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Cada paciente de alta: un gran triunfo
sarvia mardones Enfermera Clínica San José
ARICA — CL
Estuve unos días fuera y cuando retorné me encontré con la uvi prácticamente al 100% de ocupación, con todos los enfermos boca abajo y gravísimos.
El primer día sentía que me iba a morir, literal. ¿Qué hacemos aquí? Entonces ahí dudé, dije qué hago yo en este berenjenal. No he estudiado Enfermería para estar en una guerra y esto, al fin y al cabo, se parecía mucho a una guerra biológica. A momentos pensaba que mis compañeros habían enloquecido porque no podía ser que lo llevaran tan bien, que sonrieran, que hablaran de otras cosas. Pero eso ocurrió sólo el primer día, el segundo ya me sentí un poquito mejor. Después entendí que cumpliendo las medidas de protección no pasaba nada.
Pasado un tiempo llegué a pensar que todo el que se contagiaba es porque no se protegía bien y que yo no me iba a enfermar, y así fue, no sé si lo hice bien o fue casualidad, pero no me contagié.
Me impactó ver pacientes de menos de 50 años, sin antecedentes crónicos y con un pronóstico malísimo. Recuerdo especialmente a dos: uno salió adelante y el otro no. A veces, dejaban cartas en los boxes, que si se te ocurría leerlas te ponías muy triste. Porque al fallecer, los familiares no podían verlos, ni siquiera quedarse con sus objetos personales, porque todo se iba al crematorio.
Por eso, cuando teníamos pacientes que salían de uvi, tomamos como costumbre ponerles su canción preferida en los altavoces. Algunos elegían algo de Nirvana, Metallica, casi todos eran un poco heavy. Los aplaudíamos, los grabábamos y se lo mandábamos a su familia. Porque cada uno de los pacientes que se mejoró fue un gran triunfo para nosotros.
Sé que por ahora la pandemia está rozando el mismo nivel que en marzo. Ahora mismo hay nuevos casos diarios, espero estar nuevamente trabajando con el equipo, sudando al máximo, pero para mí lo más difícil será volver a estar confinado. Hay otra gente que a lo mejor tiene un chalet, niños mayores, lo que les permite desahogarse de otra manera. Pero yo vivo en un piso y con un niño de tres años. A mí el confinamiento es lo que realmente me deja hecha polvo, más que el trabajar con los pacientes Covid. �


