No hay mal que dure: Testimonios de la planta nuclear

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4 de mayo de 1976 Don Luis Muñoz Marín

Trujillo Alto Puerto Rico Don

Luis:

Antes que nada le deseo que ya esté recu'.>erado de su salud. Sé que usted está retirado de los trajines de la vida oüblica pero aún así he decidido escribirle.

El 20 de se^itiembre de 1959, tuve ocasién de estrecharle su mano y de oir en Palabras suyas algo que hoy quisiera recordarle. El encuen tro con usted fue en la Alcaldía de Arecibo.

En esa oportunidad nos hizo

entrega, como Gobernador, del documento oficial que nos devolvía la tierra que el gobierno anterior al suyo nos había embargado.

Al igual que otros tantos jíbaros y campesinos, nos hablamos atra sado en el pago de las contribuciones. No pudimos pagar la de los años

1938- 39 y 1939- 40. La deuda de $89.04 fue el motivo del embargo de

más de cuatro cuerdas de tierra—lo único que teníamos.

Respondiendo a su conocido alto sentido de justicia nos devolvid usted la tranquilidad cuando nos dijo más o menos: "Aquí tienes los papeles que te dan derecho a tus tierras; cultívalas, de ellas nadie oodrá sacarte nunca."

tivado

Fiel a sus palabras, desde entonces hemos cul

la tierra y hasta hace p'oco tiempo hablamos vivido en paz.

Digo que habíamos vivido en paz porque ya no lo estamos. Hace poco más de un año recibimos una notificación de que íbamos a ser

expropiados porque Fuentes Fluviales dice que necesita nuestras tierras para construir una planta nuclear.

Si es cierto o no que se necesita una planta nuclear yo no estoy muy seguro. El hecho es que los lazos de comunidad que p-or generaciones se han dado entre los que habitamos este barrio no se han tomado muy en cuenta. Taniooco'la suerte (jue corramos al ser

despegados del lugar donde nacimos, nos criamos y hemos hecho nuestras vidas.

Ahora mismo estamos aquí intranquilos sin saber lo que nos espera. Por un'lado. Fuentes Fluviales dice que no va a sequir con el proyecto

de momento y que jodemos quedarnos aquí; de otra parte anuncia que la planta se ha de construir y continúa gcntionando los permisos. Lo curioso es, Don Luis, que ellos mismos dicen que la demanda por electricidad ha bajado' y que so tienen reservas que dan para muchos años. Esa inseguridad de saber que en cualquier momento nos pueden sacar es angustiosa. ¿Usted sabe lo que es no loder estar tranquilo en la propia casa de uno?

Son muchas ireguantas la que nos hacemos:

vamos a ir a parar? las que tenemos con acostumbrar en otro No lo sabemos, -pero

, ¿podremos conseguir comprar tierras iguales a lo que nos paguen por ellas?, ¿cómo" nos vamos a lugar?, ¿podremos sembrar, criar nuestros animalitos? sobre todo, nosotros no queremos salir de aquí.

¿A dónde

Don Luis, usted nos podrá ayudar. Usted nos dijo que nadie nos podría sacar de nuestras tierras. Ahora Fuentes Fluviales quiere

hacerlo.

¿Podría hacer algo "por evitar que nos echen?

¿Podría recibirnos

para discutir personalmente con usted esta situación? Yo tengo mucha fe en usted y también la otra gente que vive aquí. ¿Podría hacer algo para evitar que nos echen? Confiamos en usted. Cordialmente, /a

Mariano Rojas Natal

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