CANTO...RODADO o la alta fidelidad/// Carlos Gonzáles Ramírez Diseñador gráfico y artista plástico. Director de la Agencia de Diseño Laika Comunicadores. Miembro fundador de la Comisión Nacional de Cultura
Piedra, piedra limpia y pulida, piedra que se sabe una consigo misma y que puede dialogar con sus hermanas y cantar con ellas cuando el mar la acaricia, porque es una, porque no confunde su ser con ninguna otra cosa y por eso puede entregarlo al coro universal de la naturaleza, de la ola y la resaca, del día y de la noche. Piedra canto, canto rodado Y madera y calabaza y fierro y piedra... ¿materiales? PALABRAS! Palabras vivas son para quien sabe oirlas y saberlas desde dentro El arte, es un decir, es un hondo decir cuando es lenguaje de artista verdadero. También hay de los otros... , eso ahora no importa. El de Carlos Gonzáles es un lenguaje, es un decir de búsqueda, pero sobre todo es un VER, un ver inconfundible y único que no le da tregua desde que vió por vez primera, y que es siempre el mismo que lo acompaña permanentemente en sueño y en vigilia. En el artista que VE, está siempre vivo el asombro, la capacidad de suspenderse ante el vacío, la potencia de abstracción, de despojamiento máximo, de lucha que lleva a la necesidad de decir… de decir una desnudez que se evade y que vuelve a asomarse siempre nueva. Ver que a veces duele porque es prácticamente inasible y porque el artista sabe de alguna manera inconfesada que la única manera de decir es no diciendo sino evocando como badajo de campana, campana que tañe uno u otro golpe interior para despertar ecos que siempre están más allá de la palabra una vez pronunciada. Para el poeta la palabra es el mármol, la piedra, la madera, el fierro – pero no es la palabra en sí, es lo que ella evoca, es su poder profundo de llamar, su decir más allá de su significado reconocido. Y por eso en este caso la piedra - pero no cualquier piedra- es el canto, y el canto rodado, el que se ha dejado pulir infinitamente por ritmos universales para mostrar su desnudez, su sencillez interna. Y con ellas escribe Carlos, como antes lo hizo con calabazas, con maderas, con fierros y también con colores... Con colores en su croma neto, inconfundible, prístino. Con colores que hablan desde su capacidad de traslucir el mundo interno, su calma o su tormenta. Así son los azules, los verdes, los ocres de la naturaleza que viaja interminablemente entre los espacios interno y externo. El artista ve, sabe, saborea y elige. Pero elige con unción, con mucho respeto porque sabe que de alguna manera está diciendo algo que no le pertenece. Algo de lo que él o ella es solo bardo o pregonero. ¿Entenderlo?, entenderlo ya es otro cantar... supone entre otras cosas estar en sintonía con la capacidad de ver lo indecible para el lenguaje llano o discurso de