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La escala de grises

Carlos Z. Galicia 5o Preparatoria

Así que aquella noche los destellos cayeron, y los cielos de luces poco a poco se inundaban. Las sonrisas colectivas poco a poco se agrandaban. Las pasiones más extremas todas ellas alcanzaban.

Y yo sigo aquí, enredado entre mi vuelo, La seriedad de mis sentires desemboca junto a mí. Entre nubes y ventosas mi rostro se extravía, las pupilas de los otros a nadie alcanzan a percibir, mas los colmillos de ellos, genios fuertes, se me acercan cuando el tamaño de su risa corto y burdo ya se encuentra, para luego de exprimirme dar la vuelta y entre ellas volver a sus jugarretas. ¿Quién no lo notará?

Noche con noche y con mis sentidos abrigo mi cuerpo entre la soledad. Veo mis manos, veo mi rostro, y lo incoloro veo llegar.

Aprecio al otro con maña y saña, de otro color pintado está. Veo al segundo y al tercero, ¿la semejanza en dónde está?

Bien recuerdo que, en el pasado, rodeado de sonrisas perdidas,

como el héroe yo me sentía, como el alma más solidaria, que jamás un intercambio esperaba, pues su orgullo lo enceguecía.

Sin embargo y con el cambio tuve que aprender a desear, al igual que otras sonrisas con los labios tan hinchados por las pasiones dionisiacas. Mis sentimientos se activaron, y mis músculos a gritos pedían contraerse al celebrar.

Y cuando intenté darme aquel tiempo… nada había por disfrutar.

Todos ellos firmes danzaban con pisotones entre la tempestad. Dócilmente espacio pedía, pero poca atención quisieron dar, y desde entonces caído me arrastro.

Tras aquel instante logré aprender que el espectro todo respeta, excepto el tono que en mí sobresale. Entrelazados los pigmentos se acomodan en el reflejo esperando que el ciclo los abrace. Y cuando el sol subjetivo los toque, las pupilas los aplaudirán, en cambio, si conmigo se encuentra, una escala apagada expondrá. Nadie detesta lo que en mí aprecia,

N U E V O S

H O R I Z O N T E S

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pero por encima de mí pasarán. Aun con pocas excepciones, la mayoría el ciclo repetirá.

Y así ha sido no sólo para mí. La tradición siempre ha establecido que nuestra escala poco o nada despierta, ni en emociones, ni en sentimientos, ni en motivación o en atracción. Mas existe un dato que me consuela, y en el fondo me invita a pensar, que de especial tenemos algo quienes vivimos en la oscuridad.

Sin la luz los otros son inexistentes, sin la luz mi tono siempre abundará. Y es así como mi queja termina: Más vale ser símbolo de seriedad que una gama dependiente de la cotidianidad.

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