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centros diocesanos
Otxarkoaga: 50 años vistiendo a cada pantorrilla su pantalón El Centro Formativo Otxarkoaga, centro Diocesano de educación integral, clausuró el pasado 4 de noviembre, los actos organizados con motivo del 50 aniversario del centro. La Escuela Profesional educa desde hace medio siglo a personas jóvenes y adolescentes, con una concepción humano-cristiana de la persona, la vida y el mundo. Su labor se fundamenta en favorecer la inserción de los estudiantes en el mundo laboral basándose en el compromiso, la convivencia, el diálogo y el trabajo en equipo. Y los resultados avalan su gestión porque “el alumnado se siente querido” y para ellos eso es lo más importante. El director Javier Laiseca y el docente, Jesús Mari Paredes, quien está ligado al centro desde sus inicios dan cuenta del devenir de una escuela profesional muy ligada al barrio de Otxarkoaga. Aunque el fundador, Diego Berguices, no es partidario de homenajes, en los actos organizados siempre ha sobrevolado su figura
gar las primeras familias. El barrio carecía de recursos educativos, sanitarios. Se construyen 3.576 viviendas en un año. Tiempo record.
La familia no ha querido que se le hiciera ningún reconocimiento porque la voluntad de Diego ha sido esa. Pero es verdad que la Escuela no se puede entender sin él.
Diego se encontró con mucha gente joven y apostó por la educación
Fue un presbítero diocesano que en 1961, llega con los primeros vecinos al barrio. Viene junto a Andrés Bilbao, otro cura, y Txomin Bereciartua. Luego Javier y Gorka Aulestia. Entonces había dos parroquias: El Santísimo Nombre de María y la parroquia de los Santos Justo y Pastor. Actualmente la primera esta desacralizada. El barrio estaba recién construido y comenzaron a lle-
Había unas 17 o 18 mil personas, con seis o siete habitantes en cada vivienda. Diego abordó el tema de la educación. Hijo de un docente, algunos compañeros ya le calificaban como “maestro”. Comenzó a montar la primera experiencia escolar en la propia iglesia, en septiembre de 1961. Como tenía relación con las monjas Mercedarias éstas convencieron con las chicas en la parroquia de los Santos Justo y Pastor y con los chicos, en la otra parroquia.
diego berguices
Diego asumió la dirección del proyecto desde sus inicios
taller de madera (1966)
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Diego asume la dirección del proyecto de las escuelas, los demás le echan una mano para dar las clases que les encomendaba. Otro presbítero, Javier Astorqui, consigue los pupitres y otros materiales que se necesitaban para las aulas. Al tiempo, las religiosas Misioneras Mercedarias de Berriz abrieron en el barrio el centro educativo femenino, el Colegio Vera Cruz. Para el centro masculino, Javier Astorqui realizó gestiones con Iberduero para que le regalaran los pabellones que utilizaron los ingenieros para construir una presa en Salamanca. Los desmontaron y los trajeron pieza por