
7 minute read
60 AÑOS DE CAENA UNA INDUSTRIA QUE CRECIÓ Y MUTÓ AL RITMO DE LA ARGENTINA
UNA INDUSTRIA QUE CRECIÓ Y MUTÓ AL RITMO DE LA ARGENTINA
El Ing. Ricardo Hume y el Dr. Alfredo Irazusta son dos actores claves en la industria de la nutrición animal; siempre ligados a CAENA, fueron protagonistas en las últimas décadas de los avances en el sector y hoy comparten sus experiencias
Advertisement
Hace 60 años la nutrición animal era otra. Era otro el país. Otro el mundo. Durante seis décadas, nuestra industria fue mutando al ritmo de los cambios tecnológicos, pero también con los vaivenes de una Argentina acostumbrada a crisis económicas y financieras recurrentes.
Muy pocas cosas quedan, hoy, de aquella lógica de trabajo con la que CAENA nació, en 1960. Sin embargo, un ejercicio de retrospectiva nos invita a valorar el crecimiento sostenido y el compromiso con la calidad y la responsabilidad de lo que hacemos y seguiremos haciendo.
Invitamos a dos personas claves en el crecimiento y desarrollo de la industria en los últimos años para que nos cuenten cuál es su visión sobre el pasado de la nutrición animal. Cómo era el trabajo en los ’60 y cómo los

paradigmas fueron cambiando hasta llegar a la actualidad. “La nutrición animal en los años ‘60 ya era tema de estudio en las carreras agronómicas. Tanto la ganadería de carne y leche como la porcinocultura estaban en una fase de explotación extensiva. La avicultura, por el contrario, estaba en una etapa bastante desarrollada como un sistema de explotación intensivo. Por lo tanto, en el ganado mayor y la porcicultura se ponía énfasis en la mejor forma de diseñar y manejar los recursos forrajeros y solamente en la etapa del lechón y la crianza artifi cial del ternero había algunos intentos de intensifi cación”, recuerda el Ing. Ricardo Hume.
“Las fábricas de alimentos balanceados, por ese entonces en su mayoría inversiones de grandes empresas multinacionales (Purina, Cargill, Ganave, SAPRA, Molinos Rio de la Plata y Provita), se dedicaban a la producción de alimentos balanceados para aves de postura y pollos parrilleros.
Los nutricionistas completaban sus conocimientos en el exterior y las fórmulas de los alimentos eran secretos guardados muchas veces en cajas fuertes para evitar el espionaje industrial”, cuenta Hume, quien reconstruye también cómo se fueron modifi cando, con los cambios de estructura y los avances tecnológicos, las fi sionomías y ubicaciones de las plantas en todos estos años. “Las fábricas, llamadas generalmente molinos, además de elaborar los alimentos balanceados funcionaban como centros de acopio de cereales. Tan es así que las plantas de silos se diseñaban para 10.000, 20.000 toneladas, o más, y las fábricas se situaban próximas a una estación o terminal ferroviaria.
Las fábricas de alimentos balanceados actuales, en gran parte debido al aumento de los costos del transporte, son de mucha menor capacidad y se han localizado próximas a los lugares de consumo”.
“Durante la década de los ‘60 la nutrición aAnimal todavía tenía algunos ribetes de ciencia empírica. La comunicación era lenta y realmente existía restricción a la información. Muy diferente a lo que sucede hoy en día”, relata por su parte el Dr. Alfredo Irazusta.
“Hoy en día, se concibe en el trabajo interdisciplinario y la interacción con la bioquímica, con la ingeniería, la biofísica, los especialistas en manejo del medio ambiente y otros grupos es esencial”, refl exiona. Los avances tecnológicos y científi cos fueron puntos esenciales en los cambios de paradigma que atravesó nuestra industria.
DE LA MANO DE LA TECNOLOGÍA
Como en toda gran industria, estos 60 años estuvieron marcados por el avance de la tecnología. Fueron muchos los descubrimientos y los hitos tecnológicos que dejaron su huella en la nutrición animal durante las últimas décadas. “En los años ‘60 y hasta mediados de los ’70, en nuestro país el cálculo de las fórmulas de alimentos se hacía con lápiz y papel y una calculadora sencilla”, recuerda Hume con algo de nostalgia.
“Con la aparición de nuevos software y las computadoras portátiles se fue descentralizando el proceso de cálculo y hoy estos programas están al alcance de todos los nutricionistas”, resume. Pero no solo se trata de cuentas.
“A fi nes de los años ’80 y principio de los ’90, también se comenzó a aplicar un novedoso sistema de análisis de materias primas con los equipos de espectrofotometría del infrarrojo cercano (NIRS), lo que permitió a los nutricionistas tener una gran cantidad de análisis en forma rápida para poder formular con más precisión, mejorando así la performance de los animales y bajando signifi cativamente el costo de los realizados hasta entonces casi exclusivamente por química húmeda”, cuenta el ingeniero, y es optimista de cara al futuro de la tecnología.
“En el presente y probablemente en poco tiempo más, veremos adelantar un paso en la nutrición animal aplicada con el uso de modelos que contemplen la formulación de mezclas de mínimo costo, pero como parte integrante de otros parámetros que acerquen el objetivo fi nal de minimizar los costos de producción para alcanzar el máximo benefi cio de la empresa”.


Otro de los importantes hitos de las últimas décadas tuvo que ver, sin dudas, con la aparición de la soja como componente en las fórmulas de los alimentos balanceados.
“El excelente perfi l nutricional de la soja en términos de energía y aminoácidos ha hecho que en la actualidad las fórmulas se hayan simplifi cado enormemente, ya que entre el maíz y los distintos componentes del complejo soja como harinas, poroto desactivado y expeller, al menos en monogástricos, hoy integran en muchos casos más del 80% de las fórmulas”, resume Hume.
Para el Dr. Irazusta, en tanto, son muchos los hitos tecnológicos recorridos desde los años ‘60 a la fecha en temas que hacen a la nutrición animal, pero destaca algunos avances, como por ejemplo “el conocimiento cada vez más preciso de la composición de los macro y microingredientes mediante la tecnología NIR’s y la Espectrografía de Absorción Atómica”. Según Alfredo, ambos ejemplos han sido fundamentales en nuestra historia.
“Hoy sabemos mucho más cuáles son los requerimientos nutricionales de la diferentes especies y de las diferentes etapas de crecimiento y contamos también con modelos de predicción de rendimientos para diferentes situaciones”, refl exiona Irazusta, y subraya: “Debemos mencionar que la velocidad en la información de datos hoy en día es increíble y eso se debe a las mejoras en los medios de comunicación y a una apertura mental y falta de egoísmo de los investigadores.
Debe mencionarse la labor de pequeños grupos de colegas que promovieron el intercambio de ideas y experiencias, ya sea en colaboración con INTA (Fundamentalmente en Pergamino) y el acercamiento a cámaras como Caena”.
LA ARGENTINA Y EL MUNDO
Un aspecto que no puede dejar de analizarse a la hora de hacer una retrospectiva es la relación de la Argentina con el mundo, a su vez siempre atravesada por las recurrentes crisis que el país debió soportar en estos 60 años. “Como en todos los tipos de industria la apertura al mundo plantea difi cultades y enormes oportunidades”, plantea Hume, y detalla: “Entre las difi cultades, el tema de la calidad de los productos, lograr un costo competitivo y tener economías de escala son puntos clave para poder participar con éxito.
En lo que respecta a las oportunidades, el mercado mundial ofrece una oportunidad de crecimiento a las empresas, lo cual las hace más competitivas tanto internamente como para la exportación. El crecimiento requiere inversiones, las inversiones más puestos de trabajo y se genera un círculo virtuoso en el país y para su gente”. Irazusta, por su parte, coincide en que las crisis pueden derivar en oportunidades y que la Argentina siempre aprendió a responder ante la adversidad.
“Hemos pasado muchas crisis y recuperaciones. A pesar de ello seguimos apostando a un futuro de la mano de nuevas generaciones que se interesan y comprometen en el campo de la Nutrición Animal. Tenemos muy buenas condiciones de clima y de calidad de suelos y gente positiva, que cuando se la estimula adecuadamente responde muy bien”. “El futuro de la industria de alimentos balanceados y el desarrollo de la nutrición dependerá en gran medida de la orientación que tome el país en los próximos años”, analiza Hume, y es cauteloso respecto del futuro.
“Si el país se abre para competir en el mundo, veo un desarrollo que acompañará la tecnología del mundo y veremos más granjas industriales, de mayor tamaño y con un grado de automatización generalizado para producir con la calidad en seguridad alimentaria y bienestar animal que los mercados internacionales exigen.
Si, en cambio, el camino es cerrar el país basando el futuro en el consumo interno, se puede prever un estancamiento en la oferta en todas las cadenas de producción de carnes por falta de inversión”.
