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Irensu del domingo rnDD^^
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A revolución que en los últimos años se ha llevado a cabo en el transporte marítimo, ha influido notablemente en las empresas navieras que, por tradición, se dedicaban a tráficos determinados y precisos. En la época de los containeres, «ro-ro», petroleros-mineraleros, graneleros, quimiqueros y tantos y tantos nuevos tipos de mercantes altamente especializados, la mentalidad de los navieros ha cambiado y, con ella, las flotas amparadas bajo las contraseñas respectivas, todas ellas tradicionales en las aguas remansadas a la sombra del macizo de Anaga. Si a todo esto añadirnos la desaparición de numerosas empresas, la fusión de otras y el cambio de orientación del tráfico marítimo, bien comprendemos que todo ello se.refleja en las tradicionales líneas de navegación y, por tanto, en los puertos que, como el de Santa Cruz de Tenerife, eran de escala habitual y regular. Por lo que a nuestro puerto respecta, ya no recalan los mixtos que, bajo la contraseña de la Blue Star Line, mantenían servicios regulares con los puertos de África del Sur, Australia y Nueva Zelanda. Con tales «motorships» se fueron para siempre los bien recordados «Argentina Star», «Brasil Star», «Uruguay Star» y «fóraguay Star» que, al desaparecer, fueron sustituidos por los frigoríficos italianos de la Calmedia, filial de la empresa británica. Los barcos de la estrella azul sobre círculo blanco —estampado éste en el rojo de la chimenea con coronamiento negro— comenzaron a ser conocidos en Santa Cruz de Tenerife a partir del 9 de junio de 1930, fecha en la que, al mando del capitán Moulton, por vez primera arribó el «Arandora Star». Este era el trasatlántico que, en aquella época de flotes bajos —cuando la depresión de Wall Street— la naviera dedicaba exclusivamente a cruceros de turismo. Tras el «Arandora Star», otros trasatlánticos con turismo —«Adriatic», «France», «Duchess of Atholl», «Samaría», «Calgaric», el tristemente célebre «Laconia», «Atlantic», «Caronia», etc.— y, el 30 de abril de 1932, arriba el «Napier Star». Este fue el vapor que inició las escalas regulares de la Blue Star Line en Santa Cruz de Tenerife, para en el Muelle Sur, realizar el relleno de combustible líquido, faena que hasta entonces se había llevado a cabo en fondeo y aguas de San Vicente de Cabo Verde. Tras el «Napier Star» arribó el «Avila Star» y, así, se inició la larga etapa de la Blue Star Line con el puerto de Santa Cruz de Tenerife. Largo —muy largo— resultaría plasmar en estas líneas la historia de los barcos que, con la estrella azul en la chimenea y contraseña a través de los años recalaron por estas aguas remansadas y a la consignación de Hamilton atracaron en el Muelle Sur. Por tanto, y como símbolo, sólo trataremos de los trasatlánticos que, en 1927, iniciaron el servicio regular a puertos de América del Sur y, desde 1932 hasta el final de sus vidas en la mar, permanecieron fieles a la cita tinerfeña. Fue en 1925 cuando la naviera Blue Star Line decidió establecer un servicio de pasaje y carga para, así, terminar con las imposiciones de la South American Freight Conference y conseguir su admisión en ella. Los contratos para la construcción de los «liners» —también la de varios mixtos de carga y pasaje— fueron adjudicados a las empresas Cammell Laird, en Birkenhead, y John Brown and Co. Ltd., en Clydebank.
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Los antiguos trasatlánticos de la Blue Star Line
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sigo a muchos de los que se habían salvado del «Amelona». Posteriormente, los náufragos de los dos barcos fueron rescatados por los destructores «Vesper» y «Windsor», que acudieron en su ayuda. EL «ARANDORA STAR»
El «Arandora Star» que, al mando del capitán Moulton, arribó por vez primera el 9 de junio de 1930. Venía en crucero de turismo y, cuando el 2 de julio de 1940 fue torpedeado y hundido, el capitán Moulton pereció con su barco
El «Avila Star» que, el 6 de mayo de 1932, tras el «Napier Star» arribó a Santa Cruz de Tenerife en viaje inaugural ros fue botado el 21 de septiembre de 1926; en los primeros días de marzo del año siguiente, a la El 29 de junio de 1926, en ios altura de Skermorlie llevó a cabo astilleros de la citada Cammell las pruebas de mar y, poco desLaird fue botado el «Almeda» pués, zarpó en viaje inaugural a —más tarde rebautizado «Alme- Buenos Aires. Y fue así que, con da Star» —que, de 1.238 tone- estas dos unidades y los mixtos, ladas de registro bruto, tenía es- la Blue Star Line bien se colocó lora de 163 metros y manga de en la línea del Plata, ya que los 20,8. Era la construcción 919 de dos «liners» de la Royal Mail dicha factoría naval y, tras las Steam Packer Co. —los «Astupruebas de mar —que tuvieron rias» y «Alcántara»— tenían lugar en los primeros días de menos velocidad y, con los modiciembre— en febrero del año tores que entonces nevaban, adosiguiente, ya arranchado a son de lecían de mucha vibración. En 1935, el «Almeda Star» mar, zarpó de Londres en viaje inaugural a puertos sudamerica- fue modernizado y, con proa Maiern —entonces denominada nos. En los viajes de ida, los vapo- «de cuchara»— su tonelaje ascenres de la Blue Star Line hacían dió a 14.935 toneladas y la esloescalas regulares en Lisboa, San ra a 181,9 metros. La acomodaVicente de Cabo Verde —luego ción para pasajeros quedó en 190 Santa Cruz de Tenerife— Río de pero, al mismo tiempo, aumenJaneiro, Montevideo y Buenos tó la capacidad en bodegas. Con Aires. En los de vuelta recalaban su nueva estampa marinera, el por los mismos puertos y, así, la «Almeda Star» reanudó sus esnaviera se incorporó luego a la calas en el puerto de la capital tiSouth American Freight Confe- nerfeña —las mismas obras se realizaban en los «Andalucía rence. El «Almeda Star» estaba Star» y «Avila Star» —y, cuanequipado con dos grupos de tur- do en 1939 comenzó a sonar el binas Parsons que, con 8.400 Shp cañón de la guerra, como sus gesobre dos líneas de ejes, le da- melos vistió el triste sayal gris ban media de 16 nudos a régimen que caracterizó a las flotas mernormal, si bien en las pruebas de cantes de las naciones beligeranmar y consumo alcanzó y sostu- tes. vo sin esfuerzo alguno los 17. El 17 de enero de 1941, el «AlCon acomodación para 160 pa- meda Star» fue torpedeado por sajeros en primera clase —los el submarino alemán «U-96» camarotes se repartían en cuatro cuando navegaba a unas 350 mide las siete cubiertas del «li- llas al Oeste de las Hébridas. ner»— y, en bodegas, tenía capa- Tras ser alcanzado por un torpecidad para la estiba de 419.480 do, el «liner» de la Blue Star se pies cúbicos de productos pere- mantuvo a flote durante unas seis cederos. horas; rematado por otros tres La estampa marinera del «Al- torpedos, en el hundimiento pemeda Star» —luego repetida en recieron 194 pasajeros y 166 trisus gemelos— era sobria y ele- pulantes. gante, muy de acuerdo con la En 1937, el «Andalucía Star» época: branque recto, popa de espejo, dos palos en caída ele- fue sometido a las mismas obras gante —a son de igual número de de modernización y, como el chimeneas con sombrerete— y, «Almeda», fue una de las primeen los extremos del castillo, al- ras víctimas de la naviera en la cázar y toldilla, repartía cuatro guerra en la mar. El 7 de octubre de 1942, a 400 millas de pares de posteleros. El «Andalucía» —luego «An- Monrovia fue torpedeado y hundalucía Star» —fue la construc- dido por el submarino «U-107» y, ción número 920 de la citada en el naufragio, perecieron cuaCammell Laird, en cuyos astille- tro hombres de su tripulación. LOS «ALMEDA STAR» Y «ANDALUCÍA STAR»
LOS «AVILA STAR» Y «AVELONA STAR» El «Avila» —en mayo de 1929 rebautizado «Avila Star» fue botado el 22 de septiembre de 1926 en los astilleros de la empresa John Brown, en Clydebank. Era la construcción número 514 de la citada factoría naval y, el 10 de marzo del año siguiente, zarpó de Londres en viaje inaugural a puertos del Plata. Gemelo de los «Almeda Star» y «Andalucía Star», el «Avila» fue modernizado en 1935, incluso con proa Maiern, con la que ganó elegancia su estampa marinera. Las chimeneas —ya sin sombrerete— ganaron altura y gallardía y, con la prestancia que siempre tuvo y mantuvo, el «Avila Star» volvió a su antiguo servicio a puertos de América del Sur. El 5 de junio de 1942, cuando el «Avüa Star» venía en viaje de vuelta de Buenos Aires — entonces estaba al mando del capitán Fisher—a unas 100 millas de las Azores fue torpedeado y hundido por el submarino alemán «U-201». Sesenta y dos de sus pasajeros y tripulantes perecieron en el naufragio y, los setenta y cinco restantes, después de larga búsqueda fueron recogidos por buques de guerra portugueses que habían captado las señales que en petición de ayuda había lanzado el trasatlántico de la Blue Star Line. El«Avelona Star» —botado el 6 de diciembre de 1926 en los astilleros de la John Brown —fue uno de los barcos afectados por la crisis mundial de los primeros años 30. Bajaron los fletes y, en los puertos del mundo, los mercantes de todo tipo y bandera se amarraron a la espera de mejores tiempos. Unos, casi nuevos, fueron al desguace prosaico, al correr de los sopletes y, con aire alegre y casi verbenero, para siempre desaparecieron de la mar. Otros cubiertos de herrumbre y con las chimeneas entoldadas, llegaron al momento de la subida de fletes, a la reactivación del tráfico marítimo y, tam-
bién, al momento en que las calderas, ya encendidas, «caldiaban» y levantaban presión para volver a impulsar alternativas triples o turbina. El «Avelona Star» escapó del desguace pero, en 1934, fue convertido en carguero. Se le suprimió parte de la superestructura —y con ella la acomodación para pasajeros— y, si bien se le añadieron nuevos posteleros a popa, para siempre desapareció la chimenea popel. Y, así transformado, el «Avelona Star» volvió al puerto de Santa Cruz de Tenerife, en el cual continuó sus escalas regulares hasta que en 1939 se rompió en Europa, y luego en el mundo todo, el frágil cristal de la paz. Terminaba mayo de 1940 cuando el «Avelona Star» — entonces al mando del capitán Hopper— zarpó de Buenos Aires con unas 8.000 toneladas de carne congelada. Una vez en franquía, el «Avelona» arrumbó a Freetown, puerto en el que tenía que unirse a un convoy destinado a puertos del Reino Unido. Tal convoy estaba compuesto por 34 cargueros que, con su correspondiente escolta, se hicieron a la mar ajustando la velocidad a la del barco rhásjento. El 30 de junio, ya el «Avelona Star» navegaba a unas 200 millas de Cabo Finisterre y, de acuerdo con las instrucciones del comodor que mandaba el convoy, los mercantes que lo integraban comenzaron a navegar en zig-zag pero, a pesar de tales precauciones, el carguero de la Blue Star Line fue alcanzado por un torpedo lanzado por el submarino «U-43». Mientras el convoy seguía a rumbo y el «Avelona Star» se hundía —en la explosión del torpedo murieron cuatro de sus tripulantes— el vapor «Beignon» moderó para recoger a los supervivientes y, con ellos a bordo, dio «avante toda» para incorporarse al convoy que desaparecía bajo la línea lejana del horizonte. El valiente carguero no logró su objetivo pues, también torpedeado, se hundió y se llevó con-
El «Arandora Star» fue botado el 4 de enero de 1927 en los astilleros de la Cammell Laird. Comenzó a navegar en mayo del mismo año y, como el «Avelona», fue afectado por la crisis económica mundial y la consiguiente baja de fletes. En 1930, totalmente pintado de blanco fue dedicado a cruceros de turismo y, como ya indicamos, el 9 de junio de dicho año arribó a Santa Cruz al mando del capitán Moulton, el más celebre y popular en la naviera. Dado el éxito logrado por el «Arandora», la Blue Star decidió destinario sólo a la realización de cruceros de turismo y, en 1934, el «liner» quedó listo para tal cometido. Así, el 27 de noviembre del mismo año, con el «Viceroy of India» —de la P. and O.— compartió atraque en nuestro puerto y, días más tarde, le siguió el «Duchess of Richmond», en el cual viajaban ios duques de Kent. Con otros trasatlánticos ingleses —«Moldavia», «Orama», «Empress of Australia», «Strahnaver», «Homeric», el tristemente célebre «Lancastria», etc.— hasta que comenzó, en 1939, la Segunda Guerra Mundial, el «Arandora Star» fue escala regular en Santa Cruz de Tenerife. Requisado para su conversión en transporte de tropas, fue luego bombardeado por la aviación alemana cuando se encontraba fondeado en aguas del Mersey. Una vez reparado, intervino en | la evacuación de las tropas franco-británicas destacadas en el puerto noruego de Narvik y, el 1 de julio de 1940, zarpó de Liverpool llevando a su bordo 1.178 internados y prisioneros de guerra alemanes e italianos, cifra a la que había que añadir 430 entre tripulantes y guardia armada. El «Arandora Star» navegaba sin escolta y, al día siguiente — cuando estaba a 75 millas de Bloody Foreland— fue alcanzado, a la altura de la sala de máquinas, por un torpedo lanzado por el submarino alemán «U-47». El pánico entre sus forzados pasajeros fue enorme, lo que imposibilitó el lanzamiento de los botes salvavidas y balsas y, así —cuando una hora después el «Arandora» desapareció bajo las olas— con él lo hicieron 470 italianos, 143 alemanes y 148 ingleses. En el naufragio pereció el capitán Moulton —el que lo mandó en sus escalas en Santa Cruz de Tenerife— al que, como homenaje postumo, se le otorgó la War Medal for Bravery at Sea. Al día siguiente, los supervivientes del hundimiento del «Arandora Star» fueron avistados por un hidro «Sunderland» —de gran radio de acción y dedicado a tareas de reconocimiento— que guió a los destructores «Walker» y «St. Laurent» a la zona en la que, durante horas, se dedicaron a la humanitaria tarea de rescatar náufragos. En 1945 volvió la paz al mundo y, dos años más tarde —y siempre vía el Puerto de Santa Cruz de Tenerife— la Blue Star Line reanudó su línea al Plata con el «Argentina Star», seguido posteriormente por los «Brasil Star», «Uruguay Star» y «Paraguay Star», «liners» de los que, algún día, nos ocuparemos dada su muy larga vinculación a las aguas tinerfeñas.
Juan A. Padrón Albornoz