MINISTERIO ORDENADO ALKARREN BARRI 265 MARTXOA 2020
ROBERTO CASAS:
“EL SERVICIO A LA IGLESIA SUPONE UN EJE QUE ARTICULA LA TOTALIDAD DE MI EXISTENCIA” El 19 de marzo el obispo ordenará diácono permanente a Roberto Casas Andrés, en la parroquia de San Vicente de Barakaldo. Casas es miembro de la comunidad eclesial de San Vicente, en la Unidad Pastoral de Barakaldo, y trabaja como profesor de religión en la Escuela Pública desde hace más de 20 años, donde, además es representante sindical de este colectivo. Colabora con el Instituto Diocesano de Teología y Pastoral (IDTP) y con el Instituto Superior de Ciencias Religiosas de Barcelona (ISCREB) como profesor de teología. Está casado con Merche Mella y tienen una hija y un hijo, María y Abraham. ¿Por qué diaconado permanente? Desde hace muchos años, mi vida ha estado volcada al servicio a la comunidad eclesial desde muchos puntos de vista. La dimensión de la caridad y la justicia siempre ha estado muy presente en mi vida y, desde hace ya unos cuantos años, se ha concretado en el compromiso sindical a favor de las condiciones laborales del profesorado de religión en la Enseñanza Pública. Desde mi condición de persona casada, experimento que en mi vida el servicio a la Iglesia supone un eje que articula la totalidad de mi existencia, y he ido descubriendo que esa identidad sólo se expresa plenamente a través del ministerio ordenado.
favor de un mayor protagonismo de los laicos y laicas. Sin embargo, poco a poco me fui dando cuenta de que yo no podía negar cómo me entendía a mí mismo, y que mi existencia estaba estructurada por el servicio al mundo y a la Iglesia. En ese camino fui siendo consciente de que el diaconado permanente, no sólo no apuntala el clericalismo, sino que, al contrario, supone dar una mayor riqueza y variedad al ministerio ordenado, de manera que la comunidad eclesial se vaya entendiendo más como una comunidad de la que surgen diferentes ministerios, en lugar de una masa de creyentes, los laicos, guiados por un conjunto de dirigentes investidos con el poder sagrado, el clero. No me gusta la terminología en la
¿Cómo afrontas esta nueva etapa? Con mucha ilusión y alegría, aunque también con mucho respeto por la responsabilidad que voy a adquirir. La Iglesia no es un conjunto de personas que comparten las mismas ideas y que por eso han decidido juntarse, sino que es una comunidad convocada por Jesucristo, que la ha llamado para ser signo eficaz de su salvación en el mundo. El ministerio ordenado supone hacer presente ante la comunidad a aquel que la convoca y anima y, en concreto, el ministerio diaconal debe hacer presente a Cristo servidor, para hacer que esta comunidad esté al servicio de un mundo más justo y fraterno. ¿Cómo comenzaste a plantearte esta vocación? Durante muchos años fui bastante crítico con la figura de los diáconos permanentes, porque pensaba que su desarrollo servía para apuntalar un clericalismo que había que superar en
Ez neban neure burua alkarteagazko konpromiso honi familiaren euskarri, inspirazino eta kontraste barik aurre egiteko gauza ikusten 27
que se acentúa que hay que dar más protagonismo al laicado, como si fueran algo diferente del clero. Ante todo, somos una comunidad, el Pueblo de Dios, de la que brotan numerosos ministerios, unos ordenados y otros no, que deben ser convenientemente reconocidos e institucionalizados, y que únicamente tienen sentido como ministerios al servicio de la construcción de esa comunidad de la que no dejan de formar parte. Así pues, debemos superar el binomio “clérigos/laicos” y caminar hacia una Iglesia en clave de “comunidad/ministerios”. ¿Cómo lo vive tu entorno más cercano? En general, a la gente que me conoce no le ha extrañado del todo, aunque muchos de mis amigos siguen viendo en el diaconado esa tendencia al clericalismo a la que me refería antes y eso da pie a numerosas conversaciones, que a mí no me incomodan, sino que, al contrario, me dan pie para que pueda explicar cómo el diaconado supone ampliar la paleta de colores del ministerio ordenado, que tanta falta le hace. Ojalá en un tiempo no muy lejano también las mujeres puedan ampliar esa paleta de colores del ministerio ordenado. En el entorno familiar no voy a negar que al principio hubo bastante incomprensión, sin embargo, mi mujer, mi hija y mi hijo me conocen bien, y saben que mi existencia está ligada al servicio a la comunidad de una manera que sólo se puede expresar con el Sacramento del Orden, y han sido para mí un apoyo fundamental en el camino de preparación hacia este ministerio. No me vería con fuerzas de afrontar este compromiso con la comunidad sin el sostén, la inspiración y el contraste que mi familia supone para mí •