Revista trimestral Club Cocherito. nº 12 Diciembre 2014

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editorial AGUR. HASTA SIEMPRE O hasta luego. O hasta dentro de un rato. Porque nos seguiremos viendo en el Club Cocherito, en el próximo coloquio o actividad que se programe. Porque allí estaré, como un socio más, apoyando a la nueva Junta Directiva y a su Presidente. Siempre lo he hecho, pero ahora que conozco la trastienda, el esfuerzo y la responsabilidad que conlleva representar al decano de los clubes taurinos del mundo, lo haré con mucho más motivo. Cuatro años han pasado desde que afronté el reto de ser la cabeza visible de un Club que, gracias a la gestión de los anteriores presidentes, es el referente de todo buen aficionado a la tauromaquia. Años duros, difíciles, pero también apasionantes. Nos ha tocado, a la Junta Directiva y a mí, pelear, discutir y enfadarnos con mucha –demasiada– gente con la que no esperábamos hacerlo. Gente, personas, que en estas discusiones han demostrado cómo y para qué querían al Club Cocherito. No nos ha gustado, no nos ha sentado bien, pero

Edita: Club Cocherito de Bilbao C/ Nueva, 2 - 1º. 48005 Bilbao • Tel.: 94 416 14 47 administracion@clubcocherito.com • www.clubcocherito.com

no nos ha importado siendo conscientes que de esta manera seguíamos la línea que nos habíamos marcado desde el principio de nuestra legislatura. Hemos sido fieles a ella y por extensión al Club Cocherito. No podía ser de otra manera. Pero los momentos amargos se olvidan rápidamente y sólo nos quedamos con los buenos –que lo han sido, y muchos–, los que hemos compartido con ustedes, con todos y cada uno de nuestros invitados, con el orgullo de haber podido representar a este magnífico Club allá donde nos han llamado. En estos momentos me vienen a la cabeza infinidad de nombres de incondicionales a los que, además de un fuerte abrazo, les doy las gracias. Ellos y ellas saben perfectamente quienes son, así es que no es necesario relatarlos. Pero en definitiva son todos ustedes los que, con su total apoyo y aliento, han hecho esta andadura mucho más agradable. Y también emotiva. Gracias. Gracias a todos. Esto no es una despedida. Es un simple adiós.

Coordinación, diseño y maquetación: Servisistem

Imprime: Gestingraf

Fotografía: Manu de Alba, Archivo Club Cocherito

D.L.: BI-719-2011

Bibliografía: “Cuadernos de Aula Taurina: Las suertes del Toreo”. Consejería de Gobernación. Junta de Andalucía (2008). “Todas las Suertes por sus Maestros”. José Luis Ramón. Editorial Espasa (1998). Fotografías de las Suertes del Capote: Manu de Alba.

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Club Cocherito: Vida social

10, 11 y 12 de Octubre. Excursión a Salamanca. En esta ocasión visitamos la finca del cocherista Andoni Rekagorri que nos recibió el sábado, junto a su familia, en su finca de Campocerrado y, donde disfrutamos de una jornada completa, visita de la finca, comida campera, lecciones teórico-prácticas de toreo, que por la tarde más de uno puso en práctica con un par de vacas en la plaza de tientas, degustación de ibéricos de animales criados en la propia finca, merienda-cena, en fin un día para el recuerdo gracias a la generosidad y buen hacer del amigo Andoni y de su familia. La excursión la completamos con una interesante visita guiada el domingo por los lugares más emblemáticos de Salamanca y comida en Valladolid antes de regresar a Bilbao.

3 Noviembre. Interesante mano a mano entre los comentaristas taurinos Iñigo Crespo y David Casas. Como resumen de temporada abordaron temas como la integridad del toro, la apertura de las figuras a todos los encastes, la unión de todos los estamentos, la administración, la juventud, la no siempre escuchada voz del aficionado y todo ello pensando en el futuro… Completó el acto la presentación de dos libros pertenecientes a la Colección Tauromaquia, de la Editorial La Cátedra: “Pedrucho de Eibar” y “La alternativa de Chiquito de Begoña” – “El Chiquito es grande”.


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7 y 8 Noviembre. IV Curso de Tauromaquia. Didáctico y ameno curso a cargo del ganadero Rafael Cruz Iribarren y del matador Alfonso Oliva Soto. Con ellos profundizamos más en la compleja crianza del toro bravo, así como en las distintas suertes de capa y muleta. En la ganadería de Pincha, propiedad de José Antonio Baigorri, en Lodosa (Navarra) pudimos disfrutar de un agradable día de campo y de la torería del maestro camero.

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Trofeo Club Cocherito al Toro más Bravo 1991-1992

Los toros de la memoria A través de esta sección, vamos a conocer un poco más, el comportamiento en el caballo y la lidia que ofreció y que le realizaron, a los toros premiados con el Trofeo del Club.

“Toro astifino y bien presentado, remata con clase en burladeros. Acude pronto, de lejos y con recorrido largo y excelente tranco a la muleta, humilla y repite incansable con la boca cerrada y pone las orejas con pegamín y en bandeja al torero. Ovacionado” “Oliva con el mejor del encierro estuvo muy bien, pero no acertó con la espada. Faena acompasada, rítmica y con calidad”. “Torear toros como los de ayer exige un lenguaje distinto para comunicarse con ellos, y que llegue al público”.

“Bien presentados de cara, faltos de fuerzas y con nobleza rebosante.” “El primero de Ortega Cano está fijo en la primera vara y apenas le tocan en la segunda. En la muleta el toro olvida sus claudicaciones, se va arriba y embiste de ensueño. El toro mete angelicalmente la cara en el engaño. Pinchazo y estoconazo al bravo animal resistiéndose a la muerte como el bronce de Benlliure. Oreja” “Cuando se juntan a los toros artistas con los toreros artistas, se produce un festejo lleno de artisteo, pero falto de toreo”.

P.D. Los comentarios pertenecen a las críticas taurinas de los diarios El Correo y Egin.


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Suertes con el capote Correr los toros La lidia suele comenzar haciendo correr al toro con el fin de enseñarlo a embestir, descubrir sus cualidades y defectos y fijarlo en los engaños. Correr los toros es la forma más elemental y antigua de torear y se hace colocado el torero frente al toro, con el capote por delante y cogido a una o dos manos; una vez arrancado el toro al cite del torero, éste sale andando o corriendo hacia atrás y adecuando su velocidad a la del toro. En esta suerte, no hay cambio, o permuta de los terrenos, es una suerte por la cara en la que el toro no pasa. Al toro que tiene muchos pies debe tomarse de largo, echándole abajo el

capote y sin pararse cuando se arranca. Si el astado tiene poca fuerza, debe tomarse en corto y pararse al citarlo para que siga el engaño, debiendo siempre el torero ir mirando al toro para verlo llegar y detenerse cuando el animal lo haga. Se debe evitar terminar con un recorte, ya que, por la rapidez con la que el toro se revuelve, sufre un gran quebranto. Lo correcto es correr al toro por derecho y rematar dándole una salida larga. Otra acción censurable es la de llevar al toro hasta el burladero y hacerle rematar contra él, ya que, además de restarle fuerzas, puede lesionarse e inutilizarse para la lidia. Tradicionalmente han sido los subalternos los que han desarrollado esta suerte.

Correr los toros

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La Verónica

La Verónica Se debe al diestro sevillano del siglo XVIII Joaquín Rodríguez Costillares. Se denominó así porque, antiguamente, el torero, para ejecutarla, se colocaba en la misma actitud en que se representa a la “Verónica” limpiando la cara de Jesucristo Es el lance que más vemos en las plazas de toros. Es la base del toreo de capa y es la primera suerte que se describe en las tauromaquias. Montes describió la verónica de la siguiente manera: "Sitúese el diestro enfrente del toro de tal modo que sus pies estén mirando hacia las manos de éste y a una distancia proporcionada según sus piernas", continúa describiendo cómo se ha de dar salida al toro y exponiendo los recursos defensivos del torero, según la condición de cada toro. Pero la verónica ha evolucionado a lo largo de los tiempos; el empeño en buscar una suerte más lucida y menos arriesgada llevó a cambiar la concepción que Montes tenía de la verónica. Así pues, el lance quedó descrito de la siguiente manera en la Tauromaquia de Guerrita: "Se coloca el diestro de costado, en la rectitud del toro y a la distancia que le indiquen las facultades de su adversario; de esta forma la suerte tiene un menor riesgo puesto que no es necesario desplazar al toro de su terreno y con un poco que se cargue el lance el cuerpo del torero quedaba a salvo". Hoy se lancean todos los toros de esta forma y en raras ocasiones vemos que la suerte de la verónica se realice de frente.

Verónica

a media ejecución, puesto que el toro no acaba de pasar y en el mismo centro de la suerte el torero da el quiebro para secundar por el otro lado con un nuevo lance. Es decir, es una verónica a media ejecución puesto que se inicia como la verónica pero no termina como ella, el capote a mitad del lance se ciñe al costado de ahí lo de media verónica". Además de la clásica forma de realizarla, con el compás abierto, también puede ejecutarse la media verónica de frente y con los pies juntos. Durante su ejecución, el cuerpo debe permanecer vertical aunque no rígido, relajado, natural. Antonio Márquez (1899-1988) fue su creador.

La Media Verónica

El Delantal

Manuel García El Espartero (1866-1894) fue su creador

Este lance, creado por José Gómez Joselito (1895-1920), se denomina así porque se da llevando el capote a la altura de la cintura y las manos casi pegadas al cuerpo en un pronunciado codilleo, mientras que los pies suelen permanecer juntos.

La media verónica junto con la verónica son los dos lances que hoy vemos con mayor frecuencia en las corridas de toros. Como dice Orts Ramos en su tratado "El arte de ver los toros", la media verónica es el capotazo a dos manos que emplea el matador en los quites, y aún en otras circunstancias para sacar al toro de un punto determinado tirando de él con lances por ambos lados que tienen cierta semejanza con la verónicas pero se queda

Se ejecuta de manera similar a la verónica pero, a diferencia de ésta, en que se ofrece al toro la palma de la mano de fuera y el dorso de la mano interna, el capote se coge de manera que el dorso de las dos manos “miren” al toro.

El Delantal


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Delantal

Larga por bajo

Chicuelina

Navarra

Capeo que se realiza de frente al toro. Su introductor fue Don Manuel Jiménez Chicuelo (1902-1967). La chicuelina es un lance que consiste en citar al toro por delante esperando a que llegue éste a la jurisdicción del matador quien con el capote embarcará la embestida del toro para posteriormente rematar el lance girando el diestro en la dirección contraria a la que lleve el toro.

Se trata de una suerte muy antigua introducida por Martincho (aragonés aunque de padre navarro) a principios del siglo XVIII. La navarra es una variante de la verónica que Pepe-Hillo la describe así en su Tauromaquia. Tras describir el lance de frente añade que para rematarlo, en el acto mismo en que vea que el toro, acometiendo a la capa, va a dar la cabezada, el torero se la sacará por debajo de hocico, y en seguida dará con dicha capa una vuelta airosa sobre los pies que debe haber tenido quietos hasta ese preciso momento. Es una suerte cuya ejecución lucida y vistosa requiere reses repetidoras y que tengan largas embestidas, por lo que no es aconsejable interpretarla con toros que se queden cortos o se revuelvan rápidamente.

Es una suerte en la que se obliga poco a los animales por lo que puede interpretarse con casi todas las reses.

Las Largas Son las suertes más primitivas que existen. Tirar una larga es arrojar el capote íntegramente sosteniendo éste con una mano. Distinguimos dos tipos de largas; las largas naturales y las largas cambiadas. La larga natural se puede realizar por alto y por bajo. En las largas naturales por alto o también llamadas cordobesas el remate se realiza echándose la capa sobre el hombro. Las largas por bajo no son tan espectaculares como las cordobesas aproximándose éstas más a un recorte. Las largas cambiadas son aquellas en las cuales se da salida al toro por el lado contrario al de la mano que sostiene el capote y se realizan lanzando la capa por los aires haciendo pasar ésta por encima de la cabeza del matador.

Navarra

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Farol

Farol Es otra de las variantes de la verónica, resulta muy espectacular. Guerrita nos explica esta suerte de la siguiente manera:"Se realiza en su primera fase como la verónica pero en el momento de sacar el capote de la cara del toro se hace un movimiento como si se fuera a colocar sobre los hombros dando con él una vuelta alrededor de la cabeza del matador y volviendo a su primitiva posición. Esta suerte se le atribuye a Don Manuel Domínguez y se comenta que la empezó a utilizar el dia 13 de mayo de 1885 en Madrid. Se puede realizar de pie o, más frecuentemente, de rodillas. En este caso, el torero puede citar al toro ya en esta posición o bien echarse de rodillas una vez que el toro ha iniciado la arrancada.

Gaoneras Recibe su nombre del matador mexicano Rodolfo Gaona. Parece ser que la inventó Don Saturnino Frutos, maestro de Gaona, pero lo cierto es que el diestro mexicano fue quien la

Gaonera

puso en práctica en España y la popularizó siendo hoy una de las suertes que el público recibe con más agrado. Orts Ramos nos explica cómo se realiza una gaonera: "Colocado el capote a la espalda, previo medio farol, se le presenta todo el vuelo al toro por un lado, hallándose el animal frente a él se le carga la suerte cuando llega a la jurisdicción y así que remata fuera se da media vuelta y de nuevo se le presenta el capote por el otro lado, repitiendo el lance tantas veces como el diestro considere". Tiene bastante riesgo puesto que el cuerpo del torero en ningún momento se esconde tras el capote quedando siempre delante del engaño y frente al toro

Tafallera La tafallera fue un invento del torero aragonés Nicanor Villalta (1897-1980)

Farol

Es un lance que se inicia, al igual que otros muchos, como para dar un delantal pero, en el momento en que el toro arranca, el torero, en lugar de echar el capote hacia delante, gira las manos que, de esta manera, invierten su posición, lo

Gaonera


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Revolera

que hace que se muestre al toro el capote por el envés. Durante la ejecución del lance el astado debe pasar por debajo del capote, rematándose la suerte por arriba. Asimismo, el torero debe realizar un pequeño giro sobre sus pies en el sentido de la embestida del toro.

Revolera La revolera se ejecuta citando con el capote cogido con las dos manos como si fuese a darse un lance del delantal. Una vez arrancado el toro, el torero suelta la mano más próxima al animal, dándole al capote una vuelta por la espalda y haciendo girar al toro en torno suyo, en este movimiento, el torero se cambia el capote de mano por la espalda al tiempo que gira sobre si mismo. El lance se remata saliendo el diestro de la suerte andando y de espaldas al animal o parado y en actitud de desplante y con la mano que lleva el capote en la cintura.

Galleo

Serpentina La serpentina que la inventó Rafael Gómez El Gallo (18821960), es un lance que se inicia trazando en el aire, con la mano que lleva el capote, una especie de garabato lo que hace que el capote, desplegado totalmente, describa un movimiento vertical en el aire muy vistoso. Se remata como la revolera.

Galleos

Revolera

Reciben el nombre de galleos todos aquellos lances o suertes que se realizan andando o corriendo delante del toro, sin que pase. Los galleos tienen una larga tradición en el toreo y generalmente se practican para llevar al toro hacia el picador. A veces reciben nombres específicos como el galleo por chicuelitas, galleo de espaldas, etc.

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El toreo de recibo, según Luis Parra (Parrita)

Los primeros capotazos que se le dan a un toro, los de recibo, son muy importantes, pues transmiten tranquilidad al matador. El banderillero -suponiendo que sea él el que recibe de salida el toro- empieza a ordenar lo que ha desordenado el que está embistiendo. Para conseguirlo pone en juego su experiencia, su conocimiento, y si ha logrado transmitirle tranquilidad al matador, es muy probable que éste lo vea más claro. Siempre he pensado que en la plaza, delante del toro, entre los toreros se contagia tanto lo bueno como lo malo.

No hay que ser tímido cuando al toro se le echa el capote delante, hay que pisar seguro, siempre con presencia y claridad de ideas. El capote hay que echárselo debajo, pero con rectitud y seguridad. Hay que taparle la cara, pero no para que tropiece, sino para torearle. Lo fundamental es dejarle meter la cara, esperarle, acompañarle con la cintura y llevarle, pero no para fuera. Hoy se torea mucho en línea recta y hacia fuera; se dice que así hay que torear, y aunque yo respeto la opinión de todo el mundo, no estoy de acuerdo.

Hay dos formas de torear: una defensiva y otra ofensiva, que deben ser naturales, de llevar y complacer al toro sin brusquedades. Para dar un lance de salida no hay normas estrictas, pues todo va en función del toro. Si éste es muy violento, hay que presentarle la batalla para demostrar quién es el que manda. Cuando el torero ya sabe que él es el dueño de la situación, entonces debe darle sitio al toro, para que coja confianza y no se acobarde y asuste.

La ligazón en el toreo, tanto con la muleta como con el capote, no está en la línea recta; al toro hay que llevarle y mecerse con la cintura, como hacía Curro Romero. Ahora no se valora como antes la labor del banderillero con el capote debido a que el matador está supliendo su cometido. Se está perdiendo el estímulo y la envidia sana, y al desaparecer esto, quienes salen perjudicados son el espectáculo y el toreo.


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La larga cambiada a porta gayola, según Santiago López

Para realizar esta suerte hay que colocarse de frente a la puerta de chiqueros, pero no muy cerca. A mí, en concreto, me gustaba ponerme por detrás de la primera raya. Lo principal en este momento de la ejecución es que el toro vea al torero, que se centre con él, porque hay veces que el animal sale y se va suelto a izquierda o derecha, y eso es porque toro y torero no se han centrado perfectamente. Hay que fijarlo con el capote y llamarle su atención. Sería muy estético hacerlo con una sola mano, manteniendo la otra suelta, como se ve en algunas pinturas, pero eso, además de ser más arriesgado, es menos técnico. Mi opinión es que hay que coger el capote con las dos manos, porque como nunca se sabe hacia qué lado va a tener el toro la intuición de embestir, es mejor estar preparado para ejecutar la suerte por uno o por otro pitón.

Cuando ya está el animal fijo en el torero, y ha iniciado la arrancada, el matador debe esperar a dar la larga hasta que el toro ha metido la cara en el capote. Antes, según vea él el lado más adecuado (quizá porque el toro ha iniciado su embestida hacia ese lado, quizá porque ha notado más fijeza... ), ya habrá decidido por qué pitón la va a ejecutar. Podríamos decir que el torero no obliga al toro a ir por un lado, sino que tiene que adaptarse al pitón por el que el toro muestra una tendencia más franca.

El momento más delicado de la larga a porta gayola es, como decía antes, el de enganchar al toro en el capote, cuando aquél mete la cara en éste. Cuando ya lo ha tomado, y el torero le tiene metido en los vuelos, entonces sólo le queda resolverla: es decir, soltar una mano (la que no torea), pasar la otra por encima de la cabeza dando la vuelta al capote y gustarse lo más posible. En mi opinión, en la ejecución ya hay menor dificultad, pues el peligro ha sido muy real sólo hasta que el toro ha metido la cara en el engaño. Pero esta regla no es única para la larga cambiada, sino que es universal para cualquier otra suerte, sea la que sea. Otra posibilidad de ejecución de la larga cambiada, y así también la di muchas veces, es en el tercio, con el toro ya arrancado y fijado, después incluso de que haya dado alguna vuelta al ruedo. Pero esta segunda versión es menos arriesgada. Un aspecto técnico importante a tener en cuenta en la larga cambiada en el tercio es que el torero debe situarse un poco más fuera de la trayectoria del toro, para que éste venga de dentro a fuera, de tablas hacia los medios. Eso es, no obstante, en la primera de la serie, pues en las siguientes el animal normalmente ya se queda más corto, y quizá el torero tenga poco tiempo para rectificar.

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La verónica, según Rafael de Paula

En mi concepto de la verónica, yo le doy enorme importancia a cómo se coge el capote. Como todo el mundo sabe, los capotes tienen diferentes medidas, y cada torero se adapta mejor a un tipo u otro, sea más grande o más pequeño; pero sea cual sea la dimensión del capote, es importante saber cómo deben colocarse las manos sobre la tela, y cómo deben adaptarse los brazos a cada momento de la lidia. No estarán éstos igual dispuestos para los lances de salida, con toda la fuerza que trae el toro, que, por ejemplo, para torear a la verónica después de que éste ya está picado. En cualquier caso, el capote es una tela que hay que acariciar, al mismo tiempo que se acaricia la embestida del toro. Eso es para mí el toreo: algo que hay que intentar, aunque no siempre se logra.

El torero que ha toreado bien con el capote es aquel que ha conseguido acompasar las embestidas del toro, sean éstas bruscas, suaves o violentas. Lograr esto es como un secreto, que denominamos temple. Pero ¿existe el temple?, ¿qué es el temple? Yo sostengo que los toreros no tienen temple por sí solos, sino que para torear con temple primero tiene que tenerlo el toro, sea embistiendo lento o sea haciéndolo ligero. Si el toro no lo tiene, es imposible que el torero pueda tenerlo. Ahora bien, una vez que hemos comprobado que el toro embiste con temple, el torero debe ponerse al ritmo del animal. Por eso hablo de acompasar la embestida, que me parece un concepto fundamental. El toreo perfecto no siempre está en un lance con las manos muy bajas, sino que puede haber un toreo muy bello con las manos altas, siempre

que la embestida esté acompasada, aunque quizá estéticamente éste no sea el toreo más lucido. De los toreros que yo he visto, el que mejor ha sido, sin duda alguna, Antonio Ordóñez. Él ha sido el más poderoso con el capote, el torero que ha conseguido realizar todos los conceptos que estoy intentado explicar. Ordóñez ha sido el torero que más porcentaje de toros ha toreado de salida con temple, el que mejor ha sabido acompasar las embestidas. Incluso a los toros violentos y bruscos él los toreaba con temple. Ordóñez ha tenido ese secreto. Y, con toda modestia y sin querer resultar presuntuoso, yo también lo he conseguido muchas veces, aunque no en la cantidad de toros que toreó Ordóñez. Para torear bien a la verónica, desde mi punto de vista deben conjugarse varios elementos imprescindibles: por un lado el temple, que ya queda explicado; después, cargar la suerte (que es algo intuitivo), dar el medio pecho (no totalmente de frente), tener cintura y conjugar el movimiento de las muñecas y el juego de los brazos. La unión de todos estos conceptos o virtudes, hace que el lance sea bello. Desde el cite, y una vez que el toro llega a jurisdicción del torero, el lance debe tener la misma profundidad en el remate. Al toro hay que engancharle delante, traerle toreado y rematarle muy atrás echándose para delante en la ejecución. Cargar la suerte no equivale a torear espatarrado, o con el compás muy abierto, sino que las piernas se colocan por pura intuición, torear con el compás más o menos abierto para cargar la suerte es un tópico, lo importante es que el toreo salga con naturalidad. Siempre me ha pasado, y ahora me sigue ocurriendo, que hay días en los que parece que no sé ni coger el capote; y, en cambio, hay otros momentos en los que mis brazos y mis manos se adaptan muy bien a mí, y yo me adapto muy bien al capote y, dependiendo siempre del toro, me sale el toreo como lo concibo. El toreo es como los vinos, que con los años va cogiendo solera; es decir, se va aprendiendo el oficio. Junto a Antonio Ordóñez, que antes he nombrado, me gustaría citar a dos toreros gitanos a los que no he tenido la fortuna de ver, pero que por oídas y lecturas sé que han sido los que mejor han toreado con el capote en la historia: Curro Puya y Cagancho.


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La media verónica, según Antoñete

La media verónica la he concebido exactamente igual que la verónica o que el natural. El toreo es el mismo, la idea idéntica, y sólo varía –y no mucho– la posición del torero. Si pensamos en una verónica por el lado derecho, la mano que torea es la derecha, mientras que la izquierda, muy baja, sólo acompaña. Pues eso mismo ocurre en la media verónica, que la mano que manda y la que acompaña son también las mismas, dependiendo del lado por el que se esté toreando.

Para mí, la perfecta media verónica es aquella que más o menos sigue este proceso: después de dar completamente el pecho al embarcar al toro, el torero carga el peso de su cuerpo en una u otra pierna (quizá un poquito más de lo normal), quiebra la cintura y lleva al toro prendido en los vuelos de su capote hasta detrás de su cadera. En la media verónica siempre manda y torea la mano de fuera, aunque en el remate también

interviene la otra. Una y otra mano acabarán juntándose detrás de la cadera. Si la mano que torea es la derecha el matador cargará su peso sobre la pierna y la cadera izquierda. En la media se carga más el peso del cuerpo sobre la cadera que, por ejemplo, en el pase natural. Por eso decía antes que aunque el concepto es el mismo, la ejecución permite variaciones dependiendo de la personal ejecución de cada torero. En la realización de esta suerte puedo haber abierto más o menos el compás, haber cargado el peso y quebrado la cintura también más o menos, pero creo que nunca he dado una media con los pies juntos y la figura vertical (ésta era un forma de ejecutarla que utilizó mucho El Niño de la Capea). Lo respeto, aunque ése no es mi concepto.

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La chicuelina, según Paco Camino

Al principio, yo ejecutaba una chicuelina muy rápida, que era como prácticamente la daban todos los toreros, aunque también es cierto que en aquella época hacían muy bien ese quite Diego Puerta, Manolo González y otros muchos. Creo que en ese momento no había grandes diferencias entre la mía y la de los demás. Sin embargo, recuerdo que en 1963, la tarde que corté cuatro orejas en la plaza de Madrid, la realicé ya de una manera muy personal. El toro, de Galache, venía muy despacito, andando, y me dio la posibilidad de hacer algo que no había hecho nunca. Estando en la cara pensé (si uno no piensa cuando está delante del toro, está perdido) en ponerme de frente e innovar, y hacer una chicuelina que todavía no se había hecho.

De ese día nace mi personal chicuelina, que consistía en ponerme de frente (algo que entonces no se hacía), en embarcar al toro desde donde llegan los brazos, echar el capote adelante y traerlo enganchado muy despacio para despedirlo liándomelo en el cuerpo. Es fundamental ese movimiento de brazos y de cintura, para girar un poquito en el momento del embroque. El torero no puede quedarse como un palo, sino que hay un movimiento en dos tiempos: primero un leve giro de la cara hacia el lado por el que el toro ha metido la cabeza, y después ya el giro total hacia el lado inverso, para quedarse colocado de nuevo de frente para ligar la siguiente. Todo ello con un suave juego de muñecas, siempre fundamentales; éstas son el privilegio de los toreros. El capote había que mecerlo con ese suave movimiento de manos. Era, además de muy bonita, una chicuelina que duraba mucho tiempo, en la que se llevaba largo al toro, y rompía con la anterior, que consistía más en un "choquetazo".

Aquella chicuelina se hizo más emocionante y mejor realizada, porque el toreo siempre va evolucionando. Ahora se torea mejor que en mi época, porque la evolución es constante. Pienso que en ese momento yo participé en la evolución, o por lo menos, aporté mi toque personal. Al traer al toro tan toreado desde lejos (que en realidad es la innovación fundamental: engancharlo delante, traerle toreado, enroscársele al cuerpo y despedirle en la espalda) es lógico que se lleve las manos un poco altas. No se pueden llevar bajas, porque en ese caso el toro vería el cuerpo. No es muy importante que el toro se venga pronto, porque si embiste al paso, andando, tampoco pasa nada, pues al traerle embarcado y toreado desde lejos, el torero también la puede ejecutar perfectamente. En la otra chicuelina sí es necesaria la velocidad y la carrera, porque después de ese "choquetazo" el toro pasa rápido. Para mí, cuanto menos violento fuese el toro, mejor, porque como yo me quedaba en el sitio, prefería que viniese menos rápido. Para ejecutar bien la chicuelina hay que tener, como en todo lo que se hace en el toreo, sensibilidad, técnica e intuición, esto último para adivinar si la va a admitir bien, o si es preferible ejecutar otra suerte distinta. Siempre me ha gustado hacer la chicuelina como quite a la salida del caballo, colocándome en el centro y ejecutando los tiempos como he explicado. Algunas veces, muy pocas, pude ligar cuatro lances de recibo y rematar con una chicuelina y una media verónica, pero ésa no era mi manera de entenderla. Siempre preferí hacerlo centrándome con el toro con ritmo, temple, distancia y vistosidad. Me gustaba "vender" la suerte porque el runrún que había en la plaza cuando yo iba a dar una chicuelina era impresionante.


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La navarra, según Luis Francisco Esplá

El quite de la navarra pertenece a todo aquello que aprendí en la escuela taurina de mi padre. Entonces se le daba mucha más importancia al capote de la que hoy tiene, porque el tercio de varas tenía unas prioridades, incluso una escenografía más amplia de la que ahora se le da. De hecho, en los años cincuenta y sesenta, aunque en estos últimos ya empieza a quitarle autoridad la muleta, venía a rellenar más de la mitad de la lidia de un toro. Hoy se ha convertido en un tercio, e incluso en una cuarta parte. Evidentemente, entonces había que conseguir que los chavales tuviesen una cantidad de recursos ilimitados. El toreo a la navarra es como el toreo a pies juntos con el capote, con la diferencia de que el torero navarro siempre terminaba las suertes sobre los pies. Una de las características de este toreo es que se empezaba quieto, para demostrar que había una voluntad de quedarse así, aunque luego se terminaba girando con los pies, o incluso galleando. En esencia ése era el toreo navarro: firme en el inicio y con un cierto aire etéreo al final. Visto así, el quite por navarras es un perfecto resumen del toreo navarro: se inicia como un delantal o una verónica a pies juntos, y a partir de que ha pasado la cabeza del toro, el matador empieza a girar. Primero se le da un pequeño giro a la muñeca que torea al toro (la derecha si el lance es por ese lado), y cuando se ha conseguido esto, hay que darse la vuelta sobre sí mismo, siguiendo la trayectoria del toro, de la manera más cadenciosa posible. La gracia de la navarra está en que esa vuelta sea lo suficientemente fluida y lenta como para que el quite no pierda plástica, y se convierta en algo violento. Yo he visto muchas veces interpretar muy bien la navarra hasta que el toro ha llegado con su cabeza a la altura del torero, aunque después,

en el segundo tiempo, se ha convertido en un giro violento, perdiendo la gracia. El riesgo y la complicación de la suerte está en tener la serenidad para dar la vuelta sin prisas con el toro en la espalda. De hecho, se le pierde la cara; la gracia de la navarra está en conseguirla con cadencia, fluidez e ingravidez. El torero obliga al animal a describir un círculo sobre él, y hay un momento en el que dejas de ver la cara por el lado derecho y, mientras te cambias y giras, tampoco la ves por el izquierdo. Ahí hay casi un segundo en el que el torero se basa más en la intuición que en la certeza para saber dónde se encuentra el toro. Por eso es complicada esta suerte; no por su realización técnica, sino por la serenidad que tienes que aportar en el giro para no convertirla en un remolino, sabiendo siempre que tienes los pitones detrás. Toro y torero giran hacia sitios distintos, por eso la navarra no finaliza en el lance, sino que la gracia está en el final, en el giro, cuando toro y torero se vuelven, y ambos deben concatenar sus movimientos. Cuando las navarras se hacen sueltas, sin que el toro repita, pierden toda su belleza. Lo importante del quite está en el trasiego que se produce entre el giro del torero y el movimiento del toro, que siempre se queda en unos terrenos que te comprometen. La navarra no es como la verónica, en la que llevas al toro hasta donde tú quieres; en esta suerte el toro tiene un porcentaje muy alto de libertad, de seguir o no el capote, de quedarse parado o de irse lejos. Si todo esto se hace con violencia, desplazando el toro para fuera, no quedándose entonces a la distancia adecuada, la navarra pierde su encanto.

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La Tafallera según David Liceaga David Liceaga México, (1913-1996) Alternativa: En El Toreo de México el 11 de enero de 1931, de manos de Chicuelo, con Carmelo Pérez de testigo con el toro “Polillero” de Zacatepec. Alternativa en España: El 21 de junio de 1931 en Barcelona de manos de Manuel Bienvenida Papa Negro, que le cede el toro “Chuponero” de Guadalest, siendo testigo Domingo Ortega. Hecho notable: El 24 de julio de 1932, en Barcelona lidió el toro más grande que se tenga

noticia en la historia de la tauromaquia, uno de Arranz que pesó 950 killos. Retirada: El 2 de febrero de 1947 en la México, alternando con Silverio Pérez y Manolete, ante toros de Coaxamalucan, actuando también Alvaro Domecq. Se lo pide su madre tras la muerte de su hermano el novillero Eduardo Liceaga, en la plaza española de San Roque en agosto de 1946. Reaparece en Ciudad Juárez (Chihuahua) el 20 de junio de 1948. Se retiró de los ruedos el 11 de enero de 1959 en Mérida (Yucatán).


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El quite por tafalleras hay que hacerlo siempre después de que se haya picado el toro. Es un quite, y por tanto no creo que se deba intentar antes de acudir el animal al caballo. La tafallera es una suerte que necesita fuerza en el toro, pero también temple.

Este quite se inicia en el cite natural como para dar una verónica, colocado el matador un poco de frente, y en el momento en que el toro. arranca, en vez de echarle el capote delante, el torero debe abrirlo con la mano de dentro, invertirlo, de manera que las manos cambian su posición y función. Si en una verónica por el pitón derecho la mano que torea y lleva es la derecha, en una tafallera por el lado derecho es la mano izquierda la que tiene la responsabilidad de mandar y de llevar al toro. Una vez que se ha invertido el capote, se inicia un movimiento ascendente de las manos, que es el que sirve para torear al animal. Para entendernos, podría decirse que al toro se le cita con el lado rosa del capote, aunque, tras el movimiento ya explicado, finalmente se le acaba toreando con la vuelta amarilla. El toro debe pasar por debajo del capote, que barrerá su lomo según va embistiendo. Para conseguir esto, el torero debe realizar un pequeño giro con sus pies, en el mismo sentido de la trayectoria del toro, buscando mayor longitud en el lance. Si el torero se queda en el mismo sitio, la tafallera siempre será algo más corta; en cambio, si se gira, se prolonga el recorrido del toro, dándole movimiento y largueza a la suerte.

El cambio que he descrito de los brazos, que se produce cuando tras el cite la mano que no manda pasa a llevar todo el peso de la ejecución, debe hacerse muy acompasado y con armonía. Este juego que lleva a colocar las manos a la misma altura, es sin duda el momento más delicado de la tafallera, pues hay que medir muy bien la distancia a la que está el toro, y la velocidad que trae, para invertir el capote sin quedarse nunca al descubierto. Adelantarse, además de afear la ejecución, propiciaría que el torero se encontrase descolocado; y retrasarse implica el grave riesgo de que el toro te arrolle. El momento adecuado es, más o menos, cuando el animal humilla y mete la cara. En todos los quites en los que el torero cambia el capote de posición nunca debe haber violencia, y sí mucho ritmo, para evitar que el toro se abra demasiado (que se salga de la suerte)

o que se abra menos (que coja al torero). El momento exacto es cuando el matador ve que el animal viene entregado. Así se consigue que el lance sea estético y ajustado, y que transmita a la gente. La tafallera puede darse tanto con los pies juntos, como con el compás abierto. En mi opinión el lance es más estético con los pies juntos, aunque quizá con el compás abierto es más largo. Para hacer este quite es importante que el toro tenga una serie de características: que sea pronto, que meta la cabeza bien, que tenga recorrido y que humille. Si a un toro que ya lleve la cabeza arriba, además se le levanta todavía más con una tafallera, lo único que se va a conseguir es que aún suba más la cara. La tafallera es un quite adecuado para toros que no están sobrados de fuerzas, pues con él, si se hace con ritmo y sin tirones, se logra que vaya más largo y que coja aire. Si la tafallera se la haces a un toro violento, quizá lo que consigas es que te quite el chaleco. Las tafalleras suelen darse una por cada pitón. Entre una y otra, lo recomendable es cruzarse un poco, buscarle el pitón y la distancia, a no ser que el toro termine su embestida en un punto en el que el torero ya queda cruzado y entonces no será necesario andarle. En cualquier caso, mejor es cruzarse siempre un poco.

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La revolera, según Joaquín Bernadó

La revolera es un remate; puede serlo de las verónicas de salida (aunque en este momento de la lidia es más correcto, según mi manera de entender el toreo, finalizar con una media verónica), pero sobre todo lo es de los quites: por chicuelinas, por navarras, por verónicas, por faroles, y también de cualquier quite con el capote a la espalda (aunque aquí por la propia colocación de los brazos del torero y de cómo tiene cogido el capote, éste tiene algo menos de vuelo). Como casi todos los toreros, yo realicé mucho la revolera, procurando imprimirle mi personalidad: hacerla con naturalidad y limpieza, con verticalidad y mucho gusto y ritmo.

En la revolera es muy importante la colocación del torero. Esta puede iniciarse con el compás abierto o con los pies juntos (no hay normas ni obligaciones, pero parece más lógico iniciarla según el quite anterior haya sido con los pies juntos o con éstos separados), y rematarse también de esas dos maneras. Sea de una u otra forma, lo importante es cumplir una serie de reglas: en primer lugar, soltar el capote con el toro toreado; esto es: al animal hay que iniciarle el lance como si estuviésemos dando una verónica (o una gaonera si es por la espalda), dejarle meter la cara, embeberle y, en ese momento y

no antes ni después, soltarle una mano; en segundo lugar, procurar que el capote vuele desplegado alrededor del torero, que se lo cambiará de mano al tiempo que gira sobre su propio eje buscándole al toro la cara (nunca le dará, por tanto, la espalda); y tercero y fundamental, ganarle un paso hacia el pitón contrario, meterse al cuello del toro en el momento de girar sobre sí mismo. Meterse al cuello en el toreo no siempre es algo peyorativo, sino que según las circunstancias y las suertes (y ésta es una de ellas) es una práctica de torería y oficio, que te permite la perfecta composición estética. Tras un trincherazo o un pase de la firma, el matador debe andar también hacia delante, tocándole al pitón contrario, para quedarse perfectamente colocado de cara al siguiente pase. La revolera puede ejecutarse por los dos pitones (según las condiciones del toro, el matador estará más tranquilo y confiado, y podrá componer la figura mejor, por uno y otro lado), y debe conformar un todo dinámico y rítmico en el que, sin juntarse, deben relacionarse los diferentes giros y movimientos que componen esta suerte: los del capote, brazos y pies del matador, cuello y cuerpo del animal.


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José Garrido,

el sacrificio a las puertas de la alternativa

Encerrado en el campo tras su regreso de Lima, donde lidió la última novillada de su carrera, José Garrido reflexiona sobre su carrera. En su cabeza, la alternativa, pero también un balance con los pies en el suelo donde se repite una y otra vez la palabra “sacrificio”.

Atrás quedan los vagos recuerdos, acudiendo a los toros “de la mano de mi padre, que fue quien me inculcó la afición. Si hoy soy lo que soy, en gran medida es por culpa de él, que, como buen aficionado, supo abrirme las puertas de este maravilloso mundo”.

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Pronto le despertó “un gusanillo dentro” por aquel mundo del que, sobre todo, le llamaba la atención “la seriedad”. Unos muletazos a una becerra junto a un amigo terminan de abrirle los ojos y decide apuntarse a la escuela taurina de Badajoz. José Garrido defiende a capa y espada la labor que desempeñan la escuelas taurinas, y, especialmente, la de su tierra, “que tan buenos toreros ha dado”. “En la Escuela había competitividad. El que destacaba tenía todo el apoyo y la ayuda de los profesores, por eso todos queríamos destacar. Allí todos nos

ayudábamos, pero había una exigencia y una rivalidad tremenda. El objetivo era destacar y yo lo hice porque creo que tengo una cosa buena: personalidad”. No escatima en halagos hacia la escuela, porque, al fin y al cabo, “me ha dado mucho sitio en este mundo, me ha enseñado muchas cosas, sobre todo a tomármelo en serio y ser exigente conmigo mismo. Si Badajoz ha dado tantos y tan buenos toreros en las últimas décadas es por algo, no por casualidad. Allí se hacen las cosas muy bien”. Sin embargo, el despegue definitivo en su carrera novilleril viene de la mano de dos toreros forjados desde la verdad de quien no vuelve la cara a las dificultades. Al tándem Ferrera – Tato le debe el ser una de las sensaciones del momento. “Ellos me han enseñado a nadar por este mundo. Me dan tranquilidad y seguridad, no sólo me enseñan. Me hacen sentirme seguro porque se que su experiencia es el mejor consejo, el mejor apoyo para mí. Ellos evitan también que cometa errores que quizá ellos cometieron en un momento determinado de su carrera. Ellos ya pasaron por lo que estoy pasando yo ahora, y eso es un valor añadido para que abra los ojos y corrija mis defectos. Me cuidan mucho. Les estoy muy agradecido”. Sin duda, ambos son un buen espejo en el que mirar pero Garrido prefiere beber, también, de otras fuentes. “Hay dos toreros que siempre me fascinaron, desde pequeño, y que también me han ayudado a definir mi tauromaquia. Uno es


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"Bilbao sera toujours très particulier à mon coeur"

lla mañana. Para mí Bilbao siempre ha sido un referente como plaza, pero desde aquel día es mucho más. Es una plaza muy especial con la que me siento muy identificado. El hecho de poder estar en ese patio de cuadrillas con el capote de paseo liado, la seriedad del compromiso, el toro de Bilbao. Además era consciente que el público era muy selecto. Allí estaba la verdadera afición de Bilbao y esa afición me trató con mucho respeto, con cariño, me hizo ilusionarme mucho más de lo que ya estaba. Todo salió redondo, es verdad, pero si salió así también fue porque Bilbao tiene un algo especial que todo lo posibilita. Aquella mañana me dio mucha más moral para seguir en esta lucha. Bilbao siempre será muy especial para mí”. Y si algo quedó claro aquella mañana fue que José Garrido está sobradamente preparado para tomar la alternativa. Él también es plenamente consciente de ello por eso no duda en afirmar que “la etapa de novillero está agotada. Toca dar otro paso más en este largo camino. Creo que estoy más hecho como torero”. Lo dice de forma clara y rotunda, hasta el punto de zanjar la cuestión con una sentencia muy clara: “después de mi última tarde en Lima tengo muy claro que la siguiente vez que me vista de luces será para tomar la alternativa”.

Manzanares padre, que me marcó desde mi infancia. El otro es Paco Ojeda”. Lleva escasos dos años como novillero con caballos, un tiempo más que suficiente para “perfeccionar y afinar su toreo, pero siempre procurando disfrutar. Para mí este tiempo ha sido como darme un placer continuo”. Un placer y una progresión que mucho tienen que ver con uno de los días más importantes de su carrera: la encerrona de Bilbao. “Es imposible explicar con palabras lo que sentí aque-

No quiere adelantar ni fechas ni plaza, pero su sueño hubiese sido tomarla de manos del Maestro Manzanares, padre, un sueño que no será posible, a lo que añade, “Si el Maestro Ojeda quisiera…”. Lo que está claro es que con José Garrido se abre otra puerta a la ilusión de la afición, más si cabe después de lo vivido en aquella mañana agosteña en la plaza de toros de Bilbao. Ahí puede haber un toreo interesante. Sería la mejor noticia. La fiesta necesita ilusión y toreros que motiven a la sociedad. El futuro está en juego y en José Garrido hay una esperanza. Él tiene las ideas claras. “La fiesta es demasiado grande. Esto seguirá para adelante”. Que así sea. ¡Suerte, Torero! ENEKO ANDUEZA

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Breve reseña Corridas Generales 2014 Pasados tan solo tres meses desde la celebración de nuestras corridas generales de agosto, la sensación es que el tiempo verdaderamente transcurrido es sensiblemente mayor al real. Claro que dicha sensación es del todo lógica para cualquiera aficionado local, y es que finalizada la Semana Grande, en Bilbao, “el toro” desaparece en un largo letargo de doce meses de duración. Siempre nos quedarán las múltiples actividades organizadas por nuestro querido Club Cocherito y demás asociaciones taurinas de la provincia, pero resulta claramente insuficiente y del todo vergonzante que desde la Plaza de Toros de Vista Alegre y en concreto desde su Junta Administrativa no se creen espacios, se organicen eventos ni actividades taurinas hasta el lejano verano del año próximo.

Con respecto a lo sucedido este año sobre el ruedo bilbaíno comenzar diciendo que ha sido una feria de luces y sombras. Contrastes en una Semana Grande que a algunos les hará ver la botella medio llena, mientras que a otros por el contrario nos la hace ver más bien vacía. Eso sí, las luces lo fueron de una intensidad cegadora, con las inolvidables, por extraordinarias, actuaciones de Miguel Ángel Perera y José Garrido. En el apartado ganadero habría que hablar de dos excelentes corridas de toros. La de Alcurrucén y la de Victorino Martín. Mejor la segunda que la primera. La más importante lidiada en muchos años en nuestra plaza por el sabio de Galapagar.


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Corrida muy seria, con mucha plaza y con dos toros de triunfo grande, los dos en el lote de “El Cid”. Uno en encastado y bravo y el otro en enclasado y noble. Debió llevarse el premio a la mejor corrida. De excelente nivel la lidiada el lunes. Los hermanos Lozano, que mantienen una enorme regularidad en nuestra plaza, presentaron un bellezón de corrida, con mucho trapío y de gran interés para el aficionado, con un extraordinario quinto toro. Destacó en el encierro de Garcigrande el que hizo tercero y que a la postre fue designado como toro más bravo de la feria por el Club Cocherito. De nombre “Hechicero”, colorado chorreado y de 530 kilos de peso, fue toro a más demostrando una enorme clase en la muleta, mereciendo el honor de la

Galdu dugun garrantzia berreskuratu behar dugu, eta Bilboko zezenaren alde apostua egin.

vuelta al ruedo en el arrastre. Digna de mención la soberbia novillada celebrada en la matinal del viernes con el hierro de “El Parralejo” que ofreció un extraordinario juego con el común denominador de la bravura y la casta. Y hasta aquí lo bueno en lo que al tema toro se refiere ya que del resto poco que salvar. La magníficamente presenta-

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da corrida de Fuente Ymbro pecó de una preocupante falta de casta. Nulas posibilidades las que ofreció a los matadores. Segundo borrón consecutivo de Gallardo en nuestra plaza, pidiendo a gritos vacaciones para el año que viene. Núñez del Cuvillo no debió pasar el corte. Corrida chica, de muy desigual presentación y carente de fondo y bravura. Toros que se desplazan pero que no embisten. Muy por debajo de la lidiada el año anterior, también pecó de dispar

presencia la corrida de Jandilla, aunque en este caso le salvó un sexto toro excelente con un pitón izquierdo de ensueño. Entipada y con hechuras la corrida de “La Quinta”, defraudó por su falta de casta y entrega. Los santacolomeños ejemplares de Álvaro Martínez Conradi se caracterizaron por su nula raza e inexistente fondo. Para hacérselo mirar. Y para terminar, el esperpento. La corrida del martes da pie para escribir un tratado de cómo no se ha de organizar nunca una corrida de toros en una plaza que se precie de primera. De los “victorinos” mutilados a los dóciles “juanpedretes”. Señores de la Junta, por favor, respeto a la afición y que no vuelva a suceder. Colosal, grandioso, tremebundo. Calificativos todos que describen el paso de Miguel Ángel Perera por la corridas Generales de Bilbao en 2014. Torero en sazón, actual número uno del escalafón, se ha ganado a pulso el apelativo de figurón del toreo por actuaciones como las de este año en nuestra plaza. La faena al toro “Hechicero”, al que cuajó de cabo a rabo es una auténtica obra de arte. Mando, temple, mano baja y ligazón. Muletazos largos y ajustados. Y valor, mucho valor. Sólo el mal uso de los aceros impidió que cortara los máximos trofeos y pudiera así salir por la Puerta Grande. Importantísimo también en su segundo ejemplar, es imposible pasarse el toro más cerca. Se le debió conceder el segundo trofeo. Ante el áspero y complicado “jandilla” que hizo quinto el viernes vol-


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vió a demostrar su poder en base al temple y al aguante. Impresionante. Y si impresionante fue la actuación de Perera, qué decir del “acontecimiento Garrido”. “Extremadura al poder”. Se nos hace difícil por no decir imposible recordar una actuación de un novillero de la rotundidad de la acaecida en la novillada matinal del viernes. Histórica actuación de novillero maduro pidiendo a gritos la alternativa. Variado con el capote y poderoso con la muleta, cuajó los seis novillos. Impactante ver la emoción de la gente (por cierto festejo al que mayor número de aficionados acudieron de toda la semana) a la salida del evento. Entre los destacados pero varios peldaños por debajo de los anteriores debiéramos mencionar a Morante y a Enrique Ponce. El torero de La Puebla volvió a enamorar a los tendidos de Vista Alegre con su particular tauromaquia. Deslumbrando con el capote en el toreo fundamental a la verónica y enseñando a torear por chicuelinas. Magníficos muletazos de los de enganchar delante y rematar detrás y siempre toreando hacia dentro. Importante Ponce en la faena al sobrero de Juan Pedro. Poco toro y mucho torero. Faena de gran belleza y enorme plasticidad, dejando un vez más su sello de torero de época. En la corrida que abrió el serial en lo que respecta a los festejos de a pie imposible destacar a nadie dadas las nulas

Paco Ureñaren toreatzeko duen kontzeptu klasiko eta benetakoa gustokoa izan zen

posibilidades del ganado, si acaso la entrega y predisposición de Manuel Escribano y la mala suerte de Alberto Aguilar. El lunes tocaron pelo Adame y Del Álamo pero dejando la sensación de oportunidad perdida visto el material que tuvieron delante. Sin embargo Paco Ureña, que se fue sin premio, gustó por su concepto clásico y puro de interpretar el toreo. Mal José Mª Manzanares en su mano a mano con Morante. Lección de destoreo. Despegado, ventajista y componiendo la figura una vez pasado el toro. No coló y el público se le recriminó. Un superclase como él está obligado a recuperar el trono perdido. Mala feria también del “mandamás” Julián López “El Juli”. Faena menor al toro de Garcigrande que desorejó y desinterés total y apatía en la corrida de “La Quinta” que si bien es cierto que no se prestó a excesivo lucimiento tampoco fue como para liquidar a sus oponentes a las primeras de cambio. Un Juli en horas muy bajas. Por segundo año consecutivo el bueno de Juan José Padilla demostró que no está para ponerse delante del toro. Penoso espectáculo, jaleado por algunos, poniendo en serio peligro su vida. Por su propia integridad y por evitarnos el bochornoso espectáculo no debería volver. Floja feria de Iván Fandiño, muy mermado por la cogida sufrida días antes en Bayona. Se dejó ir un magnifico toro de Jandilla y el único toro potable de la corrida de “La Quinta”. Tiene casta y capacidad para mucho más. Antonio Ferrera y Diego Urdiales pasaron de puntillas por la feria debido a las nulas opciones de sus toros, los unos por falta de clase y motor y los otros por lo deslucido y peligroso de su embestida. Por último el domingo pudimos ver retazos de lo gran torero que llegó a ser Manuel Jesús “El Cid” que sin estar mal estuvo por debajo de un lote de puerta grande. Cuajó buenos naturales al quinto al que mató de soberano espadazo. Cerró feria un Luis Bolívar de nuevo afortunado en el sorteo y desafortunado en su toreo. Finalizada la feria es tiempo de reflexión, de buscar soluciones y poner en práctica medidas que contribuyan a sacar al mundo del toro del precipicio en el que se encuentra. Debiéramos dejar de mirarnos al ombligo y reconocer que tenemos un problema muy serio que requiere de la colaboración de todos los actores del universo taurino. En Bilbao es más que evidente que hay que recuperar el prestigio perdido, apostar por el “toro de Bilbao”, rematar los carteles no transigiendo con los caprichos de las figuras, atraer a la gente joven y para eso es fundamental sembrar y promover durante todo el año y hacer valer los innumerables valores inherentes a la fiesta de los toros. Un año por delante para trabajar y el deseo de que no pase en balde. Pongámonos las pilas de una vez. JAVIER ABAD

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Reina de luto o el canto de la gallina Sr. Director: Hoy, la plaza de toros de Bilbao mantiene, aún, el tipo de una mujer esbelta y con la prestancia augusta de una reina de luto, tocada de un velo infranqueable. Pero la afición, vive, temerosa el amenazador derrumbe moral de su esencia, que aparece fantasmal como el panorama del jardín que, ayer, frondoso, hoy, puede ser reducto sombrío de rosas oscuras. Su prestigio, se nutría del genuino encanto del personal que poblaba sus gradas, cuya virtud mas distinguida -en comparanza al resto de los ruedos de Iberia y del mundo- se fundaba en enaltecer la presencia del toro: el trapío del toro. Entonces, se vivía una época de esplendor, previa al bache que causó la fiebre política de los ochenta, sembrando mensajes de deserción porque estaba mal visto ser aficionado, y a la función de toros se le consideraba una fiesta fascista, burguesa, españolista, franquista, en un alarde de indigencia cultural, al considerar a todo lo relacionado con la tauromaquia como algo marginal o extraño al País Vasco. La recuperación, se produjo unos años después pero, hoy, Vista Alegre, quizá, vuelva a estar en peligro, motivado por el descenso de asistencia, sin sustraerse a los despropósitos de una combinación cartelera, alejada de los aficionados que en completa abnegación de renuncia y reclinados, seguramente, en la poltrona de verano, viven al margen de las famosas Corridas Generales. Veinte años no es nada, o sí. Y son muchas veces las que se percibe desde lo alto del palco, un aire denso y perturbador, que continúa incomprensible, al comprobar que habiendo saltado, en ese tiempo, más de mil cien toros, a tan solo a cinco de ellos, se le hayan cortado dos orejas y ninguno, a criterio del Ussía, ha merecido la vuelta al ruedo ni, mucho menos, el indulto. ¿Entonces, qué ocurre? Si, aquí, siempre, se traen los mejores toros y los mejores toreros, y se presume de ello; pero con estos

datos, sólamente el tres y medio por mil de los toros lidiados en Vista Alegre, han sido desorejados por partida doble y solo el dos por mil de los toreros, han sido los triunfadores dos por partida doble y otro con la ventaja de matar seis toros, en lugar de dos: En total cuatro nombres: Enrique Ponce –dos veces– «El Juli» –dos veces– «Morante de la Puebla» y «El Cid». Son los que han salido en hombros. Y por tanto está clara la contemplación de una posible y necesaria mudanza del «gurú» del palco. El cambio no es doloroso, solo la resistencia al cambio lo es. El Club Cocherito y el Club Taurino, a más de otras peñas, alimentan la llama de la afición en el peladero inhóspito de los inviernos, al margen del despreocupe de la Organización de la plaza que no les hace ni caso, ni se preocupa durante el año con nada relacionado con la tauromaquia, ni atienden sugerencias, tales como las reclamadas por El Cochero, en pos de aprovechar, culturalmente, los espacios de la plaza. Además, viajan hasta el lúdico Madrid, a presentar los carteles, evitando La Villa. La Organización, es la responsable de retirar de la faz de la reina de luto, su velo infranqueable y de esa manera percibir su mirada limpia y transparente para, así, evitar el modelo perfecto y esquivo, como Edipo rey, de Sófocles. Prevenir la muerte que se produjera en Donostia, o la agonía en la que se encuentra Vitoria. O para no terminar buscando culpables, entre el brujerío malicioso de las sorgiñak de Zugarramurdi o del Amboto. Y no se sabe por qué incomprensible razón, maledicencia o capricho extraordinario, los taurinos profesionales pregonan, a lo cuatro vientos, que el asunto este, de toros, toreros y ganaderos, es tan difícil como inaccesible a extraños (a pesar de ser un sector marcado por la excesiva oferta) y se sospecha que la intención de tales axiomas son interesados, para que se cuente con ellos. Y a buen sueldo, como ocurre en Bilbao. Bilbao paga muy bien la gestión. Globalmente, la función de toros está a falta de presidentes más solventes que vanidosos, veterinarios capaces y empresarios o gestores con afición, sean burgueses o plebeyos, con conocimientos y libres de toda sospecha. Y sobran los figurones al servicio del poder y del dinero, así como los críticos torpes y empalagosos con los toreros y ganaderos y partidarios del toreo moderno pegapasista e insustancial. Esto es un lobby que puede cantar la gallina, oración acuñada en el argot, para definir el juego de un toro que retrocede o de un torero que cobardea. ANDRÉS DUQUE ALFONSO (Publicado en la sección Cartas al Director del diarioEL MUNDO DEL PAÍS VASCO, el martes 26 de agosto de 2014)


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In memoriam, José María Manzanares

Jose María Manzanares: “toreó como los demás soñaron torear” En ocasiones me considero de esa clase de aficionados a los toros con mala suerte. Si se dice que los aficionados se dividen entre los ilusionados y cabreados yo en ocasiones formo parte de los desilusionados. Muchas veces no veo el toro que quiero. Las más. Tampoco la lidia que quiero. Y mucho menos el toreo que quiero.

Debo de ser un tío sin suerte. Aunque a veces es mejor quedarse con lo bueno. Con esas poquitas cosas que los “ilusionados” nos quedamos algunas tardes. Repaso y me vienen a la mente imágenes.

El maestro era de esos elegidos por los dioses para tener torería

Una de las más bonitas es sentirme afortunado por haber tenido el privilegio de ver a un torero como José María Manzanares. De haberle visto bien, mal y regular. De haberle visto matándolas de todos los colores. No se por qué pero desprendía torería. Hay una serie de toreros a los que se les distingue de espaldas a cuarenta metros entre un grupo de personas. ¿Por qué? Porque son toreros. Y el maestro era de esos elegidos por los dioses para tener torería. Estos días no paran de aparecer vídeos de él por doquier. La mezcla de alegría al verlos a la par que tristeza creo que es un sentimiento generalizado entre todos los aficionados. Ahora intento recordar las tardes que le ví en directo. Creo que todos lo intentamos. Bien en su etapa final que es de la que más consciencia tengo. Bien acompañando a su hijo cuando empezaba desde el callejón de Bilbao. Bien dándole un abrazo enorme en medio de una clamorosa vuelta al ruedo de su vástago en la Maestranza mientras se paraba el tiempo. Simplemente era un privilegiado. Simplemente era un fuera de serie. Simplemente la magia le vino dada. O puede que simplemente fuera un torero. Pero qué torero… En estos momentos estará en el cielo de los toreros. Con tantos otros. Con su compadre Julio Robles. Creo que es complicado juntar más arte. Y yo seguiré intentado ilusionarme. Mirar hacia delante. Y en numerosas ocasiones mirar hacia atrás y recordarle. Porque fue torero para todo. Y sobre todo para torear como los demás soñaron torear. PABLO AMAYRA

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Hemeroteca

Rafael Albaicín “Una de aquellas tardes del verano del 42, o tal vez del 43, se produjo el milagro de aquella media verónica que inmortalizó Cecilio. Terminaba los lances de su quite y el novillo empujó hacia los adentros. El torero, retrocede al compás del astado con el capote extendido. De repente, la inspiración. El hombre se hace estatua, el percal se va recogiendo, len-ta-men-te, en la cadera, y el animal desaparece entre sus plieges. El corazón y el tiempo se han parado” Foto Cecilio. Cortesía Cecilio Fernández. “Vista Alegre, 125 años de historia”. Laura del Rey (2007)


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En corto y por derecho

Iñigo Martín Apoita Tu primer recuerdo taurino Mi despedida personal de la plaza de Bilbao tras ver la primera corrida de toros en ella. El último La faena al natural de Diego Urdiales a un 'juampedro' en Zaragoza. Una ganadería Dolores Aguirre Ybarra o, por buscar algo del encaste más habitual, Victoriano del Río. Un torero Diego Urdiales. Un encaste Santa Coloma.

Antigüedad 02/01/2012

Un novillero José Garrido. Una plaza Bilbao. Un público / afición La mayoría de Francia, pero me quedo con Céret porque la conozco de cerca. La tarde que más te emocionaste en la plaza Un reciente 24 de Agosto de 2011, con la faena de Morante a “Cacareo”. Un color de vestido Tabaco y oro. La tarde que más has sufrido El 7 de Octubre de 2011, con la horrible cornada en la cara a Juan José Padilla. Recuerdo que fue la primera vez que el toro humilló. ¿Cómo conociste el Club? Familiares aficionados me hablaron de él y me hicieron socio. Tu opinión de la desaparición de encastes Un proceso paulatino del que se aprovechan unos pocos ante la pasividad de los aficionados. Tu suerte preferida El tan ignorado tercio de varas. Tu cartel ideal, ganadería + terna Toros de Victorino Martín para Morante de la Puebla, El Juli y Manzanares. A algunos les toca demostrar si realmente están arriba porque lo merecen. Nombre que le pondrías a una vaca (madre de un futuro toro bravo) “Lauriana”, en honor a mi madre. Imagino que sería la primera. El futuro de la Fiesta es...

“Me identifico mucho con este natural de Diego Urdiales”

Oscuro, si no negro. Pero no la prohibirán desde fuera, porque a este ritmo los problemas internos la acabarán devaluando hasta perder interés.

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Tauronoticias Canito, “premio nacional de tauromaquia” El fotógrafo alicantino Francisco Cano Lorenza “Canito” ha sido galardonado con el Premio Nacional de Tauromaquia al ser considerada su obra como “una antología gráfica de todos los hitos y manifestaciones de la Fiesta y una fuente documental e histórica indispensable para cuantos quieran estudiar los valores culturales y humanos que integran el patrimonio del arte del toreo”. Canito, Socio de Honor del Club Cocherito desde 2012, cumplirá 102 años el próximo 18 de diciembre. Profesor de natación, boxeador, torero y finalmente fotógrafo, Canito puede presumir de haber conocido a lo más granado de la tauromaquia del pasado siglo XX. Toreros como su admiradísimo Manolete, Pepe Luis o Luis Miguel y gente del “artisteo” como Ava Gardner, Sofía Loren o Gary Cooper. Desde el Club Cocherito nos unimos a la felicitación general por un galardón que hace completa justicia a la trayectoria de un hombre auténtico, único y grandísimo profesional. ¡¡ZORIONAK¡¡

alcalde de Bogotá de mantener cerrada la plaza a pesar de la sentencia favorable del Constitucional que el pasado mes de septiembre revocó la decisión de la alcaldía y autorizó la celebración de festejos taurinos en la plaza. El mismo día, en la plaza de Chamberí de Madrid y como apoyo a la manifestación de Bogotá, el mundo del toro, convocado por el Foro de la Juventud y la UCTL, reclamó el cumplimiento de la sentencia y exigió libertad.

Falta de unión Comunicado va y comunicado viene. El pasado mes de noviembre la Asociación Nacional de Organizadores de Espectáculos Taurinos (ANOET), organización que incluye a los empresarios más importantes del país (“Choperas”, “Choperitas”, Simón Casas, Ramón Valencia, etc.) se descolgó con un comunicado en el que se declaraba el estado de quiebra del mundo de los toros. Sorprendente. Y yo con estos pelos.

El acontecimiento tendrá lugar el 29 de marzo, domingo de Ramos y será la primera vez que Iván actué como único espada en la Las Ventas. Mucha suerte.

Fin de ciclo El próximo 18 de diciembre tendrá lugar en los salones del Club la Asamblea General Ordinaria en el que cesará la actual Junta y se nombrará nueva Junta Directiva.

El comunicado lanza un mensaje para unir los diferentes actores del mundo taurino en pos de abandonar el inmovilismo imperante y de buscar la viabilidad y la rentabilidad de la Fiesta/negocio.

Clamor popular el del pasado 12 de noviembre en la plaza de toros de Bogotá en defensa de la libertad y contra la intolerancia y tiranía del alcalde Petro.

Días después la Unión de Toreros en un nuevo comunicado lanzó duras acusaciones a la patronal. Reprochando la penosa situación de los toreros, la liquidación de los mínimos sindicales en San Isidro o los continuos obstáculos de ANOET al desarrollo de PENTAURO.

Toreros llegados de España, Méjico y Colombia, encabezados éstos últimos por el portavoz de la protesta César Rincón, así como ganaderos, empresarios y aficionados acudieron en apoyo de los novilleros colombianos que hace ya más de cuatro meses se encuentran en huelga de hambre. Protesta por la decisión del

Una vez más se vuelve a demostrar la total falta de unidad del sector, defendiendo cada uno sus propios intereses y dejando pasar, una vez más, la oportunidad para entre todos coger el toro por los cuernos y ponerse trabajar de cara a salir cuanto antes de esta tremenda crisis en la que nos encontramos.

Bogotá, unidos por la libertad

madrileña, el diestro de Orduña se enfrentará a seis ejemplares que saldrán de entre las ganaderías de Miura, Victorino, Adolfo, Partido de Resina, Cebada Gago, Baltasar Ibán, José Escolar, Palha y Cuadri.

Encerrona de Iván Fandiño Se anuncia para la apertura de la próxima temporada en la monumental de “Las Ventas” de Madrid la encerrona de Iván Fandiño con seis toros de diferentes ganaderías de las denominadas duras o toristas. Después de haber conseguido atravesar por primera vez la Puerta Grande de la plaza

Han sido cuatro años de esfuerzo, dedicación y sobre todo de mucho amor al mundo del toro. Años en los que hemos intentado mantener una misma línea editorial que pasaba y pasa por la defensa del toro en toda su integridad; en la promoción y difusión de la fiesta de los toros, principalmente en nuestro entorno; y en la recuperación de Bilbao como plaza de referencia. Lo habremos hecho mejor o peor, habremos gustado más o menos o habremos acertado en mayor o menor medida. Pero siempre lo hecho lo ha sido desde la base de nuestra profunda afición y con la mejor de las intenciones posible. Desde aquí desear lo mejor a la junta entrante y ponernos a su disposición para lo que fuese necesario. ¡¡SORTE ON ETA BETIRA ARTE¡¡


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Adivina quién es el torero

¿Reconoces al diestro que está instrumentando un quite por verónicas a este bello ejemplar de Victorino? Si lo sabes, mándanos un e-mail: administracion@clubcocherito.com o una carta a calle Nueva, 2-1º (48005 Bilbao), con la respuesta y tus datos personales (nombre, apellidos y teléfono de contacto). Entre todos los acertantes se realizará un sorteo y el afortunad@ recibirá una corbata o un pañuelo de seda. Fecha límite recepción: 30 de enero de 2015. Condición indispensable para participar: ser socio del Club.

Solución “Sopa de letras”: Tras el sorteo resultó ganador el socio Carlos Canel.


Concurso de pintura infantil “Postal Navideña del Club Cocherito”

Inés Riaño Iriarte, de 6 años (PRIMER PREMIO en la categoría menor o igual a 7 años)

Xabier Guezuraga Ríos, de 9 años (PRIMER PREMIO en la categoría de 8 a 12 años)

June Guezuraga Ríos, 7 años

Pelayo Fernández García, 6 años

Mario Terrazas, 6 años

Ainhoa Bellanco Santamaría, 9 años

Erik Gondra, 5 años

Leire Gómez, 6 años

Marta Terrazas, 6 años

Peio Cano Alegría, 6 años

Ekain Gondra, 7 años

Asier Riaño Iriarte, 5 años

Maialen Cano Alegría, 3 años



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