Ojalá hubiera un “tendido 7” en todas las plazas Mucho se ha hablado y escrito sobre el famoso “tendido siete” de la plaza de toros de Madrid, la mayor parte de las veces con un desconocimiento absoluto de las personas que habitan ese tendido y con la única intención de confundir, difamar y desacreditar. Casi nadie se ha preocupado de analizar la actitud que toman estos señores que como cualquiera otra persona pagan su entrada religiosamente, entre los que me encuentro, sólo decir que antes de dar con mis huesos en el “7” he recorrido prácticamente casi todos los tendidos de la que dicen primera plaza del mundo, algo que empiezo a dudar. Toda persona que acuda a cualquier festejo fuera de San Isidro, comprobará que el tendido más poblado es el “7”, los demás son ocupados en menor cantidad de público y eso que allí el calor aprieta hasta el 3º o 4º toro, por algo será, aunque últimamente por allí aparecen personajes de todas las clases, desde turistas extranjeros, provincianos de fin de semana, hasta protestotes que vienen rebotados del fútbol y que no aportan nada, todos ellos mezclados con los aficionados habi-
tuales del tendido. En San Isidro, la cosa cambia, sólo los abonados se pueden sentar allí y ahí la mezcla es mayor, pues muchos de los que se sientan allí fuera de feria, tienen que acudir a otros tendidos, por eso quizá la protesta sea mayor y más influyente fuera de abono, pero ya habrá algún desalmado que justificará eso diciendo que están vendidos. Realmente el “tendido 7” no existe como movimiento asociativo, si se cambia el número del tendido, la cosa seria igual, sólo existe en la imaginación de los que quieren encontrar malas intenciones donde no las hay, en otros tiempos el sector crítico estaba en otros tendidos (andanada del 8, tendido 4), pero qué casualidad señores, únicamente en la plaza de “Las Ventas” se pica debajo del siete, la puerta grande esta muy cerca del siete y las faenas se suelen hacer por esa zona y decir que buenos y malos aficionados hay en todos los tendidos de la plaza. Los que acudimos a este tendido, no lo hacemos en su mayoría por los toreros, sino por los toros, por la ganadería, estudia-