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Las enfermeras detrás de la gestión

daniela figueroa Enfermera Clínica Bupa Reñaca

Soy enfermera hace 14 años, actualmente tengo una labor administrativa, en todas las clínicas hay colegas que tienen este tipo de tarea. Aunque no estemos en la primera línea del Covid, que son las que están atendiendo de manera directa a las personas enfermas, nosotras nos encargamos de que los pacientes tengan una buena atención. Estoy a cargo del departamento ges/cae. El ges es una ley de Chile que reúne 85 patologías que tienen ciertas características especiales y el cae es un seguro que tienen las isapres para dar cobertura a las enfermedades catastróficas, que son de alto costo. En marzo, antes de que empezara el Covid, había muchas reuniones del área médica sobre lo que estaba ocurriendo en China y cómo podía llegar a Chile. El 14 de marzo estuve de cumpleaños, viajé a celebrar a Santiago con mi familia y cuando veníamos de vuelta el 15 se anunció la emergencia por Covid para Chile.

REÑACA — CL

En abril comenzó el caos, puede ser la última quincena de abril y continuó en mayo, pero en junio fue lo más fuerte. Más o menos a finales de mayo salió un comunicado del Ministerio de Salud que pedía a las isapres dar valores cae a todos los pacientes que fueran Covid positivo, porque obviamente iba a ser una enfermedad de alto costo; estar 20 días en una uci podía significar millones de pesos. Así se daría protección financiera a estos pacientes; desde ese momento empezamos a revisar todos los casos, incluso de manera retroactiva. Mi labor era llamarlos para ver las cosas administrativas que pueden ser súper frías. Decirle a un familiar: vamos a traer a tu papá en una ambulancia y para eso necesito que me des un correo para mandarte unos documentos para que los firmes. Eso que parece tan frío puedes decirlo de una manera empática, humanizada y comprendiendo la angustia y los temores de ese familiar. En eso estuvimos 24/7. A mí me llamaban a las 10 de la noche para un traslado y estábamos hasta las 2 o las 3 de la mañana coordinándolo, hasta que los pacientes llegaran a la clínica. Todo se fue complicando, por ejemplo, hubo casos en que los familiares no querían aceptar que mandaran al papá a otra ciudad. En muchos casos di mi teléfono particular a los familiares, que me llamaban para decirme: no me ha llamado el médico de la uci y han pasado dos días. Ahí nos comunicábamos y nos respondían: hemos llamado y

no nos contestan, revisábamos y nos dábamos cuenta de que se habían equivocado en un número y por eso la familia llevaba dos días sin noticias. Lo que no siempre se sabe es que hay una cadena de gestiones administrativas que se hacen para que ese paciente pueda tener una atención de calidad y llegue, ojalá, a buen puerto, y ese es nuestro aporte invisible.

Tengo la suerte de practicar y tener los conocimientos de algunas terapias alternativas. Practico yoga hace mucho tiempo y con mi profesora acordamos continuar por videollamadas. Eso me ayudó un montón. En el trabajo notábamos que el personal clínico estaba muy angustiado y con alto desgaste. La enfermera jefa me ubica a mí porque sabe que soy “medio esotérica”, como dice ella. Entonces implementamos yoga en la clínica y eso ha sido súper lindo. También hace tres semanas comenzaron las sesiones de aromaterapia en la uci y en la urgencia. Todo como apoyo hacia el personal. Recuerdo que me afectó enterarme que en Santiago las uci comenzaron a estar casi con un 99% de ocupación. Desde las isapres nos solicitaban rescatar pacientes para poder traerlos a nuestras uci, porque todavía en la Quinta Región no había colapso. Creo que nos favoreció el que tuvimos como un mes de retraso en el peak respecto de Santiago, también que había hospitales del tamaño del Gustavo Fricke que estaban por inaugurarse, ahí se pudieron sumar muchas camas de Unidades Intensivas. Se logró contener el Covid con lo que teníamos dentro de la región. Cuando una miraba los indicadores de tendencia, nunca pasamos de 82 o del 83% de ocupación de la red de uci, es un número más o menos fuerte pero, afortunadamente, nunca llegamos al 90 o 98% que alcanzó Santiago. Desde que estudié Enfermería trabajé muy poco en lo clínico, porque siempre me atrajo la parte de gestión. Creo que las enfermeras estamos preparadas para hacer gestión y administración. Es importante visibilizar esta labor que también ha sido difícil y de intenso trabajo durante la pandemia. �

Me llamaban a las 10 de la noche para un traslado y estábamos hasta las 2 o las 3 de la mañana coordinándolo con sus familiares, hasta que los pacientes llegaran a la clínica.

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