Foros Vecinales de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires

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cualquier tipo de control por parte de la sociedad civil. En segundo lugar, los oficiales de carrera también se encontraron resentidos, ya que les era casi imposible acceder a los mandos superiores. Además, el verticalismo militar no se ajustaba a las condiciones de trabajo cotidiano de la policía, ya que al soldado se lo forma para trabajar en grupo, en el campo de batalla, en cambio el agente policial se encuentra inmerso en la vida social de la comunidad en donde trabaja. Su desempeño depende de mantener buenas relaciones con la comunidad, por lo que la mala imagen policial y la desconfianza por parte del público terminan dificultando su accionar. Así lo planteaba ya Guillermo Mendoza, en la revista Magazine Policial, de Diciembre de 1928, en el artículo “Tendencia militarista en la Policía,” “Muy lejos está la policía de ser un organismo militar; no porque le falte clase, si no que, precisamente, para salvaguardar los intereses del pueblo, debe usar forzosamente medios adecuados civiles.” Sumado al problema que ocasionaba el nombramiento de oficiales militares en puestos claves de las distintas policías se encontraba el nombramiento de otras personas que nunca habían ocupado en la institución puesto policial alguno. Ejemplo de esto es el de “Leopoldo Lugones(h), quien fue impuesto como jefe de orden político en 1931. Se intentó justificar la designación como comisario inspector de Lugones (h), quien fue escogido para el puesto 97


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