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Día 1 Martes 19 de agosto Llegamos a Córdoba después de las 17. En frente de la terminal de trenes está la de ómnibus, ahí teníamos que comprar la tarjeta para los colectivos urbanos, pero el vendedor no tenía más y el guardia del estacionamiento nos regaló una, Córdoba nos recibía con amor. Revisamos el mapa y empezamos a caminar con todo el equipaje, estábamos a 15 cuadras de Casa 13. Por cada cuadra cordobesa hay una librería, una Grido y una iglesia, dijimos varias veces mientras caminábamos por la ciudad. En el camino nos tomamos un helado, porque aunque era agosto hacía mucho calor. Llegamos a Casa 13, una antigua casa rosa y verde con objetos muy simpáticos, donde la distribución de la arquitectura en el espacio responde a las típicas construcciones en torno a un hermoso patio. Ahí nos esperaban, entre un montón de gente linda, Julia Tamagnini y Nicolás Balanguero. Allí mismo nos hospedamos. Casa 13 es más que una casa, es un referente de la ciudad, un espacio autogestionado motorizado por algunos artistas, ex estudiantes de la Escuela de Artes Visuales Figueroa Alcorta como es el caso de Aníbal Buede. Un grupo de jóvenes artistas que, en la década del 90, no lograban saciar sus inquietudes (teóricas y estéticas) a través de la formación institucional. Tal carencia propició la creación de este espacio ubicado en el Paseo de las Artes, predio que depende de la Municipalidad. Esta misma lógica de búsqueda y creación de espacios para formación y producción, por fuera de las instituciones académicas, la pudimos encontrar en la gestión de muchos de los lugares que conocimos. Nicolás
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Balanguero y Aníbal Buede nos hablaron de un proyecto muy similar a Casa 13: se trata de Aula 20, un espacio de formación alternativo a lo que la institución propone. Después de cenar coincidimos virtualmente con las chicas de SUB Escuela que viajaron a Mar del Plata e hicimos una video llamada. Ellas nos contaron sobre los lugares visitados y nosotros les hicimos un tour por la casa. En este encuentro vivenciamos, por primera vez, la magia de lo simultáneo.
Día 2 Miércoles 20 de agosto Queríamos empezar el día pasando por la librería Portaculturas, estaba cerquita de Casa 13 y teníamos que llevarles unos ejemplares de Anuario. Javier Folco atiende Portaculturas y también nos atendió a nosotros. Justito esa semana estaba el Festival Internacional de Literatura de Córdoba así que Javier nos recomendó las actividades del festival a las que que no podíamos dejar de ir. Javier también nos mostró la obra de Lisandro Baibiene, quien hace libélulas de vidrio que son casi joyas. Indira Montoya pasó a visitarlo a Javier, también la conocimos a ella. Indira es performer y además es artista del sonido. Combina ambas cosas en su trabajo con Inhumana, un colectivo que nos invitó a ver/escuchar el viernes próximo en un evento que se llama Atentado Celeste, en Bastón del Moro. Con la misma energía también nos propuso que vayamos cualquier viernes a La Cúpula Galería de Arte; esta semana no, estaba lo de Atentado, pero cualquier otro viernes sí porque en La Cúpula siempre hay cosas lindas para ver. Portaculturas está en la galería Caribú, por calle Belgrano. A la vuelta de esa galería y a la vuelta de Casa 13, está el Centro Cultural Casa de Pepino. Una casona bastante grande, esas de paredes de treinta centímetros y techos altos que no hace falta que te digan que fue construida en el siglo XIX porque ya lo sabes
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cuando entras. El guía, Juan Pablo, nos comentó que ahí funcionaba el almacén de ramos generales de Don José Tucci, a quien la gente lo cargaba por sus bigotes feos y le decían que se parecía a Pepino el del Ochenta y Ocho, un payaso del circo de los Podestá. Desde el 2005 funciona como un centro cultural municipal, que ahora está a cargo José Bisio. Hay teatro, títeres, muestras y música. Justo cuando pasamos pudimos ver la presentación de un grupo de teatro de los 70s, Libre Teatro Libre. La plástica está muy a full. En la planta baja y en un pedazo del patio estaba todo cubierto con las obras de Mini-contemporáneo y/o Ce.Cu.Cu.Co. (Centro Cultural del Cuarteto Cordobés), dos proyectos por los cuales Juan Martín Juárez convoca a artistas jóvenes, con quien pronto nos juntaremos para que nos cuente bien de qué se trata. Vimos dibujos de Matías Farfán (Matías nos vino a visitar a Rosario mientras escribimos este texto) y vinilos de Constanza Delfino. En la planta alta de la Casa de Pepino había otra muestra que nos gustó mucho, se llamaba ¡¿Papa para quién?! de Alejandra Daoiz y Selene Peralta: un cuarto lleno (pero lleno lleno) de bolsas de papa, que nos va tirando una pregunta por cada bolsa y nos invita a pensar acerca de las condiciones laborales de quienes trabajan en la cadena de producción y sobre sus propiedades como alimento. Medio con lo justo, llegamos a una inauguración en el C.C.E.C. (Centro Cultural España Córdoba) que está más o menos a unas diez cuadras de Casa de Pepino. Nos cuesta decirle C.C.E.C. y también nos cuesta decirle España Córdoba. La costumbre rosarina nos lleva a decirle Parque España o, en el mejor de los casos, Parque España Córdoba y cuando decimos C.C.E.C pensamos en el Centro de Expresiones Contemporáneas, es una cuestión de hábitos. Decimos que llegamos "con lo justo" porque era medio tarde y ya se había ido toda la gente, sin embargo no era tan tarde porque las salas aún estaban abiertas y todavía quedaba algo para tomar. En la entrada nos recibieron dos chicas hermosas, Melani Passardi y Lucrecia Requena (Lucrecia también vino de visita, junto con Matías, mientras estamos escribiendo). Las chicas nos hablaron del funcionamiento general del C.C.E.C., de Artistas a la parrilla (un espacio para mostrar en la entrada del CC, de convocatoria abierta) y del Espacio Performance que coordina Lucrecia. Quedamos con ellas en juntarnos nuevamente el sábado para seguir charlando.
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También nos invitaron a que el viernes vayamos a Atentado Celeste, el mismo evento al que nos había invitado Indira Montoya. Después pasamos a ver las muestras. El funeral del mono Silvio es una obra de Mariano Izquierdo. Mariano rescató a un personaje de la cultura cordobesa de los noventa, un mono del zoológico que hacía payasadas ante el público y armó su funeral con un mono hecho todo de cartón, metido en un ataúd de cartón y rodeado de monos penitentes hechos de cartón. En la sala de al lado se mostraba el resultado de una residencia que compartieron Noesasí (Córdoba) con Rosana Antolí (Alcoy, España). Noesasí comparte el taller con Diego César Gutierrez. Quisimos juntarnos a cenar con ellos pero no pudimos. El texto de la muestra señalaba: "Una exposición que recoge los registros de las acciones llevadas a cabo por las artistas en lugares emblemáticos de la ciudad, así como la instalación de los objetos que se emplearon en estas". Noe y Rosana intentan darles de comer palabras a los perros, tutucas a los patos y su propio cuerpo a las palomas. El baño del C.C.E.C. estaba intervenido por fotos y textos de Marón Barberis. Este montaje era un fragmento de la obra que pudimos ver, días después, en el CE.P.I.A. (Centro de Producción e Investigación en Arte) dependiente de la Facultad de Artes. El día pareció largo. Todavía era miércoles. Estábamos de nuevo en Casa 13 revisando mails, armando apuntes, subiendo data, tomando porrón y comiendo pizza. Había sido productivo. Conocimos mucha gente, aparentemente diversa. Fuimos a la librería. Fotocopiamos el Manual del Operario + el statemen + ¿qué es sub escuela? + un texto de Claudia del Río. La propuesta era armar una jornada de lectura. Leer La Escuela del Futuro y hacer pública la invitación como hacemos en Rosario.
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Día 3 Jueves 22 de agosto Salimos temprano hacia el Museo Provincial de Bellas Artes Emilio Caraffa, la brisa matinal nos recordó el fresco que por esos días se había ausentado en la ciudad de Córdoba. Sus amplias avenidas, sus edificios señoriales y la acumulación de barcitos y pizzerías viejas nos llevaron a pensar rápidamente en Buenos Aires: una imagen urbana compartida. Nos entrevistamos con Julia Romano debajo de unas tipas1 amarillas que habían dejado su savia sobre los mismos bancos en los que nos sentamos; sustancia que luego llevamos en nuestras prendas el resto del día. Julia es jefe artístico-técnico del museo. Nos contó que este espacio forma parte de un recorrido propuesto por la provincia, llamado Media Legua de Oro e integrado a su vez por otras instituciones como el MUMU, el Palacio Ferreyra, el Centro de Arte Contemporáneo Chateau Carreras y el Paseo del Buen Pastor, entre otros. Cuando llegamos al museo nos encontramos con una arquitectura particular. Su ampliación en el 2007 cambió la estructura, distribución y acceso del antiguo edificio. Aún se conserva su fachada tradicional, sus salas con pisos de madera, sus techos trabajados y las escalinatas exteriores (que solían colocarlo en una cima grandilocuente casi inaccesible para el público general). Podríamos decir que los cambios se extendieron asimismo al interior. La institución se profesionalizó a nivel técnico-museográfico: se cuida la iluminación de las salas, así como las condiciones medioambientales necesarias para la conservación del patrimonio. Además se han multiplicado tanto el número de personal como de salas. De la mano de estos cambios, el museo se enfocó en recibir muestras itinerantes (provenientes de distintos puntos del país y del exterior), albergando exposiciones diversas que mantienen autonomía entre ellas, capturando la atención de un público diverso, compuesto en su mayoría por turistas. Según lo que pudimos hablar con distintos actores de la escena, percibimos que esta política dejó afuera
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a la producción cordobesa, crítica que escuchamos en varias entrevistas. La gestión actual, conocedora de este malestar, comenzó a abrir el espacio a los productores con mayor trayectoria de la ciudad. Ese día en el Caraffa, no vimos ninguna muestra. Vivenciamos su dinámica institucional al recorrer las salas y pasillos en un estadío de transición, en la instancia de desmontaje, acondicionamiento de sala, e inmediato montaje de las obras recién llegadas. Cuando nos fuimos del museo vimos, en la explanada lateral de la tradicional fachada, el famoso oso polar: escultura que es protagonista de una historia particular en la ciudad. Un poco nos contaron, y otro poco leímos, que dicha pieza maciza fue construida para acompañar el nuevo Puente Antártida Argentina y que, por ciertas versiones sobre la inexistencia de osos polares en la Antártida (o esas cosas que devienen en decisiones políticas), no se instaló en el sitio para el que fue concebido. A partir del '55 el oso comenzó a pulular por diferentes espacios de la ciudad como parques, plazas y paseos, hasta que la explanada del museo lo cobijó. Minutos después visitamos el Museo de Ciencias Naturales, nuestro espécimen favorito fue el pichiciego menor. Un mamífero muy tierno, el más pequeño de la familia de los armadillos, de color rosado y pelos blancos en el vientre. De allí nos fuimos caminando a la Ciudad Universitaria que es, literalmente, un gran barrio donde se despliegan los edificios de las distintas facultades y toda la vida estudiantil asociada a ellas. Llegamos abrumados por el calor, cerca del mediodía, luego de un almuerzo al aire libre en una plaza cercana. Recorrimos la ciudad universitaria con dos metas: percibir su funcionamiento y buscar el bar de la escuela de filosofía, donde nos encontraríamos con Lucas Di Pascuale. Allí tuvimos una hermosa charla, Lucas es artista y es uno de los profesores de la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de Córdoba que, desde hace pocos años, da clases allí intentando desarrollar un plan vinculado con el arte contemporáneo, diferente al que él mismo tuvo como alumno. Antes se enseñaba con modelos, de un modo académico y tradicional. Charlamos sobre los contenidos y el funcionamiento de
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su cátedra (Dibujo III, de la orientación Grabado), sobre artistas, referentes y su modo de percibir la escena local. Lucas y Aníbal Buede, son dos artistas clave del arte contemporáneo de la ciudad. Ellos dos, al igual que José Pizarro (siendo los tres de la misma generación), desarrollan individualmente clínicas anuales, en Documentas Escénicas, La Cúpula y en el MUMU respectivamente. Por estos espacios han transitado, como instancia de formación alternativa, la mayoría de los jóvenes artistas que conocimos. Dentro de la facultad funciona un espacio de exhibición llamado CE.P.I.A. que programa sus muestras anualmente mediante convocatorias. La sala es ideal para presentar propuestas diversas. Cuando ingresamos nos encontramos con el trabajo de tesis de Marón Barberis {Un trabajo sincero – Un final posible} dirigido por Lucas Di Pascuale. Marón también exponía parte de este cuerpo de obra en el Centro Cultural España Córdoba (CCEC).
Día 4 Viernes 23 de agosto Por la mañana nos entrevistamos con el Área de Educación del Caraffa. En una biblioteca, con escritorio de madera de por medio, nos contaron un poco sobre las actividades que realizan, haciendo hincapié en que todas ellas son concebidas desde la museología crítica y la educación popular; por esta razón las visitas no son guiadas sino mediadas, pensadas como encuentros compartidos entre personas. Nos explicaron que, uno de los objetivos del área de educación, es hacer el museo más accesible a la gente y que esto en parte ya se pudo lograr. El foco se ha puesto en el público, en atraer a los visitantes y brindarles una experiencia significativa. Sus coordinadoras nos comentaron que, desde la creación del área, el museo recibe mayor afluencia de público, personas que en ocasiones sólo se hubieran
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acercado al museo si las condiciones climáticas eran desfavorables para estar en el parque. A la tardecita partimos rumbo a Bastón del Moro, un espacio alternativo multidisciplinario que reúne a artistas, diseñadores y músicos. Nuestro deseo era conocer el lugar y su gente aunque, sobre todo, asistir a Atentado Celeste: un gran suceso que tuvo lugar hasta la media noche. En esta casona, con patio y todo, se cruzaban situaciones en simultáneo, en comunidad. Cuerpos en acción, la sensibilidad llevada al extremo por vía del sonido (noise), de la asfixia (performance). Globos + piedras + frascos + sonidos + manchas + retroproyector + Fritz Lang + cajón de frutas sonora + lupas + portarretratos + pinturas + comida vegetariana. En este despliegue estelar el tiempo era uno de los protagonistas. Parecía estirarse, agolparse y en ocasiones no pasar. Mientras en el patio el buffet despachaba exquisita comida vegetariana, en el interior el espacio era habitado por artistas que compartían sus trabajos: Super Chango, Las Hijas de Israel, Inhumana, Preña Mutosi, Dino Valentini, Lucrecia Requena, Melani Passardi y algunos más. Nos quedamos hasta el fin de las presentaciones y volvimos caminando a la rosadita y verde; de pasada comimos el lomito más feo del mundo.
Día 5 Sábado 24 de agosto La mañana se presentó distinta. Las calles se convirtieron en una feria de alimentos y por la tarde, de antigüedades. Qué sorpresa fue abrir la puerta de la casa y encontrarnos con un puesto de frutas en la entrada. La dinámica de los encuentros también fue diferente, todos vinieron a Casa 13, como si lo distinto de las calles entrara en la casa y este espacio íntimo, hogareño, se abriera a la circulación de gente, como en la calle ahora convertida en feria. Estuvimos 12
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horas conversando con los que vinieron a visitarnos: Andrea Ruiz, Fred de Towemalmi y Melani Passardi. Tal vez la idea de casa posibilitó que los encuentros se dieran de un modo mucho más informal y que el vínculo se estreche. Lo afectivo y el cruce real comenzaron a nacer. Andrea Ruiz es docente (da clases en la Figueroa Alcorta), investigadora y curadora. Participó en diversos proyectos teóricos sobre arte contemporáneo (Cielo Teórico, Saturnalia, Híbrido y puro, Adjetiva) y fue parte de Casa 13 en sus inicios. Charlamos sobre la cantidad de espacios alternativos que hay en la ciudad. Andrea nos sugirió que estos lugares forman un recorrido paralelo al oficial y que, entre ellos, existe poco cruce; funcionan como dos escenas par alelas. Nos habló sobre los muchos artistas jóvenes que están produciendo, con muy buena capacidad artística y teórica, pero en armonía con el medio, sin rupturas, que hay una dispersión grande de los artistas de 30 años y que los más consolidados hacen recorridos muy individuales. A las doce llegó Fred de Towemalmi. Fred es de Perú, como su compañero de grupo José María. Se conocen con Andrea. Fred tiene un espíritu algo punk, crítico de todo, crítico del arte, crítico de la educación institucional. Habla con mucha pasión y da gusto escucharlo. Nos muestra imágenes de su obra, es impactante. Gira en torno a instalaciones sonoras que denomina “entornos”. Su paso junto a José María por la escuela de arte (la Figueroa) los llevó a fundar Towemalmi; buscando aliados para charlar y pensar sobre arte contemporáneo y trabajar en equipo, situaciones que en la escuela no se daban. Nos quedamos largo rato con Fred, almorzamos juntos y después salimos a la feria. Recorrimos el pasaje teñido de una atmósfera comercial y festiva, distinta a la del resto de los días. En la feria nos tentamos y nos compramos un par de chucherías: un retroproyector, una cafetera para el auto, un simil Román Vitali (una miniatura de cuentas encastrables), un alajerito de cerámica, un mini retablo de madera, un platito de acero inoxidable con función de cenicero y un vasito de cerámica. Y rápidamente volvimos a la casa porque Lucrecia y Melani nos iban a ir a visitar, pero solo llegó Melani Passardi cerca de las 18 hs. Ella es de Misiones y apenas llegó vivió un tiempo en Casa 13. Reconoce este lugar como espacio propicio para
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el cruce entre generaciones. Nos cuenta que junto con Lucrecia y Eva Filkenstein forman parte de los grupos La cosa y Archivos. Las tres se conocieron en Documentas Escénicas, un espacio de formación y producción vinculado con el teatro y la performance en donde Soledad Sánchez Goldar (Aún sin título) y Verónica Meloni, dictan talleres.
Día 6 Domingo 25 de agosto El domingo dando la bienvenida al frío del invierno que parecía haberse extraviado con la presencia sorpresiva de una atmósfera veraniega, recibimos en la Casa a las personas de la Casa; los anfitriones-visitantes. Pudimos conversar con Nicolás Balanguero (docente de la Figueroa Alcorta) y Julia Tamagnini (integrante de la cátedra de Lucas Di Pascuale, junto con Ana Sol Alderete), componentes fundamentales de Casa 13. Este espacio fue gestando diferentes proyectos a lo largo de estos años. Forman parte de una red de residencias, tienen una radio online, y una editorial con la cual publican Un pequeño deseo y el proyecto Archivos, del que a su vez se desprende Colecciones: una serie de libros sobre artistas cordobeses elegidos por su verdadera incidencia en la escena de la ciudad y no solamente por su recorrido individual. Este trabajo que llevan adelante Nicolas Balanguero y Luciano Burba surge a partir de la ausencia de registros y publicaciones sobre el arte cordobés. Más tarde llegaron algunas personas a leer y compartir con nosotros el texto de la revista Metrónome y otro sugerido por Julia y Nico, Artistas que hacen escuelas y viceversa de Antonio Galeano, publicado en Un pequeño deseo n° 20. En determinado momento del encuentro, llegamos a estar todos de acuerdo en que utilizar los espacios vacíos es un acto político y que no es lo mismo ocupar un bar, una plaza o la facultad.
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Ahora el domingo se acercaba cada vez más a su desaparición. Nuestro deseo de ver a la Mona Jiménez se iba con el día; Fede nunca se entusiasmó con el frustrado plan.
Día 7 Lunes 26 de agosto Después de almorzar fuimos al C.C.E.C., donde estábamos invitados a presenciar un encuentro organizado por el colectivo de gestión y acción cultural, Campo de cruces. En esta ocasión la confluencia se produjo a partir del encuentro de Espacio Performance y Arte Bárbaro. Se charló sobre la posibilidad de otros modos de registro. La idea del evento es, además de conocerse, llevar a cabo algún tipo de proyecto en conjunto. Salimos a caminar y pasamos por la estatua de Rodrigo, con la que queríamos hacer una foto con el almohadón de SUB y nunca hicimos. Las chicas entramos a la catedral; el Fede no porque le tiene miedo a la iglesia y a la Mona Jiménez que es el dios del cuarteto cordobés. Luego de este paseo caminamos hasta Casa de Pepino, para entrevistar a Juan Martín Juárez y conocer su trabajo. Nos contó que, a través de MiniContemporáneo, su objetivo es difundir obras de pequeño formato y que por medio de Ce.Cu.Cu.Co. va ensayando cruces entre la producción artística y la identidad de la ciudad. Conversamos también sobre la intensa actividad del campo artístico local, la falta de registros de su historia y acerca de una idea que circula, y que sostiene, que Córdoba sigue siendo una isla autosuficiente, un pequeño centro que se retroalimenta. Nos dijo que, años atrás, parecía que no había espacio para el pequeño formato, que todo tenía que ser grande, como lo demuestra la inmensidad de la arquitectura que puebla sus calles. Desde el año 2009 (en un principio, junto a Pablo Curuchet) Mini Contemporáneo abre el
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espacio a los nuevos artistas. También quisimos aprovechar el lunes para conocer el Palacio Ferreyra, de alguna manera convertido en uno de los puntos de referencia, al menos ante una óptica extranjera como la nuestra. Julia Romano ya nos había comentado que allí se albergaba la colección de la Agencia Córdoba Cultura. El edificio, construido en 1919 con una estética entre versallezca y cuartetera, funciona desde hace algunos años como Museo Superior de Bellas Artes Evita. Entre los pisos de mármol, una escalera tapizada con cuero negro. Entre los apliques de bronce, Bárbara Kruger.
Día 8 Martes 27 de agosto El día antes de volver a casa tuvimos una jornada intensa, recorrimos durante todo el día diferentes lugares de la capital. Nos acercamos al MUMU (Museo de las Mujeres), espacio que todos nos recomendaron.
Este museo planifica sus muestras y talleres mediante
convocatorias anuales abiertas. Las cuatro muestras que pudimos ver son el resultado de la segunda tanda de artistas seleccionados para 2014. Nos gustaron mucho. Eugenia González Mussano presentó Otra posibilidad en la estación de la nieve, propuesta en la que enfurecida por el archivo, documenta objetos, ideas y acciones en formato de ficha. Elisa Canello apoyó objetos sobre vidrio y dejó que el polvo caiga en torno a ellos durante un tiempo dejando su huella. Gisella Scotta domesticó sus instintos, y caló diseños sobre distintos soportes y con motivos repetidos tantas veces como uno se pueda imaginar. Anahí Ojeda abarrotó la sala 4 con muchísimos planos de colores en acuarelas. Más tarde nos encontramos con Aníbal Buede en Casa 13, la charla fue intensa. Aníbal usa campera de cuero negro y fuma Red Point. Repasamos su experiencia como artista etc
(usando el término de Ricardo Basbaum) desde su
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llegada a Córdoba hasta la actualidad, incluyendo las dos muestras que estaba planeando para los próximos meses. Nos contó de los inicios de Casa 13, de las relaciones humanas que lo condujeron para tal o cual lado; nos habló de los personajes que actúan en sus obras y cómo lo hacen. Conocimos Casa Taller, espacio de difusión de artistas jóvenes y de producción, donde se realizan ciclos de performance, música, poesía y muestras. Se dan talleres, tienen una videoteca, una colección de fanzines y se encuentra ubicado por fuera del centro de la ciudad. Conocimos el sótano de Casa Taller. Ahí se hace, una vez por mes, Movimiento Sotánico: un evento en el que todo se mezcla y revuelve. Nos hubiese gustado estar en uno, pero no nos daba la fecha. El colectivo Las Hijas de Israel tiene un rol protagónico en su organización. Por suerte cuando fuimos a recorrer la casa también estaban ellos, así que pudimos conocerlos. Ivan y Mati (catamarqueños, de Las Hijas) nos contactaron con Jorge Castro y nos recomendaron un lugar para cenar. Todo de pasada, como haciendo parkour. Casa Taller – la pizzería San Luis – La Cúpula Galería de Arte. En la pizzería San Luís se come muy rico, y el ambiente es muy lindo. La gente que estaba sentada en la mesa de al lado le robó el monedero a Anahí pero la pizza era tan rica que no nos importó. Al ratito de eso, tomamos un café en La Cúpula, que gentilmente nos ofreció Jorge. Jorge Castro es una persona muy particular. No puede decirse menos de alguien que está dispuesto a recibirnos en su casa a las once de la noche de un día de semana y que aún así nos sirve un café cargado de hospitalidad y nos muestra con lujo de detalle su obra y su espacio de trabajo. “Ya de vuelta a la casa, después de un día agotador que comenzó muy temprano y que se fue armando a la vez que lo vimos pasar, desde la habitación casi dormidos pensamos en todas las personas que conocimos, diversas, intensas. Mañana ya nos vamos, se termina la visita cordobesa. Nos vamos con ganas de volver.”
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Día 9 Miércoles 28 de agosto Volver a casa nos llevó todo el día. El tren no salió esta vez (hubo paro de la Unión Ferroviaria) y el colectivo nos trajo nuevamente a Rosario. Un viaje más, un almuerzo de despedida en Casa 13 que pudimos compartir con Julia. Nos fuimos felices, escribimos sobre todo este amor en su libro de Residencias. Inquietos y atentos a la información que íbamos asimilando, el viaje de vuelta nos ayudó para anotar algunas ocurrencias y a trazar las últimas líneas de la gran red de relaciones que fuimos armando durante aquellos días.-
Nota: 1/ Tipuana tipu, conocido también como Tipa, Tipa blanca, Tipuana o palo rosa, árbol de la familia de las Fabaceae, originaria de Argentina y Bolivia que se utiliza para el adorno de parques y paseos. Referencias de imágenes: p.4/ Julia Tamagnini y Nicolás Balangero en la jornada de lectura organizada en Casa 13. p.7/ Charla con Lucas Di Pascuale en el bar de la facultad (arriba). Franca habitando la obra de Andrea Daoiz y Selene Peralta ¡¿Papa para quién?!, en Casa de Pepino. (abajo) p.8/ Lugar de estar en Casa 13 (arriba). Jugando con un retroproyector en Casa 13 (abajo) p.14/ Esquema de contactos y encuentros. p.21/ Encuentro con Anibal Buede en Casa 13 (abajo) p.22/ Mini-contemporáneo en Casa de Pepino (arriba). Con Melani Passardi y el retroproyector en Casa 13 (abajo) p. 23/ Flora de Casa 13. Dibujo. p. 24/ Objetos de Casa 13. Dibujo. p. 25/ Diario de viaje. Dibujo.