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P. Roger David Martínez, cmf

enviado a lo Misión indígena de los claretianos en la montaña del Estado de Guerrero, junto a los Xabu Me’phaa. Con el apoyo de voluntariado extranjero y nacional propició la introducción de energía eléctrica en algunas comunidades, contando con sus propios recursos fluviales.

Apoyó la construcción de algunos puentes aprovechando principalmente materiales de la región. Fortaleció la comercialización de algunos productos de la región como Jamaica, miel y artículos artesanales.

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Finalmente, y aquí coronó su misión, con algunas Misioneras del Corazón de María promovió la formación y casas de acogida para niños y niñas de la calle.

Seguramente mucha gente lo ha apreciado y ahora lo recordará con cariño. Fue un misionero que se preocupó por su dignificación y bienestar.

MOSAICO VIVO

P. ROGER DAVID MARTÍNEZ, cmf

Autor: Álvaro Mérida

29 de oct de 1946 - 20 de mar de 2019

El prefacio de difuntos nos recuerda: “la vida se transforma, no se acaba”.

La Iglesia siempre nos ha invitado a conmemorar a nuestros “Fieles Difuntos”. A esta invitación respondemos desde la FE en el Resucitado, porque estamos convencidos y creemos. Por otra parte, y desde la dimensión humana todos experimentamos lo gratificante que es recordar a las personas que han ocupado un lugar importante en nuestra vida e historia personal.

En varias ocasiones escuché a Roger hacer alusión a un poster que hace algunas décadas se tenía expuesto en muchas de nuestras comunidades y a la vista de todos, con un mensaje que concluía: “los religiosos morimos sin llorarnos”. Tema que puede ser interpretado como una gracia especial que nos confirma en la certeza de la resurrección, pero también sabemos, era una crítica a la frialdad y distanciamiento que se vivía en casa, en la vida comunitaria. Afortunadamente, dicho poster fue desapareciendo, y con ello queremos pensar que hemos seguido madurando en la fe, pero ante todo

que hemos crecido en fraternidad y vida en comunión. Por otra parte, decimos con toda naturalidad que no deja de dolernos la ausencia de un hermano, amigo misionero llamado a la casa del Padre. Al hacer memoria de un claretiano, lo hacemos con todo el sentimiento que genera la pérdida de la persona con la que compartimos vida y misión.

No es fácil acotar sentimientos, recuerdos, memorias…, sin embargo, con pocas palabras me atrevo a decir que Roger fue una persona Joven (jovial), alegre, con mucho ánimo y entusiasmo; un hermano cercano, un buen amigo. Una persona que después de muchas y variadas experiencias… descubre, vive y ama su vocación como misionero claretiano

Me permito mencionar algunas experiencias, etapas importantes en su vida y misión:

Primero: lo conocí más de cerca cuando ocupaba el cargo de “vocacionero”, responsabilidad que ejerció con gran motivación; fue muy creativo y entusiasta.

Segundo: como “formador”, fue un excelente acompañante espiritual en el proceso de crecimiento de cada joven estudiante.

Tercero: como “misionero” en Santa María Zacatepec, Oax. Todos los que le conocimos (claretianos, amigos, familiares) seguramente coincidimos que fue la mejor etapa de su vida como misionero

Cuarto: Ecónomo Provincial y local. De la misma manera, siempre muy solicito, creativo, profesional, alcanzando excelentes resultados. Durante estos años de su servicio en la Administración Provincial se crearon bases importantes para lograr una sólida estructura económica y administrativa.

Finalmente, para darle un toque más familiar a su memoria y a su mismo estilo, me permito acompañar breves testimonios de algunas personas, todos ellos laicos.

Roger era un excelente ser humano. Caritativo, comprensivo, un muy buen amigo, siempre dispuesto a ayudar. Daba muy bonitos consejos y también te podía regañar si hacías las cosas mal. Siempre estuvo cuando más lo necesitaba. Desde que lo conocí en los scouts hubo mucha empatía y duramos 50 años de amigos.

Le gustaba la música y gozábamos mucho cuando tocaba su armónica. Su risa era muy contagiosa. Daba paz en cuanto lo veías. Su forma de ser, los chistes…, cómo ayudaba a la gente.

Humildad. Desprendimiento de todo lo material. Disposición a ayudar todas las personas

Era una persona que siempre escuchaba a quien se le acercara y en principio, eso era una gran ayuda. Mi gran amigo y ahora que lo pienso fue un ángel que Dios me mandó

Fue todo humildad, disposición, entrega a los demás, amistad y hermandad sin condición y lo más importante: gracias por estar en donde está por adelantado y pedir por nosotros para algún día podernos reunir con él. Nunca se imaginó que él nos hiciera tanta falta.

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