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Perdóname
Valeria Román 4º Preparatoria
Me despierto en una cama de agua mientras que el Sol entra de manera intrusiva por mi ventana, exigiendo que me levante y quite de encima las sábanas de 500 hilos de seda. Me temo que no tengo otra opción más que obedecerlo, así que me levanto de la cama y me encamino hacia el baño. Abro la llave y siento como las gotas de agua recorren mi cuero cabelludo y limpian mi piel mientras que el calor de aquella purifica mis poros y me llena de calma, como si me estuviese diluyendo tal como una flor de jamaica.
Cuando salgo de la ducha y termino de alistarme, abro la enorme puerta de madera y siento que el aire sopla contra mi cara y como ese olor a pasto recién cortado entre por mis fosas nasales. Al recargar mi pie sobre el césped, siento el suelo masajeando mis dedos mientras que las aves alrededor me reciben con sus hermosos cánticos. Todo es perfecto, todo tan verde y tan vivo haciéndome sentir en casa donde me siento segura y despreocupada, sin problemas y sin estrés.
Escucho como unas pequeñas piernas se mueven rápidamente por detrás mío y se acercan cada vez más rápido, cuando de repente se detiene y siento como su respiración choca sobre mi piel. Sus brazos acarician lentamente mi cintura y se juntan en forma de “o” abrazándome.
En ese momento, tres palabras salen de su boca pronunciando, “buenos días mamá” . De manera instantánea, mis músculos faciales se levantan automáticamente, generando una de esas pocas sonrisas de amor sincero, que se obtienen en la vida.
Mi existencia es increíble, vivo en el paraíso con la persona que más amo en el mundo y por quien daría la vida, es decir ¿qué más podría pedir? Para ser honestos, si podría pedir algo más y ese algo sería no despertar nunca jamás.
Todo es tan deslumbrante que como el efecto de la droga desearía nunca perderlo, pero lamentablemente lo he hecho y no solo he perdido
mi felicidad, si no también la libertad y el derecho de tener a mi hijo a mi lado y tener la posibilidad de abrazarlo hasta más no poder. Algo más que deseo con ansias, es poder decirle a los ojos que lo siento y que pienso en él todos los días, de cada semana, de cada mes, de cada año.
Pero como sé que ese deseo no se cumplirá por que no podré salir viva de este lugar, escribo esta carta con fin de decirte que te quiero.
Mi sol, gracias por ese tiempo que compartiste junto a mí; quiero que sepas, que si pudiese corregir mi error lo haría sin duda alguna. Me arrepiento eternamente de provocar que te arrebatasen de mis brazos, que servían como confortable cuna a tan corta edad.
Sé que probablemente me odies y no quieras escuchar nada más de mi, pero no te preocupes; no lo harás. Me quedan pocos días, a lo máximo semanas, pero no podía irme sin despedir de ti, ni decirte cuánto lo siento.
También quiero decirte que si no te contacté antes, no fue porque yo no quisiera, sino por tu bien y para no lastimarte.
Sé que ahora estás en buenas manos y es justamente lo que te mereces, no permitas que nadie nunca te diga lo contrario.
Por último, quiero decirte que te amo, de seguro te lo dicen de manera muy seguida, pero sábete que lo digo con toda sinceridad; nunca lo olvides.
Te ama y extraña, Mamá.
Penal de Alta Seguridad Femenino Ciudad de México, México 12 Septiembre 2020