Alkarren barri 282 (Otsaila/Febrero)

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ALKARREN BARRI 282 OTSAILA 2022

BIZIERA ERLIJIOSOA

Las Pasionistas, “la esperanza de los pequeños” 150 aniversario de la Restauración de la congregación El 2 de febrero, la Iglesia celebra el Día de la Vida Consagrada que, este año, haciendo un guiño al Sínodo, invita a realizar el camino juntos. Es un lema que reconocen las religiosas de la congregación de las Pasionistas, que están celebrando 150 años de la Restauración. Fueron fundadas por una laica casada, una comprometida madre de familia que ayudaba a jóvenes prostituidas, en Florencia. Tras fallecern su hijo, se encargó de la fundación con la ayuda de una Junta, la cual quiso cambiar la misión de las religiosas. Finalmente, en 1866 se suprimió la congregación, pero volvieron a vestir el hábito en 1872 conservando la intuición y la espiritualidad de la fundadora. Y ahora están celebrando ese segundo momento. Las pasionistas, con dos comunidades en Bizkaia, prosiguen con esta labor de acompañamiento a mujeres y jóvenes en situaciones adversas. Acompañan en el centro de San Francisco `Hargindegi´, o en un piso de Bilbao, junto a las Oblatas, a mujeres que han sido víctimas de trata.

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ibiana NGoyi Abetu y Marcela Madariaga son dos hermanas pasionistas que residen en las comunidades de Bilbao y de Etxebarri. Marcela, nacida en Fika, quiso ser monja y pasionista desde joven, “porque les conocía, ya que tenía un familiar en la congregación”. Le costó tomar la decisión, pero finalmente pensó que era su camino. Con 21 años marchó a Irun para cumplir su sueño. Primero la destinaron a Florencia, donde se dedicó a estudiar y a formarse. De ahí, a Madrid, a estudiar magisterio. Una vez finalizada la formación le reclamaron en Iurreta como andereño. Unos años en el colegio María Goretti y de nuevo al extranjero. Esta vez a Colombia, otros 11 años. Un periplo. Pero, la vida religiosa es así: acuden allá donde les necesitan. Se ha dedicado a labores pastorales y estructurales en el seno de la orden y últimamente, hasta el estallido de la pandemia, acompañaba

MARCELA MADARIAGA Y BIBIANA NGOYI ABETU

a personas enfermas en el hospital de Santa Marina. Ahora, se dedica a ayudar a las monjas mayores de su comunidad. Son ya 20 años de vida religiosa pasionista de la congoleña Bibiana. En la

catequesis, con 10 años, comprendió que la fe no es algo que se encuentra en los libros “sino vivencial”. Por eso, ella y sus amigas salían de misa y se dedicaban a ayudar a las personas que vivían solas en el barrio. Les limpiaban los platos o les

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hacían compañía “pero lo más importante es que les llevábamos alegría”. Es un recuerdo que hace que le chisporroteen los ojos. Desde entonces, Dios ha ido encajando las piezas del puzzle de su vida hasta


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