El ladrío verano 2012

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El Coloquio de los perros es la Novela Ejemplar cervantina en la que aparecen Montilla y la Camachas. Sus protagonistas, dos canes, Cipión y Berganza, también pretenden serlo de nuestra revista. En cada número, a través de sus reflexiones y posturas en páginas centrales, uno a favor y otro en contra, iremos tratando temas de interés para nuestra sociedad. Esta sección, junto al editorial, las noticias de nuestras actividades, el cómic, la fotografía, la poesía, los artículos de opinión (ladridos perrunos de nuestros colaboradores), las recomendaciones y el comentario especializado de un invitado son los que irán rellenando de contenido, número tras número, y esperemos que por muchos, este Ladrío nuestro y vuestro.

Sumario 3. Editorial 4. Narrativa Larga vida al Estu. (Una despedida on line) por Paco Vilchez Rodríguez 6. Recomendación Becas de inmersión lingüística en inglés en España. Crónica de un viaje. por José Luis Delgado Arce

16. Humor por Curro Fuentes Contraportada: Viaje a Italia II por Ángel Márquez Con la colaboracion de: Rafael López, José Alfonso Rueda, Ángel Márquez, José M. Márquez, Víctor Barrancoz

7. Opinión La felicidad en versión samurái por Salva Loriguillo 8. Opinión Confesiones al lector como si nos encontráramos en la barra de un bar por Carlos Alberto Prieto 9. Opinión De libros y dígitos por Ramón Núñez Arjona 10. Cipión Fiesta de la Vendimia 11. Berganza Feria del Santo 12. Recomendación Gianni Rodari, escritor de cuentos infantiles pero también para mayores por Aurora Márquez Jiménez 13. Poesía por José Manuel Pozo Herencia

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14. Opinión El tiempo y la realidad por Eva María Tejada Ortigosa 15. Opinión La generación “pre-parada” por Elena Soria López

Portada: Luis Hernández del Moral


EDITORIAL

En el repaso trimestral a las actividades de la Asociación Cultural El coloquio de los perros destacan en especial dos de ellas, realizadas en las últimas semanas y que cuentan ya con una gran solera: la entrega de premios y presentación del libro del 10 Concurso de Relato Corto y Fotografía (cuyo tema en esta ocasión ha sido “Cuento infantil”), y la 11 Cata de cerveza. En el apartado de actividades en proyecto, incluimos las

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Jornadas de juegos de mesa, que se centrarán en el juego “Los colonos de Catán”, de la marca Devir, y que presumiblemente se llevarán a cabo a finales del próximo mes de septiembre.

en las mismas pueden ponerse en contacto con nosotros a través de la web o el blog de la asociación o en las cuentas de Facebook, Twitter o Google+.

Para estar informado de nuestras actividades, opinar de ellas o participar

El Ladrío

VERANO 2012 Nº 23 Año VI Depósito Legal: CO-1592-2006 ISSN: 1887-1437 Tirada: 500 ejemplares Ejemplar gratuito Edita: Asociación cultural El coloquio de los perros Aptdo. Correos 122. 14550 Montilla (Córdoba))

El Ladrío es una publicación plural y abierta que no hace necesariamente suyos los artículos y comentarios particulares que en ella puedan aparecer. Los autores de la sección «Cipión y Berganza» escriben defendiendo dos posturas distintas sobre un mismo tema de interés a petición de los editores de esta publicación. Los opiniones reflejadas en estos artículos no tienen por qué coincidir con las de sus autores.

www.elcoloquiodelosperros.es

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Narrativa

por Paco Vilchez Rodríguez

Larga vida al Estu. (Una despedida on line) La tarde primaveral invitaba a la tertulia a la sombra, el estómago estaba lleno, y ahora el personal rodeaba la mesa esperando su porción de tarta. Los regalos de comunión aturdían al pequeño Rafa que no paraba de dar vueltas alrededor de la piscina sobre su flamante bici nueva. Ya no aguanto más, me dije, el Estu se la está jugando, y me dirigí a coger mi Nokia C6 para conectarme y saber cómo iba la cosa. Descanso y siete arriba en el Palacio de Los Deportes de la Comunidad. Mismo lugar donde hace algo más de veinte años el Estu conseguía el pase a la Final a Cuatro de Estambul. ¡Cosas del destino! Aquel día el lleno fue a reventar y la Demencia desplegó una pancarta en la que se podía leer: “With Allah´s sword we will cut Elliah´s

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hand”. Con la espada de Allah cortaremos la mano de Elías. El Maccabi se arrodilló y claudicó, al igual que lo hizo Jamchi cuando intentaba recibir y resbaló, dejando el partido en bandeja. Luego, una vez en Estambul, el Joventut nos apeó de la final. Daba igual, el logro ya estaba conseguido. Comparto tarta con Carmela en un plato de plástico, la gente sigue charlando en grupitos aquí y allí y los niños son los auténticos protagonistas de este día de comunión. Todos son ajenos a mi impaciencia. La conexión se va, cuesta mantenerla. Pero un rato después el Nokia C6 vuelve a conectar. Final del tercer cuarto y siguen los siete puntos a favor. Sigo soñando y por un momento me veo entre la Demencia, animando, vociferando y compartiendo

calimocho, como hiciera en Sevilla en aquella Fase Final de la Copa del Rey del 2003, donde me convertí en demente de pleno derecho. El Tau no nos dio apenas opciones a lo largo del partido, pero el mero hecho de vivir aquel partido de cuartos entre la afición más ruidosa y esperpéntica del baloncesto español me alivió en la derrota. No fue así en Granada en el 92, donde conseguíamos la primera copa a color. El triple de Aísa nos daba el paso a semis en las que le ganamos al Joventut por uno. Luego en la final ante el CAI vino la locura. La elegancia del Oso Pinone, las acrobacias de Winslow, la maestría de Azofra y Pablito Martínez, la calidad de Herreros, la dureza bajo aros de Orenga y Pedro Rodríguez, la veteranía del joven Alfonso Reyes, Aguilar, Alex Escudero… Luego vendría la de Vitoria, donde la conquistamos ante el Pamesa en el 2000. Ahora eran los Thompson, Vándiver, Jiménez o el pequeño de los Reyes los que nos devolvían la locura. El pequeño Julio y sus pasadas en el patinete provocándome continuamente me devuelven a la realidad, la tarta ha


dado paso a los cacharros y el Murcia se pone por delante a poco menos de cinco minutos para el final. Estamos en la LEB. La crónica de una muerte anunciada se hace realidad. La espada de Damocles vence a la de Allah, el Ayatolá de la Demencia poco puede hacer con su chilaba y su turbante, la bandera de Palestina tantas veces desplegada por los dementes tendrá que conquistar la LEB. Inconscientes a mi

tristeza el personal sigue apurando el domingo de comunión con cacharros en mano. Nos despedimos y en el camino de vuelta veo pasar fotogramas por mi cabeza. Recuerdo aquel póster de David Russell conquistando el primer concurso de mates en Don Benito que tenía colgado tras la puerta de mi habitación. Un año después volvería a ganarlo en Vigo. Recuerdo aquel Miércoles Santo en el que el Barca nos

devolvió con creces los dieciséis puntos que les sacamos en el partido de ida de la Final de la Korak. O el quinto partido en el que nos ganó la Liga 03/04 tras empatar el 2-0 de Barcelona. Ese fue nuestro último logro. Pero los logros del Estu van más allá de la cancha, su inagotable cantera, su imaginación para luchar con el vecino rico, la cercanía de sus jugadores y, por supuesto, la admirable afición eran y son la bandera de un club con más de sesenta años de historia que arrancó en un patio de colegio. Recuerdo aquel domingo con la Nochevieja encima del año 92, como y, tras conseguir la victoria ante el eterno rival en el Palacio de los Deportes, compartimos cañas con Azofra, con Pinone, con Herreros y con algunos más en un bar cercano al Palacio. Recuerdo cómo volvíamos para Montilla contagiados de aquel ambiente, de aquella cercanía de chavales que se convertían en ídolos cada vez que se colocaban la camiseta del Estu. Sabían que tras de ellos había un mundo de ilusión que alimentaba un sentimiento, un estilo de vida.

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Recomendación

por José Luis Delgado Arce

Becas de inmersión lingüística en inglés en España. Crónica de un viaje. y la elección del sitio y fechas deseados. Tras hacer esto, sólo queda esperar a que llegue la fecha y trasladarse al lugar.

Probablemente no habréis oído hablar de estas becas que concede el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte (sí, aunque pueda parecer raro por la situación económica y los recortes, las conceden). Se trata de cursos intensivos de una semana de duración en el mes de julio con jóvenes angloparlantes en distintos puntos de nuestro país. Los beneficiarios son estudiantes que durante el curso anterior al verano en el que se desarrollan han estado matriculados en Bachillerato, en Enseñanzas profesionales de idiomas o de música y danza o incluso en ciclos de Formación Profesional y grados medios de enseñanzas deportivas y artes plásticas y diseño. Las otras dos condiciones a reunir para optar a la beca son: haber aprobado por completo el curso inmediatamente anterior y haber obtenido de nota final mínima en inglés un 7. 6

Una vez se ha notificado la concesión y se ha confirmado el deseo de ejecutar la beca, la empresa encargada de los cursos se pone en contacto con los alumnos para realizar la inscripción, el pago de la reserva

Trataría de escribiros esto de la forma más objetiva posible, pero creo que quizás os haréis una mejor idea de en qué consiste el curso si convierto esto en una crónica y os comento la experiencia que yo, que he sido un beneficiario de esta beca, he vivido con éste. Tras mi experiencia positiva el pasado verano en Inglaterra, pero al no poder pedir la misma beca este año por no ser aún universitario, decidí solicitar esta beca de la que os hablo en esta crónica. Como ya habéis leído, me la concedieron y, tras resolver el papeleo digital (ya que se realiza a través de la sede electrónica), me limité llevar a cabo los dos últimos pasos. Había solicitado hacer el curso en la Hospedería Hurdes Reales, situada en dicha sierra al lado de una aldea llamada Las Mestas, en el norte de Cáceres, del 1 al 7 de julio. Podéis creerme cuando os digo que mejorar el nivel de inglés no es lo único que se hace, ni el único objetivo del curso, aunque sí el más importante de todos y por el cual el Ministerio paga una determinada cantidad de dinero. Bien es cierto que el horario durante la semana fue rígido, pero eso no le restó diversión a las actividades, que podían ser conversaciones con los angloparlantes “uno a uno” o actividades lúdicas de grupo, también deportivas, ya que todo estaba bien organizado y los monitores

siempre han estado dispuestos a recibir sugerencias por parte de los alumnos, ya fuese de los españoles como de los angloparlantes, por lo tanto todo ha sido más fácil. Además, al encontrarnos en plena sierra extremeña hemos podido disfrutar de unas vistas preciosas, que junto a la tranquilidad de la zona y la calidad del hotel (de cuatro estrellas) han contribuido a que la realización de las actividades haya sido fácil y agradable, mejorando, si cabe, la estancia y el curso. Evidentemente, no puedo omitir las ventajas en lo que al lado humano se refiere. El haber podido compartir el desarrollo de las actividades, del tiempo libre, del aprendizaje,… no habría sido tan factible de no ser por el grupo de personas con las que he tenido el placer de compartir esta semana, tanto los españoles como los angloparlantes, de varias partes del mundo, lo que ha sido un elemento fundamental para considerar que ha sido una experiencia excelente. También hemos tenido la suerte de contar con unos buenos y divertidos monitores. Es por eso que les doy las gracias a todos ellos desde aquí. En conclusión, y como habréis podido deducir, os puedo asegurar que si sabéis de alguien que cumple las condiciones y está interesado en mejorar su inglés, que no tengan ninguna duda y soliciten la beca el próximo verano. Os puedo decir, por experiencia propia, que el curso vale la pena.


por Salva Loriguillo (o como se escriba en chino)

La felicidad en versión samurái Hace mucho tiempo que aprendí que la historia siempre se repite. Un ejemplo, hace un año también acepté el ofrecimiento de escribir un artículo para esta revista de El Ladrío y, en aquella ocasión, se lo dediqué a la despedida del anterior párroco de Santiago, ocurrida por aquellos días. Un año después, me piden un nuevo texto justo cuando acaban de trasladar al cura Paco de la iglesia del Barrio de las Casas Nuevas. Coincidencias de la vida. Tranquilos, me quedé satisfecho de aquello y no repetiré guión. Os decía que la historia siempre se repite. Guerras, colonizaciones, vencedores, vencidos… La batalla a nivel mundial que libramos contra el puto poder del dinero nos lleva a posiciones de podredumbre intelectual difícil de sostener en tiempos de bonanza. De las muchas guerras en las que estamos metidos hasta el cuello, a la que más esfuerzo dedico cada día es a la contienda de los chinos. Una “con-tienda” que por supuesto, a estas alturas, estará gestionada por personal chino. Yo soy de esos capullos que niegan todo lo chino por encima de cualquier cosa. Como hacían aquellos que siempre negaron el uso del teléfono móvil, pero hoy los ves con su Smartphone vacilando en las fiestas. Leo las etiquetas, intento eludir los productos made in China y busco el

producto de aquí, lo local. No siempre lo consigo, de hecho no tengo la menor duda que este teclado que ahora martilleo con mis dedos destila sudor de algún joven chino. En esta barricada antichina, no faltan aquellos que dicen que el comercio con China también puede ser favorable para nosotros, si sabemos venderles –o colocarles- nuestros productos. El vino, por ejemplo. O el aceite de oliva. “Si nos lo curramos, hacemos vino, vamos a China, les gusta, nos lo compran todo y nos forramos”, suelen decir. Hace dos días tuve la oportunidad de hablar con el responsable de una cooperativa de Montilla. Sacaba pecho de las ventas de su vino en China y dibujaba un futuro con ilusión para el aceite montillano. Ante su discurso embaucador de respiro económico, no encontré argumentos para frenar su alegría: producción, ventas, rentabilidad, dinero para el socio… Perfecto, la línea de la felicidad en versión samurái.

Diez minutos después abandonaba la cooperativa con la sensación de haber hablado con el jefe de aquella tribu americana que hacía negocios con los colonizadores españoles tras los primeros viajes de Colón. Eran tiempos de negocio, los indígenas del Potosí se forraban vendiendo los metales preciosos que su tierra tenía –producción, ventas, rentabilidad…- hasta que a los colonizadores, hartos de tanto indio, les pudo la avaricia. ¿Tendrán los chinos avaricia? ¿Caerán sobre nosotros para aniquilarnos? Que San Juan de Ávila nos acoja en los Jesuitas…

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Por

Carlos Alberto Prieto

Confesiones al lector como si nos encontráramos en la barra de un bar Hace tiempo que no escribo en esta revista y, creáme lector, si le digo que lo echo de menos. La verdad es que cada vez me cuesta más sentarme tranquilamente a pensar y poner en papel tranquilamente unas cuantas líneas. En mi caso, he llegado a un punto en que, como cantaba Ismael Serrano, cumplo más años que promesas y paso demasiado tiempo trabajando (lo cual es una suerte, la verdad) y le dedico poco a las cosas importantes de la vida. Bueno, tampoco debo quejarme tal como está todo.

Hablando de todo un poco, en principio había pensado contarles mi sesudo punto de vista sobre la prima de riesgo y las negociaciones del Eurogrupo, pero a medida que voy envejeciendo me estoy volviendo más modesto. Pienso que es falso que el tiempo nos vuelva más sabios, solo nos hace más viejos. Por eso, creo, honestamente, que mi opinión al respecto no le interesa a nadie y además tampoco aporto nada nuevo que Ud. no haya leído en la prensa. Después me puse a escribir sobre los tristes recortes económicos, las subidas de impuestos, la pérdida de calidad de vida de muchas personas y cómo nuestra clase dirigente nos decepciona a cada paso que da. Nada original. Tampoco lo vi nada claro. Mejor lo dejo.

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Aunque hace años que no vivo en Montilla, cada día le echo un vistazo al Diario Córdoba. Pero tampoco encontré inspiración en los asuntos de actualidad de por aquí, ya no conozco a la mayoría de personas de las que se habla. En realidad me acabo de dar cuenta que me he convertido en un apuraorzas de primera, de aquellos de los que yo me reía cuando era pequeño (he llegado a cargar 35 litros de aceite en mi

coche, lo prometo).

Por otra parte, no importa ser un apuraorzas. Me hace sentir como si todavía estuviera cerca. De hecho, cuando miro atrás el tiempo parece detenido y uno guarda en la memoria imágenes fijas que no envejecen. Casi podría recitar de memoria cómo se repartían las mesas los parroquianos habituales de mi bar favorito hace diez o doce años. En esta imagen, nadie envejece y nada cambia. Me reconforta volver a casa y encontrar a gente a la que no conozco bien, saludar e intercambiar cuatro palabras. Supongo que es una forma de sentir un punto de apoyo para movernos, o una referencia a la que amarrarse cuando algo nos va mal, de tener una Ítaca a la que volver después del viaje lleno de dificultades. Así que después de darle muchas vueltas, he decidido contarles mi vida, mis pensamientos y cómo a medida que pasa el tiempo, echo más de menos estas páginas, esta revista y a los amigos. Sé que la nostalgia es un sentimiento

muy bajo; ya que nos nubla la mente e idealiza un pasado que nunca fue mejor que el presente, lo sé. Pero hay días en que daría todo porque la vida me fuera más fácil, la gente que me importa estuviera más cerca y pudiera ganarme vida a una distancia más asequible. Por suerte, nuestro cerebro tiene un mecanismo de defensa muy útil: el olvido. Ese mecanismo nos permite mirarnos al espejo cada mañana y decirnos que no estamos tan mal para la edad que tenemos, que tener acné era una mierda, que antes me ponía colorado cuando hablaba con una chica y que mejor estamos ahora, a pesar de esas arruguillas que empiezan a aparecer. Y por eso, estas líneas me permiten desahogarme y volver a mis cosas cotidianas. Reconfortado por esta breve mirada atrás, puedo seguir adelante. Gracias, lector por su paciencia. Nos vemos pronto.


por Ramón Núñez Arjona

De libros y dígitos

Hay quienes adoran dioses y a ellos fervientes se aferran encontrando la paz y la esperanza en su camino; están los que se desviven de sus propias vidas en busca de tesoros ajenos rasgando el futuro del prójimo; existen aquellos que navegan sobre un mar de sonrisas y plácidas miradas amarrando serenos en los puertos de sus deseos; otros se difuminan entre quimeras y nebulosas simulando burlas a sus pétreas sombras; encontramos a los que trazan su trayecto vital con la incierta seguridad de quien confía en su oráculo ignorando la otra cara de la moneda; y, así, unos y otros, estos y aquellos, vamos girando y girando entre planetas, soles y galaxias, diminutos seres dotados de conciencia, cada cual descubriéndose paso a paso…

Cierro los ojos y, a la par que aquel olivo se hace centenario, voy desvelando mi centro, en un periplo bidireccional hacia dos mundos tan cercanos y contradictorios que me irá la vida en ello para llegar a mi destino. Mientras, respiro la luz de los naranjos en flor, acaricio los sonidos de fustes milenarios o bebo las lágrimas de quebradas catedrales. Y, en un poético interpretar, mis dedos acarician y transitan páginas plenas de savia dulce y amarga, de sol a sol, de luna a luna. En un continuo suceder de sueños pasados, presentes y futuros, que desde mí se van haciendo única y constante realidad, configurándose mi ser en un arbolibro de ramas dispares y enlazadas por el serpenteo, susurro y aroma de sus hojas. Abro los ojos, y allí están… Me veo. Ahora, ¡sí, tú!, dime, si puedes, lo que traspasa tu cuerpo cuando desenfundan tus manos el gélido artefacto y pulsas, robótico, el “on”. ¡Sí, tú! Aclárame, si te acompaña el verbo, los impulsos que nacen de su tacto y las evocaciones que te suscita su fragancia. ¡Venga, venga!, tienes todo el tiempo que su batería disponga (no te valen viajes a ninguna parte, ni remotos laberintos, ¡qué triste acontecer!). ¡Sí, tú! Confiesa, ¿acaso, en un descuido, te dejaste seducir por su bullicioso Puerto Micro USB, sedosa Pantalla Táctil o presumida Ranura

MicroSD, exhibidos una y otra vez, noche tras noche, en la pantalla de tu Tablet de neonata generación? ¿O fue mecánico regalo de cumpleaños, desvelado rey mago o ridículo papa noel? En todo caso, es indiferente, pues tu respuesta sólo sería satisfacción para mi vaga curiosidad. Cuando, eres tú quien debes descifrarte y, en una mañana cualquiera de desasosiego, descubrirte anónimo en la encrucijada de tu sino, acertando a escoger el camino más obscuro, a cuyo término, tal vez, hallarás la mirada. Sin embargo, sucederá con cada pisada entre la arboleda, irás descubriendo que será la andadura lo que dé valor al epílogo que jamás escribirás. Y, ahora, ¡sí, tú!, cierra los ojos y responde: - Si te digo, dormir y cuento, ¿qué recuerdo invade tu memoria? - Si nombro “Rimas y leyendas”, ¿qué roce buscan las yemas tus dedos? - Y si cito a “Don Quijote de la Mancha”, ¿hacia dónde vuela tu mirada? - Libros, libros, libros, … Silencia, si quieres, mientras te descargas con un “clic” un título de última aparición. Pero, una cosa has de tener en cuenta para esquivar a la ignorancia y respetar a la palabra, no llames libro a lo que no lo es.

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Cipión Fiesta de la Vendimia Querido Berganza, no es mi intención denostar la Feria del Santo, hablar mal de ella o hacer un alegato laicista; no tengo nada en contra de las fiestas patronales de Montilla. ¿Qué pueblo, ciudad o capital en este país no celebra la festividad de su patrón o patrona con una verbena o una feria? Y precisamente por ese motivo es por el que te planteo que, en mi canina opinión, debería ser la Fiesta de la Vendimia la feria mayor de Montilla.

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Es una cuestión de ser prácticos. Como ya te decía, cualquier localidad o incluso barrio de nuestra piel de toro tiene su fiesta patronal. Por tanto, poco originales somos en ese aspecto cuando celebramos la festividad de San Francisco Solano como feria mayor de nuestro pueblo; en lo único en lo que podemos tratar de destacar del resto es en grandeza, fastuosidad, cantidad de gente, casetas o amplitud de la calle del infierno. Pero eso, amigo mío, será siempre una batalla perdida respecto a la Feria de Nuestra Señora de la Salud de Córdoba o la Feria de la Virgen de la Victoria de Málaga; incluso nos cuesta competir con la Feria de la Virgen del Valle de Lucena o de la Virgen de la Sierra de Cabra. Sin embargo, ferias temáticas, por así llamarlas, relacionadas con sectores económicos o gremiales cada vez hay menos.

Así surgió hace más de un siglo la Feria de Abril de Sevilla, a partir de una feria de ganado; de este mismo modo nació también nuestra desaparecida Feria Real de mayo. Fiestas de la Vendimia, en concreto, no hay tantas en España; una por cada denominación de origen, más o menos. Un motivo que hace de la nuestra una festividad más fácil de publicitar que la Feria del Santo. De

hecho, hace ya años que fue declarada de interés turístico nacional. Aprovechemos, pues, esa distinción para revalorizarla y hacerla más importante. Hace ya siglos que empezaron a surgir las ferias. En unos casos como festividades patronales, de carácter más religioso; en otros, como reuniones mercantiles y gremiales, con un matiz más marcadamente comercial. A

pesar de sus distintos orígenes, ambas congregaron rápidamente a su alrededor a todo tipo de gente con ganas de pasarlo bien y divertirse. Pero en el caso de las ferias mercantiles, además, suponían un plus añadido de intercambio comercial, generación de riqueza y promoción del nombre de la ciudad. Esa misma disyuntiva, ya en el siglo XXI, es la que se plantea entre la Feria del Santo y la Fiesta de la Vendimia. A pesar del poco peso que el sector vitivinícola tiene ya en nuestra economía, la Fiesta de la Vendimia da a Montilla un renombre y una difusión que nunca nos dará la Feria del Santo, sin renunciar tampoco a nuestra tradición y a nuestras raíces, marcadas desde hace siglos por el vino y su cultura. Además, también podemos añadir a todo esto unas fechas más benévolas desde el punto de vista climatológico, más propicias para poder compaginar feria de día y de noche sin los calores infernales del mes de julio, más proclives también a que los montillanos y montillanas permanezcan en su ciudad, disfrutando de su feria, sin cambiarla por las playas de Fuengirola o Torre del Mar. Estos motivos que he mencionado, creo yo, amigo Berganza, son más que suficientes para considerar hacer de la Fiesta de la Vendimia la feria mayor de Montilla.


Berganza Feria del Santo Amigo Cipión, sin polemizar con ninguna de las otras fiestas de nuestro pueblo, no me cabe la más mínima duda de que es la del Santo la Feria que debemos proteger y fomentar como montillanos. ¿Qué mejor Fiesta para celebrar que la de quien es nuestro patrono desde 1745? La Feria del Santo es la feria montillana por antonomasia, desde aquellas fiestas que se celebraron en 1910 para conmemorar el tercer centenario de la muerte de tan insigne paisano. Es cierto que las costumbres cambian mucho, y poco se parece la actual feria con aquellas fiestas religiosas de principios del siglo XX que durante unos días de verano animaban a la población, con procesiones, concurso de balcones o espectáculos de aviación. Es cierto, también, que las últimas ediciones parecen haber olvidado el espíritu ochentero de casetas como La Camelia, Los Junior´s o el Círculo de Artesanos. Pero también es cierto, compañero cánido, que unos pocos años no pueden enturbiar décadas de buen hacer. La Feria del Santo es la feria de todos los montillanos. No es una verbena ni una fiesta de barrio. Es una Feria con mayúsculas, que cada año esperan no sólo nuestros paisanos, sino también los pueblos vecinos que la disfrutan. Muchos colectivos

se reúnen durante meses para preparar sus casetas y poder ofrecer el mejor entretenimiento posible. Y el Ayuntamiento se encarga de completar la oferta de ocio y espectáculo de la que es, no te quepa duda, la Fiesta Mayor de Montilla. Si ves el programa de cualquier edición de la Feria, verás cómo la concentración de actividades y alternativas para

estos días de verano no tiene parangón con ningún otro acontecimiento de la localidad. Música, deporte, desfiles pasacalles, espectáculos ecuestres, exposiciones artísticas y fuegos artificiales vienen siendo organizados desde hace años en nuestro pueblo con el único motivo de homenajear a nuestro patrono. Tú opinarás, amigo Cipión,

que no hay que tener mucha memoria para recordar la última feria, hace tan sólo unas semanas, y que muchos opinan en decadencia. ¿Y qué no está en decadencia en estos tiempos que corren? Reorganización pasajera, diría yo. La Feria del Santo está esperando su ubicación definitiva, la agrupación de todas las casetas en un mismo recinto, que esté abierto de día y de noche. La Feria está esperando que pase esta época de apatía y miedo para volver a sobresalir, si alguna vez dejó de hacerlo, por encima de cualquier feria de la comarca. Romperé una última lanza a favor de nuestra feria de julio. La fecha es ideal para eludir riesgo de lluvia, y el calor de los días de verano propicia que la gente salga a la calle con ganas de dar un paseo nocturno al ritmo de la música. Es cierto que el calor aprieta durante la tarde, pero para eso imponen su imaginación las casetas de la feria de día y aclimatan lo mejor que pueden sus espacios, mientras la gente se deleita con un buen rebujito al Montilla… Vamos a hacer gala de nuestra montillanía, querido Cipión, y llamemos a la Feria del Santo por su verdadero nombre; en mayúscula y sin más, la Feria.

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Recomendación

por

Aurora Márquez J iménez

Gianni Rodari, escritor de cuentos infantiles pero también para mayores En este último año que he vivido en Italia, he ampliado el abanico del conocimiento de autores italianos, y sobre todo la esencia de su literatura; y os preguntareis, ¿por qué su esencia? Porque la esencia de los escritores no la encuentras si no lees sus escritos en su idioma, algo parecido sucede en las películas. ¡Cuántas veces se cambian las palabras o frases para adaptar el significado y el tiempo! Por eso, aunque sé que es casi imposible, soy partícipe de que las películas, la música o la literatura se vean, se escuchen o se lean en su idioma original. Centrándome ya en la literatura italiana, uno de los autores que más me gusta es Gianni Rodari. Ya había leído un libro suyo en español, pero como he dicho antes, no es lo mismo, quizás también porque en español no me tengo que fijar tanto en lo que se escribe.

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En Italia lo llaman el autor de los niños, pero no considero que solo se quede en esto, sus escritos son fáciles de comprender exteriormente, pero en el fondo se encuentra una idea “desarrollada a escondidas”. Ideas políticas, en contra de los regímenes fascistas; ideas sociales, como por ejemplo el desarrollo de las modas. Es una prosa muy fácil de comprender, breve y sobre todo sencilla. Se asemeja a la lectura de “El Principito”, que leemos desde pequeños y después nos llega nuestro profesor de filosofía y nos dice: “encontrad el sentido oculto de esta obra”; una cosa parecida pasa con este autor, que hay siempre una moraleja que no se ve entre sus líneas. Aunque puedo decir que su característica fundamental es introducir lo fantástico dentro de la realidad. De hecho, su literatura, creo que ha dado ideas a algunos de los litera-

tos hispanoamericanos, ya que se ven algunas similitudes. Ya lo conocía por su “Gramática de la fantasía”, el primer libro que leí de este autor, tanto en español como en italiano. Este libro es un estudio de cómo escribir cuentos infantiles. A lo mejor pensáis que no es importante, pero hay ideas que te pueden ayudar en el día a día. Yo creo que me gusta tanto por el trasfondo moral que posee su obra literaria. Y como ya he dicho, la característica fundamental de su obra es desarrollar el tema de lo fantástico en todos sus campos, dentro de la literatura para jóvenes y también para niños. Aparte de leer el anterior libro, este año he leído “Cuentos para ju-

gar” (su título original es “I giochi dei quattro cantoni”). Me recuerda un poco a la literatura de Gloria Fuentes. Son cuentos muy fáciles de comprender, típicos para contárselos a los niños por la noche, tienen una estructura lineal, sin sobresaltos, que hace que te vayas relajando cada momento que lo estás leyendo. Y además son breves, una característica que considero fundamental. Son cuentos donde la fantasía (vacas que comen el arcoíris, un jardín que hace el juego de las cuatro esquinas) es el elemento más importante, y lo que más me gusta es que da al niño buenas imágenes para soñar.


por José Manuel Pozo Herencia

La soledad de una pé rdida Ciego e insensible de tanto sufrimiento. La soledad de una pérdida, cuando se manifiesta, deja un cadáver podrido; un mar de naturalezas. Cuánto escribir para borrar los lamentos. Comprobar que el cuaderno, cuaderno no era. Si de verdad, vivir es una pérdida, no estar muerto ya no es transitar por lo perdido. Conociéronse días de verdes campos, de mañanas luminosas de tempestades vencidas; dientes blancos en jóvenes bocas sonriendo y cálidas siestas sobre la felicidad adormecida. Hoy no es el tiempo; siempre se pierde. Pero no siempre estamos soñando. Las juventudes preceden a las desdichas. No quiero llorar por ello, tampoco describir perennes sabidurías, aunque es cierto que, aun comprendiendo, perder, aún soledades, quiera o no, sepa o no, siempre llegará. No hay posibilidad que exista.

María Vergillos “La mina del rey moro”

Lo inevitable de lo secreto. Polifacéticas aves muertas hoy planean en mi lápida, como mirando. A veces, creo estar vivo, no pienso, como siento que el otoño ha pasado. Es difícil imaginar jardines donde, indolente, lo putrefacto ha ganado; observar nacer rosas en las madrigueras, pues nadie proclama lo secreto. Descubrir nunca fue un presentimiento; contemplar y ser valiente. Lo verdadero no siempre triunfa; sólo es circunstancia. Y lo que es bello, por desgracia, jamás habita en lo imperecedero. Por mil años que pasasen, por mucho que redescubriesen lo eterno, la belleza seguirá siendo un instante. lo demás, sinónimo de tiempo.

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por Eva María Tejada Ortigosa

El tiempo y la realidad

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¿Os habéis preguntado alguna vez qué es el tiempo y cómo condiciona nuestras vidas? Para algunos el tiempo solo es un reloj, un conjunto de números que determinan un horario; para otros es mucho más que eso: un amigo que corre a su favor o un enemigo que está en su contra. Lo que está claro es que nuestras vidas son hijas del tiempo, todo gira en torno a él. Cuando decidimos esperar nos ponemos en sus manos, éste puede recompensar nuestra espera produciendo en nosotros una inmensa felicidad, o por el contrario, puede conducirnos al abismo de la decepción tras darnos cuenta de que toda nuestra paciencia ha sido en vano, no ha servido para nada. El tiempo deforma la realidad en la que vivimos, pues a medida que éste pasa solo nos queda su recuerdo, es decir, como un mismo instante no queda definido, debemos atenernos a lo que recordamos. Unos se fijan en cosas a las que otros apenas dan importancia, componiendo entre todos un mix en el que nos creemos dueños de la verdad absoluta, un grave error por nuestra parte, bajo mi punto de vista, pues lo único que realmente nos pertenece es el tiempo: incluso aquel que no tiene otra cosa cuenta con eso. Él nos hace envejecer, por lo que podríamos tomarlo como un ser que corre en

nuestra contra, que nos arrebata a nuestros seres queridos; pero, también nos hace crecer, permitiéndonos formar nuestras vidas, mejorar, y darnos cuenta de lo largo y, al mismo tiempo, efímero que puede ser todo. Pero… ¿nos permite el tiempo vivir algo real, algo verdadero? Dicen que el tiempo es el olvido, pero lo cierto es que nada se olvida si es lo suficientemente importante como para estar en lo más profundo de nuestro ser, en lo más íntimo de cada uno, es decir, que forme parte de nuestra realidad. El tiempo y la realidad están conectados de tal manera que son indestructibles, inseparables, pero, como decía Montesquieu: “la verdad en un tiempo es error en otro”, así de relativo es el tiempo que bastan cinco minutos para soñar con una vida entera y, a veces, faltan minutos para vivir un sueño completo: un momento con nuestra familia, un abrazo con un amigo, un beso, una sonrisa, o una pa-

labra que se ve interrumpida por el ruido. En numerosas ocasiones escuchamos: ¡No tengo tiempo! En realidad ¿Cuántas veces al día lo oímos? En nuestra realidad está presente la rapidez, el ruido, la evasión, el agobio, el aislamiento; tal vez deberíamos pararnos a pensar ¿no hay tiempo para el otro? Quizás el que nos falta esté en él. Hay muchas maneras de vivir el tiempo: agradeciendo, suavizando las cargas de los demás, compartiendo saberes, escuchando a la voz de la experiencia, abrazando los sentimientos y situaciones del otro, acercándonos con calma a escuchar y compartir su necesidad. Por eso, dice el proverbio, el tiempo es oro, pues con él podemos llegar a construir grandes cosas, como las relaciones entre las personas que, al fin o al cabo, con más o con menos tiempo acabarán llenando la auténtica realidad, nuestra propia historia.


por Elena Soria López

La generación “pre-parada” Como muchos otros jóvenes, aún recuerdo con cierta agonía el día en el que tuve que echar la preinscripción para la universidad y decidir mediante un mero trámite el rumbo que tomaría mi futuro. En un solo acto estaba marcando mi futuro camino universitario y posterior recorrido laboral. Fue un año de decisiones importantes. En primer lugar, tras pasar el último año de bachillerato y la “temida” prueba de acceso a la universidad, notas de corte y adjudicaciones, consigues plaza en tu carrera. Después viene el ajetreo burocrático, no recomendable para la salud mental de un estudiante (ni para su bolsillo), idas y vueltas, colas y ratos de papeleo. Al fin, llega lo más esperado, la búsqueda de compañeros de piso, vivienda, y, finalmente, llega septiembre. Empieza el curso académico. Un nuevo mundo aparece ante tus ojos: la universidad. Desconocimiento mezclado con entusiasmo y miedo, por qué negarlo. En fin, a la mayoría nos va bien. Una vez que te acostumbras, todo empieza a seguir su rumbo. Es una experiencia enriquecedora, y sin lugar a dudas, te forma como persona. El problema aparece después, tras cuatro años de estudio universitario, en muchos casos más, ya que se opta por realizar máster, especialización u otra carrera, los estudiantes universitarios nos encontramos con una situación un tanto delicada. La vida universitaria dentro de lo que cabe no es tan complicada como el mundo laboral. Tienes que esforzarte mucho estudian-

do, es innegable, pero está dentro de nuestras posibilidades. Lo que se nos escapa es lo que viene después. El temido mundo laboral, y la consiguiente búsqueda de trabajo, que tal y como está la situación hoy en día, es más que dificultosa. Estamos una parte de nuestra vida esforzándonos y estudiando, para que cuando, supuestamente estamos ya preparados para desempeñar nuestro trabajo, no tengamos ninguna opción. En la España actual, no son pocos los estudiantes que con carrera, máster, e incluso especialización tienen que quedarse en la cola del paro, esperando un puesto de trabajo que seguramente tardará tiempo en llegar y que muy posiblemente no será el esperado. Mi pregunta es: ¿por qué una generación tan cualificada como la actual no es capaz de encontrar un trabajo? Está claro que no será por su falta de ganas o preparación. El alto porcentaje de desempleo golpea de lleno a los estudiantes universitarios. Por lo que los efectos de la crisis y los recortes económicos tienen consecuencias más que notables en el sector universitario. Tenemos frente a nuestros ojos a una generación muy preparada y con pocas salidas en este país, por lo que la única solución, es seguir estudiando, cosa que a su vez cada vez se hace más difícil con los recortes en educación, becas y ayudas. O bien, la conocida “fuga de cerebros”. Esta opción, de la cual soy totalmente partidaria, implica comenzar una nueva vida en un

país con esperanzas de futuro más alentadoras y que pueda otorgar a un joven universitario el reconocimiento y empleo que se merece. Por otro lado, también es comprensible que haya personas reacias a abandonar su país, y no partidarias de emigrar para buscar otras oportunidades. Pero viendo la situación actual ¿Cuál es el riesgo? Ya lo hacían nuestros abuelos en tiempos de hambre y guerra, ¿por qué no vamos a ser nosotros capaces? De ninguna manera, mi intención es añadir frustración y negatividad a esta situación de penuria que estamos atravesando, pero es necesario ser visionario, actuar y dentro de lo posible, buscar otras alternativas. La esperanza es lo último que se pierde.

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Humor

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por Curro Fuentes


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CONTRAPORTADA

El coloquio de los perros

VIAJE A ITALIA II Aterrizamos en Fuimichino, uno de los aeropuertos de Roma. Mi hija Ángela nos esperaba como flotador de salvación ante un idioma que no se domina y ante unos traslados correosos, de tren y autobús. Desde la estación Termini de Roma, otro tren nos llevaría a la ciudad de nuestro destino: Cassino. Mi hija llevaba varios meses en Cassino con la famosa beca Erasmus, cuyo fin es el conocimiento de geografías, personas e idioma del país donde se reside. Desde la primera que supe que visitaría Cassino, este nombre me era algo familiar en algún rincón de mi memoria. Tenía mis dudas sobre si esta ciudad era la que le daba nombre a la famosa batalla de la Segunda Guerra Mundial: la batalla de Montecassino, que estudiábamos en segundo de bachiller. Esta batalla fue decisiva para el transcurso de la segunda guerra mundial. Cassino es una ciudad sin muchas pretensiones; es una ciudad llana, de clima agradable. La guerra le desfiguró toda la cara y muchas de sus entrañas. Las fotos que vi de aquella época eran el resultado de las bestialidades del hombre. Las fotos imponían un desgarro en cualquier persona de bien. Toda la ciudad quedó en escombros, prácticamente irreconocible. Quizás estas fotos fueron lo único que sobrevivió a esa pesadilla. Las fotos nos muestran el poder de destrucción, de terror y terremoto que los hombres llevamos dentro en algún gen que aún no ha sido civilizado.

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Después de la guerra, Cassino volvió a resucitar y en unos pocos años quedó totalmente reconstruida. El gobierno italiano decidió edificar un gran número de

Por Ángel Márquez

universidades con el fin de que la ciudad tomara su ritmo de vida. A las becas Erasmus le debe Cassino que la visiten miles de estudiantes de todos los confines de Europa. Junto a sus universidades, Cassino es famosa por la abadía de Montecassino. Desde cualquier punto de la ciudad, se ve en lo alto del monte su majestuosa abadía monasterio. Una “chuleta” me dice que la abadía de Montecassino es una abadía benedictina construida en el año quinientos veintinueve por Benito de Nusia. En el periplo de su historia ha soportado terremotos, y por su situación estratégica, asaltos, guerras y saqueos, recibiendo a causa de estos hechos muchas trasformaciones. La abadía que ahora vemos es una construcción que te evoca a un edificio del renacimiento, con sus esculturas, sus arcos, sus pinturas y sus arquitecturas, pero cuando en la visita se llega a la sala donde nos recuerda la famosa batalla vemos, como las fotos de Cassino, que la abadía quedo totalmente pulverizada por los aliados. Toneladas de bombas cayeron sobre la abadía, solamente se salvaron sus mil cuatrocientos códices manuscritos.

La batalla de Montecassino fueron cuatro ataques, del catorce de enero al diecinueve de mayo de mil novecientos cuarenta y cuatro. El peso del último ataque fue llevado por polacos del once de mayo al diecinueve del mismo mes, donde murieron mil quinientos polacos. Junto a la abadía se encuentra otro monumento erigido por el gobierno polaco como recordatorio de los mil quinientos polacos que murieron en la batalla. El monumento es un cementerio de mil quinientas lápidas y los cuerpos que guardan. Estas se encuentran en un semicírculo y en un escalonamiento de gradas imitando un teatro romano. Todos los soldados contaban entre veinte y veinticinco años. Cuántos sueños, ilusiones, anhelos y amores se decapitaron en esos nueve fatídicos días. Creo sinceramente que este cementerio es un recordatorio a la invencibilidad humana. Mañana será otro día, muy pronto estaremos oyendo el pitido agudo y viajero del tren.


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