La Gaceta de Chozas 34

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La Gaceta de Chozas OTOÑO-INVIERNO 2017 Asociación Cultural Chozas de la Sierra www.chozasdelasierra.org

1917

Número 34

Ejemplar gratuito

El Sr. Mutt, Picasso y Alfonso XIII


Asociación Cultural “Chozas de la Sierra”

Equipo de redacción: Ana Aranda

Raquel G. Rojas Marian Lorenzo

José B. Luna Recuero Yolanda Morcillo

María José Aguirre de Cárcer Colaboran en este número: Cristina Minguillón José A. Neila

Junta directiva Caridad Alcázar

José Bernardo Luna Jara Sedeño

Juan Manuel Rubio Juan Barrado

María José Aguirre de Cárcer Ana Aranda

Inmaculada Contreras Lawrence Sudlow Ana Portillo

Teresa Muñoz Publicidad y contacto en La Gaceta gaceta@chozasdelasierra.org

La Gaceta de Chozas no se hace responsable

de las opiniones expresadas por sus colaboradores o en las cartas

a la redacción recibidas de nuestros lectores Tirada: 600 ejemplares

Imprime: Saxoprint.es

Sumario Las invisibles del 27 ................................................ 3

Consumo y forma de vida ........................................ 8

¡¡Taxi!!................................................................... 11

Gracias, Philippe .................................................... 14

1917: el Sr. Mutt, Picasso y Alfonso XIII..................... 15

Marina Mayoral: una amante de la literatura ............ 18

El Rastrillo de Soto ................................................. 21

Sopa de letras: personajes de Gloria Fuertes.............. 22

Editorial ................................................................ 23

Entre pucheros ....................................................... 24


Las invisibles del 27

U

Mujeres olvidadas por la historia de la cultura na mañana de hace unos diez años, en la clase de Lengua y Literatura del colegio de Educación Infantil y Primaria Tartessos de Málaga, cuando la profesora explicaba la Generación del 27, una niña levantó la mano para preguntar: «Pero ¿en este grupo no había mujeres?». A la profesora se le iluminó la cara y fue tal su entusiasmo que, cuando llegó a casa, decidió crear una web para reivindicar la figura de esas mujeres del entorno de la Generación

del 27, compañeras de Lorca, Buñuel o Dalí y, sin embargo, olvidadas por la historia. Dos años más tarde, la información contenida en esa página serviría para llevar a cabo un ambicioso proyecto transmedia educativo titulado Las Sinsombrero1. Pero de ellas hablaré en el próximo artículo, ahora me centraré solamente en las poetas de nuestro llamado segundo Siglo de Oro.

Como ya hemos visto en anteriores artículos de esta Gaceta, por poco que se ahonde en la historia de la literatura, del cine o del arte, la invisibilidad de las mujeres, solo por el hecho de serlo, es manifiesta. Los motivos son diversos, uno de ellos podría ser que solían firmar sus obras bajo pseudónimo masculino, pues era la única manera de que las tomaran en serio y, así, poder sacar a la luz sus trabajos. En el ámbito de la literatura, el caso más conocido fuera de nuestras fronteras es el de las hermanas Brönte. En nuestro país tenemos, entre otras, a Cecilia Böhl de Faber, que firmaba con el pseudónimo de Fernán Caballero, o el caso de María Lejárraga, más cercano a nuestro tiempo e igual de flagrante. Al menos el marido de María, Gregorio Martínez Sierra, antes

literatura. Los estudios críticos han tardado tiempo en reconocer su presencia y valía. Me gusta pensar que la profecía de Safo, allá por el siglo IV, por fin se ha cumplido: «Os aseguro que alguien se acordará de nosotras en el futuro».

de morir tuvo la deferencia de reconocer la participación de su mujer en todos los escritos que él había publicado y firmado solo con su nombre. Y es que durante muchos años, las mujeres han estado fuera de los manuales de

Si hablamos de poesía española, tenemos que retroceder hasta el siglo XVI para encontrar a la primera poeta que se estudia en los manuales, Teresa de Jesús, y ya en el siglo XIX, Rosalía de Castro y Gertrudis de Avellaneda. Afortunada-

«Os aseguro que alguien se acordará de nosotras en el futuro» Safo (s. IV)

mente, cada vez son más los estudios críticos que van sacando a la luz nombres de poetas ignoradas en la mayoría de los manuales de historia de la literatura. Yo quiero centrarme en la Generación del 27, ahora que se han cumplido 90 años de uno de los periodos más creativos, modernos y vanguardistas de nuestra literatura. La primera vez que la crítica menciona a alguna poeta de este grupo es en la obra de Ángel Valbuena Prat La poesía española contemporánea2. Será el primero que presente como poetas a Josefina de la Torre, Ernestina de Champourcín y Concha Méndez Cuesta. Más tarde lo harán Gerardo Diego y Vicente Gaos en sus respectivas antologías3. Para que la lista se amplíe, habrá que esperar a la

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Proyecto transmedia de difusión realizado por Tània Balló, Manuel Jiménez Núñez y Serrana Torres: http://www.lassinsombrero.com

3

Gerardo Diego (Poesía española: antología. Madrid: Signo, 1934) y Vicente Gaos (Antología del grupo poético de 1927. Salamanca: Anaya, 1965).

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Editado en Madrid por la Compañía Iberoamericana de Publicaciones, 1930.

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obra de la crítica y poeta Mª Antonia Vidal4, que recogerá figuras como Concha, Ernestina, Josefina, Rosa Chacel, Margarita de Pedroso, Pilar de Valderrama, Elena Cruz-López y la propia autora.

poesía. Parece ser que la mujer sí merece ser el tema como objeto de deseo o de rechazo, pero cuando hablamos de ella como creadora, el reconocimiento brilla por su ausencia.

El escepticismo suele ser la tónica general cuando se juntan dos palabras: mujer y poesía.

Aunque no la obra de todas ellas reviste una relevancia significativa, la crítica sí es unánime a la hora de resaltar la calidad de quienes van a ser el objeto de este artículo: Concha, Ernestina, Josefina y Rosa Chacel. Incluiré además a Carmen Conde por su año de nacimiento, 1907, y por su valía, aunque algunos críticos la adscriben ya a la generación del 36, pues tendrá un papel relevante en la poesía de posguerra. Estas mujeres no vivían encerradas en sus casas, de espaldas al movimiento cultural que se estaba fraguando en ese momento en su entorno. Junto a sus compañeros masculinos, asistían a tertulias poéticas, a los actos de la Residencia de Estudiantes, publicaban sus poemas en las mismas revistas literarias que Lorca, Gerardo Diego, Salinas, Dámaso Alonso… Sin embargo, su reconocimiento y recepción por parte de la crítica ha sido desigual para ellos que para ellas. El escepticismo suele ser la tónica general cuando se juntan dos palabras: mujer y 4

A todas ellas las unen rasgos comunes: fueron mujeres de clase media-alta, exceptuando a Carmen Conde, cuya familia tuvo que emigrar desde Cartagena hasta Melilla por motivos económicos. Vivieron muchos años y su actividad creativa se desarrolló en una edad ya avanzada. La que murió más «joven» fue Concha Méndez, y lo hizo con 88 años. Todas ellas contrajeron matrimonio con escritores o artistas de su época: Concha Méndez con Altolaguirre, Ernestina Champourcín con Juan José Domenchina, Carmen Conde con Antonio Oliver, Rosa Chacel con el pintor Timoteo Pérez y Josefina de la Torre con el actor Ramón Corroto. Cultivaron otros géneros como prosa y teatro, pero la poesía fue con el que más se identificaron. Colaboraron en revistas literarias muy prestigiosas del momento: La Gaceta Literaria, El Mono Azul, Caballo Verde para la Poesía... Se criaron en un ámbito urbano y cursaron estudios a pesar de que no consiguieron una titulación universitaria: Ernes-

tina estudió bachillerato, pero su familia le impidió acceder a la universidad; Rosa Chacel fue autodidacta y, aunque se matriculó en la Escuela de Bellas Artes de Madrid, abandonó más tarde los estudios; Josefina estudió música y canto con su tío e interpretación con su hermano; Carmen Conde tuvo que dejar los estudios para ponerse a trabajar como administrativa a los 16 años; Concha Méndez dejó la escuela a los 14 años, sus padres no la dejaban coger un libro, ni siquiera leer el periódico. Eso sí, aprendió francés, al igual que sus coetáneas, pues era un rasgo distintivo de educación femenina. Y ninguna de ellas pudo librarse de una triple marginación en aquellos tiempos: la de ser mujer, la de sufrir la Guerra Civil y la de ser poetas. Pero vamos a acercarnos un poco más a sus vidas.

Concha Méndez Cuesta (Madrid 1898-México 1986)

Representa la imagen de la mujer moderna: vitalista, independiente desde muy joven, deportista, viajera… aunque ya desde pequeña le hicieron ver las limitaciones de su sexo. Al decirle a un amigo de sus padres que de mayor quería ser capitán de barco, él contestó: «Las mujeres no son nada». Un comentario que se le quedaría grabado para siempre, tal vez por ello fue una inconformista y rebelde, como ella misma cuenta en sus memorias: «Era el momento de escaparme de mi casa rumbo a Suecia. Estando en San Sebastián, una tarde preparé mi maleta. Al salir, por esas cosas que tienen que pasar, me sorprendió mi madre. Entonces le dije: “Me voy a Estocolmo”. “Esto es el colmo”, respondió. Y yo me decía: “Esto es un poema”. Cogí la maleta y salí corriendo a la calle; mi madre, a gritos, empezó a llamar

María Antonia Vidal: Cien años de poesía femenina en Hispanoamérica (1840-1940). Barcelona: Olimpo; 1943.

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a la policía (...). Total: decidí no volver a casa y pedí un juez. Entonces me depositaron en un hotel sin dejarme salir; ahí me quedé tres días. (...) Mi padre volvió de Madrid para buscarme y me prometió que, si volvía a casa, arreglaría las cosas para que pudiera viajar; me prometió muchas cosas, que nunca cumplió»5. A los 18 años conoció a Buñuel, y a través de él a los representantes de la Generación del 27, lo que le dio alas para encontrar su camino a pesar del disgusto de su familia. Asistió a conferencias y exposiciones en la Residencia de Estudiantes. Tras una lectura de poemas de García Lorca, ella misma confiesa que empezó a escribir cuando llegó a casa. Obtuvo el título de profesora de español y sin decirle nada a su familia se fue a Londres durante seis meses. Con el dinero ahorrado se embarcó hacia Buenos Aires y estuvo allí durante dos años. A su vuelta a Madrid, García Lorca le presentó a Manuel Altolaguirre, quien se convertiría en su marido. Juntos se dedicarían al mundo de la impresión, oficio compartido por ambos, además de la poesía. Terminada la Guerra Civil, emigraron a América y se instalaron en México. Su poesía será traducida a tres idiomas: inglés, italiano y griego. Escribió también teatro. Permanecerá en México hasta su muerte.

Rosa Chacel (Valladolid 1898Madrid 1994)

Nace en Valladolid y junto con su familia, culta y liberal, se traslada a Madrid cuando ella tiene 10 años. Ingresa en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando para estudiar escultura, años en los que conocerá a los integrantes del grupo del 27 y participará en las revistas literarias más destacadas del momento. Aunque se la conoce más como escritora de narrativa de corte filosófico (fue discí5

pula de Ortega y Gasset), la crítica destaca su obra poética. Su colección de poemas A la orilla de un pozo, publicada cuando ella tenía 38 años, surge de una charla con Alberti y será muy alabada por Juan Ramón Jiménez y otros poetas del momento. Aunque la publicación de sus primeros poemas es algo tardía (sus compañeras ya iban por el cuarto o quinto poemario), ella confiesa que desde jovencita ya escribía poesía. Era partidaria de una poesía clásica, de rimas, muy amiga de la métrica, frente a las renovadas corrientes artísticas que imperaban en ese momento.

estaba suscrito a las principales librerías europeas. A pesar de su interés en ingresar en la Universidad de Letras, no pudo hacerlo pues su familia le exigió que fuera a las clases acompañada de un adulto, a lo que se negó en rotundo. Silencio, su primer poemario, muy bien acogido, será financiado por su padre en 1926. Presencia del pasado será su último libro, publicado en el año 1996. Entre medias transcurren setenta años en los que desarrolla una intensa labor creativa: quince libros de poemas, dos de prosa, infinidad de artículos para periódicos y re-

Contrajo matrimonio con el pintor Timoteo Pérez Rubio, uno de los salvadores de los fondos del Museo del Prado durante la Guerra Civil. Juntos se exiliaron en 1938 a Río de Janeiro y más tarde a Buenos Aires. Cuando en 1974 regresa definitivamente a España, recibe numerosos premios de reconocimiento a su obra literaria: el Premio de la Crítica en 1976 y el Premio Nacional de las Letras en 1987. Siempre se le resistieron el Premio Cervantes y un sillón en la Academia, lo que achacaba, con mucha pena, a su actitud crítica. Falleció en Madrid en 1994.

vistas, además de trabajar como traductora para la editorial Fondo de Cultura Económica. Junto a sus amigas Concha Méndez y María de Maeztu, funda en Madrid en el año 26 el Liceo Club Femenino, una institución que tenía como objetivo acercar la cultura a las mujeres. Hay que recordar que eran tiempos en los que una mujer no podía asistir a los espacios frecuentados por hombres, a no ser que fuera acompañada por otro hombre. El Lyceum se convirtió en un lugar de encuentro cultural y social. Al poco tiempo de comenzar la Guerra Civil contrae matrimonio con el poeta Domenchina pero tienen que marcharse a Valencia un mes después, cuando Madrid cae en manos del ejército de Franco. Al finalizar la guerra marchan al exilio y se asientan en México, donde Ernestina irá recuperando la normalidad de su vida poco a poco. No le ocurrirá lo mismo a su marido, a quien la imposibilidad de volver a España le amargará enormemente y morirá en el año 59. Para Ernestina supondrá un tremendo golpe, lo que la llevará a refugiarse de nuevo en la creación poética, esta vez de corte religioso. En el año 72 vuelve a España, un país que ni la reconoce ni ella conoce. Sin embargo, no cesará de escribir

Muchas de estas poetas, además, cultivaron otros géneros (ensayo, teatro) y disciplinas artísticas (canto, interpretación).

Ernestina de Champourcín (Vitoria 1905-Madrid 1999)

Esta prolífica poeta nacida en Vitoria comienza desde bien joven a leer la poesía del que considerará su maestro: Juan Ramón Jiménez. Criada en una familia de la alta burguesía madrileña, adquirirá una gran cultura nutriéndose de las novedosas lecturas que llegaban a su casa, ya que su padre

Concha Méndez: memorias habladas, memorias armadas. Escrito por su nieta Paloma Ulacia Altolaguirre a partir de las cintas grabadas por la autora.

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para luchar con su exilio interior hasta su muerte, en Madrid, en 1999. No será hasta los años ochenta cuando comienza a divulgarse y reconocerse su obra.

Josefina de la Torre (Las Palmas de Gran Canaria 1907-Madrid 2002)

Nace en una familia burguesa de gran tradición artística: los Millares. Pasará su infancia rodeada de los grandes intelectuales canarios del momento, por lo que no es de extrañar su polifacética vida: poeta, novelista, actriz, cantante, música... Desde muy pequeña comienza a escribir poesía que ya recitaba a sus muñecas y familia. Como ella misma declara en una entrevista6, su primer poema lo escribió con 7 u 8 años, cuando se enteró de la muerte de Benito Pérez Galdós, familiar lejano suyo. Será su hermano Claudio de la Torre quien la introduzca en el mundo de la literatura al presentarle a los integrantes del grupo del 27, con quienes mantendrá una gran amistad. En Madrid será donde desarrolle gran parte de su obra poética. Sus poemas son sencillos e intimistas, escritos desde la melancolía y nostalgia de su isla, un re6

cuerdo siempre presente en sus versos. Su primer libro, Versos y estampas, se publicó en 1927 con un prólogo de Pedro Salinas. Al comenzar la guerra vuelve a su tierra, donde publicará novelas bajo el seudónimo de Laura Cominges. Regresará a Madrid sobre los años cuarenta como primera actriz con la reinauguración del Teatro María Guerrero. Ya en 1968 se publica Marzo incompleto y en 1989 aparece un recopilatorio de toda su obra poética más el inédito «Medida del tiempo». Aunque a los 20 años ya había publicado su primer libro, muy bien acogido por la crítica, su producción poética es la más reducida si la comparamos con las otras poetas. La vocación de Josefina para la poesía, la música y el canto fue derivando hacia la interpretación, bajo la tutela de su hermano, escritor y director escénico. Como curiosidad, podemos decir que suya es la voz de Marlene Dietrich en el doblaje de sus películas al español. En su longeva vida tocó casi todos los palos del arte: canto, composición, dirección artística, cine, teatro, televisión... y crea en 1946 su propia compañía de teatro junto al actor Ramón Corroto, quien se convertiría más tarde en su marido. Su último papel, en la serie Anillos de Oro, supondrá su despedida de la vida pública, pues con la muerte de su marido prefirió retirarse. Ella fallecerá en 1992 en su casa madrileña.

Programa de entrevistas de la Uned Rincón literario: Homenaje a las mujeres de la Generación del 27.

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Carmen Conde (Cartagena 1907-Madrid 1996) Nacida en Cartagena, su familia tiene que emigrar a Melilla por motivos económicos. Regresarán a su ciudad natal cuando Carmen entre en la adolescencia y ya pasará el resto de su vida entre Madrid y Valencia. Muchacha inquieta, rebelde, imaginativa, curiosa. A los 16 años entra a trabajar copiando planos en la Sociedad Española de Construcción Naval, donde entablará amistad con un poeta que la animará a seguir escribiendo y la ayudará a publicar en un periódico local. En el año 27 conocerá al también poeta Antonio Oliver, que se convertirá en su marido. Como autorregalo de bodas, deciden fundar la Universidad Popular de Cartagena, un sueño perseguido desde hace tiempo por la pareja. Se pone en marcha en marzo de 1932 y reunirá a prestigiosos conferenciantes de todos los ámbitos del saber. Un año más tarde ya contaba con una biblioteca de adultos, otra infantil, misiones pedagógicas que recorrían los pueblos, cine educativo, conciertos, excursiones y viajes culturales. Terminada la Guerra Civil, asaltan el local y destrozan todo lo que allí había.


«Dios les devuelva el sol que no pudieron apagar», diría Carmen Conde cuando se enteró de la noticia. A pesar de su gran implicación en la Fundación, nunca había dejado de escribir. Su primer libro, Brocal, ve la luz en 1929 y seguirá escribiendo hasta bien entrada la vejez, publicando unos tres o cuatro libros por década. Ejercerá unos años también de maestra, escribirá en revistas y periódicos, dará conferencias... una intensa labor creativa, siempre comprometida con la cultura y la educación. En 1978 entra a formar parte de la Real Academia de la Lengua y se convierte en la primera mujer en ocupar un sillón (nuestros vecinos franceses permitieron la en-

trada de una mujer por primera vez en la Academia Francesa en 1980, fue Marguerite Yourcenar). Continuará escribiendo, dando conferencias, viajando y asistiendo a la reunión semanal de la Academia, hasta que su vida se apaga definitivamente en enero de 1996. *

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Solamente he recordado a unas cuantas poetas, pero fueron muchas más. También destacaron novelistas, autoras de teatro, periodistas, pintoras… Creadoras, en definitiva, de obras de la misma calidad e incluso mayor que las de algunos de sus coetáneos y que, sin embargo, han sido

olvidadas por la historia. Si hablamos de literatura, no quiero olvidarme de Pilar de Valderrama, Mª Dolores Arana, Mercedes Ballesteros, Elena Fortún, María Teresa León o el caso de Luisa Carnés, escritora y periodista autodidacta, de inmensa calidad, pero también camarera y sombrerera en un taller donde, paradojas de la vida, confeccionaría los sombreros que luego llevarían puestos esas otras increíbles mujeres del 27, pero igual de olvidadas: las Sinsombrero, pero este ya será el tema del próximo artículo. Yolanda Morcillo

Bibliografía - Antología de poetisas del 27. Edición, introducción y notas de Emilio Miró. Madrid: Castalia; 1999. - Fernández Segura, Pura. «Voces olvidadas del 27: Ernestina de Champourcín». Sur: Revista de Literatura, n.º 7, 2015. - Mora, Ángeles. «Reseña de Peces en la tierra. Antología de mujeres poetas en torno a la Generación del 27». Álabe n.º 3, 2011. - Sánchez Gil, Carmen. «Carmen Conde, la poetisa del siglo XX español». Revista Electrónica de Estudios Filológicos, n.º 4, 2002. - Programa de entrevistas de la Uned Rincón literario: Homenaje a las mujeres de la Generación del 27. - Blog: http://elhacedordesuenos.blogspot.com.es/2015/10/las-sinsombrero-las-mujeres-de-la.html

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Consumo y forma de vida

S

¿Nuestras necesidades se satisfacen comprando? eguro que más de una vez te has preguntado para qué o por qué has comprado alguno de los múltiples objetos que posees y seguro que la respuesta, en numerosas ocasiones, no te satisface.

Cada cosa que adquirimos es una apuesta por una forma de vida y por la sociedad que queremos. Nuestras decisiones son importantes, pueden moldear el mundo que queremos. Algunos ejemplos…

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Estos son solo algunos ejemplos, hay muchos mĂĄs. Si quieres profundizar, estos son algunos enlaces de interĂŠs: http://www.konsumoresponsable.coop/ http://alargascencia.org/ https://thefoodassembly.com/es#buy http://disenosocial.org/fairchanges-marcas-eticas-y-sosteniblesguia-practica/ 10

http://www.sindinero.org/-trueque-bancos-de-tiempo http://www.sindinero.org/blog/las-veinte-mejores-webs-detrueque-online-productos-libros-alojamiento-trabajos-idiomasconocimiento/


¿D

¡¡Taxi!!

Curiosidades sobre la historia de este medio de transporte e dónde provendrá la palabra ‘taxi’? ¿Cuál será su etimología? Es una pregunta que me he hecho montones de veces. Porque según la RAE, la palabra ‘taxi’ es un acortamiento de ‘taxímetro’ y está emparentada con el verbo ‘tasar’, que significa «fijar el precio de algo». Luego el taxi se llama así porque es un vehículo que lleva un taxímetro dentro. Bueno, vale, pero tampoco aporta nada que no supiésemos ya. También dice el diccionario que viene del griego taxis, que significa

orden o clase, y métron, que significa medida. El vocablo en cuestión significa literalmente «la medida en función de la distancia recorrida y el tiempo transcurrido de la prestación del servicio del vehículo con chófer». Como soy muy curiosa, que no cotilla, quería saber algo más, encontrar algo interesante, así que una tarde que no tenía nada que hacer me puse a indagar en internet, en enciclopedias, pregunté a gente docta y averigüé cosas que me divirtieron, que a fin de cuentas era de lo que se trataba.

Parece ser que, además de lo escrito más arriba, el vocablo ‘taxi’ proviene de un apellido lombardo y, específicamente, de la familia Della Torre e Tasso, que en los últimos años del siglo XV ya se dedicaba al transporte. Por lo visto, Ruggiano Della Torre e Tasso pertenecía a una distinguida familia lombarda y había fundado a finales del siglo XV, en el norte de Italia, una empresa postal que gozaba de un gran éxito. Uno de sus hijos, Francesco de Tasso, entró al servicio del emperador germano Maximiliano I, quien le encargó que organizara el correo entre Borgoña y los Países Bajos, territorios pertenecientes a su hijo Felipe; aquel Felipe que, al parecer por su buena presencia, fue llamado el Hermoso y que, por cierto, se casó con una de las hijas de los Reyes Católicos, Juana, quien por sus problemas mentales fue apodada la Loca. Esto no es un cotilleo. Es algo que sabíamos todos por la historia de España y por Televisión Española, ¿o no?

de Tasso fue extendiendo su negocio por aquellos feudos, lo que lo convirtió en una persona con dinero y por tanto muy influyente, cosa habitual no solo en aquellos tiempos sino por los siglos de los siglos. Felipe el Hermoso lo nombró Jefe de los Servicios Postales del Sacro Imperio, con lo que Francesco logró monopolizar las rutas postales. Germaniza su nombre y pasa a llamarse… ¡Sorpresa! ¡Franz Thurn und Taxis! ¿Sorprendidos? ¿Alguien puede llevar un apellido así? ¡Pues sí! En cuestión de apellidos raros hay verdaderas perlas. Aquí al lado dejo un retrato del susodicho. Con él empezó todo. Y ahora os cuento qué pasó a partir de ese momento. Pues ocurrió que el éxito fue tal que, de transportar solo correspondencia, la compañía empieza a llevar viajeros de un sitio a otro cruzando Europa por aquellos caminos de entonces. Y a cobrar, claro, por distancia y número de viajeros. El 12 de noviembre de 1516, la familia Thurn und

En un principio este servicio postal se usaba exclusivamente para transportar las valijas diplomáticas o privadas de los mandatarios europeos e incluso las del papa. Como cada vez era mayor la correspondencia entre los gobernantes, Francesco

Taxis estableció un servicio postal en Bruselas que, a través de estafetas o postas, llegaba hasta Roma, Nápoles, España (recordemos a Felipe de Austria), Alemania y Francia. Y escogieron el amarillo como color distintivo. ¿A que este color ya nos

La historia del taxi tiene sus orígenes nada menos que en el siglo XV.

es conocido? La familia conservó esa exclusiva posición durante siglos, dividiendo sus actividades comerciales entre el transporte de viajeros y los correos y aunque los feudos del Sacro Imperio se hacían cada vez más autónomos, ni la Guerra de los Treinta Años ni posteriores conflictos o conmociones les arrebataron la dirección de estos servicios en gran parte de Europa Central. Con el servicio de postas los itinerarios se hicieron más fáciles, aunque en los primeros años del siglo XVI dichas postas solo eran de uso exclusivo para el rey, bien para la correspondencia real o bien para facilitar los viajes rápidos de las personas reales y de los altos funcionarios; los viajeros seguían viajando en sillas de mano, 11


a caballo o en carromatos. Más tarde se popularizó y el servicio empieza a ser utilizado por el resto de los mortales. Claro que el que decidía emprender un viaje lo llevaba pelín crudo porque, además de las dificultades intrínsecas, como la incomodidad de los vehículos en los que se aprovechaba al máximo el espacio reservado a los viajeros (salvando las distancias en el tiempo, como Ryan Air, más o menos) había que contar también con las pésimas condiciones de los caminos que obligaban a detener el vehículo cada dos por tres para arreglar una rueda o sacarlo entre todos del consabido barrizal o, por qué no, para hacer un alivio del cuerpo tras unas matas, y con otro hándicap que había que tener muy en cuenta. El bandolerismo. La seguridad en los caminos seguía a cargo de la Santa Hermandad, pero aun así en algunas partes los asaltos eran frecuentes.

Casas de postas

Cada equis leguas existía una casa de postas donde se podían reponer los caballos y los viajeros, si los había. Cuando llegaban a esta, un mesón que normalmente pertenecía a la misma compañía de las diligencias (recordemos a los und Taxis), los viajeros descansaban y se efectuaba la entrega y el recibo de los efectos postales. Allí, el mesonero mayor o maestre revisaba y distribuía las entregas de la zona mientras el postillón, además de preparar los grupos de caballos de refresco para facilitar la prosecución del viaje de correos 12

y pasajeros en tránsito, era el encargado de conducir los pliegos o correspondencia hasta la parada de postas inmediata, donde el maestro de esta debía disponer bajo su responsabilidad que se continuara la conducción sin la menor demora hasta la próxima administración de correos en la cual se le abonaría al postillón lo que le correspondiera por este trabajo y por la continuación del viaje. Todo postillón que recibiera cartas por el camino debía entregarlas en la siguiente estafeta a fin de que fueran incluidas y porteadas con la correspondencia general, sin que por dicha conducción y bajo ningún pretexto pudiera exigir retribución alguna. En 1608 existían en Europa trescientos ochenta y ocho itinerarios que cubrían la mayor parte del Sacro Imperio. El Madrid de los Austrias estaba perfectamente comunicado no solo con Milán, Roma, París o Lisboa, sino que las postas nacionales comunicaban la mayoría de las ciudades de la Península. Con este tráfico de viajeros se intensificó la vida social y cortesana. Y el comercio. Las ciudades crecieron. Tanto que cuando Felipe II trasladó su Corte a Valladolid le hizo un flaco favor a la capital, que se paralizó. Después, al reinstalarla de nuevo en Madrid, atrajo a miles de personas procedentes de todas partes, sobre todo del norte peninsular, y aumentaron las zonas comerciales en el centro. La capital empieza a tener atascos. Según algunos autores, entre 1636 y 1638 el número de carruajes que circulaban por la Corte llegaba a novecientos. Y empieza a haber legislaciones y prohibiciones. Algunas de ellas resultan muy curiosas. En 1604 se regula el uso de sillas de mano. En 1611 se aprueba la pragmática que sanciona a las prostitutas que viajen en coche de ciudad, carroza, litera o silla de mano. Las multas oscilan desde los cuatro años de destierro hasta la vergüenza pública. Este tipo de castigo consistía en mostrar al inculpado en una plaza pública ante la vista del vecindario. No sabemos si en pelota picada o no. También en 1611 entra en vigor la nueva ley que permite a las mujeres circu-

lar en coches propios si van descubiertas. La revolucionaria norma autoriza además a las damas a que puedan llevar en los coches a sus maridos y familia. Se prohíbe, en cambio, la circulación en carruajes de alquiler. Las multas por incumplir la ley son muy duras y contemplan la posibilidad de la pérdida del mismo. En 1613, el aumento de la población y el crecimiento desproporcionado de la capital provoca un aumento de la suciedad en las calles. A más carrozas, más caballos y boñigas. El nuevo Pregón General de la Villa regula la actividad de los diferentes oficios para mejorar la higiene pública. La mayoría de las calles siguen aún sin pavimentar y es necesario adoquinar las calzadas. En 1625 el marqués de Toral circula por el centro de la Villa y Corte con un coche de caballos con cuatro vidrios en las ventanas. Al parecer la expectación fue tan grande que muchos madrileños acompañaron al carruaje por las calles para no olvidar este acontecimiento histórico.

Vehículos de transporte

Estos son algunos de los vehículos más conocidos y que desde el siglo XV hasta principios del XX han trasladado viajeros de un lado a otro: galeras, coche de colleras, calesa, calesín, faetón, góndola, furlón… Y aún había más: diligencias, tartanas, birlochos, berlinas, tilburys... No sigo porque son muchísimos. Algunos de aquellos transportes podían llevar dieciocho asientos. Un microbús actual, más o menos.

Taxis actuales

Ahora que ya conocemos varias acepciones de la palabra taxi, incluyendo a la familia Thurn und Taxis, hay que decir que no solo la palabra taxi es conocida universalmente sino que el color amarillo que en su día escogieron para sus servicios de postas y carruajes se ha ido conservando en muchas ciudades. Por ejemplo, en Nueva York. El primer taxi amarillo circuló por la gran urbe el 1 de octubre de 1907. Y el dueño y fundador de la Yellow Cab Company fue John Herz, hijo de emigrantes es-


lovacos que llegaron a EE. UU. allá por 1880. También son amarillos los taxis en Asunción, la capital de Paraguay. En Barcelona, desde 1929, llevan los colores negro y amarillo. En Delhi (India), los rickshaws son unas motos pintadas vistosamente y que se desplazan perfectamente junto a otros taxis y coches entre el tráfico tremendo de la ciudad. En México DF los taxis son Volkswagen, los míticos «bochos» pintados de verde y blanco. Llegaron a circular más de 60.000. La alta contaminación hizo que se fueran retirando poco a poco. En Tokio los taxis van muy decorados en su interior, con reposacabezas de encaje, puerta que se abre automáticamente y un taxista con guantes blancos y vestido impecablemente. Toda una experiencia subir a uno. También es una experiencia, que incluso puede llegar a ser dramática, cuando te dicen el importe del servicio.

ellos modelos norteamericanos de los años cincuenta del siglo pasado. Se conocen popularmente como almendrones y sus propietarios han logrado, a base de ingenio y por la falta de repuestos, que sean auténticos museos sobre cuatro ruedas. En Venecia los taxis son góndolas y, en Londres, tradicionalmente han sido de color negro. Los hackney carriage, preciosos y carísimos. Los taxis en Madrid empezaron a circular en 1909 y eran solamente diez vehículos. A diferencia de los coches de caballos de alquiler que cobraban por horas o por carreras, la mayoría de los taxis ya llevaban taxímetro y cobraban por distancias. Por ejemplo, Para una o dos personas los primeros 800 metros costaban 1,25 pesetas y cada 490 metros más o fracción, 0,20. Si en vez de dos eran cuatro los viajeros, los primeros 400 metros o fracción 1,25 pesetas y cada 200 metros más o fracción 0,20. Por tiempo de espera el importe iba de

En El Cairo, aunque hay taxis modernos, los clásicos van pintados de blanco y negro y no tienen taxímetro. Antes de subir hay que negociar el precio y después, ya puestos de acuerdo viajero y chófer, iniciar una alucinante carrera entre autobuses, camiones y otros vehículos que despiden humo a mansalva y borriquillos cargados a tope trotando en medio de un tráfico alucinante y con semáforos que nadie respeta. En La Habana, nadie se imagina viajar por su casco histórico, declarado Patrimonio de la Humanidad, sin cruzarse con sus legendarios taxis antiguos, la mayoría de

5céntimos por minuto a 3 pesetas por hora. En 1918 el Reglamento de vehículos dio el plazo de un año para que todos los vehículos de alquiler llevaran taxímetros. Por aquellas fechas en Madrid circulaban trescientos taxis. En los años treinta ya eran 3.300 las licencias. Los primeros taxis eran vehículos Bouton, Berlier y Citroen (popularmente llamados patos) y luego llegaron los Ford y los Hispano Suiza. Con la Guerra Civil casi desapareció el sector del taxi. Hacia 1940 comenzaron a circular los taxis de gasógeno, un gas que se obtenía por combustión del carbón y

que sustituyó a la gasolina en más de seiscientos vehículos. Luego llegaron los Fiat 1100, que la gente llamaba «piojos verdes» por su color. En los años cincuenta había 3.500 taxis y en la década de los sesenta, 6.000. ¿Y en cuanto a colores? Pues a finales del siglo XIX los carruajes de caballos tenían obligación de llevar la «licencia pintada de azul en los faroles y de amarillo las testeras de las carretelas». Más tarde fueron azul oscuro y con las ruedas pintadas de rojo. En los años veinte había varias empresas que gestionaban el sector y hubo taxis amarillos, verdes, rojo cereza… Allá por los cincuenta eran negros por arriba, azul oscuro en la parte inferior y con una raya roja en medio. Los microtaxis la llevaban amarilla. En 1980 el Ayuntamiento aprobó que fueran blancos con una franja roja en las puertas delanteras, que son los actuales. Y no tengo ni idea de los demás vehículos para transporte de viajeros que hoy circulan por Madrid. Una cuestión que dejo para otro día porque creo que hay bochinche con el asunto. ¡Ah! Y esto sí es un cotilleo. El joven de la última foto es Albert Maria Lamoral Miguel Johannes Gabriel von Thurn und Taxis, el duodécimo príncipe de la casa de Thurn und Taxis y uno de los jóvenes herederos más ricos del mundo mundial. No os podéis imaginar el pastón que tiene el muchachuelo. ¡Yo no le saco parecido con su tatatatatatara…abuelo Francesco! ¿Y vosotros? Ana Aranda Dedicado a mi amigo Juan Barrado 13


Gracias, Philippe Este año hemos tenido que decir adiós a otro amigo, Philippe Reynaud, uno de los miembros más antiguos de nuestra Asociación. A la salida del pequeño y emotivo homenaje que le rendimos un grupo de personas de su entorno, se me acercó una socia que se ha incorporado hace poco a Chozas y me dijo «¡Cómo me hubiera gustado conocerlo!». Sí, en aquel homenaje había salido a la luz la persona, Philippe, su singular sentido del humor, su solidaridad, su entereza ante la enfermedad, su amor a la naturaleza y, en definitiva, su amor a la vida que demostró a través de la forma que eligió para morir. Y sí, todos nos sentimos privilegiados de haber formado parte, en mayor o menor medida, de la vida de Philippe, de que nos invitara a sus fiestas, de que nos descubriera nuevos mundos culinarios y de compartir con él excursiones en bici y largos paseos por el campo. Nunca te olvidaremos. Mako

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1917: el Sr. Mutt, Picasso y Alfonso XIII

T

¿Qué pasaba en el arte y en el mundo hace un siglo? ermina 2017 y es buen momento para recordar cosas que ocurrieron justo un siglo antes: las muertes de Rodin y Degas, el

nacimiento de Gloria Fuertes, la publicación de Platero y yo de Juan Ramón Jiménez y de Poesías completas de Antonio Machado…

Hace unos días conocí a un hombre que cumplía 100 años. Me impresionó mucho su lucidez y serenidad. Su mirada venía de lejos, era limpia y directa, de niño. Hablaba suave y despacio, como si su interior fuera silencioso y lento, en contraste con el ajetreo de la fiesta que se celebraba en su honor. Hablaba de su niñez, de un convite de cumpleaños en el que su abuelo le regaló un caballito de madera que él mismo había construido. Al contarlo, le chispeaban los ojos y su voz era cantarina y alegre. No parecía darse cuenta de lo lejos que quedaba todo aquello. Mientras escuchábamos sus anécdotas y las cancioncillas con las que las ilustraba, una de sus bisnietas más pequeñas jugaba a amontonar objetos en difícil equilibrio, los soltaba y observaba divertida cómo caían al suelo desordenados. De pronto, dos de esos objetos encontraron acomodo el uno en el otro, se mantuvieron en armonía y no cayeron. La niña, sorprendida, esperó unos instantes y viendo que no llegaba el desenlace esperado, los tiró de un manotazo y aplaudió alborozada al verlos caer.

Y recordamos que fue en 1917 cuando Marcel Duchamp presentó Fountain en una exposición organizada por la Sociedad de Artistas Independientes de Nueva York. La obra era un urinario que compró en los almacenes Mott cuando paseaba con dos amigos. Y lo firmó con el nombre de R. Mutt, como el personaje de una tira cómica que se publicaba en el San Francisco Cronicle, un tipo codicioso y timador; lo

Aplaudimos también los demás, sintiendo muchas ganas de participar en ese juego con objetos cotidianos, de disfrutar de lo inesperado, de emocionarnos con la sorpresa, de sentir el placer de la creación, de dejar actuar al azar… —Esta niña es toda una artista dadá —dijo alguien riendo.

que eran, según Duchamp, los coleccionistas, galeristas y marchantes. La obra provocó un escándalo considerable, tal y como él esperaba, y no pudo retirarse de la muestra porque las reglas, redactadas entre otros por el propio Duchamp, dejaban claro que todas las obras presentadas serían admitidas y expuestas,

Izq.: Marcel Duchamp, Fountain. 1917 (pieza original perdida). Dcha.: Marcel Duchamp ante uno de sus ready-made.

En 1917 Duchamp presentó Fountain, escándalo que supuso una revolución en el concepto de arte.

pero fue colocada en un rincón escondido. El original se ha perdido y Duchamp «hizo» quince más que están repartidos por el mundo. Al elegir este objeto, evidentemente, no le guiaba un criterio estético, sino una buscada indiferencia visual sin planteamientos de buen o mal gusto. Fue considerada una provocación, una gamberrada, una falta de respeto y una salida de tono y, cien años después, sigue escandalizando. Esta obra supuso una revolución en el concepto de arte que aún está vigente. Con ella, Duchamp cuestiona qué es arte, quién es artista y concede la posibilidad de expresión a cualquier persona, posea o no habilidades con el pincel o el cincel. Fountain es un paso más en la libertad y la democratización del arte, inicia el arte conceptual y se carga de un plumazo la divinidad del arte y de los artistas, que pasan a ser simples mortales con preocupaciones y emociones que compartir con sus pares. Un objeto industrial, vulgar, fabri15


Así comienza el tercer tomo de la biografía de Picasso escrita por John Richardson y titulado The Triumphant Years (Los años triunfales). Antes del viaje, el pintor estaba abatido por la guerra, por el distanciamiento de Braque al alistarse este en el ejército francés, por la ruptura de su compromiso con la pintora francesa Irène Lagut, por la todavía reciente muerte de Eva Gouel, su gran amor fallecida de tuberculosis a los 30 años…

cogida en los periódicos con numerosos artículos, y coincidió con una importante exposición de arte francés en el Palau de Belles Arts y otras en las emblemáticas Galerias Dalmau y Laietanas. Este periodo barcelonés de Picasso es muy interesante porque se trata de un momento de búsqueda de nuevas soluciones técnicas y nuevos caminos estéticos, una lucha por no sentirse prisionero de ningún estilo, y alterna el cubismo, que se le empieza a agotar, y el clasicismo que redescubre en Italia. En Barcelona, dibujó y pintó a su ritmo frenético habitual retratos de Olga, arlequines, bodegones… y dejó todas las obras que realizó en la casa familiar, no pudo llevárselas a una Francia en plena guerra, por ser consideradas artículos de lujo. Inconveniente práctico derivado de la situación política que vivía el mundo. En Rusia, ese año, abdicó el zar Nicolás II y se creó la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, era la Revolución de octubre, la primera revolución comunista, con Lenin a la cabeza. Estados Unidos dejó de ser neutral y entró en la Gran Guerra tras varias provocaciones alemanas, lo que determinó el resultado final. Fue también el año de la «gripe española», que la guerra ayudó a expandir y

Italia fue un renacimiento. Poco después de su llegada a Roma, donde estaría tres meses, se enamoró de Olga Khokhlova, una bailarina ruso-ucraniana que pronto se convirtió en su musa, su esposa y la madre de su primer hijo. Y redescubrió el arte clásico, visitó museos y monumentos de la Antigüedad en Roma, en Nápoles y en Pompeya. En España estuvo entre junio y noviembre, no había vuelto desde que en 1904 se instaló en París. Llegó a Barcelona acompañando a los Ballets Rusos de Sergei Diaghilev y su llegada fue un acontecimiento cultural y social en la ciudad, re-

de la que los periódicos españoles fueron los primeros en hablar. En ese mismo año tuvo lugar la «crisis de reclutamiento» en Canadá, cuando se implantó el servicio militar obligatorio para no dejar de mandar soldados a Europa que ya no serían voluntarios. España, que fue neutral durante toda la guerra, también tuvo la casa revuelta ese año con la llamada Crisis de 1917. Surgieron problemas en tres frentes: con el ejército, por la creación de las Juntas de Defensa, que pedían mejoras en las condiciones de vida de los militares; con los trabajadores por la huelga general re-

Pablo Picasso. Decorado para el Ballet Parade del coreógrafo Léonide Massine, 1917 (17 m x 11 m).

cado en serie, se saca de su entorno y cometido habituales y pasa a ser un vehículo de expresión, una obra de arte que cuestiona y habla con quien la mira. Esta es una de las características del arte del siglo XX, la descontextualización. Según esto, Duchamp no es un gamberro, es un visionario. Los recuerdos dieron paso a las discusiones acaloradas sobre arte y gente sinvergüenza. La niña seguía disfrutando con sus efímeros ready-made, acompañada por varios colaboradores que se habían ido sumando a la propuesta y para los que el suelo del salón se quedaba pequeño. —Y Picasso… ¿qué hacía en 1917? —preguntó alguien que quizá pretendía que la conversación sobre arte no decayera o no acabara a puñetazos. Pues para Picasso fue un año movido. Hizo dos viajes importantes. Uno a Italia y otro a España. «Picasso había planificado su visita a Roma a principios de 1917 como un viaje de bodas, pero Irène Lagut, quien le había prometido casamiento, se arrepintió en el último momento. El viaje lo realizó entonces con Jean Cocteau. Ambos iban a colaborar con el director de los Ballets Rusos Sergei Diaghilev en la puesta en escena del ballet Parade, basado en música de Erik Satie». 16

El viaje a Italia fue todo un renacimiento para Picasso: se enamoró, encontró una nueva musa y redescubrió el arte clásico.


Pablo Picasso. Izq.: Arlequín y mujer con collar (1917). Centro: Retrato de Olga en el sillón (1917). Dcha.: Manola puntillista (1917).

volucionaria convocada por los sindicatos para exigir la mejora de las condiciones de vida que habían empeorado por la infla-

Joaquín Sorolla. Retrato del Rey Don Alfonso XIII con el uniforme de húsares (1907).

ción, la bajada de los salarios, el desempleo y el desabastecimiento; y con los regionalistas catalanes que convocaron la Asamblea de Parlamentarios para protestar por el cierre de las Cortes y para debatir sobre la organización territorial del Estado. El 14 de julio de 1917 el Daily Express publicó una entrevista con Alfonso XIII: «Otra complicación es el movimiento de Cataluña. Ciertos catalanes piden una especie de independencia y quieren que sus asuntos, sus intereses locales, sean gobernados en Barcelona. Mi Gobierno está dispuesto a discutir de un modo amistoso todas las peticiones formuladas de un modo legal. Deseamos, yo y mi Gobierno, ver a Cataluña y a Barcelona aún en mayor estado de prosperidad que ahora. Se propone el Gobierno dar satisfacción a cuantas peticiones parezcan justas y hacer ver el carácter poco razonable de otras».

Ha pasado un siglo. ¿De verdad ha pasado un siglo? ¡Qué poquito cunde, a veces, el tiempo! Alguien le pregunta al homenajeado si está contento. —Sí —responde mientras acaricia la cabecita de la pequeña artista Dadá—. Nunca pensé que fuera a vivir tanto. He tenido mucha suerte. Morir de viejo está bien, es lo natural. Estoy preocupado por la gente de México, un terremoto es como una guerra que nunca se puede ganar. Y por Cataluña. A mí eso de las banderas nunca me ha gustado. La gente se vuelve muy loca. Bueno, venga, vamos a soplar las velas. Cristina Minguillón

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Marina Mayoral: una amante de la literatura Perfil de una escritora contemporánea

M

arina Mayoral es una de las pocas escritoras que guarda aquel canon en el que se combinaban la docencia, la investigación y la escritura, sobre todo la escritura, su gran pasión sobre todas las demás. Como docente en la Universidad Complutense de Madrid desde 1976, dedicó la mayor parte de su tiempo a la literatura española del siglo XX; este siglo es suyo, es su tiempo, donde ella se siente más cómoda y desde el cual partió en su aprendizaje. Luego anduvo hacia atrás: desde lo que tenía más cercano, tanto en literatura como en arte, hasta lo que veía con más dificultad, pero nunca como un obstáculo: la literatura y el arte anterior. Sus alumnos, entre los que me encontré, la miraban con expectación, con esa rara fascinación que crea la «fama» y que ella detesta, porque no entiende que la valía de

cismo; las impresiones, las ideas de los alumnos... Eso era lo primordial. Su interés, ante todo, era que aprendiéramos a leer una obra, y lo más importante, a recibir el mensaje implícito que había en ellas. En este sentido, Marina Mayoral luchó como docente contra una lacra de nuestros días: la poca preparación literaria de los alumnos y, lo que es peor, el desinterés. Este problema le hizo ver la enseñanza en su última década como docente con mucho pesimismo, con la tristeza de ver cómo algo por lo que había luchado cada día se iba al garete. Pese a todo no desistió, cada día innovaba, inventaba una nueva fórmula para hacer entender a los alumnos lo que querían transmitir los libros y que ellos lo tomaran con ganas y lo aprovecharan. En definitiva, no transmitía otra cosa que su tremendo amor por la literatura.

una persona resida en la popularidad y en la capacidad económica de cada uno. Aun así, sus alumnos, una vez reposada ya esa fascinación, cuando aterrizaban de ese viaje absurdo, comprobaban que Marina era una persona normal, con talento, pero normal. En sus clases no primaba el academi-

La investigación es algo que, en palabras de Marina Mayoral, va ligado a la docencia; es inevitable. Sus estudios sobre la obra de Rosalía de Castro, que fueron su tesis doctoral, están considerados un hito. Eran los primeros que se hacían en España, además en un tiempo difícil en el que la inteligencia

Marina Mayoral ha luchado en su labor como docente contra una lacra de nuestros días: el desinterés de los alumnos.

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estaba vedada, constreñida, por el peso gris de la dictadura. Hoy día, esta obra de investigación sigue siendo una referencia para todos aquellos que se dedican al estudio de Rosalía de Castro. Pero sus investigaciones no se quedaron ahí. Un autor la llevaba a otros y, como la tierra, la que ella imagina, esa que tanto huele a Galicia en sus obras, le tiraba tanto, no dejó de profundizar en otros autores gallegos. Y como el siglo XIX la fascinaba, siguió y no paró de investigar otras figuras circundantes a aquellas grandes autoras. También hizo trabajos, quizá menores en cuanto a su extensión (no por su calidad), de los que sí existen amplios estudios de otros autores: Gustavo Adolfo


Bécquer, Leopoldo Alas Clarín... El sigloXX no iba a ser menos en su investigación: destacan amplios estudios sobre poesía española contemporánea, análisis de textos (poesía y prosa) contemporáneos, que no solo se quedan en esa labor investigadora, sino que constituyen en parte las bases metodológicas que empleaba en sus clases. A todo esto hay que sumar numerosos artículos sobre obras y autores de la literatura española. La labor que más ama, para la que nació, según sus propias palabras, es la de escritora. Marina Mayoral se dio a conocer como creadora en 1979 con su obra Cándida otra vez, novela premiada y por la que recibió bastantes elogios de la crítica. A esta obra le siguieron otras como Al otro lado, en 1980; La única libertad, de 1982; Contra muerte y amor, de 1985; Unha árbore, un adeus, de 1988; O reloxio da torre, de 1988 también; Chamabáse Luis, de 1989; Recóndita armonía, de 1994... Una producción extensa, en la que habría que incluir libros de relatos y sus últimas novelas como La sombra del ángel, de 2000; Deseos, de 2011; O anxo de Eva, de 2013 o El abrazo, de 2015. Con todas ellas Marina Mayoral obtuvo la aceptación de la crítica y un hueco en el panorama literario español. Su estilo, coinciden los críticos, es fácil de identificar: característico, incisivo... Pero sobre todo destaca algo en lo que todos coinciden: sentido del humor. Sus obras están cargadas de una fina ironía y un amplio sentido del humor que concede una gran vitalidad a la narración. Sin embargo, cuando le preguntabas a Marina por el sentido del humor en sus novelas, su gesto cam-

biaba, se tornaba triste. Para ella el sentido del humor es algo que solo sabe aplicar en la narración, no así en su vida. Todo aquello que le ha hecho llorar puede plasmarlo con ironía, con sentido del humor, como riéndose de sí misma en sus novelas, aunque luego, cuando vuelve sobre ello y no está escribiendo, le vuelva a doler, es inevitable; Marina se confiesa una sufridora. Marina tiene una faceta literaria y vital muy peculiar. Le gusta ser personaje de sus propias creaciones. En su obra se mezclan vida y ficción, algo que le gusta y que tampoco disgusta a los críticos ni al público. Los que la conocen bien apoyan a Marina, pero le recriminan el mucho tiempo que dedica a su obra y el poco, en ocasiones, que le dedica a la gente que quiere. Ella insiste, lo reconoce, cuando alguien falta se lamenta, sabe que podía haber estado más tiempo ahí; pero al final no puede, ama la literatura, «es su religión», dicen algunos. Ella también reconoce que su amor por la literatura es en ocasiones exagerado, una atracción inevitable. En definitiva, una oportunidad de ampliar la vida allá donde se entiende que no hay tiempo de llegar. Esta pasión la lleva en muchas ocasiones al pesimismo. En sus últimos años como docente, los alumnos llegaban a clase sin interés para lo que ella, con un entusiasmo sin límites, iba a explicar. Sus preguntas en ocasiones se convertían en un eco de sí misma y el fastidio se reflejaba

en su cara. Pero no desesperaba, lo intentaba de nuevo: «Bien, vamos a probar hoy otro método para la lectura de esta obra. Quiero que participéis, recordadlo...». En sus clases, cuando se encontraba ante esta situación y los cambios de método no daban resultado, recordaba al mito de Sísifo; pero no a una persona condenada a sufrir, sino a una enamorada de la literatura a la que no le importaba empujar cuantas veces hiciera falta la gran piedra montaña arriba para que algún día por lo que tanto luchaba fuese una realidad y no una falsa sonrisa de aceptación. Salía del aula; lentamente había recogido sus papeles, los guardaba en una bolsa de colores llamativos y echaba a andar. Marina tiene un paso firme, cadencioso... Mientras, en el aula, sus alumnos se quedaban comentando la clase mientras recogían. Algunos comentaban con resignación que les encantaba la asignatura pero que no llegaban, que no entendían qué era lo que les pedía. Otros temían el día del examen y exclamaban, también resignados: «¡Nos vemos en septiembre, seguro!». Ya fuera del aula Marina regresaba a su despacho. Pasaba poco tiempo en él, por lo que comentaban los bedeles. Paseaba por la universidad, le gustaba estar en la biblioteca, seguir trabajando allí. Tuve la oportunidad de charlar con ella y fue muy agradable. Marina Mayoral es una persona tranquila, irradia una gran serenidad. Con frecuencia se esponjaba el pelo con gestos lentos. Pese a su altura, no es una persona de movimientos torpes. Amable, siempre invitaba al que solicitaba su presencia a sentarse para hablar largo y tendido. Su tono de voz puede embaucar; conserva un mínimo deje gallego que parece cultivar, sobre todo en los finales de sus frases. En cuanto a su interior, el único indicio que tienen los que la rodean son sus novelas… Marina es una persona que gusta de ser personaje, siempre que se lleve con moderación. No tienes que mostrar ciertos sentimientos de miedo e inseguridad, suele afirmar, para qué. No le gusta ser víctima. Su vida personal, dicen, es un baúl bien cerrado y la llave solo la tienen ella y unos pocos elegidos. Lectores, 19


antiguos compañeros de trabajo, alumnos y demás quedan inevitablemente remitidos a sus novelas, recinto al cual huyen a carcajadas los vientos de su propia caja de Pandora, decía. Le gusta cultivar un cierto misterio. Pese a que no se escondía ante desconocidos, nunca terminaba la primera frase con la que te contestaba, retomaba y volvía a formular el enunciado, por si acaso. ¿Escepticismo? Algunos pensarán que, como es gallega, no hay duda. Pero si lo oyera ella, no le sentaría nada bien: rehúye los tópicos, considera que son lugares estancos, vacíos, aunque en algunos casos puedan ser reveladores. De su tierra lo que más admira, lo que verdaderamente le atrae, es el mar. Marina siempre quiso vivir cerca del mar, quiere esperar la muerte mirándolo. Por eso no dudó en gastar sus ahorros en una

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casona construida sobre un acantilado. Desde allí puede mirar el mar y olvidarse del tiempo. Este espacio lo recreó en una de sus novelas, La sombra del ángel, en la que disfrutó también siendo personaje. Otros lugares a los que también vuelve Marina son Mondoñedo, Lugo, Santiago de Compostela... Los reunió hace tiempo en algo que llama en gallego «Bretema», un espacio nebuloso donde le gusta pasear, indagar, no dejar de preguntarse por qué. El otro espacio donde pasa la mayor parte del tiempo es Madrid. No le disgusta la gran ciudad. En ella ha creado sus propios espacios: la universidad, su casa, las bibliotecas, los paseos... donde se siente a gusto, sin ataduras y con algo que valora sobre todas las cosas: el anonimato. La gran ciudad le ofrece esa posibilidad. Pasear sin que la saluden cuantas personas se cruza

en la calle, cosa que no logra en Mondoñedo, donde todos tienen referencias suyas. La conocen por lo que era y por lo que es, y en ocasiones, piensa Marina, eso es muy cruel. Los habitantes de Mondoñedo la ven pasear, caminar tranquila entre las fuentes, siempre dirigiéndose al mar. Siempre manteniendo esa sonrisa, como pensando que ya va a llegar a él. Lo busca allá donde esté; si hay montañas quiere subir a ellas, no las soporta, necesita un horizonte. Si está en Castilla, queda fascinada por esa llanura que tanto se parece al mar y cuando está en Madrid, lo recrea en sus novelas y lo añora cuando deja vagar la mente unos instantes. Escribe en gallego y en castellano. Muchas de sus obras están escritas en las dos lenguas. Cuando se trata de traducir una de sus obras, los editores saben que no tienen que mostrarse impacientes; Marina traduce sus novelas porque cuando lo han hecho otros no se ha reconocido al leerlas y eso la inquietaba. Si algo valora Marina es su literatura, entre otras muchas cosas; pero el amor por la literatura es una constante, casi una religión. Marina fue mi profesora de Literatura española del siglo XX en la Universidad Complutense de Madrid y me hizo, junto a otros muchos profesores previos en el colegio y en el instituto, ser otro amante de la literatura. Ojalá estas cadenas no se rompan nunca y este amor se siga contagiando. Os invito a conocer su obra. José Bernardo Luna Recuero


El Rastrillo de Soto

Más de un año fomentando la reutilización

E

l pasado mes de mayo el Rastrillo de Soto cumplió su primer año de vida. Esta actividad, organizada por Amigos de la Tierra y la Asociación Cultural Chozas de la Sierra, tiene la finalidad de fomentar la reutilización de productos y objetos para ofrecerles una nueva vida antes de ser reciclados o depositados en el punto limpio. Cada vez somos más conscientes de la importancia de las cinco erres: reducir, reciclar, reutilizar, reparar y responsabilidad: • Reducir nuestro consumo a tasas racionales para no tener que reciclar después, porque todo lo producido tiene altos costes medioambientales a los que hay que sumar los derivados del reciclado posterior, que no nos sale gratis. • Reciclar para recuperar materiales que pueden volver a usarse y evitar nueva extracción de materias primas y degradación de la tierra. • Reutilizar para alargar la vida de los productos y también cambiar nuestros hábitos consumistas. • Reparar para minimizar los impactos productivos nuevos, consumidores voraces de energía y emisiones de gases de efecto invernadero. • Responsabilidad, tanto de los ciudadanos como de las administraciones, para cambiar nuestras malas prácticas de consumo y eliminación que hasta ahora desarrollamos de forma irresponsable. Debemos añadir a nuestra lengua este nuevo verbo: «notirar» y aprender que sus sinónimos son los arriba descritos. El Rastrillo de Soto cumple la función de reutilización. Participar en el Rastrillo es hacerse más consciente de que muchísimos productos y objetos que a nosotros ya no nos sirven pueden seguir usándolos otras personas y también nos hace reflexionar

sobre la ingente cantidad de productos y objetos que compramos y acumulamos, que es excesiva la mayoría de las veces. Tirar productos en buen estado de conservación y funcionamiento se puede evitar en un primer momento vendiéndolos de segunda mano en el Rastrillo, a precios simbólicos, y de esa manera alguien puede alargar la vida de esa prenda, juguete, decorativo, calzado, pequeño electrodoméstico, etc. La crítica situación del planeta nos exige erradicar la economía lineal de comprar, usar y tirar y fomentar la economía circular con las famosas erres para conseguir tener un mundo más limpio y sostenible. Participar en el Rastrillo de Soto es muy sencillo. En esta página web: http://chozasdelasierra.org/el-rastrillo-de-soto/ puedes ver las bases para participar y poder vender tus objetos y productos que pensabas reciclar. En esa misma página verás los datos que tienes que enviar a este e-mail: elrastrillodesoto@gmail.com Una vez que obtienes el registro, ya puedes ir a vender cualquier primer domingo de mes sin más requisitos. El Rastrillo se ubica en el parque de Los Morales todos los primeros domingos de mes de 10 a 15 h, aunque puede trasladarse al siguiente domingo si no se puede celebrar por lluvia. Espero que en algún momento os animéis a participar como vendedores o compradores, porque además es una actividad lúdica y social muy agradable. Besos y abrazos. José A. Neila Amigos de la Tierra Madrid Asoc. Cultural Chozas de la Sierra

El Fogó ón de Ch hozas ozas Restaurante de comida para llevar

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Sopa de letras Gloria Fuertes

A O R S O L P H I L A R I O M M C

U ROR N P A C C C LO SN RC P I TO OCM L PO CO E L A C L Á LO I S I L N A X I E L T B SOOR PO P Í A R I A O F E T AM E L

A I D O P I T I L I C A C AN O TO LOC E S C T T C A E P S BU R Í G A P R E N R N A C AM E LO A

P C D E D N O O H I R I F I C L B

I A E U E T E F U L B D E Q H C P

O P I L CU LM L I I L P I I N ND LO U J AO D E U E I M HO I T

Í O B L P A Í R L ON T T A A LO S BMA A A R A R A T S E AUU O P A R I C T A A E N E R AO U R R

S T D O N O S I T O O C A L O C A

T O T I G A S P A R A P I R U L Í

PERSONAJES DE OBRAS DE GLORIA FUERTES

AURORA

BALTASARA

BRÍGIDA

BURBUJA

CALIXTO

CAMELLO

CANDELITA

CHIMENEO

CHUNDARATA

CLOTILDE

COCOLOCO

COLETAS

COLIBRÍ

DONOSITO

ENRIQUETA

ESCOFINA

FEDERICA

GASPARA

HILARIO

LÍO

MARIANA

MARSUPIANA

MELCHORA

MOFETA

MONTO

NICOLÁS

OCA LOCA

PACO PICA

PATO

PELINES

PICATOSTE

PILLO

PIOPÍO

PIRULÍ

PITO

PITURRA

PLUMILINDO

POCOLOCO

SOL

TONTILLO Pasatiempo elaborado por Mako

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Editorial

Queremos hablar del tren

D

esde la Asociación cultural Chozas de la Sierra en esta ocasión queremos hablar del tren. Y antes de que nadie dé un respingo, que siga leyendo. Siempre desde esta entidad hemos defendido valores como la protección del medio ambiente, la eficiencia energética y la gestión sostenible de los residuos, entre otros, y por ello en esta ocasión y desde una perspectiva transversal, término ahora muy de moda que todos predican pero que nadie pone en práctica, queremos dar nuestra visión y hablar del tren, ese que nunca termina de llegar.

nos de Soto y los pueblos limítrofes no debemos seguir esperando a que alguien en algún despacho solucione nuestra demanda; debemos exigir que se cumpla lo prometido y movilizarnos para conseguirlo.

Se trata de una demanda de interés general y por ello mismo debemos pelearla. La solución a los atascos que se producen día sí y día también no está en habilitar nuevos carriles de carretera, sino en ampliar la red de transporte público y hacerla eficiente y de calidad (para ello, esta estrategia deberá incluir también los aparcamientos «disuasorios» y las conexiones de Existe un consenso bastante amplio entre todos los autobús correspondientes). Más carreteras engullen vecinos de Soto sobre los enormes beneficios y la ne- más y más coches, solucionan el problema hoy pero cesidad de la llegada del tren de cercanías a nuestro lo agravan mañana. pueblo dentro del plan de extensión de la línea de ColSolo estamos exigiendo algo que ha sido presupuesmenar Viejo; sin embargo, no entendemos cómo esta opinión generalizada no se traduce en una petición tado, aprobado y prometido, ¿por qué cuesta tanto unánime. Parece como si todos los asuntos de nuestras conseguirlo? Quizá esté faltando que la ciudadanía vidas los tuviésemos que dejar en manos de los políti- que lo demanda lo diga un poco más alto y unida cos y, si nos parece oportuno, cada cuatro años les ti- como una sola voz para que llegue bien alto y sin firamos de las orejas retirándoles el voto o les damos la suras a ese Ministerio que, hasta el momento, no ha palmadita en la espalda votándolos de nuevo. Sin em- querido escuchar. bargo, hay asuntos en los que la demanda de la ciuAquí hacen falta vías, vías de tren: dos raíles unidos dadanía debe ir en bloque, debe ser de todos y no delegarse. por traviesas, no más contaminación ni más tiempo perdido en atascos eternos. El tren es un tema de todos, del pueblo entero, y con tanto consenso entre los vecinos sobre la necesidad de su llegada, quizá deberíamos empezar a mo¡Queremos que el tren llegue a Soto ya! vernos para reclamar lo que está aprobado y prometido. Esto no quiere decir que nuestros representantes no lo hagan, que también, sino que nosotros los veci-

La Gaceta de Chozas quiere ser un medio de difusión de cultura pero también de todo tipo de inquietudes sociales, medioambientales, etc. Por eso nuestras páginas están abiertas a cualquier vecino que quiera participar en este proyecto, así que no lo dudes, si tienes algo que decir, ¡escríbenos un correo a gaceta@chozasdelasierra.org y cuéntanoslo, en forma de artículo, carta a la redacción, o lo que se te ocurra!

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Entre pucheros

Galletas navideñas de jengibre Ingredientes: 260 g de harina, 150 g de mantequilla, 100 g de azúcar moreno, 5 g de bicarbonato, 1 cucharadita de canela en polvo, 1 cucharadita de jengibre en polvo, 1 huevo, sal. Para decorar (opcional): 1 clara de huevo, 100 g azúcar glas, zumo de medio limón, chocolate de cobertura, colorante alimentario. Elaboración: En un bol, mezcla la harina tamizada, el azúcar moreno, el bicarbonato, la canela, el jengibre y una pizca de sal. Bate el huevo y añádelo a la mezcla. Después, agrega la mantequilla a punto de pomada y mezcla hasta tener una masa homógenea. Espolvorea un poco de harina en una superficie lisa y coloca la masa encima. Estírala con un rodillo hasta tener medio centímetro de espesor. Corta la masa con moldes con motivos navideños y colócalos sobre una bandeja forrada con papel de horno. Esto se mete en el horno precalentado a 180 ºC durante 15-20 minutos, hasta que las galletas estén doradas. Luego se sacan y se dejan enfriar antes de servir.

Si quieres decorar las galletas, bate la clara a punto de nieve y añade poco a poco el azúcar glas y unas gotas de zumo de limón. Añade colorante alimentario (opcional). Funde el chocolate al baño maría sin dejar de remover. Cuando las galletas estén frías, decora con el chocolate y el glaseado. Ojo: las galletas salen blandas del horno, pero cuando se enfrían, quedan crujientes. Por eso conviene colocarlas sobre una rejilla para que se enfríen por completo.




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