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Reliquias vivientes y emblemáticas en la historia de Ilo

manecen de pie a pesar de los años transcurridos.

La Plazuela Billingurst

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Por: “Coco” Arana Miovich

El presidente peruano (1912) Guillermo Eduardo Billingurst Angulo, por tener ascendencia Moqueguana, lo llevó a construir junto al Muelle Fiscal una pequeña Plaza que llevaría su nombre, en donde además se plantaron tres 03 Palmeras, dos de ellas aún per-

El

Puente Venus

Un rústico puentecito de madera, sostenido en parantes de rieles enclavados en las rocas, que unía la plazuela Billingurst con la Glorieta, en una pasarela también de madera, donde algún observador minucioso la nominaría “VENUS” por las bellas ileñas que por allí transitaban, o que se daban cita para declarase el amor, refrescarse o zambullirse en las apaciguadas aguas “Poza del Muelle” del Océano Pacífico.

Por entonces no se había construido la Glorieta, y esta plazuela tenía la virtud de ser un mirador hacia la poza playa y a la vez, hacia el Muelle Fiscal para el deleite de los Ileños o, de los veraneantes Moqueguanos, Locumbeños o Tacneños que visitaban la ciudad de Ilo.

Esta Plazuela llamada también “Parque de las Palmeras” tenía un cerco de madera casi rústico, con piso de loza, renovada varias veces.

Años más tarde, la colonia

LA GLORIETA

Poco después de construirse la Plazuela Billingurst, el año 1915, el Alcalde Augusto Diaz Peñaloza, mandó construir un ambiente mirador sobre el peñasco imponente que sobresalía a pocos metros de la orilla de la “Poza del Muelle”, denominada La Glorieta, de madera rústica con base de loza de cemento circular, que unida al puente Venus, conectaba con la plazuela Billingurst. Con el transcurrir del tiempo, ha sufrido algunas modifi-

Italiana en Ilo, dirigidos por la familia Malatesta y Garibaldi, cambiaron el cerco perimétrico de Madera por una baranda de cemente ornamental, con gra- caciones como la construcción de otra pasarela de cemento con barandas metálicas, casi al nivel de las aguas, con una escalera de gradas de cemento para bajar o subir hacia la pasarela inferior. das de ingreso hacia la poza, que continúa hasta nuestros días y unos ambientes para baños y mudas que fueron desaparecidos.

La Glorieta, desde entonces es muda acompañante de almas solitarias, que con sus pesares e ilusiones buscan un poco de paz y tranquilidad, por las noches es del mismo modo, testigo de alegres y juveniles tertulias y de tiernos afectos e inolvidables romances.

Como fuente de inspiración de todos los ileños, La Glorieta se ha convertido en un impulsor de la Identidad de los porteños, en donde las brisas marinas sobresaltan los sentimientos más nobles, donde los mensajes de amor y paz encuentran su camino a la verdadera felicidad.

La Glorieta, es para propios y extraños una hermosa maravilla donde convergen la naturaleza y el ser humano, un lugar para apreciar el ritmo de las olas, el ocaso del horizonte y cantar de las marinas aves.

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