Ruta 4. cuarta

Page 1

RUTA 4.

Cuarta semana.


24 marzo. Florencia.

Salimos de Cracovia, en dirección a Florencia. La distancia ente ambas ciudades es de casi 2000 km por carretera, lo que hizo que todos decidiésemos escoger la opción del Etwinmoviluco, el conductor nos esperaba ya en la estación de autobuses. El viaje se hizo corto, pasamos Los Alpes a velocidad de vértigo, y no hubo ningún incidente hasta que llegamos a la entrada de Florencia, donde un grupo de carabineros estaban haciendo un control de alcoholemia. Y el autobús aprovechó la oscuridad de un túnel para volver a hacerse visible y reducir la velocidad. Pensamos que un conductor de autobús, poco más que escolar, no era sospechoso de poder haber bebido y para nuestra sorpresa un agente pidió que parara el vehículo. Algunos no reímos otros se pusieron nerviosos. Los agentes pidieron la documentación del automóvil. El conductor parecía preocupado, pues no la encontraba, estuvimos alrededor de veinte minutos apartados en arcén de la carretera y ni el carnet ni los papeles aparecieron. El hombre se puso histérico y dijo algún que otro taco, lo que alertó a los agentes. nos asomamos a las ventanillas y vimos como le metían en el furgón. El hizo unas señas desde el otro vehículo. -¡El pen-drive!-y viendo que los policías se habían movido hacia otro coche que acababan de parar. Salió a toda prisa y cogió un viejo y sucio portátil de la guantera y junto con lo que parecía una pequeña impresora, falsificó el documento, abrió una caja con unas pequeñas pegatinas de colores, malas imitaciones que se hacían pasar por las de la ITV española que pegó en el cristal con rapidez y un conjunto de sellos entinados de azul que, mentían sobre las reparaciones e inspecciones del Etwinmoviluco que oprimió con fuerza sobre el papel. Lo arrugó adrede para parecer más viejo y salió corriendo a por los policías. Estos sorprendidos y después de mirarlos durante un buen rato decidieron que todo estaba en orden y le hicieron una prueba con el alcolímetro. Dio negativo, algo que visto lo visto nos pareció hasta raro. Nadie dijo nada hasta que bajamos del autobús, en frente del hotel. lo más impactante fue lo que dijo el choffer, no es la primera vez


que me pasa, y riéndose se marchó entre la espesura del tráfico. Y allí estábamos en Florencia, la ciudad renacentista de artistas y banqueros ilustres. Ciudad de historia y cultura.

Llegamos finalmente al hotel, desayunamos con tranquilidad y, después, subimos un rato a las habitaciones. Marisa nos llamó a unos cuantos porque había encontrado una nota escrita en italiano encima de su cama. Decía algo así como que teníamos que estar a las 21.00 horas en la fuente del Porcellino. Buscamos en google maps la ubicación y vimos que era una escultura pequeña. Había algo más escrito: También debería pedir a varios compañeros las capas que conseguimos de regalo en el castillo de Drácula. Las llevaría en una mochila. Fue habitación por habitación buscando las capas. Al final, logró reunir las tres que pedía en la nota y las guardó en la mochila. Decidimos ir a ver el Duomo, también llamada la Catedral de Florencia y de Santa María del Fiore. Esta catedral es una de las más grandes de la cristiandad, por sus grandes dimensiones. Mide 60 metros de longitud y 45 metros de anchura, aproximadamente. El Duomo está formado por una fachada de mármol blanco y verde y una cúpula. La catedral fue construida entre el siglo XVI y XVII por Brunelleschi y la cúpula, un siglo más tarde. Ya que nos habían hablado muy bien de la cúpula y de las magníficas vistas de Florencia desde lo alto, decidimos subir. Para entrar, tuvimos que pagar, el precio no pareció un poco caro, pero aún así, decidimos subir. Para llegar arriba, tuvimos que recorrer unos 643 escalones aproximadamente, de diferentes


tamaños, algunos tramos eran muy estrechos y, al final, la subida era casi en vertical, pero cuando llegamos arriba, nos dimos cuenta de que había valido la pena, las vistas eran increíbles, se veía casi toda Florencia. En la bóveda pudimos ver unas pinturas sobre el Juicio Final. Ya abajo, entendimos la sensación que tuvo el escritor Stendhal cuando visitó La Catedral de Santa Cruz, que más tarde lo llamaron el síndrome de Stendhal, explicado como enfermedad con síntomas como aumento del ritmo cardiaco al contemplar obras de arte, exclusivamente, si son de mucha belleza. Yo personalmente, sentí ese vértigo. Nos dirigimos a la Plaza, donde se encontraba el Baptisterio. Allí admiramos la importante pieza artística de la ciudad. Mientras estábamos en ese lugar nos encontramos con un artista que estaba pintando el edificio. Él nos contó que, al principio, había sido construida como un templo romano, el cual estaba dedicado al dios de esa ciudad, Marte. También nos dijo que lo habían empezado a construir en el siglo XIV. Al acabar nuestra conversación nos acercamos a ver el diseño de las tres grandes puertas, tenían ocho lados iguales con uno rectangular agregado en el lado oeste, su forma (octogonal) simboliza los ochos días, el tiemplo para la Resurrección de Cristo. Al cabo de un rato vimos que empezaban a oscurecerse aún más las nubes que habían ido apareciendo y decidimos que ya era hora de ir a comer. Mientras caminábamos, pasamos por un puesto para comer, ya que teníamos hambre de tanto caminar. Al retomar el paseo de vuelta vimos un hombre intentando tapar un lienzo con su abrigo. Estaba desesperado ya que había empezado a llover muy fuerte desde que salimos empezamos a caminar de nuevo. Al mirar mejor, nos dimos cuenta de que era él mismo chico que vimos en la Piazza. Sentíamos pena por él, así que fuimos a ayudarle. Por lo que dos de nosotros le ayudamos llegar a un restaurante, para que se quedara allí hasta que paró la lluvia. Era mediodía ya y mi grupo y yo estábamos bastante hambrientos ya que habíamos estado toda la mañana caminando. Habíamos recorrido una gran parte de Florencia y se nos abrió el apetito.


Estuvimos dando vueltas buscando una terraza para tomar algo, pero era imposible, todas estaban llenas. A lo largo de ese camino, nos habíamos encontrado varios lugares muy interesantes de Florencia, pero en ese momento solo veíamos callejuelas, hasta que terminando una de ellas, salimos a una gran plaza. Era impresionante. Un agradable señor nos dijo que era la Piazza della Signoria y allí estaban dos de los monumentos más visitados en la ciudad. Al instante, vimos una gran estatua blanca de mármol. Daniel nos contó que era uno de los monumentos que teníamos que visitar. Se llamaba El David, de Miguel Ángel. No era la verdadera estatua ya que la real se encuentra en la llamada Galería de Florencia. Aun así, estuvimos un rato contemplándola y sacando alguna que otra foto para enseñársela a nuestros compañeros. A continuación, Daniela gritó: - ¡Mirad allí está la otra estatua!

Corriendo nos acercamos a verla, fue un poco impactante puesto que tenía en su mano una cabeza. Debajo de ella había una chapa que ponía <<Perseo con la cabeza de Medusa>> y ahí lo entendimos todo. Buscando en internet encontramos que también se llamaba Perseo de Cellin, por su escultor. Creo recordar que estaba hecha de Bronce a diferencia de la otra y además tenía una gran historia muy famosa y antigua por detrás. En cuanto a su altura eran enormes, cada una tenía cinco metros, aproximadamente.


El hambre nos podía y decidimos marcharnos. Preguntamos desesperados por un lugar donde comer y nos enviaron directamente al Mercato Centraile di San Lorenzo, uno de los mercados más famosos de Florencia. Este se encuentra entre la Vía del Ariento y la Vía de San Antonino. Una vez dentro, fuimos a un puesto llamado Nerbone, donde venden los famosos Lampredotto, una especie de bocadillo relleno de tripas de vacuno muy especiadas como si fueran callos y con una salsa picante bastante fuerte. Todos decidimos comprarlo, nos costó 5€ y salimos a una terraza. Ya sentados en a terraza fuimos a darle un bocado y, de repente, se hizo la catástrofe. Esa salsa picaba como si te fueses a morir. Todos lo escupimos. El maldito panino di Lampredotto casi nos cuesta un disgusto. Bebimos el botellín de agua entero y, por supuesto, entramos a comprar algo más rico que ese bocadillo. Ya tranquilos y calmados, pudimos almorzar a gusto. Eran ya, las 15:30 h de la tarde, acabábamos de terminar de almorzar unos asquerosos bocadillos de tripas de vacuno y decidimos ir a ver uno de los museos más famosos de Florencia, ya que nos habían hablado muy bien de él. Concretamente, “El Museo de La Galería Uffizi”.

Cuando llegamos, nada más entrar, encontramos un cuadro precioso pintado por Sandro Botticelli. Allí, un guardián del museo nos contó que en aquel cuadro la protagonista es Venus, la Diosa del Amor. Esta, nace de los genitales de su padre Urano, cortados por su hijo y arrojados al mar. También, nos contó que la persona que representa a Venus en este cuadro se llama Simonnetta Vespucci, una hermosa mujer que después de su matrimonio decidió hacerse modelo de Musas. En aquel cuadro, ella aparece desnuda saliendo de una concha con ángeles al lado.


Algo alucinante fue el típico mito en el que la leyenda narra que la Diosa pintada por el maestro florentino es, en realidad, una noble dama de la Firenze del siglo XV, donde la belleza, habría inspirado no sólo a Botticelli sino a muchos otros artistas, poetas y pintores. De ahí surgió la “Representación Antológica Renacentista” Poco después, nos dirigíamos hacia el museo de al lado, que recibe el nombre de “La Galería de La Academia”. No hablamos casi nada por el camino ya que nos habíamos quedado totalmente asombrados con la anterior historia. Cuando llegamos, fuimos directos a ver una de las esculturas que ya habíamos visto antes pero no sabíamos absolutamente nada de ella y teníamos intriga. Nos explicaron, que aquella escultura llamada, “El David” fue creada por Miguel Ángel y en ella aparece desnudo. Nonos hablaron mucho más, ya que teníamos bastante prisa. Teníamos que seguir nuestra ruta antes de que se hiciera tarde. Ya eran las nueve de la noche, nos estábamos acercando a la fuente del verraco. Vimos una muchedumbre de gente (en la que se encontraban compañeros de otras rutas) arremolinada alrededor de una única persona: era un hombre mayor, con ropa sucia y cochambrosa; en su mano sostenía un cencerro y del cuello le colgaba un cartel con un escrito en un idioma que no lográbamos entender. Usamos una aplicación de móvil para traducir lo que decía, al parecer hablaba griego y dijo: ‘‘os lo juro, el puerco me ha hablado, me dijo que tirara unas capas o algo así. No lo recuerdo con exactitud, pero me convenció de que los etwinners lo entenderían.’’ Se nos quedó la cara pálida con una expresión de terror que hizo que aquel hombre se asustara más todavía; apenas quedaba gente y el señor del cencerro se estaba adormilando. Nos acercamos con cautela a la estatua y efectivamente, nos empezó a hablar. Dijo que era muy importante que tiráramos las capas que Marisa había guardado en su mochila antes de que fuera demasiado tarde. Todos nos miramos, discutimos durante un instante si era seguro fiarse de aquel extraño suceso paranormal y finalmente, le hicimos caso...


Otros compañeros lanzaron también algún objeto que no pudimos ver. De repente, todo se transformó en oscuridad. La sensación de estar dentro de un tornado nos invadió a todos. Sentimos vértigo y fuimos a aterrizar, literalmente, a una habitación redonda y oscura con dos puertas. Se encendió un cartel luminoso y miramos a nuestro alrededor. Podíamos distinguir las caras de los compañeros que se habían quedado en el hotel y … las de los profesores. Intentamos saludar pero nos habíamos quedado sin voz, éramos sirenos y sirenas de cuento. El letrero luminoso decía: ESCAPE ROOM Las puertas se abrieron y una mano blanca y fina salió de cada una de ellas. Nos hicieron el gesto que indicaba que debíamos ir dentro…y lo hicimos sin decir palabra. ¿ Qué habrá detrás de esas puertas? Por si acaso…Nos dijimos adiós con un movimiento de manos…


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.