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Recibiendo nuevas vidas

zaira villagra Matrona Clínica San José

Todo en este tiempo ha debido ser diferente, porque en una instancia normal nuestras pacientes hacen un trabajo de parto acompañadas todo el día de su pareja o de algún familiar cercano, ellos las contienen. En esos momentos de dolor, que son naturales y fisiológicos, tienen apoyo psicológico y emocional. Después, en el trabajo de parto, cuando ya están a punto de dar a luz, esa cercanía con tu ser querido es súper importante. Y luego, al salir del pabellón, cuando ya estás con todas las emociones del nacimiento de tu bebé y de querer expresarlo a tus cercanos, es aún más significativa. Ahora todo es distinto, no ven a sus familiares para poder decirles: me pasó esto en la noche, tuve esta sensación o me siento así. Particularmente, respecto de la lactancia, porque piensan que no están alimentando bien a sus bebés, siempre se producen esas pequeñas dudas que requieren consejos y escucha. Ahora, las parejas ingresan al pabellón solo en el momento del nacimiento, esa es la única instancia en la que están presentes físicamente.

Nosotros trabajamos con pacientes a nivel de urgencia también y pasa exactamente lo mismo, porque los atendemos con los epis. Entonces, para ellas es algo chocante ver a una persona que está completamente disfrazada y que no tiene cercanía con ellas físicamente. También he vivido esto con mi hija, que es pequeñita, aunque ella está súper clara que la mamá trabaja en la clínica y sabe que al llegar a la casa debo hacer todo el proceso de desinfección y que mi ropa no se puede tocar.

Lo cierto es que hemos hecho lo que está a nuestro alcance para que los nacimientos ocurran en un ambiente de normalidad, para que las madres se vayan contentas de haber parido aquí. Nuestro propósito ha sido, con cada una de ellas, que el proceso fisiológico y natural sea asumido como una buena experiencia. El Covid que está afuera, obviamente influye en el ambiente, pero hemos hecho todo lo posible por estar muy cerca de cada uno de esos nacimientos que significan nuevas vidas. Las pacientes necesitan contención, porque no pueden recibir visitas. No hay ninguna persona cercana que pueda ir a verlas para saber cómo se sienten; por ello, nosotras: las matronas, hemos tenido que estar mucho más cercanas y atentas. En el servicio de maternidad la matrona que está de turno está a cargo de las urgencias, de los recién nacidos, de las posoperadas, de las pacientes que entran tanto ginecológicas como obstétricas y de las mismas pacientes que después salen de la hospitalización. Entonces es un gran abanico de ocupaciones. Uno quiere atender bien, entregar lo mejor, que no pase nada, que no haya eventos adversos, y son muchos ámbitos que atender, pese a eso uno sale contenta, porque ve cada cosa, cada maravilla que pasa en los turnos. Finalmente es muy satisfactorio. En esta situación particular nos pasó que al momento del alta, algunas madres salían casi corriendo por la necesidad de retornar pronto a sus hogares y estar con sus familiares. Para nosotros resulta muy evidente que hay ganas de que pase luego el parto, de irse a casa. Pero a la vez, muchas de ellas nos han dejado agradecimientos, porque han tenido que ser madres en una pandemia; entonces se van muy agradecidas por el tiempo que uno se da. A veces a las 3 am tocan el timbre porque ya están agobiadas, porque no pueden amamantar, porque les duele. Entonces una se queda ahí tratando de ayudarlas a ellas para que los bebés se calmen y dejen de llorar. Eso es un descanso, un alivio para las mamás. Y para ellas es muy significativo que una persona que no es su familiar las esté ayudando.

Lo cierto es que hemos hecho lo que está a nuestro alcance para que los nacimientos ocurran en un ambiente de normalidad, para que las madres se vayan contentas de haber parido aquí.

ARICA — CL

Hemos tenido que aprender cómo entregar ese soporte psicológico a través de un apoyo a la distancia, por decirlo de alguna forma. Ya no podemos abrazarlas o darles un masaje o cuando están en trabajo de parto darles la mano o acariciarles la espalda. Durante esta pandemia la empatía que tenemos las matronas ha tenido que multiplicarse desde una perspectiva más psicológica. Aprender a contener sin tocar ha sido un crecimiento tanto personal como a nivel de la matronería en sí. �

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