LA MUJER DEL MOÑITO. María Teresa Andruetto. Hacía pocos días que Longobardo había ganado la batalla de Silecia, cuando los príncipes de Isabela decidieron organizar un baile de disfraces en su honor. El baile se haría la noche de Pentecostés, en las terrazas del Palacio Púrpura, y a él serían invitadas todas las mujeres del reino. Longobardo decidió disfrazarse de corsario para no verse obligado a ocultar su voluntad intrépida y salvaje. Con unas calzas verdes y una camisa de seda blanca que dejaba ver en parte el pecho victorioso, atravesó las colinas. Iba montado en una potra negra de corazón palpitante como el suyo. Fue uno de los primeros en llegar. Como corresponde a un pirata, llevaba el ojo