas sociales y políticas en principio no “estrictamente” propias de este campo (tal como sucede en ámbitos como la ciencia o la educación); en este sentido el ámbito deportivo es un lugar más donde la sociedad-incluyendo allí al Estado- nos pone de manifiesto el conflicto entre sus modelos posibles. Podemos reconocer esto en aspectos como la reproducción-y tam-

bién la puesta en cuestión- de estereotipos de género en el deporte, el perfil inclusivo o excluyente de la construcción de ciudadanía cristalizado-una vez más- al momento de pensar el acceso a este ámbito, el rol del Estado, los proyectos políticos expresados en políticas públicas específicas o indirectamente vinculadas, la construcción histórica y simbólica del vínculo entre clases sociales y la práctica de determinados deportes (la popularidad del fútbol, el elitismo del rugby y el hockey, etc), la permeabilidad del ámbito deportivo a las lógicas del capital o la búsqueda por prácticas deportivas alternativas y afincadas en nuevas formas de vínculos y valores, la utilización de figuras y eventos deportivos como mecanismo de legitimación y producción de legitimidad de gobiernos, o a la inversa, el acompañamiento de estas personalidades distinguidas a líderes y referentes políticxs, por nombrar solo algunos ejemplos. Si bien no completa-

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mente escindido del aspecto anterior, por dimensiones de esta relación me refiero a la multiplicidad de núcleos temáticos que podemos distinguir en el vínculo política-deporte, desde una perspectiva sociológica. Esto nos introduce en un recorrido que va desde la existencia de una “micropolítica” depositada en los cuerpos así como también en las relaciones sociales entre pares, como en los planteles de deportes en equipo (donde se juega poder, referencias y reconocimientos simbólicos, entre otras cosas), hasta las políticas estatales en materia deportiva, pasando por las dinámicas y proyectos de los clubes-tanto de los “grandes” como de los barriales-, las experiencias deportivas como puntapié a formas de organización barrial, las modalidades

dominantes o “exitosas” de actividad deportiva, etc. Es decir, en relación a este punto podríamos pensar en una multiplicidad de niveles de análisis y de formas en que se expresa la relación entre el deporte y la política. Hecha la aclaración, me propongo pensar políticamente el deporte hoy, desde el punto de vista de las proyecciones políticas que en él se ponen en juego y de la posición del Estado-en conjunto y en conflicto con otros actores- frente a las mismas, para lo cual debemos recordar el status de derecho que el mismo detenta. Pero... ¿por qué pensar al deporte en estos términos? Como anticipaba más arriba, el deporte es un espacio de la vida social donde se modelan estilos de vida y por ende, se configuran y reproducen

miguel reartes Amigo, amiga kirchnerista. No tenemos la culpa. No sólo porque los números globales de la izquierda y el progresismo fueron horribles. Fue un gran error político pensar que un candidato tibio y mojigato era la mejor encarnación del “proyecto nacional y popular”, sólo por caerle mejor a las gorilas clases medias que el domingo se volcaron en masa por Macri. Ojalá el 23 comience una profunda autocrítica de cómo hemos llegado acá, del papel de las organizaciones kirchneristas y las organizaciones del campo popular en general. Ojalá sea posible visibilizar el derrotero que llevó al gobierno recostarse cada vez más en las hasta ayer infalibles estructuras del Partido Justicialista, lo que culminó en la coronación del sapo mayor como encarnación de las grandes causas sociales de los últimos años, y relegó cada vez más a un papel marginal a la organización y movilización popular, a los que deben ser los verdaderos agentes del cambio social. Ojalá suceda todo eso, pero hasta entonces, concentremos nuestras municiones en sumar voluntades, en revertir la catástrofe. Amigo, amiga de izquierda. Hay que dejarse de joder. Sabemos que Scioli nos revuelve el estómago. Deprime profundamente imaginar a Scioli declarando ante Naciones Unidas. Sabemos que con Scioli se viene un período cargado de incertidumbres, con un abordaje más conservador de las cuestiones sociales y económicas. Sabemos que con Scioli las organizacio-

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nes del campo popular vamos a pasar a estar en plena alerta, atentos y dispuestos a movilizarnos ante cualquier embate sobre las conquistas alcanzadas. La diferencia es que con Macri no hay incertidumbre, sino un conjunto de certezas. Certeza de que se levantan las barreras arancelarias, las restricciones cambiarias, certeza de que se devalúa el peso y por consiguiente el bolsillo de los sectores populares. Certeza de una apertura a los mercados internacionales y por tanto certeza de una nueva destrucción de la industria nacional, hipoteca total de nuestro futuro como país soberano. Certeza del endeudamiento y estrangulamiento de nuestra economía. Certeza de TLCs con EEUU y Europa, de nuevas relaciones carnales. Del fin de la integración latinoamericana, porque Argentina va a ser el bastión de una contraofensiva de EEUU en América Latina (bastión que quisieron construir en países como Chile y Colombia pero no lo lograron por la menor gravitación geopolítica que esos países tienen). Y contra esa certeza hay que luchar con uñas y dientes por pura vocación lationoamericanista e internacionalista. Certeza del fin de los juicios a los genocidas, de volver a los años de la impunidad. De la vuelta al discurso del perdón y la conciliación con los carniceros del pueblo. Certeza del fin del financiamiento a los organismos de DDHH, y por ende de la búsqueda de los nie-

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cierto es que siempre suelo votar con total convicción y siéndome fiel a mi misma y a mis ideas, pero en estas instancias uno se da cuenta que a veces el voto tiene que ser mas “pragmático” y menos “ético”, porque eso solo implicaría ser totalmente individualista y votar solo para tener mi consciencia tranquila y no pensando en lo que sería mas “conveniente”. Todavía sigo pivoteando entre el voto en blanco y el voto a Scioli (aunque la sola idea de tener que meter su cara en el sobre me repugna), así que no viene por acá mi reflexión, no pienso ponerme a convencer a nadie de que vote de cual o tal manera y mucho menos me van a ver resaltando todo lo “positivo” del actual gobierno tan solo para hacerle la contra a Macri.. en eso sí me quedo con mis convicciones y mi sentido crítico. Lo que pienso es que hay que ampliar los horizontes de nuestra mirada, dejar de pensar simplemente en “la” política, en cuestiones político-institucionales, electorales, de procedimiento y fijarse también en “lo” político, lo extrainstitucional, lo que el sistema no puede regular o encauzar dentro de él, la di-

mensión conflictiva de la vida social. Ahí radica para mi el potencial del cambio y también las mayores dificultades que hay para comprender realmente la realidad. Entonces a la hora de votar o pronunciarnos seamos responsables, no hagamos un análisis unilateral o egoísta, informémonos, analicemos las múltiples variables en juego, las coyunturas económicas y políticas, las correlaciones de fuerza, dejemos de difundir información de “sentido común” por las redes por que lo único que hace es confundir. Delegarle el poder a uno u otro candidato no va a representar ni la salvación, ni el infierno, esta claro que las estructuran no se van a tocar y que se esta dando un giro de derecha importante.. solo pensemos si podemos encontrar algún resquicio, alguna grieta para organizarnos y dar pelea, dejar las cuestiones “públicas” al azar o en manos de la clase política no es una buena idea . Seamos estrategas en eso. Y para todxs lxs que leí con comentarios como: “no me interesa la política”, “ya me tienen hartx con las opiniones en Facebook”, etc dejenme decirles que como bien dicen las feministas “lo personal es político” y que no interesarse en política es también una postura política. No hay forma de salirse muchachxs estamos todos involucrados. Esta fue mi intervención mas diplomática de hoy, advierto que va a ser un poco mas combativa a medida que se acerquen las elecciones. Cambio y fuera.

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social, cultural, y económicamente los sectores sociales; es entonces que las condiciones de acceso y práctica del mismo, en el marco de una sociedad capitalista, indudablemente dan cuenta de la marca de la clasificación social, es decir, de las desigualdades, diferencias y vulneraciones que lxs sujetxs, en particular la niñez y la juventud, experimentan, en paralelo, en otros ámbitos por los que transitan cotidianamente. En este sentido, coincido con Rodino (2012), cuando indica que la educación física (y el deporte en general) “se vincula de manera directa y práctica con el reconocimiento y ejercicio de una cantidad de DDHH, tanto civiles y políticos como económicos, sociales y culturales, y colectivos”. En este punto me parece oportuno plantear un caso ilustrativo a la vez que provocador: entiendo que no se garantiza un derecho cuando el deporte, y el fútbol acá vale como el mejor ejemplo, es una de las pocas alternativas de ascenso social para pibxs de sectores populares, quedando en el terreno del “azar de lo biológico” la posibilidad de concretar el sueño del/de la pibx. En este punto, podríamos decir que actualmente, el centro de la cuestión, y del acceso al derecho al deporte en particular, es, efectivamente, si hay un camino trazado hacia una conquista definitiva de ese derecho -lo cual debe medirse por su ejercicio- pero fundamentalmente, la pregunta que nos debemos plantear pasa por los términos de esa democratización, desde el momento en que se inicia un trabajo político por hacer de esa práctica una apropiación popular, hasta la elaboración

de un programa o una política pública en la que se evidencian los alcances de la misma. Siguiendo en esta línea, está claro que si bien el deporte nunca fue “negado”, en gran medida gracias a la popularidad y facilidad de acceso del fútbol, las condiciones de la práctica tendieron a ser muy desiguales, así como también históricamente cobró peso la distribución de distintos deportes de acuerdo a la extracción social. Afortunadamente, en un recorrido de larga data, se ha iniciado un proceso paulatino pero progresivo de reversión de esta “división social” excluyente de las posibilidades de acceso a distintos deportes, a partir de distintas experiencias de deporte popular, gestadas desde organizaciones sociales, vecinxs y clubes barriales, y también desde el Estado, con el peronismo como gran precedente (Veiga, 2015). En la actualidad, el Programa de la Subsecretaría de Juventud del Ministerio de desarrollo social (propuesta desde el Movimiento Evita), “Sin potreros no hay Diez”, constituye una experiencia que entre sus objetivos, aspira a generar organización popular a partir de la recuperación colectiva de espacios deportivos. El gran desafío es el de enmarcar este tipo de programas

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en una política deportiva global, de mediano y largo plazo, que pueda a su vez complementarse con otro tipo de políticas, como las sociales y fiscales. Hoy el sistema de becas para deportistas es un gran avance, pero la demanda de logros y marcas merma la posibilidad de promover a los principiantes en las especialidades deportivas. Pero volviendo a lo anterior, es necesario considerar que la posibilidad de universalizar un derecho se vincula con la capacidad de que el mismo se convierta en una herramienta de inclusión efectiva, para lo cual, en el caso del deporte, este debe ser utilizado como una herramienta más dentro de un abordaje integral de las vulnerabilidades de la niñez y la juventud, fundamentalmente. Para clarificar este punto, cabe señalar el hecho de que no hay posibilidad de un desarrollo deportivo saludable y potenciador del conjunto de las capacidades de lxs niñxs cuando ni siquiera tienen acceso

a una buena alimentación, ni tampoco pueden trascenderse las divisiones sociales cuando niñas, jóvenes y mujeres son permanentemente expuestas a la normativización de sus cuerpos, consecuentemente al imperativo patriarcal de “mantener” una suerte de “estilo femenino” al realizar deporte y con ello, deben adecuarse a una división sexual del mismo, que al tiempo que las recluye a ciertas disciplinas también impide el desarrollo de una pluralidad de masculinidades en el ámbito deportivo. Desde mi punto de vista -y lejos de abogar por una mera homogeneización de prácticas-, si el alto entrenamiento, los deportes más caros en equipamiento, las mejores instalaciones y condiciones de infraestructura, la vida saludable, la posibilidad de pagar la entrada a un estadio para ver un partido en vivo y en directo, entre otros, son elementos desde los cuales continúa la reproducción de la desigualdad y la diferencia social, entonces se vuel-

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que con las tapitas que juntas mientras votás a Macri te lavás la culpa. Cómo te explico los avances en materia de Derechos Humanos, si no se te puso la piel de gallina y no se te cayeron las lágrimas de emoción por cada Nieto o Nieta recuperada por Abuelas de Plaza de Mayo. Total eso quedó en la historia lejana, y como dijo tu amigo Lanata, “me tienen harto con la Dictadura” y para Mauri, tu candidato, los derechos humanos son un curro. Qué te interesa el desendeudamiento, el plantársele a los fondos buitres si vivís en argentina pero tu corazón es Yanki. Como el de Macri. Ponele que no te interesa nada de esto, tampoco te asusta que el posible presidente haya dicho que los salarios son un costo más y hay que bajarlos? Tampoco te aterra que haya cambiado su discurso hace unos meses, diciendo que va a dejar “las cosas que están bien” cuando el Pro votó en contra de todo lo antes mencionado? No te da miedo pensar en los 90 y la

crisis 2001, que fue consecuencia de un gobierno con ideología Neoliberal? Ideología que también tiene tu candidato. No te asusta que la mujer esté acusada de talleres clandestinos y trabajo esclavo en la realización de su ropita de marca. No te indigna que la familia Macri haya sido una de las más enriquecidas por la Dictadura? Me podrás decir que no estás de acuerdo con muchas cosas de este gobierno, y sí, seguro en algunas coincidamos en otras no. Pero si tu discurso es “no la voto a esta yegua K porque se roba todo y hace cadenas nacionales”. Primero lamento informarte que tu candidato también se robó todo. Y segundo, si votás a Macri no me vengas a correr por izquierda con que te interesan los pueblos originarios, la pobreza del norte o lo que sea. Y tampoco me vengas con la fotito de Nestor y Cristina con Menem, porque con sus gobiernos han mostrado bastantes rupturas respecto a los 90. Eso es lo que importa. Lo hecho. Y Macri además de tener la fotito, sus políticas son de caracter neoliberales. Porque claro que falta muuuuucho, pero retroceder... JAMÁS. Como dijo María Eugenia Vidal en sus primeras palabras al ganar la gobernación de la provincia de Buenos Aires: “CAMBIEMOS FUTURO POR PASADO”. Ella misma lo dijo, eso es el PRO.

camila stimbaum Ante semejante convulsión por el próximo ballotage y como no me siento ajena a nada de lo que se esta viviendo en estos momentos, siento

la necesidad de expresar mi opinión por este medio (aunque muchxs no concuerden). Lo

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natalia ainora Estaba pensando en un debate con alguien que vota al Pro, y realmente se me hace muy difícil. Primero porque no se trata de K o anti K, se trata de vos, de tus condiciones de vida, de tus derechos, de tu país. Muchxs se reían de la gente que votó a Menem, el tipo dijo “si decía lo que iba a hacer no me votaba nadie”… y Macri? Macri sí dijo lo que va a hacer… y lo vas a votar. Mi miedo, y el de muchos, no se basa en suposiciones… el pánico es que haga justamente lo que dijo que va a hacer. Pero cómo te explico lo importante que es la Asignación Universal por Hijo, si para vos quienes reciben ese “plan” son unos negros de mierda vagos que no les gusta laburar. Cómo te hago ver la Ley de Matrimonio Igualitario y la Ley de Identidad de género, si para vos y para Macri “son enfermos y desviados”. Y de última te parece una cuestión menor que puedan tener los mismos derechos que vos. Qué te importa la inversión en Ciencia y Tecnología, los investigadores del Conicet, el Arsat. Si para vos y él siempre lo que viene de afuera es mejor. “Que nuestros investigadores se pongan a lavar los platos”. Ni hablar de Aerolíneas Argentinas e YPF, también te lo pasas por el culo. Total para vos y para él, todo lo que sea estatal siempre

funciona mal. Cómo te explico la Ley de Medios, si para vos los grandes grupos concentrados de medios de comunicación son unas víctimas de este gobierno, son quienes transmiten información objetiva, sin intereses políticos.… Grupo Clarín contiene nada más que dos o tres medios para lavarte la cabecita (TN, CANAL 13, DIARIO CLARÍN, RADIO MITRE, LA 100, TYC solo por nombrar algunos) y te hicieron creer que no hay libertad de expresión, y te la comés de que son medios de información independientes, sin intereses políticos. Conocé la historia, conocé sus vínculos con la dictadura, y su apoyo constante a los candidatos de la derecha. Cómo hablo con vos de Tecnópolis, canal Encuentro, de los Centros Culturales. Si te encanta a vos y a él Disney. Si Tecnópolis te parece una mierda destinada a los negros. Y si Macri cerró casas de la cultura y a vos eso ni te interesa. Distinguió a Tinelli y Violetta como símbolos de la cultura. Igual lo votás. Y del machismo? Si tu candidato dijo que a las mujeres nos encanta que nos miren el orto, si en su spot del impresentable de Del Sel decía “querés que traiga putas”, si Macri cerró centros de atención a víctimas de violencia de género porque creía que esa plata debía ir a cosas más importantes. Y la campaña protegete? Una concha cerrada con un cierre, ah.. y depilada y bien blanquita. Obvio. Que te hablo de salud pública, si reprimió a los trabajadores pacientes y médicos de un neuropsiquiatrico. Además le recortó el presupuesto al Hospital Garrahan, igual no importa total capaz

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ve necesario prestar atención al modo en que los proyectos políticos permean al ámbito deportivo de manera estructural. Pero también hay que mencionar los modos en que, desde las prácticas deportivas, en muchos casos se instalan determinadas formas de vínculo social, de valores, normas y principios morales afines a la modelación de unx sujetx predispuestx a desenvolverse, sin sobresaltos, en una sociedad que precisamente nutre y refuerza su propia lógica a través de estos mecanismos. Con esto estoy pensando en elementos como el individualismo, las relaciones de autoridad en los deportes grupales, la competencia desenfrenada, las violencias como “partes constitutivas” del espéctaculo, etc. De esta manera, una apuesta genuina por un deporte popular necesariamente debe, también, atender a esta cuestión, en pos de generar relaciones sociales consecuentes con dicha propuesta política. Es así que, en esencia, un deporte popular supone, por un lado, dejar asentada la posibilidad concreta de que la niñez y la juventud goce del derecho al deporte en los mismos “términos y condiciones” y por otro lado, la constitución de un espacio social y simbólico de encuentro, de pertenencia, de vínculo colectivo, de identificación,

es decir, de reconstrucción de un lazo social que en la sociedad contemporánea tiende a demostrarse endeble. “Las actividades lúdicas y deportivas de carácter colectivo, (...) son instancias donde se aprenden pautas de reconocimiento y valorización de los otros, códigos de relacionamiento y criterios de cohesión e intercambio grupal que se transferirán a otros espacios de la convivencia social.” (Rodino, 2012) Desde mi punto de vista, universalizar este derecho supone eminentemente romper progresiva pero radicalmente con las restricciones y exclusiones ocultas a la “ciudadanía deportiva” en su sentido más pleno, algo que solo puede concretarse en la medida en que se proponga no solo como proyecto político de esta esfera sino como parte de un proyecto político más integral, punto también señalado por Rodino (2012) cuando afirma que el deporte puede aportar a la ampliación de una ciudadanía democrática en la medida en que aparezca la voluntad-sociopolítica- por disponer de esa potencialidad. Queda claro entonces que una recuperación del sentido político del deporte viene a cuento porque también ahí se prefigura-prefiguramos- la transformación social.

Fuentes: - Bruschtein, Luis. “Fútbol y mujeres”. Página 12. Suplemento El país. 6 de junio de 2015 - Grimson, Alejandro. “El equipo es el otro”. Revista Anfibia. Disponible en: http://www.revistaanfibia.com/ensayo/el-

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equipo-es-el-otro/ - Ibañez, Verónica. “Falta mucho más apoyo para los deportistas olímpicos”. Portal de Notas. org. 23 de septiembre de 2014 - Notas.org. “Queremos garantizar el acceso al deporte como herramienta de inclusión social”. Portal de Notas.Periodismo popular. 12 de agosto de 2015. - Página 12. “Las cartas entre Diego y Fidel”. Página 12. Últimas noticias. 3 de marzo de 2015. Disponible en: http:// www.pagina12 .com.ar/diario/ultimas/20-267286-2015-03-03.html - Rodino, Ana María (2012). “Educación en derechos humanos para una ciudadanía democrática e inclusiva. Trabajar en la escuela y desde la educación física”. Revista Ensaio.

Avaliação e Políticas Publicas em Educação, N° 74, Vol. 20, Enero-Marzo. Fundação Cesgranrio, Río de Janeiro, Brasil - Tavosnanska, Pedro. “El deporte y el ballottage”. Página 12, Suplemento Deportes. 12 de noviembre de 2015 - UNESCO. Carta Internacional de la Educación Física y el Deporte (1978) - Veiga Gustavo. “El fútbol argentino bajo la lupa”. Página 12. Suplemento Deportes. 14 de diciembre de 2014 - Veiga, Gustavo. “El fútbol y el 17 de octubre del 45”. Página 12. Suplemento Deportes. 18 de octubre de 2015 - Veiga, Gustavo. “El fútbol es un espacio de lucha”. Entrevista a Diego Marin Verdugo. Página 12. Suplemento Deportes. 7 de julio de 2015

el Ciadi y con el Club de París, aumentos salariales por debajo de la inflación, entrega de los hidrocarburos en Vaca Muerta… El insólito fallo del juez Griesa obligó a dar un rodeo a la perspectiva de un nuevo ciclo de endeudamiento y permitió al gobierno una puja donde se reubicaba discursivamente en defensa de la “patria” contra los “buitres”. Ganó apoyo en las encuestas a la vez que abonaba con sus planteos al nuevo consenso derechista que están tratando de imponer las clases dominantes. Por eso pasó de la imagen de Kirchner descolgando el cuadro de Videla a Cristina subiendo el del genocida Milani. Del discurso (no la práctica) de la “no represión” a Berni con los gendarmes tirando balas de goma y gas pimienta a los trabajadores de Lear y a quienes los apoyamos solidariamente. Los intelectuales kirchneristas de “Carta Abierta” y el discurso de los primeros años de los Kirchner que tomaba banderas populares y hasta de “izquierda” era algo producto de las circunstancias.

Ahora sostienen una lógica inversa. El derechismo que conduce a Scioli como el candidato presidencial más probable del FPV, discursos xenófobos y los millones de pesos a la creación de más policía, sería una imposición “de la sociedad”. Lo cierto es que los Kirchner, como buenos peronistas, siempre fueron políticos pragmáticos, que supieron estar con Menem y Cavallo en su momento y luego despotricar contra los ‘90 como si nada hubiera pasado. La pelea con los “fondos buitre” solamente disimuló un poco que Cristina es activa constructora de este nuevo sentido común reaccionario, que no es una imposición del destino sino una voluntad política para hacer pagar la crisis en curso al pueblo trabajador. Massa, Macri, Sanz, Scioli son los nombres propios con los cuales el poder económico se prepara a reemplazar a Cristina. Pero el derechismo de estas figuras y los programas que plantean son los mismos y todos chocan con las expectativas de la clase obrera.

desde el facebook Después de conocidos los resultados de las elecciones generales del 25 de octubre y ante la noticia del ballotage entre los candidatos presidenciales del Frente para la Victoria, Daniel Scioli, y de Cambiemos, Mauricio Macri, muchxs compañerxs de la carrera han expresado sus opiniones y sentimientos a través de la red social Facebook. Es por eso que desde “La Jaula de Hierro” se nos ocurrió trasladar esos debates a nuestra revista. Acá les dejamos, con el permiso de lxs compañerxs, algunas publicaciones que se pudieron leer por aquellos días, algunas más reflexivas, otras más “sanguíneas”, pero todas muy interesantes. - 78 -

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za en diciembre de 2001. Para ganar legitimidad tuvo que levantar algunas de las banderas sostenidas por los movimientos de lucha de los trabajadores y el pueblo, y borrar toda huella de su pasado como parte del mismo esquema de poder menemista en los ‘90. Tuvo éxito en esta empresa a partir de contar con una situación económica privilegiada que hasta el 2008 creó la ilusión de un modelo donde todos ganaban. Cooptó a una parte del progresismo y al movimiento de derechos humanos y estableció una alianza con la burocracia sindical (diez años con Moyano), permitiendo una recuperación del salario real de los trabajadores bajo convenio a los niveles previos a la devaluación del 2002, mientras la tasa de ganancia de los distintos sectores empresarios tiene una fuerte suba, con las exportaciones agrarias y la industria automotriz como motores, a los que después se sumó la alta rentabilidad del negocio bancario y financiero. Su base de poder territorial fue la misma

que utilizó Menem, los gobernadores e intendentes “pejotistas”, ayer aliados a la Ucedé de los Alsogaray y en el kirchnerismo a la centroizquierda frepasista. A esto hay que agregar, sobre todo a partir de 2010 tras la muerte de Néstor Kirchner, la organización de un aparato más directamente “cristinista”, expresado en Unidos y Organizados (La Cámpora, Nuevo Encuentro, Kolina, Frente Transversal, etc.), y la consolidación de un sector con algo más de autonomía y juego propio como el Movimiento Evita, con estructuración territorial aunque en todos los casos sin presencia en el movimiento obrero y sin lograr peso decisivo en el movimiento estudiantil (no llegaron nunca a la dirección de ningún centro de estudiantes en la UBA). Luego de la caída electoral en las elecciones legislativas de 2013, el gobierno parecía encaminado a tomar el programa que venían pregonando sus opositores de derecha. Devaluación en enero, acuerdos con Repsol, las empresas con juicios en

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A n ia id t o C a id v La última sección de La Jaula de Hierro la dedicamos a darles la voz a diferentes espacios creados, protagonizados o integrados por estudiantes de la carrera. En esta oportunidad, les presentamos al Seminario Permanente de Estudios Sociales del Deporte, y esciben, como todos los números, el ENES elepé y la Comisión de Estudiantes de Sociología.

seminario permanente de estudios sociales del deporte: un espacio de discusión y trabajo interdisciplinario El Seminario Permanente de Estudios Sociales del Deporte es un espacio de análisis, discusión y producción de materiales académicos y de divulgación vinculados a temas y problemas asociados a los fenómenos deportivos. Surgió en el año 2013, por la necesidad que teníamos de comenzar a discutir sistemáticamente y de manera grupal, los avances de nuestras investigaciones individuales, y al mismo tiempo generar propuestas de trabajo y proyectos de investigación como colectivo. Durante el 2013, los encuentros mensuales se llevaron a cabo en el IDAES, para pasar a desarrollarse en el 2014 en el Instituto Gino Germani de la UBA, y actualmente funciona en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Edu-

cación de la UNLP. Las reuniones se realizan una vez por mes, fomentando el debate y la participación activa de sus miembros, de la comunidad académica y diversos actores de otros espacios sociales. El seminario se presenta como un espacio interdisciplinario, integrado por investigadores/as, docentes y alumnos de grado y posgrado de diversas unidades académicas y organismos de investigación de Argentina. El propósito del grupo radica en entender sucesos contemporáneos asociados al deporte, produciendo documentos que atienden a la necesaria comprensión de problemas que exceden al campo depor-

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tivo: violencias (en todas sus formas), desigualdades de clase, de género, discriminación, entre otras. Siguiendo la tradición abierta en los años ´80 por Archetti, sostenemos que a partir del análisis del deporte, podemos abordar teóricamente problemas sociales, o sociológicos. Así, nuestras investigaciones recorren una heterogeneidad de objetos, entre los que encontramos deportes más populares y masivos como el fútbol, hasta aquellos que pueden pensarse como prácticas de las elites, como el rugby o el golf, pasando por otro tipo de deportes como la natación, los gimnasios, la esgrima, las prácticas deportivas en los espacios públicos, o tendencias “de moda” como son el running o el crossfit. Estudiando y comprendiendo estos deportes, y los sentidos que quienes los practican elaboran en torno a ellos, es que podemos discutir y pensar nociones sociológicas como son las de género,

clase social, generaciones, los vínculos entre deporte, estado y mercado, que nos permitan discutir con nociones del sentido común, con preconceptos y prejuicios (de los cuales incluso nosotros mismos éramos portadores) para comprender los fenómenos sociales en toda su complejidad, condición necesaria si queremos comenzar a pensar programas de acción y políticas públicas tendientes a lograr una sociedad más igualitaria. Los miembros del seminario somos: Dr. Juan Branz, Lic. Javier Bundio, Dr. Ramón Burgos, Lic. Nicolás Cabrera, Lic. Federico Czesli, Lic. Rodrigo Daskal, Lic. Hernán D’Alessio, Prof. Emmanuel Ferretty, Dr. José Garriga Zucal, Lic. Julia Hang, Lic. Nemesia Hijós, Mg. Rodolfo Iuliano, Mg. Alejo Levoratti, Dra. Verónica Moreira, Mg. Diego Murzi, Mg. Alejandro Rodríguez, Lic. Javier Slizfman.

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por asomo la legitimidad que tuvieron en los 90, como resultado de la desembozada fiesta menemista y la crisis de 2001. Por supuesto hoy, a diferencia de los comienzos del período K, el kirchnerismo acumula una sumatoria de fracasos que echó un manto de desprestigio también sobre la mayor intervención pública en la economía que dice reivindicar. El gobierno que pretendió estar imponiendo una mayor regulación sobre los servicios públicos permitió que bajo su mirada se degradara al máximo el sistema ferroviario hasta llegar al crimen social de Once (seguido por otros episodios también graves). Permitió también el descalabro de la matriz energética, que todos los veranos e inviernos queda al borde del colapso. Ambos casos exponen una incapacidad estatal que no se soluciona con obsoletos trenes chinos. Aunque el kirchnerismo habló hasta el hartazgo de un “modelo de crecimiento con inclusión social”, mantiene al 34 % de los trabajadores empleados en la total ilegalidad, y entre los trabajadores que están registrados muestran hoy que las condiciones son mucho más flexibles (es decir, precarias) que 20 años atrás. Si bien el gobierno pretendió estar aplicando una política redistributiva, llega al final del mandato sin haber impulsado una reforma tributaria, sin siquiera hacer

cambios importantes en el impuesto a las ganancias –no lo son los ajustes anunciados el pasado 4 de mayo–, a la vez que los salarios se deterioran desde 2012 por paritarias con techos inferiores a la inflación. Estos son solo algunos de los muchos ejemplos del choque entre el “relato” y la realidad. Aún así, algunas conquistas obtenidas durante esta década son defendidas por parte de los trabajadores y sectores populares, mostrando grandes expectativas que tienen que ser tomadas hasta por el candidato más derechista. Roma no se hizo en un día; tampoco los rasgos de mayor intervención estatal se van a desmantelar de la noche a la mañana. La “nueva derecha” tiene por delante todavía una larga “batalla cultural” para poder desplegar de forma plena políticas liberales. Mientras tanto, convivirá con una fórmula de compromiso: “El mercado hasta donde sea posible; el Estado hasta donde sea necesario”, como reza el documento programático “La vía PRO. Una aproximación a lo que somos”, presentado el año pasado, citando explícitamente al presidente de Colombia Juan Manuel Santos. El gobierno y su aporte al consenso conservador El kirchnerismo termina su ciclo siendo parte del nuevo consenso derechista que impulsa la clase dominante. En sus inicios, la política K obedeció a la estrategia de pasivizar al movimiento de masas luego de la crisis de hegemonía que se expresó con toda su agude-

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Realpolitik

Si nos organizamos, ¡debatimos todxs! EENES Elepé

En nuestra sección de notas de coyuntura, les traemos algunas novedades y otras continuidades: en cuanto a las primeras, inauguramos una sub-sección de opiniones acerca del ballotage; con respecto a las segundas: vuelve el famoso “ping-pong a profesorxs”. Esperamos que disfruten con los análisis y opiniones de compañerxs y docentes de la carrera sobre los temas más resonantes del año.

El kirchnerismo y el consenso de derecha Geremías Seminaroti El año político en Argentina comenzó con de la muerte del Fiscal Nisman, que desató una profunda crisis de régimen y desnudó a los servicios de inteligencia, que aparecieron como una organización mafiosa enquistada en el poder. Las movilizaciones opositoras posteriores (18F) fracasaron en su intento de desplazar al gobierno del centro de la escena política, mientras que el acto de apoyo al gobierno (1M) le devolvió cierta estabilidad al régimen político. El impacto de esta crisis sobre los planes de “sucesión” y las perspectiva de todos los candidatos es un tema de debate. Scioli, Randazzo, el relegado Massa y Macri comparten mucho en común: el “ajuste”, el pago a los fondos buitres, la “normalización” de las relaciones con EE.UU, etc. Con la foto de hoy, sin embargo, se va perfilando un escenario que intenta ser presentado desde el

kirchnerismo como la alternativa entre consolidar un proyecto progresista o la llegada de la derecha del ajuste. Si miramos la política en la ciudad de Buenos Aires, la política privatista se ha expresado de forma más o menos solapada con el ritmo más bien negligente con el que se sostuvieron los fondos para numerosas políticas sociales, que no se desmontaron pero tampoco se vigorizaron desde la llegada amarilla a la ciudad. Más allá de este aggiornamiento de las derechas, la falsedad de la polarización –lo que el francotirador peronista/menemista Jorge Asís define como la “radicalización del centro”– es un producto de lo que podríamos llamar un espíritu de época. Pero por fuera de la vocación de los candidatos, en la Argentina actual las políticas de favoritismo a los empresarios y la desregulación económica no recuperaron ni

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Este 30 y 31 de octubre y 1° de noviembre, se realizó el IX Encuentro Nacional de Estudiantes de Sociología, en la Universidad de Cuyo, Mendoza. Desde la regional La Plata, nos organizamos como todos los años para viajar y participar de este espacio de debate y organización que hace nueve años tenemos lxs estudiantes de Sociología del país. Nos encontramos alrededor de cien compañerxs de cinco regionales: La Plata, Mendoza, Mar del Plata, Litoral (Santa Fe) y Buenos Aires, que durante esos tres días realizamos talleres sobre distintas temáticas, como Género, Educación, Situación Nacional, entre otras. Estos espacios los organizamos lxs mismxs estudiantes, porque estamos convencidxs de que tenemos las herramientas para producir conocimiento, y que tanto desde la forma como desde

el contenido podemos poner en crisis las lógicas de producción que priman en la Academia, y contraponerles espacios colectivos y democráticos. También creemos que la Sociología no nace en los libros, no es puro debatir, sino ponerle el cuerpo y problematizar cómo nos vinculamos. Además, todos los años nos damos la tarea de pensar en cómo fortalecer esta perspectiva, buscándole la vuelta para que todos los talleres alienten a la participación de todxs y que el debate no quede entre unxs pocxs, y con orgullo podemos decir que hemos ido avanzando en ese sentido. No es una tarea fácil, requiere que reflexionemos profundamente sobre nuestro quehacer sociológico y nuestro rol

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como estudiantes, que nos impliquemos en nuestra formación para problematizarla, y que construyamos en la teoría y en la práctica un conocimiento verdaderamente crítico. Ahora el ENES viene creciendo, y es con la participación de todxs que podemos hacer que crezca mucho más, que se sumen más regionales y que sea un espacio de reflexión, debate y organización para todxs lxs estudiantes de Sociología del país. Pudimos debatir sobre nuestra carrera y las carreras de otros lugares del país, y ver que cada lugar tiene problemáticas particulares, pero también muchas cosas en común, y que juntxs tenemos mucha más fuerza para cuestionar(nos) nuestra formación y construir colectivamente una alternativa. Venimos intentando sistematizar los debates que nos damos, para que el ENES crezca año a año cualitativamente, para que nuestra acumulación histórica pueda quedar para las nuevas generaciones de estudiantes que quieran organizarse con otrxs compañerxs del país, y por eso hacemos balances que nos permitan recuperar las cosas positivas y corregir los errores. En la regional La Plata, donde nos organizamos todo el año, y hacemos talleres, debates (¡y fiestas también!), veníamos esperando nuestra oportunidad para recibir a todxs nuestrxs compañerxs, y por eso nos da mucha alegría decir que el X ENES será el año que viene en nuestra facultad. Tenemos una oportunidad enorme para que se acerquen muchxs más estudiantes de nuestra facultad, y para que le mostremos a nuestrxs compañerxs que en La

Pero como aunque no parezca somos humanos, y la revista sale en un momento tan particular como inédito (por si alguien no se dio cuenta estamos hablando del ballotage), tuvimos que encarar el tema. Pensamos mucho cómo tratar de ser polémicxs, pero no dejar a nadie afuera, porque siempre nos gustó quedar un poco bien con el diablo y otro poco bien con Dios. Así que decidimos ser más democráticxs que internet (algunxs dicen que es lo más democratizante, nosotrxs lo ponemos en duda) y tomar un poco de todo lo que nuestrxs compañerxs publicaron en relación al ballotage y tiPlata somos muchísimxs quienes queremos construir una sociología crítica, a través de talleres que se organicen en la lógica de la educación popular. Por eso, queremos invitar a todxs a participar del ENES, que ya desde los primeros días del año que viene empezamos a juntarnos, para que el próximo Encuentro sea aún más grande que el del año pasado, para que tengamos debates cada vez más ricos y productivos, y para que la sociología crítica crezca y llegue a todos lados. Somos un espacio abierto, democrático, donde todxs pueden participar, sin importar si están o no en una agrupación, y somos lxs estudiantes quienes hacemos posible el ENES. Así que acercate, sumate, movete, que si nos organizamos, ¡debatimos todxs!

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rarlo sobre la revista. No buscamos ser más populistas que el Papa, ni ser más sociólogxs que Bourdieu, sino traer acá lo que varixs de lxs futurxs sociólogxs han compartido sobre el tema. Después como siempre vamos a tener algunas sorpresas, algunas cosas no tan originales pero siempre renovadas, y un poco de las cosas lindas y locas que nos gustan de la revista. Así que si tienen ganas de pensar los próximos números ¡la Jaula está abierta para todxs!. En este número somos el Diego haciéndole el gol a los ingleses; Lucha Aymar siendo la mejor jugadora del mundo; los Pumas dejando todo en cada derrota digna; los Murciélagos dejándola chiquitita; somos el Fuerte Apache de Tévez; Mascherano convirtiéndonos en héroes y heroínas. Pero también somos lxs que no llegan; los clubes de barrio; los sueños frustrados por las injusticias; los proyectos deportivos populares que transforman las pequeñas realidades; la magia de los potreros; el amor a la camiseta. Por todo esto y mucho más, ¡la sociología no se mancha!

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Editorial Nuevamente acá estamos, tarde quizás, pero siempre presentes. No nos caracteriza la puntualidad pero sí la confianza de que más rápido o más lento salimos a jugar el partido. Quizás porque somos un poco caracoles que van lento, pero siempre avanzando; quizás porque nos gusta el misterio y generar expectativa; o quizás simplemente porque somos sociólogxs. Pero acá estamos, siempre en proceso, siempre volviéndonos a ver, a criticar, a cuestionar, y queremos generar eso también en ustedes. Y este número no es la excepción. Esta vez salimos a la cancha con un equipazo, con un número que es un golazo. Elegimos sociología del deporte porque tenemos algo que decir sobre todo eso que pasa. Sobre todo porque escindir la sociología del deporte sería seguir separando lo que hacemos de lo que pasa en la vida cotidiana. Los deportes nos atraviesan en cada momento, y muchas veces crean espacios de empoderamiento popular y también acumulan poder para los grandes capitales. Pero no es sólo sobre las estructuras económicas, sino también sobre las prácticas de lxs deportistas, las experiencias exitosas y las frustradas, lxs campeonxs y lxs últimxs. Todo esto que nos pasa cuando hablamos de los deportes que tan felices nos hacen, y tantas canas verdes nos sacan, lo tratamos de plasmar acá, con un poco de desfachatez, un poco de cabeza, pero sobretodo mucho cuerpo en juego.

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un curso de ingreso renovado Comisión de Estudiantes de Sociología Una de las problemáticas que nos mantiene ocupadxs desde hace más de un año es la que tiene que ver con las políticas de ingreso a nuestra carrera. Entendemos que empezar a estudiar una carrera universitaria es un desafío enorme que muchas veces se ve dificultado por obstáculos de diversa índole. En nuestra carrera, y en general en toda la Facultad, la mayor deserción es durante el primer año, y sobre todo alrededor de la fecha del primer parcial. Es en este momento cuando un gran número de estudiantes dejan de cursar, abandonan, se alejan de la universidad. Esto se debe en gran medida a las desigualdades con las que ingresamos a la facultad, desigualdades económicas, sociales y culturales que hacen que mientras para algunxs la adaptación a la vida universitaria sea amena, para otrxs sea muy cuesta arriba. Es por esto que creemos que desde la facultad es necesario brindar todas las herramientas posibles para hacer que estas desigualdades no sean un impedimento para la permanencia en la universidad. Uno de los mecanismos con los que contamos, es el Curso de Ingreso. El Curso de Ingreso de nuestra carrera surge hace varios años a partir de una demanda de lxs estudiantes, que peleamos para que haya una instancia intermedia que haga que el tránsito entre la secundaria y la universidad no

sea tan abrupto. Desde el año 2011 se implementa un curso de ingreso optativo durante el mes de febrero, cuyos objetivos son principalmente la introducción a la vida universitaria, y el trabajo sobre la lecto-escritura vinculada a las nociones básicas de la sociología. Este año, surge desde el Departamento la propuesta de que el curso de ingreso que tenemos pase a ser de carácter obligatorio. Insistimos como claustro estudiantil en que para tomar esta decisión era necesario contar con más datos y conocimiento sobre los ingresantes de nuestra carrera, y sobre su perfil, sus dificultadles, sus posibilidades. A partir de estos datos que creímos indispensables, pudimos dar cuenta de varios ejes interesantes para problematizar la discusión. En el año 2015: * Ingresaron a las carreras de Profesorado y Licenciatura 210 estudiantes * El promedio de edad del/la ingresante es de 27 años. El 60% de lxs ingresantes tienen entre 17 y 25 años. * Más del 60% vienen de escuelas secundarias públicas. * De lxs 210 ingresantes, el 60% asistió alguna vez al curso de ingreso, y sólo el 22% cumplió con

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más del 50% de asistencias. * A partir de este análisis estadístico, del que acá citamos sólo lo que consideramos más relevante, sumado a una serie de entrevistas a ingresantes y a partir de la experiencia de estos años, pudimos dar cuenta de que la mayoría de los ingresantes se acercan alguna vez al curso de ingreso, pero lo abandonan o concurren de forma intermitente. Es a partir de este análisis que se propone un curso de ingreso obligatorio no eliminatorio. Esto quiere decir, que para ser estudiante de la carrera de Sociología a partir del 2016, es necesario acreditar el Curso de Ingreso. No existe el concepto de aprobar el curso, ya que no se tomarán evaluaciones y nadie quedará afuera de la carrera. No se trata de un curso restrictivo en absoluto, se trata de hacer que todxs lxs que ingresen a la carrera tengan una instancia previa de incorporación a la disciplina y ambientación a la vida universitaria. Existen excepciones para aquellxs que por razones de fuerza mayor no puedan asistir o para aquellxs que cuenten con experiencia universitaria previa. En estos casos tendrán que, previa solicitud de excepción, realizar un trabajo práctico específico

para acreditar el CI. Se suma además la posibilidad de asistir a un taller de acompañamiento durante los primeros meses de cursada. Es importante resaltar que NADIE se va a quedar afuera de nuestra carrera. Es una preocupación que impulsamos como claustro estudiantil y que fue compartida por los distintos claustros en la Junta Asesora Departamental. Esta medida busca garantizar todos los recursos necesarios para que el ingreso a nuestra carrera se de de la mejor manera posible. Nos interesa remarcar también, que en este nuevo proyecto de CI se especifica el rol de lxs colaboradorxs alumnxs, cuestión que también nos tenía preocupados. Logramos que quede explicitado que el objetivo de su participación en el CI está vinculada a tener una experiencia docente inicial, que están habilitados para dar una o dos clases y que tienen que ser participes de los encuentros del equipo docente para planificar y evaluar el curso. Despegamos así su función de la mera colaboración para “ayudar”, “dar una mano”, “hacerse amigxs de lxs pibxs”. Creemos que esto es un paso fundamental en nuestra formación pedagógica y un avance como claustro estudiantil.

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