Claretianos en el Mundo
Preguntas Por: P. Gonzalo Fernández Sanz, cmf
CALLEJERAS han especializado en este tipo de pruebas diagnósticas. Mientras millones de ciudadanos han perdido su trabajo, otros han encontrado en la pandemia una mina de oro. Nunca llueve a gusto de todos.
Ayer por la tarde tuve que hacerme una PCR para poder viajar a Portugal. Todo discurrió con orden y pro fesionalidad. El hecho de haber concertado una cita por Internet agilizó el proceso. Mientras esperaba mi turno, veía a otras muchas personas (en algunos casos familias enteras) que aguardaban con buen humor soñando con sus próximas vacaciones. La imaginación se me fue hasta 2025 o 2030. ¿Qué nos parecerán dentro de unos años las imágenes de estos meses de pandemia? ¿Nos reiremos cuando veamos fotos de personas con mascarilla o, más bien, sentiremos una profunda tristeza? ¿Superaremos esta sensación colectiva de estar viviendo una pesadilla? ¿Cómo afrontaremos de nuevo los saludos y tantos ritos cotidianos que hemos ido perdiendo?
Volví a casa a pie. Los treinta minutos del paseo me parecieron una meditación itinerante que me preparó para el rezo comunitario de vísperas. Había bastante gente en las terrazas de los bares y restaurantes de Viale Parioli. Se notaba que tenían ganas de salir, conversar y disfrutar de los pequeños ritos prepandémicos. Todos – eso sí – exhibían sus mascarillas, aunque cada vez más abundan quienes se cubren solo la boca para poder respirar mejor. Se habla de que, a partir del 1 de julio, ya no serán obligatorias en espacios abiertos. Me gusta hacerme preguntas mientras paseo. A veces intento adivinar el pensamiento de algunas personas a partir de la mueca de su rostro o de su manera de andar.
Cuando el enfermero me introdujo un hisopo de al godón en la fosa nasal derecha tuve la sensación de estar haciendo algo ridículo y, sin embargo, necesario en las cir cunstancias actuales. No se me pasó por alto el ingente negocio que están haciendo los centros privados que se 43