ONE Magazine en Español Junio 2025

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n letrero en la entrada del Centro de Salud Comunitario San Antonio, a unas 6 millas al norte de Beirut, dice: “USAID – Del Pueblo Estadounidense – Cuerpo Médico Internacional”. Eso ya no aplica. El 20 de enero, el gobierno estadounidense emitió una orden ejecutiva congelando toda la ayuda exterior del gobierno, a través de varios departamentos y la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID). Un comunicado adjunto indicaba que “la industria y la burocracia de la ayuda exterior no están alineadas con los intereses estadounidenses y, en muchos casos, son antitéticas a los valores estadounidenses”. Esa súbita congelación de la financiación, vital para miles de proyectos humanitarios (la ayuda exterior estadounidense en 2024 ascendió a 56 mil millones de dólares en el mundo), repercutió en el mundo y dejó atónitas a las organizaciones sin fines de lucro y a sus beneficiarios. La decisión llegó rápidamente al centro San Antonio, dirigido por las Hermanas del Buen Pastor, con una orden de suspensión de labores del Cuerpo Médico Internacional, que destinaba fondos del gobierno estadounidense al centro de salud desde 2008. “Un domingo por la noche, nos [dijeron] que, desde el lunes, dejarían de cubrir las consultas, análisis de sangre, medicamentos, equipo médico y las imágenes médicas”, declaró la Dra. Joelle Khalife, directora médica del dispensario. Inicialmente, el Cuerpo Médico Internacional solo suspendió la financiación, que representaba un tercio del presupuesto anual del centro de salud. “Dos semanas después, el equipo nos explicó, cortésmente, que nuestro contrato con ellos había sido rescindido”, dijo.

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Las consecuencias para el centro, que atiende a 2.000 personas mensualmente, fueron inmediatas. “Cuando empezamos a cobrar a nuestros pacientes lo que antes cubría International Medical Corps, algunos dejaron de venir”, dijo Khalife. “Acuden a nosotros porque no tienen los medios económicos para acceder a la atención médica en hospitales privados”. “Fue difícil explicarles cómo una decisión tomada en Estados Unidos hace que sus gastos médicos ya no estén cubiertos”, dijo. “Pero el Señor está con nosotros. No cerraremos por este problema de financiación”. La Hermana del Buen Pastor Antoinette Assaf quien gestiona las colaboraciones internacionales en el Líbano para su comunidad, dijo que estos recortes han complicado aún más una situación ya difícil. El acceso a la financiación se ha vuelto “cada vez más complicado” desde la pandemia de COVID-19, explicó, y las necesidades de más donaciones han aumentado a medida que la financiación ha disminuido.

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mediados de marzo, el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, anunció la cancelación del 83% de los contratos de USAID y la integración de los restantes al Departamento de Estado, que había absorbido a USAID en febrero. Un mes después, aún no se había publicado la lista definitiva de subvenciones canceladas. Sin embargo, Geneva Solutions, un sitio de noticias que cubre la labor de las organizaciones internacionales de ayuda, informó el 4 de abril que un documento La Hermana del Buen Pastor Antoinette Assaf evalúa a un niño en el Centro de Salud Comunitario San Antonio en Roueissat, Líbano.


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