En sentido horario, desde arriba a la izquierda: una niña palestina en una clase de kindergarten en Abu Nuwar, Atallah Mazaar’a, portavoz de la comunidad beduina de Jabal al-Baba y un niño palestino en bicicleta en Abu Nuwar rodean un dibujo de una familia en una casa con la bandera palestina.
En contraste, Ma’ale Adumim se cierne sobre Abu Nuwar con “todas las ventajas de una ciudad”, con sistema educativo diverso, tránsito, atención médica, centros culturales y deportivos, parques y un lago, según el sitio web de Nefesh B’Nefesh, asociado al gobierno israelí para reclutar nuevos residentes para el asentamiento. “Miren cuánto han crecido los asentamientos, miren sus escuelas y universidades”, dice Frehat, señalando hacia la extensa comunidad cercada. “Ahora, mírenos. Tal vez cierren nuestras escuelas, es la política de hacernos analfabetos”, dice. “Todo lo que quiero es un futuro seguro y pacífico para mis hijos. Todavía tengo esperanza”. El horizonte anuncia una expansión de asentamientos continuos, que Israel llama corredor E1, para conectar Ma’ale Adumim con Jerusalén. El plan estuvo estancado bajo presión internacional desde 2005, pero el gobierno israelí aprobó su implementación en agosto de 2025. Un mes después, el gobierno de Israel aprobó un plan de $900 millones para construir 7.600 nuevas viviendas en Ma’ale Adumim; los monitores de asentamientos estiman que unas 3.400 de esas unidades se construirán dentro del corredor de asentamientos. Situado en la Cisjordania ocupada por Israel, que representa el 60% del territorio, también conocido como Área C, según el Acuerdo de Oslo II de 1995, el corredor de 4.6 millas cuadradas incluye a unos 7.000 residentes palestinos en 22 comunidades beduinas, incluida Abu Nuwar, que corren el riesgo de ser trasladadas por la fuerza. Frehat recuerda la década de 1990, cuando los asentamientos estaban en una etapa temprana,
100 AÑOS DE SANACIÓN Y ESPERANZA
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ABOGANDO POR JUSTICIA Y PAZ
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n Abu Nuwar, cinco millas al este de Jerusalén, las voces de los niños jugando afuera entran en la pequeña aula de jardín infantil de la maestra Jihan Frehat, 40. Más allá del patio de la escuela, cada año se extienden los techos rojos de Ma’ale Adumim sobre la cima de la colina. Ma’ale Adumim, con 38.000 habitantes, es un asentamiento israelí construido en tierras palestinas expropiadas. Es uno de cuatro asentamientos, que incluye una base militar cercana considerada ilegal según el derecho internacional, que rodean el caserío palestino en Cisjordania. Nacida y criada en la comunidad beduina de Abu Nuwar, de 900 miembros, Frehat confronta presiones diarias que afectan los aspectos de la vida: incursiones de colonizadores y militares israelíes, demoliciones de viviendas, tierras de cultivo bloqueadas y cierres de carreteras. Frehat cofundó en 2011 el jardín infantil, que actualmente atiende a 23 niños. Está bajo orden de demolición, como la escuela secundaria de al lado, con unos 75 estudiantes, que ya había sido demolida por fuerzas israelíes cinco veces. Cada vez, los residentes la reconstruyeron con ayuda de organizaciones locales e internacionales. “Los que más sufren son nuestros hijos”, dice Frehat. “Cuando teníamos su edad, no pensábamos en desplazamientos o anexiones. Hoy, ellos sí”.