4 minute read

Sostenibilidad financiera de las ONGD

cuentas. Al finalizar el siglo XX, existían dos razones principales por las que aquellas estaban perdiendo el reconocimiento de las organizaciones populares con las que mantenían relaciones históricas. Por un lado, porque estimaron que, al asumir acríticamente (o de modo insuficientemente crítico, a juicio de las organizaciones populares) la función de paliar los efectos negativos generados por las políticas neoliberales aplicadas en el país, se hicieron cómplices de dichos males e incumplieron el código de conducta que suponía su relación histórica con éstas. Por otro lado, porque percibieron que las ONGD se rehusaban a ser transparentes y a hacerlas participar en el control de los proyectos y de los recursos (limitándose a rendir cuentas a las agencias cooperantes), erigiéndose además en representantes de los sectores populares y excluyéndolas de los puestos de poder y de los foros de diálogo normativo.

El ciclo de protestas sociales y de rebelión popular a principios del siglo XXI (en particular, la Guerra del Agua en 2000 y la Guerra del Gas en 2003) y el proceso constituyente enfrentan a las ONGD a la necesidad de reubicarse en el escenario social y político del país porque sienten que el contexto se vuelve excluyente hacía ellas y no les atribuye un nuevo rol. La entrada en vigencia de la NCPE motiva la reactualización de visión, misión y objetivos de varias ONGD, y en algunas redes (UNITAS, PROCOSI y FINRURAL, entre otras) se consensúan códigos de conducta a la par que se alinean con los Principios de Estambul (Turquía, 2010) y con el Marco Internacional para la Eficacia del Desarrollo de las OSC, aprobado en Siem Reap (Camboya, 2011). Actualmente el gobierno (en concertación con los denominados “movimientos sociales”) está también en proceso de remozar una normatividad legal que regule a las ONGD (nacionales e internacionales). Con todo ello, la crisis de legitimidad legal (o seudolegal) quedaría superada. Queda por verse, empero, si cada ONGD logra afianzar de manera individual su legitimidad social ante las organizaciones populares en base a nuevas alianzas. Por de pronto, por todo lo analizado, esto parece difícil con cúpulas nacionales, pero factible con niveles intermedios y locales.

Advertisement

Sostenibilidad financiera de las ONGD

Al finalizar el siglo XX, se constataba un reflujo de la ayuda internacional y se estimaba que para poder sobrevivir las ONGD tendrían que depender cada vez más de fondos concursables de la cooperación multilateral, del

apoyo estatal para el rubro de servicios y/o de recursos de la empresa privada bajo modalidad de RSE, a menos que incursionaran en actividades empresariales generadoras de utilidades y en la venta de servicios u operación de proyectos por contrato.

Hoy en día, contrariamente a lo esperado, se constata un incremento notorio de los recursos provenientes de la cooperación internacional que reciben las ONGD (del 63% al 80% desde 1996) y una reducción del peso de los fondos propios en los montos ejecutados (del 23% al 16%). Es decir que la dependencia financiera de las ONGD se agravó desde los gobiernos neoliberales hasta el gobierno del MAS, aunque éstas no parecen prestar demasiada atención a la temática de su (in)dependencia y su (in)sostenibilidad financiera, asumiendo que su dependencia financiera de copartes del exterior es correlato de su independencia del Estado.

Entrevistados de ONGD consideran que la mejor opción sería la de tener empresa(s)/ negocio(s) propio(s), pero expresan temor por el riesgo de desviación que significaría entrar en esta línea, además de que podría constituirse en competencia desleal para empresas consultoras y/o para emprendimientos económicos de trabajadores y trabajadoras. Esta opción fue cuestionada, desde ya, por lideresas de organizaciones de afiliados. Otra opción podría idearse vía RSE/PPP (partenariado públicoprivado), pero las ONGD sienten recelo de vincularse con empresas y, de todos modos, al igual que muchos fondos públicos (presupuestos subnacionales, FDPPIOYCCI126, etc.), estas fuentes permitirían financiar obras puntuales cuando el problema mayor de las ONGD corresponde a sus gastos recurrentes (honorarios de personal, costos de funcionamiento…). En resumen, la sostenibilidad financiera de las ONGD sigue siendo una agenda pendiente.

Las ONGD todavía tienen razón de ser en el siglo XXI, pero…

A lo largo del estudio se ha podido apreciar cómo la NCPE y el proceso de cambio están retando permanentemente a la población boliviana en términos de plurinacionalidad, de interculturalidad, de descolonización, de despatriarcalización, de pluralidad en la economía (estatal, privada, comunitaria y social cooperativa), entre otros. En agosto de 2012 el Presidente del Estado Plurinacional lanzó un desafío adicional al presentar la Agenda patriótica para el bicentenario, que plantea eliminar la extrema pobreza hasta el año 2025, trabajando sobre producción y no solo sobre redistribución. A la luz de los roles que las ONGD están asumiendo y de los temas estratégicos que están trabajando, quedan claramente establecidos su voluntad y compromiso por encarar los retos que plantea la utopía del Vivir Bien.

Es más, a la luz de todo lo expuesto, las ONGD bolivianas se encuentran ahora ante varios otros retos estratégicos que, en gran medida, coinciden con los desafíos globales identificados por Raisson (cf. capítulo “Siglo XXI: crisis civilizatoria y desafíos globales”, p. 31) a los que tendrá que enfrentarse la humanidad en los próximos años:

– demografía, migración y urbanización; – sobrepoblación, agua y alimentación-agropecuaria; – energía, clima y agotamiento de la biodiversidad.

Con relación a sus roles, siguen en plena vigencia los dos retos estratégicos planteados por analistas al finalizar el siglo XX: la articulación de capital social (asumido parcialmente, en lo sociopolítico, mas no en lo económico-productivo) y la influencia en políticas macroeconómicas. Aparece, empero, una precisión adicional al rol innovador social y tecnológico actualmente asumido que, en sí, también podría ser, de algún

This article is from: