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Nuestra ciudad Palacio Nacional

Por: Reyna Domínguez / Fotografía: Israel Hernández

Ya en una ocasión les hablé del primer cuadro del Centro Histórico de la Ciudad de México y de los edificios más importantes que ahí se encuentran; sin embargo, no fue a detalle, por lo que en esta ocasión les contaré un poco más del emblemático Palacio Nacional. de estilo barroco sobrio con piedra tezontle y chiluca, misma que aún luce. Entre las modificaciones más notables que podemos observar se encuentra la campana de Dolores sobre el balcón central así como la construcción del tercer piso, a pesar de ellas su estilo, esencia y simbolismo se conservan.

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Situado al oriente de la Plaza de la Constitución patrimonio cultural y artístico de la humanidad, es considerado la edificación más antigua del país. Contrario a lo que muchos podríamos imaginar, su origen se remonta a la época prehispánica, pues debajo de él se encuentran las ruinas de lo que fuera el palacio de Moctezuma II, aquí se ubicaron los terrenos de sus Casas Nuevas; después de la conquista Hernán Cortés construyó en él su sede, en la que nunca habitó; los frecuentes deterioros a causa de inundaciones y sismos originaron costosos gastos para su arreglo y mantenimiento, pero fue en la última reconstrucción que se definió la arquitectura En él también se estableció la Real Casa de Moneda, la cárcel de Corte, la Casa de Armas y la capilla real, pero no estuvo exento de desgracias como los incendios y ataques que hicieron que el edificio quedara casi en ruinas.

Entre 1824 y 1826 se acondicionó un espacio para el Senado de la República y la Suprema Corte de Justicia se instauró en el norte del edificio, además de convertirse en la sede de la Cámara de Diputados en donde se discutió, aprobó y juró la Constitución de 1857, en este recinto parlamentario varios presidentes tomaron posesión, el primero Vicente Guerrero en 1829 y el último en 1872 fue Sebastián Lerdo de Tejada.

La arquitectura de lo que fuera el recinto parlamentario tiene una marcada influencia neoclásica, lo constatan sus decorados y columnas. Además la ornamentación está influenciada por la masonería que fue importante en la vida política de México durante el siglo XIX; sobresale un conjunto de su simbología como garzas, rosetones de ocho picos y el “ojo de la sabiduría”, rodeado de 33 rayos dorados, el cual luce en la cúpula del salón.

dosel fue colocada el Acta de Independencia del Imperio Mexicano, enfrente en los cortinajes rojos y bajo una corona, un óleo con la imagen de la Virgen de Guadalupe.

Durante la primera mitad del siglo XIX, los problemas del subsuelo, los sismos, las constantes remodelaciones y los conflictos bélicos, provocaron que el edificio decayera en forma notable. En la segunda mitad del siglo se realizó su más profunda e importante restauración arquitectónica, ya que los conflictos y enfrentamientos lo habían dejado en estado lamentable; se reedificaron y embellecieron los patios, que más adelante serían conocidos como Marianos (por el presidente Mariano Arista), se adaptaron nuevos espacios para alojar a los juzgados civiles, se hicieron oficinas de correos así como cuadras para soldados y oficiales.

En la etapa conocida como el Segundo Imperio Mexicano, el emperador Maximiliano de Habsburgo apoyó proyectos arquitectónicos para convertirlo en la gran casa imperial, con ello se modificaron salones del ala sur, donde se encontraban las habitaciones de los virreyes, se construyó la escalera llamada como la Emperatriz, cuyo novedoso diseño consistió en que cada

peldaño estuviera sostenido por el anterior y uno de los extremos estuviera empotrado para dar un aspecto de ligereza, así como la restauración del jardín botánico.

En el Porfiriato los poderes legislativo y judicial salieron del Palacio, también algunos ministerios; sólo se quedaron los despachos de Guerra, Fomento y Hacienda. Ya en el siglo XX se acondicionó la Tesorería General de la Federación (hoy salón Guillermo Prieto), un año después se inició la construcción del tercer piso y se remodelaron las fachadas, y en 1928 se adaptó la sala de fundición de la antigua Casa de Moneda para dar cabida a la biblioteca de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.

El proyecto de los majestuosos murales de Diego Rivera se realizó entre 1929 y 1951, con ellos se decoró el cubo de la escalera principal y los corredores del primer piso en el patio central. Dichos murales cuentan la historia de México en las diversas etapas.

Durante los años setenta, del siglo pasado, se reedificó el Recinto Parlamentario, se colocó la Fuente del Pegaso en el patio central con un apila octagonal de mármol y se establecieron las llamadas “ventanas arqueológicas”, que muestran algunos vestigios arquitectónicos del pasado prehispánico y virreinal. A la fecha, alberga el Recinto de Homenaje a Juárez, el Recinto Parlamentario, el Jardín Botánico, la sala de la antigua Casa de Moneda (ahí se resguarda el fondo histórico de Hacienda) y las áreas protocolarias de la Presidencia de la República y de la Secretaria de Hacienda y Crédito Público. Puedes visitarlo y aprender de su arquitectura, los murales de Diego Rivera y de los hermosos patios.

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