NOVIEMBRE DICIEMBRE 2025

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VIDA y SALUD

El yo y la personalidad

NOVIEMBRE - DICIEMBRE 2025

Año XXIII - Número 138

TANATOLOGÍA

PAG. 4-5

Vivir la vejez: una pedagogía para vivir y despedirse con sentido

ÍNDICE

EDITORIAL

RINCÓN MÉDICO

PAG. 8-9

Desnutrición infantil: el riesgo de las dietas sin leche ni derivados

1 LA PERSONALIDAD Y EL “YO” SOCIEDAD Y SALUD

2 ESTADO DE BIENESTAR Y SISTEMAS ECONÓMICOS TANATOLOGÍA

MUJERES

PAG. 28-29

Entre temor y renacer: dos formas de vivir la menopausia

VIDA y SALUD

AÑO XXIII - No. 138

NOVIEMBRE - DICIEMBRE 2025 REVISTA BIMESTRAL

REDACCIÓN Y DISTRIBUCIÓN

CENTRO SAN CAMILO A. C. Av. Pablo Casals No. 2983

Col. Prados Providencia C.P. 44630 - GUADALAJARA, JAL. TEL: (33) 3640-4090

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4 VIVIR LA VEJEZ: UNA PEDAGOGÍA PARA VIVIR Y DESPEDIRSE CON SENTIDO PSICOLOGÍA

6 CULPABILIDAD, RAZONAMIENTO EMOCIONAL Y ETIQUETAS GLOBALES RINCÓN MÉDICO

8 DESNUTRICIÓN INFANTIL: EL RIESGO DE LAS DIETAS SIN LECHE NI DERIVADOS

TECNOLOGÍA Y HUMANISMO

10 IA CONTRA EL CÁNCER: VER LO INVISIBLE PARA SALVAR LO POSIBLE

REPORTAJE

12 EL YO Y LA PERSONALIDAD

MOVIMIENTO Y SALUD

20 APTITUDES SOBRESALIENTES EN EL QUEHACER HUMANO CULTURA

18 BELLEZA, ARTE, MUERTE... ÉTICA

22 BIOÉTICA Y SENTIDO DE JUSTICIA

ORGANIZACIONES DE LA SOCIEDAD CIVIL

24 VOCES QUE TEJEN COMUNIDADES COMPASIVAS

Director Responsable: Silvio Marinelli

Secretaría: Centro San Camilo A.C. Diseño: Ldg. Jorge Soto García

Colaboradores:

Jesús Humberto del Real Sánchez

Victoria Molina

Luz Elena Navares Moreno

Cliserio Rojas Santes

Yolanda Zamora

Eduardo Casillas González

Judith Jiménez López

Patricia Medina Segura

Omar Olvera Cervantes

Mario Martínez Barone

Marisa Chávez Correa

Hortensia Beatriz Amador Ochoa

Georgina González García

Beatriz Lujambio

Maribel Delgado

María José Albanés

Luis Altamirano

Nancy Meza

Érika González Franco

Luz Teresa Millán

Edith Guadalupe Arriaga

25 ADVIENTO, TIEMPO DE ESPERA Y DE RESPONSABILIDAD

ACOMPAÑAMIENTO

26 AUTOCUIDADO EN LA AYUDA AL QUE SUFRE ESPIRITUALIDAD

MUJERES

28 ENTRE TEMOR Y RENACER: DOS FORMAS DE VIVIR LA MENOPAUSIA

VOLUNTARIADO

30 NAVIDAD: LAS DISTINTAS PERSONALIDADES

STELLA VEGA

32 HIGIENE DEL SUEÑO

Suscripciones:

Tel: (33) 3640-4090, de Lunes a Viernes de 9:30 a 19:00pm sancamilo@prodigy.net.mx

La Revista se puede bajar de internet en la página www.camilos.org.mx

ELa personalidad y el “yo”

n nuestro recorrido para intentar de comprender lo que es la persona humana (tarea que nos ha ocupado en los últimos números de la Revista), ha quedado como trasfondo lo que es medular, lo más importante y, también, lo más difícil de desentrañar: los conceptos de personalidad y del “yo”.

Si analizamos las definiciones de los Diccionarios, de Wikipedia o de la IA (último recurso en esta tarea de aclarar conceptos), nos damos cuenta de lo complejo de la tarea: muchos puntos de vista, abordajes diferentes, enfoques contradictorios. Sin embargo, no podemos – a este punto del camino – sustraernos a la tarea y lo haremos desde el punto de vista de la antropología filosófica personalista (la misma que nos ha acompañado hasta aquí).

La persona humana es, ante todo, un “misterio”; pero, no considerado como algo oscuro o escondido, sino como algo que va más allá de lo que podamos expresar, por la riqueza de aspectos y matices: cada persona es un misterio y se queda incómoda en nuestros razonamientos y esquemas. En efecto, nos encontramos con personas “de carne y hueso”, únicas e irrepetibles. Puede parecer una anotación banal, sin embargo, tiene su legitimidad y verdad: no nos topamos con conceptos, teorías antropológicas, ni con problemas, esencias, razas, ideologías o religiones. Somos , ante todo y antes de cualquier descripción y definición, personas: lo maravilloso, y también lo inquietante, es que no existen dos personas iguales.

porque expresan dimensiones distintas de la misma y única persona.

El “yo” designa el núcleo ontológico y espiritual del sujeto, es decir, el centro de identidad y autoconciencia desde el cual la persona se reconoce a sí misma y se distingue de los demás seres personales o no. El yo es la raíz de la interioridad, la libertad y la responsabilidad. Según los filósofos personalistas, el yo es el principio personal que da unidad a la existencia humana en todas sus dimensiones y actividades. Abundando, el yo no se reduce a la conciencia de las experiencias (la conciencia puede estar alterada o, en algunas patologías, ausente), ni siquiera a la acumulación de nuevas experiencias (al fin y al cabo, nadie puede experimentarlo todo), ni a una conciencia psicológica (siempre limitada o sesgada), sino que es el fundamento metafísico que hace posible la autoconciencia y la autodeterminación.

Con el concepto de personalidad queremos referirnos a la expresión concreta y dinámica del yo en el mundo en el que nos toca vivir. Es el modo singular en que cada persona se desenvuelve con su libertad, escribe su historia, manifiesta su afectividad y va tejiendo un universo de relaciones más o menos satisfactorias. La personalidad manifiesta al yo en el plano psicológico, moral y social: cada uno tiene y manifiesta su modo original de reflexionar, tomar decisiones, manejar las emociones, relacionarse con los demás y el mundo, dibujar y realizar su proyecto de vida. La personalidad exterioriza y realiza el yo en un espacio particular y un tiempo específico mediante decisiones, vínculos y acciones. Así, mientras el yo es el centro interior y permanente, la personalidad es su desarrollo visible y relacional.

Hay, ciertamente, algo en común entre todos nosotros: llamamos “este denominador común” naturaleza. Sin embargo, la naturaleza dice muy poco de quienes somos nosotros, de nuestra “personalidad”, es decir, de nuestro ser personas concretas, mujeres y varones con una biografía particular, un modo único de percibir la realidad, de amar y relacionarse, de tomar decisiones, de dar sentido y dirección a nuestra vida, de soñar y buscar la realización de nuestros sueños, etc.

Para aclarar – hasta donde esté posible – es útil introducir los conceptos de “yo” y “personalidad”. Se trata de dos conceptos centrales, pero no equivalentes,

En síntesis, la antropología filosófica personalista afirma la unidad de yo y personalidad: el yo constituye la persona libre y consciente, y la personalidad es su despliegue existencial e histórico. El yo es fundamento, la personalidad es manifestación. Sin el yo, la personalidad carecería de centro (parece ésta la propuesta de otras antropologías que hablan de “personalidad líquida” o “múltiple”); sin la personalidad, el yo permanecería inactivo o sin expresión. Solo en su integración plena el ser humano alcanza su plenitud personal, siendo “él mismo”, sin ser “lo mismo”. ⚫

Estado de bienestar y sistemas económicos

Pudiéramos definir al “ estado de bienestar ” como los mínimos sociales y económicos para que los ciudadanos de un país lleven una vida digna; dentro de estos factores tenemos: ingreso per cápita (IPC), que es la cantidad del dinero que una persona gana en un año, acceso a los servicios de salud y de educación. Entre más pobre sea una persona menores serán sus posibilidades de acceder a los servicios de salud y educación, si estos no son proporcionados por el Estado. Un país con pobres condiciones de salud y una baja escolaridad está condenado al subdesarrollo.

Uno de los principios en economía es que para repartir riqueza hay que generarla: un país que sólo se dedica a repartir, sin preocuparse por generar, al final terminará repartiendo pobreza.

Existe una gran cantidad de modelos de sistemas económicos para la generación de riqueza, pero en general pueden ser agrupados en cuatro: Capitalismo-capitalista, Capitalismo-socialista, Marxismo-capitalista y Marxismo-comunista.

Capitalismo-Capitalista. En este sistema, conocido como capitalismo salvaje, el principal y casi exclusivo dueño de los bienes de producción es la iniciativa privada y el gobierno se limita a regular las relaciones entre ellos. Como prototipo de este tipo de capitalismo tenemos a los Estados Unidos. Los países que funcionan según este modelo son grandes generadores de riqueza; el problema radica en que sus programas sociales, para tratar de disminuir las desigualdades que son inherentes a este tipo de sistema económico, son débiles en comparación con los países capitalistas-socialistas; esto explica que Estados Unidos no aparezca entre los mejores sistemas de bienestar.

Capitalismo-Socialista. En este sistema la iniciativa privada es importante para la generación de riqueza, pero también participa el Estado, por lo que puede decirse que es una economía mixta, teniendo como prototipo a los países escandinavos (Islandia, Noruega, Dinamarca, Suecia y Finlandia); también Alemania forma parte de este modelo. Se diferencia de los países capitalistas-capitalistas como los Estados Unidos, porque sus programas sociales son más robustos, por ejemplo la educación superior en Estados Unidos, tanto en las universidades públicas como privadas corre a cargo de sus ciudadanos; en Alemania existen 35 escuelas de medicina, de las cuales 34 son públicas y gratuitas

Marxismo-Capitalista . Son marxistas solo en relación a la existencia de un solo partido político, pero en lo económico son tan capitalistas como Alemania. La iniciativa privada coexiste con el Estado como dueños de los bienes de producción. Como ejemplo de este modelo tenemos a China y Vietnam.

Marxismo-Comunismo. En este modelo existe solo existe un partido político y el Estado es el único dueño de los bienes de producción, como lo fue en Cuba, hasta 1990, cuando se derrumbó la Unión Soviética que subsidiaba una tercera parte de su economía: cada tres pesos que circulaban en la Isla, uno provenía de la Unión Soviética. Actualmente como representantes de este modelo solo quedan Cuba y Corea del Norte.

¿Cuál es mejor sistema para generar riqueza?

La historia nos ha enseñado que el capitalismo es el mejor sistema para generar riqueza y el menos eficiente es el marxismo-comunismo, evidenciado porque “en 100 años de existencia en más de 30 países, ninguno de ellos logro salir de la pobreza”, mientras que en el capitalismo existen algunos ejemplos de países que hace 50 años eran pobres y ahora son ricos como Singapur y Corea del Sur.

Otro ejemplo de la superioridad del capitalismo frente al marxismo comunismo para generar riqueza es caso de Alemania: en el 1949 fue dividida en dos, la Occidental o Federal y la Oriental o Democrática; la primera siguió un modelo económico capitalista y la segunda un modelo marxista-comunista,; 40 años después, cuando ocurrió la reunificación, la Occidental o capitalista era mucho más rica que la Oriental o marxista-comunista.

A continuación veremos algunos indicadores del Estado de Bienestar, empezando por el ingreso per cápita, sistemas de salud, porcentaje del PIB dedicado a la salud e índice de desarrollo humano, los cuales pueden verse en los cuadros; 1. 2, 3 y 4.

Sánchez

Cuadro 1. Los 10 países con el mayor ingreso per cápita

No País USA dólares

03 Irlanda 103 mil 08 Qatar 71mil

04 Noruega 90 mil 09 Dinamarca 69 mil

05 Singapur 89 mil 10 Países Bajos

Fuente: Los 20 países con el mayor IPC. Observaciones, México tiene un IPC de 14 mil dólares.

Cuadro 2. Los 10 países con los mejores sistemas de salud

No País No País

01 Noruega 06 Nueva Zelandia

02 Países Bajos 07 Suecia

03 Australia 08 Francia

04 Reino Unido 09 Suiza

05 Alemania 10 Canadá

Fuente: Commonwealth Fundo, 2022. Observaciones: En Latinoamérica los mejores sistemas de salud son los de Chile y Costa Rica, seguidos de Uruguay y Argentina.

Cuadro 3. Porcentaje del PIB dedicado a salud: Países seleccionados

Fuente: Banco Mundial: últimos datos. Observaciones. La media del PIB de los países de la OCDE dedicada a salud es 10%. México solo dedica el 5.72% de su PIB a salud.

Cuadro 4. Los 10 países con el mejor índice de desarrollo humano

02 Noruega 0.971 83.3 07 Australia 0.958 83.9

03 Suiza 0.970 84.0 08 P. Bajos 0.955 82.2 04 Dinamarca 0.961 81.9 09 Bélgica 0.951 82.1

05

Fuente: Eustat: Índice de desarrollo humano, 2023. Con un IDH de 0.789 México ocupa el lugar 81 de 190 países. Observaciones: Los Estados Unidos, el país más rico del mundo en relación a la riqueza total que se genera en un país que se le llama producto interno bruto (PIB), con uno de los ingresos per cápita (IPC) más altos del mundo, y el mayor porcentaje del PIB dedicado a la salud, no está entre los mejores sistemas de salud del mundo, ni la mejor calidad de vida, por lo que no sería un modelo a seguir.

SOCIEDAD Y SALUD

El difícil balance entre generar y repartir riqueza

La pobreza y la desigualdad son dos de los grandes males sociales, lo cual fue fuertemente criticado por Carlos Marx, quien lo atribuyó a la propiedad privada, por lo que propuso la desaparición de la misma para sustituirla por la propiedad común (de ahí el nombre de comunismo); el modelo económico sería dirigido por los trabajadores (Marx lo llamó “la dictadura del proletariado”). La realidad es muy diferente: se implementó un modelo económico y social con la “dictadura del gobierno”, encabezado por la cúpula del partido comunista. Bajo este modelo ya no habría pobreza ni desigualdades, ya que el gobierno repartiría los ingresos. El problema fue que, sin una economía de mercado, sin competencia ni un aliciente al esfuerzo personal, la producción de riqueza fue inferior a la del capitalismo y, al final, lo que los gobiernos marxistas-comunistas terminaron repartiendo fue la pobreza.

El capitalismo-capitalista, también llamado capitalismo salvaje, basado en la iniciativa privada, representado por los Estados Unidos, es el mayor productor de riqueza, pero la reparte mal, sin embargo, la mayoría de los pobres de ese país vive mejor que la mayoría de los ciudadanos de los países marxistas-comunistas.

Entre estos dos extremos, el capitalismo salvaje y el marxismo-comunismo, tenemos al capitalismo-socialista representado por los países escandinavos (Islandia Suecia, Dinamarca, Noruega, Finlandia) cuya producción de riqueza también descansa en la iniciativa privada pero también participan empresas del gobierno y que, a diferencia de los Estados Unidos, existen robustos programas sociales tendientes a disminuir las desigualdades inherentes al capitalismo, como un sistema sanitario y educativo de cobertura universal y alta calidad con cargo al Estado.

Concluyendo, podemos afirmar que no existe un sistema económico o país que proporcione un Estado de Bienestar perfecto a todos sus ciudadanos pero, dentro de los modelos y países, el modelo escandinavo parecería ser el mejor o por lo menos el menos malo. ⚫

Dr. Jesús Humberto del Real

EDUCATIVA

Vivir la vejez: una pedagogía para vivir y despedirse con sentido

Envejecer no es otra cosa que un tránsito: no debemos lamentar lo que la naturaleza nos da como un don, pues cada etapa de la vida tiene su perfección Seneca

Cada día envejecemos un poco: es una oportunidad para pensar con seriedad en esta etapa de la vida y valorar en perspectiva personal estas ideas.

Pensar la vejez desde una postura tanatológica–educativa no significa resignarse a la decadencia, sino convertir esta etapa de la vida en maestra de vida. La postura tanatológica educativa, nos recuerda que quien aprende a valorar esta etapa, aprende también a vivir con hondura y a poner en su sitio lo que va terminando para abrir espacio a lo que todavía puede florecer. La vejez, entonces, deja de ser una orilla sombría y se vuelve un taller de integración, en un tiempo para hilar lo vivido, agradecer lo recibido, reparar lo quebrado, legar lo esencial.

Este reencuadre nos exige pasar de los eslóganes al trabajo cotidiano, a la tarea continua de resignificar cada momento, valorándolo en su justa dimensión.

Es el momento de ir soltando con discernimiento; por ejemplo, el actuar la disciplina silenciosa de revisar cada tanto un cajón o rincón y de ir desprendiéndose de un objeto, de un rol o de una exigencia que ya no alimenta y dar gracias por lo que cada aspecto ha significado. Cada gesto de desprendimiento ordena y despeja la casa; libera a la familia de cargas invisibles y devuelve al propio sujeto la ligereza de quien camina con lo justo, con lo que no estorba.

En este sentido, también se cuidan la capacidad intelectual, subjetiva y estética. Esta época es un tiempo saturado de estímulos, sobre todo digitales. La higiene mental es un acto de justicia con uno mismo. Se aprende a reducir las dietas de noticias e información tóxicas, también se aprende a cuidar la atención orientándola a aspectos interesantes, constructivos y bellos.

El envejecimiento es, también, la forma que toman nuestros vínculos cuando el tiempo ha pasado sobre ellos. De poco sirve la retórica del amor si la ternura no se ejercita. Es el momento en que se puede expresar un afecto maduro. También es cuando se puede decir “te quiero” o pedir perdón; es también el momento de agradecer en voz alta, de hacer una llamada significativa, quizás incluso de reanudar una amistad desde la ternura cotidiana y reparar las grietas que los años y los malentendidos han dejado. Del mismo modo es importante el ser capaz de poner límites como un acto de autocuidado y proteger la propia paz frente a lo tóxico sin que sea un acto de egoísmo: es la lucidez de quien aprendió a escoger su compañía.

El propio cuerpo, por su parte, merece gratitud y empatía. Muchas personas transforman su cuerpo en una carga, en una imagen que se interpreta como decrépita, como algo que no se desea ver o sentir, pero el cuerpo se vive también con sus achaques y se le podría agradecer el conjunto de experiencias bellas e intensas. El que haya soportado negligencias, descuidos y maltratos y aun así sigue adelante. Lo podríamos tratar y cuidar con la pedagogía de la gratitud y cuidarlo lo mejor posible; porta sus cicatrices e incluso enfermedades que no se desean, pero que podrían ser consecuencias de las situaciones a las que se le ha expuesto: parece injusto mirarlo en el espejo con desprecio, después de habernos portado en la vida vivida. No se trata de pelear contra el reloj, sino de agradecer.

Es importante caminar con seguridad, estirarnos, dormir lo necesario, hidratarnos, comer con sentido, escuchar señales de dolor o cansancio como mensajes y no como enemigos. La disciplina suave de lo cotidiano vuelve habitable la fragilidad. El cuerpo es memoria; cada arruga y cada cicatriz cuentan un capítulo de la historia.

Mtro. Omar Olvera Cervantes

Reconciliarse con esa memoria da sentido y embellece porque esos signos de fragilidad relatan o rememoran historias y ese recuerdo podría ser incluso una historia épica y pacificarnos por dentro, porque podemos decir: “así fue… eso fue real… lo viví”.

Todo esto se entiende mejor cuando la mirada aprende a ver lo que hay, los recursos actuales. La gratitud no niega el dolor: lo pone en contexto y lo transforma en sabiduría. Lo que hay ahora podría indicarnos parte del sentido global que se va revelando: un amanecer, un café, la risa de un nieto, una conversación, recalibran el día. La alegría deja de ser evento extraordinario para convertirse en hábito de mirada. Ese mirar agradecido nos señala un nuevo horizonte cercano, flexible, concreto, ineludible.

Los legados no necesariamente son los que se valoran como actos extraordinarios; los legados se gestan en actos sencillos como lo puede ser enseñar una receta, escribir memorias, cuidar una planta, acompañar a alguien, sostener o animar la realización de un pequeño proyecto. El propósito necesita tener dirección y constancia. El criterio es tan sencillo como exigente: que lo que hago aumente la vida en mí y en quien lo recibe.

Cuando la energía física flaquea, la espiritualidad religiosa o no, actúa como un motor generador de sentido: integra valores, da unidad interior y orienta decisiones. En la vejez, ese motor sostiene la reconciliación con la propia historia, nos encamina a agradecer, a perdonar, incluso nos mueve a pedir perdón, entregarse con confianza a lo que cada uno reconoce como mayor. La contemplación, la oración, la naturaleza, el arte no son adornos, son cura porque apaciguan y orientan. También la belleza es terapéutica: ordenar un rincón, poner flores, abrir la ventana a la luz son gestos de cuidado que devuelven dignidad al día.

La vejez convoca duelos múltiples: es el del cuerpo que cambia, el del trabajo que terminó, el de la pareja o las amistades que ya no están, de la autonomía que se reduce, del hogar que se transforma. La perspectiva tanatológica educativa no pretende anestesiar ese dolor, sino volverlo pensable y compartible: validar lo que duele, simbolizar las despedidas con micro rituales, cartas, fotos comentadas, objetos que pasan de mano en mano, bendiciones dichas en voz alta y el revincularse para no quedar a solas con la pena desde el narcisismo herido. Así el dolor no aísla ni destruye. Y, cuando hace falta, se pide ayuda profesional con la serenidad que prepara.

Nada de esto se sostiene sin un ecosistema sensible. La vejez nunca es sólo del viejo, es de su familia, sus cuidadores, su comunidad. Por eso la educación tanatológica incorpora a los cuidadores en el currículo de la vida con comunicación compasiva, descansos, manejo de síntomas, redes de apoyo, acuerdos claros sobre decisiones. Cuidar no es mandar; es acompañar sin expropiar. Y porque la dignidad no se agota en la esfera privada, una

vejez habitable exige estructuras justas que favorecen el acceso a salud, vivienda, transporte, tiempo para el cuidado, pensiones suficientes, alfabetización digital. Educar para la vejez incluye competencias cívicas , como lo son el conocer derechos, pedir apoyos, tejer comunidad, participar en redes locales.

En el fondo, se trata de justicia, reconocer la dignidad incondicional de toda vida, más allá de su productividad. La vejez nos pide esta clase de justicia con nosotros mismos, ser amables ante lo que ya no somos y también con los otros. Se trata de no medir su valor por su rendimiento. Educar para la vejez es educar para un amor sin prisa, para un amor que sabe agradecer, despedirse, reparar, compartir. No hay que esperar al último tramo para practicarlo; pero si ya estamos ahí, todavía estamos a tiempo.

La promesa de esta pedagogía es realista y luminosa, nos ayuda a valorar lo que hay ahora; no ofrece una vida sin dolor, ofrece una vida con sentido. No niega el fin, lo habita; no borra las pérdidas, las integra; no promete euforia, regala paz.

Convertir la vejez en un aprendizaje no exige recursos extraordinarios, sino voluntad de cuidado. Si nos damos cuenta, en realidad no hay una demanda con ideas y emociones complicadas, sino fidelidad a lo sencillo. Cada día puede ser plenitud suficiente cuando sabemos soltar lo que pesa, cuidar lo que queda, amar lo que somos y lo que aún podemos dar. Aprender a despedirse con gratitud, ternura y justicia es, al cabo, aprender a vivir de una manera más presente, más libre, más humana.

Sin embargo, pensar la vejez desde una postura tanatológica educativa en México también implica reconocer los desafíos socioeconómicos que atraviesan esta etapa de la vida. La realidad es que muchas personas mayores enfrentan precariedad, ya que tienen pensiones insuficientes, acceso limitado a servicios de salud de calidad, inseguridad en la vivienda o dependencia de redes familiares que, a veces, también viven condiciones de vulnerabilidad.

La justicia social en la vejez no es un lujo, sino un derecho humano que exige políticas públicas efectivas, distribución equitativa de recursos y cultura de cuidado solidario. Una pedagogía de la vejez, entonces, no puede reducirse al ámbito íntimo y espiritual; debe también ser pedagogía cívica, que empodere a los mayores para conocer y exigir sus derechos, participar en la vida comunitaria y contribuir con su experiencia a la construcción de un país más justo. En este sentido, la tanatología educativa se convierte en voz crítica frente a la desigualdad estructural; nos recuerda que la dignidad del anciano no puede depender de su productividad económica, sino de su valor intrínseco como persona y de la solidaridad intergeneracional que sostiene el tejido social. ⚫

Mtro. Omar Olvera Cervantes

Culpabilidad, Razonamiento emocional y Etiquetas globales

En esta ocasión terminamos el recorrido que hemos hecho acerca de las distorsiones cognitivas , después de haber analizado brevemente lo que es la cognición, en qué consisten dichas distorsiones y presentando las más comunes de ellas. Veamos, entonces, las últimas de este tema.

Falacia de culpabilidad

La falacia de culpabilidad consiste en atribuir responsabilidades y se puede presentar de dos maneras: responsabilizando a otros por lo que nos ocurre a nosotros, o responsabilizándonos a nosotros por lo que les ocurre a otros. Cualquiera de las dos formas es irreal y negativa ya que se culpabiliza automáticamente, sin base suficiente y sin tener en cuenta otros factores que contribuyen a los acontecimientos.

Es una distorsión muy frecuente, especialmente en nuestra sociedad “culpógena” , que pocas veces es reconocida como falla del pensamiento. Suele ser un acto negativo: culpas a un “mal” profesor por haber reprobado un examen, pero rara vez culpas al vecino por haberte lavado el coche, por ejemplo.

Es muy común atribuir la responsabilidad o culpa a otro(s) por nuestro sufrimiento: “estoy deprimida por culpa de mi pareja”, “mi jefe siempre me hace sentir incompetente”, “estoy tan estresado porque mis compañeros no colaboran”, etc.

En el otro sentido, la persona se responsabiliza por

lo que les sucede a los otros , aunque en la realidad no tiene implicación directa en el acontecimiento. “Mi madre se accidentó por mi culpa, si no le hubiera pedido que viniera, esto no habría pasado”, “mi esposa se enfermó porque yo no la atendí lo suficiente”, “seguramente está molesto por algo que hice… no hice… dije… no dije…”, etc.

La forma de pensar de estas personas es que deberían haber sabido algo; deberían haber predicho algo; y por eso, cuando algo sale mal, siempre es culpa suya. Este diálogo interno negativo puede convertirse en un ciclo destructivo, alimentando la autoimagen negativa, afectando así al autoconcepto y la autoestima de manera significativa y perpetuando la experiencia de culpa.

La emoción que aparece al atribuirse la culpa es, generalmente, el remordimiento. Éste es el que funciona como castigo, en forma de tristeza, angustia, frustración, impotencia, coraje, depresión, miedo, vergüenza, etc., y de pensamientos reiterativos e improductivos.

Al ser este tipo de pensamiento tan frecuente y dañino, es pertinente conocer un poco más del tema. La culpa es un mecanismo en el que, a partir de una acción u omisión, realizamos un “juicio moral” de nuestra conducta (incluso de nuestros pensamientos) y “dictaminamos” que hemos cometido un error y deberíamos tener un castigo. Cuando una persona se siente culpable, es ella su propio juez y quien dictamina (de acuerdo con sus creencias, valores y criterios) la culpabilidad y, por tanto, el merecido castigo, que en este caso será cargar con una serie de sentimientos y emociones displacenteras y perjudiciales. Por eso, quienes padecen este tipo de falacia, tienen una calidad de vida pobre y son altamente susceptibles a desarrollar una patología.

En el otro sentido, cuando la culpa se dirige a los demás, aunque siga siendo una forma equivocada – irreal, inmadura, desadaptativa – de pensar: se podría decir que el daño psicológico es menor al no tener una carga emocional tan elevada.

Falacia de razonamiento emocional

El razonamiento emocional es una forma de pensamiento que se da cuando una persona basa sus opiniones y conclusiones sobre situaciones, propias o ajenas, en cómo se siente (“esto siento”, entonces “esto es”), confundiendo sus sentimientos con hechos reales. Cuando

Victoria Molina / Psicoterapeuta

las emociones afectan y anulan el razonamiento lógico, se trata ya de esta distorsión.

Es fácil caer en esta falacia ya que es mucho más cómodo tomar una decisión basada en sentimientos que en hechos. Nuestras emociones desempeñan un papel complejo en la configuración de nuestros pensamientos y juicios, lo que las convierte en una fuerza poderosa en los procesos de toma de decisiones, sin embargo, pueden ser una guía errónea a la hora de interpretar nuestro entorno, emitir juicios y distinguir la verdad de la falsedad. Cuando una persona considera sus pensamientos emocionales como hechos, puede verse a sí misma y actuar basándose en estas suposiciones erróneas.

El razonamiento emocional puede tener consecuencias negativas, ya que suele generar malentendidos, malas decisiones y comportamientos poco saludables. Por ejemplo, si alguien se siente deprimido, puede creer que su vida es desesperanzada y que no tiene sentido intentar cambiar las cosas. Esto puede generar desmotivación y una espiral descendente de emociones y comportamientos perjudiciales. Otro ejemplo puede ser cuando una persona siente celos en una relación; ese intenso sentimiento le hace creer que su pareja le debe ser infiel, incluso si no es verdad; su comportamiento será en base a lo que siente y no a lo que es la realidad (con las consecuencias negativas que traerá esa conducta).

Cuando la gravedad o la frecuencia de este tipo de pensamiento irracional se vuelve incontrolable, puede afectar negativamente la vida y la salud general de la persona.

Falacia de las etiquetas globales

Hablar de “etiquetado global” es hablar de la tendencia a definirnos o definir a otros en base a un error, una característica puntual o un evento aislado Entonces, esta distorsión consiste en atribuir una identidad absoluta a partir de una conducta, error o situación concreta. Es muy irracional juzgar a alguien, o algo, por un solo rasgo sin considerar los demás aspectos; esto da como resultado una visión estereotipada e inflexible. Esta forma de pensamiento asigna un juicio de valor – negativo – basado solamente en una o dos características, sin tomar en cuenta la totalidad de la persona o la situación.

Cuando la etiqueta es hacia nosotros mismos , lo que hacemos es tomar un aspecto de nuestra vida, un error, un comportamiento determinado, y convertirlo en la totalidad de nuestro ser, dejándonos con un concepto irreal de lo que somos. Por ejemplo, si repruebo un examen, en lugar de pensar “no estudié lo suficiente”, me diría “soy un tonto fracasado”. El error pasa de ser una acción corregible para convertirse en un rasgo permanente de identidad.

Es bastante común escuchar este tipo de frases desde la infancia; muchos padres o educadores suelen emplearlas sin percatarse del daño que pueden ocasionar. Los niños que escuchan estas frases, muchas veces, crecen creyendo esas ideas. Por ejemplo, si al niño se le cae el vaso de leche, le dicen “eres muy torpe”; si llega a la escuela sin haber hecho la tarea, “eres un irresponsable”; si no ha recogido su cuarto, “eres un flojo”, etc. Estos niños ya tienen su etiqueta y sólo les restará confirmarla cada vez que cometan una equivocación. No se deja espacio a la posibilidad de que los errores sean parte natural del aprendizaje ni de que la identidad personal sea mucho más compleja que un solo comportamiento.

Estos pensamientos suelen ir acompañados de emociones intensas como vergüenza, culpa, frustración, miedo, ansiedad, etc. y con frecuencia alimenta ciclos de autocrítica que reducen significativamente la confianza personal.

El etiquetado global no es sólo una forma equivocada de pensar; tiene consecuencias reales en la salud mental. Cuando una persona se etiqueta negativamente de manera reiterada, su identidad se reduce a esa percepción limitada y desadaptativa.

Cuando etiquetamos a los otros , los reducimos a esa etiqueta y dejamos de ver todas sus características y potencialidades, formándonos un concepto irreal de ellos . Quienes padecen esta distorsión, actúan con prejuicios, sin conocer la realidad de los demás, ni su verdadera esencia.

Estas etiquetas – como todas las distorsiones cognitivas – limitan las oportunidades , crean malestar emocional, afectan la toma de decisiones y dificultan enormemente el desarrollo de habilidades sociales. En pocas palabras, merman la calidad de vida y el bienestar general de las personas. ⚫

Desnutrición infantil: el riesgo de las dietas sin leche ni derivados

En los últimos años, cada vez más familias mexicanas han decidido reducir o eliminar la leche y sus derivados de la alimentación infantil Algunas lo hacen por moda, otras por creer que la leche “no es natural” después del destete, y otras más por información incompleta sobre alergias o intolerancias.

Sin embargo, cuando estas dietas se adoptan sin orientación médica ni nutricional, pueden tener consecuencias graves: deficiencias nutricionales, retraso en el crecimiento y alteraciones óseas en los niños.

La leche: un alimento clave en el crecimiento infantil

La leche y sus derivados (yogurt, queso, requesón) son fuentes naturales de calcio, proteínas de alta calidad, vitamina D, fósforo y zinc , todos indispensables para el desarrollo de huesos, músculos y tejidos. Durante los primeros años de vida, el cuerpo del niño crece rápidamente, y sus requerimientos nutricionales son muy altos. Si esos nutrientes no se cubren adecuadamente, pueden aparecer signos de desnutrición incluso cuando el niño “come bien” en cantidad.

El calcio y la vitamina D son especialmente importantes. El primero fortalece huesos y dientes; la segunda permite que el calcio se absorba correctamente. La deficiencia combinada de ambos puede causar raquitismo, una enfermedad que se creía erradicada, pero que ha vuelto a aparecer en algunos países debido a dietas restrictivas o mal planificadas.

Dietas restrictivas: modas con consecuencias

En redes sociales abundan recomendaciones para eliminar los lácteos argumentando que “inflaman”, “ensucian la piel” o “provocan alergias”. Pero la evidencia científica muestra que solo un pequeño porcentaje de niños presenta alergia o intolerancia a la leche, y estos casos deben confirmarse con diagnóstico médico. Cuando los padres sustituyen la leche de vaca por bebidas vegetales (como “leche” de almendra, arroz o coco), sin fortificación y sin orientación profesional, el aporte

proteico y mineral se reduce drásticamente. Por ejemplo: un vaso de leche de vaca aporta unos 8 g de proteína y 300 mg de calcio; una bebida de almendra sin fortificar contiene menos de 1 g de proteína y prácticamente nada de calcio natural. Esa diferencia diaria, sostenida durante meses o años, puede traducirse en bajo peso, baja talla

RINCÓN MÉDICO

EXÁMENES MÁS UTILIZADOS

Prueba Qué mide / cómo se hace

Historia clínica detallada Registro de síntomas, frecuencia y alimentos relacionados.

Prueba cutánea (prick test) Se aplica extracto de proteína de leche en la piel; si hay roncha o enrojecimiento, indica posible alergia.

IgE específica en sangre Mide anticuerpos contra proteínas de la leche (caseína, lactoglobulina, etc.).

Eliminación y provocación oral Se retira la leche por 2–4 semanas y se reintroduce bajo supervisión médica.

Prueba del hidrógeno espirado Se usa cuando se sospecha intolerancia a la lactosa.

y mayor riesgo de fracturas.

Las causas detrás de esta tendencia

El fenómeno tiene varias raíces: desinformación nutricional en redes sociales; influencers o páginas sin respaldo científico promueven dietas “limpias” o “antiinflamatorias” sin advertir riesgos para la infancia; miedo a alergias o intolerancias: algunos padres confunden molestias digestivas leves con alergia a la leche, y eliminan el alimento sin buscar diagnóstico médico; preferencias éticas o ecológicas : familias que optan por dietas veganas deben recibir asesoría nutricional especializada para garantizar el crecimiento saludable del niño; falta de acceso a orientación profesional: en comunidades rurales o zonas urbanas marginadas, los mitos sobre la leche se combinan con carencias económicas, empeorando la situación nutricional.

¿Cuándo realmente debe evitarse la leche?

Eliminar la leche y sus derivados solo está justificado cuando se confirma una alergia a la proteína de leche de vaca (APLV) o una intolerancia comprobada a la lactosa, bajo vigilancia médica

No se recomienda diagnosticar alergia solo con síntomas leves ni usar pruebas no validadas como las de IgG específica. Tampoco deben suspenderse los lácteos por cuenta propia.

Señales de alerta nutricional

Los signos más comunes de desnutrición o deficiencia de calcio y proteína son: crecimiento más lento

Para qué sirve

Identificar si los síntomas son inmediatos o tardíos.

Detecta alergias mediadas por IgE.

Confirma sensibilización alérgica.

Es la prueba más confiable para confirmar alergia.

Distingue intolerancia (digestiva) de alergia (inmunológica).

que el promedio; piel seca, uñas quebradizas o caída de cabello; dientes frágiles o retraso en la dentición; cansancio, bajo rendimiento escolar o poca atención; dolor o debilidad ósea.

Si se observan estos síntomas, es importante acudir al pediatra o nutriólogo infantil para evaluar el estado nutricional y ajustar la dieta.

Recomendaciones prácticas

• Consultar siempre al pediatra antes de retirar la leche o sus derivados.

• Usar sustitutos fortificados con calcio y vitamina D si se prescriben bebidas vegetales.

• Ofrecer alimentos ricos en calcio (brócoli, tofu, almendras, sardinas, ajonjolí).

• Asegurar exposición solar diaria para estimular la producción natural de vitamina D.

• Evitar automedicar suplementos sin supervisión profesional.

• Fomentar la educación nutricional familiar para crear hábitos alimenticios duraderos y equilibrados. No se trata de obligar a consumir leche a todos los niños, sino de garantizar que reciban los nutrientes esenciales de manera equilibrada y segura. La decisión de excluir alimentos debe basarse en evidencia médica, no en modas. La nutrición infantil es la base del desarrollo físico y cognitivo. Un niño bien alimentado hoy será un adulto más sano y productivo mañana. ⚫

IA contra el cáncer: ver lo invisible para salvar lo posible

La IA tiene el potencial de transformar la atención médica (y la atención del cáncer específicamente) más allá de nuestra imaginación (Anant Madabhushi)

En la lucha contra el cáncer la diferencia entre la vida y la muerte muchas veces se mide en tiempo: días, semanas o incluso horas. Detectar un tumor en su fase inicial puede cambiar completamente el pronóstico, abrir la puerta a tratamientos menos agresivos y devolver la esperanza a quienes apenas comienzan una batalla incierta. Pero ¿qué pasaría si contáramos con un aliado capaz de ver lo invisible, de reconocer patrones imperceptibles para el ojo humano y alertarnos antes de que el cáncer siquiera se manifieste en síntomas?

Esa es la promesa —ya en marcha— de la inteligencia artificial (IA) en la medicina oncológica: un ojo que no se cansa, no se distrae, y aprende con cada imagen que analiza. Un ojo digital que no reemplaza al médico, sino que lo potencia.

Cómo la IA está transformando la detección

Durante décadas, los métodos de diagnóstico del cáncer se han basado en la interpretación humana de imágenes médicas : radiografías, tomografías, mamografías, biopsias. Médicos especialistas —radiólogos, patólogos, oncólogos— analizan cada milímetro buscando señales sutiles. Sin embargo, incluso los ojos más entrenados tienen límites: fatiga, carga de trabajo, variabilidad entre observadores.

Aquí es donde entra la inteligencia artificial. Gracias al aprendizaje profundo (deep learning ), los algoritmos pueden analizar millones de imágenes médicas, detectar patrones complejos y asociarlos con la presencia o evolución de tumores. Y lo hacen con una precisión que, en ciertos casos, iguala o incluso supera la capacidad diagnóstica humana.

Ver antes de que el cáncer hable

Uno de los campos más prometedores es la detección temprana mediante imágenes predictivas. La IA no solo reconoce tumores visibles, sino que también identifica patrones “preclínicos”: microcambios en el tejido que podrían anticipar la aparición del cáncer meses o años antes de que el ojo humano los perciba. Por ejemplo, investigadores del MIT desarrollaron un modelo capaz

de predecir el riesgo de desarrollar cáncer de mama a cinco años, basándose en mamografías completamente normales. Analizando sutilezas en textura, densidad y geometría de los tejidos, el sistema genera un perfil de riesgo personalizado.

En otras palabras, la IA convierte una imagen rutinaria en una alerta temprana. No para alarmar, sino para permitir vigilancia preventiva, ajustes en el estilo de vida o monitoreo más frecuente. Es como si tuviéramos un radar que detecta tormentas mucho antes de ver las nubes.

De la pantalla al microscopio: la IA lee las células

El impacto no se limita a la radiología. En los laboratorios de patología, donde las biopsias se analizan al microscopio, la IA también ha llegado para revolucionar la forma en que se detectan y clasifican los cánceres. En el pasado, el diagnóstico dependía de la observación visual de las muestras teñidas y de la experiencia del patólogo. Hoy, las plataformas de patología digital escanean las láminas completas, y los algoritmos identifican patrones celulares anómalos, la densidad de núcleos o la morfología de las células cancerígenas.

Cuando la máquina aprende del corazón humano

Es fácil imaginar a la IA como una entidad fría, mecánica. Sin embargo, detrás de cada línea de código hay una intención profundamente humana: salvar vidas. Los científicos entrenan estos modelos con datos reales —imágenes, historias clínicas, estudios genómicos— cuidadosamente anonimizados y revisados por expertos. Cada algoritmo es el resultado de miles de horas de colaboración entre ingenieros, médicos y pacientes.

Del diagnóstico al tratamiento: IA en la planificación oncológica

Una vez diagnosticado el cáncer, la inteligencia artificial continúa acompañando al paciente en su recorrido. En radioterapia , por ejemplo, los algoritmos de segmentación automática pueden delinear los tumores y órganos de riesgo en cuestión de minutos —una tarea que antes tomaba horas a los especialistas—, lo que permite planificar tratamientos más precisos y personalizados.

En cirugía oncológica, sistemas como Watson for Oncology o PathAI ofrecen recomendaciones basadas en miles de estudios clínicos, adaptando la estrategia quirúrgica o farmacológica al perfil genético del tumor y al historial del paciente.

Incluso en la quimioterapia , algunos modelos predictivos permiten ajustar dosis y combinaciones en función de la respuesta esperada, reduciendo efectos secundarios innecesarios.

La IA, en este sentido, se convierte en el copiloto del oncólogo, procesando información masiva para que las decisiones humanas sean más informadas, rápidas y seguras.

El valor humano detrás de los algoritmos

Detrás de cada avance tecnológico hay historias reales que le dan sentido. Una de ellas es la de Lucía, una mujer de 42 años que acudió a su revisión anual de mama en un hospital público en Chile. Su mamografía no mostró anomalías evidentes, pero el nuevo sistema de IA implementado por el hospital detectó un patrón sutil de microcalcificaciones. Recomendó una revisión adicional, y el resultado fue un carcinoma ductal en etapa muy temprana. Lucía fue operada y hoy lleva una vida normal. “No tenía síntomas, ni antecedentes, ni siquiera sospecha”, cuenta. “La máquina vio lo que nadie más vio. Me dio una segunda oportunidad.” Casos como el de Lucía ilustran la promesa de la IA: convertir la prevención en una ciencia precisa, no en un acto de suerte.

Cáncer y esperanza: cuando los datos también curan

En el fondo, el impacto más poderoso de la IA en oncología no está solo en la detección temprana o la precisión diagnóstica, sino en lo que representa: una alianza entre conocimiento, tecnología y compasión. Cada píxel analizado, cada patrón detectado, cada dato procesado tiene detrás una intención profundamente humana: aliviar el sufrimiento y prolongar la vida.

La IA nos enseña que la innovación no se trata solo de máquinas más inteligentes, sino de personas más sabias , que saben usar la tecnología para cuidar mejor. Y quizás, en un futuro no tan lejano, cuando alguien reciba una llamada con buenas noticias —“detectamos algo a tiempo, ya estás a salvo”—, esa voz llevará detrás el eco de millones de líneas de código escritas con propósito humano.

Mirar hacia adelante: el futuro de la oncología inteligente

Los próximos años traerán una integración aún más profunda entre la inteligencia artificial y la medicina oncológica. Algunas tendencias que ya asoman incluyen: imágenes multimodales: modelos que combinan radiología, patología y datos genómicos para una visión completa del paciente; dispositivos portátiles de monitoreo: IA que detecta recaídas o efectos secundarios mediante sensores de ritmo cardíaco, temperatura o biomarcadores en sangre; oncología preventiva personalizada: análisis de estilo de vida y predisposición genética para recomendar acciones concretas antes de que aparezca la enfermedad; gemelos digitales del paciente: simulaciones virtuales que permiten probar tratamientos en un “modelo digital” antes de aplicarlos en la persona real.

Cada avance nos acerca a una medicina más proactiva, menos invasiva y más humana. Porque la tecnología, bien utilizada, no deshumaniza: devuelve tiempo, oportunidades y esperanza.

El cáncer siempre ha sido una carrera contra el reloj. Durante años, los médicos corrieron con el corazón, la intuición y la experiencia como únicas herramientas. Hoy, corren acompañados de una mente artificial que amplía su mirada y acelera sus decisiones. Pero el verdadero milagro no está en el algoritmo, sino en la colaboración entre ambos: el ojo digital que ve lo invisible y la mano humana que actúa con compasión. Esa unión —tecnología y humanidad— es el verdadero rostro de la medicina moderna. Y quizás, gracias a ella, el futuro ya esté empezando a ganarle terreno al cáncer. ⚫.

PERSONALIDAD Y YO: UNA REFLEXIÓN

No es tan fácil dar la respuesta a la pregunta: ¿quién soy? Podemos encontrar diferentes definiciones o descripciones de tipo social, filosófico, psicológico, biológico, etc. Esta pregunta, sin embargo, es de tipo antropológico y toca la raíz del ser humano: su modo de existir como persona.

Si me pongo a reflexionar, descubro que el “yo” es el centro de mi vida , el manantial desde el cual manan mis pensamientos, mis afectos y mis decisiones; descubro que soy un ser corporal, soy espíritu, soy memoria y proyecto de futuro, soy un ser buscador y creador de sentido

La perspectiva antropológica — que busca entender qué es el hombre en su totalidad —me ayuda a comprender que el “yo” piensa, elige, trabaja, se relaciona, ama y sufre. La personalidad no es una máscara que me pongo, ni sólo un conjunto de características heredadas, ni un conjunto de comportamientos, sino una historia viva en construcción: en ella se manifiesta lo más íntimo y lo más universal del ser humano: su libertad, su relación con los otros y su apertura a algo que lo trasciende.

La personalidad constituye la expresión concreta del “yo”, del ser humano como sujeto libre, consciente y responsable. No basta con describir cómo actúo; debo mirar desde dónde actúo: la personalidad nace de ese núcleo personal que decide, ama y se responsabiliza.

La antropología filosófica que se ha desarrollado en los últimos siglos - heredera de la tradición griega, romana y cristiana - subraya un hecho compartido por muchos: el ser humano no es solo biología, sino una persona dotada de interioridad y libertad. En esa interioridad se manifiesta el “yo”: centro de conciencia, de autoconocimiento, de afectos y de decisiones fundamentales . La personalidad, por tanto, es la manera particular en que el “yo” se manifiesta en el mundo, conjugando su relación con los demás y con la totalidad de la realidad.

Desde un punto de vista filosófico, el “yo” constituye el núcleo del ser personal, la instancia desde la cual el ser humano se reconoce como idéntico a sí mismo a pesar del cambio: “Soy el mismo, pero no soy lo mismo”. La autoconsciencia es medular, sin embargo, el ser humano no se reduce al pensamiento: es cuerpo, actúa y trabaja, ama y odia, sufre y goza, se manifiesta con el lenguaje y teje relaciones; todo eso en un espacio y un tiempo determinados.

En cada etapa de la vida experimentamos muchos cambios, pero hay una continuidad sustancial de mi historia. Efectivamente, la persona es capaz de integrar su pasado, asumir su presente y proyectarse hacia el futuro. La personalidad madura valora todas las experiencias y aprendo que ser yo mismo no significa quedarme igual, casi momificado, sino mantenerme fiel a mi “yo”, a mi núcleo profundo que permanece a través de los cambios. Tiempo y espacio son fundamentales para configurar mi identidad actual.

La personalidad puede entenderse como el modo en que el “yo” se hace presente en el tiempo, dando forma a su propio ser a través de sus decisiones, vínculos y proyectos. Cada persona posee una estructura común, la que se llama “naturaleza”, conformada por la racionalidad, la voluntad-libertad y la afectividad, pero la manera en que se concretan esas dimensiones es única, original y singular. En este sentido, la personalidad no está dada de una vez por todas: se construye dinámicamente. La personalidad se forja en la libertad, en la capacidad de orientar la propia vida hacia los valores y hacia el bien.

Ser persona, en efecto, no consiste únicamente en ejercer el libre albedrío, sino tomar decisiones que orienten hacia una dirección-sentido. Cuando el “yo” elige el bien, cuando se orienta hacia lo que lo trasciende, se realiza plenamente. La personalidad no se realiza en un individualismo egoísta, sino con la apertura al encuentro con los demás, a los valores y a la trascendencia.

Muchos estudios de psicología evolutiva ponen a luz un hecho: el “yo” no existe en aislamiento; más bien se desarrolla en una gran variedad de relaciones

Pbro. Silvio Marinelli

que inciden en él y, al mismo tiempo, son modificadas por él. La identidad se construye en el encuentro con el “tú”: decir “yo” implica poder decir también “tú” y “nosotros”. Puedo conocerme a mí mismo solo en el reflejo de los otros : en la mirada de quienes me aman o me rechazan, descubro facetas de mi personalidad. Somos seres “relacionales”, llamados al encuentro, al diálogo y al amor. Efectivamente, toda relación auténtica me plasma, me obliga a salir de mí y a reconocer al otro. Mi “yo” se fortalece no en el aislamiento, sino en la comunión

La reflexión antropológica considera la personalidad como apertura, como trascendencia del mismo yo. Hay un anhelo de verdad, de justicia, de amor que me trasciende. El ser humano no se explica solo por lo biológico o lo psicológico, sino por su dimensión espiritual que nos orienta y atrae hacia lo absoluto, los valores e ideales, hacia lo eterno. Finalmente, la trascendencia nos lleva al don y la entrega de sí mismo: lo vemos con claridad en las dinámicas familiares.

No nacemos con una personalidad acabada: somos seres en camino, un proyecto abierto. A diferencia de los animales, que se comportan según instintos fijos, la persona humana debe elegir y, eligiendo, va conformando su identidad y lo que quiere ser. Esa capacidad de configurarse a sí mismo es el signo más claro de su libertad. Mi personalidad, en efecto, no es un destino, sino una tarea y cada decisión, cada encuentro, cada relación que voy tejiendo, cada renuncia, cada sufrimiento o esperanza van dando una forma

Cuando llamamos al portal de nuestra casa y una voz familiar pregunta ¿quién es? probablemente habremos respondido muchas veces simplemente: yo. En cierto sentido, esta respuesta es totalmente superflua: todos somos un yo. Pero, desde otra perspectiva, es la respuesta más correcta y radical a una voz conocida porque con ella hago referencia a lo más profundo de mi ser, a mi raíz ontológica y a mi identidad personal. Tocamos aquí el núcleo central y último de la persona, la realidad a la que llamamos «yo». … Somos cuerpo, libertad, inteligencia, afectividad, pero con ninguno de esos aspectos nos hemos podido identificar completamente porque en ninguno de ellos late lo más esencial de la persona. Aparece solo de modo oculto, como presupuesto y fundamento, porque cuando hablamos del cuerpo o de la libertad lo que en realidad estamos pensando es: «Yo soy corporal», «yo soy libre ». Y ese yo es el núcleo último con el que realmente nos identificamos (Juan Manuel Burgos).

única a mi ser persona.

En este sentido, también mis tendencias, mis características genéticas y heredadas, mi temperamento o mis experiencias previas no “determinan” quién soy ; lo decisivo es cómo asumo, interpreto y modifico estos factores: todos tenemos la posibilidad de moldear y dar una forma particular a lo que la vida, el destino o la genética nos han regalado. También las heridas, defectos y limitaciones puedo asumirlos y darles un significado que solo uno puede decidir.

En conclusión, la personalidad es la manifestación concreta del “yo personal” como ser libre, inteligente y consciente, capaz de relacionarse y de amar, y trascendente: es la forma existencial que adopta la libertad humana; soy un ser en devenir. Cada uno se convierte en autor de su propia historia, cuando se abre al encuentro, al amor y a la creación de sentido. Personalidad y “yo” no son dos realidades separadas: la personalidad es el modo de ser del yo en el mundo y la historia. Ser persona es desarrollar la tarea más importante: llegar a ser lo que soy

La personalidad es, al fin y al cabo, el arte de unificar mi libertad, mis afectos, mis proyectos y mi búsqueda de sentido. Una obra siempre inacabada, pero orientada hacia la plenitud de “ser persona”. La personalidad se realiza sólo en la trascendencia, es decir, en la capacidad de entregarse en un proyecto de vida ⚫

EL “YO”

Cuando decimos “ YO quiero, yo creo, yo siento, yo hago, yo pienso… ¿en realidad sabemos a lo que nos referimos? ¿sabemos en realidad el significado de ese yo?

Existen diferentes concepciones y enfoques teóricos que definen al Yo; algunos ejemplos serían:

El Yo como entidad o identidad personal: esta concepción se basa en la idea de que hay una entidad coherente y estable, como núcleo central, que define la identidad de una persona. Aunque la personalidad se desarrolla a través de la interacción con un entorno social y cultural cambiante, nos vemos a nosotros mismos como seres con una identidad continua a lo largo del tiempo.

El Yo como proceso: esta visión pone el énfasis en que el Yo no es una entidad fija, sino que se ve como un proceso dinámico y cambiante en constante evolución y desarrollo a través de interacciones sociales, experiencias y contextos.

El Yo como representación mental (autoconcepto): esta concepción se refiere a la imagen y las creencias que una persona tiene sobre sí misma. El autoconcepto es una representación mental de las características, habilidades, roles y atributos que una persona considera propios.

El Yo como Sí mismo social: esta concepción destaca que el Yo se forma en gran medida como una representación social, a través de la interacción con otros y la internalización de las normas, las expectativas culturales y valores sociales. Las personas desarrollan una imagen de sí mismas basada en cómo creen que son percibidas y valoradas por los demás.

El Yo como autoconciencia: la autoconciencia se refiere a la capacidad de ser consciente de nuestros propios pensamientos, emociones y comportamientos. Nos permite reflexionar sobre nuestra propia experiencia y comprendernos a nosotros mismos desde una perspectiva más objetiva. En un sentido más profundo nos hace conscientes de nuestra existencia como seres individuales.

Existen otras acepciones del “Yo”.

Como se puede apreciar, se trata de un concepto cuya comprensión es compleja y multifacética, razón por la cual nos inclinaremos por una corriente que ha sido una de las bases para todos los ulteriores estudios e investigaciones; se trata de la visión psicoanalítica, cuyo fundador fue Sigmund Freud

Uno de los elementos que distingue las teorías freudianas es afirmar que el funcionamiento mental no se limita al proceso consciente, sino que existen funcionamientos inconscientes que lo determinan. Después de este descubrimiento apareció la necesidad

Victoria Molina

de describir un aparato mental, donde tuviera cabida el inconsciente. Y el Yo, y éste es el punto sobre el que insiste especialmente Freud, es en buena parte inconsciente.

Para lograr comprender lo que es el Yo desde esta visión, es preciso conocer el contexto general: Freud plantea que la estructura del aparato psíquico del ser humano está constituida por tres instancias y que se encuentran relacionadas unas con otras , dando lugar a la personalidad de los individuos. Estas tres instancias son: el Ello, el Yo y el Superyó.

El Ello se refiere a la parte más profunda, inconsciente, primitiva y desorganizada de la persona; es el conjunto de impulsos, deseos e instintos más básicos que tratarán siempre de encontrar satisfacción de manera inmediata. Buscar el placer y evitar el displacer a toda costa (principio de placer).

El Superyó es la representación de los preceptos morales de la mente, así como de las aspiraciones e ideales; se desarrolla a partir de la relación del niño con sus progenitores, quienes le proporcionan juicios, crítica y elogio de su conducta. Es la instancia que contrarresta al Ello; representa la conciencia moral, la parte crítica y de control que intenta que el individuo actúe de acuerdo con las normas sociales aceptables, y juzga lo que está bien y lo que está mal según las normas, leyes, estándares, expectativas… sociales y culturales del medio donde se desarrolla dicho individuo.

El Yo tiene como finalidad cumplir los deseos y demandas del Ello, conciliándolos con las exigencias del Superyó; transformando los impulsos en algo que pueda ser aprobado por el Superyó, intenta conseguir el mayor placer posible dentro de los límites que marca

ese Superyó. El Yo será castigado si la acción o decisión tomada no es aceptada por el Superyó.

Entonces, el Yo funge como intermediario con sus capacidades de pensar, razonar, decidir, etc. para tratar de mantener un equilibrio y una integridad ajustada a la realidad (principio de realidad).

Freud empleó estos tres conceptos (Ello, Yo y Superyó) para hacer alusión al conflicto o a la lucha interna existente entre fuerzas antagónicas que rigen la manera personal de pensar y actuar.

El Yo aparece esencialmente como un mediador que se esfuerza en atender exigencias contradictorias; “se halla sometido a una triple servidumbre, por lo cual se encuentra amenazado por tres tipos de peligros: el proveniente del mundo exterior, el de la fuerza del Ello y el de la severidad del Superyó”.

El Yo está destinado, por principio, como representante de la realidad, a asegurar un control progresivo de las pulsiones. Se esfuerza en lograr que impere la influencia del mundo exterior sobre el Ello y sus tendencias, intenta reemplazar el principio de placer, que reina sin restricción en el Ello, por el principio de realidad, con la debida concordancia del Superyó.

Varios autores han enumerado y discutido las distintas funciones del Yo, y se han reconocido doce que cumplen con cierta labor en las interacciones del individuo con el medio ambiente y consigo mismo. Sólo las mencionamos: Prueba de realidad; Juicio; Sentido de realidad del mundo y del sí mismo; Regulación y control de instintos, afectos e impulsos; Relaciones personales; Proceso del pensamiento; Regresión adaptativa al servicio del Yo; Funcionamiento defensivo; Barrera a los estímulos; Funcionamiento autónomo; Funcionamiento sintético – integrativo; Dominio – competencia.

En conclusión, se puede decir que el Yo ha actuado correctamente cuando logra satisfacer al mismo tiempo las exigencias del Ello (principio del placer), del Superyó (restricción de satisfacciones, conciencia moral) y de la realidad (principio de realidad); es decir, si logra conciliar mutuamente las respectivas pretensiones de un individuo. El resultado es el logro de un equilibrio, el cual se traduce en una adaptación óptima. Por lo tanto, las funciones yoicas son componentes del psiquismo, capacidades ejecutivas que fortalecen el Yo para la adaptación e interacción del individuo al medio ambiente, procurando liberarlo de ansiedades y ayudando a sortear dificultades.

Dicho de otra manera, el funcionamiento mental está centrado en el Yo quien tiene que compatibilizar lo que viene del Ello, del Superyó y de la realidad externa. De acuerdo con la capacidad de compatibilizar esas demandas, la persona logrará un equilibrio funcional que represente mayor salud y bienestar; de no lograrlo podría desarrollar una patología. ⚫

EL CONCEPTO DE PERSONALIDAD EN PSICOLOGÍA

Cuanto más te conoces a ti mismo, más paciencia tienes para lo que ves en los demás (Erik Erikson)

Desde la antigüedad ha habido interés por conocer por qué las personas somos como somos y porqué somos distintas unas de las otras; porqué algunos comportamientos son normales y otros son patológicos. En este interés se han visto involucradas diferentes disciplinas a lo largo de la historia, y para la psicología esto no ha sido la excepción; tal así, que existe la psicología de la personalidad , la cual es la rama de la psicología encargada de estudiar las diferencias individuales en la personalidad.

Definiendo la personalidad

Como muchos otros conceptos en Psicología, la personalidad se define de manera diferente según la teoría psicológica que la describa; sin embargo, podemos conceptualizar la personalidad de manera general como un patrón único de conductas, pensamientos y sentimientos determinado por factores biológicos, psicológicos y sociales, relativamente estables y duraderos que diferencian a cada persona de las demás.

La personalidad es un concepto amplio y complejo que señala las características de la forma de ser, la forma de pensar, la forma de sentir, la forma de actuar o de reaccionar de una persona ante ciertas situaciones, lo cual permite prever su conducta.

En este sentido, la personalidad hace referencia a la conducta manifiesta (conducta y actitud observada) y también a las características que se relacionan con el mundo interno de la persona (estados afectivos, pensamientos, motivaciones); tales elementos son relativamente estables y consistentes en el tiempo y ante variadas situaciones, y se les conoce como rasgos.

Los rasgos son características que poseen las personas y les confieren individualidad, configurando su personalidad. Los rasgos ayudan a comprender y clasificar tipos de personalidad, esto permite diferenciar a las personas según ciertas formas de ser.

Es importante mencionar que la finalidad de la personalidad es la adaptación exitosa de cada persona al entorno en el que se desenvuelve; por tanto, cada experiencia y aprendizaje que ocurra en la vida moldea o refuerza la personalidad otorgándole la individualidad que define la forma de ser, volviendo a cada persona única e irrepetible.

Aspectos relevantes de la personalidad

Presentemos las principales características de la personalidad.

Naturaleza dinámica. La personalidad se construye a lo largo de la historia de la vida, pero la adolescencia es la etapa evolutiva clave para su consolidación.

Singularidad. La personalidad enfatiza los aspectos que distinguen a una persona de las demás, incluso ante las mismas situaciones.

Estabilidad. El estilo de comportarse o la forma de ser particular permanece consistente a través del tiempo, permitiendo a la persona ajustarse a los cambios sin alterar sustancialmente su estructura, es decir, permanece la esencia.

Consistencia. Este aspecto hace referencia a la tendencia predecible de comportamiento de la persona ante situaciones diferentes. La consistencia y la estabilidad de la personalidad permiten la adaptación de la persona a su contexto. Cuando el comportamiento de una persona no es estable ni consistente, se sospecha de alguna disfunción o trastorno de personalidad.

Psic.
Erika
Lorena
González
Franco

Temperamento y carácter

El temperamento y el carácter son dos conceptos que se incluyen como elementos de la personalidad. El temperamento es la disposición innata que induce a reaccionar ante el ambiente; está determinado por la herencia genética, por lo cual es difícil de modificar. El carácter en cambio hace referencia a la reacción ante estímulos generada por los hábitos de comportamiento que se han adquirido por aprendizaje y experiencia a lo largo de la vida, lo cual le confiere un sentido particular y es, por tanto, modificable.

En este sentido, la personalidad engloba los dos aspectos: se fundamenta en la herencia genética (temperamento) y considera la influencia del contexto y la experiencia de vida (carácter) en su desarrollo y consolidación.

Teorías de la personalidad

La psicología ha abordado el estudio de la personalidad desde diferentes enfoques que guardan relación con modelos teóricos, con el propósito de definir y clasificar las personalidades humanas a partir del análisis de su configuración y los factores que inciden en la ella: genética, historia del desarrollo, historia familiar, interacción con los demás y el entorno.

Algunas teorías psicológicas para comprender la personalidad son:

Teorías psicodinámicas. Propuesta por Sigmund Freud: explica la personalidad como el resultado de fuerzas psicológicas internas que constituyen el aparato psíquico y de la interacción entre ellas.

Teorías de los rasgos. Se centra en identificar y describir características o rasgos estables que forman

la personalidad y cómo éstos se relacionan con el comportamiento real.

Teorías humanistas. Desarrollada por Carl Rogers y Abraham Maslow, se enfoca en la capacidad humana para el crecimiento personal y la realización del potencial. La personalidad se forma a partir de elementos centrales: la autorrealización, la percepción del yo y la consciencia.

Teorías conductuales y sociales. Sostienen que la formación de la personalidad está determinada por el ambiente a través del condicionamiento, el aprendizaje y el modelamiento social del comportamiento.

Trastornos de personalidad

Cuando los rasgos de la persona son extremos, disfuncionales, incapacitantes, normativamente desviados, desadaptados, generalizados e inflexibles, y que generan un malestar intensamente significativo, se considera que la persona tiene un Trastorno de Personalidad.

Estos rasgos disfuncionales deberán ser estables a lo largo del tiempo y se mostrarán como predominantes en la manera de ser de una persona, además de que muestran malestar, angustia o deterioro significativo en ella y afectan la relación con las personas con las que convive.

Según sus características generales, en el DSM5-TR (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, 5ta. edición revisada) se consideran 10 trastornos de personalidad, clasificados en tres grupos basados en similitudes: grupo A (extraños o excéntricos), grupo B (dramáticos, emocionales o erráticos) y grupo C (ansiosos o temerosos).

Para diagnosticar un Trastorno de Personalidad, deberá contrastarse lo observado con instrumentos de evaluación específicos de personalidad, con la historia clínica y con los criterios diagnósticos de los manuales clínicos vigentes.

A manera de conclusión

La personalidad es una construcción compleja que nos permite construirnos una identidad propia diferenciada del resto y adaptarnos al entorno en el que crecemos y nos desarrollamos.

Pese a tener características generales que pueden dar cuenta de algún tipo de personalidad, lo cierto es que cada uno como persona somos seres únicos con personalidades únicas , comprenderlo nos ayuda a aceptarnos mejor como seres humanos, y también a conectar con los demás, valorando la riqueza de la diversidad humana en sus múltiples expresiones. ⚫

Yolanda Zamora / yolanda.zamora@gmail.com

Belleza, arte, Muerte...

Alo largo de todo este año 2025 –que, dicho sea de paso, parece haber volado como si el calendario tuviera vida propia- mis colaboraciones en nuestra revista bimestral “Vida y Salud” han girado en torno a los conceptos de belleza-arte-muerte. Así, hemos hablado del concepto de muerte en diferentes culturas, de la muerte en la literatura, de la muerte en la canción, de la muerte en el arte popular, en las danzas, en la pintura, en el ballet, en la poesía…

¿Qué tienen en común estos conceptos? Tal vez –y sólo tal vez- estos términos suelen convocar el misterio: contemplar la belleza de la creación nos evoca la belleza perfecta y el misterioso anhelo de contemplación.: ¿De dónde nos viene?

Un segundo momento, la belleza de la recreación simbólica del mundo por la mano del artista en una obra de arte, nos remite también a lo trascendente, da cuenta de un momento histórico consignado y nos deja también en el umbral mismo de ese otro lado de la vida, intuyendo el misterio.

Finalmente, la muerte es el misterio perfecto al que el ser humano se enfrenta y al que ha intentado por diferentes caminos dar respuesta: religión, ciencia, razón, filosofía, intuición… Fe.

Propongo considerar la muerte, a la luz de la filosofía, aunque por supuesto lo haré en forma sintética, muy breve, invitando al lector a que profundice directamente en las obras respectivas. Elijo para ello a tres filósofos: Zubiri, Marcel, Ortega.

Para el pensador español Xavier Zubiri, la muerte no implica la dicotomía de la separación alma y cuerpo, sino que sostiene una “totalidad psico-somática”, y plantea un concepto de resurrección como un todo, a partir de la opción vital del ser humano frente a la realidad suprema.

Para el filósofo francés Gabriel Marcel, la muerte tiene un carácter “esperanzador”, de hecho, a Marcel se le

llama “el filósofo de la esperanza”. Vale la pena subrayar que Marcel no nos presenta ideas abstractas, sino que se nutre de su propia experiencia vital, a través de ensayos autobiográficos. Su obra y su vida están definitivamente unidas. Ante la inminencia de la muerte, al vivirse en el umbral, Marcel traslada su angustia existencial a la fe. Su obra, hacia sus últimos años, incluso, va más allá de la fe, hacia la esperanza teologal. Interesante me resulta, y muy de acuerdo con todas estas reflexiones, que Gabriel Marcel, hacia el final de su vida, enfatiza “el encuentro y la contemplación” en unión con el prójimo, y utiliza metáforas musicales como obras corales, u orquestales, en las que todos reunidos expresaríamos un canto comunitario.

Propongo un tercer filósofo, el vitalista español José Ortega y Gasset, quien enfatiza la vida, y propone un morir humanamente, articulado con el proyecto vital. ¿Qué es morir humanamente? se pregunta el filósofo: ante la perspectiva-certeza de la muerte y con base en la libertad humana, elegir una razón vital que dará sentido a la misma muerte.

A manera de conclusión del ciclo

La muerte: concepto que sólo será develado cuando cada uno de nosotros “viva su propia muerte ”. ¡Un momento! ¿No es un absurdo hablar de “vivir la muerte ”? ¿Se trata acaso de un oxímoron, figura literaria en la que dos términos opuestos crean un significado nuevo? O bien, ¿se trata de una paradoja, un recurso lúdico para escapar de la trampa semántica a través de la agudeza o la ironía?

“Dile a la vida, que viva” … dice una canción interpretada por el músico uruguayo Alfredo Zitarrosa. En todo

Yolanda Zamora / yolanda.zamora@gmail.com

caso, ¿también la muerte, se vive? ¿Es posible “amistar” con la muerte en la serenidad y la sencillez de algo natural, saber que la experiencia nos revelará el misterio?

De antemano, acepto la imposibilidad de dar respuestas “más allá de la vida”. Pero, en todo caso, podemos jugar un poco con las posibilidades literarias, imaginativas y acudir a la ficción narrativa para compartir, a continuación, un cuento titulado: “La muerte del filósofo”, narración en la cual la Muerte, personalizada, pierde toda expresión de temor, y se presenta, en cambio, en la serenidad del umbral deseado.

Sigamos, entonces, a distancia, al filósofo, y su caminar sobre la arena… ¿Me acompañan

La muerte del filósofo

“No será tan mala la muerte, cuando rima con la suerte...” – pensó el filósofo, mientras caminaba junto al mar, una madrugada de sol tierno, dejando sus huellas sobre la arena tibia, acariciada por olas tímidas. Caminaba despacio, descalzo, un tanto desparpajado en su pantalón de mezclilla, playera verde, cabellos despeinados, mochila a la espalda, y el cigarrillo (al que jamás había podido renunciar) en la boca. Así era el filósofo quien, en ese momento, junto al mar, pensaba en lo interesante que puede resultar “amistar” con la muerte. Porque: topar con ella, es destino, sí… pero no fatalidad.

Si niña es, la muerte –alegre, párvula, traviesa, – será todo juego y sorpresa y con cándidos balbuceos, la palabra “Muerte”, en ronda, habrá que aprender a pronunciar.

En cambio, si es muchacha, ¡ah, la Muerte-muchacha, será lindo verla dar vueltas, en su falda blanca orlada de encaje, y entre risas dejarse alcanzar…

Ha llegado el filósofo caminando, en medio de sus reflexiones, hasta el último risco de la playa, ahí, en donde se ven los restos de un naufragio que ha permanecido cubierto de sargazos y abrojos marinos. Se detiene frente al mar y concluye: “Sí. Lo reafirmo, quiero amistar contigo Muerte…”.

Como si su pensamiento la convocara, vio venir hacia él, a la distancia, desde los riscos de la ensenada, una figura envuelta en jirones de nube, habitante en fuga de un cuadro surrealista. La reconoció de inmediato, sin sobresalto, y cuando estuvo a sólo unos pasos, le dijo:

–Te esperaba. Quiero recibirte como se recibe al amigo entrañable que regresa de uno de sus viajes sin puerto.

La figura, envuelta en nimbos, guardó silencio y lo miró con ojos tan profundos, que el filósofo pudo sentir el arrastre de su alma hacia el abismo.

En ese instante, el tiempo se distendió, mezclándose:

Si es mujer, la muerte…es ternura. Si es varón… intentará conquistar. Si sólo sueño es la muerte, ¡Ah, placidez sin par…!

pasado-evocación, presente-intensidad y futuro-anhelo….

Y el filósofo se preguntó: ¿Quién soy yo en este momento?

Y se enfrentó, con libertad inalienable, a su última opción vital, a su autodefinición.

Ahora, al mirarla frente a frente, comprendió de pronto con toda claridad: “Desde la muerte defino, por fin, mi propia vida. Es la enemistad con la vida la que enemista con la muerte. ¡No es absoluta la muerte, es absoluta la vida!”.

El filósofo había salvado su circunstancia, en el umbral del vivir y morir, estallido de luciérnagas en el éxtasis luminoso de la plenitud.

Cuando cayó, exangüe, sobre la arena, una lluvia delgada y fina eternizó el instante.

Después… el silencio. ⚫

Aptitudes sobresalientes en el quehacer humano

Dentro del contexto de la “Acción Motriz” del ser humano, que comprende las diferentes ramas de la actividad física, como es el amplio escenario del trabajo del hombre (donde todos actuamos a diario entre rutinas, responsabilidades y sue ños por cumplir) hay personas que, de pronto, parecen tener algo más. No es magia (aunque a veces lo parezca), ni suerte (aunque algunos lo afirmen ente dientes), algo que podríamos llamar aptitudes sobresalientes

se crea una base sólida no solo para el deporte, sino tam bién para otras áreas de la vida. Estas habilidades tienen un impacto duradero en el desarrollo físico, emocional y social; son como un goteo intermitente, inconsciente y permanente de energía vital.

Las habilidades pueden ser innatas o desarrollarse y abarcar capacidades mentales, sociales y físicas; las destrezas se asocian como la ejecución de una acción de manera efectiva.

Ahora bien, dentro de este universo de habilidades excepcionales, existe una categoría tan poderosa, tan sutil, y a su vez tan explosiva que se ha decidido llamarle habilidades atómicas.

En efecto, no se trata solo de saber mucho o hacer bien algo, sino de tener esas pequeñas-grandes capacidades que, como los átomos, pueden desencadenar enormes transformaciones.

Con la expresión “habilidades atómicas” nos referimos a las habilidades más básicas, pequeñas pero fundamentales, que constituyen la base para desarrollar habilidades más complejas , por ejemplo, en el deporte. Desde la infancia, al fomentar estas habilidades atómicas como el equilibrio, la coordinación y la fuerza básica,

El concepto de habilidades atómicas proviene de la idea de dividir las capacidades complejas en las unidades más pequeñas y entrenables aplicadas al desempeño físico, cognitivo y emocional; lo mismo sucede con los “hábitos atómicos” en el comportamiento. Se trata de tomar una acción grande — como jugar al fútbol, correr un maratón, mantenerse funcional en la vejez — y descomponerla en los bloques básicos que la hacen posible.

Es importante destacar que las habilidades atómicas no solo mejoran el rendimiento deportivo, sino que también ayudan a formar personas más equilibradas ,

resilentes y con mayor confianza. En el deporte, la enseñanza de movimientos simples y fundamentales crea una estructura sólida para aprender y disfrutar de actividades más complejas a lo largo de la vida.

Las habilidades atómicas son un concepto muy interesante: se refieren a las habilidades más básicas y fundamentales, que son pequeñas “unidades” de habilidad que, al ser cultivadas desde temprana edad, pueden generar un gran impacto en el desarrollo de una persona.

Dr. Luis Altamirano Álvarez

En el contexto deportivo, estas habilidades atómicas pueden ser simples movimientos o destrezas motrices (como saltar, correr, girar, o equilibrarse), que se convierten en la base de habilidades más complejas.

Cuando un niño desarrolla estas habilidades básicas de forma adecuada, no solo mejora su rendimiento deportivo, sino que también se fortalece en otras áreas de su vida, como la coordinación, el control emocional, la resiliencia, la confianza y la socialización. Es como si fueran bloques fundamentales que, al acumularse, crean una estructura sólida tanto para el deporte como para la vida en general.

En el deporte las habilidades atómicas son la clave para un aprendizaje eficiente. Desde la enseñanza de movimientos simples, como caminar o lanzar una pelota, se puede crear una base sólida para actividades más complejas. Al tener un enfoque progresivo y adaptado, el niño o adulto puede disfrutar del deporte, sin presiones, y mejorar en áreas clave de su vida.

¿Cómo puede aplicarse esta teoría en deportes y en etapas de la vida? En los deportes, ante todo se identifica la habilidad compleja (por ejemplo, un saque en tenis). Luego de divide en actividades atómicas: postura inicial, agarre correcto de la raqueta, lanzamiento de la pelota con control, coordinación brazo–hombro en el impacto, acompañamiento del golpe y recuperación. En tercer lugar, se entrena cada parte por separado hasta que sea automática y, luego, integrarlas. Esto se aplica igual en deportes de conjunto (pases, fintas, arranque en sprint) o individuales (respiración en natación, control de ritmo en atletismo).

Este modelo se puede aplicar también en las etapas de la vida. Aquí el concepto sirve para mantener y potenciar la autonomía:

Niñez. habilidades atómicas de movimiento y coor-

dinación: gatear, saltar, lanzar, atrapar, equilibrio.

Adolescencia. añadir componentes tácticos y cognitivos: anticipar, decidir rápido, colaborar en equipo. Adulto joven. habilidades de rendimiento y adaptación: resistencia, fuerza segmentada, control de estrés competitivo.

Edad adulta media. habilidades preventivas: ergonomía, micro-pausas de movilidad, control postural, respiración consciente.

Adulto mayor: habilidades atómicas de la independencia: levantarse de la silla, girar en cama, subir un escalón, equilibrio al vestirse.

Este enfoque tiene muchos beneficios : hace el aprendizaje progresivo y menos frustrante, permite personalizar el entrenamiento según necesidades y limitaciones, da claridad sobre qué micro-acciones sostienen el desempeño global (tanto en el deporte como en la vida cotidiana).

En resumen, aplicar habilidades atómicas en deportes significa desarmar la técnica compleja en micro-habilidades y automatizarlas. En las etapas de la vida significa identificar las unidades básicas de movimiento y autocuidado que garantizan rendimiento o autonomía y entrenarlas como parte de la rutina. ⚫

Bioética y sentido de justicia

Habría que comenzar por ahondar acerca del binomio que representan ética y justicia , binomio por cierto imprescindible. En el siglo XXI ha primado de hecho la injusticia; año tras año vemos que desafortunadamente ello se incrementa; particularmente en lo que a bioética respecta, problemas asociados a la falta de equidad –violaciones a los derechos humanos, desigualdad, pobreza- van aumentando sin límites.

Pregunta central para la ética contemporánea y para nuestro siglo: ¿por qué en vez de prevalecer la justicia, prevalece la injusticia? Esa cuestión nos remite al prólogo del libro de Emmanuel Lévinas, Ética e infinito (Editorial Visor, Madrid, 1991), escrito por Jesús María Ayuso Díez: “[…] la pregunta primera que el hombre ha de formularse no es la leibniziana que Heidegger gustaba recordar: ¿por qué hay algo y no más bien nada?, sino estas otras: ¿por qué existe el Mal?, ¿cómo hacer para que lo que es estalle en Bien?”. A lo que deberíamos agregar: ¿qué hacer para que la justicia predomine sobre la injusticia?

Recurramos a la ciencia. En diciembre de 2015, investigadores de Estados Unidos, Canadá y Senegal publicaron un estudio en la prestigiosa revista Nature sobre el sentido de la justicia en el ser humano: “The ontogeny of fairness in seven societies” (La ontogenia de la justicia en siete sociedades). Participaron 1732 niños de siete países, de poblaciones diversas y distintos cultos religiosos. El hecho de que el estudio sea multicultural sustenta “con más fuerza” las conclusiones del trabajo.

Según los científicos, el sentido de justicia se desarrolla de manera espontánea en los niños de 4 años en todas las sociedades analizadas. En esa población, mediante una serie de experimentos, se demostró que los niños pequeños no están dispuestos a tolerar ningún tipo de abuso. Esta característica, concluyeron los investigadores, la determina la propia naturaleza humana. En los niños mayores de 8 años, el sentido de justicia, o de injusticia, está definido sobre todo por cuestiones culturales; y agrego: sociales y familiares.

La siguiente cuestión es fundamental: ¿cómo aprovechar y hacer florecer cualidades innatas a nuestra especie como empatía o justicia en vez de indiferencia o injusticia?

Justicia es uno de los seis principios básicos de la ética médica, disciplina fundamental en el ámbito de la bioética. Sin justicia la ética es materia incompleta. El mundo enfermo, nuestro México resquebrajado, refleja lo que sucede cuando domina la injusticia. Desde Platón, la justicia es una de las cuatro virtudes cardinales –al lado

de prudencia, fortaleza y moderación (o templanza)-. Se considera que es la más importante de las virtudes sociales.

Mirada contemporánea es la de André Comte-Sponville: “Justicia es una virtud que respeta la igualdad y la legalidad, los derechos (de los individuos) y el derecho (de la ciudad). Eso supone que la ley sea la misma para todos, que el Derecho respete los derechos y, finalmente, que la justicia (en su sentido jurídico) sea justa (en sentido moral) ”. La falta de justicia es directamente proporcional a males como la corrupción, la impunidad, la ilegalidad y la ausencia de derechos humanos.

¿Qué hacer? No hay libro sobre filosofía, ética o bioética que no dedique unas páginas a la justicia. En Principles of Biomedical Ethics (Oxford University Press, Sixth Edition, 2009), Beauchamp y Childress, al hablar de justicia, sugieren que los términos fairness (imparcialidad, equidad, justicia), deserve (merecimiento, de castigo o premio) y entitlement (tener derecho) son algunas de las ideas utilizadas por diversos filósofos en un intento por explicar los significados de justicia.

La suma y la interacción del valor de los términos enunciados es lo que requiere, con urgencia, el mundo. Sólo desde la ética pueden fortalecerse y contagiarse esos valores. El reto es explorarlos en las infancias. Quizás así podrían disminuir las enfermedades de nuestro mundo. Quizás por medio de esas acciones podría florecer la justicia.

Habría que agregar, al capital ético. En su libro

Eduardo Casillas González / Máster en Bioética

The Selfish Gene (Oxford University Press, 1976), Richard Dawkins acuña el término “meme”, el cual abarca mímesis y memoria; esa suma nos lleva entonces a pensar a los genes. Memoria como “imagen o conjunto de imágenes de hechos o situaciones pasados que quedan en la mente”. Mimesis como “imitación que hace una persona de los gestos, movimientos, manera de hablar o de actuar de otra”, o “imitación de la naturaleza que en la estética y la poética clásicas constituye el núcleo del arte”. Entonces, memoria + mimesis = meme, memoria + mimesis + genes = ser humano.

Es así que si sumamos imágenes personales y también imitamos rasgos de otros seres construimos, junto a la carga genética –genes, cromosomas y ADN-, a las personas. Los memes deberían servirnos para diseminar a la ética y a la bioética. Memes éticos podría incluso ser un término consistente.

Pero ¿qué son los genes? Son partículas de material genético agrupadas en los cromosomas, que van a determinar la aparición de los caracteres hereditarios de los seres vivos. Los cromosomas se heredan y no pueden modificarse. Los genes determinan la información genética y se transmiten sexualmente de una generación a otra por su replicación.

Y, ¿qué son los memes? Según Dawkins, son las unidades encargadas de transmitir y procesar información cultural, la cual se difunde de un cerebro a otro por medio de imitación, enseñanza o asimilación. Dawkins denomina memes a los conceptos, creaciones, costumbres, ideas y habilidades que conforman el legado cultural. Los memes se transmiten entre individuos y de una generación a otra.

Los memes son creaciones humanas. Sus fuentes son diversas: literatura, música, pintura. El contagio de “memes positivos” favorece y disemina conocimiento y sabiduría. Gracias a ellos la especie humana crece. Nacer en casas o sociedades donde la cultura y sus funciones juegan un papel preponderante genera, casi siempre, conductas “correctas”, positivas. Así como los memes procesan información cultural, la especie humana debería contar con memes éticos encargados de diseminar ética y moral por medio de capital ético.

Capital ético es un término acuñado por la filósofa Adela Cortina: “Componen el capital ético

los valores morales que una sociedad pluralista comparte desde la diversidad de proyectos de vida buena”. Al reflexionar sobre la felicidad, agrega, “[…] una buena sociedad, una sociedad justa, es aquélla cuyos miembros pueden llevar adelante sus proyectos de vida feliz. Para lograrlo es preciso recurrir al capital físico, financiero, humano y social, pero también al capital ético”. Por desgracia, poco o nada se habla de capital ético.

Humanizar al ser humano es urgente. Vitalizar el capital ético y diseminarlo es una vía para contrarrestar el poder político, la sordera del fanatismo, así como las reglas impulsadas por banqueros, cuyas nefandas metas han sumido al mundo en la bancarrota. Difícil distinguir quién de los miembros de esa nefasta triada manda. Abrigan cuerpos similares.

La Tierra y el ser humano están amenazados. Si los memes diseminan información cultural y fortalecen o modifican a las personas –quiero pensar que lo hacen “para bien”-, sembrar memes éticos como contrapeso para frenar las enfermedades del mundo es idea adecuada. Empatía, bondad, resiliencia, otredad, altruismo, compasión, solidaridad son bienes humanos. Se aprenden en casa. Se contagian en la escuela y en las calles de la infancia. Justicia, benevolencia, honestidad, lealtad y generosidad son también valores humanos. La suma de las cualidades previas son pilares del capital ético. Transmitirlos, al igual que los memes, de un cerebro a otro, de una mano a otra, de una persona a su par y a la comunidad es fundamental. Por ahora, afortunadamente, no es posible modificar el árbol genético. En cambio, sí es factible construir un capital ético y diseminar memes éticos ⚫

Eduardo Casillas González / Máster en Bioética

CIVIL

Asociaciones Unidas por la Salud, en CSC ORGANIZACIONES DE

Lic. Maribel Delgado - Coordinación proyecto

Voces que tejen compasivascomunidades

VI Seminario Nacional de Cuidados Paliativos –Colectivo “Cuidados Paliativos, Trabajo de Todos”

El VI Seminario Nacional de Cuidados Paliativos, celebrado bajo el lema “Cumplir la promesa: acceso universal a los cuidados paliativos”, fue un espacio de encuentro entre profesionales y asociaciones comprometidas con el acompañamiento integral del sufrimiento humano. El lema “Manejo del sufrimiento y el dolor en los cuidados paliativos” recordó que esta labor es trabajo de todos: médicos, psicólogos, enfermeras, voluntarios, familias y comunidades.

Los temas abordados recorrieron los distintos matices del dolor y la esperanza: “Logrando la promesa, acceso universal a los cuidados paliativos”, “Complejidad del dolor y del sufrimiento”, “Acompañando a alguien que sufre” y “Dolor a lo largo de la vida”, considerando la infancia, la adultez y la vejez como etapas que merecen acompañamiento médico, psicológico y espiritual. Los talleres prácticos —Comunicación y cuidado del cuidador, Técnicas de movimiento del paciente, Masaje linfático y Atención en las horas finales— reforzaron el valor de la escucha, el tacto y la presencia como recursos terapéuticos.

El seminario marcó un paso más en la formación desde la perspectiva de la humanización y el acompañamiento integral, respetando la dignidad de la persona en cada fase de la enfermedad.

El evento fue organizado por el Colectivo “Cuidados Paliativos, Trabajo de Todos”, conformado por: Centro San Camilo, Fundación Mexicana de Medicina Paliativa, Juntos Contra el Dolor, Hospital San Javier – Clínica del Dolor y Albergue Juanita y Fernando. Este esfuerzo interdisciplinario refleja un movimiento colectivo hacia la cultura de la compasión.

Jornadas por la Salud – CSC y Asociaciones Unidas por la Salud

A lo largo de 2025, cada mes, el Centro San Camilo,

en alianza con más de 110 asociaciones civiles que integran las Asociaciones Unidas por la Salud, ha desarrollado un programa de Jornadas por la Salud, consolidando un espacio de reflexión y formación al acompañamiento interdisciplinario.

Cada jornada representa una propuesta formativa y solidaria, uniendo médicos, psicólogos, agentes pastorales, trabajadores sociales y voluntarios bajo un mismo espíritu: servir al ser humano en su totalidad. Las temáticas fueron: La humanización como proyecto de paz hacia la salud integral; Acompañar al enfermo con cercanía; Salud renal y acompañamiento médico, psicológico y espiritual; Salud infantil y juvenil; Humanización y psicología: el sentido del acompañar; Prevención del suicidio: esperanza y contención del sufrimiento; San Camilo de Lelis, ejemplo de servicio y ternura hacia el enfermo; Jornada por la Salud del Adulto Mayor; Jornada contra el Cáncer: el acompañamiento ante la vulnerabilidad.

Estas jornadas son expresión viva del compromiso

de un equipo interdisciplinario y multidisciplinario que trabaja por promover la salud integral y la cultura del acompañamiento. Cada mes, más de un centenar de asociaciones —casas hogar, clínicas, hospitales, comunidades religiosas y organizaciones civiles— participan activamente, compartiendo experiencias y saberes.

De esta labor sostenida ha surgido un nuevo concepto que sintetiza un espíritu de red y colaboración: “ Voces que tejen comunidades compasivas ”. Ser comunidad es una estrategia y un recurso para vivir con más conciencia y responsabilidad, caminando hacia una cultura de la humanización y la salud integral.

Las Jornadas por la Salud son el testimonio de que la compasión puede organizarse, enseñarse y celebrarse, fortaleciendo los lazos entre las instituciones y las personas que acompañan el sufrimiento humano. Con esta propuesta, el Centro San Camilo y las Asociaciones Unidas por la Salud cierran el año 2025 consolidando una red que une ciencia, servicio y espiritualidad ⚫

Mtra. Beatriz Lujambio

Adviento, tiempo de espera y de responsabilidad

El Evangelio de Mateo es un canto a dos voces: por un lado narra la experiencia histórica de Jesús y por otro, trata de demostrar que todo lo que le aconteció estaba previsto por las Escrituras.

Durante el Adviento Juan el Bautista tiene una importancia fundamental. Su principal función fue preparar al pueblo para la venida de Jesús , predicando el arrepentimiento y el bautismo como signo de conversión, para que estuvieran listos para recibir al Mesías.

Necesitamos encontrarte, Señor.

Lo que hayamos recibido en el silencio de la oración, eso es lo que podremos dar en la vida activa.

Nos hace falta silencio para mover nuestras almas.

Necesitamos encontrarte, Señor.

Lo importante no es lo que decimos, sino lo que Tú digas por medio de nosotros.

Todas nuestras palabras serán inútiles si no provienen de ti.

Seguiremos siendo pobres, mientras no descubramos las palabras que comuniquen la luz de Cristo.

Seguiremos siendo ingenuos, mientras no sepamos qué hay silencios más fecundos que el abuso de las palabras.

Seguiremos siendo ineptos, mientras no hayamos entendido que, con las manos juntas, podremos actuar mejor que agitándolas.

Necesitamos encontrarte, Señor. Amén.

La figura de Juan el Bautista responde a lo que el profeta Isaías (profeta del segundo éxodo, que vio regresar a los deportados de Babilonia) había predicho.  Así, Mateo deja claro que la actividad de Juan no es algo arbitrario, sino que continúa la historia de salvación. Juan el Bautista es un eslabón fundamental en la historia de salvación.

(Dom Hélder Cámara, obispo de Olinda y Recife, Brasil)

En la lista genealógica de Jesús se repite por treinta y nueve veces el verbo “engendrar”, desde que Abraham engendró a su hijo, pero cuando llega a José, el esposo de María, el tiempo del verbo cambia y por primera vez se menciona en pasivo: “De ella fue engendrado Cristo”. Se trata de un pasivo divino, porque tiene por sujeto Dios. Esto pone de manifiesto que al Mesías no lo genera Israel sino Dios: la historia ha llegado a su cumplimiento; José  también es un eslabón fundamental porque permite a Jesús pertenecer al linaje de David.

A Dios se le puede acoger. El Adviento nos anuncia la llegada de Dios hecho Niño y la posibilidad de acogerlo. En este pequeñín, escondido en el seno de una mujer que pertenece al mundo de los pobres, se revela el rostro definitivo de Dios. Un Dios que quiere poner su morada entre sus hijos, dentro de sus existencias, haciéndose presente hasta el final de los tiempos por medio de lo que ellos hagan o digan: es aquí en donde está nuestra responsabilidad

Entre la palabra inicial del ángel a María y la última palabra de Jesús, se encuentra el sentido de todo el Evangelio: mostrar que en Jesús está Dios del lado del hombre y que la humanidad y la divinidad están en

comunión indisoluble para siempre.

Dios puso su morada entre sus hijos y dentro de sus existencias. En otras palabras, somos nosotros los que - una vez muerto, crucificado y resucitado Jesucristo - tenemos la tarea de seguir sus pasos (discipulado): Jesús cuidó enfermos, comió con pecadores y fariseos y sobre todo cuidó de la vida de los frágiles y enfermos; de aquí el Adviento, tiempo de responsabilidad.

Mi más sincero deseo  para que en este adviento seamos todos discípulos activos y congruentes de Jesús. ⚫

Autocuidado en la ayuda al que sufre

Cuidarse a uno mismo es la mejor manera de cuidar a los demás

Brindar ayuda a otra persona que se encuentra en vulnerabilidad o vive algún tipo de sufrimiento es una respuesta humana de consuelo, esperanza, compasión y cuidado; sin embargo, es preciso que quien ofrece la ayuda, se otorgue a sí mismo cuidado, para evitar complicaciones físicas y psicológicas que vienen junto con la noble labor de ayudar al que sufre.

De esta forma cobra relevancia el autocuidado, el cual hace referencia a las acciones que permiten mantener el bienestar personal integral, por tanto, implica poner atención a las necesidades físicas, emocionales, cognitivas, relacionales y espirituales, es decir, en todas las dimensiones del ser.

Es importante mencionar que las personas que brindan ayuda a otros de manera constante, debido a que su profesión corresponde a la asistencia o al acompañamiento (médicos, bomberos, psicólogos, voluntarios, enfermeros…), poseen un perfil significativo: cuentan con actitud colaborativa y altruista, se manejan conducta ética, poseen habilidades para el manejo de conflictos, requieren ofrecer respuesta efectiva a situaciones estresantes y brindan contención y soporte emocional constante.

En este sentido, quienes brindan ayuda a otros de manera constante, están expuestos a historias de vida de personas con alta vulnerabilidad y a las emociones que muchas veces son intensas o desbordadas; presentan alto riesgo de desarrollar desgaste profesional si no se cuenta con la preparación y herramientas para hacer frente a las demandas de atención. Lo anterior pone de manifiesto no sólo su capacidad de ayuda y el servicio valioso que brindan a la sociedad, sino que, además, expone su riesgo al deterioro a la salud mental y la necesidad de autocuidado, para asegurar su bienestar y la eficacia en la atención.

Tipos de autocuidado

El autocuidado puede realizarse de dos formas: el autocuidado personal y al autocuidado colectivo.

El autocuidado personal implica todas las acciones que la persona que brinda ayuda puede realizar por sí misma en su propio ser y en todas sus dimensiones, para

lo cual es preciso que considere los siguientes elementos:

Introspección: capacidad de autorreflexión, preguntarse a sí mismo y darse una respuesta honesta sobre sus necesidades.

Autoconocimiento: reconocer los límites, las responsabilidades y validar positivamente los logros personales.

Red de apoyo: establecer lazos afectivos y de ayuda con otros para satisfacer las propias necesidades personales (escucha, validación, consuelo, información, asistencia…).

Pensamiento positivo y sentido del humor: necesidad de enfocarse a lo que da soporte, permita la alegría y abrazar la vida.

Valores personales y filosofía de vida: que permita dar sentido a las acciones de ayuda que realiza en otros.

Basado en lo anterior, se pueden realizar estrategias generales para el autocuidado personal del

Una reflexión sobre la importancia del autocuidado

Cuento: El leñador esforzado

Autor: Jorge Bucay. Libro: Recuentos para Demián, 2006. Océano.

Había una vez un leñador que se presentó a trabajar en una maderera. El sueldo era bueno y las condiciones de trabajo mejores aún; así que el leñador se decidió a hacer buen papel. El primer día se presentó al capataz, quien le dio un hacha y le designó una zona.

El hombre entusiasmado salió al bosque a talar. En un solo día cortó dieciocho árboles.

Te felicito –dijo el capataz— sigue así

Animado por las palabras del capataz, el leñador se decidió a mejorar su propio desempeño al día siguiente; así que esa noche se acostó bien temprano.

A la mañana se levantó antes que nadie y se fue al bosque. A pesar de todo el empeño, no consiguió cortar más que quince árboles.

Me debo haber cansado –pensó y decidió acostarse con la puesta del sol.

Al amanecer, se levantó decidido a batir su marca de dieciocho árboles. Sin embargo, ese día no llegó ni a la mitad.

Al día siguiente fueron siete, luego cinco y el último día estuvo toda la tarde tratando de hacer caer su segundo árbol.

Inquieto por el pensamiento del capataz, el leñador se acercó a contarle lo que le estaba pasando y a jurarle y perjurarle que se esforzaba al límite de desfallecer. El capataz le preguntó:

¿Cuándo afilaste tu hacha la última vez? —¿Afilar? No tuve tiempo de afilar, estuve muy ocupado cortando árboles.

acompañante, a nivel físico, emocional, social y cognitivo, entre ellas: relajarse y descansar, mantener un ritmo de tiempo que no lo desgaste, evitar el consumo de alcohol, reconocer los logros personales, compartir las experiencias con amigos, familia o colegas, realizar actividades placenteras y de ocio sano, procurar rutinas de actividades diarias, tener fuentes de energía vital y espiritual, cultivar la esperanza, saber pedir ayuda, entre otras.

En cuanto al autocuidado colectivo, hace referencia al plan de cuidado de un equipo que brinda ayuda ante vulnerabilidades o crisis humanas; en este sentido, el autocuidado colectivo es el cuidado que se genera en la red

entre colegas con el propósito de promover el bienestar y el cuidado de la salud mental.

El autocuidado colectivo busca prevenir el desgaste derivado del trabajo que se realiza al cuidar a otros; este tipo de autocuidado puede ser de dos tipos.

Institucional: son las acciones que van a ser propuestas por la organización y son ellas quienes las procuran para hacer frente a los factores de riesgo presentes en la labor que desempeñan las personas que la integran.

Equipos de trabajo: se realizan al interior del equipo y hacen sus planes personalizados (ej. 10 minutos al día van a hacer un ejercicio de respiración). No necesariamente dependen de la organización, esto es, que puede ser realizada por sólo una parte de los colaboradores de una organización según sus necesidades.

Independientemente de la forma de realizar el autocuidado colectivo, la importancia de éste radica en la posibilidad de brindar una preparación previa de la situación, es decir, conocer la ayuda que va a otorgar el equipo de trabajo; llevar a cabo la ayuda y recuperar e integrar la experiencia emocional y cognitiva que se generó a partir de la ayuda brindada. Lo anterior permite brindar un espacio de escucha, acogida y contención emocional en grupo cuando se realizan labores de acompañamiento en vulnerabilidad, sufrimiento o crisis.

Finalmente, debemos recordar que el acompañante se brinda a sí mismo como un soporte emocional y humano, en donde su presencia y acción ayudan a recuperar el equilibrio perdido de la persona a la que ayuda, por lo que es preciso que cuide de sí mismo para poder cuidar de otros. ⚫

Entre temor y renacer: dos formas de vivir la menopausia

Esta vez enfrentaremos un tema que aún sigue siendo tabú en muchos aspectos y es escasamente explorado más allá de cambios físicos y cambios en la dimensión emocional y que pareciera que nos invita a resignarnos a la percepción de que la menopausia es una pérdida y una etapa de declive en la vida de la mujer: ¡qué creencia limitante y desesperanzadora! una pérdida sí lo es, pero la visión de declive es bastante herrada.

La etapa de la menopausia, como cualquier otra pérdida, es una invitación a la introspección, a descubrir nuevas oportunidades de crecimiento, de maduración y sabiduría, encontrando esos regalos mal envueltos que las pérdidas suelen traer.

¿Por qué no vivir esta etapa natural de la propia sabiduría del cuerpo cómo el encuentro con una tierra bastante fértil, para resignificar la feminidad desde la experiencia y la autenticidad, y como una etapa de renovación, plenitud y trascendencia personal?

La menopausia es definida por la Organización Mundial de la Salud como: “cese permanente de la menstruación debido a la pérdida de la función ovárica marcando el final de los años reproductivos de la mujer. Se diagnostica tras un año consecutivo de amenorrea alrededor de los 50 años de edad sin que exista otra causa biológica o patológica que lo explique. Es una etapa normal del envejecimiento que implica cambios hormonales, afectando el bienestar físico, emocional y mental”.

Esta etapa abre la puerta a una serie de cambios experimentados por la mujer: la disminución de estrógenos acarrea cambios físicos - como los famosos bochornos o sofocos -, sudoración nocturna, insomnio, sequedad vaginal, pérdida de cabello, uñas quebradizas y/o aumento de peso. Junto a ellos, aparecen también los cambios emocionales: ansiedad, tristeza, inseguridad, soledad, miedo o irritabilidad. Estos síntomas, lejos de ser señales de deterioro, pueden ser comprendidos como mensajes del cuerpo que invitan a una nueva manera de cuidar de sí mismas.

Entre el miedo y el renacer

La experiencia de la menopausia no es igual para

Algunas preguntas que pueden servir como guía de introspección

1. ¿Qué significado le doy hoy a mi ser mujer más allá de la maternidad y la juventud?

2. ¿Qué proyectos, sueños o pasiones he postergado y deseo retomar ahora?

3. ¿Cómo puedo transformar los cambios físicos y emocionales en oportunidades de autocuidado, autoconocimiento y crecimiento?

4. ¿De qué manera puedo fortalecer mi vida sexual y afectiva en esta etapa?

5. ¿Qué legado quiero dejar a mi familia, a mi comunidad y a mí misma?

todas las mujeres. Especialmente en el plano emocional algunas la viven con miedo y desvalorización: muchas mujeres sienten una mezcla de vulnerabilidad, soledad, miedo y un sentimiento de no ser comprendidas; lo que genera tristeza.

Por otro lado, hay mujeres en las que se despierta la posibilidad de una identidad renovada y un auténtico renacer, libre de presiones reproductivas donde aparece un horizonte de libertad personal. Esta diferencia no depende solo de los cambios biológicos, sino también de la mirada cultural, psicológica y personal que se tenga sobre este proceso.

Cuando se transita con temor y desvalorización por factores culturales, sociales y una cultura patriarcal que ha puesto un énfasis desproporcionado en la juventud, la belleza física y la fertilidad como “medida de valor” en la mujer, es fácil que, bajo esta visión, se perciba esta etapa como el final de la feminidad y de la relevancia en el tejido social. Este imaginario colectivo ha dejado huellas profundas: mujeres que se sienten avergonzadas de envejecer, invisibilizadas en los espacios públicos o descartadas en el ámbito laboral. Muchas mujeres viven un duelo por la pérdida de la fertilidad biológica; si este duelo no se reconoce, aparece tristeza, ansiedad y sensación de vacío.

La autodesvalorización se intensifica en las relaciones interpersonales; un ejemplo: cuando la pareja no

acompaña el proceso, la vida sexual puede convertirse en un espacio de tensión y/o distanciamiento. La ausencia de apoyo social o la burla en el entorno familiar, laboral y social aumentan la vulnerabilidad, abonando a que la menopausia se viva como pérdida de valor personal y relacional.

Aquí surge una pregunta fundamental: ¿qué significa ser mujer más allá de la capacidad biológica de

Algunas herramientas para vivir mejor la menopausia

1. Autocuidado integral: ejercicio, alimentación saludable y descanso.

2. Atención psicológica: acudir a terapia indivi dual o grupal para procesar las emociones, compartir inquietudes, proponer, etc.

3. Redes de apoyo: compartir la experiencia con otras mujeres que atraviesan la misma etapa.

4. Creatividad y espiritualidad: retomar pro yectos personales, hobbies o prácticas me ditativas, informarse al respecto.

5. Revalorar la identidad: comprender que el valor de la mujer no se reduce a la materni dad y la juventud, sino a su esencia humana y su capacidad de amar.

procrear vida? ser mujer no se reduce a la maternidad, ser mujer también significa ser creadora en múltiples aspectos en las diferentes etapas del ciclo vital y en la menopausia significa la oportunidad de dar a luz nuevos hijos. Algunas mujeres encuentran en esta etapa la fuerza para emprender proyectos postergados, como escribir un libro, iniciar un negocio, formación de nuevos vínculos, o involucrarse en causas sociales. Otras se permiten cultivar la espiritualidad a través de la meditación, la oración o el contacto con la naturaleza, descubriendo una nueva sabiduría y el legado que se va dejando.

La menopausia, entonces, puede ser entendida como una oportunidad de reconciliación consigo misma y la propia autenticidad: es el tiempo de abrazar la libertad interior, de crear desde la experiencia y de caminar con dignidad hacia una etapa de plenitud.

Menopausia y sexualidad

Abordemos ahora un tema que tiene su propio peso en esta etapa de la mujer y la pareja: la vida sexual a menudo es invisibilizada en este periodo y refleja el tabú cultural que asocia el deseo únicamente a la juventud.

Muchas mujeres dejan de hablar de su sexualidad

por vergüenza o por temor a ser juzgadas, lo que alimenta el silencio y la falta de apoyo médico y emocional. La sequedad vaginal o la disminución del deseo, síntomas muy comunes en esta etapa, pueden generar tensiones en la pareja porque suelen interpretarse como rechazo o desinterés; sin embargo, estos cambios no suponen la desaparición del deseo, sino la necesidad de nuevas formas de acercamiento y cuidado. Ya lo señalan Masters y Johnson: “el placer y la intimidad no desaparecen con la edad, sino que se transforman en experiencias más conscientes y profundas”

La sexualidad madura no tiene prisa: se acerca al contacto íntimo, la complicidad y la ternura; en este sentido, la menopausia puede convertirse en una puerta hacia una vivencia más plena de la sexualidad, donde el cuerpo, lejos de ser limitado, se convierte en un puente hacia la conexión emocional y espiritual.

Dimensión psicológica: invitación a la introspección

La menopausia representa un verdadero giro psicológico. Algunas mujeres han descrito este momento como estar frente a un espejo existencial, donde se replantean su historia, sus logros y sus deseos para el futuro. Ya no se trata únicamente de lo que la sociedad espera de ellas —madres, esposas, profesionistas, abuelas,

cuidadoras— sino de lo que verdaderamente quieren ser y hacer en esta nueva etapa de vida.

Es una etapa en la que algunas mujeres se cuestionan: ¿he vivido de acuerdo con mis valores? ¿qué quiero dejar como legado? ¿qué sueños aún puedo cumplir? ¿quién soy ahora que no soy la de antes? ¿qué quiere Dios de mí? He sido una buena hija, una buena esposa, una buena madre, una buena profesionista, tal vez lo que nunca he sido, es ser yo misma. Estas preguntas, aunque difíciles, son semillas de transformación. Carl Gustav Jung señaló que “en la segunda mitad de la vida la energía psíquica se orienta hacia la búsqueda de sentido más que hacia la expansión externa”. Esta transición psíquica, lejos de ser un cierre, es un llamado a cultivar la espiritualidad, la creatividad y la autenticidad. Es el momento en el que la mujer puede conectarse con su mundo interior, contemplar su historia con compasión y decidir cómo quiere vivir la siguiente etapa de su vida. ⚫

Psic. Luz Teresa Millán

Navidad: las distintas personalidades

La Navidad es mucho más que una fecha en el calendario: es un mosaico de emociones, tradiciones, encuentros y, sobre todo, de personas que la viven de formas muy distintas. Mientras algunos encuentran en estas fiestas una oportunidad para compartir y ayudar, otros la disfrutan desde la alegría festiva, la introspección o incluso la crítica.

Reconocer las diferentes “personalidades navideñas” nos permite comprender mejor las dinámicas familiares y sociales que emergen en esta época y nos ayuda a vivirla con más empatía y armonía.

Durante las fiestas decembrinas se intensifican comportamientos que a lo largo del año permanecen más discretos. Rasgos de personalidad como la empatía, la extroversión, la organización o la sensibilidad afloran con fuerza, moldeando la forma en que cada persona se relaciona con esta temporada. A continuación, presento una clasificación de las personalidades más comunes que aparecen en Navidad como un retrato divertido y reflexivo de los distintos modos de celebrar.

El empático: el corazón de la celebración

En cada reunión navideña hay alguien que se preocupa porque nadie se quede solo, porque todos estén incluidos y porque las fiestas mantengan un espíritu genuino de unión. Esta personalidad es sensible, solidaria y

atenta a las necesidades de los demás. Su Navidad no se centra en regalos o decoraciones, sino en estar presente para quienes más lo necesitan .

Suelen participar en actividades de voluntariado: visitar hospitales o acompañar a personas en situación de vulnerabilidad. Lo escucharás decir: “Lo importante es que nadie pase estas fechas solo”. Aportan calidez humana, contención emocional y un recordatorio constante de lo que verdaderamente significa compartir.

El fiestero: el alma de la reunión

Extrovertido, alegre y entusiasta, el fiestero vive la Navidad como un gran motivo para celebrar. Organiza posadas, propone juegos, pone música y busca que todos se diviertan. Para él o ella, la fiesta es sinónimo de convivencia y alegría colectiva.

Su presencia es clave para crear un ambiente animado, aunque a veces pueda parecer que se enfoca solo en “pasarla bien”; su energía ayuda a reunir a las personas y mantener el ánimo alto. Su frase típica es: “¡Vamos a celebrar como se debe!”

El cocinero: el que hace que todo suceda

Detallista, generoso y organizado, esta personalidad es la que planea el menú, coordina la cena y cuida cada detalle de la decoración. Su manera de expresar afecto es a través del cuidado y la hospitalidad. Dedica horas a preparar platillos tradicionales, adornar la mesa y crear un ambiente acogedor.

Su satisfacción llega cuando ve a todos reunidos disfrutando de lo que ha preparado. Suele decir: “Prueben este platillo, me quedó buenísimo, lo hice con todo el corazón.” Gracias a esta figura, las celebraciones tienen sabor a hogar.

El regalero: detalles que unen

Para esta personalidad, la Navidad es la oportunidad perfecta para expresar cariño a través de detalles significativos. Son observadores, creativos y disfrutan elegir regalos que conecten con la esencia de cada persona. A veces planean con semanas de anticipación, buscando la envoltura perfecta y la sorpresa ideal.

Mtra. Georgina González García

Su frase típica podría ser: “Lo vi y pensé que era perfecto para ti”. Aportan emoción, ilusión y gestos que fortalecen vínculos afectivos.

El reflexivo o espiritual: el que busca el sentido profundo

No todos viven la Navidad desde el bullicio, hay quienes prefieren espacios tranquilos, misas, rituales familiares o momentos de meditación. Para esta personalidad, la Navidad es una oportunidad para reconectarse consigo mismo, con su fe o con sus valores trascendentes.

Suelen invitar a la oración, al agradecimiento y a rescatar el sentido original de estas fiestas. Dicen cosas como: “Más allá de los regalos, esta es una época para agradecer y reconciliar”. Su presencia aporta equilibrio, profundidad y un respiro ante la velocidad de las celebraciones.

El estresado o perfeccionista: el que quiere que todo salga perfecto

En muchas casas hay alguien que se preocupa por cada detalle: la puntualidad, la limpieza, la decoración, la comida, los horarios. Esta personalidad es responsable y exigente, pero a veces se sobrecarga de tareas y termina agotada.

Aunque puede parecer gruñón o controlador, en realidad su intención es que todos tengan una celebración impecable. Si logra delegar y relajarse, se convierte en el motor organizativo que hace que todo funcione. Su frase típica: “¡Nada está saliendo como lo planeé!” (aunque, al final, siempre sale).

El espectador: el que simplemente acompaña

Reservado, tranquilo y adaptable, esta personalidad no organiza ni lidera, pero disfruta estar presente y compartir. Se deja llevar por lo que los demás propongan y no busca protagonismo.

Su actitud relajada aporta equilibrio en medio del ajetreo festivo. Su frase típica: “Lo que ustedes decidan, está muy bien”, “Si tú eres feliz así, yo también”. Representa la sencillez de disfrutar sin complicaciones.

El crítico o “Grinch”: la voz disonante

Es ese alguien que cuestiona el consumismo, la hipocresía o las tradiciones impuestas. Esta personalidad, escéptica o sarcástica, puede parecer aguafiestas, pero muchas veces su postura nace de experiencias difíciles

o de un deseo de autenticidad . Su frase esperada “La Navidad es pura mercadotecnia”, “Es una fecha como cualquier otro día del año”.

Aunque a veces incomoda, si se le incluye de manera constructiva, puede ofrecer una mirada crítica y realista, recordando que la Navidad no se trata solo de apariencias.

El infantil o nostálgico: el guardián de la magia

Alegre, soñador y sensible, esta personalidad vive la Navidad con la emoción de un niño. Le fascinan las luces, los villancicos, los regalos y las tradiciones familiares. Se emociona con cada detalle y contagia ilusión a quienes lo rodean.

Dice cosas como: “¡Es mi época favorita del año!”. Aporta ternura, entusiasmo y un toque mágico que conecta con la infancia colectiva.

El mediador familiar: el que busca la armonía

En muchas familias, es normal que haya tensiones o diferencias. El mediador es esa persona diplomática, empática y conciliadora que trata de mantener la paz y la unidad familiar. Dice: “Vamos a disfrutar, no vale la pena pelear hoy, es una fecha importante”.

Su rol es esencial para que las reuniones no se vean opacadas por conflictos, aportando estabilidad emocional al grupo.

¿Y tú? ¿Pudiste identificarte con alguno de ellos? ¿Agregarías alguna otra personalidad? Quiero que sepas que cada una de ellas aporta algo único, además, no son estáticas, es decir, una misma persona puede ser cocinera un año, empática al siguiente o fiestera cuando en la misma ocasión lo permite. Lo importante es recordar que no hay una sola forma “correcta” de vivir la Navidad; cada estilo refleja una historia, un temperamento y un modo de compartir.

Desde su propio lugar, la persona encarna una manera distinta de servir y aportar al bienestar común, ya sea de forma estructurada en organizaciones o de manera espontánea en el entorno familiar y comunitario. Comprender esto amplía nuestra visión del voluntariado: no se trata solo de grandes acciones, sino también de gestos cotidianos que construyen comunidad.

Este mosaico humano es, en el fondo, lo que hace de la Navidad una época tan especial: un tiempo en el que las diferencias pueden convivir y donde cada personalidad encuentra su lugar para aportar algo valioso a la celebración. ⚫

Higiene del sueño

El sueño es fundamental para nuestro bienestar físico y mental y clave para un descanso reparador y una vida saludable. Durante el sueño, nuestro cuerpo y cerebro se restauran y se preparan para enfrentar el día siguiente. Sin embargo, muchos de nosotros no le damos la importancia que merece y descuidamos nuestra higiene del sueño

La higiene del sueño se refiere a un conjunto de hábitos y prácticas saludables que promueven un sueño de calidad y ayudan a prevenir problemas de sueño. La Sociedad Mundial del Sueño destaca la importancia de establecer una rutina de sueño saludable para mejorar la calidad del sueño.

La falta de sueño puede tener un impacto significativo en nuestras vidas. Algunos de los efectos negativos de la falta de sueño incluyen: dificultades para interactuar con los demás, problemas en el trabajo o la escuela, dificultades para disfrutar de actividades sociales, problemas de concentración y memoria, mayor riesgo de enfermedades crónicas como diabetes, enfermedades cardiovasculares y obesidad.

Hábitos saludables del sueño

Para tener una buena higiene del sueño, es importante considerar las siguientes recomendaciones:

• Cree un entorno propicio para dormir: asegúrate de que tu habitación esté oscura, fresca y silenciosa;

• Fije una rutina para dormir: establece una hora fija para acostarte y levantarte cada día;

• Evite dormir siestas: si tienes problemas para dormir, evita dormir siestas durante el día;

• Haga actividad física más temprano: la actividad física puede ayudar a mejorar la calidad del sueño, pero evita hacer ejercicio antes de acostarte;

• Evite la cafeína y la nicotina: estas sustancias pueden interferir con tu sueño;

• Coma más temprano por la noche: evita comer pesado antes de acostarte;

• Reduzca al mínimo la luz durante la noche: la luz puede interferir con la producción de melatonina, la hormona del sueño.

Beneficios del sueño de calidad

Un sueño de calidad puede tener muchos beneficios para nuestra salud y bienestar. Algunos de los beneficios incluyen: una mejora de la función cerebral (el sueño ayuda a eliminar la información innecesaria y a fortalecer las conexiones entre las neuronas), una mejora de la concentración y la productividad (un sueño de calidad puede mejorar nuestra capacidad para concentrarnos y ser

productivos), fortalecimiento el sistema inmunológico (el sueño ayuda a producir citoquinas, que son proteínas que ayudan a combatir las infecciones y las enfermedades), mantenimiento de una mejor función cardiovascular (el sueño puede ayudar a regular la presión arterial y reducir la inflamación en los vasos sanguíneos).

Importancia de la higiene del sueño en enfermedades crónicas

La higiene del sueño es crucial en el manejo de enfermedades crónicas , ya que el sueño de calidad ayuda a regular procesos biológicos esenciales para la salud general y el control de estas enfermedades. Una buena higiene del sueño puede mejorar la calidad de vida y reducir el riesgo de complicaciones asociadas a enfermedades crónicas como diabetes, enfermedades cardiovasculares y obesidad.

• Diabetes: Un sueño adecuado ayuda a regular los niveles de glucosa en sangre y a mejorar la respuesta a la insulina.

• Enfermedades cardiovasculares: La falta de sueño puede aumentar el riesgo de presión arterial alta, enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares.

• Obesidad: Dormir lo suficiente puede ayudar a regular el apetito y el metabolismo, lo que puede ser beneficioso para el manejo del peso.

• Enfermedades respiratorias: Un buen descanso puede mejorar la función pulmonar y reducir la gravedad de los síntomas en enfermedades como el asma y la EPOC.

• Manejar el estrés y la ansiedad: Técnicas de relajación como la meditación o el yoga pueden ayudar a reducir el estrés y mejorar la calidad del sueño.

¿A dónde acudir en caso de trastornos del sueño?

Cuando se manifiesta un trastorno del sueño es importante buscar ayuda profesional. Algunas opciones incluyen: clínicas del sueño del Seguro Social: estas clínicas ofrecen un trabajo diagnóstico y terapéutico

interdisciplinario para tratar problemas de sueño; clínica del Sueño del Hospital Civil de Guadalajara: esta clínica ofrece atención especializada para problemas de sueño, incluyendo el insomnio.

En Fundación Stella Vega A.C. estamos dedicados a apoyar la salud integral de nuestros usuarios, brindándoles los recursos y el apoyo necesarios para alcanzar su máximo potencial. Para lograrlo, llevamos a cabo charlas informativas en los distintos programas que tiene la organización, que sensibilizan a la comunidad sobre la importancia de la higiene del sueño en su bienestar general.

¡Únete a nosotros en este compromiso con la salud y el bienestar! Juntos, podemos generar un impacto positivo en nuestras vidas y las comunidades.⚫

CURSO TANATOLOGÍA EDUCATIVA Y ACOMPAÑAMIENTO EN EL DUELO

Validez oficial ante la SEJ como capacitación para el trabajo RTCP201314023

Lunes y miércoles de 16:00 a 20:00 hrs

Inicio: Enero 2026

32 sesiones - 128 hrs

El Centro San Camilo A.C. y la Redacción de Vida y Salud les desean una Feliz Navidad 2025 y un próspero año 2026

Señor Jesús, tú has nacido en la humildad de un portal, haz que te acojamos en nuestro corazón. Que tu presencia nos dé paz y nos haga ver al hermano que sufre. Tú has venido a servir y no a ser servido, enséñanos a descubrirte y ayudarte en quien sufre, el enfermo y el olvidado. Que nuestra Navidad no se quede en luces, fiestas o palabras; haz que se manifieste en gestos concretos de ternura, consuelo y esperanza. Danos un amor generoso, capaz de acompañar a las personas en dificultad y compartir lo que tenemos. Que tu nacimiento renueve en nosotros el deseo de ayudar. Amén.

CURSO PASTORAL DE LA SALUD

Se otorga diploma del Centro San Camilo Miércoles y viernes de 09:30 a 13:30 hrs

Inicio: Enero 2026

30 sesiones - 120 hrs

El número 139

Enero - Febrero 2025 de la Revista Vida y Salud será dedicado a

“Las relaciones interpersonales” Suscripciones secretaria@camilos.org.mx para enviarse por vía electrónica

El equipo de Redacción de la Revista y el Centro San Camilo A.C.,

expresan su más sentido agradecimiento a los bienhechores y patrocinadores:

- Marina Jiménez

- Tequila San Matías

- Mónica Gómez Flores

- Antonio Salles Ramírez

- Fundación PiSA - Stella Vega, A.C.

¡QUE EL SEÑOR LES

RELIGIOSOS CAMILOS AL SERVICIO DE LOS ENFERMOS

Religiosos - Orden de San Camilo

Somos religiosos unidos por el ideal de servir a los enfermos y a los que sufren.

Para jóvenes varones, solteros, de 17 a 29 años

¡Quieres descubrir tu vocación?

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Religiosos Camilos Guadalajara, Jal.

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sancamilo@prodigy.net.mx www.camilos.org.mx

San Camilo nació en Italia en 1550, se convirtió a los 25 años, consagró su vida atendiendo a los enfermos más pobres y desasistidos. Fundó en 1586 la Orden de los Ministros de los Enfermos (Religiosos Camilos). Eligió como distintivo la cruz roja.

La intuición de San Camilo fue fundar una “compañía de hombres piadosos y de bien que, no por dinero, sino voluntariamente y por amor a Dios, sirvieran a los enfermos con a que amor y cariño de una madre hacia su hijo único enfermo”.

Elaboró las reglas para servir con esmero y toda perfección a los enfermos. Adoptó nuevos medios para mejor servir al enfermo. Creó un modo original de estar frente a Dios, inspirado en el Evangelio de San Mateo: ‘Cuanto hicieron a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicieron’.

PAGUE!
Centro San Camilo A.C.

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