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LOS PRIMEROS CIEN AÑOS DEL MUNICIPIO

componen y que permiten identificarlos como una población particular con una forma de ser propia dada a partir de la relación con los espacios, las celebraciones y la cotidianidad y diferenciarlos de otras territorialidades del municipio de Itagüí.

Desde el siglo XIX, las agendas administrativas locales expidieron decretos, acuerdos y otras legislaciones sobre higiene, ornato y manejo de aguas, recursos forestales y contaminación.

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Los movimientos de migración y emigración que se dieron en el transcurso del siglo XIX, en esta zona sur, tienen que ver con la salida de muchos habitantes de Itagüí y Envigado para la colonización de Amagá, Fredonia y Heliconia como ya se señaló. Por otro lado, coincide con la llegada a Itagüí de numerosos pobladores, sobre todo de indígenas de La Estrella, probablemente acosados por los colonos blancos y mestizos, que fueron despojados de sus tierras de resguardo (que se ofrecían en remate a sumas irrisorias para la época) y prefirieron empadronarse junto con su familia en una parroquia cuya reciente erección podría ofrecerles ventajas en cuanto a otros prospectos de trabajo o la protección de la Iglesia (Hoyos y Molina, 1994:82). Desde la década de 1910, vecinos de Itagüí habían constituido juntas cívicas locales de carácter privado24, que

24. ´Los señores Cipriano Morales, Ricardo y Juan Rodríguez, Jesús María Escobar y otros, constituyeron una sociedad de hecho para darle luz a Itagüí y para ello, adquirieron una planta con todos los accesorios llegando la energía eléctrica a Itagüí en 1923.

pretendían hermosear las calles y frentes de las casas con sus recomendaciones, las cuales no tuvieron una presencia decisiva en las decisiones políticas. En 1930 un grupo de vecinos conformaron una nueva junta para la celebración del centenario del municipio, constituida el 8 de febrero de 1931. El 24 de diciembre de 1931 se celebró el primer aniversario de la creación de Itagüí, se remodeló el parque principal, se inauguró el primer acueducto municipal, un puente en concreto sobre la quebrada Doña María para pasar al barrio El Rosario, que sustituyó uno de madera y techo que existía desde hacía muchos años.

Esta misma junta declaró y aprobó la formación de la Sociedad de Mejoras Públicas de Itagüí (S.M.P.I.) y se colocó una placa en los paredones del Café Brasil dándole a la carrera 50ª, antes “calle arriba” el nombre de Los Fundadores.

Avenida de Los Libertadores 1930 Fotografía Hugo Mejía

El servicio solo se prestaba a pocas casas del centro, a la iglesia y a la casa consistorial. En 1925 el municipio la compró, se ampliaron más sus instalaciones y se extendió el servicio a los barrios Guayabal, Calle Negra, El Rincón y el Tablazo´ (Agudelo, 2001:48).

La Sociedad de Mejoras Públicas de Itagüí, estuvo conformada en su junta directiva por Luis A. Mejía, Germán Vélez, Guillermo Escobar, María Bernal y Rosa Mejía (S.M.P.I. 1931). En el desarrollo y construcción del Municipio como ciudad, la Sociedad de Mejoras Públicas de Itagüí (S.M.P.I) ha estado presente en la conformación y equipamiento urbano.

Comenzaron estos vecinos a intervenir directamente en el desarrollo local. Desde 1929 se presentó el plano del Itagüí Futuro bajo la colaboración de las Sociedades de Mejoras Públicas de Medellín y de Itagüí. Dicho plano disponía que los aspectos como la construcción de calles y casas, los trabajos en la plaza y la arborización se sometieran a diseño; sin embargo, no siempre se cumplió e inclusive se incluyeron trazados que no estaban en el plano. La persona a que más le interesó el progreso de Itagüí, fue don Luis Mejía A., quien dedicó su larga existencia al civismo. Estuvo presente en todos los acontecimientos relacionados con el ornato, embellecimiento, civismo, moral y bienestar de sus gentes25 y las buenas costumbres de Itagüí. Como patrimonio material, dejó las instalaciones de la escuela de arte Eladio Vélez V., dirigida por Ligia Pimienta E., sucesora de Don Luis Mejía A. en la Sociedad de Mejoras Públicas de Itagüí, que él creó y dirigió por muchos años.

La presencia de la Sociedad de Mejoras Públicas en Itagüí fue vital, sus miembros, movidos por sus intereses personales, logran a través de su actividad, crear un nuevo sentido de pertenencia asociado a conceptos de modernidad, urbanización, industrialización, planificación, regulación, participación. Además consiguieron convocar a diferentes

25. En solicitud de los servicios más indispensables como lo fue el acueducto, que gracias a él se consiguió para el pueblo, así como el primer alcantarillado y aprovechando la presencia de su hermano Rubén Mejía A., cuando era Personero en 1936, se logró el servicio de energía por parte de las Empresas Públicas, para toda el área del Municipio.

estamentos para que participaran de una u otra manera en la construcción ideal del territorio y en ese sentido imprimirle un nuevo ritmo a la política local.

Suministrar agua potable no fue una función directa del alcalde o del Concejo, estos sólo vigilaban y regulaban los derechos de los vecinos sobre el suministro. La construcción de acequias, acueductos y alcantarillados corría por cuenta y riesgo de los vecinos por lo menos hasta la década de 1920, el Municipio cobraba la “paja de agua” o el derecho de su suministro y atendía a los edificios públicos. Las obras estuvieron jalonadas más por la S.M.P.I., que por los mismos gobernantes, quienes muchas veces aceptaban las sugerencias y exigencias de la Sociedad sin réplica.

La abierta participación de la S.M.P.I. en conflictos y decisiones políticas, así como la marcada tendencia liberal impresa por sus miembros, la convirtió en la abanderada del “progreso”. Sus continuas proposiciones, recomendaciones y exigencias a la Administración Municipal beneficiaron a sus miembros.

El ideario de la S.M.P.I. permitió que durante algunas décadas Itagüí fuera una ciudad para la gente, hecha a escala humana, con calles arborizadas, espacios públicos acogedores y un sinfín de parajes naturales que permitían el esparcimiento y el reposo. Sus continuas campañas de aseo, orden moral y material, educativas y culturales, construcción de vías, puentes y parques, si bien no fueron efectivas muchas de ellas, permitieron atenuar el impacto urbanizador, cuya transformación no golpeó súbitamente a sus habitantes.

La S.M.P.I. intervino en más de una ocasión en asuntos morales. Algunas reuniones sólo tenían como tema el problema de la moralidad. En sus primeros años llamó la atención sobre la educación de los niños y luego empezó a emitir juicios sobre la vida pública y moral de los habitantes. El consumo de bebidas embriagantes fue generalizado, aunque no siempre castigado debido, en parte, al relajamiento

moral y en parte a la dificultad de castigar a los infractores en el momento de sus bacanales, por ser una región de grandes campos sin policías para vigilar. El conocimiento de esta alquimia espirituosa generó un ambiente permisivo que cohesionó y subsanó la distancia física de los habitantes de Itagüí. No era rara la convivencia de los diferentes grupos étnicos presentes en el territorio (blancos, mulatos, mestizos y negros). Ni los nobles estaban distanciados físicamente de los estratos inferiores.

La Sociedad participaba de la organización de toda diversión familiar local, aunque no lograba controlar los excesos ni calculaba sus efectos. Programó actividades futbolísticas, baloncesto, natación y eventos musicales y teatrales. En el orden académico fue la abanderada de la cultura desde el inicio de sus actividades. “Veladas poéticas”, la celebración de días cívicos, día de la madre, día de los niños, del deporte, del maestro, de conferencias y proyecciones que hicieron parte junto con la intervención en la construcción de la ciudad y la ordenación de la moralidad, de sus funciones y realizaciones. En los años siguientes la S.M.P.I., participó en muchas actividades al menos hasta los años 50.

Frente a las circunstancias sociales y educativas en las que se encontraba el municipio para los años 40 el acaudalado y filántropo Diego Echavarría Misas, vecino de Itagüí, decidió aportar al progreso civil de la municipalidad mediante la fundación de una biblioteca al considerar que la ´educación y el estudio eran primordiales para lograr la libertad de pensamiento y mayor responsabilidad´. Hizo un primer intento de fundar una biblioteca, acondicionando el quiosco ubicado en el parque principal, intención que no pudo realizarse ante la oposición de la Iglesia y del Concejo municipal. Pasados los años fue demolido por orden de un Consejo Administrativo en el año de 1952, ya que según ciertos concejales ´no presta ningún servicio al Municipio, no es ningún monumento a la arquitectura y ni siquiera se le mantiene en buen estado´ (Asociación de ex-alumnos, 1986:84).

Oficialmente la biblioteca se inauguró el 13 de mayo de 1945, obra costeada por el propio bolsillo de Diego Echavarría. Inició desde entonces la ardua tarea de infundir el amor al estudio a todas las clases sociales de la población, un espacio en el que era posible acceder a los libros, la buena música, el teatro y las artes plásticas. Se desarrollan muchas actividades educativas y culturales: exposiciones, foros, efemérides, fiestas cívicas y conferencias dominicales (Correa y Rúa, 2014:20). Echavarría traía, afirma Carlos Mario Posada, poetas de afuera, escritores, conferencistas, conciertos, empieza a hacer talleres artísticos, ahí estuvo Emiro Botero y otras personas enseñando pintura por ejemplo, otras personas enseñando música, y algunas actividades que desarrollaban dentro de la Biblioteca para promover algunas artes´ (Entrevista).

La Biblioteca de Itagüí, fue quizá la primera entidad de esa naturaleza que comenzó a revaluar el concepto de que la biblioteca no debía ser, únicamente, un lugar de lectura sino una verdadera casa para la recreación del espíritu. El objetivo era atender el mayor número de usuarios mediante cursos de promoción de lectura, conferencias, conciertos, y recitales entre otras actividades lúdicas y educativas. Su interés intelectual y su deseo de involucrar a la gente en el conocimiento académico, llevaron a instituir el premio cívico Diego Echavarría durante muchos años.

Biblioteca de Itagüí foto tomada de amoitagui hashtag on twiter

Para la década del cincuenta don Diego da cuenta de la función social que cumple la biblioteca ´Ha sido preocupación especial de su director el dotarla de las obras más importantes de la literatura y cultura en general… …con gran entusiasmo concurren niños, los cuales disponen allá de las mejores obras de su género. También para los estudiantes, la biblioteca se ha convertido en gran complemento para sus estudios (Correa y Rúa, 2014:24).

Otro de los aspectos abordado por Diego Echavarría Misas cuando aún no existían políticas públicas sobre responsabilidad ambiental era realizar una importante actividad en favor de la ecología con el fin de contrarrestar muchos problemas ambientales y de salubridad que se venían presentando debido al desarrollo industrial, y contribuir al embellecimiento y ornato de la ciudad. Cultivaba semillas y plántulas en el vivero de Ditaires, a él se unieron algunos habitantes que emprendieron la siembra de cerca de 5000 árboles en el centro urbano y en los predios de Curtimbres Itagüí.

La Iglesia en unión con la Sociedad de Mejoras Públicas de Itagüí y Diego Echavarría empezaron a celebrar algunas fechas especiales que tenían que ver con la religión, las fiestas clásicas patrias y las fiestas clásicas civiles, entre esas celebrar el día del amor y la amistad, el día del padre, el día de la madre, las fiestas patronales, el 20 de julio. De esta manera estas entidades y personas aportaron significativamente a la transformación social del municipio al propiciar espacios de convivencia, formar espectadores y desarrollar elementos de identidad con el municipio.

A comienzos de la década de 1970, el narcotráfico empezó a configurar estructuras criminales y mafiosas, para los cuales Medellín fue lugar predilecto. El domingo 8 de agosto de 1971, Echavarría Misas fue secuestrado y asesinado, días después. Su esposa Sophie Benedikt Zur Nieden (doña Dita) asumió la presidencia y dirección de la Fundación biblioteca

de Itagüí. Sobre el primer hogar de los Echavarría Zur Nieden está actualmente el barrio Ditaires (aires de Dita), en el cual se encuentran la Casa de la Cultura de Itagüí y un centro de convenciones en la que fue su antigua casa.

Otra de las entidades que se instaló en el municipio para aportar al desarrollo fue El Club Rotario, fundado el 28 de abril de 1965 con el objetivo de fomentar la amistad como ocasión de servir. En la actualidad después de más de cincuenta años presta servicios médicos, odontológicos, sicológicos, jurídicos y clínicos, además de realizar campañas a favor de los minusválidos, prevención de la drogadicción entre otras actividades.

En 1979 la Sociedad de Mejoras Públicas de Itagüí decide fundar una Escuela de Arte Eladio Vélez V. en cabeza de Ligia Pimienta Estrada. Aunque Ligia no era artista, el apoyo de los maestros Pedro Amaya y Gabriel Restrepo sirvió para sacar adelante el proyecto con el propósito de impartir educación artística para las personas de menos recursos económicos y considerado hoy patrimonio cultural de Antioquia.

Desde sus inicios la escuela ha buscado sensibilizar a las personas en el camino de la cultura y el arte por la influencia que éstos tienen en el individuo y en el desarrollo en las culturas. La música, las artes plásticas y el arte dramático son campos en la formación integral del ser humano, decisivos en la capacidad creadora y en la formación de la personalidad. en el que han adquirido conocimientos en diversas áreas artísticas como: Dibujo infantil, dibujo artístico, dibujo publicitario, pintura, retrato, escultura, diseño gráfico, iniciación musical, estudiantina, gramática musical, guitarra, bandola, flauta, tiple, historia musical, expresión corporal, anatomía, perspectiva, historia del arte.

El Centro de Historia de Itagüí-CHI fue creado en 1989 con el objetivo de investigar, estudiar y difundir la historia en general y concretamente la que se refiere al municipio de Itagüí; analizar los orígenes de nuestros ancestros y todo lo

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