Revista del Instituto de Cultura Puertorriqueña

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solidez de "Broadwood y Barday" de Londres, pero quebraron también, y tuvieron que ceder las instalaciones, única cosa con que contaban para poder salvarse de la catástrofe. u Ya que los 160,00 pesos en letras y endosos que poseían para ser cobrados en casas de comercio eran incobrables porque habían quebrado. La mercantil tenía pocas deudas hipotecarias: una por 14,560 pesos a los herederos Julián Quintero; y la otra de 36,000 libras esterlinas por la refinería. De todo lo debido, ellos habían devuelto un depósito de 14,560 pesos a Gervasio Vidal, vecino de Añasco tan pronto se dieron cuenta de que habían quebrado. No habían pagado a nadie más. Los acreedores provenían de las compañías financieras más importantes del mundo. Inclusive S. Rothschild, representando su propia casa, hizo acto de presencia en Mayagüez. El dato, por sí solo, nos habla de la hondura de la catástrofe, como para exigir el desplazamiento a Puerto Rico de uno de los miembros de la familia más destacada en el mundo británico de los negocios. Finalmente, luego de largas negociaciones se llegó a los acuerdos definitivos del 22 de diciembre de 1858 ante Bartolomé Janer y Barea, alcalde mayor, juez de primera instancia y del comercio de Mayagüez. En la sala estaban presentes representantes de los acreedores radicados en Inglaterra, Francia, San Thomas, España y Alemania; como eran los bancos de Londres, San Thomas, Gettie y Dollmann de París, "Tapia Bayo y Compañía" de Madrid, "Wachsmouth & Krogman" de Hamburgo. Pero lo más curioso es ver entre los acreedores a nuestro conocido Jacobo Decastro representando a "Koppshy Cook". Los deudores entregaron todo el activo existente en la casa, además de un 5% de la deuda total que la pagaría Camacho cuando pudiese hacerlo, y lo mismo haría Decastro. En resumen, los acreedor'!!s recibirían solamente el 25% de lo reclamado, perdiéndose todo lo demás, aceptado con la condición de que en un periodo no mayor de seis meses arreglaran los deudores las cuentas de pasivo y activo. La refinería, ejemplo de la tecnología anglosajona, consistra en una casa de hierro y almacenes que "Bradwood y Barclay" cedió a "Camacho y Decastro", y estos a su vez a sus acreedores por 18,000 pesos en unos trámites en que Jacobo Decastro era al 431bid.

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mismo tiempo un deudor; un representante de un acreedor y un acreedor ror sí mismo, lo que le si· tuaba en un curioso pape de cobrar con una mano, y pagar con la otra. Los acreedores decidieron nombrar un liquidador que debía vender las propiedades de la sociedad quebrada y con el producto de las ventas pagar las deudas pendientes. Ese día la Junta de tres miembros fue confirmada, y ocho días después ningún acreedor objetó lo acordado, quedando este caso resuelto. Tal catástrofe no escapó a las observaciones del cónsul francés en Puerto Rico, hecho comentado en un informe ellO de febrero de 1858. El informaba que era limitado el número de casas de comercio de origen belga, francés, hamburgués, inglés y norteamericano que pudieron haber salido sin daño de los malos días de 1857 y 1858. ~Latimer y Compañía" fue la única casa norteamericana en Puerto Rico que sobrevivió a la crisis. Latimer era agente comercial de los Estados Unidos. Abundando en el informe, ninguna casa de comercio alemana sobrevivió, y las inglesas suspendieron los pagos. Los comercios en manos de franceses sufrieron daños, pero siguieron funcionando. De la bancarrota de la casa de comercio Decastro hace especial referencia por su importancia: La banqueroute des deux maisons Decastro solidaires I'une de autre est evaluée a 2 mi~ IlIons de pesos. Ce chUfle est enorme pour celle colonle et cependamt aucun créancier n'a en recoum á I'autorité pour sauvegarder se droits. 44 Es notable la importancia que este cónsul otorga a esta quiebra en un país con tan pocos capitales como era Puerto Rico. Pero a pesar de que todas las casas mercantiles alemanas en Puerto Rico fueron a la quiebra debido a la crisis de 1857, no pasó mucho tiempo sin que volviesen los intereses germánicos a reinvertir en la Isla, recuperando su papel de ser los grupos que estimuló el desarrollo tecnológico y fi· nanciero de Puerto Rico, motivo de otro de nuestros estudios.

44 Archiv~s diplomatiquts. Mjnist~r~ des Affair~s

Etrangeres, Paris, Tomo IV, n. 438-442.


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